Por María Sol Falleti
Fotografía: Valentina Gomez

Anccom se acercó al acampe de Télam para retratar la fuerza de la organización y la resistencia. El acompañamiento de los vecinos y de las organizaciones que se acercan con donaciones, y la espera de las novedades del domingo cuando vence la prórroga de las licencias.

Trabajadores y trabajadoras llevan a cabo acampes en las inmediaciones de la Agencia estatal desde el 4 de marzo, cuando el gobierno nacional los licenció, valló el edificio y desactivó la página del medio de información público. Con el lema “Defendamos Télam y el derecho a la información” la calle Bolívar inspiraba esperanza y solidaridad a pesar de la incertidumbre que hay en el ambiente.

La libertad de expresión se ve afectada por un Gobierno que considera a los medios públicos como una variable de ajuste. Sabino Cabrera, delegado de Télam por SiPreBA, opinó que el vallado es una característica de este Gobierno, porque para llevar adelante este plan económico no puede ser sin represión. La fórmula del plan gubernamental se vuelve a repetir, siendo el ajuste, la represión y el disciplinamiento los componentes del mismo signo político. Los trabajadores crearon una página web -somostelam.com.ar- donde dieron a conocer la junta de firmas en ambas sedes pidiendo que no cierre Télam, lo que para Cabrera califica como una alternativa para “el ataque a los trabajadores y no a la casta”.

Después de 25 días trabajadores y trabajadoras continúan frente a la puerta de Télam. El sonido que se escucha de fondo, además de las voces, es música de rock nacional. La carpa no es un espacio ajeno sino que la consideran como su propia casa. Un hogar promedio posee cocina, comedor y una habitación. El acampe tiene los mismos espacios de encuentro. Por fuera de la carpa hay una mesa con sillas donde se sientan a tomar mates, hablar por horas y jugar a las cartas. Además, confeccionan pancartas y banderas con las que es decorada la tienda de campaña, lista para su uso en próximas manifestaciones. Dentro de la carpa se ven los tachos de basura, dispensers de agua, mientras que los colchones están suspendidos en el techo. Guillermo Casime, un vecino del barrio de 22 años afirmó: “la lucha constante y el esfuerzo que hacen al exponerse tanto por defender la agencia es notable”. Y agregó: “no sólo defienden sus trabajos sino el derecho a la información de todos los ciudadanos”.

Los medios públicos tienen un rol central en la sociedad y según Alicia Gallizzi, delegada de Télam por SiPreBA, es “fundamental para el sostenimiento de la democracia porque permite la pluralidad de voces, siendo que nosotros no escuchamos una parte sino muchas de ellas”. Según una encuesta de Analogías Consultora, el 80% de los argentinos conocen a la agencia federal Télam, y el 56% de ellos tiene una mirada positiva apoyando a la cablera de noticias. Los trabajadores y trabajadoras no están solos ya que los vecinos del barrio de San Telmo continuamente se acercan para acompañarlos y saludarlos. Otras personas se detienen simplemente para contemplar el acampe a lo lejos, mientras que algunas firman por la continuidad de la Agencia. “Nosotros tenemos el apoyo constante de la gente y sobre todo del barrio. La gente pasa por la calle, toca la bocina y saluda, los sentimos cerca”, mencionó Gallizzi. Si bien los trabajadores y trabajadoras son quienes ponen el cuerpo para resistir en los acampes y organizarse para escapar del terror instalado, el acompañamiento de la sociedad civil se vuelve un factor clave para el sostenimiento de su lucha.

Es Jueves Santo, a las 21, un auto se detiene frente a Bolívar 531. Un grupo de vecinos baja del automóvil con una caja de cartón llena de empanadas. Los que están de guardia en el acampe agradecen con saludos. El auto se va devolviendo gritos y arengas para los luchadores, y los trabajadores se ponen a preparar la mesa para cenar. Sentados en diferentes sillas, las ansías de comer no los deja esperar y empiezan a tomar de a uno las empanadas. A pesar de que la comida no sobra, invitan a los vecinos presentes que los acompañan por horas, a comer con ellos. Gestos como estos son los que tejen lazos y fortalecen la resistencia, el acompañamiento barrial se siente constantemente. Sobre la organización del acampe, Cabrera comentó: “nos turnamos para cocinar, pero a veces decidimos comprar comida u otros días recibimos donaciones”. A la hora de dormir el mate es fundamental para pasar la noche. Las guardias nocturnas es el momento donde más considerados son los vecinos, ya que hay algunos que los acompañan hasta altas horas de la noche. La falta de tranquilidad al estar en la intemperie acumula un cansancio que obliga a los trabajadores a turnarse para pernoctar en el acampe. Por la mañana el desayuno se organiza sobre la marcha. A veces compran facturas o les llegan donaciones vecinos del barrio o agrupaciones sindicales.

Ante la espera de novedades por el vencimiento de la prórroga donde se extendió la dispensa laboral, con goce de haberes, los trabajadores organizaron diferentes actividades para el transcurso del feriado largo. Una de ellas es un encuentro en el acampe de Bolívar que se llevará a cabo hoy, sábado santo, a las 16, junto con la comunidad de “Mujeres que no fueron tapa”. Sin embargo, el foco está puesto en el domingo ya que desean poder volver a trabajar nuevamente en los edificios de Télam y cumplir allí su rol de periodistas. Cabrera indicó: “somos muchas familias que dependemos del trabajo de la agencia”.

A pesar de que el objetivo sea acallar las voces de los medios nacionales, la solidaridad permite una resistencia más fuerte en busca de la libertad y acceso a la comunicación. El apoyo vecinal al cierre simbólico de Télam es una clara demostración de que la sociedad civil no acompaña la persecución política del Gobierno.