Stella Calloni describió el Plan Cóndor para que se haga justicia

Stella Calloni describió el Plan Cóndor para que se haga justicia

“La operación Cóndor fue una operación de contrainsurgencia que se estaba aplicando con la doctrina de seguridad nacional de Estados Unidos de esos años. En este caso, su base concreta de inicio fue la dictadura del General Augusto Pinochet en Chile. Esta operación tenía de acuerdo a un coronel de FBI de Estados Unidos, Robert Shredder, tres fases y estaba destinada a terminar con todos los exiliados de importancia que había en el exterior de cada uno de los países del cono sur que son Brasil, Paraguay, Bolivia, Chile y Argentina”, arrancaba su testimonio contextual Stella Calloni, periodista y escritora argentina especializada en política internacional.

La sala virtual del Tribunal Oral N°1 Federal de La Plata comenzó puntual y dio lugar a la audiencia número 14 del Juicio por los crímenes de lesa humanidad cometidos en las Brigadas Quilmes, Banfield y Lanús. Esta vez, le tocó a Calloni cuyos trabajos de investigación se centraron en las dictaduras militares latinoamericanas para explicar la relación entre el Plan Cóndor y los Centros Clandestinos Pozo de Banfield y Quilmes, investigaciones que fueron claves para la causa.

Según la periodista, el 25 de noviembre de 1975 fueron citados los militares de los países del Cono Sur a una reunión donde se institucionalizó el Plan Cóndor. Allí se pusieron de acuerdo todas las dictaduras de la región en destruir a figuras importantes de la dirigencia política que estaban denunciando en el exterior a los regímenes de Sudamérica. Aunque en ese momento, en Argentina todavía no había una dictadura, nuestro país habría participado de la reunión de manera extraoficial. “Al incorporarse Argentina, se cierra perfectamente un círculo de la muerte. Ya se estaba trabajando activamente en un pre cóndor en el 75. Esto es: las operaciones que se estaban realizando como prueba de lo que iba a ser la Operación Cóndor. Tenían la capacidad de ubicar a los dirigentes y realizar operaciones terroristas en cualquiera de los países. Se creó una especie de comando que tenía que encargarse de hacer una especie de omertá, como la mafia italiana, apoyarse conjuntamente para ir a asesinar a los que ellos consideraban que había que sacar del medio”, explica Calloni y continúa: “Como el asesinato del General Carlos Prats y su esposa, en septiembre de 1974, refugiado político en Argentina al que Chile no le quería conceder su pasaporte y luego que fue asesinado por un grupo integrado por personal de inteligencia, integrantes de la Triple A y también por un grupo de chilenos, que le pusieron una bomba debajo de su auto”.

“La operación Cóndor se realizó en medio de este plan de las dictaduras de la seguridad nacional. Las poblaciones del Cono Sur pasaron a ser un enemigo interno. ¿El enemigo interno era el enemigo de quién?, se pregunta la periodista. Y afirma: “Todos nuestros pueblos eran una masa de enemigos que podía ubicar Estados Unidos dentro de la Guerra Fría”.

La audiencia Nº 14 por los crímenes cometidos en las brigadas de Quilmes, Banfield y Lanús se realizó de forma virtual.

Calloni agrega que no cualquier caso de violaciones a los derechos humanos es considerado dentro del Plan Cóndor, sino que eran casos de pedidos directos de un país a otro. “Por eso digo -agrega- que fue una operación muy elitista. Es muy importante conocer los inicios de Cóndor para saber de qué trató. Fue una operación contrainsurgente típica que sirvió para deshacerse de personalidades importante políticas y futuros dirigentes políticos”. 

En su testimonio, la periodista además compara la Operación Cóndor con otras, sucedidas anteriormente. “Es un espejo de la Operación Fénix que se realizó en la guerra de Vietnam. Muchos personajes que actuaron en Vietnam en esos tiempos, actuaron también en la Operación Cóndor, es allí donde nació la metodología contrainsurgente: los centros clandestinos de detención. Trasladaban a prisioneros de una zona hacia otro lugar lejano, para que perdieran total contacto con su familia y los asesinaban. Más de 70 mil personas murieron dentro de esa operación. El otro espejo es la Operación Gladio, que se desarrolló en Europa. Los principales asesinos fueron enviados de Europa hacia Chile, bajo la dirección de Pinochet. Los servicios secretos de Europa sabían cómo iban a operar en nuestros países”.

La escritora además señala que toda esta información no hubiera sido posible sin el descubrimiento, en diciembre de 1992 en Paraguay, de los archivos de la dictadura de Alfredo Stroessner, que duró 35 años,  y que sin embargo allí se encontraron documentos importantes como los de la fundación de Cóndor en la reunión de noviembre de 1975. “Esto provocó que se pudieran iniciar los juicios en nuestro país y en España, sobre todo, pidiendo documentación a Paraguay”, recuerda.

Calloni recordó que la Argentina es el país en el que más extranjeros desaparecieron. “Son famosos los pozos de Banfield y Quilmes por la cantidad de uruguayos que pasaron. Se necesita urgente justicia para las víctimas, pero también es el país que está a la cabeza en impedir la impunidad”, resalta.

Luego prosiguieron las preguntas de las distintas partes. La abogada querellante de Justicia Ya, Pía Garralde, quiso saber cómo operó el plan Cóndor respecto de embarazadas y niños y niñas secuestrados. “Yo les digo ´los niños del Cóndor´. Sara Méndez es un ejemplo, un caso típico que era parte del plan sistemático de robo de niños. Hubo casos asombrosos, como aquellos dos hermanos uruguayos que fueron trasladados de Argentina a Uruguay y de allí a Chile y luego fueron dejados en una plaza pública. Creemos que hay niños que fueron llevados a Europa también. En esta causa hay ejemplos claros del Cóndor”, advierte Calloni.

Por otro lado, también remarcó las operaciones que se desarrollaban dentro del plan madre del Cóndor como la Operación Murciélago “Esta operación tuvo importancia clave.  Fue la persecución y muerte de militantes Montoneros, lo que se llamó la Contraofensiva donde se estaba en busca del dinero de Montoneros, también. Esto fue descubierto a partir de los archivos de la DIBPA y que hoy gracias a ello se desarrolla el juicio”.

