Ya van tres jornadas del juicio oral y público que busca dilucidar qué pasó con el joven trans. Numerosos testimonios coinciden en calificar al acusado de violento y misógino. Un detenido por falso testimonio.
Luis Alberto Ramos, acusado de desaparecer y asesinar a Tehuel de La Torre.
El 17 de julio se llevó a cabo la tercera jornada de las 10 que compondrán el juicio a Luis Alberto Ramos por el asesinato del joven trans Tehuel de la Torre, con el agravante del odio hacia su identidad de género. Luego de dos jornadas ajetreadas y llenas de tensión, con testigos clave y testimonios contundentes, el escenario se muestra cada vez más complicado para el imputado.
Hacia las once de la mañana llegaron los magistrados Claudio Joaquín Bernard, Silvia Edit Hoerr y Ramiro Fernández Lorenzo, y se sentaron debajo del enorme crucifijo que está colgado de un viejo cortinado de la sala para dar comienzo a la audiencia que sería mucho más técnica que las dos primeras. En la segunda, del 16 de julio, una testigo fue detenida acusada de falso testimonio.
Inicios emocionales
Luis Ramos, quien ya había sido detenido por homicidio previamente al caso de Tehuel, era apodado en su barrio, en Alejandro Korn, como “el loco del cuchillo”, según varios testimonios de sus vecinos durante las primeras dos jornadas. Además, durante la apertura del juicio, dos testigos habían coincidido en describir la conducta de Ramos como “babosa”. “Era baboso con las mujeres. Aprovechaba su posición en el MST para acosar chicas”, había declarado la expareja del imputado, Catalina Salas, en la primera jornada, luego de relatar los abusos que sufría por parte de Ramos, quien incluso le provocó un aborto espontáneo a raíz de una golpiza. Además, Salas admitió haber realizado una denuncia a su expareja por abusar sexualmente de su hijo menor de edad. En línea con esto, Michelle Leyes, pareja de Tehuel, dijo ante los magistrados que “Ramos nos había invitado a cenar una vez a Tehuel, a mi y a mi hijo. Me negué porque Tehuel me había contado lo de la denuncia y porque había escuchado que acosaba chicas”.
En sintonía con el tono emocional y personal de la primera audiencia, la jornada del 16 contó con ocho testigos más, entre ellos, vecinos y familiares de Ramos. Además, compareció una testigo que oscurecería aún más la situación del detenido: Priscila Molero, la última pareja de Ramos antes de que este perdiera su libertad. Molero comenzó su testimonio contando que solía trabajar limpiando y cuidando a la mamá del imputado, y negó todo tipo de vínculo romántico con él.
“Yo la última vez que lo vi a Ramos fue cuando mató a Tehuel”, afirmó Molero ante los magistrados, e instantáneamente se corrigió: “Fue cuando dijeron que mató a Tehuel”. Este error, sumado a numerosas inconsistencias en su relato, omisiones y negaciones a responder alegando falla de memoria, dieron la impresión al equipo de abogados querellantes que Molero sabía lo que ocurrió pero decidió ocultarlo. “No me acuerdo”, “no se” y “pasó mucho tiempo”, fueron sus respuestas recurrentes a lo largo de su testimonio, quien incluso llegó a reírse de las intervenciones del Tribunal. Por el contrario, la testigo sí respondió positivamente a las escasas preguntas realizadas por la defensa.
Le pidieron que leyera en voz alta los mensajes de WhatsApp que había intercambiado con Ramos, tanto antes como en los días posteriores a la desaparición de Tehuel. Estos mensajes debieron ser rescatados del celular de Ramos, ya que Molero los había eliminado. El fiscal Juan Pablo Caniggia le consultó por cómo tenía agendado a Ramos en su celular: “Creo que como Luis”, respondió Molero, pero luego las pruebas revelaron que su contacto estaba bajo el nombre de “Amorcito”. Finalmente, y luego de muchas preguntas e incoherencias, Molero admitió de manera reticente: “Teníamos una relación medio amorosa”.
A pesar de haber tenido una actitud con la que parecía defender a Ramos, Molero afirmó que había sido amenazada por el imputado, para luego negarlo. Además, si bien ante la fiscalía, admitió que Ramos la obligó a tener sexo con ella y que “se tuvo que dejar”, durante el juicio negó haber sufrido violencia de género. Por otro lado, la testigo declaró no conocer a Tehuel, pero admitió casi al finalizar su declaración que Ramos le había hablado de él, denominándolo como un “chico-chica”.
