Por Carla Effenberger y Agustín Bagnasco
Fotografía: Clara Pérez Colman, María Cortez, Martina Espinosa, Pamela Pezo Malpica, Valentina Gomez

Una multitud acompañó a Milei en su primer día de presidente. Lo escuchó en el Congreso y en el balcón de la Rosada. ANCCOM habló con los manifestantes: «Venimos por un cambio», dijo la mayoría.

Poco después de las 13, el nuevo presidente Javier Milei salió a saludar al público junto a su hermana Karina, a bordo de un descapotable Mercedes Benz Cabriolet negro, envuelto en una multitud que lo acompañaba y lo protegía, seguridad, desfile de granaderos con trompetas, flautas y banderas patrias, y más retrasados un par de ambulancias. La gente se amontonaba sobre las vallas, se subían a bancos y espacios desde donde podían apreciar mejor el espectáculo vintage del desfile presidencial. Otros, observaban desde los balcones con accesorios celestes y blancos. El clima era de una alegría total, caminaban a la par del trayecto del vehículo y arengaban con fuerza colectivamente mientras tomaban mate, agua o gaseosas.

Los vendedores ambulantes ofrecían escarapelas, pañuelos y banderines de color amarillo con la imagen de un león a dos mil pesos, y remeras con frases como “No hay plata”, “don’t read on me” y “Elijo creer y vivir en libertad, tenemos presidente”, haciendo alusión a la esperanza y a la ilusión que hace un año el país vivía mientras transitaba el campeonato mundial de fútbol. Otros manifestantes, llevaban carteles que decían “Milei our inspiration”, “Corrupción=cárcel”, “Lo que no se puede privatizar se liquida” o “Señor presidente privatice todo”.

“Ahora hay sushi, no hay más choripán” comentaba entre risas un hombre de 40 años que se encontraba cerca de las vallas en Avenida de Mayo al 900.

Lautaro Córdoba de 21 años, militante de Patricia Bullrich, llevaba puesta una remera negra con la frase “Patricia si, falopa no”: “La acompañamos en toda la campaña, y bueno, ahora a bancarla como ministra de Seguridad”, señaló.

— ¿Tenés mucha fe? ¿Confías en ella?

Lautaro: Cien por ciento.

— ¿Y en Milei?

Lautaro: Cien por ciento, sí, sí, sí. Era el único camino de cambio. No queremos seguir con este sistema kirchnerista, empobrecedor, con el que venimos hace cuatro años ya.

— ¿Qué sentís en un día cómo hoy?

Lautaro: Es una emoción, después de tanto tiempo, después de tanto sufrimiento, cambiamos. Igual, también esto es una fiesta, haya ganado quien haya ganado, haya sido Sergio Massa o en este caso Javier Milei, el 10 de diciembre se festeja por ese cambio de gobierno y por los 40 años de democracia.

 

Pablo y Alicia de 86 años vinieron desde Palermo y consiguieron una vista predilecta en Avenida de Mayo y 9 de Julio para saludar al presidente durante el camino hacia la Casa Rosada.

—¿Cómo lo ven al nuevo presidente?

Pablo: La gente tiene fe, es la última esperanza; alguien que, para mí, viene diciendo la verdad hace tiempo. No es un  loco, como dicen algunos. Ya lo de la inflación lo viene diciendo hace más de dos años. Bueno, se cumplió todo, así que quiero creer que cambie esto.

Alicia: Somos grandes, venimos de la época de Alfonsín, así que sabemos de la democracia. Nos habían prometido un montón de cosas pero nunca cumplieron. Y bueno, como verás y se escucha, es la primera vez que un presidente está diciendo lo que pasa, lo que hereda, cómo es lo que va a ser.

A eso de las 13.55 la gente se ubicaba en Plaza de Mayo, donde ya predominaba el color celeste y blanco pero también el amarillo y negro. En el espacio central de la plaza se encontraban dos pantallas grandes y luego frente a la Casa Rosada otras dos de mayor tamaño, las mismas transmitían el acto ceremonial desde adentro.