La querella de  Abuelas de Plaza de Mayo preguntó por la participación de la Jefatura 2 del Ejército argentino en las conferencias de ejércitos americanos: “Nosotros no nos podemos olvidar que nuestros ejércitos quedaron bajo las órdenes del Pentágono en el esquema de la Guerra Fría, es decir nuestros ejércitos no respondían a la seguridad nacional.  No era nuestra seguridad nacional, era la de Estados Unidos. Y esta conferencia de ejércitos era el ejercicio pleno del mandato del pentágono en nuestros ejércitos”, respondió contundente Calloni.

Finalmente, aportó datos acerca de los organismos de inteligencia argentinos e internacionales que estuvieron implicados en la operación sistemática de desaparición, tortura y exterminio de personas en nuestro país e incluso en países limítrofes. “La SIDE tuvo muchísima participación en los mensajes que se pasaban de Argentina a Chile, y el Batallón 601 también cumplió un rol fundamental con una participación muy activa y más presencial. En Honduras, en Bolivia, en Santa Cruz de la Sierra, en Perú”. Por otro lado, también explicó que la CIA trataba de no aparecer en el Plan Cóndor sino de actuar mediante mercenarios a quienes finalmente culpabilizaban para desresponsabilizarse de los delitos.

“Muchísimas cosas que se utilizaron en aquel momento para la contrainsurgencia, hoy están sobrepasadas por lo que se llama la ciberguerra, por ejemplo. Ahora se hacen otras cosas porque tienen nuevas tecnologías, nuevas formas de espionaje. Por eso estoy en contra de que se le llame a cualquier cosa Cóndor. Esto fue una operación hecha en su momento, en su tiempo y con un objetivo determinado que fue cumplido totalmente”, cierra su testimonio.

La declaración de Stella Calloni y sus investigaciones a lo largo de su carrera como escritora, periodista pero también como una intelectual comprometida con su tiempo, fue un paso más hacia el camino de la memoria, la verdad y la justicia.

«Estamos educando a una población para aplaudir la colonización»

«Estamos educando a una población para aplaudir la colonización»

Stella Calloni es una escritora y periodista especializada en política internacional, ampliamente reconocida por sus trabajos de investigación sobre las dictaduras latinoamericanas, por su desempeño como corresponsal de guerra en Centroamérica y por las entrevistas a figuras políticas de suma relevancia como Hugo Chávez y Fidel Castro. Pero, tal como ella se define -y de allí emerge- es “poeta antes que ninguna otra cosa”. Autora de una obra poética tan profunda como las raíces mismas del continente, en cada verso vira desde el más sentido dolor al más tierno de los amores, como quien salta de piedra en piedra con la correntada debajo.

Nacida en 1935 en Pueblo Leguizamón, una pequeña localidad fundada por su propio abuelo y ubicada en el noroeste de Entre Ríos, Calloni recuerda siempre las asperezas -pero también las bellezas- de la vida en el monte. Hija de una maestra rural y heredera de la incomodidad frente a las injusticias, dejó su tierra natal a corta edad para finalizar sus estudios en Buenos Aires. De allí en adelante, su vida fue la de una trashumante, siempre atravesada por las coyunturas políticas de la región. En estos tiempos de pandemia y en un hueco entre sus compromisos, Stella Calloni se incorpora al Zoom y cuenta entre sonrisas“Hay un aprendizaje permanente, yo a los 85 años sigo aprendiendo. Lo que hace joven a una persona es eso: la capacidad de aprendizaje y la capacidad de asombro.”

¿Cuándo empezó a escribir poesía?

Yo hacía poemas desde muy chica y mi mamá los guardaba. Hay algo nato para que de repente un niño sea extremadamente sensible frente a determinadas situaciones. Me podía pasar horas siguiendo los caminos de las hormigas: me parecía portentoso esos animalitos chiquitos llevando unas hojas enormes, caminando y caminando. Esa capacidad de observación no la podes tener en una ciudad, donde todo es ruido, afán y la carrera hacia la nada. Yo le hice mucho caso al tema de la poesía. Una de las primeras poesías que hice, cuando tenía 11 o 12 años, fue «Los Hacheros»: yo veo ahí una raíz. “Ya se van hacia el monte, metidos en estrías de luz, a la espesura, los hacheros, Galván, el Mocho y tanto, una larga fila de hombres cargados con un hacha y un cansancio de lunas y esperanzas”. Lo leo y no puedo creer que escribiera eso en ese momento. Teniendo esas características como niña, como joven, como persona, era obvio que yo me iba a tratar de meter en el trabajo social, en la política, en todo lo que estaba pasando.

¿Qué es para usted la poesía? 

La poesía tiene mucho que ver también con la forma de vivir.  Poeta es quien puede mirar bajo el agua, aunque el agua esté sucia. Yo uní esa mirada de la poesía con la del investigador periodístico: encontrás un hilo perdido por ahí y ese hilo te lleva, te lleva y te lleva. Ese trabajo del investigador tiene mucho que ver con el mundo de la poesía porque vas eternamente descubriendo una cosa encima de la otra. A mí me sirvió mucho para el periodismo pero si hubiera podido elegir, hubiese elegido la literatura. Yo no suelo usar la poesía como un instrumento político, no me propongo eso: yo escribo lo que estoy sintiendo. En mis notas (periodísticas) escribo lo que quiero políticamente y en mi poesía lo que yo siento que es poesía, donde yo estoy bailando con el remolino de tierra.

Una vida movilizada por la política 

Si bien Calloni no se propone un fin político, su poesía es sin duda un reflejo muy sentido de su historia, que es a su vez la historia política de latino y centroamérica. Desgarrada por el terror y resurgida al ritmo de su poesía, Calloni escribe: “El trashumante / siembra en su camino / todas las cóleras / mieles y ternuras”. De sus vivencias -permanecer un año escondida en la selva paraguaya durante la dictadura de Stroessner, el exilio político, la invasión norteamericana en Panamá y más- y de su humanísima sensibilidad derivó una percepción política de profunda lucidez.

¿Qué análisis hace de la política en la región?

