Por Pablo Pedicone
Fotografía: Camila Meconi

El soporte de música analógica que muchos creían cosa del pasado, resurge con impulso inesperado y gana posiciones en los rankings de venta mundial, en algunos casos imponiéndose a sus rivales digitales.

Desde el fonógrafo de Thomas Edison, en los inicios de la música grabada, hasta la actualidad con las plataformas de streaming ha pasado mucho tiempo. Sin embargo, un formato que parecía haber quedado como un recuerdo en algún museo de la industria musical, hoy resurge con más fuerza que nunca: el disco de vinilo. 

¿Quién hubiese pensado allá por los inicios de los años 90, cuando el CD irrumpió como nuevo y prometedor formato, que el vinilo tendría alguna chance de volver a tener protagonismo?

La música digital, primero de la mano de formatos físicos, luego del MP3 con la difusión masiva de internet solo estaba preparando el terreno para las plataformas de música online que permiten en la actualidad acceder a un enorme catálogo de artistas solo con un click y por un módico abono mensual.

Aquellos viejos discos que marcaron generaciones y que parecían haber quedado para locales de antigüedades, volvieron a la vida con la revalorización de primeras ediciones y un abanico de catálogos semi olvidados, tanto nacionales como extranjeros.

Nicolás Llasen, encargado del local de Jarana Records, una de las tantas nuevas disquerías especializadas en este formato, cuenta qué hay detrás de este fenómeno que suma adeptos cada día: “Yo creo que lo más importante es la calidad del sonido que tiene el vinilo y también el contacto con lo analógico, el arte de tapa, hace que uno se sienta más cercano a los artistas que le gustan. Está bien que, para apreciar el buen sonido, requiere de toda una cadena que va desde la bandeja, el amplificador, los parlantes. Mientras mejores equipos tengas, mejor vas a poder apreciar la calidad de audio. La realidad también es que vivimos en una era digital donde todo se asemeja bastante y uno está acostumbrado a escuchar en el auto un CD, Spotify, pero el vinilo sigue siendo lo más elegido por músicos o gente que le gusta mucho la música, ya que es lo más cercano a lo que uno quiere escuchar en cuanto a calidad”.

Eduardo De La Puente, periodista y actual conductor de Clásico de Clásicos por Rock & Pop, coincide en este aspecto: “Me di cuenta que durante muchísimos años fuimos testigos de una degradación del sonido progresiva pero muy lenta. Con el CD nos pareció ver la luz, y creo que fue la puerta de entrada hacia un sonido tóxico. De los CD pasamos a los archivos digitales y me acostumbré a escuchar música en formato digital, pero un día me di cuenta que había dejado de escuchar música en realidad”.

Rompiendo récords

Más allá de las cuestiones de gustos personales y de la alta calidad del sonido del vinilo que ya a esta altura parece indiscutible, el fenómeno nuevo es que desde algunos años se viene dando en el mundo un sostenido auge de ventas que este último año marcó récords en países como Estados Unidos y Reino Unido, superando a las del CD por primera vez desde 1987 de acuerdo a una nota publicada en El Diario de España en julio de 2021. La tendencia parece irreversible, empujada además por los cambios de hábitos surgidos a partir de la pandemia. “En Reino Unido las discográficas han experimentado un aumento del 30% en sus ingresos por la venta de vinilos durante 2020, con un total de 86,5 millones de libras recaudadas. En España estamos aún lejos del soparse al CD, pero la tendencia es clara”, describe el periodista español Tomás Mayo. El furor es tal que hasta existe una aplicación donde se puede localizar en tiempo real disquerías en cualquier lugar del planeta.

En Argentina, si bien no hay estadísticas oficiales, se estima que el mercado del vinilo ha crecido alrededor de un 60 % en los últimos años. Podría decirse que el fenómeno desatado por la fiebre del vinilo, es el motor de toda una nueva camada de disquerías independientes especializadas solo en este formato, muchas de las cuales no tienen ni siquiera un local abierto al público, sino que aprovechan el alcance ilimitado de las redes sociales como canal de venta preferido. Las mismas redes sirven, además, como lugar de encuentro de fanáticos tanto para la compra-venta-canje de discos como simplemente para la exhibición de joyas únicas y no tanto, para compartir opiniones o para organizar ferias itinerantes. En todo el país hay amantes del sonido analógico que gustan revolver bateas a la vieja usanza. 

