Por Mateo Nemec
Fotografía: Captura de pantalla.

Una formación se detuvo por más de una hora y media entre las estaciones Angel Gallardo y Malabia. Ante la falta de un protocolo de evacuación los propios pasajeros abrieron las puertas y llamaron a los bomberos y al SAME.

Este lunes 29, la Línea B del subte interrumpió el servicio por unas horas debido a problemas técnicos en una de sus formaciones. El incidente comenzó alrededor de las 17.45, cuando los pasajeros notaron que el tren se detenía entre estaciones Angel Gallardo y Malabia. Permanecieron a la espera de asistencia por más de una hora hasta que fueron evacuados por efectivos de la Policía de la Ciudad ya pasadas las 19.20 horas.

El corte del servicio, que retomó sus funciones completas a las 19:50, se dio en hora pico con cientos de pasajeros en el interior de la formación averiada sin luz, ni circulación de aire o señal de celular para comunicarse con el exterior. En un principio, se anunció por el altoparlante la llegada de personal técnico para resolver la falla, pero a medida que pasaba el tiempo iba ganando la desesperación.

La falta de una respuesta en los intercomunicadores de emergencia del vagón sumó a la tensión que aumentó cuando los pasajeros comenzaron a descompensarse por la falta de aire o por ataques de pánico. Según una de las pasajeras atrapadas,“ninguno de los dispositivos de emergencia activó una luz, ni pudimos comunicarnos con el personal en ningún momento”.

Los pasajeros fueron quienes tomaron las medidas para resolver la crisis y algunos abrieron a la fuerza las puertas de la formación para permitir el ingreso de aire. Eventualmente, pudieron comunicarse con las autoridades y llamar por su rescate a Bomberos, SAME y Defensa Civil.

Ante la falta de acción de Emova, concesionarios del subterráneo de la ciudad, los bomberos fueron quienes organizaron el rescate, en acción conjunta con el SAME, cortando la intersección de Corrientes y Malabia, y descendiendo para asegurar una evacuación en condiciones seguras. Así los pasajeros encerrados tuvieron que caminar 200 metros por las vías en la oscuridad hasta la estación Malabia.

Como respuesta a esta situación, Emova emitió un comunicado que detalla: “A partir de las 17:45 se presentó un problema técnico en una formación detenida entre las estaciones Malabia y Angel Gallardo. A raíz de este inconveniente primero se tuvo que realizar un servicio limitado entre Dorrego y Rosas. Los mecánicos especializados intentaron realizar maniobras para mover la formación y evitar la evacuación, pero debido a que no fue posible, a las 18.20 se procedió a interrumpir el servicio de la Línea y la energía para implementar el protocolo de seguridad operacional para estos casos y evacuar la formación detenida”, suma el documento en cuestión. “Simultáneamente arribaron a la estación personal de Bomberos, Sistema de Atención Médica de Emergencia (SAME) y personal de Emova para asistir en el procedimiento que se realizó sin inconvenientes. Siendo la 19.50 el servicio fue restablecido y ya funciona completo entre cabeceras”, concluían.

Falta de financiamiento

En comunicación con ANCCOM, Claudio Dellecarbonara, miembro y representante de la Asociación Gremial de Trabajadores de Subte y Premetro (AGTSyP), precisa que este tipo de comunicados es moneda corriente ante este tipo de situaciones, cada vez más recurrentes: “Los comunicados son evitativos de la razón de fondo: la falta de financiamiento y el vaciamiento del personal que no permite el mantenimiento” argumenta Dellecarbonara. Hace tiempo que los trabajadores del subterráneo advierten de las condiciones en que se viaja y no ven esto como inesperado.

La razón de estas fallas en el funcionamiento están ligadas, según comenta, a formaciones que tienen de 40 a 70 años de antigüedad, que presentan un grado elevado de desgaste y cuyos repuestos ya no se encuentran disponibles. El personal de mantenimiento debe ir desde los talleres, ubicados en las estaciones de J. M. de Rosas y Federico Lacroze, hasta la formación defectuosa”, explica el trabajador y agrega: “Y muchas veces no pueden resolver por la falta de partes y problemas persistentes en ciertas formaciones”.

Cuando se le consultó por la falta de un protocolo de seguridad ante este tipo de situaciones, Dellecarbonara argumenta que la empresa tiene la política de dejar la evacuación para casos extremos, ya que para realizarla se requiere un corte general de electricidad al interior de la línea, lo que impide la circulación entre todas las estaciones y recaudar por los viajes.

“El subte es una bomba de tiempo”, dice Dellecarbonara, señalando que al vaciamiento y problemas en el funcionamiento del servicio se le suma la presencia sostenida de asbesto a pesar de múltiples reclamos por parte de los trabajadores y pasajeros. Estas fallas infraestructurales se complementan con el desfinanciamiento del servicio y la falta de mantenimiento para generar un funcionamiento irregular que viene empeorando hace mucho.

En paralelo a esta situación, el gobierno de la ciudad ha hecho pública la implementación de una medida de aumento de tarifa que representa un aumento del 700% al boleto, elevando el coste de un servicio que viene en franco declive a pesar de las promesas de mejoras.