«Hoy tenemos una intención de voto para Fernández que supera los 50 puntos», dice Zuban.
Ana Paola Zuban, politóloga y Directora de Investigación de la consultora cordobesa Gustavo Córdoba y Asociados, una de las pocas firmas que había estimado que la diferencia de la fórmula encabezada por Alberto Fernández respecto de la de Mauricio Macri podría acercarse a los 14 puntos, dialogó con ANCCOM sobre las PASO, la primera vuelta y las polémicas sobre las encuestas. Y sobre cómo ciertos medios atacan encuestadoras si divulgan estudios que no coinciden con su línea ideológica.
¿Por qué acertaron con los resultados y otros encuestadores fallaron? ¿Qué metodología usaron ustedes?
Nosotros hicimos una medición, como la mayoría de los colegas, con una metodología llamada IVR. Se trata de una encuesta telefónica nacional con una muestra estratificada de 1.200 casos que tiene la particularidad de generar un sesgo considerable porque sólo el 50% de la población argentina posee un teléfono fijo. Los resultados que nos arrojó daban una diferencia a favor de Alberto Fernández que rondaba entre 7 y 9 puntos, dependiendo del escenario en el que lo medíamos. A su vez, consultamos con colegas que hicieron encuestas domiciliarias. Las mismas son costosas, superan ampliamente los dos millones de pesos si la muestra fue tomada correctamente. Así, pudimos analizar nuestros números y la diferencia que nos daba con respecto a los que hicieron encuestas domiciliarias, que era de 10 puntos. Esa estimación sumada a nuestros números, un poco de conocimiento del contexto, de análisis, de lectura de un clima de opinión y el seguimiento de la medición mes a mes, nos dio un panorama que otorgaba la diferencia a favor de Alberto Fernández. Hubo varias mediciones que llegaron a los mismos números que planteamos nosotros. No todos los encuestadores se equivocaron por igual sino que muchos no publicaron sus números. Un poco para no provocar a cierta prensa que ataca de alguna manera a los encuestadores cuando los resultados no son favorables a sus opiniones y así no quedar en evidencia. Por parte de algunos medios hubo una inclinación a favor del gobierno actual, ya que publicaron encuestas que no eran tan cercanas a la instancia de las PASO y por eso no se pudo estimar el resultado final.
¿Hubo errores metodológicos en aquellos que se equivocaron con las estimaciones?
Pudo haber errores metodológicos. Quienes tienen teléfono fijo, esto está estudiado estadísticamente, tienen un voto inclinado a favor del presidente Macri. Los dos extremos de la sociedad, es decir en las villas de emergencia como en los countries o barrios cerrados, no hay teléfono fijo. Son dos segmentos de la población que quedan excluidos cuando se hacen las encuestas telefónicas. Nosotros tenemos formas de ajustar, de ponderar resultados para que la muestra nos quede normalizada. Hay algunos colegas que no lo hacen o no ponderan de una determinada manera. En algunos casos, hay errores metodológicos y en otros hay una intencionalidad para favorecer a un candidato.
¿Crees que en las encuestas hubo resultados dibujados “a pedido”? Tanto del gobierno como de especuladores financieros…
No puedo mencionar a ninguno en particular porque no tengo esa información de primera mano pero creo que es posible. Es realmente increíble pensar que los especuladores financieros o el mercado argentino se guíe en sus inversiones por una encuesta. Está probado desde la Ciencia Política que los números que arroja no influyen en la intención de voto de la opinión pública. Esto era así cuando no había redes sociales, los medios de comunicación eran limitados y la gente no tenía acceso a determinada información. Me resulta inconcebible que carguen de responsabilidad a una encuesta por las decisiones que toman, creo que deben manejar otras herramientas dentro de su análisis como, por ejemplo, el comportamiento de los mercados internacionales. Esto no quiere decir que las encuestas no tengan validez o fiabilidad sino que son, simplemente, una foto del clima de opinión en un momento determinado.
«Casi un 60% de la población no cree que la institucionalidad esté en riesgo ni que haya que adelantar las elecciones», señala Zuban.
¿Cómo quedó el tablero político luego de las PASO?
Esperamos unos días para hacer la encuesta post-PASO y publicarla por todos los acontecimientos que se fueron sucediendo desde el domingo a la noche, cuando el presidente nos envió a dormir sin tener los resultados provisorios del escrutinio, más el escándalo de Smartmatic. También se vino la conferencia de prensa del lunes, los nuevos anuncios del miércoles, el cambio de Ministro de Economía, además de la crisis económica concreta que estalló el día después de las PASO. Según nuestra medición, las diferencias se acrecentaron con el correr de los días a favor de Alberto Fernández. Hoy tenemos una intención de voto para Fernández que supera los 50 puntos y una intención de votos hacia el presidente que cada vez se circunscribe más a su núcleo duro de votantes, cercano al 37%. Con este panorama es muy poco probable que pueda revertirse lo sucedido de cara a las elecciones de octubre. Especialmente, si observamos como el presidente todavía se debate entre representar el papel de candidato o el papel de actual gobernante. Macri está en una posición incómoda, necesita poder encontrar el eje, ver que está en medio de una crisis y poder manejar esa situación con moderación junto al resto del marco político del oficialismo. Juntos por el Cambio va profundizando cada vez más su núcleo duro de votantes y sigue una narrativa discursiva que apunta a diferenciarse. Apelan al miedo de regresar al pasado o al odio con discursos que echan a rodar versiones de que la democracia está en peligro. Siguiendo nuestras encuestas, casi un 60% de la población no cree que la institucionalidad esté en riesgo ni que haya que adelantar las elecciones.
