Por Nadia Sotelo
Fotografía: Candela Bandoni

El pasado miércoles trabajadores de recolección y recuperación de residuos sólidos urbanos, se manifestaron con el objetivo de que sean reconocidos como trabajadores y la implementación de convenios.

El pasado miércoles 20 de julio a las 17 hs, se llevó a cabo una movilización por parte de las cooperativas del Movimiento Popular La Dignidad en el local de Easy, ubicado entre Av. Rivadavia y Boedo, en el barrio de Almagro. La jornada de lucha no fue extensa pero sí contundente. Militantes, recuperadores, promotores ambientales, recolectores y trabajadores de cooperativas en Varela, Villa Soldati, Lugano, Bajo Flores, Lanús y Barracas, se unieron con el objetivo de visibilizar su lucha y muchos vecinos se quedaron a escuchar sus reclamos. Exigieron por inclusión social y laboral, el reconocimiento de los trabajadores de recolección y recuperación de residuos sólidos urbanos y la implementación de convenios para generar una relación entre la recolección y el cuidado del medio ambiente. Ante la falta de respuestas del Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires sobre la formalización de la actividad, dirigieron sus reclamos a una de las tantas empresas generadoras de alto volumen de residuos.

Juan, militante de MP La Dignidad, indicó a ANCCOM por qué se encontraba en la movilización: “Pedimos que se reconozca a los trabajadores de reciclado de las cooperativas como un trabajo más, que podamos tener obra social y un sueldo, que podamos ganar como otras personas que trabajan para un reciclado de empresas grandes. Venimos a reclamar porque todos los residuos que tiran las empresas de gran renombre se los terminan dando a recicladoras grandes, cuando se los podrían dar a las recicladoras pequeñas para que crezcan y se pueda fomentar el trabajo de las cooperativas”. Por su parte, Natalia Molina, coordinadora del área de reciclado de La Dignidad en la Villa 21-24, expuso la problemática por la que son juzgados muchos de los trabajadores del reciclado: el Gobierno de la Ciudad no los reconoce y la sociedad los estigmatiza. “Venimos con una propuesta muy concreta: que nos reconozcan como servicio, desafiando el ninguneo y los relatos de exclusión que se difunden desde los medios diciendo que nosotros somos choriplaneros. Acá tenemos la prueba concreta de que los compañeros subsistimos con un material que recogemos de las calles y en los basurales. Nosotros queremos trabajar, que nos den trabajo que es lo que nos dignifica. No somos vagos y no queremos planes. Pedimos reconocimiento y que contraten nuestros servicios, de poder presentar lo que hacemos y que se pueda ver la calidad y capacidad que tenemos. Trabajamos en la precariedad: no tenemos ni condiciones ni recursos y, sin embargo, lo sacamos adelante”, argumentó Molina.

Betty, trabajadora del reciclado en Almirante Brown, expresó: “Buscamos un trabajo digno, que las empresas grandes nos reconozcan como trabajadores y nos den el reciclado como corresponde”.

Por otra parte, se habló acerca de la educación ambiental y de la importancia que tiene para los vecinos informarse acerca de estas cuestiones. Marcela, de Promotores Ambientales de Barracas, informó cómo es su trabajo y por qué es necesario que se preste atención al tema: “Trabajamos de lunes a sábados, de puerta a puerta, educando al vecino y enseñando en nuestras casas que somos parte de un circuito y solamente tenemos un planeta, que tenemos que cuidarlo y si no lo hacemos nosotros ahora nadie lo hará”. Aquí se plantea otro de los ejes de la movilización, la de generar convenios para que se cumpla con la ley de Basura Cero, que nunca se termina de concretar. Al respecto, Natalia Molina sostuvo: “Somos capaces de armar estructuras, como las Promotoras Ambientales, que son las que reeducan a la sociedad. El Gobierno de la Ciudad tiene programas estructurales para contratar a promotores ambientales, separadores y recuperadores, pero no lo hace porque no nos consideran trabajadores. Nuestro trabajo da infinitas posibilidades, porque lo desarrollamos en los barrios, pero el único que nos ve y no nos da posibilidad es el Gobierno”.

Las cooperativas no son reconocidas por las grandes empresas lo que hace que su trabajo su trabajo sea muy flusctuante: “Sobrevivimos a pulmón. Hay muchos comedores que la gente banca con su bolsillo, con rifas. Cuando no hay trabajo, no hay comida. No estamos recibiendo ni siquiera mercadería que nos ayude. La forma que tiene la gente de subsistir es ir a las recicladoras y hacerse unos mangos. Pero estas grandes empresas terminan llevándose todos los reciclables y nos quitan las posibilidades”, indicó Juan de La Dignidad.

Natalia Molina, explica la preocupación que tienen las cooperativas por esta situación, pero que nunca se dan por vencidos y logran sobrevivir. “Ante la ausencia sistemática de los malos gobiernos que fueron pasando, que no asumen la responsabilidad civil que tienen con nosotros, como habitantes de este país y con crisis cada vez más acrecentadas, la gente sale a buscar nuevas oportunidades. En nuestro caso, nosotros somos parte de la economía popular y ahí, hay ejemplos clarísimos de subsistencia. Nos autogestionamos”, dijo.

Y Juan enfatizó: “Ahora nos estamos haciendo visibles, antes se ocultaba el tema de las cooperativas, no le interesamos a nadie. Y entonces no nos queda otra que salir a las calles y luchar por nuestros derechos”.