Por Lucía Bernstein Alfonsín
Fotografía: Sofía Barrios y Sabrina Nicotra

Miles de personas, familiares de víctimas de gatillo fácil, marcharon desde el Congreso hasta la Plaza de Mayo, en la VIII Marcha de la Gorra, para reclamar contra la violencia policial. La lista de pibes muertos por la represión estatal cada vez es más amplia.

Dos chicos con gorras altas, una naranja y otra verde, corrían entre la gente, zigzagueando los carteles en los que se leía “Ni un pibe menos, ni una bala más”; “El juicio es producto de la lucha, la condena es el repudio popular”; “¿Cuál es la gorra peligrosa? Basta de matar pibes en los barrios”. 

“¡Hola Emi!”, dijo una chica mientras abrazaba a la mujer de remera blanca. No era la única, ya desde las dos de la tarde, firmes sobre la avenida Rivadavia, estaba la línea de madres y familias sosteniendo la barredora que decía “Marcha nacional contra el gatillo fácil: Ni un pibe menos. El estado es responsable”. También estaban las remeras blancas y los carteles con las caras de ellos, de los pibes que no están. 

Este 26 de agosto, la Marcha Contra el Gatillo Fácil se convocó por octava vez a nivel nacional bajo la consigna “Ni un pibe menos, ni una bala más’. El Estado es responsable”. En Ciudad de Buenos Aires, familiares y amigos de las víctimas de violencia institucional, acompañados de organizaciones como La Poderosa, el MST, la Correpi, la Defe, el Polo Obrero, el MTL, CUBA, Movimiento Evita, Bloque Piquetero Nacional, entre otros, juntaron a miles de personas que marcharon del Congreso de la Nación a Plaza de Mayo.

Fuerte era el estruendo de los tambores que acompañaban las cejas fruncidas y las mejillas húmedas. Firmes se sostenían las columnas y firmes comenzaron a avanzar los pies. Ahí nadie se desarmaba. Como serpiente, la columna giró por avenida Rivadavia. “Y dale alegría, alegría a mi corazón / la sangre de los caídos se rebeló / Ya vas a ver / las balas que vos tiraste van a volver”, las voces comenzaron a cantar acompañando los tambores. 

“Nuevamente tomamos las calles llevando adelante esta gran jornada de lucha a nivel  nacional que visibiliza y repudia la represión que ejerce históricamente el Estado contra nuestros hijos, hijas, hermanos, hermanas, padres, madres y familiares, aquí nos encontramos para unificar el grito de bronca, dolor, amor y resistencia”, dijeron los familiares durante el discurso. 

Los nudos en las gargantas hacían que los gritos se cortaran, pero no perdían su calidad de grito. Por el megáfono se escuchó: “¡Basta de gatillo fácil!”, “!Basta!”, contestaron atrás. “¡Basta de matar a nuestros pibes!”. “¡Basta!”, volvieron a decir.

Con la remera de Nahuel Hormachea, la mamá se secaba las lágrimas de sus cachetes, mientras su compañera con la misma remera la abrazaba y levantaba su mano para arengarla. “A ver a ver / quien dirige la batuta / el pueblo en lucha / o los ratas hijos de yuta yuta yuta”, se escuchaban las voces que acompañaban el ritmo de los tambores. 

“Yo vine por Pablo Alcorta. Sí, soy familiar”, es lo único que logró decir la mujer con un cartel en el que se leía “Debajo de cada gorra hay un pibe con su historia”, antes de que se le cortara la voz.

“Yo sabía / yo sabía / que a los pibes / los mató la policía asesina”, cantaron con bronca. Se marchó por un familiar, por un amigo, por un conocido o por un completo extraño. “Nuestras palabras pueden parecer repetitivas, pero es que la situación de represión e  impunidad se profundiza año a año”, explicaban las madres.

La marea de cejas fruncidas y dolor concentrado abría paso por la avenida. La familia de Paly Alcorta cantaba hasta quedar con la cara colorada: “El policía es un cagon / Defiende a los que tienen plata mientras el pueblo va a prisión / y algo vamos a hacer / aunque vengan con bastones / porque son unos cagones / igual los vamos a correr”. Un chico bajó su cartel para abrazar a su mamá. “¿Cuántas balas va a disparar tu gatillo fácil?”, se leía.

Las personas ajenas a la marcha frenaban a un costado sin poder sacar los ojos de las cejas hundidas, de los puños altos, de los carteles rojos, de las fotos de los asesinados. Era difícil mirar para otro lado.