¿Qué componentes influyen en el voto?
El voto tiene muchos componentes: hay teóricos que opinan que el voto es ideológico, otros creen que la gente vota con las emociones aún en contra de sus propios intereses, algunos opinan que el voto es clasista, etc. Pienso que hay un componente económico muy importante, sobre todo en tiempos de crisis, pero también hay uno ideológico. La relación Cambiemos – kirchnerismo se ha planteado en esos términos. La palabra polarización, que la hemos escuchado un montón a lo largo de la campaña y no la habíamos sentido mucho antes, la han sugerido las dos fuerzas políticas. Una defendiendo la pertenencia a ciertos valores y políticas públicas cercanas a la izquierda y la otra más afín a la derecha, a lo conservador en lo social y a lo liberal en lo económico. Lo que hemos obtenido es una polarización no tanto en términos numéricos, ya que vimos que la diferencia es casi irremontable, pero sí en términos ideológicos.
¿Dónde se dieron los resultados más inesperados?
En Buenos Aires se dio una diferencia mucho mayor de lo que estaba pronosticado. Se sabía que iba a ser muy difícil para María Eugenia Vidal sobreponerse a la diferencia en contra que iba a sacar Macri. La gobernadora necesitaba un corte de boleta a su favor muy significativo para poder remontar esa diferencia. Sin embargo, pensábamos que la diferencia iba a ser un poco menor. De todas maneras, no hubo mucha sorpresa en ningún lado porque en todo el resto de las provincias estaba la tendencia hacia el Frente de Todos. En la provincia de Córdoba, sabíamos que la diferencia que iba a sacar a favor Macri, que fue el único lugar del país en el que ganó, iba a ser muy inferior a la que había sacado en el 2015 e incluso en el 2017.
Mendoza y Córdoba tienen una característica que es que votan en un sentido político para la presidencia, en otro para la gobernación y, Córdoba Capital, en otra orientación distinta para la Municipalidad. En el 2015 ganó Macri la presidencia, mientras que la gobernación quedó en manos de un peronista anti K, y en la municipalidad ganó un radical que, si bien tenía alianza con Cambiemos, no era de su círculo íntimo.
«La gran pregunta es por la gobernabilidad y cómo de Cambiemos pasamos a otro nombre: ‘Lleguemos’”, reflexiona Diego Sehinkman.
Con el 98,8% de mesas escrutadas, las contundentes cifras que tardaron en aparecer el domingo por la noche no se modificaron sustancialmente durante el lunes. Las fuerzas presidenciales que superaron el piso del 1,5% en las PASO fueron El Frente de Todos (47,66%), Juntos por el Cambio (32,08), Consenso Federal (8,23%), Frente de Izquierda (2,86%), Frente Nos (2,63%) y Unite por la Libertad y la Dignidad (2,18%). Esta amplia mayoría del Frente de Todos no fue el único elemento que sorprendió a analistas y consultores. Todas las provincias se tiñeron de celeste a excepción de Córdoba y la Ciudad de Buenos Aires, ambas sostenidas por Juntos por el Cambio, pero con una diferencia menor a la prevista. “Buenos Aires era el distrito más peleado y Juntos por el Cambio había puesto todas las fichas en Vidal que logró el 29,88%. Sin embargo, el Frente de Todos arrasó con un 50,65%. No sé si se esperaba que Kicillof ganara con tanta diferencia, incluso llegando a sacar más puntos que Fernández”, describe el politólogo Mateo Nielsen Obieta.
Las razones por las que las terceras fuerzas quedaron desdibujadas se pueden explicar con la polarización buscada entre el oficialismo y el Frente de Todos. Según el politólogo Darío Rubinstein esta última fuerza fue moderada y apuntó hacia el centro, en cambio, Juntos por el Cambio decidió refugiarse en su electorado más duro. “Muchos sectores criticaron esta polarización, pero no me parece que sea un fenómeno criticable en sí, siempre que tengamos en cuenta que no signifique un giro hacia los extremos. Además, los que cuestionan la polarización curiosamente se declaran grandes admiradores de sistemas políticos donde la polarización es una constante desde hace décadas”, cree Rubinstein. Así todos los analistas consultados por ANCCOM piensan que la posibilidad de que la fórmula Fernández-Fernández no sea vencedora en las próximas elecciones generales es remota, por lo que las estrategias electorales ya casi no tienen sentido a esta altura. “Sabemos que, salvo un milagro sumamente improbable, el ciclo de Macri estaría terminado. Ahora la gran pregunta es por la gobernabilidad y cómo de Cambiemos pasamos a otro nombre que es, ni en la peor pesadilla soñada, ‘Lleguemos’”, reflexiona Diego Sehinkman, psicólogo y periodista.
