Por Naiara Mancini

Fotografías: Captura de pantalla de La Retaguardia

En una nueva audiencia del juicio por los crímenes de los CCD Banfield, Quilmes y Lanús, declararon los hijos menores del desaparecido Oscar Borzi, sobre la noche del secuestro de su padre. Abusos, robos y tormentos delante de un niño de tres años.

En una nueva audiencia virtual del juicio por los crímenes de lesa humanidad cometidos en el Pozo de Banfield, el Pozo de Quilmes y la Brigada de Investigaciones de Lanús declararon Juan Manuel y Luis, los hijos menores de Oscar Isidro Borzi, quien permaneció detenido en este último centro clandestino de detención conocido como “El Infierno”. Con estos dos testimonios finaliza la declaración de la familia Borzi, iniciada algunas audiencias atrás por Norberto y Ernesto Borzi, respectivamente, hermano e hijo mayor de la víctima: Oscar “Cacho” Borzi, quien continúa desaparecido. 

La madrugada del 30 de abril de 1977, un grupo conformado por miembros del Ejército y la Policía irrumpió en el domicilio donde vivía Oscar Isidro Borzi para llevárselo detenido. Durante las largas horas que permanecieron en la casa, la patota mantuvo secuestrada a toda la familia Borzi, compuesta, además de “Cacho”, por su esposa Ada Miozzi y sus tres hijos, Ernesto, Luis y Juan Manuel. 

El primero de los hermanos Borzi en prestar testimonio durante la jornada fue Juan Manuel. Detrás suyo podía verse una gigantografía idéntica a la que se encontraba detrás de Ernesto Borzi, su hermano mayor, durante su testimonio en las audiencias previas: una foto de su papá, “Cacho” Borzi, acompañado de Ada Miozzi y un bebé en brazos. 

Juan Manuel tenía tres años al momento del secuestro de su padre; no obstante, logró ofrecer un relato cargado de emoción y materialidad con los recuerdos de aquella noche del 30 de abril. “Si en algún momento ven que cierro los ojos es porque es una imagen vívida que pasa como adelante mío”, refirió durante su testimonio el hermano menor de los Borzi.

Sobre el ingreso del grupo de tareas a su casa ubicada en Hoyuela y Juncal, municipio de Lanús, Juan Manuel Borzi relató que fue con mucha violencia: “A mi mamá la agarran de los brazos, la dan vuelta en forma brusca y a mi viejo le siguen pegando en un costado ahí en el comedor de casa”. Asimismo, el testigo describió que, a pesar de tener sólo tres años, un señor  “que tenía olor dulzón en el aliento me tira en la habitación donde estaban mis hermanos. Me tira sobre la cama y yo me golpeo contra la pared”. Esta evocación de las personas a través de su aroma fue una constante durante el relato del hijo menor de “Cacho” Borzi. 

Durante su testimonio, Juan Manuel narró una situación abusiva sufrida por su madre en el baño del domicilio. “Veo a uno de estos tipos que se le pone enfrente, medio como que se agacha y le baja la bombacha”, describió el testigo en referencia a Ada Miozzi, y agregó que otro hombre que estaba en el baño aprovechó para robar: “El segundo le bajó la bombacha a mi mamá, con mucha velocidad y mucho adiestramiento al robo le saca las pulseritas muy finitas, que eran de oro”. Juan Manuel Borzi recordó que esas pulseras tenían un sonido muy particular, y que su madre las hacía sonar para dormirlo cuando se encontraba angustiado. Prosiguiendo con el relato de la situación, el menor de los hermanos Borzi contó que tuvo que presenciar el momento en que uno de esos hombres violenta a su mamá. Este hombre, que se encontraba junto a ella en el baño, “le baja una mano a la zona de los genitales diciéndole: dale, a vos te gusta la poronga”, describió Juan Manuel y sentenció: “A este tipo le importó tres carajos que yo estuviera mirando. 

