Estudiantes e investigadores que utilizan el predio se quejan porque deben suspender sus actividades cuando es alquilado para eventos privados. Además, denuncian que los ruidos elevados arruinan sus experimentos y daña la fauna autóctona. Se cuela el debate por el financiamiento de los estudios superiores.
La Asamblea en Defensa de la Reserva Ecológica de la Ciudad Universitaria-Costanera Norte, FADU en Lucha y la Coordinadora Interclaustros Exactas realizaron jornadas de protesta contra el uso privatizado del predio de Ciudad Universitaria, que se viene alquilando para espectáculos privado, cada vez con más frecuencia y por más tiempo. En esta occasion, la empresa Disney se encuentra realizando el evento «Una Navidad inolvidable» desde el 11 hasta el 18 de diciembre.
“Se hizo habitué alquilar y cerrar todo el predio” denunció Josefina Bueno, una de las manifestantes, el jueves último en la jornada de protesta, mientras sus compañeros escribían carteles en el medio del Pabellón 3, perteneciente a la Facultad de Arquitectura, Diseño y Urbanismo.
Martín Echeverría, estudiante de Biología, agregó: “Arrancó con los eventos de Cattáneo, después hubo otro recital de música electrónica que interrumpió La Noche de los Museos, que es una actividad propia de la Facultad y que no se pudo hacer porque estaba elpredio estaba alquilado para ese evento. Y ahora nos desayunamos con este evento masivo de una semana, de Disney, en el predio de Deportes”, cuyas pruebas de sonido empezaron los primeros días de diciembre.
Una investigadora integrante de la asamblea que pidió mantener el anonimato para evitar represalias relató que “durante el verano lo alquilaron un par de veces, era día de semana, pero era verano. En fines de semana o feriados se alquiló uno o dos días. Es la primera vez, que hay un evento que dure 8 días sostenidos, en época de finales, lo cual es pésimo porque es el peor momento. Antes era un día, después fue un fin de semana, después dos seguidos, ahora es una semana y un poquito más. Siempre queda preguntarse: ¿Cuál es el límite? ¿Un día van a cerrar la facultad todo un mes? ¿O se cancela un cuatrimestre?”. Describió también que “las autoridades de la facultad dieron el mensaje que, para poder circular mejor y adaptarse a la situación, hay que terminar todas las actividades antes de las 16. Pero si hay horarios nocturnos para que la gente que trabaja pueda venir, ¿cómo hacen esas cursadas para tomar un final en su horario?”.
Además, Bueno explicó que “Exactas tiene un montón de investigaciones que requieren equipos calibrados muy finamente, las vibraciones tan altas y fuertes los descalibran. Se interrumpen experimentos porque la facultad te dice: “andate”. Esta y la próxima son semanas de finales, muchos se han reprogramado y los Centros de Estudiantes de FADU y Exactas no están hoy acá presentes”. De igual forma, subrayó: “El Rectorado se lo alquila a Disney, y esto deben ser varios miles de dólares y esa plata después no aparece, no la declaran y no la ve la comunidad. Es como dejar que esto se convierta en un shopping para que el Rectorado se lleve toda la guita”. La investigadora continuó: “Aparte, esto es un campo de deportes, no es un parque. Hay gente que hace gimnasia acá y desde el lunes pasado no está siendo usado. Hay colegios secundarios que vienen a hacer deportes, ¿se cancela gimnasia?”.
Josefina Bueno agregó: “El miércoles fuimos al Rectorado y llevamos las firmas de la comunidad educativa y de vecinos de CABA contra estos eventos, no nos dejaron pasar ni nos recibieron las firmas. Y no solo eso, sino que al costado nuestro pasó el decano de Exactas, Guillermo “Willy” Durán. Nos miró, le dijimos que traemos estas firmas por lo de la reserva, que por favor, las ingrese ya que él puede pasar al Consejo Superior. Nos ignoró, el propio decano de nuestra facultad”, enfatizó.
Consultado sobre este tema, Durán contradijo: “Estaba entrando a la reunión y les dije ´después hablamos´. Cuando salí, había tres pibes y fui el único decano que se quedó hablando con ellos, así que no es cierto que no les dí bola”. Sobre el alquiler en general, respondió de acuerdo a la resolución del Consejo Directivo de Exactas que manifiesta “profunda preocupación y rechazo al uso del predio de Ciudad Universitaria para eventos masivos, reclamar al Rector de la UBA la no continuidad de este tipo de eventos y solicitar a los y las legisladoras de la Ciudad de Buenos Aires que cambien el proyecto de Ley de Modificación del Código Urbanístico en la segunda lectura, eliminando los usos que habilitan eventos […] que pudiera interferir con el normal funcionamiento de las actividades académicas y científicas en Ciudad Universitaria, así como la integridad de la Reserva Ecológica Ciudad Universitaria – Costanera Norte”.