En este sentido, vaticinan que los números actuales no se moverán demasiado en octubre y que si la transición de un gobierno a otro será tranquila o caótica dependerá de la actitud que tomen las dos fuerzas principales. Por un lado, para Rubinstein Alberto Fernández debe mantener el discurso moderado que esgrimió ayer, más allá de su lógica euforia por semejante triunfo. Por otro, Sehinkman opina que estos primeros días son críticos para saber la capacidad de resiliencia que tiene Juntos por el Cambio para estabilizar la economía al menos hasta diciembre. “Ahora va a girar todo alrededor del precio del dólar y cuánto se puede llegar a espiralizar la inflación. Estamos en un momento de shock room, una sala de emergencia de terapia intensiva. Hoy el problema primario es que estás en medio de un terremoto y empezás a no tener piso”, advierte Sehinkman.
“El resultado de la encuesta termina siendo sesgado porque los que contestan el teléfono fijo son en general jubilados y amas de casa de clase media o media-alta·, explica Rubinstein.
Una de las principales polémicas que se repitió en estas elecciones fue la baja credibilidad que poseen las encuestadoras debido a su gran distancia con el resultado de los escrutinios. Este último problema se debe a varios factores y uno de ellos es que si bien existe la capacidad técnica de hacer encuestas fidedignas, estas son costosas debido a que requieren una modalidad presencial y bien distribuida. En cambio, suelen predominar encuestas que sólo se realizan a teléfonos fijos y esto resulta en un problema por la disminución de su uso en los hogares. “El resultado de la encuesta termina siendo sesgado porque los que contestan esos teléfonos fijos son en general jubilados y amas de casa de clase media o media-alta. Por último, hay una cuestión de quién contrata la encuesta porque es el que decide lo que se publica”, profundiza Rubinstein.
Otro de los debates que aparecieron se refirió a las PASO como sistema, debido a la gran cantidad de boletas únicas presidenciales que se presentaron. Sin embargo, Néstor Leone, sociólogo y periodista, recuerda que anteriormente le sirvieron a la izquierda para que pueda unirse en 2011 bajo lo que hoy es la coalición consolidada del Frente de Izquierda, pero también valió para que en 2015 Cambiemos pudiera solventar su diferencias en una interna entre las tres fuerzas que la constituyeron. La eficacia de las PASO radica así en su capacidad de ordenar la oferta y permitir que se reduzca la fragmentación del sistema político. Volviendo a las elecciones recientes, Rubinstein rescata que en 17 de 24 distritos hubo candidaturas municipales y listas de legisladores que se resolvieron gracias a esta instancia. Si bien no se resolvieron grandes candidaturas, no se descarta que esto pueda ocurrir en próximas elecciones, aunque más allá de esto, para él existe un significado más importante: “Me parece que votar siempre es bueno. Es un ejercicio que siempre es saludable y discutir una elección por su costo siempre nos pone en el borde de entrar a discutir cosas más profundas y que están en el límite del cuestionamiento de la decisión popular”, finaliza Rubinstein.
Por Ian Werbin con Cristina Sille, Milagros Alonso, Tomás Eloy Gómez, Sofía Moure, Laura Pomilio, Florencia Ferioli, Pilar Camacho, Julieta Ortiz, Camila Alonso Suárez, Estefanía Hernández, Cristina Sille, Juana Posbeyikian, Ornella Rapallini, Juan Luis Dell’Acqua, Noelia Guevara, Gastón Quagliariello, Milagros Alonso, Azul García, Virginia Vitali Camila Godoy, Agustina Ramos.
Bunker Frente de Todos, Elecciones PASO 2019.
La fórmula Alberto Fernández-Cristina Fernández de Kirchner logró una victoria contundente sobre el binomio oficialista compuesto por Mauricio Macri y Miguel Ángel Pichetto, con el 47,36% de los votos contra el 32,24%.
Lejos quedaron Roberto Lavagna-Juan Manuel Urtubey, de Consenso Federal, con el 8,34% de los sufragios, mientras que el FIT-Unidad, con Nicolás del Caño y Romina Del Plá a la cabeza, resultó la cuarta fuerza nacional con un 2,88%. El liberal José Luis Espert (Frente Despertar) y el ultradrechista Juan José Gómez Centurión (Frente NOS) también superaron el filtro de las PASO al obtener el 1,5%.
Quienes no llegaron a convertirse en candidatos fueron Manuela Castañeira (Nuevo MAS), Alejandro Biondini (Frente Patriota), Raúl Albarracín (Acción Vecinal) y José Antonio Romero Feris (Partido Autonomista). El panorama se completó con unos 750.000 votos en blanco y 300.000 nulos.
