Por Dylan Mizawak
Fotografía: Rocío Forte

Tras un intento de repudio a la Vicepresidenta de un grupo de manifestantes que llegó a su domicilio, luego del pedido de condena por parte del fiscal Luciani, una multitud se congregó en la esquina de Juncal y Uruguay para defenderla y manifestarle su apoyo.

Tras el pedido de los fiscal Diego Luciani y Sergio Mola de condena efectiva a 12 años de prisión e inhabilitación absoluta en la función pública para Cristina Fernández de Kirchner en la causa Vialidad, vecinos del barrio de Recoleta se autoconvocaron ayer en la esquina de Juncal y Uruguay en el domicilio de la Vicepresidenta, para protestar contra su figura en el marco de la causa que la acusa de asociación ilícita y corrupción en la obra pública. De inmediato comenzaron a llegar otros y otras del mismo barrio y de otros barrios a apoyarla.

Alrededor de las siete de la tarde, efectivos de la policía debieron cortar la circulación en la esquina y alrededores. Las tareas a cumplir parecían ser: evitar posibles accidentes y destrozos, y, por otro lado, un posible enfrentamiento entre ciudadanos con ideologías políticas opuestas. Sin embargo, la presencia policial, más que calmar los ánimos, terminó por caldearlos y la Policía de la Ciudad repitió su patrón: represión a escudazos y golpes de cachiporra, gases lacrimógeno, insultos y hasta detenidos sucumbieron la paz cotidiana que se vive en una de las zonas más acomodadas de la Ciudad de Buenos Aires, lo que motivó a que los grupos de ciudadanos opositores se replegaran, dando paso a la toma de la calle por parte de la militancia kirchnerista y peronista que llagaba a apoyar a la Vicepresidenta.

En dirección a la plaza Vicente López, desde Juncal, todavía se veía a la Policía que repeler conductores enfurecidos, advirtiendo que “ya hubo destrozos y detenidos”, para disuadir el paso. Ya en la plaza, se escuchaba el eco de bombos y redoblantes, y un auto rojo desde el que resonaba la marcha peronista a todo volumen. La copiloto del vehículo, Graciela, acudió junto a su marido y sus dos hijos. Ella era comerciante y fue “a acompañar a Cristina por agradecimiento”. Y agregó: “Fueron mis mejores 12 años, donde volví a creer en la política. Tengo 50 años, las pasé todas: Menem, De La Rúa y el empresario Macri con quien tuve que cerrar mi negocio”.

El coro poco a poco se aclara a medida que se llega la esquina de Juncal y Paraguay: “¡Ya van a ver! / ¡Ya van a ver! / ¡De la mano de la jefa vamos a volver!”; ¡Yo soy así! / ¡Peroncho de la cabeza a los pies!”; “¡Che gorila, che gorila! / ¡Si la tocan a cristina, que quilombo se va a armar!”; “¡En mi casa hay una foto de Perón y de Cristina!” y “¡Abran paso, llega la JP! / ¡De Cristina, de Chávez y de Fidel! / ¡Este canto te va del corazón! / ¡Acá estamos los soldados de Perón!”. Las consignas son claras: quien transite por esa esquina del domicilio de la Vicepresidenta, hasta altas horas de la noche, encontrará un sinfín de seguidores, leales a la figura de la Cristina Fernández de Kirchner.

Entre la multitud hay un gran componente juvenil, que improvisa banderas con liquid paper en tablas de skate donde se lee “Cristina se defiende” y forman grandes pogos al ritmo de tambores. En cada rincón se puede ver la espontaneidad de la convocatoria, banderas improvisadas con los colores argentinos y las iniciales “CFK” conformado por trozos de papel crepé. “Patria sí, colonia no” y “Vecinos contra el neoliberalismo” son otros lemas que flamean entre la multitud que sigue llegando e invita a tomar la calle, o colgarse de semáforos y contenedores de basura, algunos incluso pueden verse trepados a rejas de los portones y ventanales residenciales.