Han habido muchos cambios, creo que es un momento único en la historia. No podemos seguir repitiendo las mismas cosas que repetíamos hace 20 años. Tenemos que tener la cabeza más abierta que nunca porque si seguimos sin madurar políticamente, si permanecemos amurallados en nuestras ideas básicas, sin pensar en todo lo que ha ido cambiando, nos puede traer problemas gravísimos. Este cambio profundo, por ejemplo, de que los golpes de Estado en nuestra América en este siglo fueron resistidos y vueltos atrás en tan poco tiempo: en 72 horas a Chávez en 2002, impedir el golpe en Bolivia en el 2008, Ecuador en 2010. Por otro lado, pudieron los Estados Unidos en Honduras y Paraguay porque ahí tienen bases militares y en Brasil porque hace muchos años que están enquistados y ha habido un descuido de los políticos brasileños en ese movimiento evangélico que no es ni evangélico ni religioso, sino que son personas entrenadas para que, usando su estamento y su verborragia, fueran ganando en lugares muy pobres, enriqueciéndose a partir de los pobres del continente. Cuando estudiamos las cuestiones políticas y no enfocamos la realidad existente, no podemos construir nada porque nuestras teorías políticas si no se alimentan con la realidad son falsas o por lo menos débiles.

Se habla mucho de una nueva oleada progresista: ¿se puede pensar en la posibilidad de que se desarrolle un panorama similar al que se inició con Chávez en 1999?

Hay que pensar qué pasó después de aquel tiempo que vivimos con estos presidentes que fueron paridos por los pueblos que se organizaron, que salieron espontáneamente contra el neoliberalismo, contra los ajustes, algo que se dio de manera muy auténtica, muy profunda.  Ahora estamos viendo los pueblos resistiendo en todas partes: salen con dirigencia o sin dirigencia. Si revisás cualquier país todo te da un panorama de fuerte lucha donde lo que quedó sembrado del periodo anterior -donde los pueblos se pudieron expresar- unido a la imaginación normal del latinoamericano te da una fuerza portentosa. El camino por el que puede optar la región puede ser el de la recuperación de lo que se había logrado construir en su momento. Pero hay que saber contra quién estamos luchando. Ya no sirve seguir alimentándonos con la idea de que todo lo que nos pasa es doméstico: acá no estamos luchando contra Mauricio Macri, sino contra algo muy poderoso que hace posible que Macri o (Jair) Bolsonaro existan en América Latina o un Orlando Hernández en Honduras. El tipo de oligarquía que nosotros enfrentamos en su momento está prácticamente desplazada: esos lugares ahora los ocupan estos gerentes de grandes empresas, avorazados, que solo conocen el dinero, que no tienen ningún tipo de sentimiento de patria ni de pertenencia, que trabajan para la potencia dominante. A partir de ese momento ya no son una derecha nacional. Hay coaliciones armadas, financiadas y manejadas desde Estados Unidos. Tenemos que empezar a estudiar estos procesos, creo que llegó el momento.

¿Cómo se enfrentaría esta política de Estados Unidos en Latinoamérica?

Yo estudio la política norteamericana desde hace 60 años porque sé que nosotros dependemos de ellos. Si no entendemos lo que significa la política de este país hacia América Latina no entendemos la realidad. Nada va a ser lo mismo después de esta pandemia y de esta crisis porque se están consolidando otras potencias en el mundo como China, la Federación Rusa y otros países que han roto con el unilateralismo con el que actuaba Estados Unidos. Esto a nosotros nos beneficia mucho porque mantenemos un equilibrio que se había roto. En este momento, esta lucha no la hacemos solos: ya no estamos tan solos y tan abandonados a nuestra suerte, y aun estando de esa manera -como en el periodo anterior- produjimos esos levantamientos contra el neoliberalismo. La presencia del pueblo en las calles fue imprescindible: la de los nuevos protagonistas que se incorporaron, los movimientos sociales o los movimientos indígenas que están obligándonos a cambiar un pensamiento cerradamente inútil en una América Latina que tiene otra construcción en su población.

¿Qué ocurre con este dispositivo del “fraude”, utilizado para inventar un golpe o perpetuar el poder ilegítimamente?

Era tan cantado que (Donald) Trump iba a usar el tema del fraude que lo empezó a decir hace mucho tiempo, como hicieron con Evo: habían instalado en los medios de comunicación, día por día, que Evo iba a hacer fraude. Cuando vieron que estaba empezando a ganar el MAS, rápidamente la OEA dijo que había irregularidades. Es igual que lo que está pasando en Estados Unidos: no hay irregularidades, allí siempre se votó por correo, siempre. Ya había dicho que iba a haber fraude porque ellos estaban preparando lo que están haciendo ahora: hacer que mucha gente crea que le van a quitar el voto. Cuando Estados Unidos perdió la guerra de Vietnam, la perdió moralmente primero en el país cuando se empezaron a levantar todos en contra. A partir de entonces dijeron “nosotros tenemos que ganar las mentes y los corazones”: esa es una expresión de su doctrina. ¿Cómo ganaban las mentes? Apropiándose de la mayoría de los medios de comunicación y haciendo una guerra sistemática sobre nuestras cabezas y las de sus propios pueblos. Así llegamos a donde estamos.

Se están viendo los resultados…

Sí, hay terrorismo mediático, terrorismo medioambiental: son terroristas las acciones que se producen. Están atentando contra toda posibilidad del futuro, de todos, de la vida. No hay animal que destruya su hábitat: el hombre sí. No solo destruye su propio hábitat sino el de todo ser viviente. Hay muchos temas que hay que tratar y que están muy escondidos muchas veces. Entonces yo me pregunto: ¿por qué nos pasamos tantas horas con la agenda del macrismo? ¿Por qué no rompemos con eso? Si nosotros rompemos con eso, ellos no pueden instalar ninguna agenda. No están porque sean poderosos, sino porque  hemos renunciado a la imaginación: nosotros, los latinoamericanos, somos una síntesis de pueblos originarios, de europeos, de asiáticos, de árabes. Somos el único continente tan complejo en ese sentido y eso nos ha dado una capacidad muy grande de imaginar y no someternos a cualquier cosa, eso es algo muy importante para nosotros. (Zbigniew) Brzezinski decía: “Si no se vence la cultura de los latinoamericanos, nunca los vamos a convertir en vasallos”. Que nosotros tuviéramos esta cuestión cultural es lo que ha mantenido a los pueblos originarios a través de los tiempos, si no con todo lo que han hecho no tendría que haber ni un originario en el mundo porque vinieron a exterminarlos, pero quedó la cultura.

