Por Oriana Estrada
Fotografía: TELAM

En el nuevo debate, los candidatos presidenciales apostaron más a las frases picantes pero no ganaron en espontaneidad, salvo en algunos contados momentos en que se salieron del libreto. Las propuestas fueron escasas y los ataques masivos. Bullrich se mostró agresiva, Massa tranquilo, Milei trastabilló y tanto Bregman como Schiaretti aprovecharon la situación de igualdad para hacerse visibles. ANCCOM se acercó a la Facultad de Derecho para observar el debate de cerca.

De cara a las elecciones del 22 de octubre se realizó el segundo Debate Presidencial, esta vez en la Facultad de Derecho de la Universidad de Buenos Aires. Allí los cinco candidatos presidenciales subieron al escenario según el orden sorteado: Sergio Massa (Unión por la Patria), Myriam Bregman (Frente de Izquierda), Javier Milei (La Libertad Avanza), Patricia Bullrich (Juntos por el Cambio) y Juan Sachiaretti (Hacemos por Nuestro País) se alinearon de derecha a izquierda. En esta ocasión los temas fueron seguridad, trabajo y producción y, elegido por la ciudadanía, vivienda y protección al ambiente.

Como ocurrió el domingo pasado, los candidatos tuvieron un minuto para su presentación y cierre. El debate, a su vez, se dividió en dos bloques en los que cada candidato tuvo 2 minutos para exponer, 5 derechos a réplica y una pregunta para cada uno de sus contendientes. La facultad, extasiada de periodistas y dirigentes, palpitó minuto a minuto el conteo previo al debate.

Rápidamente los candidatos comenzaron a quemar sus cinco derechos a réplicas pero no de la mejor manera: el hilo conductor se perdía con respuestas ensayadas sobre algún tema sobre el que nadie preguntó, en particular en los casos de Patricia Bullrich o Juan Schiaretti. Tampoco faltaron las chicanas, algunas bastante hostiles: muchas cumplieron su misión y se transformaron en segundos en Trending Topic en la red social X. Como en el primer debate, los moderadores (Mariana Verón, Marcelo Bonelli, Sergio Roulier y Soledad Larghi) hicieron varios llamadas de atención a los candidatos que hablaron fuera de su turno durante las dos horas que duró el debate televisado por la TV Pública y retransmitido por otros medios.

Minuto uno

En el primer minuto de la noche, los candidatos dedicaron unas palabras de solidaridad con el ataque de Hamas contra el Estado de Israel. La excepción fue la candidata del Frente de Izquierda quien propuso una lectura más integral de la situación: “Nos duelen las víctimas civiles que ocurren en un conflicto que tiene como base la política del Estado de Israel de ocupación y de apartheid contra el pueblo palestino”.

El primer eje de la noche fue “seguridad, trabajo y producción”. La primera en iniciar su presentación fue la exministra de Seguridad Patricia Bulrich, quien criticó la propuesta de libre portación de armas que atribuyó a Javier Milei. También insistió en la necesidad de dar más libertad a la policía y usó como ejemplo al expolicía Luis Chocobar. Al igual que en el primer debate transmitió una seria dificultad para la oratoria aunque esta vez procuró dar señales de mayor firmeza.

Desde un principio se hizo uso al derecho a réplica: Myriam Bregman preguntó a Bullrich (ambas de rosa): “Usted y todos los que promueven la mano dura fracasaron. ¿Qué tienen para mostrar? Cuando era ministra su orgullo era sacarse fotos con el secuestro de 25 porros. Literal”.

Por su parte, Javier Milei se defendió ante los dichos de Bullrich: “Yo se que usted tiene gente que deforma mis mensajes. Nosotros lo que decimos es: hay una ley de armas y lo que hay que hacer es cumplirla. No puede ser que los delincuentes tengan armas y los honestos no”.

Otro momento destacable de la noche lo ofreció Massa, quien al igual que el domingo pasado, tiró sobre el atril una propuesta imprevista sabiendo que generaría olas: la creación de un FBI argentino. Además de defender su gestión, sumó a su discurso la importancia de “exigirle cuentas a la justicia” frente a las fallas del demoras del sistema. Así dio lugar a que Bullrich pidiera el derecho a réplica para acusar al ministro de Economía de generar la peor crisis que atravesó el país. También aprovechó el momento para advertirlo y poner sobre la mesa un punto flaco que no pareció tan explotado en el debate anterior: “Para cambiar hay un solo camino: hay que terminar con los Insaurralde y las mafias que azotan a nuestro país. Hay que sacar esta elección y sacar a esta gente del gobierno”.