La elección estuvo signada por la polarización, de hecho las dos fórmulas más votadas acumularon el 80% del total. Consenso Federal, pese a constituirse como tercera fuerza, fue el espacio más perjudicado al no alcanzar los dos dígitos. Tras la baja de Sergio Massa y su posterior incorporación al Frente de Todos, se confirmó la debilidad del armado lavagnista, en contraste con las PASO de 2015, cuando el peronismo antikirchnerista –con Massa de candidato– había conseguido más del 20% de los votos.
El triunfo del Frente de Todos se explica en buena medida por su desempeño en los bastiones electorales más poblados. Alberto Fernández ganó claramente en Santa Fe y Buenos Aires. En territorio bonaerense, traccionado además por la dupla Kicillof-Magario, le sacó 17% al macrismo. La única provincia en la que ganó Juntos por el Cambio fue Córdoba, aunque por menos de lo esperado: el aplastante 79% de 2015 se redujo esta vez a un modesto 48%. Las inesperadas victorias de los Fernández en Mendoza y Jujuy, dos distritos gobernados por radicales, clausuraron las chances del oficialismo.
El escrutinio provisorio a cargo del Ejecutivo estuvo marcado por la demora y la incertidumbre. El ministro del Interior, Rogelio Frigerio, había anunciado que los resultados se conocerían a partir de las 21, pero a esa hora los datos no aparecían. Los funcionarios usaron como excusa los requerimientos dispuestos previamente por la jueza María Romilda Servini de Cubría para dar a conocer los porcentajes, aunque varias fuentes advirtieron que se debió a un mal funcionamiento del polémico sistema de conteo de la empresa SmartMatic.
Ante la falta de información, el nerviosismo se fue adueñando de los búnkers. “Está caído el sistema nacional de transmisión de datos”, anunció Alejandro “Topo” Rodríguez, candidato a diputado nacional por Consenso Federal. Desde el Frente de Todos, Felipe Solá apuntó a la intencionalidad del Gobierno: “Sabemos que ya tienen los datos, cualquier alusión a una falla puede ser una estrategia para que la gente no sepa el resultado de la elección. Si son el mejor equipo de los últimos 50 años, les pedimos que por una vez digan la verdad».
Las primeras estimaciones concretas comenzaron pasadas las 22, luego de la aparición de Mauricio Macri. Aún sin datos oficiales, el mandatario reconoció la derrota con un discurso apagado, admitió que hicieron “una mala elección” y así dejó traslucir que la diferencia era mucho más abultada de lo que se preveía. Los primeros números recién aparecieron a las 22:29 y fueron categóricos.
Elecciones PASO, bunker de Consenso Federal. Ciudad de Buenos Aires, 11 de agosto de 2019. Fotos de Juana Posbeyikian / ANCCOM
La holgada distancia de 15 puntos puso en off side a la mayoría de las consultoras, ya que si bien casi todas pronosticaban un triunfo de Alberto Fernández, estimaban un margen de entre 3 y 6 puntos solamente. El periodista Jorge Lanata, desde la pantalla de Canal 13, desató su furia: “Escuchar estos números es muy fuerte, muy impresionante. Nadie se la esperaba. Tampoco Fernández. Nadie esperaba una diferencia del 15%. ¿Dónde van a devolver la guita las encuestadoras? Se va a abrir un fondo en la Casa de Gobierno porque todos mearon afuera del tarro”.
El panorama de cara a octubre parece casi definido. Incluso agenciándose todos los votos de Lavagna, Espert y Gómez Centurión –un 14% sumados–, Macri no alcanzaría a Fernández. Su problema más urgente, no obstante, será sostener su propia gobernabilidad.
Crónica de un día electoral
Desde las primeras luces del día y hasta el atardecer, un 75% del electorado concurrió a ejercer su derecho cívico en las más de 14 mil mesas distribuidas a lo largo del país. Casi al cierre de los comicios, se inició la actividad en los centros de campaña.
Apenas pasadas las 18, empezaron a llegar referentes del Frente de Todos al flamante Centro Cultural C, en el barrio de Chacarita, sitio elegido como búnker. El sindicalista Héctor Daer fue uno de los primeros. “El pueblo argentino se volcó a las urnas. Los resultados dicen que la divisoria de aguas es definir qué proyecto de país queremos los argentinos”, expresó.
Como es habitual, la militancia macrista se reunió en Costa Salguero. Allí, minutos después de las 19, el jefe de gabinete Marcos Peña dio una conferencia de prensa. Sin dar cifras, celebró el crecimiento de la participación (unos 2 puntos encima de 2015) y enfatizó el carácter preliminar de las PASO: “Estamos muy contentos con el resultado que estamos viendo”, manifestó. Recordó que entre las primarias y las elecciones de octubre de 2015 cosecharon dos millones de votos más para Cambiemos. Peña se rehusó a hacer evaluaciones antes de que se publicaran datos oficiales y se despidió.
Nicolás del Caño y Romina del Plá en el Hotel Castelar.