 Testimonios de un periodismo comprometido 

«¿Por qué escribo estos versos / al borde de las emboscadas / sintiendo en mis espaldas / el aliento de los asesinos (…)?, se pregunta en uno de sus poemas. En su misma obra poética brinda una respuesta: Mi cuerpo alberga / la fortaleza de los guerreros / el perfume de las cimas / y la humedad del vértigo / de los abismos.» El miedo y el coraje la han constituido en una de las más comprometidas periodistas del país. 

 

¿Cuál es el rol del periodismo actualmente en todo esto? 

Tenemos que educar a la población a través del periodismo. Hay que recuperar los valores y fundamentalmente el lenguaje. ¿En qué lenguaje le estamos hablando a nuestros pueblos? Si yo le digo “vino un CEO para hacer fracking”, es mejor decirle “vino un gerente para excavar, explorar a fondo y sacar el petróleo”: recuperar el lenguaje es recuperar la cultura. Cuando perdés el espíritu, los valores intrínsecos a un ser humano, ya te han convertido en una especie de robot que va por el mundo sin más. Tenemos que repensarnos a nosotros mismos ahora y no sólo políticamente, sino como seres humanos en un periodo histórico donde hay sectores que quieren destruir lo mejor de la humanidad. 

¿Y el de las nuevas generaciones de periodistas?

Las nuevas generaciones deben ser muy creativas porque no es solo la manipulación y la desinformación, hay una desculturización temible y estamos educando a una población para aplaudir la colonización de nuestros países. Nosotros todavía no somos independientes: sólo podremos hablar de una democracia seriamente cuando no pase que quieras tomar una medida en favor de tu pueblo y desde los medios te planten unas campañas espantosas que te lo impidan, pero que además utilicen a esa población que previamente han desculturalizado y desconscientizado por medio de los entretenimientos feroces. Estamos subsistiendo a una dictadura mediática a nivel mundial. Acá ahora se oponen a la vacuna rusa como si fuera comunista, eso es de un atraso increíble, no es coherente con la realidad. Llevaron a una población a expresarse contra algo que no existe. Pongámonos firmes para erradicar todo eso: sacarse de encima todas esas enseñanzas, todas las mentiras, volver a recuperar el periodismo como un derecho humano de los pueblos a recibir una información veraz es liberador. Si vos al pueblo le estas mintiendo lo podes hacer incluso elegir a sus propios verdugos, los que van a ejecutar leyes que van a destruir una sociedad justa. Yo creo que la juventud tiene en sus manos cambiar muchas cosas

«Estamos educando a una población para aplaudir la colonización»

«Estamos educando a una población para aplaudir la colonización»

Stella Calloni es una escritora y periodista especializada en política internacional, ampliamente reconocida por sus trabajos de investigación sobre las dictaduras latinoamericanas, por su desempeño como corresponsal de guerra en Centroamérica y por las entrevistas a figuras políticas de suma relevancia como Hugo Chávez y Fidel Castro. Pero, tal como ella se define -y de allí emerge- es “poeta antes que ninguna otra cosa”. Autora de una obra poética tan profunda como las raíces mismas del continente, en cada verso vira desde el más sentido dolor al más tierno de los amores, como quien salta de piedra en piedra con la correntada debajo.

Nacida en 1935 en Pueblo Leguizamón, una pequeña localidad fundada por su propio abuelo y ubicada en el noroeste de Entre Ríos, Calloni recuerda siempre las asperezas -pero también las bellezas- de la vida en el monte. Hija de una maestra rural y heredera de la incomodidad frente a las injusticias, dejó su tierra natal a corta edad para finalizar sus estudios en Buenos Aires. De allí en adelante, su vida fue la de una trashumante, siempre atravesada por las coyunturas políticas de la región. En estos tiempos de pandemia y en un hueco entre sus compromisos, Stella Calloni se incorpora al Zoom y cuenta entre sonrisas: “Hay un aprendizaje permanente, yo a los 85 años sigo aprendiendo. Lo que hace joven a una persona es eso: la capacidad de aprendizaje y la capacidad de asombro.”

¿Cuándo empezó a escribir poesía?

Yo hacía poemas desde muy chica y mi mamá los guardaba. Hay algo nato para que de repente un niño sea extremadamente sensible frente a determinadas situaciones. Me podía pasar horas siguiendo los caminos de las hormigas: me parecía portentoso esos animalitos chiquitos llevando unas hojas enormes, caminando y caminando. Esa capacidad de observación no la podes tener en una ciudad, donde todo es ruido, afán y la carrera hacia la nada. Yo le hice mucho caso al tema de la poesía. Una de las primeras poesías que hice, cuando tenía 11 o 12 años, fue «Los Hacheros»: yo veo ahí una raíz. “Ya se van hacia el monte, metidos en estrías de luz, a la espesura, los hacheros, Galván, el Mocho y tanto, una larga fila de hombres cargados con un hacha y un cansancio de lunas y esperanzas”. Lo leo y no puedo creer que escribiera eso en ese momento. Teniendo esas características como niña, como joven, como persona, era obvio que yo me iba a tratar de meter en el trabajo social, en la política, en todo lo que estaba pasando.

¿Qué es para usted la poesía? 

La poesía tiene mucho que ver también con la forma de vivir.  Poeta es quien puede mirar bajo el agua, aunque el agua esté sucia. Yo uní esa mirada de la poesía con la del investigador periodístico: encontrás un hilo perdido por ahí y ese hilo te lleva, te lleva y te lleva. Ese trabajo del investigador tiene mucho que ver con el mundo de la poesía porque vas eternamente descubriendo una cosa encima de la otra. A mí me sirvió mucho para el periodismo pero si hubiera podido elegir, hubiese elegido la literatura. Yo no suelo usar la poesía como un instrumento político, no me propongo eso: yo escribo lo que estoy sintiendo. En mis notas (periodísticas) escribo lo que quiero políticamente y en mi poesía lo que yo siento que es poesía, donde yo estoy bailando con el remolino de tierra.

