Por Daniela Hernández Cuervo
Fotografía: Milagros Gonzalez

Vecinos de Villa Crespo continúan reclamando contra los recitales que se realizan en el megaestadio propiedad del diario La Nación y de Movistar. ¿Cómo alteró la vida en el barrio?

Vecinas y vecinos del barrio porteño de Villa Crespo realizaron un corte entre la avenida Dorrego y Corrientes, el lunes 12, en rechazo al Megaestadio Movistar Arena, perteneciente al diario La Nación, Movistar y la multinacional AEG WordWine. El reclamo está dirigido contra  la realización continua de recitales que genera múltiples incomodidades  en quienes residen en la zona, sumado a la falta de respuesta y de atención por parte de las autoridades a sus reclamos.

Estas inconformidades han estado presentes desde la inauguración del estadio en el 2019 y los vecinos conviven con ellas. Las molestias se intensificaron con el pasar de los años con una leve pausa por la pandemia, sin embargo en el último semestre del  2022 se han agravado todos los inconvenientes haciendo imposible la vida cotidiana en el barrio. 

«Los vecinos y vecinas ya estamos cansados de todos los inconvenientes que tenemos producto de los recitales, los siete días de las semana en el Movistar Arena. Venimos reclamándole al Gobierno de la Ciudad desde antes de noviembre del 2019 cuando se inauguró, porque ya preveíamos lo que iba a pasar. Comenzó luego con un aforo de 2.500 personas, más tarde con 4.000 y ahora está al 100%, y desde los últimos seis meses hubo 91 recitales», dijo Luis, un vecino autoconvocado contra el Megaestadio. 

En los últimos 180 días hubo 91 recitales, lo que significa un evento cada dos días. Esto para los habitantes de casi ocho cuadras a la redonda se convierte en:

  • Ruidos que se originan a la entrada y a la salida de los shows, que por lo general son en horario nocturno.
  • –  Vibraciones en los edificios.
  • – Cortes en las calles y la imposibilidad de transitar por las mismas, y acceder libremente a los domicilios.
  • – Autos en doble fila estacionados en las veredas, tapando garajes y rampas para personas con discapacidad.
  • Imposibilidad de estacionar los autos en las puertas del propio domicilio.
  • -Acampes prolongados de quienes van a los recitales, ocasionando molestias a quienes viven más cerca por el ruido, la música, la ausencia de baños químicos, etc.
  • La suciedad que queda después de cada evento, botellas, alcohol, orina en la puerta de las casas, etc.

 Los vecinos de lo que han denominado como “Molestar Arena” conviven con  diversas situaciones. “Las personas que viven alrededor del estadio no pueden circular libremente, trapitos que en convivencia con la policía, al que vive en algunas de las cuadras que están rodeando el estadio cuando quiere estacionar su auto en la puerta, le cobran dos o cuatro mil pesos, una barbaridad. Tenemos un problema en las vibraciones en los edificios altos, los sonidos de los bajos hacen que retumben en los edificios hasta ocho cuadras a la redonda. Hay fans que acampan, sin ningún tipo de cuidado a la una de la mañana, tenemos filmaciones de gente que está cantando, que está con música a todo dar, por supuesto ni el Gobierno de la Ciudad ni el Movistar pone baños químicos, entonces es una mugre las veredas”, comentó Luis. 

“No damos más, viene desde que abrieron este Megaestadio Movistar Arena, que en principio se llamaba microestadio y pensamos que iba a ser algo chico, cuando nos dimos cuenta ya era tarde, ya estaba construido. Cuando comenzaron los recitales empezaron los problemas, pero este último semestre ya se ha vuelto intolerable para todos los que vivimos cerca porque tenemos recitales casi todos los días y tiene una capacidad como para dos Luna Park, entonces es todos los días entrando y saliendo quince mil personas dos veces por días, y algunos acampan, es un caos, los trapitos, el ruido, es un descontrol, los vecinos estamos que no damos más”,  comentó Laura González Vidal perteneciente a la comunidad. 

Pese a la masividad de eventos que trajo el fin de la pandemia, ya existía un acuerdo que establecia un límite de recitales que no se cumplió. “Para paliar un poco la problemática, pedimos que se restrinja un poco. Por problemas de salud, hay personas que con las vibraciones se tienen que ir de sus casas, porque no puede estar en la cama po que se le mueve, se marean, tienen vómitos”, comentó Luis. 

Esta situación ha impedido que la comunidad lleve una vida normal, “no se puede vender alcohol en los comercios cercanos, con lo cual todos los vecinos no podemos consumir alcohol, no podemos hacer un asado y comprar vino o cerveza porque está cerca de un estadio, lo más gracioso es que dentro del estadio sí se vende alcohol”, dijo González Vidal.

Aunque por lo general estos eventos reactivan la economía para los vecinos, “los únicos que ganaron plata fueron el Movistar Arena, no es que se haya derramado dinero al barrio, no reactivó la economía, el barrio sigue igual -comentó González Vidal y agregó-. El barrio se ha convertido en un caos sin mejoras en el resto, lo único que mejoraron fue la vereda del Movistar Arena, yo vivo a la vuelta y mi casa en las veredas están todas rotas como hace veinte años, no ha mejorado en nada el barrio”.- 

Este Megaestadio de 25 mil metros cuadrados, con una capacidad de casi 16.000 personas fue construido en un terreno público cedido por la Legislatura porteña al Club Atlanta que, a su vez, lo cedió en comodato al diario La Nación. “El terreno donde está Movistar Arena es un terreno que es de la ciudad, para un uso de la colectividad y la ley de creación los hacen exentos de pagar impuestos, y ABL durante cuarenta años -dijo Gustavo Perrone y agregó-. A la sociedad no le retribuye nada. Nos quedamos sin agua desde el viernes, y sin bomba para subir el agua y sin ascensores y vecinos míos del edificio cruzaron a pedirle que nos conectaran una canilla para cargar agua por que no teníamos y no quisieron. Ni siquiera eso, ni siquiera agua“.