Pasadas las 20, en el Hotel Castelar, en pleno centro porteño, los dirigentes del FIT-Unidad coincidían en que sortearían las PASO sin inconvenientes, aunque no se animaban a dar precisiones. La gremialista Romina del Plá sostuvo: “Pasamos de ser precandidatos a candidatos, hemos pasado holgadamente el 1.5% que nos permite dar batalla en las elecciones de octubre”. “Si bien el resultado parece positivo, el escenario será difícil”, opinó, “dado que una opción es el candidato actual del ajuste, pero los que le hacen frente son quienes también aplicaron un ajuste. En ese contexto, debemos construirnos como una alternativa”.
Luego de las 21, mientras los datos continuaban sin aparecer, Manuela Castañeira, la única mujer precandidata a presidenta y la más joven con 34 años, habló desde el centro de campaña del Nuevo MAS, ubicado en San Telmo: “Es muy antidemocrático que hace dos horas la elección está a ciegas debido a que el sistema de envío de información está caído. Es una profunda falta de respeto a la sociedad argentina”, subrayó.
José Luis Espert, del Frente Despertar.
En el búnker de Alberto Fernández seguían arribando informaciones extraoficiales que aumentaban la expectativa y ya se comentaba que tendría un 45% de los votos. Mariano Recalde y Felipe Solá, en una de sus salidas ante los medios, destacaron que había “una diferencia significativa a nivel nacional”.
La breve y sombría alocución del presidente Macri no hizo más que ratificar lo que se percibía. “El nivel de dificultades que hemos tenido estos últimos años ha generado mucha angustia”, diagnosticó el jefe del Ejecutivo, quien concluyó su intervención ordenándole a su equipo irse a dormir para volver a trabajar al día siguiente.
Minutos más tarde, una Elisa Carrió desencajada salió al escenario. La líder de la Coalición Cívica minimizó las primarias –“Yo no registro agosto”– y añadió: “No es mala la adversidad. Lo que es malo es sentirse deprimido en la adversidad”. La diputada criticó la decisión de la mayoría de los votantes, a quienes comparó con los antiguos hebreos que quisieron regresar a la esclavitud en Egipto. “La mayoría se sienten más cómodos con los autoritarios”. Luego de esta fugaz aparición, el presidente Macri brindó una corta rueda de prensa y, a su término, el búnker de Costa Salguero se vació rápidamente. El último en irse fue el militante macrista Pablo Cabaleiro, también conocido como “El mago sin dientes”.
Posterior al anuncio de los resultados de las PASO de Mauricio Macri, los candidatos de Consenso Federal, Roberto Lavagna y Juan Manuel Urtubey, se presentaron ante las cámaras en su búnker del Hotel NH. “Agradezco a los 3 millones de argentinos que no se dejaron atrapar por la falsa grieta y a los 2 millones y medio que votaron por Consenso Federal. En tres meses organizamos este espacio y hoy somos definitivamente la tercera fuerza y tenemos una voluntad inquebrantable por seguir adelante y trabajar permanentemente por reconstruir la brecha”, aseguró Lavagna.
La imagen de un Macri derrotado y la divulgación de las primeras cifras oficiales provocaron una ebullición en el centro de campaña del Frente de Todos. El 47 contra 32 suponía una rotunda victoria para la fórmula Fernández-Fernández. Al rato, Cristina Fernández de Kirchner hizo su entrada a través de un video –grabado– desde Santa Cruz que fue recibida con cientos de banderas argentinas agitadas por la multitud adentro del búnker y miles que se agolpaban afuera, sobre la avenida Corrientes. La candidata a vicepresidenta hizo hincapié en el futuro, se refirió al próximo 10 de diciembre como la fecha de “reencuentro de todos los argentinos” y expresó su deseo de “que el país vuelva a tener posibilidades de ser una sociedad mejor, más tranquila y más feliz”.
Recién a las 24, cuando todos los otros candidatos ya habían dicho lo suyo, salió a escena el gran ganador de la noche, Alberto Fernández. La ovación fue absoluta. Con su habitual ir y venir y los números de la elección a sus espaldas, en una pantalla gigante, remarcó: “Argentina escuchó el mensaje: vinimos para crear un nuevo país en el que todos tienen lugar. A partir de hoy se terminó la venganza, la grieta y cualquier cosa que nos divida”. Y, apelando a la memoria histórica de los argentinos, afirmó: “Una vez más vamos a arreglar los problemas que otros generaron”. “El único trabajo es que los argentinos recuperen la felicidad que han perdido”, concluyó entre abrazos y fotos de unidad. De fondo, la canción que sonaba era elocuente: “Hay que volver a empezar / hay que volver a soñar”.
El camino hacia octubre es incierto, pero en estas PASO los argentinos y las argentinas han elegido un nuevo rumbo. Otra historia comienza.
Por Malva Marani con Cristina Sille, Milagros Alonso, Tomás Eloy Gómez y Sofía Moure, Florencia Ferioli, Laura Pomilio, Pilar Camacho, Julieta Ortiz, Camila Alonso Suárez, Estefanía Hernández, Cristina Sille, Juana Posbeyikian, Ornella Rapallini, Juan Luis Dell’Acqua, Noelia Guevara Gastón Quagliariello, Azul García, Virginia Vitali, Camila Godoy, Agustina Ramos.