“Nosotros -comenta Llacen- tenemos de todo, usados y reediciones. El que siempre coleccionó discos va a estar buscando más los de época porque quieren tener las primeras ediciones o cosas que ya no se consiguen. No hay dos discos iguales, salvo que estén hechos del mismo master”. Ese concepto de la pérdida del aurea a causa de la reproducción mecanizada masiva de una pieza de arte, que está detrás del libro La obra de arte en la era de la reproductibilidad técnica de Walter Benjamín, parece desvanecerse para los fanáticos del formato que perciben a muchos de los títulos que suelen conseguir a veces después de años de búsqueda, como verdaderos objetos únicos.

Jonathan Firbank, conocido entre los aficionados al formato como “El Rey” del vinilo y dueño de Musicono, un destacado importador y distribuidor a nivel nacional, da su mirada sobre el crecimiento del formato: “Sin dudas, en los últimos años se ha experimentado un crecimiento que era impensado en la década del 90 y a principios de los 2000. Pasó de ser un objeto desdeñado por muchos melómanos a ser algo de culto, al que se le redescubrieron sus ventajas en cuanto al sonido, arte de tapa, etc. El vinilo creció con respecto a los otros formatos. Sin embargo, todavía sigue siendo un artículo de nicho, todos los que estamos en este mundo consideramos que aún sigue siendo una escena pequeña, pero con la lenta incorporación de muchos jóvenes que hoy están descubriendo al formato”.

-¿Creés que realmente hay una suerte de boom del formato y que vino para quedarse o lo entendés como una moda pasajera? 

-En algunos países el vinilo no dejó de publicarse, aunque sí empezaron a hacerse tiradas más pequeñas y limitadas como en Inglaterra. Yo diría que a nivel mundial llegó para quedarse. Me baso en el hecho de que Sony hizo una gran inversión en una planta gigantesca para fabricar discos de vinilo para todo el mundo, pero todavía creo que falta para algo que podamos denominar como masificación. 

El espíritu de la radio

La canción de Rush “The Spirit of radio” que abre el álbum Permanent Waves de 1980 dice en alguna de sus estrofas algo así como “retroalimentación emocional, en una longitud de onda sin tiempo, llevando un regalo invaluable”, y viene bien para sintetizar el resurgimiento del vinilo como medio de difusión masiva también en el espacio radial.

De la Puente cuenta que en la radio “recauchutaron bien la Technics 1200 que tenían, le armaron un mueble y ahora están recauchutando otra para que en vez de pasar de a un tema, pueda mezclar directamente. Se están dando cuenta de que valía la pena porque se refleja en la audiencia y están invirtiendo en eso”. 

En su programa tiene una sección específica en la que reproduce discos en vinilo: “Le tengo que explicar a la gente que lo que están escuchando es material mío o que por ahí alguien me presta. Hay oyentes que son hermosos. Una vuelta, uno vino a la radio, me trajo como treinta discos, me dijo: ´Edu tomá, tenelos, dentro de tres, cuatro meses, los paso a buscar´ y me vino bien para poder ampliar un poco el abanico de intérpretes”. Porque tal como explica: “La radio no tiene ni siquiera discoteca de CD. Todo lo que hay está cargado en digital”.

La experiencia que se vive a través de la radio con el sonido del vinilo, cuenta el conductor, es totalmente distinta a lo que estamos acostumbrados. “Cuando escuchas al aire, realmente cambia el sonido. La mejor forma de escuchar las vueltas en vinilo es escuchar la radio, por la radio, porque no hay digitalización” y agrega: “Hay gente que hace un ritual y si sintoniza la radio conectada a un amplificador, bajan las persianas de su vida y durante una hora o media hora se dedican a escuchar”. De alguna manera esta forma de escuchar a partir de lo analógico, los reconecta con la música de una manera que creían olvidada.