“¿Dónde está Tehuel?” preguntó la fiscalía, con una voz que resonó en las paredes fruto del cansancio hacia la actitud de la testigo. Molero, en una continuación de su comportamiento anterior, dijo no saber y se negó a continuar respondiendo. Ante esto, el Ministerio Público Fiscal y los abogados de la familia solicitaron la detención e imputación por falso testimonio de Morelo.
“Se ha constatado en la audiencia que la testigo ha sido reticente. Eso motivó innumerable cantidad de preguntas. En todas dijo no recordar. Contestaba una y otra vez: no recuerdo.” declaró el Tribunal, y continuó: “Al principio relativizó la relación con el imputado, sin embargo con los mensajes se vio que era todo lo contrario. Se procede a la inmediata aprehensión”, concluyó.
Norma Nahuelcura, antes de ingresar a la tercera jornada del juicio por la desaparicion de su hijo.
Además de la declaración de Molero, entre los testigos de la segunda jornada se encontraban Celeste Ramos, prima de Luis Ramos, Susana Noemí Coronel, su madre, y Alejandro Eber Sosa y Ricardo González, vecinos, entre otros.
Tanto su prima como su madre coinciden en que Ramos se presentó en su casa al momento en que estaba siendo buscado por la policía, y que se llevó de la casa una mochila con pastillas para tratamiento psiquiátrico de su tío, perfumes, un cuchillo y un carnet de discapacitado, y amenazó con un cuchillo a su prima para que no le dijera a la policía de la Dirección Nacional de Investigación Criminal (DDI) que él estaba ahí.
Alejandro Sosa, vecino del acusado, relató que una tarde llegó a su casa y descubrió a Ramos oculto en su baño durante un operativo policial en el marco de la investigación. «Por favor no me denuncies, yo no hice nada, yo no la maté», testificó Sosa que Ramos le dijo al descubrirlo escondido. “Yo no la conocía a la chica, no uso celulares. Me sorprende completamente todo esto”, agrega Sosa.
Ricardo González, por su parte, compartió que el día de la desaparición de Tehuel (a quien identificó como una chica), lo vio caminando junto al acusado.
Una jornada más técnica
“Las jornadas del lunes y del martes fueron muy fructíferas para probar el agravante del odio. La de hoy sirvió para probar el homicidio, porque fue todo personal policial”, dijo a ANCCOM la abogada del bloque acusatorio, Dolores Amaya.
La sesión del 17 de julio contó con nueve testigos y dos ausentes sin justificativo que serán traídos por la fuerza para la jornada del 18, que espera contar con doce testimonios.
A excepción de un civil que fue testigo de la detención policial de Ramos en Dock Sud, todos aquellos que se sentaron en medio de la sala a dar su testimonio frente al micrófono eran funcionarios policiales que tomaron parte en diferentes etapas de la pesquisa. La comprobación de resultados de los diversos protocolos policiales de los que participaron los presentes resultó en una jornada más corta que terminó a las doce y media del mediodía, pero igual de contundente que los días anteriores.
Las torres de expedientes en los escalones del estrado eran mucho más numerosas que aquellas de las sesiones anteriores. Todo el que estuviera presente en la sala podía ver esto y suponer que la cantidad de evidencia científica y policial durante la jornada sería abrumadora. Especialmente para el caso por homicidio contra Ramos, cuyo odio, misoginia, intolerancia y conducta violenta ya habían sido más que constatados las dos audiencias anteriores.
Las coincidencias entre los testimonios policiales fueron determinantes. Los nueves testigos lograron dar cuenta de que se encontraron en el terreno de Ramos retazos de la campera que Tehuel estaba usando el día que desapareció, restos de la carcasa quemada de su celular, manchas hemáticas en una pared de la casa, un objeto punzante, un colchón secuestrado, y un elemento que no había aparecido en las sesiones anteriores: los restos de un fogón en el patio de la casa del acusado, donde habrían sido quemados los objetos personales de la víctima. Todos estos efectos incriminan a Ramos y, ante la falta de acceso a un cuerpo, resultan pruebas irrefutables de un homicidio.
