Por Sofía Troiano
Fotografía: Diego Castro

Son las nueve de la mañana y el Mercado Central de Buenos Aires está tranquilo. Es la calma que aparece luego de la tormenta. Quedan pocos camiones y la mayoría son autos particulares que se someten a un tráfico casi anárquico.  El lugar tiene una superficie doce veces más grande que la del Vaticano. Sindicatos, bancos, concesionarias de autos y camiones, estaciones de servicio, un centro médico ambulatorio, las infaltables paradas de colectivos, un vivero, ferreterías, casas de repuestos para vehículos (más grandes que las de Warnes), autoservicios mayoristas y minoristas. Es una metrópoli dentro de otra donde, según la página oficial del Mercado Central, diez mil personas interactúan a diario.  La oficina queda en el quinto piso, es un lugar lúgubre y marrón en un edificio con arquitectura ochentosa. Pero, al entrar a la oficina la imagen es distinta. Lo primero que se siente es un olor a hierba que proviene de una huerta plantada en un cajón de verduras al lado de la ventana. Hay una gran mesa ovalada en el medio de la habitación, dos mates, dos termos, dos materas. El palo santo está apagado al lado de la notebook del presidente. En una esquina hay carteles de la Unión de los Trabajadores de la Tierra (UTT, organización de la cual es el coordinador nacional) reclamando por la Ley de Acceso a la Tierra y al lado, un mástil con la bandera Wiphala. Nahuel Levaggi no viste formal, lleva puesto un buzo azul, una bombacha de campo, zapatillas de trekking y, al parecer, no está cómodo con las fotos. Es evidente que su campo de acción es otro, es la tierra, pero acepta con amabilidad el pedido de fotografiarlo. 

A la hora de las preguntas, la primera corresponde a cuál es la manera para hacer accesible la canasta básica de frutas y verduras para toda la sociedad: “Los precios de las frutas y las verduras son por oferta y demanda. A diferencia de otras cadenas donde podés acordar, en el sector de la producción y comercialización minorista y mayorista de las frutas y verduras es muy difícil intervenir con una política de precios porque es un sector muy atomizado. Para eso, nosotros proponemos un impacto en toda la cadena, en el precio de producción, en la comercialización y recién ahí, acordar un precio final. Desde el Mercado Central hacemos semanalmente un acuerdo de precios estable, un acuerdo que pertenece al Compromiso Social de Abastecimiento”, establece Levaggi. Acorde a la página oficial del MC, es un programa que surgió en marzo del 2021 con el objetivo de dar respuesta al contexto de crisis económica y sanitaria. Consiste en un acuerdo semanal de precios mayoristas y minoristas de frutas, verduras y huevos, ofreciendo un valor de referencia razonable y accesible tanto para comerciantes como para consumidores.  Además, Levaggi agrega la importancia de descalzar del dólar a la producción de alimentos ya que su precio depende de insumos y tierra valorizados en dólares. 

Levaggi resalta la importancia del cultivo urbano local: “La banana no la vas a poder producir en el sur y la papa no la vas a poder producir en otras regiones, pero hay cierta fruta y verdura que sÍ podés impulsar una producción local para que tenga menos kilómetros de transporte. Hay ciertas regionalidades que no podés cambiar, porque tienen que ver con condiciones climáticas, pero hay otras que sí, sobre todo la hoja”. Acorde a la recomendación de la Organización Mundial de la Salud y de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación (FAO) es necesario el consumo de al menos 400 gramos diarios de frutas y verduras. Nosotros no llegamos ni a la mitad de gramos diarios recomendados por día, de los cuales la mayoría es papa”,  lamenta Levaggi.

La educación del consumidor, al parecer, es también un eje importante a la hora del abastecimiento de alimentos: Cuando alguna fruta o verdura está cara también hay otra barata y eso tiene que ver con una educación del consumo que también hay que laburar. De pronto dicen ‘¡Ah, la frutilla esta cara!’. Sí, pero dentro de unos meses va a estar barata. La solución es no comprarla, hay cientos de productos frutihortícolas para consumir y siempre hay alguno que está en precio por la cuestión de la estacionalidad”, aclara el presidente del Mercado Central. 

Sumado a la intervención en toda la cadena de producción de alimentos, Levaggi tiene como objetivo fomentar el modelo agroecológico desde su posición como referente: “El agronegocio se combate mostrando la realidad. Nosotros desde la UTT venimos multiplicando las hectáreas de agroecología y eso es porque los compañeros ven que sirve y que incluso ganan más plata. Incluso el precio se mantiene porque se descalza del dólar, a diferencia de los productos orgánicos que terminan siendo más caros porque se compran bioinsumos hechos por las mismas empresas dolarizadas de los agroquímicos. Los cientos y cientos de hectáreas que tenemos en la UTT de producción agroecológica demuestran que el modelo es posible, no es solo una idea, es nuestra práctica cotidiana.”. 

Los objetivos de la nueva dirección del Mercado Central parecen ser optimistas pero, este espacio ha sido participe, durante años, de episodios muy marcados por la corrupción, a lo que Levaggi agrega: El Mercado Central es una ciudad comercial que tiene 36 años con una comunidad muy cerrada y que durante muchos años ha tenido lógicas de gobernanza e intercambio que no comparto. Hay una práctica muy instalada de defender los negocios propios y cuando llegamos hubo un sector que quería ocupar partes de gestión para desarrollar su corrupción como venían haciendolo antes. De hecho, hay una denuncia en la Fiscalía con respecto a eso”. Según el presidente, es ese mismo sector el que periódicamente realiza acciones para manifestar su descontento. El ejemplo más cercano fue un bloqueo en la puerta del Mercado, con amenazas de cortar la autopista, realizada el 22 de septiembre, apenitas terminado el “verdurazo». Pero a Levaggi las presiones no parecen asustarle, tiene metas y principios claros que manifestó desde el comienzo de su conducción en el MC y que viene militando hace años en la UTT como coordinador nacional: Nosotros vinimos a transformar y a continuar nuestro laburo que venimos haciendo en la UTT por una alimentación sana, segura y soberana. Y en el medio de eso, a gestionar un espacio desde la racionalidad, la legalidad y la legitimidad para ponerlo en función del pueblo y eso significa hacer las cosas bien.”