Mónica Macha es diputada nacional por Provincia de Buenos Aires del Frente de Todos, ella dice que es una movilización ante un “Intento de proscripción por parte del poder judicial, actuando más que como poder judicial, como un partido judicial, tomando partido y siendo absolutamente parcial. “Estamos acá acompañando a Cristina”, sentencia. Y asegura que con la movilización se busca “expresar que frente a tanto atropello estamos acá por un país con inclusión, con dignidad y que en eso no vamos a dejar de pelear y militar, ya que nos corresponde”.

“Nosotros no venimos acá a manifestarnos. Simplemente, venimos a cuestionar a la justicia, que no aplica el derecho según las normas, según las leyes. En la facultad me enseñaron otra cosa, lo que está haciendo este fiscal es impresentable”, comentó Carlos, vecino del barrio, quien acudió acompañado de su esposa e hijo. Aunque aclara que enseguida aclara: “En realidad no es un fiscal, es un jugador de fútbol, ¿sabías? Y juega en el equipo de Macri y es obvio que iba a hacer esto”. La lealtad es evidente, y así lo deja en claro Mora, estudiante y ferviente militante de La Cámpora de San Isidro. Ella augura que los opositores: “Ya se va a dar cuenta en algún momento cuál es el camino correcto” y lamenta que esa misma oposición “odia su país, odia su pueblo, odia los pibes, no quiere progresar, no quiere Conectar Igualdad. Nosotros estamos acá para hacer justicia social y para redistribuir”.

Profesionales, comerciantes, estudiantes, desocupados y trabajadores de todos los rubros y oficios borran cualquier matiz en un canto conjunto. Entre quienes prefieren no saltar se encuentra Víctor Alegre, artesano de 62 años de edad. Muleta en mano y un gran cansancio al viajar dos horas desde Tres de Febrero -zona oeste- propone que “lo de los fiscales es una ridiculez. Los cuestionamientos que hacen no tienen asidero alguno. Cristina sabe que maneja la temperatura del pueblo, entonces va a ser muy fina en lo que declare”. Entre lamentos de que haya un “Un policía para cada militante” y luego de rememorar que los mejores años fueron peronistas, aunque recuerda: “Menem viniendo del peronismo me traicionó, y fue otra cosa, pero eso es ya de otro momento”, advierte y espera que los fiscales “Por la salud de la patria no sean estúpidos y provoquen algo de lo que después se van a lamentar mucho”.

Rubén Ciuró es docente, tiene 60 años y opina que esto no es más que “Un golpe jurídico de esta suerte de armado de poder judicial que se expresa en muchísimos lugares del país, como los sucesivos juicios a Milagro Sala, la reciente condena a Santiago Goodman (en castellano: buen hombre), a ATE, en Mendoza, por uso de la vía pública para manifestarse. Esta es una muy alta expresión de esa persecución judicial, que es desproporcionada, pero que sabemos que no tiene límites”, describe y advierte: “Lo hemos visto con Lula (Luiz Inácio Lula Da Silva), donde se fueron desmontando todas las acusaciones, pero el daño ya estaba hecho. Lo vemos en Correa, que sigue proscripto. Luciani y Mola merecen en realidad ser pasibles de juicio político por su actuación”. Muy elocuentemente, antes de dejar expreso su apoyo a una reforma judicial integral, él resume los objetivos de la congregación: “Se busca dejar en claro para el poder judicial, el poder legislativo y el poder ejecutivo que el pueblo argentino está dispuesto a defender las libertades democráticas más allá de debilidades dirigenciales”.

Son alrededor de las 23 y los rugidos estomacales de algunos militantes se disipan ante el arribo de puestos de choripán y hamburguesas que generan pequeñas cortinas de humo a lo largo y ancho de Juncal y Paraguay. Uno de los vendedores de gaseosas se alegra enormemente de recaudar 18.000 pesos, ante un séquito de militantes exhaustos y, al parecer, con mucha sed, luego de saltar y saltar, cantar y cantar. Paradójicamente, en las vidrieras lindantes se venden sweaters de “oferta” a 19.600 pesos. Algunas esquinas siguen cortadas entrada la medianoche. Acaba de llegar la JP desde La Matanza. Un policía dice no tiene “ni idea hasta qué hora van a estar” pero los bostezos y el tiempo entre canción y canción dan cuenta de que quizá el objetivo del día, quizá, ya se logró. Ya es martes.