Si los resultados de las Primarias Abiertas Simultáneas y Obligatorias (PASO) de ayer fueron sorpresivos, sobre todo por la contundencia del electorado al castigar al presidente Mauricio Macri en su intento de reelección y al consolidar al Frente de Todos para que tome las riendas del país, si las notorias diferencias de apoyo entre la fuerza oficialista y la coalición peronista dejaron boquiabierto a más de uno, la elección en la provincia de Buenos Aires fue un paso más allá. Con el 49.34 por ciento, la fórmula integrada por Axel Kicillof y Verónica Magario le sacó 17 puntos al tándem oficialista liderado por María Eugenia Vidal, que cosechaba 32.56 cuando iba escrutado el 98 por ciento de mesas, en la madrugada de este lunes. La dupla del Frente de Todos no sólo amplió la distancia que obtenía la fórmula a nivel nacional, sino que fue el gran símbolo de la derrota del macrismo: transformó lo que se esperaba sería una reñida contienda entre dos de las figuras más fuertes de cada fuerza en una arrasadora ventaja que llegó a 40 en algunos municipios, como La Matanza. Lo que quedó muy a la vista fue la subestimación con que el oficialismo ha venido tratando al electorado, así como también los hilos del relato que tanto los medios como el aparato oficial construyen de sus cifras y sus candidatos.
Estas PASO saben más a primera vuelta que a primarias. Entre otras cosas, porque ayer hubo escenas de esas que definen finales y tiempos nuevos, parecidas a las del boxeador que acaba de noquear a su rival y, apenas el árbitro da por ganada la pelea, el campeón levanta los brazos feliz, mientras el derrotado apenas si puede levantar su ánimo de la lona. Algo de esas sensaciones fue lo que se percibió ayer entre la primera y la segunda fuerza que se disputaron la gobernación de la provincia de Buenos Aires: mientras Kicillof celebraba -en el búnker ubicado en Chacarita- junto a los demás candidatos de su partido para el territorio bonaerense, bastaba con ver la cara de Vidal y, sobre todo, quedarse con su expresivo silencio para ver la derrota atragantada. Ese revés sufrido por Vidal fue magnificado por el relato de “candidata de imagen intocable” tejido en torno suyo. Los dos puntos que Vidal le sacó al propio Macri en territorio bonaerense abrieron, además, las especulaciones sobre qué hubiera sucedido de haberse desdoblado la elección en la provincia.
En el espacio ubicado en Costa Salguero, donde Juntos por el Cambio esperó el escrutinio, la contienda por la provincia de Buenos Aires fue la gran ausente de la jornada. Fuera de un breve comentario de Horacio Rodríguez Larreta, quien incluyó a la provincia y su gobernadora, María Eugenia Vidal, en el proyecto de cambio de su partido, Buenos Aires sólo fue mencionada una vez más, por Macri, quien la incluyó como una de las dos grandes derrotas electorales de la noche. “Espero que, en octubre, los bonaerenses no se la pierdan”, dijo el presidente, sin demasiado entusiasmo, en medio de un abrazo que le dio a la gobernadora. A ella, además de sin palabras, se la percibió incómoda. No habló ni en el escenario ni en la sala de conferencias, cuando horas antes había celebrado el desarrollo de los comicios y resaltado el valor de la práctica democrática. Parecía más enojada que desconcertada. Tampoco lo hizo por redes sociales. Lo cierto es que, de ser un territorio fundamental en su vida política y la del país, pasó casi al olvido: en toda la noche, Vidal no interpeló a su electorado bonaerense.
La otra cara de la elección en la provincia de Buenos Aires fue la de Kicillof, en el espacio de Chacarita donde se alojaron los candidatos del Frente de Todos. Sergio Massa, primer precandidato a diputado nacional y la primera figura de la alianza en llegar al búnker, pasadas las 18, fue quien introdujo -pasadas las 23- al ex ministro de Economía kirchnerista sobre el escenario. “Les presento al próximo gobernador de la provincia”, destacó el hombre fuerte en Tigre, cuando iba escrutado un 76% de las mesas. Al mismo tiempo, los canales de televisión dividían sus pantallas: en Costa Salguero, donde una hora antes Macri había anunciado su “mala elección”, la imagen de los camarógrafos se quedaba con el Mago Sin Dientes, habitué de los búnkers macristas, solo y resignado entre un puñado de sillas. Antes de Massa, Máximo Kirchner, candidato a diputado nacional, dejó evidencia de la gran victoria en la provincia: “Uno de cada dos bonaerenses nos votó”. A las 23.33, Kicillof tomó el micrófono y, tras agradecer el acompañamiento y la importancia de un proyecto “con todos, los que nos votaron y los que no”, destacó lo desigual de la campaña que le tocó afrontar y resaltó que junto a su equipo no habían gastado “millones en publicidad” ni le habían mentido al electorado. El clima en el Frente de Todos, al igual que cuando habló Matías Lammens (que hizo una buena PASO en su debut electoral y quedó a 15 puntos de Rodríguez Larreta), era el de un festejo responsable.