La jornada del jueves continuó con cánticos. Los asambleístas enfilaron hacia la puerta. Mientras repartían volantes aparecieron, de forma intempestiva, tres hombres a discutir las consignas de la asamblea. Uno de ellos, celular en mano, mostró un expediente al que la asamblea no había podido acceder y, ante la pregunta de quiénes eran y de cómo habían conseguido la información, simplemente hicieron silencio.
Quien parecía encabezar el grupo, habló con ANCCOM y pidió reserva de su nombre, aunque mencionó que tenía “amigos en la organización” del evento. “La idea era que la empresa iba a aportar los fondos para hacer la evaluación de los equipos (de investigación), entonces pedían que las facultades mandaran los nombres de los equipos, los manuales del fabricante y la última calibración, para que se pueda volver a hacer la recalibración a costa del organizador, jamás lo hicieron. Es un reclamo legítimo, que era reparable y no es que no hubo voluntad de resolver el problema, si el problema existió”. Y la misma fuente se quejó: “Se hacen mediciones en cada uno de los eventos para que se esté dentro de los rangos y de los estándares. Siempre que pasa un avión supera largamente, si pasa un avión y tapa el evento. Es más, dentro de todos los puntos que se toman para el estudio de contaminación sonora se toma la entrada a la reserva cada una hora durante toda la duración del evento”.
El martes de la semana pasada, el Ministerio de Capital Humano envió una nota a Ricardo Gelpi, rector de la Universidad de Buenos Aires, en la que se menciona que “la Subsecretaría de Políticas Universitarias le recuerda que los eventos privados para ingresos extrapresupuestarios no están dentro de las funciones principales de las instituciones de Educación Superior”.
Al respecto, el hombre con cercanía a la organización criticó: “¿Cuántos investigadores y docentes de estas propias facultades deben trabajar en el Ministerio de Capital Humano? Hay una contradicción en el mensaje gubernamental, criticaron los desfiles en las escaleras de la Facultad de Derecho y, por otra parte, dicen que las facultades tienen que arbitrarse los medios que puedan para generar recursos para cubrir los baches que ellos mismos provocan desde el punto de vista presupuestario. Cuando busco alguna vía para generarlos, criticás cómo los genero, y cuando te los pido, no me los das”.
La misma fuente continuó con las contradicciones que genera el alquiler del predio: “Hay una vía de reclamo que pasa por lo parlamentario: la Ley de Financiamiento Educativo que se impulsó y donde las autoridades de la facultad tuvieron mucho que ver, primero tuvo media sanción y después la voltearon. Hay un esfuerzo permanente de otras maneras para poder conseguir el financiamiento por la vía natural que sería una ley de Congreso pero… bueno, acá estamos… y hay cosas que se tienen que seguir pagando, fachadas que se caen. Vos fijate como está la facultad, toda la obra del frente estaba aprobada en el gobierno anterior y la mandaron a archivo, vas a tener andamios hasta el día del jopo”.
Sobre la cuestión monetaria, dijo que “en el contrato, que lo aprueba el Consejo Superior, están los valores, no es algo secreto. Ingresa por tesorería de la Universidad y después el gasto siempre tiene que ver con laburos de mantenimiento y obras. Hoy arreglar todo el frente son más de 5 mil millones de pesos, es de los años sesenta y aguantó bastante bien, además ganó premios internacionales en su momento y los materiales son bastante nobles”.
El evento de Disney no sólo generó problemas al interior de Ciudad Universitaria sino también para el ingreso. Varias líneas de colectivo modificaron su recorrido y dejaron a los pasajeros lejos del predio. Sobre eso, la misma fuente describió: “A principios de diciembre se acordó el tema de los traslados de combis, una desde Cantilo, la otra desde la entrada de Costanera Norte. Cada 10 minutos van y vienen desde las 16 hasta las 22. A la propia empresa se le hizo colocar el servicio”.
Durante la charla, la parada de colectivos era utilizada por las combis blancas de las cuales bajaban asistentes al evento regularmente, pero no pudimos distinguir nadie que fuese hacia el lado de los edificios educativos. En una recorrida por los trayectos mencionados que ya no hacen los colectivos, tampoco se observaron señalizaciones al respecto de que te llevasen a Ciudad Universitaria en combi.
Al rato, la fuente vinculada a la organización regresó, celular en mano, a mostrarnos un mensaje de WhatsApp: “En este momento hicieron las mediciones de sonido de impacto acústico en el punto de ingreso a la reserva, tenemos que la festividad de egresados de alumnos da como resultado 83 decibeles y el sonido del evento en ese mismo punto es de 56”, señaló.