Massa utilizó el contragole, como si estuviera esperando ese ataque respondióp: “Yo a Insaurralde le pedí la renuncia. No todos somos lo mismo, Patricia: vos nunca le pediste la renuncia a Milman”, aludiendo al diputado de Juntos por el Cambio y mano derecha de la candidata cuyo nombre apareció en medio de la pesquisa por el intento de asesinato a la vicepresidenta Cristina Fernández de Kirchner..

Durante la primera hora de la noche, los postulantes trataron de mantener todo lo que pudieron la mirada a la cámara. Sin embargo, no dejaban de escaparse miradas fugaces a las hojas preparadas.

 

Chinchón y papas

En el segundo bloque de la noche, enfocado en producción y trabajo, los candidatos ahondaron en analogías. Por un lado Sergio Massa, resaltó el derecho al trabajo de las personas discapacitadas y además planteó la necesidad de igualar la remuneración entre hombres y mujeres en las fábricas. No tardaron en presentarse los cruces con todos los candidatos. Por un lado, Juan Schiaretti le graficó: “Las reservas del Banco Central van menos 10 como el chinchón”, refiriéndose a la inestabilidad financiera y a la falta de reservas, que más adelante Massa negó. Bullrich por su parte, volvió a criticar la gestión de Massa, mencionando la hiperinflación: “Dijiste que venías a sacar las papas del fuego y nos hiciste puré”. En las redes sociales, no tardaron en aparecer memes al respecto.

Otro cruce que despertó murmullos en el salón de debate, fue el que se generó entre Bregman y Milei. El candidato acudió a conceptos básicos de economía en su presentación, a los que la abogada replicó con una vieja frase y una imitación al candidato libertario: “Cuando Milei te habla en difícil lo hace para ocultar su verdadero plan: Indemnizaciones… ¡afuera! Licencias… ¡afuera! Aguinaldo… ¡afuera!”. Por su parte Milei trató a Bregman de no saber lo suficiente de economía por ser socialista, momento en que no faltaron miradas desafiantes entre los candidatos ni comentarios de la abogada a micrófono apagado.

El candidato de Unión por la Patria, no tardó en tomar este cruce como una oportunidad para “defender” a la candidata y apuntó a sus propios ideales: “Javier. Hasta acá llegaste. Deja de faltarle el respeto a las mujeres”. Luego sostuvo que el mercado de trabajo que defiende Milei deja a las mujeres sin posibilidad de desarrollo, además de que sostiene un régimen de esclavitud. La siguiente fue Patricia Bullrich, quien subió el volumen (Sergio Massa le advirtió que los gritos no la ayudarían a mejorar su performance del primer debate): por un lado trató de violento al candidato de La Libertad Avanza porque “dice mogolico al que piensa diferente” y advirtió a Massa: “Las mujeres no necesitamos que nos defiendas”. Los roles terminaron de parecer trastocados cuando Milei acusó a Bullrich de querer instaurar una dictadura por sus dichos en los últimos días sobre la necesidad de  grabar los diálogos entre los presos y sus abogados.

Los momentos más destacados y genuinos de la noche fueron aquellos que obligaron a los candidatos a salirse del libreto en busca de su defensa, en donde las miradas y la tensión se cruzaban. Pero también protagonizaron varios momentos de confusión y contradicciones como la defensa de Javier Milei frente a los dichos contra el cambio climático que tanto lo caracterizaron en toda su campaña. También se enredó cuando tuvo que dar explicaciones por qué entre su entorno aparece el gremialista gastronómico Luis Barrionuevo mientras él hace gala de ser lo nuevo y ajeno a la “casta” política.

Si bien en promedio las cifras de las encuestas realizadas en horas previas no indican grandes cambios respecto de las PASO, el debate de hoy volvió a definir los perfiles de los  candidatos que deberán luchar voto a voto para ganar o, al menos, seguir en carrera.