La contundencia de las cifras dejó algo desapercibida la desafortunada demora de los cómputos, que recién se empezaron a publicar a las diez y media de la noche (hora y media después de lo programado), tras la noticia de que se había caído la visualización y la sistematización de datos del controvertido sistema informático de la empresa Smartmatic. Tan sólo tres horas antes, en conferencia de prensa, el jefe de gabinete Marcos Peña había criticado la lentitud del escrutinio en las PASO del 2015 y asegurado que el nuevo sistema representaría una mejora al respecto de la supuesta incompetencia del escrutinio anterior. La ciudadanía todavía no había conocido datos oficiales cuando el presidente, en un acto insólito, se presentó junto a su equipo en el escenario para reconocer la derrota.
Las que definitivamente no pasaron inadvertidas fueron las rotundas derrotas en seis de los ocho municipios bonaerenses alineados con el oficialismo, que también ponen en juego las intendencias en estas elecciones: en Quilmes, Tres de Febrero, Lanús, Pilar, San Miguel y Morón, Juntos por el Cambio fue ampliamente superado por el Frente de Todos. Los intendentes de San Isidro y Vicente López, Gustavo Posse y Jorge Macri, fueron los dos intendentes macristas que lideraron su municipio y fueron la excepción a una gran elección del PJ en el GBA.
La polarización entre el Frente de Todos y Juntos por el Cambio que caracterizó la carrera electoral desde que se anunciaron sus fórmulas se reflejó, como era de esperarse, en las urnas: el resto de las fuerzas quedaron lejos del foco de disputa principal. “La polarización que se trató de imponer tiene que ver con una pelea de extremos que deja en el medio a la sociedad”, destacó Eduardo Bucca, el precandidato de Consenso Federal – encabezado por Roberto Lavagna- que obtuvo el 5,82 por ciento de los votos. Le seguían Cristian Castillo, del FIT Unidad, con el 3,25, y Gustavo Álvarez, del Frente Nos -que lidera Juan José Gómez Centurión-, con 1,66. El resto de los precandidatos a gobernador, al no superar el 1,5 por ciento de los votos, no llegan a las elecciones generales de octubre. Respecto de la renovación de las 35 bancas que se ponen en juego en este 2019, de repetirse estos resultados, en dos meses el Frente de Todos obtendría 20 bancas, mientras que Juntos por el Cambio y Consenso Federal conseguirían 13 y 2, respectivamente.Las PASO han concluido y han dejado golpeados a quienes las subestimaron y bajaron la guardia. Se han buscado y se buscarán análisis exhaustivamente para comprender lo sucedido, la contundencia de una elección que, a dos meses de las generales, deja la sensación de ya haberlo definido todo. Quizás, una de las claves se encuentre a la vista, en el detalle más simple: la ansiedad de millones de votantes que, desde muy temprano en la mañana, se agolparon el domingo en las escuelas, haciendo colas que en muchos casos los tenían esperando allá, fuera en la vereda. Las primeras cifras ayudaron a interpretar las ganas madrugadoras de esos votantes ansiosos, esperanzados, decididos a dejar atrás cuatro años de ajustes, desocupación y desilusiones; determinados a castigar desde las urnas a la gestión de Mauricio Macri y animados a hacerlo lo antes posible, por si acaso pudieran detener el tiempo y acabar por fin con el sufrimiento. Las argentinas, los argentinos y les argentines no pudieron detener el tiempo, aunque la noche del domingo le dejó la sensación -a unos y a otros- de que algo sí se logró detener.
Por Andrés Aranguren con Milagros Alonso, Cristina Sille, Sofía Moure, Pilar Camacho, Florencia Feriolli, Laura Pomillo, Tomás Eloy Gómez, Julieta Ortiz, Camila Alonso Suárez, Estefanía Hernández, Cristina Sille, Juana Posbeyikian, Ornella Rapallini, Juan Luis Dell’Acqua, Noelia Guevara, Gastón Quagliariello, Azul García, Virginia Vitali, Camila Godoy, Agustina Ramos.
Horacio Rodríguez Larreta, jefe de Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires y candidato a la reelección, fue el único ganador de Juntos por el Cambio en la PASO. El dirigente porteño obtuvo el 44 por ciento de los votos y aventajó a Matías Lammens, candidato del Frente de Todos, por más de 11 puntos.
‘Sí se puede’, ‘sí se puede’, fue el canto preferido en el búnker de Juntos por el Cambio ubicado en Costa Salguero. La incertidumbre, por la demora en la publicación de los resultados (a las 22 todavía no había el primer pronunciamiento oficial), y la tristeza, por la inminente y abrumadora derrota a nivel nacional que ya se comentaba en todos lados, contrastaron con el optimismo del jefe de Gobierno porteño.
“En la Ciudad demostramos que sí se puede”, declaró Larreta en un discurso triunfal ante un público que lo aplaudió y ovacionó. Pero su victoria, la más esperada, no sorprendió a nadie. La Capital Federal es el reducto más fiel a las políticas de Mauricio Macri y sus copartidarios. En la primera vuelta de 2007 Macri obtuvo, como candidato a la Jefatura de Gobierno, un 45,76 por ciento de los votos. En 2011, para su reelección, subió al 47,07 y Horacio Rodríguez obtuvo el 45,56 por ciento en 2015.