Federico Di Luca, personal policial de la DDI, explicó el funcionamiento de la geolocalización en el celular de Tehuel. En este momento, la defensa, que se había mantenido en silencio durante toda la jornada, cuestionó si era posible determinar que el celular de Tehuel simplemente había perdido la señal y por eso se había perdido su localización cerca de la casa de Ramos, en lugar de afirmar que fue desconectado adrede. “No”, respondió Di Luca, “la geolocalización demuestra que el último lugar donde se registró su ubicación fue en el domicilio de la calle Mansilla – el hogar de Ramos – a las 00.24 horas. Si solo hubiera perdido la señal, aún así hubiera mostrado una localización, aunque menos precisa”. Y concluyó: “El celular estaba apagado o destruído, sin funcionamiento”.
“La defensa está haciendo un trabajo hasta ahora técnico”, comenta al respecto una fuente judicial en diálogo con ANCCOM, y prosigue: “Una defensa oficial no deja de ser una función del Estado en su obligación de brindar asesoramiento. No puede eludir su obligación [la defensa], y la verdad que también es difícil defender”. La fuente concluye: “Hay pruebas que se han ido reproduciendo que son bastante evidentes y eso obviamente hace que el trabajo de la defensa sea más dificultoso”.
Por otro lado, funcionarios policiales dieron cuenta del estado de Ramos el día de la detención. “Se había pelado y cuando lo cacheo tenía un cuchillo colgando del cinturón”, dijo Cristian Palan. Con esto último, también coincide con los testimonios del día anterior de la tía y prima de Ramos. Además, Palán comentó sobre su actitud: “Estaba ido, parecía drogado, bajo el efecto de pastillas. Ni preguntó por qué lo llevamos!”
“Es evidente que estamos frente a alguien que intentó cambiar su apariencia para huir de la policía”, afirmó Cristian Gonzalez, abogado de la mamá de Tehuel. “Es una causa muy extensa pero los testigos están siendo muy concretos y coincidentes en sus testimonios”, concluyó.
Perspectiva de género
“Falta perspectiva de género desde la justicia para tratar estos temas, pero creo que vamos bien encaminados “, comenta la abogada de la querella Pilar Rodríguez Genin en diálogo con ANCCOM, y continúa: “En las audiencias vamos observando que constantemente se quiere sacar la importancia a algunas cuestiones que se nos van presentando en el juicio. Se minimiza muchas veces esa perspectiva de género y se está queriendo individualizar muchas veces a las minorías cuando por ejemplo, desde la instrucción se habla de que se buscaba un chico o una chica”.
En consonancia con esta observación, Dolores Amaya reflexiona: “Siempre los vecinos que conocen a Ramos se refieren a Tehuel como un chico-chica. Eso es muy shockeante, entonces como nosotros queremos que se tenga una perspectiva de género tratamos de reconducirlos de eso, y es un obstáculo”.
Cristian González, durante el testimonio de Cristian Pastore, personal policial que participó en los rastrillajes a la casa de Ramos, consultó por la forma en que se habían referido a Tehuel durante el operativo policial. “Cuando hablamos de Tehuel , lo hicimos como a un chico trans, porque así se lo identificó y lo respetamos”, dijo Pastore. “Todo lo que hacíamos en los alrededores durante los rastrilleos nos llevaban a Ramos”, agregó.
“Todo conduce a él”, comenta Mónica Galván, acompañante de Norma y presidenta de la Asociación Familiares y Amigxs de Tehuel. “Sabremos si el Tribunal tuvo perspectiva de género o no cuando sepamos el veredicto. Por ahora todos los testimonios ilustran a un tipo violento, misógino, que odia a las diversidades”, y agrega: “En el momento en que hace desaparecer a Tehuel cabe preguntarse que hubiera pasado si hubiera sido, en lugar de un varon trans, un varon cis”.
Sobre el acompañamiento del equipo de abogados de la familia de Tehuel, Galván comenta: “Los abogados del bloque acusatorio trabajan con Norma de manera completamente gratuita. Son cuatro personas que decidieron acompañarla y patrocinarla en un juicio importante, y lo hacen desde la militancia y la convicción. De otra forma, Norma no hubiera podido acceder a un abogado y enfrentar este proceso. Y todo el tiempo hay gente acompañándonos”.