Quienes pudieron rendir y recibirse celebraban, con la parafernalia clásica de huevos, música y aerosoles. Josefina Bueno respondió que “las fiestas de recibidas masivas en FADU es algo que denunciamos y contra lo que protestamos, no solo son malas por la contaminación sonora sino residual, queda todo el humedal lleno de basura. De hecho, el año pasado formamos una «guardia» para evitar que se acercaran a la Reserva”.
Sobre las mediciones, exclamó: “Somos bastante escépticos. El año pasado, el GCBA hizo un informe de impacto ambiental por la construcción de bares en la reserva que junto al rectorado de la UBA estaban haciendo, y ahí se decía que hasta eran beneficiosos para la ecología de la reserva”. A ello una investigadora integrante de la asamblea que no quiso dar su nombre agregó: “Siempre tenemos mucho ruido, no es solamente los recitales. Los aviones hacen temblar todos las mesadas, pero es medio difícil mover Aeroparque aunque todos queremos hacerlo. Hay un reclamo formal y es histórico, pero si hay de base una cosa que afecta, ¿para qué hacer más ruido? No es que bueno, ya fue, destrocémoslo porque ya hay aviones. Justamente, ya está resentido el ambiente, entonces no agraven la situación”.
Sobre los fondos, declaró:“Aunque toda la plata del evento viniera acá, no es la forma” y objetó que “el mantenimiento de los pabellones, el financiamiento de la infraestructura, de los servicios y los sueldos de los docentes son responsabilidad del Estado nacional. No es cuestión de alquilar un pedazo para mantener el otro, porque tampoco podemos trabajar así. Si no nos pagan sueldos, los servicios y la luz, no podemos trabajar. Pero si no podemos acceder, o si nos tiembla el piso, o si tenemos luces en el espacio nocturno que afectan a la reserva, tampoco podemos hacer nuestro trabajo bien. Entonces, no es que te financian el trabajo, es que te impiden el trabajo o te lo dificultan”.
“Si no te dan los fondos, vos te pones al frente del reclamo y haces todo lo que está a tu alcance y usas todo tu poder para exigir que te los den. Y si no, si quieren alquilar algo, que busquen algo que no afecta al normal funcionamiento de las cosas. Que hablen con la comunidad y le pregunten qué servicios tienen para ofrecer, cómo recaudamos. Que abran la discusión, porque esto está completamente en contra de lo que quiere toda la comunidad”, recalcó la investigadora.
Echeverría comentó también: “No tenemos mucho canal de discusión con el Consejo Superior o con el Rectorado, que es donde se toman estas decisiones, y nos vemos reducidos a hacer este tipo de manifestaciones”. Continuó explicando que “si bien no es mi línea de investigación en particular, sé de mucha gente que trabaja con animales que son muy afectados por todo lo que sea ruido y luces. Ya ocurrió que se escuchan ruidos fuertes y los ratones, por el nivel de estrés al que son sometidos, empezaron a lastimarse entre ellos, por poner un ejemplo. Ligado a eso, no hay solo animales que se usan para investigación, sino que tenemos a 200 metros de esta entrada, una reserva ecológica donde viven coipos, muchísimas especies de aves y es uno de los puntos de la ciudad donde más especies nativas de aves se pueden observar”. Echeverría detalló: “A las aves la exposición a este tipo de luz y sonido fuerte puede afectar sus patrones reproductivos también. En general, se ve muy afectada la vida silvestre, toda la fauna de la reserva, y no hay ningún tipo de plan de contención para frenar eso, simplemente ocurre. Esto está enmarcado en cierto destrato a la reserva que ya es histórico, en su momento estuvieron los bares que se quisieron construir, que se pudieron frenar, pero no es una novedad que no se tenga en cuenta la reserva en el momento de planificar estos eventos”.
Bueno remarcó: “Está probado que las vibraciones de los grandes recitales de música irrumpen en la sensorialidad de las yararás, que para moverse y orientarse usan vibraciones. Si vos le metes música, las desorientás y así es como terminás teniéndolas acá en el predio, donde no deberían estar”. Esta serpiente posee un veneno que afecta la coagulación de la sangre, por eso agregó que “pone en peligro a las personas”.
Echeverría continuo: “Las investigaciones se ven interrumpidas y no solo porque tal vez esta semana no puedas acceder al predio, sino que si estás haciendo un muestreo con especies sensibles a este tipo de estreses, probablemente los datos que estabas obteniendo ya no sean útiles. Cuando pase este evento y de golpe los comportamientos de las yararás que estaban estudiando ya no sean los mismos porque sufrieron una semana entera de exposición a ruidos y luces a las que no están acostumbradas, la validez de esos resultados es muy discutible”. Recalcó asimismo: “Todos sabemos que estamos en un contexto donde los recursos no sobran para hacer investigación científica. Entonces no hay una abundancia de dinero y de personal disponible para replantear toda una investigación desde cero”.