Durante la estadía del grupo de tareas en el domicilio de los Borzi en Lanús, la familia no sólo fue víctima del secuestro y la tortura, sino también de robo. Acerca de ese hecho, Juan Manuel recordó el robo de unas pertenencias de su padre: “Mi papá tenía borceguíes con los que iba a cazar. No sé por qué se los olvidaron al lado de la cama”, y señaló, de acuerdo a la posibilidad que brinda la virtualidad: “Los estoy viendo ahora. En algún momento los usé para jugar”.

 Juan Manuel Borzi recordó el momento en que se encontró con “Cacho” Borzi al interior del domicilio. El testigo indicó que, en ese momento de vulnerabilidad, buscaba a sus padres porque quería estar con ellos: “Yo había perdido a mi papá adentro de mi casa”. En determinado momento, Juan Manuel logró escabullirse de la mirada de sus captores para ingresar en su garaje. En ese lugar, los miembros de la Policía y el Ejército estaban torturando a Oscar Borzi con picana eléctrica: “Me sigo metiendo en el garaje, y siento olor a carne quemada como cuando uno cocina un churrasco en la plancha. Nadie estaba cocinando en mi casa”. Juan Manuel, además, recordó que se escuchaba gotear la canilla del lavadero. “Cuando estas personas se separan, logro ver a mi papá, de cara al piso mirando hacia donde estaba yo. Esa fue la última vez que vi a mi papá con vida”, narró con angustia y se corrigió: “Fue la última vez que vi a mi papá”.

Una vez finalizado el relato de Juan Manuel, prestó testimonio Luis Alejandro Borzi, el segundo hijo de “Cacho” Borzi y Ada Miozzi, quien tenía 6 años la noche del secuestro de su padre. De aquel episodio, Luis evocó: “Se me despierta con alguien teniéndome la espalda con un brazo y apuntándome con un arma larga en la cabeza, diciéndome que saque muy lentamente las manos, que yo las tenía por debajo de la almohada. Y que no intente darme vuelta”. El testigo indicó que, en aquel momento, creía que alguien le estaba haciendo una broma. Cuando se dio cuenta de lo que sucedía, Luis Borzi contó que, con prepotencia, le decía a su madre: “Vieja, cuando venga el viejo, a estos los caga a tiros”. Dado que fue mantenido secuestrado al interior de la habitación junto con su hermano Ernesto, el testigo acotó su relato acerca de lo ocurrido en ese espacio.

 Sobre las consecuencias que le dejó aquel acontecimiento en la posterioridad, Luis Borzi hizo referencia a la situación que vivió su hermano menor garaje: “Después, cuando yo sentía olor a carne quemada, me estresaba y por lo general me solía agarrar dolor de cabeza y malestar de estómago, y terminaba vomitando”. 

 Asimismo, el testigo relató diversas situaciones de persecución sufridas durante su vida, después del secuestro de “Cacho” Borzi. “Pasábamos por la Plaza Güemes, y hacen como un operativo varias camionetas, nos encierran en medio de la plaza y bajan con armas largas. Nos apuntan, y nos quieren separar de nuestra madre”, relató Luis Borzi, describiendo un nuevo evento sufrido durante su infancia con sus hermanos y Ada Miozzi. Sobre aquella situación, el testigo recuerda haber visto a un hombre que tenía puestos unos Ray-Ban con marco dorado, parecidos a los que usaba Oscar Borzi. En referencia a ese hombre, Luis manifestó que se lo encontraba siempre en el transporte público: “Pero no era una persona que era ni del barrio ni de Lanús. Y siempre andaba con los lentes puestos, que yo pensaba que eran de mi papá”.

 Luis Borzi hace alusión a su condición de víctima e insistió con los padecimientos sufridos aquella noche del secuestro, en respuesta a los dichos de Jorge Cutrone, un policía que le confesó a la familia Borzi haber participado de la noche del secuestro de “Cacho, pero que había afirmado que los chicos no habían sufrido torturas. “Y la familia se hizo eco de eso, de que «a los chicos no les hicieron nada». Y yo creo que hemos vivido un horror terrible”, afirmó el segundo hermano de los Borzi. A pesar de esto, Oscar Isidro Borzi es el único miembro de la familia que figura como víctima en la causa por los delitos de lesa humanidad cometidos en el presente juicio.