En relación a su propia experiencia con el hábito de escuchar música, De La Puente reflexiona: “Cuando salió Wasting Light, el disco de los Foo Fighters en CD, me acuerdo que me rompió la cabeza, de hecho, me parece un discazo y lo escuchaba en el auto todo el tiempo y era un disco que escuchaba entero y dije, qué loco, cuánto hace que no escucho un disco entero. Me puse a pensar en porqué sería y cuando vuelvo a meterme en la cuestión de los vinilos me di cuenta que había dejado de escuchar discos enteros porque realmente no tenía sentido escucharlos. Insisto, fue tan progresivo pero lento, que nos fuimos metiendo en eso” y concluye: “Fue volver a darme cuenta de que, con los sistemas analógicos, valía la pena realmente escuchar música”.

¿Qué te atrae del formato?

“Hay un tema de fetiche, que mientras estás escuchando implica leer el sobre con las letras o mirar el arte de tapa, reparar en un montón de detalles que en un archivo digital no tenéis y es como otro el disfrute”, asegura De la Puente.

En este sentido, Llasen también destaca que la calidad del sonido del vinilo “es insuperable” y de este modo se extendió el público consumidor de un nicho de coleccionistas a uno mucho más amplio que abarca hasta las nuevas generaciones, gente joven “que busca música contemporánea, los artistas que le gustan”.

De La Puente amplía sobre los archivos: “Los archivos digitales son más la información de lo que es la canción en sí” y agrega: “La otra parte, que es la explicación técnica y que es la más importante de todas es que el formato analógico tiene todas las frecuencias con las que fue grabado y muchas de esas frecuencias no las percibe el oído y esas son las cosas que primero se recortan para el formato digital. Entonces en un MP3 vos vas a escuchar que está el bajo sonando, que es la que puede percibir tu oído, pero hay un montón de frecuencias en los formatos analógicos que, si bien no se escuchan, lo percibe el resto del cuerpo. Por eso es que cuando ponés un vinilo sentís otra cosa y a veces escuchas otra cosa, porque recortando frecuencias a veces se pierden instrumentos y un montón de sensaciones que con el formato digital están faltando. Frecuencias que son las que te pegan en la boca del estómago, frecuencias que te hacen vibrar otras partes del cuerpo”.

Para Firbank, el nuevo boom del formato es “la nostalgia. Muchos melómanos y gente que gusta de la música y que, en los 90, debido al auge del CD, se desprendieron de sus colecciones, ahora quieren volver a tener sus discos preferidos en el formato en el que siempre escucharon música. Por otra parte, para los jóvenes que crecieron en la era digital, es toda una novedad, algo como misterioso ese disco grande y negro que hay que tratar con cuidado y que aún no saben muy bien cómo suena ni como manipularlo. Ahí se juntan ambas pasiones: del que conoce hace rato y del que quiere saber de qué se trata”. 

 Presente y futuro

Firbank, como empresario y referente del sector, enumera las claves del éxito de su negocio vintage y cómo visualiza su futuro: “Las diferencias son varias: primero, tenemos 14 proveedores repartidos en Estados Unidos y Europa. Segundo: Somos pocos los que importamos a dólar oficial y vendemos también a dólar oficial, cuando hay muchos proveedores que, contando con la misma posibilidad, toman como referencia el dólar blue. Para lograr esto, también hay una conducta empresarial respetada a través de los años que tenemos en el mercado. Tercero: Somos una disquería abierta las 24 horas. Cuarto: Precio. Quinto: Servicios adicionales, como lavado de discos por ultrasonido, reparación de vinilos y tapas, y próximamente, aplanado de vinilos con una exclusiva máquina especialmente importada a tal fin”.

-¿Hay diferencia entre vinilos fabricados en el exterior y los que son fabricados en el país? 

– En líneas generales siempre los discos importados fueron de mayor calidad que los nacionales, con algunas más que respetables excepciones. El cartón que compone la tapa, si el vinilo usado para los discos es virgen o no. Es muy importante también la fuente de donde sale el sonido a imprimir en los discos. En la actualidad, sin embargo, aparecen discos fallados tanto nacionales como extranjeros. 

– ¿Cómo imaginas el mercado a futuro tanto a nivel mundial como en Argentina?

– Creciendo. Que cada vez más gente se volcará al formato, se abrirán más disquerías, será el formato que muchos más elijan y la industria  mejorará para que el vinilo sea el rey que fue antaño.

¡Larga vida al vinilo!