Por Agustín Bagnasco
Fotografía: Maria Florencia Vega - Prensa ATE

Los trabajadores de la exSecretaría de Niñez, Adolescencia y Familia realizaron una radio abierta frente al edificio donde se encuentra el organismo para visibilizar despidos, desfinanciación y la falta de designación de personal jerárquico. Todos los cuestionamientos apuntan a la ministra Sandra Pettovello.

La exSecretaría de Niñez, Adolescencia y Familia (SENAF) realizó una radio abierta para denunciar su desfinanciación, el despido de 61 trabajadores y la falta de designación de  personal jerárquico. La actividad se desarrolló desde las 13 en el edificio del organismo, ubicado en Perón 524, y contó con la presencia de los trabajadores que forman parte de los centros de desarrollo infantil, los hogares para adultos mayores y la línea de asistencia para chicos y chicas.

La actividad tuvo lugar después de que los trabajadores lanzaran un comunicado en el que se alertaba que la SENAF había sido degradada a subsecretaría, por lo que había menos recursos para mantener el mismo nivel de asistencia. Por otro lado, en el texto firmado por la Asociación de Trabajadores del Estado (ATE)  manifestaba preocupación por el aumento de la explotación laboral y la posibilidad de que haya aún más rescisiones de contratos. 

En este sentido, Adolfo DArdik, secretario general de la Junta Interna de la Subsecretaría lamentó: “ Que desfinancien al Estado como lo vienen haciendo aventura un desguace de un organismo que, en este contexto de crisis socioeconómica, debería estar a disposición de todos los sectores más vulnerados”.

Esto se da en el marco de una paralización que los trabajadores han bautizado como “caos administrativo”: “No tenemos funcionarios designados, no hay interlocución. Cada tanto aparecen quienes deberían ocupar algunos cargos de jerarquía y solo nos dicen ‘no tenemos definiciones’”, explicó el gremialista. 

Sandra, integrante del personal de SENAF, tomó el micrófono de la radio abierta y coincidió con Dardik: “Como no hay autoridades, no hay firma, entonces no se mueve ningún papel. No hay dictámenes, no hay pagos, no hay firmas de convenios, no se están tramitando las reparaciones económicas para niños y adolescentes que han perdido a sus madres por femicidios, no se están gestionando pagos para espacios de primera infancia”. 

“Nos acercamos hacia el fin de un primer trimestre con ejecución cero, cosa nunca vista en el organismo —continuó— Y en la medida que esto no se subsane, el segundo trimestre quizás no sea de ejecución cero pero sí de subejecución. Encima tenemos un presupuesto prorrogado del 2023, por lo que está a la baja” 

El siguiente en tomar la palabra fue Dardik, quien adelantó que habrá más actividades similares si no se oyen los reclamos de los trabajadores. “El presidente se encargó en las últimas entrevistas de denominarnos como parte de una asociación criminal, dijo que el Estado es una asociación criminal. Es horrible en todo sentido”, sostuvo.

Es claro que nosotros a la disputa ideológica la damos en todos los campos —añadió—; nuestra disputa es en el campo del sentido. Esta gestión (la de Sandra Pettovello), en las pocas intervenciones públicas que ha tenido habló de caridad y beneficencia. Nosotros hablamos de justicia social, de un Estado presente en territorio, que genere políticas públicas y derechos”.

Antes de concluir, sentenció: “Esta pelea la vamos a ganar, como hemos ganado otras tantas. Porque sabemos de nuestro compromiso, sabemos de nuestra fortaleza, sabemos que cuanto más nos golpean más solidaridad generamos. Estos personajes que deambulan por nuestro organismo, que se jactan de hablar del niño por nacer, poco les interesan los derechos de los niños nacidos, que son los que laburamos”.  

La realidad detrás de los recortes

A Alejandra (54) la despidieron a través del sistema de gestión de documentos el 30 de diciembre. Ese martes llegó al Centro de Desarrollo Infantil Evita, en el barrio de Congreso, y al prender la computadora se encontró con un cartel que le indicaba que no le había renovado su contrato. 

“Me agarró una crisis que quería romper todo… No sé cómo explicarte —recordó con lágrimas en sus ojos ante este medio—. Me empezó a latir el corazón muy fuerte, fue tristísimo”. 

Había ingresado al SENAF en mayo del 2023, en el marco de una serie de contrataciones que buscaban cubrir bajas en diversas áreas críticas. Antes se desempeñaba en trabajos temporales como acompañante terapéutica y niñera, por lo que la posibilidad de acceder a un trabajo en blanco había significado un gran progreso para su carrera. 

“Me tocó trabajar con nenes de dos años. La verdad es que trabajamos un montón —indicó, mientras se inclinaba hacia delante, casi como si suplicara que le creyeran—. El CDI ordenaba mi vida. Era un trabajo hermoso”. 

Luego de la notificación virtual, siguió acudiendo a su trabajo durante dos semanas: “Iba porque era mi puesto de laburo, por suerte tuve el apoyo de mi jefa, mi directora y mis compañeras. Yo quería laburar. Dicen que somos unos vagos, que somos todos ñoquis, que el Estado da gasto y no suma, pero es el Estado el que sostiene todo”.