Una vida movilizada por la política 

Si bien Calloni no se propone un fin político, su poesía es sin duda un reflejo muy sentido de su historia, que es a su vez la historia política de latino y centroamérica. Desgarrada por el terror y resurgida al ritmo de su poesía, Calloni escribe: “El trashumante / siembra en su camino / todas las cóleras / mieles y ternuras”. De sus vivencias -permanecer un año escondida en la selva paraguaya durante la dictadura de Stroessner, el exilio político, la invasión norteamericana en Panamá y más- y de su humanísima sensibilidad derivó una percepción política de profunda lucidez.

¿Qué análisis hace de la política en la región?

Han habido muchos cambios, creo que es un momento único en la historia. No podemos seguir repitiendo las mismas cosas que repetíamos hace 20 años. Tenemos que tener la cabeza más abierta que nunca porque si seguimos sin madurar políticamente, si permanecemos amurallados en nuestras ideas básicas, sin pensar en todo lo que ha ido cambiando, nos puede traer problemas gravísimos. Este cambio profundo, por ejemplo, de que los golpes de Estado en nuestra América en este siglo fueron resistidos y vueltos atrás en tan poco tiempo: en 72 horas a Chávez en 2002, impedir el golpe en Bolivia en el 2008, Ecuador en 2010. Por otro lado, pudieron los Estados Unidos en Honduras y Paraguay porque ahí tienen bases militares y en Brasil porque hace muchos años que están enquistados y ha habido un descuido de los políticos brasileños en ese movimiento evangélico que no es ni evangélico ni religioso, sino que son personas entrenadas para que, usando su estamento y su verborragia, fueran ganando en lugares muy pobres, enriqueciéndose a partir de los pobres del continente. Cuando estudiamos las cuestiones políticas y no enfocamos la realidad existente, no podemos construir nada porque nuestras teorías políticas si no se alimentan con la realidad son falsas o por lo menos débiles.

Se habla mucho de una nueva oleada progresista: ¿se puede pensar en la posibilidad de que se desarrolle un panorama similar al que se inició con Chávez en 1999?

Hay que pensar qué pasó después de aquel tiempo que vivimos con estos presidentes que fueron paridos por los pueblos que se organizaron, que salieron espontáneamente contra el neoliberalismo, contra los ajustes, algo que se dio de manera muy auténtica, muy profunda.  Ahora estamos viendo los pueblos resistiendo en todas partes: salen con dirigencia o sin dirigencia. Si revisás cualquier país todo te da un panorama de fuerte lucha donde lo que quedó sembrado del periodo anterior -donde los pueblos se pudieron expresar- unido a la imaginación normal del latinoamericano te da una fuerza portentosa. El camino por el que puede optar la región puede ser el de la recuperación de lo que se había logrado construir en su momento. Pero hay que saber contra quién estamos luchando. Ya no sirve seguir alimentándonos con la idea de que todo lo que nos pasa es doméstico: acá no estamos luchando contra Mauricio Macri, sino contra algo muy poderoso que hace posible que Macri o (Jair) Bolsonaro existan en América Latina o un Orlando Hernández en Honduras. El tipo de oligarquía que nosotros enfrentamos en su momento está prácticamente desplazada: esos lugares ahora los ocupan estos gerentes de grandes empresas, avorazados, que solo conocen el dinero, que no tienen ningún tipo de sentimiento de patria ni de pertenencia, que trabajan para la potencia dominante. A partir de ese momento ya no son una derecha nacional. Hay coaliciones armadas, financiadas y manejadas desde Estados Unidos. Tenemos que empezar a estudiar estos procesos, creo que llegó el momento.

¿Cómo se enfrentaría esta política de Estados Unidos en Latinoamérica?

Yo estudio la política norteamericana desde hace 60 años porque sé que nosotros dependemos de ellos. Si no entendemos lo que significa la política de este país hacia América Latina no entendemos la realidad. Nada va a ser lo mismo después de esta pandemia y de esta crisis porque se están consolidando otras potencias en el mundo como China, la Federación Rusa y otros países que han roto con el unilateralismo con el que actuaba Estados Unidos. Esto a nosotros nos beneficia mucho porque mantenemos un equilibrio que se había roto. En este momento, esta lucha no la hacemos solos: ya no estamos tan solos y tan abandonados a nuestra suerte, y aun estando de esa manera -como en el periodo anterior- produjimos esos levantamientos contra el neoliberalismo. La presencia del pueblo en las calles fue imprescindible: la de los nuevos protagonistas que se incorporaron, los movimientos sociales o los movimientos indígenas que están obligándonos a cambiar un pensamiento cerradamente inútil en una América Latina que tiene otra construcción en su población.

¿Qué ocurre con este dispositivo del “fraude”, utilizado para inventar un golpe o perpetuar el poder ilegítimamente?

Era tan cantado que (Donald) Trump iba a usar el tema del fraude que lo empezó a decir hace mucho tiempo, como hicieron con Evo: habían instalado en los medios de comunicación, día por día, que Evo iba a hacer fraude. Cuando vieron que estaba empezando a ganar el MAS, rápidamente la OEA dijo que había irregularidades. Es igual que lo que está pasando en Estados Unidos: no hay irregularidades, allí siempre se votó por correo, siempre. Ya había dicho que iba a haber fraude porque ellos estaban preparando lo que están haciendo ahora: hacer que mucha gente crea que le van a quitar el voto. Cuando Estados Unidos perdió la guerra de Vietnam, la perdió moralmente primero en el país cuando se empezaron a levantar todos en contra. A partir de entonces dijeron “nosotros tenemos que ganar las mentes y los corazones”: esa es una expresión de su doctrina. ¿Cómo ganaban las mentes? Apropiándose de la mayoría de los medios de comunicación y haciendo una guerra sistemática sobre nuestras cabezas y las de sus propios pueblos. Así llegamos a donde estamos.

