Por Alma Gonzalez y Ailen Argañin
Fotografía: Gentileza Belén Tenaglia / FM en Transito - La Retaguardia

A los 77 años y mientras era juzgado por crímenes de lesa humanidad, falleció ayer el genocida y apropiador de bebés Juan Carlos Vázquez Sarmiento. Prófugo de la justicia durante dos décadas, nunca dio información sobre sus víctimas ni tuvo condena firme por sus crímenes.

Juan Carlos Vázquez Sarmiento, conocido como “el Colo” en sus años a cargo del circuito represivo de la zona oeste del Gran Buenos Aires, logró con su muerte la impunidad que en tantas oportunidades buscó: prófugo de la justicia durante casi dos décadas y protagonista de dos noticias en el último año: una por posar en una fotografía junto a un grupo de represores condenados y un diputados de La Libertad Avanza en julio de 2024. La otra fue exhibir su genitales a través de la cámara de un Zoom en la tercera audiencia del juicio por la Megacausa Mansión Seré y RIBA II el 24 de septiembre del año pasado, alegando senilidad, con el objetivo de ser declarado insano para afrontar el proceso. En la primera sesión de este año su defensa presentó un nuevo informe expedido por el penal de Ezeiza donde se constató el deterioro de su salud.

Al día de su muerte estaba cumpliendo la sentencia de 11 años en el penal de Ezeiza por la apropiación del nieto 102, Ezequiel Rochistein Tauro. A su vez, era juzgado en la megacausa Mansión Seré IV y RIBA II, por el secuestro de los miembros de la familia Pérez Roisinblit en en 1978: José Manuel Pérez Rojo, Patricia Roisinblit, embarazada de ocho meses, y su hija de tan solo un año, Mariana Eva Pérez. El hijo menor, Guillermo Roisinblit, nació en la ESMA, a donde su madre fue trasladada en cautiverio para dar a luz.

El silencio de Vázquez Sarmiento es el mismo que el de muchos otros genocidas que murieron sin dar a conocer dónde están los cuerpos de los desaparecidos o los bebés apropiados. Mariana Eva Pérez es querellante de la causa y nunca guardó esperanzas de que Vázquez Sarmiento hablara: “Lo que sabemos y reconstruimos es siempre gracias a los sobrevivientes. La impunidad, como sucedió en la década del 90, no sirve. En aquella época podían hablar libremente y no lo hicieron. Ya aprendimos que ahí no hay nada para nosotros, que van a ejercer la crueldad hasta el final sin decirnos que hicieron con nuestros seres queridos, llevando eso a la tumba”. Sobre el proceso judicial señaló: “La justicia actuó correctamente, se le otorgó defensa oficial, atención médica y los estudios correspondientes. Si llegó a ser juzgado en este estado fue porque estuvo 19 años prófugo”.

En la misma línea, Pablo Llonto, abogado de Maria Eva Pérez, tras la noticia del fallecimiento de Vázquez Sarmiento declaró a ANCCOM: “Si desde la Corte se dieran directivas claras y fondos, muchos jueces y juezas no harían lo que están haciendo en los últimos tiempos, que es demorar intencionalmente estos juicios y las investigaciones burlándose así de miles y miles de víctimas”. El abogado querellante expresó su disconformidad en torno a los tiempos de la justicia y al accionar de algunos miembros del tribunal en el desarrollo del juicio, que tras distintas postergaciones a lo largo de dos años y un esquema de sesiones aún más prolongado por alternar con el juicio de Campo de Mayo: “La muerte de Vázquez Sarmiento no nos ha sorprendido, cómo no sorprende ya la lentitud de la justicia en llevar adelante juicios por asesinatos, secuestros, torturas y apropiaciones de niños cometidas hace casi 50 años”. Una inoperancia intencionada, enfatizó Llonto”: “En este caso, de muerte de un genocida en pleno juicio oral, es otra muestra de la insensibilidad de la Corte o de algunos miembros, que no cumplen con sus obligaciones de dar celeridad y de poner recursos en los juzgados que investigan los más grandes crímenes cometidos en la Argentina”.

Mariana Pérez señaló que al conocer las últimas pericias, que indicaban el desenlace inminente, presentaron al Tribunal un pedido para continuar en el juicio por el derecho a la verdad, ya que la muerte del procesado es causa de extinción penal y quedarían fuera del debate oral como querella. A la espera de la respuesta del Tribunal, ella determinó que en caso de no poder seguir acompañando el proceso desde adentro lo hará como público: “Es un compromiso que no voy a abandonar y el público es un actor por demás de importante en los juicios”. Sobre el desarrollo del juicio explica que “la etapa de instrucción no está ni cerrada ni clausurada. Hay un montón de medidas que venimos pidiendo desde hace muchos años y que aún hoy no se cumplieron”. Detalla entre ellas la continua desconsideración de la responsabilidad de otros miembros de RIBA (Regional de Inteligencia de la Provincia de Buenos Aires) y víctimas, que a pesar de haberla identificado como su lugar de secuestro, siguen sin ser consideradas como tales. “Ese es el caso del socio de mi papá, que por primera vez estaba incluido en un juicio de Lesa Humanidad y que se quedará fuera otra vez, por estar abarcado en la causa de Vázquez Sarmiento”. Así como también, la necesidad de comprender que RIBA “no era una comisaría o base militar con funcionamiento normal previo a la dictadura, sino que se creó con fines represivos, para luchar contra la subversión en la Zona Oeste del Gran Buenos Aires. Y que todas las personas de allí están comprometidas y sus manos manchadas de sangre”.

