Por Agustín Ciotti
Fotografía: Camila Alonso Suarez, Melisa Molina

Miles de trabajadores se movilizaron hoy a Plaza de Mayo, en una convocatoria organizada por dos  de las cinco centrales obreras del país para rechazar el veto a ley antidespidos, firmado por el presidente de la Nación, Mauricio Macri, el 23 de mayo pasado. La jornada, organizada por las CTA de los Trabajadores y la CTA Autónoma, contó con una amplia participación de organizaciones gremiales, sociales y políticas, a pesar de que tuvo como protagonista a una llovizna intermitente, que sólo por unos pocos minutos dejó de ser una testigo privilegiada del acto. La marcha culminó con el discurso de los secretarios generales de la CTA Autónoma, Pablo Micheli, y de la CTA de los Trabajadores, Hugo Yasky, quienes se refirieron en varios pasajes a la posibilidad de reunificar la entidad, dividida desde 2011 luego de que fracasara en dos oportunidades la elección de sus autoridades. «La unidad no es sencilla, no ocultamos que tenemos diferencias, pero los trabajadores nos han dado un mandato, y quienes tenemos responsabilidades sindicales no podemos hacer lo que se nos dé la gana», comenzó Micheli, primer orador de la tarde.

Por su parte Yasky, encargado del cierre del acto, puntualizó que «cuando los trabajadores y  trabajadoras se autoconvocan desde la dignidad, la respuesta sólo puede ser multitudinaria», haciendo referencia al rol decisivo de la clase trabajadora en la vida política nacional. Luego, agregó: «Este día gris es en realidad un día luminoso, porque estamos juntos con la CTA Autónoma para decir que, a pesar de las diferencias, estamos dispuestos a retomar el camino de la unidad de acción». La metáfora pareció surtir efecto, porque inmediatamente el cielo comenzó a abrirse y los rayos del sol asomaron tímidamente por primera vez en todo el día, aunque por escasas fracciones de tiempo. «El hecho de que haya tantos compañeros con esta lluvia es una prueba de la firmeza de los trabajadores para resistir a este gobierno neoliberal», exclamó Micheli, reforzando un estado de situación que ya era de público conocimiento: los despidos y la caída del salario producto de las medidas devaluatorias del  gobierno nacional habían precipitado la alianza defensiva de los dos líderes sindicales.  “Es una actitud madura el saber construir en la diversidad y sabemos que no alcanza con esta movilización. Necesitamos un paro poderoso”, concluyó el estatal.

El paro estuvo en la agenda de las cinco centrales obreras después del acto multitudinario y conjunto que realizaron el pasado 29 de abril para exigir la aprobación de la ley antidespidos. Sin embargo, tras el veto presidencial, las tres CGT -encabezadas por Hugo Moyano, Antonio Caló y Luis Barrionuevo- desistieron de convocar a la huelga general.  

En el acto de ayer Yasky, referente del sector docente, fue más allá e incluso puso en cuestión la vocación democrática del gobierno macrista: “¿Es democracia vetar una ley que fue aprobada por mayoría en el Congreso? Para nosotros hay más democracia en las calles, con los trabajadores defendiendo sus puestos de trabajo”. Al retomar la discusión a propósito de la posibilidad de volver a unir las dos fracciones de la central obrera, el dirigente restó importancia a las cuestiones formales: “Esta es la verdadera unidad que necesitamos. Todos juntos en la plaza, en las calles, para luchar porque de una vez por todas haya respeto por los derechos de la clase trabajadora”.

La intervención de los oradores estaba prevista para las 15, sin embargo, una hora antes la Avenida de Mayo estaba repleta de manifestantes, en el tramo que separa a la Plaza de Mayo de la Avenida 9 de Julio. La columna principal -que integraban además de los conductores de las CTA otros referentes de la política argentina, como el titular del partido Movimiento de Integración Latinoamericana de Expresión Social (MILES) Luis D’Elía o el ex legislador porteño del Movimiento Socialista de los Trabajadores (MST) Alejandro Bodart, entre otros- avanzó por Avenida de Mayo hasta el escenario montado en la plaza, mientras que fueron varias las agrupaciones y filiales sindicales del Interior del país que llegaron desde las calles diagonales. A las 15.30 los oradores ya ocupaban el escenario, pero el inicio de los discursos debió esperar al ingreso de las Madres de Plaza de Mayo, en su tradicional ronda de los jueves, escoltadas por la ya emblemática leyenda «Madres de la plaza, el pueblo las abraza». «Las Madres nos enseñaron que la única lucha que se pierde es la que se abandona. Si ellas pudieron luchar por sus hijos desaparecidos, ¿cómo los trabajadores no podemos salir a la calle a defender nuestro salario?», coincidieron los oradores.

Hugo Yasky y Roberto Baradel sostienen un cartel que expresa solidaridad con la central obrera francesa.

«Ni la lluvia nos detiene. Si hay veto, va a haber lucha», fue una de las frases más repetidas de la jornada. La Ley de Emergencia Ocupacional -conocida públicamente como «ley antidespidos»- fue aprobada por la oposición al gobierno macrista en el Congreso Nacional, el 19 de mayo pasado, aunque el veto presidencial, que se concretaría al día siguiente, era un secreto a voces. La norma buscaba desalentar a las empresas a concretar despidos de trabajadores, imponiéndoles durante 180 días la obligación del pago de una doble indemnización si insistían con el envío de telegramas.

El Decreto N° 701/2016, rubricado por el jefe de Estado el 20 de mayo, pero publicado en el Boletín Oficial tres días después, oficializó el veto al texto legal, argumentando paradójicamente que la decisión obedecía a la necesidad de «avanzar hacia la pobreza cero» y «crear millones de puestos de trabajo». El documento reiteró la prioridad del gobierno de «generar confianza» y crear las condiciones para «la inversión y el crecimiento económico y, por lo tanto, de generación de empleo genuino», objetivos que desde la óptica oficial se verían eclipsados si se reglamentaba la ley. No obstante, fuentes de diversa orientación ideológica coinciden en que se han producido más de 100 mil pérdidas de puestos de trabajo desde que asumió Macri, el 10 de diciembre pasado.

La movilización se realizó un día antes de que tenga lugar una nueva marcha en el marco de la campaña conocida como #NiUnaMenos, que reclama el fin de los femicidios y la violencia de género contra las mujeres. De todos modos, ni la proximidad de dicho acontecimiento ni tampoco la lluvia y el frío motivaron hoy la cancelación de la movilización de la CTA. Tampoco lo hizo la negativa de los líderes de las tres CGT de sumarse a la jornada. Aún más, algunos de los sindicatos enrolados en la entidad que conduce el camionero Hugo Moyano, como la Asociación Bancaria, liderada por Sergio Palazzo, dijeron presente en la tarde de hoy, en una señal de que más allá de las formalidades, el escenario actual de pérdida de poder adquisitivo y amenaza a la continuidad laboral obliga a los representantes de la clase trabajadora a ocupar todos la misma vereda.   

Actualizado 4/03/2016