Gladys, Hernán y Soledad, con sus niños llegaron a la plaza desde Lomas de Zamora.

— ¿Por qué eligieron Milei?

Gladys: Por el cambio, queremos un cambio, porque ya hemos sufrido demasiado con todos los anteriores presidentes. Entonces basta, porque estamos como presos, encerrados en casa, no podemos llevar a los chicos al colegio, les quitan las mochilas, les roban, los matan.

— ¿Confían en Patricia Bullrich como ministra de Seguridad?

Gladys: La queremos mucho, muchísimo. Hemos votado por ella también.

Hernán: En primera vuelta votamos todos a Bullrich.

— ¿A qué se dedican?

Hernán: Somos comerciantes, laburantes todos.

Soledad: Yo soy licenciada en Enfermería. Estoy totalmente decepcionada. En cuarentena realmente no se hizo lo que se debía. Faltaban respiradores, medicaciones. Eso es lo que me llevó a votarlo a Milei, para que haya un cambio.

— ¿Qué sienten hoy? Son 40 años de democracia y asume un nuevo Presidente.

Gladys: Es una alegría, es una alegría porque por lo menos vamos a dormir tranquilos. Sufrimos varios asaltos. Entonces estamos muy agradecidos porque ganó Milei y está Bullrich con él, porque con los anteriores los delincuentes entran y salen.

— ¿Con Bullrich y Milei eso no va a pasar?

Gladys: No va a pasar, tenemos mucha fe y ahora vamos a poder dormir tranquilos.

Hernán: Fijate la plaza. Nadie orina, nadie toma vino, nadie toma cerveza, estamos todos decentemente acá. Clase media, clase pobre, estamos todos contentos festejando el día de hoy.

Gladys: Sí. El día que ganó Milei, era para nosotros como si Dios hubiera abierto las manos y dijera “paz”.

Ya para las 14.00 el sol estaba en su punto cálido máximo y los vendedores agotaban su stock de bebidas rápidamente. Algunos niños y jóvenes se refrescaban con el agua de la fuente de la plaza y quienes se encontraban más cerca de las puertas de la Casa Rosada festejaban cada vez que el camión lanzaba chorros de agua. Mientras, las pantallas proyectaban los saludos de los jefes de Estado extranjeros a Javier Milei. En general, el público aplaudía a cada mandatario. No fue igual cuando llegó el turno del presidente chileno Gabriel Boric: los abucheos se hicieron eco al grito de “¡zurdo!”. Entre tanto, en una esquina, un hombre haciendo una videollamada y comentaba con ironía: “Mirá qué lindo día peronista”, enfocando con la cámara a la plaza y sus alrededores colmados del festejo libertario.

Finalizado el acto, la multitud se quedó allí, firme esperando a que Milei cumpliera con la tradición de salir a hablar por el balcón central de la casa presidencial. Algo no pautado en la agenda, pero que finalmente sucedió a las 15.18, cuando apareció por el lateral izquierdo.

“Hola a todos”, saludó con voz ronca. Y comenzó a “rugir” Panic show de La Renga. El público exaltado acompañó las estrofas. “Hoy los argentinos de bien hemos decretado el fin de la noche populista y el renacer de una Argentina próspera. Pongamos de pie y hagamos nuevamente grande a la Argentina. Que Dios nos bendiga y las fuerzas del cielo nos ayuden a ser el mejor gobierno de la historia”, concluyó Milei para luego cerrar con su característica “¡Viva la libertad carajo!” acompañado por la multitud con un “¡viva!”. Luego de que rugiera “la bestia en medio de la avenida”, se quedó allí, en silencio, con un puño apretado en alto, que enseguida fue una mano suave, balanceándose, a modo de despedida.

El nuevo mandato ha comenzado.