Por Victoria Di Napoli
Fotografía: Milagros Gonzalez

El interés por la fotografía analógica, impulsado especialmente por los jóvenes, se incrementó en los últimos años. La experiencia del contacto directo con el papel, la posibilidad de reflexionar y la recuperación del pasado son parte de una movida que propone pausa creativa frente a la inmediatez digital.

La fotografía analógica no pasa inadvertida y recupera terreno a cada rato. Esta movida artística se encuentra en auge gracias al interés de muchos jóvenes que encuentran en el viejo rollo fotográfico y su revelado una experiencia diferente, que requiere atención permanente en los hechos para lograr capturar el momento preciso. Observar, reflexionar, apostar por lo emotivo y el valor de lo nostálgico son las causas que explican la vuelta de esta práctica contra la inmediatez.

Lo analógico implica volver a los orígenes de la fotografía y recuperar esa experiencia del tiempo muy distinta a la vorágine de lo digital”, afirmó la licenciada en Sociología y doctora en Ciencias Sociales por la Universidad de Buenos Aires Silvia Pérez Fernández. “Es posicionarse y producir desde una lógica que se contrapone a la producción y circulación permanente, y a la poca reflexión que impone lo digital, sobre todo pensando en internet”, agregó.

Los fotógrafos amateurs del grupo Crew Analógica definen a la fotografía digital como  de calidad, rápida, segura y prácticamente gratis, pero también efímera y fugaz. Señalan, por otro lado, que lo analógico cuenta con un encanto que la inmediatez de un celular rara vez captura: “la esencia de tomar una foto”. Es por ese motivo que los fotógrafos afirman su preferencia hacia lo analógico, no sólo como un pasatiempo sino también como un medio de trabajo.

Para el fotógrafo profesional Agustín Marigliano, la fotografía analógica tiene una carga emotiva intrínseca, un valor de lo nostálgico. Y si bien considera que este tipo de arte lleva más tiempo y más dinero que la fotografía digital, dice que le permite observar, pensar y reflexionar con más detenimiento.

“Hace un tiempo la fotografía analógica entró en un auge importante”, dijo la curadora de la revista digital Cualquiera Magazine, Claudia Yáñez. “Por suerte, creció el interés por sacar analógicos, por arreglar cámaras consideradas antiguas y comenzaron a venderse más rollos de distintas características para fomentar la experimentación y tener resultados increíbles”, agregó.

Los gerentes de comercios del rubro fotográfico confirmaron este aumento en la compra de rollos: “Actualmente vendo alrededor de tres rollos por semana, cuando hace un par de años ya no vendía ninguno”, dijo el dueño del local de Kodak ubicado en Alem 568, en la Ciudad de Buenos Aires. “Es notorio el interés de un grupo de jóvenes de entre 20 y 25 años por este tipo de fotografía, sobre todo a partir del 2019”, agregó.

Según los últimos datos disponibles del Instituto Nacional de Estadísticas y Censos (INDEC) y la Nomenclatura Común del MERCOSUR (NCM), entre 2017 y 2019 hubo un aumento del 2,8% en las importaciones de cubas de operación automática y programación electrónica para el revelado de películas fotográficas, así como de papel fotográfico en rollo.

 

El presidente del Centro Mayorista de Fotografía, uno de los importadores y distribuidores de insumos fotográficos más grandes del país, Darío Prilik, confirmó que en 2018 se vendió un 6% más de películas que el año anterior a nivel mundial, y que desde 2017 existe un público más joven que tiende a preferir una cámara analógica.

El regreso de los míticos rollos Ektachrome o Neopan Acros demuestran que las grandes empresas fabricantes de insumos fotográficos, como Fujifilm y Kodak (dos de las marcas pioneras en el mercado a principios del siglo pasado), retomaron sus estrategias de marketing para sus productos analógicos tras notar un aumento en el interés y la demanda de los mismos.

En Argentina, muchos fotógrafos mantienen su ideal de dedicarse a la fotografía analógica a pesar del costo de los insumos. Según el catálogo de precios del Centro Mayorista de Fotografía, en 2020 un rollo KODAK Color Plus valía alrededor de 594 pesos y en 2022 aumentó a 2.544. En el mismo período, un rollo Ektar ISO 100 pasó de valer 1.529 pesos a 5.126. En ambos casos, los productos triplicaron su precio.

“Este tipo de arte tiene sus seguidores, quienes hacen lo posible para llegar a sus objetivos” dijo la fotógrafa profesional María Isabel Priore.

Ana Harff, también fotógrafa profesional y activista body positive, señaló que lo analógico le permite pensar más en lo que hace y aprender de sus errores de una forma que con lo digital no le resulta posible. Harff considera que estamos “mal acostumbrados a tener muchas fotos en los celulares, lo cual nos lleva a perder el contacto con las imágenes que son realmente importantes para nosotros”.

En esta línea, algunos artistas confirman que la práctica de sacar una foto con cámaras “viejas” requiere disciplina, paciencia y estilo para crear la escena antes de que el disparo salga, lo cual es algo que se ha perdido con la ansiedad de tener la foto en el momento. La fotógrafa Micaela Peón dijo: “Pienso que efectivamente la fotografía analógica plantea una resistencia al mundo digital, a priori todo el proceso de toma de fotos con posterior revelado y digitalizado cuestiona la idea, tan corriente hoy en día, de lo inmediato”.

El despertar de la fotografía analógica en los últimos años se ve también en medios de difusión como Revista Dislexia y en el surgimiento de cursos, tanto virtuales como presenciales, como los de Shoot Film o Santa Talleres.

El fotógrafo analógico y docente de Fototaller Monte Negro, Leonardo Marino, entiende que este estilo de arte visual puede desgastarse, pero jamás perderse. “La fotografía analógica ya tiene un presente y no creo que muera nunca, siempre va a tener un público cautivo”, dijo.