Se están viendo los resultados…

Sí, hay terrorismo mediático, terrorismo medioambiental: son terroristas las acciones que se producen. Están atentando contra toda posibilidad del futuro, de todos, de la vida. No hay animal que destruya su hábitat: el hombre sí. No solo destruye su propio hábitat sino el de todo ser viviente. Hay muchos temas que hay que tratar y que están muy escondidos muchas veces. Entonces yo me pregunto: ¿por qué nos pasamos tantas horas con la agenda del macrismo? ¿Por qué no rompemos con eso? Si nosotros rompemos con eso, ellos no pueden instalar ninguna agenda. No están porque sean poderosos, sino porque  hemos renunciado a la imaginación: nosotros, los latinoamericanos, somos una síntesis de pueblos originarios, de europeos, de asiáticos, de árabes. Somos el único continente tan complejo en ese sentido y eso nos ha dado una capacidad muy grande de imaginar y no someternos a cualquier cosa, eso es algo muy importante para nosotros. (Zbigniew) Brzezinski decía: “Si no se vence la cultura de los latinoamericanos, nunca los vamos a convertir en vasallos”. Que nosotros tuviéramos esta cuestión cultural es lo que ha mantenido a los pueblos originarios a través de los tiempos, si no con todo lo que han hecho no tendría que haber ni un originario en el mundo porque vinieron a exterminarlos, pero quedó la cultura.

 Testimonios de un periodismo comprometido 

«¿Por qué escribo estos versos / al borde de las emboscadas / sintiendo en mis espaldas / el aliento de los asesinos (…)?, se pregunta en uno de sus poemas. En su misma obra poética brinda una respuesta: Mi cuerpo alberga / la fortaleza de los guerreros / el perfume de las cimas / y la humedad del vértigo / de los abismos.» El miedo y el coraje la han constituido en una de las más comprometidas periodistas del país. 

 

¿Cuál es el rol del periodismo actualmente en todo esto? 

Tenemos que educar a la población a través del periodismo. Hay que recuperar los valores y fundamentalmente el lenguaje. ¿En qué lenguaje le estamos hablando a nuestros pueblos? Si yo le digo “vino un CEO para hacer fracking”, es mejor decirle “vino un gerente para excavar, explorar a fondo y sacar el petróleo”: recuperar el lenguaje es recuperar la cultura. Cuando perdés el espíritu, los valores intrínsecos a un ser humano, ya te han convertido en una especie de robot que va por el mundo sin más. Tenemos que repensarnos a nosotros mismos ahora y no sólo políticamente, sino como seres humanos en un periodo histórico donde hay sectores que quieren destruir lo mejor de la humanidad. 

¿Y el de las nuevas generaciones de periodistas?

Las nuevas generaciones deben ser muy creativas porque no es solo la manipulación y la desinformación, hay una desculturización temible y estamos educando a una población para aplaudir la colonización de nuestros países. Nosotros todavía no somos independientes: sólo podremos hablar de una democracia seriamente cuando no pase que quieras tomar una medida en favor de tu pueblo y desde los medios te planten unas campañas espantosas que te lo impidan, pero que además utilicen a esa población que previamente han desculturalizado y desconscientizado por medio de los entretenimientos feroces. Estamos subsistiendo a una dictadura mediática a nivel mundial. Acá ahora se oponen a la vacuna rusa como si fuera comunista, eso es de un atraso increíble, no es coherente con la realidad. Llevaron a una población a expresarse contra algo que no existe. Pongámonos firmes para erradicar todo eso: sacarse de encima todas esas enseñanzas, todas las mentiras, volver a recuperar el periodismo como un derecho humano de los pueblos a recibir una información veraz es liberador. Si vos al pueblo le estas mintiendo lo podes hacer incluso elegir a sus propios verdugos, los que van a ejecutar leyes que van a destruir una sociedad justa. Yo creo que la juventud tiene en sus manos cambiar muchas cosas

“Por justicia, ahora y siempre”

“Por justicia, ahora y siempre”

Luego de haber recorrido un arduo camino en la búsqueda por mantener viva la memoria de lo ocurrido entre los años 1976 y 1983, en la lucha por descubrir la verdad y en la posibilidad de lograr juicio y castigo a los responsables del terrorismo de Estado, la sociedad Argentina se acerca a la conmemoración de un nuevo 24 de marzo.

Los crímenes de aquella dictadura genocida se cuentan por miles en la vida de quienes ya no están más que en la memoria y en fotos sepia o blanco y negro de rostros que por siempre serán jóvenes. Pero también se evidencian en la vida de nietos y nietas que hoy tienen entre 35 y 40 y que aún no han recuperado su identidad. El modo en que el genocidio incide tanto en las subjetividades de sus víctimas, como en el imaginario colectivo de una sociedad ya no es cuantificable y, sin embargo, deja huellas en las construcciones presentes.

Las leyes de “Punto Final” y “Obediencia Debida” promulgadas en 1986 y  1987 permitieron que, luego del juicio a las Juntas Militares, se desprocesara a la mayoría de los imputados en causas penales por Terrorismo de Estado. Recién en 2003, el ex Presidente Néstor Kirchner promovió en el Congreso de la Nación la declaración de nulidad de ambas leyes y en 2005 la Corte Suprema de Justicia de la Nación declaró su invalidez e inconstitucionalidad.

Una nueva etapa se abrió en Argentina y la lucha sostenida durante 30 años de Madres, Abuelas, Hijos, Familiares, así como de otras organizaciones de derechos humanos, es reivindicada desde el discurso y el accionar oficial. Los juicios por delitos de lesa humanidad se reabrieron y el trabajo de los organismos de derechos humanos, hasta el momento realizado en forma sistemática pero silenciosa y con escasa visibilidad mediática, se puso a disposición de los procesos judiciales que buscan verdad y castigo. Una innumerable cantidad de prácticas culturales, sociales y arqueológicas se iniciaron y plasmaron en monumentos, museos, canciones, muestras, dramaturgia, películas, centros de memoria y espacios públicos que renuevan el ejercicio de la memoria colectiva a la vez que los procesos judiciales toman su rumbo en oficinas y salas tribunalicias.

Según información existente en la Procuración General de la Nación, desde el 2003 se judicializaron los casos de 11.941 víctimas y hay más de 900 imputados en las causas que aún no han tenido sentencia. Desde 1983 fueron condenados 588 criminales. En tanto que con la reapertura de los juicios a diciembre de 2014, se realizaron 136 procesos judiciales que arribaron a sentencias. En la actualidad hay 16 juicios en curso por los casos de más de 2000 víctimas y existen 120 causas a la espera del debate.

