Por Mercedes Chamli
Fotografía: Mariana Chichel

Presentaron en el Congreso un proyecto para creación del Instituto Federal del Tango Argentino con el objetivo de generar políticas de apoyo a la actividad.

No hay tierra como la mía

Y ésta milonga les canto,

Y ésta milonga les canto,

Y si alguien me desafía,

Le juego dándole tantos. 

El jueves 2 de diciembre, día del nacimiento del Maestro Pugliese, se podían escuchar los acordes de una milonga en el auditorio del Anexo A del Congreso Nacional. El presente y la historia viva del tango se abrazaban contentos de poder conocerse después de un año y medio de reuniones por zoom. También estaban en el salón unos cuantos funcionarios amantes del género. El proyecto de un Instituto Federal del Tango Argentino (IFTA) con fuerte identidad nacional, perspectiva de género, democratico y federal, estaba a unos minutos de ser oficial.

En la primera fila, los asientos estaban reservados para referentes del tango: se encontraban Carlos Rivarola, Eduardo Arquimbau, Jorge Circo y Olga Besio. Arriba del escenario, un video sobre bailarines y músicos tangueros de todo el país, cada uno mostrando su arte, a lo largo y ancho del país. 

Luciana Valle, bailarina y docente de tango con más de 25 años de trayectoria, abrió el acto, seguida por Guadalupe Olivera, trabajadora del tango de La Rioja, y luego el diputado por el Frente de Todos, Marcelo Koenig, quien fue el que le dio un marco legislativo al proyecto de La Mesa de Tango. 

“Se fue impulsando entre las organizaciones de bailarines La Mesa de Tango Danza, y empezamos a pensar cuales eran las cosas que teníamos que hacer para mejorar la situación del sector -contó Luciana Valle a ANCCOM, mientras situaba al tango en contexto de pandemia-. Entre ellas, la necesidad de un instituto que sea un espacio donde se centralice una política que, más allá del Gobierno que esté de turno, pueda desarrollar políticas a largo plazo donde estén representados los organismos, los colectivos, las y los trabajadores, todos los espacios; la música y por supuesto la danza”. 

“El proyecto del Instituto Federal del Tango es una reparación histórica, para que nosotros podamos poner en valor nuestra música y que desde el Estado construyamos herramientas para que se desarrolle y se las apropien nuevas generaciones“, agregó Koenig.  

Y después de los discursos, obvio, llegó el baile: Liliana Chenlo, Juan Seguí, Federico Carrizo, Roxane Camargo, Laura Zaracho y Juan Pablo Greco. En su performance, lejos del hombre que lleva a la mujer, forman dos parejas: dos hombres; dos mujeres; y una pareja mixta. La diversidad y las disidencias son el presente del tango. Cada pareja tiene un vestuario diferente para representar lo clásico, lo casual y lo vanguardista.  

Guadalupe Olivera, se paseaba sonriente y feliz por toda la sala, sin que se le notara el cansancio por  haber llegado apenitas desde La Rioja. “Se me pone la piel de gallina -comentó emocionada-, porque esto es identidad nacional y que se haya hecho de manera federal me enorgullece plenamente. El tango se baila, se canta, desde muchos ángulos, es una rama multidisciplinaria. Este es un proyecto con el que realmente me siento super representada y orgullosa porque sobre todo fue hecho de manera colectiva entre los propios trabajadores, de abajo hacia arriba como debe ser, así que estoy muy contenta”. Y añadió: “Estamos muy orgullosos de que haya llegado este día histórico. Esta ley va a cambiar y transformar la realidad  del tango desde una política, cultural, federal y democrática hacia todos los trabajadores independientes del tango.” 

“El tango es enorme, nos reconocen gracias a él. Es marca registrada de la Argentina. Nos identifican en el mundo pero no tenemos una legislación que acompañe el nivel de importancia y relevancia que tiene la industria cultural del tango y que le dé a los y las trabajadoras del tango lo que se merecen”, dijo Luciana Valle, mientras corría escaleras abajo organizando la milonga que se armaba afuera, en la puerta del Congreso.  

En la esquina de Callao y Rivadavia, en un costado, bajo una bandera de Argentina sonaba y se bailaba milonga. “Cuando yo era chico pasabas por cualquier casa, y de la ventana se  podía oír un tango, eso no pasa ahora -dijo Eduardo Arquimbau, en tono nostálgico tanguero-. Hay que apoyar para que vuelva a pasar, para que se vuelva a escuchar tango en las casas argentinas”.