Por Dylan Mizawak
Fotografía: Eliana Obregón / TELAM

El proyecto Orquestas escuela realizó una semana de encuentro en la Usina del Arte para visibilizar la importancia de estos espacios como lugar de inclusión y oportunidades para niños, niñas y adolescentes de sectores populares.

La semana del 25 de junio al 2 de julio estuvo colmada de alegría, ritmo, instrumentos, música y arte en la Capital Federal, ya que se llevó adelante la primera semana de “Orquestas escuela”, un encuentro anual que busca visibilizar y fortalecer las orquestas escolares, así como visibilizar espacios que propician el acercamiento y la posibilidad de estudiar música a los niños, niñas y adolescentes de sectores populares.

El encuentro, organizado por el Centro Artístico Solidario Argentino (C.A.S.A.), dio cierre a la jornada con un espectacular concierto en el auditorio de la Usina del Arte, ubicada en el barrio de La Boca. Las orquestas presentes fueron “Fuego Azul”, de la UNDAV; Orquesta “Paso del rey”; Orquesta “San Carlos II” de Escuela Moreno; Orquesta “El Nacional Buenos Aires”; y las dos sedes del Centro Soler Argentino (Fátima y 1-11-14), quienes coordinaron talento y pasión por la música, pero sobre todo lograron forjar una amistad y dar el primer paso en el fomento de la importancia de los espacios de formación musical gratuitos.

Tras bambalinas, ANCCOM fue testigo de las sonrisas y el orgullo de los niños y niñas por subirse a un escenario y superar el primer obstáculo: los nervios. Entre carcajadas, violinistas, clarinetistas, pianistas, flautistas y guitarristas que no se conocían, se fundían en abrazos que forjaban amistad. Thiago Molina tiene 16 años, sueña con ser pianista y cantor y confiesa: “Yo nunca toqué un instrumento. Lo máximo que tuve fue un ukelele de mi papá, pero ese se rompió. Este año quise ir a tocar. Me respondieron que no había vacante para piano, pero sí para flauta y violonchelo. Estaba indeciso, pero me terminé decidiendo por el violonchelo”, dando cuenta del enorme papel que cumplió la educación musical que posibilitó C.A.S.A. Fátima en su vida.

Las jornadas

Mailen Ubiedo Myskow tiene 32 años y es directora del C.A.S.A. Ve a las orquestas como “un espacio de comunidad, donde cada uno aporta un poco y todos tenemos que escucharnos, respetarnos para que salga bien, eso es trasladable a la vida. Además de visibilizar estos espacios, queremos visibilizar que las ganas están, hay estudio y responsabilidad detrás”.

Pero también confiesa que no recibe el apoyo necesario del ámbito artístico y los sectores culturales que la causa merece, aunque augura: “Este es un primer paso. Invitamos a todos los espacios que quieran y a todo aquel que se le ocurra querer contribuir de alguna manera para lo que va a ser la segunda edición. Creemos que lograr apoyo de (Ministerio de) Educación estaría bueno, sobre todo para poder llegar a la escuela, ya que las orquestas funcionan a contraturno o en espacios no curriculares y, a veces, los chicos que quedan aún más marginados, en el único lugar que los encontramos es en la escuela, por el hecho de ser obligatoria”.

Ubiedo Myskow también considera a las orquestas como un espacio para “Prevenir y llegar antes” y cita  al vicario episcopal para villas de Buenos Aires, Gustavo Carrara: “Poder acompañar a los chicos en la prevención de adicciones y hacer lo que tienen que hacer, que es jugar, pasarla bien, divertirse, aprender en la edad que tienen”.

Sin dudas la visibilización y el fomento de este tipo de actividades son necesarias, motivos por los cuales los mismos estudiantes “una vez que empiezan a estudiar, se van profesionalizando y luego vuelven nuevamente, para ser profes de los iniciales”, remarcó Ubiedo Myskow, y el mejor ejemplo es Micaela Cabeza, de 31 años, quien es docente de violín en C.A.S.A. del barrio Fátima. Ella valora mucho estos espacios: “Acá los chicos vienen y aprenden a estar en conjunto, a confiar en el otro. Creo que eso es algo muy importante porque estás confiando en tu compañero y me parece que el espacio que genera es realmente positivo entre ellos”, describe.

Ellas anhelan el acercamiento del Estado y la difusión de este tipo de actividades. Micaela sabe que con los instrumentos se avanza, pero hay otras cuestiones también a considerar, como “que tengan atriles, posibilidades de acceder a partituras, cuerdas, encerados, el mantenimiento de los instrumentos. Ese tipo de cosas a veces no se tienen en cuenta y nos es difícil conseguir, y es sumamente importante mantener los instrumentos musicales en condiciones”, remarca.