Por Milagros Gonzalez
Fotografía: Pamela Pezo Malpica

Como ocurrió en la crisis de 2001, vecinos porteños y del conurbano se reúnen en plazas y esquinas para debatir la situación social y proponer acciones de resistencia..

Entre piquetes y cacerolas volvieron las asambleas barriales. Nacidas al calor de la crisis de 2001, el ajuste inédito desplegado por el gobierno de Javier Milei las hizo renacer. ANCCOM miró el mapa y fue a escuchar qué plantean, cómo lo dicen y cuáles son sus objetivos. Se juntan con las agrupaciones estudiantiles, se organizan para estar en la marcha del 24 de marzo por el aniversario del Golpe de Estado de 1976, repudian el DNU y bancan la lucha de los trabajadores de Télam.
Tras la debacle del gobierno de la Alianza, con la rebelión popular sofocada a pura represión que causó 38 muertes, vecinos y vecinas de la Ciudad de Buenos Aires encontraron en las asambleas de su barrio un espacio para debatir lo social, lo político y lo económico, y planear estrategias de acción colectiva además de reclamos hacia el gobierno, primero el encabezado por Fernando de la Rúa y enseguida el conducido por Eduardo Duhalde.
Sus reglas de organización eran la horizontalidad y la democracia directa. Con el tiempo, algunas de sus voces fueron reconocidas a la hora de implementar políticas públicas. Mientras en 2011 florecieron en Almagro, Flores, Caballito, Villa Crespo, San Telmo, Barracas, Villa Soldati, Parque Patricios y La Boca; en el 2002 surgieron también en el conurbano: Wilde, Avellaneda, Sarandí, Lanús, Carapachay, Vicente López, Florida, Villa Martelli, Merlo, Moreno y Haedo, entre otras.
Las actuales asambleas resurgieron de la mano de los sectores medios urbanos, con la misma dinámica de la experiencia anterior. El pasado 30 de diciembre se convocó a la primera Asamblea de Asambleas en Parque Rivadavia. Allí, algo más de 200 personas de más de 30 asambleas de la CABA y del Conurbano resolvieron impulsar encuentros cada 15 días. Luego pasaron a reuniones virtuales. Coordinaron cacerolazos y movilizaciones al Congreso, cortes de calles por las secuelas de la tormenta o por la falta de suministro eléctrico.

De Caballito a Barracas

La asamblea de Caballito se junta una vez a la semana en el arco del Parque Rivadavia y a veces en Parque Centenario. En algunos de los encuentros comparten alimentos no perecederos y útiles escolares para colaborar con los distintos espacios del barrio. Esta asamblea realiza un “festi” ,con juegos y baile, pero también tiene un plan de lucha: están en contra del DNU y del protocolo represivo del Ministerio de Seguridad que conduce Patricia Bullrich. Además, todos los miércoles a las 20 hacen su cacerolazo en Acoyte y Rivadavia. 

Santiago Adano, participante de la asamblea de Caballito, dialogó con ANCCOM y explicó cómo es la participación dentro de la asamblea: “Son reuniones semanales, con personas con las mismas inquietudes, ganas de ponerse en acción en esta coyuntura, también de acompañarse, la idea es que haya pertenencia territorial, que sea gente del barrio”. La idea es que haya debate, que los encuentros sean dinámicos y prácticos, y que se genere una nueva forma de intercambio donde puedan confluir con otras demandas, como las estudiantiles. “Hay cierta conciencia del rol que pueden tomar los partidos y de que está bueno que no se repitan ciertas dinámicas partidarias”, agregó Santiago.

Laura, una vecina de la asamblea de Monte Grande, indicó que hay una plaza histórica en la que comenzó la asamblea del 2001 y durante años los vecinos la han mantenido intacta como un espacio asambleario y de memoria de los desaparecidos del barrio. “Esta asamblea está formada por trabajadores, jóvenes y vecinos históricos de las luchas del barrio, que tienen que ver con la memoria de los desaparecidos, además de  estudiantes universitarios y algunos vecinos de Pompeya y de la Villa 20 que no tienen asambleas propias”, señaló. 

En la asamblea de Monte Grande se discuten propuestas y análisis de la situación. Cada vecino toma la palabra, se hace una ronda para que participen todos. A su vez, cuando se integra un vecino nuevo se le da prioridad para que se exprese, y luego se le informa sobre las actividades de las distintas comisiones.

Federico Puy, docente e integrante de la asamblea vecinal de Barracas, resaltó la importancia del debate y la movilización para luchar contra las desigualdades y las propuestas del gobierno actual. A su criterio, “son lugares de lucha y de organización donde nos encontramos con otros trabajadores y trabajadoras que no pueden organizarse en sus propios lugares de trabajo. Nos moviliza poder enfrentar, organizar y ser cada vez más compañeros, y nos motiva pensar que las asambleas pueden ayudar en esa organización de cada uno y cada una para pelear contra las burocracias sindicales”.

Mapa de Asambleas

La asamblea de Scalabrini Ortiz impulsó el Mapa de las Asambleas, como una herramienta para los medios de comunicación y periodistas tengan información de unas ochenta asambleas barriales que empezaron a organizarse en distintos territorios desde diciembre pasado, que ya ha servido para acercar nuevos integrantes. Además de los mapas disponibles en el sitio, está a disposición un listado público y actualizado, y ahí pueden verse también las asambleas que hay en la provincia de Buenos Aires, Río Negro, Chubut, Tierra del Fuego y Córdoba. Las últimas actualizaciones cuentan con un sitio propio para cada asamblea. Para apoyar a Télam y su continuidad como agencia de noticias, planean un relanzamiento del mapa junto a las y los trabajadores, en convocatoria abierta a medios alternativos de todo el país, periodistas y asambleas que quieran participar.

Las redes de organización barrial recompusieron una vitalidad que parecía haber quedado debilitada, opacada por tantos años de hegemonía de la política por arriba. Aunque los medios de comunicación de mayor alcance las ignoran, las asambleas volvieron a convertirse en un elemento más de resistencia social.