Rodeando la columna, como sombras de negro, siete chicos pintan las paredes. Las frases: “Muerte a la yuta”; “venganza por todxs lxs pibxs” y “yuta asesina” circundaban la placa de Gustavo Benedetto, asesinado por la represión policial el 20 de diciembre de 2001 en Avenida de Mayo y Tacuarí. La columna frenó para acompañar el grito de la mamá de Gustavo: “Gustavo presente, ahora y siempre”.

“Vamos que esta es nuestra plaza, la plaza del pueblo, la de los familiares”, gritó una madre mientras las personas se acomodaban dentro del círculo de pañuelo blancos en la histórica plaza. “Hagan espacio que tenemos que entrar todos los familiares”, se escuchó mientras rodeaban el escenario.

Mientras el acto comenzaba sobre la tarima, algunos familiares se acercaron a la Casa Rosada a dejar las fotos de los dueños de los gatillos. El tapiz de caras y nombres cubrió la entrada a la Casa Rosada. “Papá sigue luchando no solo por vos Bochita, sino por todos los pibes y pibas que siguen en peligro”, decía la remera del hombre agarrado de los barrotes de la Casa Rosada. “Que los que matan se mueran de miedo”, aparecía en el cartel pegado a las rejas.

“Denunciamos no sólo a los policías, prefectos, gendarmes, funcionarios o penitenciarios que asesinan, torturan y desaparecen -explicaban desde el escenario-, sino al Estado en su conjunto, del que forman parte esencial”. 

«Yo tengo tanta bronca e ira, y hablo de Ismael y de mi comunidad. Recién hablaban de la nena que murió de desnutrición, a nosotras también se nos mueren, las buscamos pero no aparecen -dijo la mamá de Ismael Ramírez, el nene de la comunidad qom que a los trece años murió de una bala en el pecho-. Yo sé que la justicia para nosotros es una mierda, pero yo por los niños de mi comunidad voy seguir luchando”.

En el discurso también recordaron a Danilo Sansone, Camila López, Gonzalo Domínguez, Aníbal Suárez, Brandon Romero, Huguito Arce, Carlos Vázquez, Pablo “Paly” Alcorta.  “Es terrible leer tanta muerte todo el tiempo”, se interrumpió Delia mientras leía el documento que narraba las historias de chicos muertos. Marcos Acuña, Nicolás Vázquez, Cristopher “Bocha” Rego, Facundo Ferreira, Cecilia Basaldúa, Leo Bravo, Daiana Abregú, continuaba.

“En todas estas luchas, peleamos por la sentencia, pero también y sobre todo por la conciencia. Para que exista de verdad el nunca más que no fue nunca más -dijo Emi, la mama de Paly Alcorta-. Tenemos claro que el asesinato de nuestros pibes y pibas no es producto del mal funcionamiento de las instituciones, sino de la represión estatal necesaria en una sociedad con un sistema injusto. En este sistema injusto el peor crimen es la desigualdad social, que se profundiza.”

En Plaza de Mayo, las fotos clavadas en la tierra formaron una pasarela de recuerdo y reclamo.

Con nombre y apellido

En Plaza de Mayo, las fotos de las víctimas clavadas en la tierra formaron una pasarela de recuerdo y reclamo. Estaban:

Danilo Sansone, Natalia Melmann, Brandon Romero, Camila López, Nahuel Hormachea, Gonzalo Domínguez, Aníbal Suárez, Huguito Arce, Carlos Vázquez, Marcos Acuña, Nicolás Vázquez, Cristopher “Bocha” Rego, Facundo Ferreira, Cecilia Basaldúa, Leo Bravo, Daiana Abregú, Christopher López, Hugo Arce, Ezequiel Demonty, Camilo Braian Agustín Monzón , Walter González, Agustina, Huguito Carlos, Pablo “Paly” Alcorta, Miguel Núñez, Víctor Elías Balzar, La China, Yazmín Larios, Gustavo Ezequiel Acosta, Diego Ariel Tolaba, Mauro, Agustina Galarza, Facundo Bravo, Lito Costilla, Gustavo Alderete, Ismael Ramírez, Agustín, Cristian Montecinos, Coqui Del Primaveral, Leonel Sotelo,  Agustina Nieto, German Gómez, Felipe Villalba, Santiago Maldonado, Leandro Bravo, Kiki Lezcano, Gustavo Benedetto, Florencia Cuéllar, Vanesa Núñez, Sonia Colman, Martín Rodrigo Carreras, David Monzón, Matías Casas, Javier Alarcón, Gonzalo Crespo, Anamaría Bustamante, Nicolás Barrera, Marcos Moya, Germán, Darío Santillán, Franco Díaz, Christopher Torres, Alan Maidana, Fabián Gorosito, Daniel Oblitas, Josué Lagos, Nico Bustamante, y muchos más nombres que los manifestantes gritaron «presente, ahora y siempre»