Desde el aspecto personal del proceso señala que la megacausa, a diferencia de procesos judiciales anteriores, donde solo se juzgó la desaparición de sus padres, le dio otra visión de lo ocurrido: “Me permitió poner nuestra historia familiar en perspectiva con la lucha colectiva y la represión de toda disidencia política en Zona Oeste. Una lucha política que para mis padres tenía sentido. Por eso, aunque Vázquez Sarmiento haya muerto condenado sólo por la apropiación de Ezequiel Rochistein Tauro, para mí es un montón y lo siento en parte reparador. Quizás por ser casos tan unidos, termina teniendo que ver con nuestra historia familiar: sus padres como los míos también fueron parte de la columna oeste de montoneros”.

“Yo no puedo llamar ‘la justicia’ al Poder Judicial, porque en mi caso dista mucho de lo que necesito y de lo que tiene para aportar con respecto a mi propia historia. Estoy cansado de lo que viene sucediendo últimamente”, sostuvo Pérez Roisinblit.

Preguntas sin respuestas

Por su parte Guillermo Pérez Roisimblit, querellante junto a Abuelas de Plaza de Mayo por la desaparición de sus padres, en diálogo con ANCCOM expresó: “Me gustaría poder preguntarle a Vázquez Sarmiento ¿cuánto tiempo es suficiente? ¿Cuánto tiempo necesita tener desaparecidos a mis padres, cuánto necesita mantener desaparecidas a sus víctimas? ¿Cuánto es demasiado? ¿Con cuántos años él se sentiría feliz?”  Sostuvo que existe aún una especie de venganza y castigo de parte de los militares con respecto a sus víctimas: “Eligen mantener y sostener este pacto de silencio en el cual no aportan absolutamente nada porque es la última victoria, la frutilla del postre: llevarse la verdad a sus tumbas. Estamos hablando de gente de la peor calaña, que no tiene respeto por la vida humana, que disfruta de la situación en la que tuvo a sus víctimas y también en sostener la desaparición a lo largo del tiempo”.

“Yo no puedo llamar ‘la justicia’ al Poder Judicial, porque en mi caso dista mucho de lo que necesito y de lo que tiene para aportar con respecto a mi propia historia. Estoy cansado de lo que viene sucediendo últimamente”, sostuvo, y agregó: “A mí no me encuentra el Poder Judicial, un juez, un juzgado: a mí me encuentran las Abuelas y gracias al aporte, a la colaboración de una persona de la sociedad que hizo un llamado anónimo a la casa de las Abuelas y así se resolvieron veintiún años de búsqueda”. Desde que lo encontraron, sostuvo, se demoraron 13 años para investigar la responsabilidad de los miembros de la RIBA en el secuestro de su familia, y aun así no tuvieron en cuenta su apropiación al momento de imputar a Vázquez Sarmiento: “Es imposible fácticamente que, siendo superior de Francisco Gómez, habiendo participado del grupo de tareas que secuestró a mis padres y a mi dentro del vientre de mi madre, habiéndose apropiado de Rochistein Tauro, que Vázquez Sarmiento no haya tenido algún grado de participación en mi apropiación”.

“No puede ser que se trate de uno de los genocidas con más participación en la Fuerza Aérea y que sin embargo tenga una sola condena y haya estado encarcelado únicamente cuatro años”, expresó Pérez Roisimblit acerca de la vida de impunidad de Vázquez Sarmiento. “Tiene las manos manchadas con sangre de tantas víctimas, muy barato le salió la cantidad de vidas que arruinó, el daño que hizo, la cantidad de personas que carga en su haber”. A la vez, puntualizó en que si bien Vázquez Sarmiento murió procesado y encarcelado, estaba siendo juzgado por crímenes cometidos hace 46 años y que hacía solo cuatro años que cumplía una condena: “Habiendo encontrado en el 2021 a Vázquez Sarmiento, yo no entiendo cómo estamos hoy en el 2025 y el juicio no avanzó casi nada: estaba absolutamente todo para que se investigara su responsabilidad”.

“Era muy importante para mí poder escuchar lo que tuviera para decir y que también él escuchara mi testimonio”, sostuvo Pérez Roinsimblit. De todas formas, le gustaría seguir participando en el juicio dado que es de crucial importancia lo que pueda ocurrir alrededor del imputado Leston, vinculado también a la desaparición de sus padres; de la misma forma que está expectante por la posible declaración de Ezequiel Rochistein Tauro, quien aún no ha tenido la posibilidad de hacerlo.

La próxima sesión del juicio Mansión Seré IV y RIBA II se llevará a cabo de forma virtual, mañana a las 9 AM y se podrá ver a través del canal de youtube de La retaguardia.