Por Ivone Ayala
Fotografía: Denali DeGraf - Telam, Jaime Carriqueo

Testigos clave relataron cómo fue la muerte de Rafael Nahuel en sendas audiencias del juicio por este homicidio, en el que están siendo juzgados cinco miembros de la Prefectura Naval Argentina.

En una nueva audiencia que investiga el asesinato de Rafael Nahuel, el martes 26 de septiembre dieron sus testimonios Johana Colhuan y Lautaro González Curruhuinca, quienes presenciaron el momento en que el joven mapuche recibió un disparo por la espalda. Por tanto, sus testimonios eran esperados por todas las partes involucradas en el homicidio ocurrido en territorio recuperado en Villa Mascardi, el 25 de noviembre de 2017. Además de ellos, María Nahuel, tía de la víctima, también declaró como testigo. «El pueblo mapuche es preexistente al Estado y los muertos siempre los ponemos los mapuche», dijo sobre el asesinato de su sobrino.

En sus testimonios, Colhuan y González Curruhuinca afirmaron que aquel día un contingente del grupo Albatros de la Prefectura interceptó a un grupo mapuche, abriendo fuego y persiguiéndolos. Rafael Nahuel resultó herido de bala en la espalda, mientras que Colhuan y Gonzalo Coña también sufrieron heridas. Los testigos negaron haber disparado con armas de fuego y afirmaron que se defendieron arrojando piedras.

La audiencia incluyó la declaración indagatoria de dos prefectos, Juan Ramón Obregón y Sergio García, procesados como partícipes necesarios del homicidio. Estos efectivos argumentaron que se vieron superados en número por los mapuches, quienes desconocían el terreno y los atacaron con «lanzas, piedras y disparos de armas de fuego». Afirmaron que tomaron medidas previas al uso de armas letales, como disparos disuasorios con marcadoras de pintura y el lanzamiento de una granada de aturdimiento.

Lautaro González Curruhuinca

La declaración de Johana Colhuan agregó detalles sobre su encuentro previo con Rafael Nahuel en la sede de la Policía Federal de Bariloche –donde estaban detenidas las mujeres tras el desalojo del 23 de noviembre– y su participación en llevar comida y abrigo a los hombres que se habían refugiado en la montaña. Ella y Nahuel fueron testigos de un ataque armado por parte del grupo Albatros.

Por último, Colhuan recordó a Rafael Nahuel como una persona «excelente» que luchaba por mejorar su vida. También reveló que en ocasiones, «él no tenía suficiente leña para calentar su casa en invierno», lo que resaltó las dificultades que enfrentaba.

Lautaro González Curruhuinca declaró con el propósito de proporcionar información sobre la muerte de Nahuel para que sus padres pudieran conocer la verdad sobre su fallecimiento. Él confirmó que fueron atacados a balazos por la Prefectura y que se defendieron con piedras. Nahuel les pidió que lo dejaran morir en el lugar, pero decidieron bajarlo en busca de atención médica. No llegaron a conseguir esa ayuda porque el joven murió mientras lo bajaban del cerro.

 

Johana Colhuan

 

Este miércoles, en una nueva audiencia, Fausto Jones Huala declaró que él y otros miembros de la comunidad mapuche llegaron primero al lugar, donde los disparos resonaban constantemente. Decidieron tomar piedras y lanzarlas hacia quienes disparaban. «Los disparos eran uno tras otro», relató.

En un momento, Gonzalo Coña corrió hacia ellos, herido. Nahuel, a la izquierda de Jones Huala, también fue alcanzado. «Sí, lo vi caer», dijo Fausto. «Al final, Joana también se detuvo a mi lado y vi que se agarraba el hombro».

La confusión reinaba en el lugar mientras las personas gritaban que Nahuel estaba herido. Nadie sabía dónde había sido impactado. «Recuerdo que solo podía agarrarse la ropa y parecía que le costaba respirar», añadió Jones Huala.

Fausto Jones Huala

 

Finalmente, cuando lograron que Nahuel se pusiera de pie, se dieron cuenta de la gravedad de la herida. «Le levantamos la remera y vimos un globo violeta en ese lado», describió Fausto. Rápidamente, improvisaron una camilla con tablas y troncos para llevarlo a un lugar seguro. «Rafa no quería irse, quería quedarse ahí. El peñí se tiraba de la camilla y hacía todo lo posible por no ser trasladado», recordó Fausto. Fue necesario atarlo.

«Creo que habremos tardado unos 40 minutos más o menos, en bajarlo desde el lugar que recibió el disparo»,  dijo Fausto. Mientras descendían, los disparos continuaban, era una amenaza constante.

Fausto también contó sobre como efectivos de la Prefectura Naval Argentina se abalanzaron sobre ellos, los esposaron y los mantuvieron boca abajo durante horas. «Los precintos de las esposas apretaban las manos de Lautaro, causándole dolor».

Horas después, al anochecer, los trasladaron nuevamente y les cambiaron las esposas. Les tomaron muestras de residuos de disparos. «Me dejé tomar las nuestras para que se sepa la verdad, que nosotros en ningún momento habíamos disparado», aseguró Jones Huala, reafirmando su inocencia en medio de la confusión y el caos.

Además, coincidió con el testimonio de Zombory sobre las reiteradas veces que movieron el cuerpo de Rafael: «En ese momento estábamos rodeados solamente de efectivos de Prefectura y eran los que le levantaban la ropa que tenía, le tapaban la cara.». Sobre el tiempo dijo que no sabía precisamente cuántas veces fueron, pero «sí me acuerdo por lo menos que en cuatro o cinco oportunidades que vi, se acercaba gente y miraba».

A lo largo de las dos jornadas hubo momentos de tensión cuando el abogado de la defensa de tres de los prefectos imputados, Marcelo Rochetti, pidió un traductor porque no entendía la palabra «lamien» que los testigos repetían, y que significa hermano o hermana. También se opuso a que describieran cómo era Nahuel, a lo que el presidente del tribunal, el juez Simón Bracco, le recordó que además de testigos eran víctimas y familiares del asesinado.

Como evaluación de estos testimonios clave, el abogado de la querella Sebastián Feudal dijo que los cuatro fueron «claros y contundentes».