El fallo “Simón” 2, en 2006, de la Corte Suprema de Justicia de la Nación se convirtió en la primera sentencia desde la reactivación de las causas penales por delitos de lesa humanidad. Con anterioridad a 2010 la cantidad de fallos era menor a 10 por año, mientras que en los años posteriores se supera esa tendencia. A partir de 2008 se produce una importante reactivación que incide en la cantidad de juicios terminados, llegando a un pico de 25 sentencias por año en 2012 y 2013, que en 2014 logró 21 procesos finalizados con sus respectivos fallos.

Juicios realizados por año

Fuente: Procuraduría de Crímenes contra la Humanidad.

Otro de los elementos importantes a la hora de balancear los procesos judiciales por delitos de lesa humanidad es el que tiene que ver con la dimensión territorial. De los 21 juicios finalizados en 2014, se realizaron tres en Capital Federal, los denominados como “Primer Cuerpo del Ejército – Vesubio II”, “Plan Sistemático de apropiación de menores II – Hospital Militar de Campo de Mayo” y “Girbone – Caso Gaona”; San Martín fue sede de tres juicios: “Campo de Mayo IX – Caso Villavicencio”, “Campo de Mayo X – Juicio de los trabajadores” y “Caso Schaller”; en la provincia de Tucumán hubo dos catalogados como “De Benedetti” y “Villa Urquiza”; en Santa Fe también dos casos: “Brusa Asociación ilícita” y “Caso Caballero Silvio”; en Comodoro Rivadavia se llevó a cabo el juicio “Rodríguez Diéguez”; en Jujuy el denominado “Grupo de los siete”; en Neuquén “La escuelita III”; La Rioja: Caso “Angelelli”; en Santiago del Estero “caso Cantos”; Salta, “causas del Metán”; Rosario “caso Nast”; La Plata “La Nacha”; Mar del Plata “Máspero”; Corrientes el caso “Carril – Caso Losada” y en Olavarría “Monte Peloni”.

En tanto, existen juicios en curso en Capital Federal, Bahía Blanca, Córdoba, Jujuy, La Plata, La Rioja, Mendoza, Paraná, Rosario, Salta, San Luis, San Martín y San Rafael.

La denominación de dictadura “cívico militar” comenzó a imponerse en los últimos años y da cuenta del avance de la justicia hacia la complicidad e incluso la participación activa de la sociedad civil en delitos de lesa humanidad perpetrados por personas cuyas profesiones o tareas no se encontraban bajo la órbita de las fuerzas armadas pero que, sin embargo, coordinaban con éstas su accionar. Un trabajo reciente del Centro de Estudios Legales y Sociales (CELS) da cuenta de la participación de civiles acusados por crímenes de lesa humanidad, según su área de trabajo o profesión. Entre los datos salientes se pueden mencionar que el 43 por ciento de los civiles imputados pertenecían al Poder Ejecutivo y al Poder Judicial, mientras que el 24 por ciento se encontraba empleado como personal civil de inteligencia. Personas de otras profesiones tales como el periodismo, la salud, el sacerdocio, el empresariado, la abogacía, entre otras también tuvieron participación activa aunque en menor medida que las primeras. Sin embargo, «es llamativo que justamente estas semanas se hayan dictado tres fallos que absuelven de toda responsabilidad a los civiles implicados en el terrorismo de Estado. Lamentablemente parece que la justicia no quiere avanzar sobre este delito. Estos fallos son malas noticias para las víctimas y para toda la sociedad», afirmó el Secretario de Derechos Humanos de la Nación, Martín Fresneda, a la prensa, en referencia a los fallos sobre las causas del Ingenio Ledesma, Papel Prensa y el Diario La Nueva Provincia de Bahía Blanca. En este sentido, la Procuraduría de Crímenes contra la Humanidad, convocó para el 8 de abril a una Mesa de Diálogo Institucional y Social con la intención de tratar, junto a organismos institucionales y de derechos humanos, estrategias para contrarrestar «una serie de fallos en distintas instancias que habilitan a sospechar una intencionalidad de poner un límite al avance de las causas en distintos puntos del país», informó. Y detalla los dictámenes que le generan preocupación: “Las excarcelaciones u otorgamientos de prisión domiciliaria de casi todos los condenados en los numerosos juicios realizados en la provincia de Tucumán; la negativa de la Corte Suprema a considerar los crímenes cometidos contra soldados durante la guerra de Malvinas como delitos de lesa humanidad; la falta de mérito del empresario de medios Vicente Massot en Bahía Blanca y del jefe de redacción de la Editorial Atlántida, Agustín Botinelli; el sobreseimiento del ex secretario del juzgado federal de Bahía Blanca, Hugo Mario Sierra; la falta de mérito que dictó la Cámara Federal de Casación en beneficio del empresario azucarero Carlos Blaquier y del ex administrador de la firma Ledesma, Alberto Lemos; la negativa del juez Julián Ercolini de llamar a indagatoria a los responsables del desapoderamiento de la empresa Papel Prensa; y las dificultades para avanzar en la investigación de las complicidades civiles en general”.

Civiles acusados por delitos de lesa humanidad

Civiles acusados por delitos de lesa humanidad Fuente: CELS

Medios de comunicación como operadores simbólicos de la dictadura

Dos recientes reveces judiciales dejaron sin efecto los intentos por profundizar las investigaciones a personas vinculadas a empresas de medios: Vicente Massot, directivo del Diario La Nueva Provincia de Bahía Blanca;  Agustín Bottinelli, quien dirigía la Revista Para Ti de la Editorial Atlántida en 1979, y a la cúpula de los diarios Clarín y La Nación por la sospechada apropiación ilegal de Papel Prensa S.A.