«Este es el equipo que, junto a ustedes, va a seguir transformando la Ciudad», afirmó un Larreta optimista en un búnker donde las caras melancólicas eran el común denominador. La Capital Federal y Córdoba -aunque no la gobierna- fueron los únicos distritos donde triunfó el oficialismo. Larreta se convierte, entonces, en una figura que cada día tomará más protagonismo en su espacio. No obstante, las expectativas para estas PASO era cosechar una cantidad de votos que lo convirtiera en el primer candidato porteño en ganar sin necesidad de balotaje. Si en la primera rueda se confirman estos guarismos, su anhelo no será posible.
En el búnker del Frente para Todos, ubicado en la Avenida Corrientes -entre Dorrego y Leiva-, todo era música, baile y felicidad. A pesar de los resultados en la Ciudad y la diferencia de 11 puntos a favor de Larreta no se sienten derrotados. Matías Lammens rompió el techo histórico de la oposición al macrismo, llegó a los 33 puntos y sigue en carrera para octubre. Las victorias parciales en Provincia y Nación, además, lo llenan de esperanzas. Victoria Donda, precandidata a diputada nacional por la Ciudad, dijo en conferencia de prensa: «Esta unidad se va a seguir profundizando para que en octubre el triunfo sea contundente. Desde el Frente de Todos vamos a seguir llamando a la unidad”.
La música de La Renga y los cantos de los militantes peronistas sirvieron de antesala para el discurso de Lammens. El presidente de San Lorenzo subió al escenario alrededor de las 23 rodeado de un ambiente festivo. “Demostramos que no nos resignamos a creer que un buen gobierno es uno que termina obras mientras la sociedad se cae a pedazos. Hay que poner a Buenos Aires en otra sintonía que nos permita solucionar problemas que no se han resuelto en estos 12 años”, afirmó
Las cuentas entusiastas de la oposición se fundamentaban en que el oficialismo sumó para estas elecciones nuevos apoyos, pero eso no se vio reflejado en las urnas. En 2015, la alianza que respaldaba a Larreta estaba conformada por el PRO, la Coalición Cívica (de Elisa Carrió) y Confianza Pública. Este año adhirió a la UCR porteña, el Partido Socialista (liderado en la ciudad por Roy Cortina), Evolución (espacio político de Martín Lousteau) y la Ucedé. Pero la media de votos del candidato macrista en la ciudad no se vio modificada con los nuevos integrantes de la coalición. Y esto llena de esperanza a Lammens, una cara fresca en la política y que busca introducir un aire de progresismo al Frente para Todos. “Estoy muy emocionado con la elección que hicimos. Es histórica», declaró ante los militantes que ya tienen cantos con su nombre.
El tercero en esta disputa fue Matías Tombolini. El economista que representa a Consenso Federal obtuvo el 7 por ciento de los votos y esto significa que podrá disputar la jefatura en las elecciones de octubre. La ficha de Roberto Lavagna y Juan Manuel Urtubey en la Ciudad, votó a la mañana en el barrio de Almagro, pero no dio declaraciones. En el búnker de su alianza política, y luego de conocerse los primeros resultados, tampoco habló. El micrófono fue de los candidatos a presidente y vice. Los demás referentes no atendieron preguntas y se retiraron rápidamente.
La última coalición que puede inscribir candidato en las generales es el FIT – Unidad. La candidatura de Gabriel Solano logró superar el umbral con el 4 por ciento de los votos. El frente de partidos de izquierda, integrado por el Partido Obrero y el Partido de los Trabajadores y el Socialismo (PTS) se posiciona como la cuarta fuerza política tanto en ciudad como a nivel nacional. El precandidato a presidente, Nicolás del Caño, también se aseguró con la votación de las PASO que su nombre esté en las boletas de octubre.
Para estas elecciones además se presentaron como candidatos a Jefe de Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires: Marta Martínez (Autodeterminación y Libertad), Miguel Ángel Forte (Nuevo MAS), Roberto Valerstein (Unite por la Libertad y la Dignidad) y Leonardo Martínez Herrero (Dignidad Popular). Pero no superaron el 1,5 por ciento necesario para inscribirse a las primarias.
Con este panorama, Rodríguez Larreta parte como gran favorito para ganar en octubre, aunque los votos no le alcanzarían para hacerlo en primera ronda y necesitaría del balotaje en noviembre para hacerse a la reelección. Además, tiene la dura tarea de enfrentar a un político nuevo que no presenta el desgaste que sí tiene su movimiento político.
En este año electoral también se renuevan 30 bancas (de 60) en la Legislatura porteña. Las votaciones en este apartado no difirieron de las de Jefe de Gobierno y la lista oficialista encabezada por Diego García Vilas sacó el 45,37 por ciento (renovarían 15 de las 18 bancas que tienen en juego). La lista del Frente de Todos, encabezada por Claudia Neira obtuvo el 31,44 % y su lista obtendría 11 bancas (5 más de las que pone en juego).