Mientras en Bahía Blanca la Unidad Fiscal, integrada por José Nebbia y Miguel Ángel Palazzani, adelantó a la prensa que están trabajando en la apelación del fallo que en los primeros días de marzo sobreseyó al empresario Vicente Massot, considerando la sentencia como «una reacción de la corporación judicial ante el avance de las responsabilidades civiles», en la Capital Federal el fiscal Gómez Barbella, que investiga la causa Papel Prensa, consideró que el peritaje de tasación histórica y contable solicitado por el Juez Ercolini, a cargo de la causa, “no desentraña el fondo del asunto”. Cabe recordar que el mencionado juez, entre otros elementos, desestimó el pedido de declaraciones indagatorias a Ernestina Herrera de Noble, Héctor Magnetto y Bartolomé Mitre, porque “se encuentra en curso un peritaje de tasación histórica y contable, que aparece como muy importante, no sólo por el valor indiciario que podría arrojar, sino porque fue ordenado con el objetivo de probar o descartar una de las hipótesis principales de sospecha sugeridas por las partes accionantes, de que Papel Prensa S.A. fue vendida o adquirida a un precio vil o irrisorio”. Por otra parte, hace algunos días la Cámara Federal porteña dictó la falta de mérito para Agustín Bottinelli, quien dirigía la revista de la editorial Atlántida en 1979, cuando se publicó una falsa entrevista a Thelma Jara de Cabezas, quien entonces se encontraba cautiva en la ESMA y era presentada en una nota «como la madre de un subversivo muerto». La Sala II puso en duda la responsabilidad de Botinelli, quien en indagatoria sostuvo que la orden se la dio el fallecido dueño de la editorial, Aníbal Vigil. La resolución del tribunal revoca un embargo en su contra por un millón de pesos y ordena al juez de la causa, Sergio Torres, la realización de nuevas medidas de prueba antes de volver a decidir la situación procesal.

La apropiación de niños y niñas

Dentro de los crímenes de lesa humanidad, los vinculados con la apropiación de niños y niñas fueron los únicos que, aún con obstáculos, prosiguieron el camino judicial durante los años de impunidad. Asimismo, en esta última etapa las investigaciones al respecto han sido dotadas de mayor estructura, a partir de la creación de la Fiscalía Especializada en casos de Apropiación, en octubre de 2012. Pocos días después de la puesta en funcionamiento de esa Unidad, la Procuraduría General de la Nación aprobó el Protocolo de actuación para causas por apropiación de niños durante el terrorismo de Estado.

Hasta el momento 116 nietos y nietas han recuperado su identidad, “cada caso es único y particular”, insiste Estela de Carlotto, titular de la Asociación Abuelas de Plaza de Mayo, cuando se la consulta por el caso de Javier Penino Viñas, actualmente en juicio oral por apropiación. El conocimiento de cada uno de los casos da cuenta de que el proceso de restitución de la identidad es complejo y diverso, individual e íntimo, por eso desde Abuelas se recomienda siempre el respeto a los tiempos y a las decisiones de quienes son víctimas de este tipo de delitos. En tanto, la Fiscalía Especializada durante el primer año de trabajo inició 51 investigaciones preliminares (IP), mientras que en el segundo año abrió 241, cifra que da cuenta de un crecimiento exponencial, sumadas a las 34 iniciadas en el primer año que continuaron su tramitación en el segundo, dan cuanta de 275 IP totales que se tramitaron durante el último año. Asimismo, es destacable que las denuncias formuladas por la Unidad se encaminan rápidamente hacia la materialización de la prueba fundamental en estos casos, el análisis genético. En lo que respecta al tiempo que va desde la presentación judicial de los casos hasta la obtención efectiva del ADN, se evidencia una marcada y constante disminución de ese tiempo, según el informe de gestión de dicho organismo “el tiempo promedio en todo el país es de menos de cuatro meses (3.8 meses)”. Según Alan Iud, abogado de la Asociación Abuelas de Plaza de Mayo, consultado al respecto “se redujo mucho el tiempo de las investigaciones judiciales y ha permitido que se procesen más casos”. A su vez, en términos de perspectiva futura, Alan Iud  manifestó que espera que “se profundice el trabajo a partir de nuevas fuentes de investigación, no sólo a partir de denuncias, sino del acceso a archivos tales como los expedientes de guardas y adopciones en poder del Ministerio de Desarrollo Social de la Nación y los relevamientos en juzgados y otros organismos públicos que posean archivos sobre adopciones en aquellos años. De parte del Poder Judicial esperamos que no se retroceda en los criterios jurídicos logrados en estos años”.

Las violaciones sexuales como delitos de lesa humanidad

La reapertura de los juicios permitió que las investigaciones se profundicen, que nuevos sujetos víctimas del horror comenzaran a tener voz propia. Las violaciones como delitos de lesa humanidad están comenzando a ser identificadas de modo autónomo y juzgadas por esa particularidad. Ya en 2011 la Unidad Fiscal de Coordinación y Seguimiento de las causas por violaciones a los Derechos Humanos cometidas durante el terrorismo de Estado elaboró las “consideraciones sobre el juzgamiento de los abusos sexuales cometidos en el marco del terrorismo de estado”. El informe da cuenta “del escaso avance registrado respecto de una de las facetas de ese fenómeno criminal: los delitos sexuales”, y continúa “pese a que el proceso de juzgamiento de los crímenes contra la humanidad alcanza en la actualidad un importante desarrollo y a que en los últimos años se han producido numerosos testimonios sobre el tema, los delitos contra la libertad sexual todavía no han sido tratados en los procesos judiciales de un modo acorde con la verdadera dimensión que han tenido en la práctica”. La primera sentencia en este sentido es de 2010. El Tribunal Federal de Santa Fe emitió el primer fallo en el país que estableció la violación como delito de lesa humanidad en una causa donde la querellante, Amalia Ricotti, convivió con el secreto de la violencia sexual durante 32 años.
Este fallo fue seguido por otro similar en Mar del Plata, donde la Justicia condenó a prisión perpetua a Gregorio Molina, por homicidio agravado, violaciones reiteradas agravadas, privación ilegítima de la libertad y tormentos agravados en el centro clandestino La Cueva. En 2011, un juez procesó a los represores Benjamín Menéndez y Antonio Domingo Bussi por las violaciones sexuales sistemáticas sufridas por una adolescente de 19 años en un centro clandestino de detención. De allí a esta parte existen seis sentencias nuevas. Romina Pzellinsky, responsable del Programa de Género del Ministerio Público Fiscal, en una nota publicada en la página oficial del organismo, subraya que “en estas resoluciones, se evidencia la ampliación del criterio de imputación. La imputación y posterior condena de la violencia sexual como delito autónomo y ya no subsumido en la tortura es un avance en sí mismo en términos de visibilización de la violencia machista que formó parte del terrorismo de Estado”.