El muralismo como herramienta social y como fuente de trabajo

El muralismo como herramienta social y como fuente de trabajo

El arte callejero que florece en los espacios urbanos puede ser una herramienta de inclusión social. Es apreciado desde distintos ángulos y distancias. Lo puede ver una persona que vuelve de trabajar en el colectivo, como también habitantes de la zona y curiosos.

«Carlí Human» es de la localidad de Muñiz y se dedica hace más de 20 años a realizar grafitis y murales. La variedad de colores y motivos son características de sus trabajos, que se encuentran en espacios rurales y urbanos, en barrios, interiores, exteriores y hasta en camiones de carga. “Me inicié con grafitis, con el tiempo fui creciendo, perfeccionándome y ganando terreno en esta profesión. Al presente, continuo  dedicándome a esto, es mi solvento económico. En este oficio tengo una rama comercial en la cual realizo murales para diferentes negocios, bares y empresas. Y una rama artística en la cual produzco trabajos de interés personal”, dice el artista. En esa línea, utiliza el término “versátil” para definir sus obras y se define como un “obrero del arte. “Me gusta la naturaleza, pintar animales en peligro de extinción, flores y paisajes pero la realidad es que hago de todo”, añade.

Actualmente hay una apertura muy grande en este arte, hoy en día un pibe puede pintar algo al lado de las vías del tren, ser llamado para realizar una obra y ser remunerado por ella. Hoy, el muralismo es aceptado y valorado”, dice Carli respecto a esta profesión. Y expresa: “Hay que romper con aquellos estigmas sociales en los que el artista es visto como un hippie. Yo vivo bien, he viajado por distintos países y todo gracias a este oficio”

Siguiendo esa línea, Mauricio, que prefiere que lo identifiquen como “Uasen”, graffitero de zona oeste, es reconocido por su mural de Carlos Tévez en Villa Pälito, La Matanza. El arstia dice: “Empecé a pedir permiso para pintar en las paredes, hasta que la gente se empezó a acercar y cuando me quise dar cuenta me dedico solo a esto”.

En tanto, Cristian Acosta, conocido como “Kave”, cuenta: “Trato de indagar en las pasiones humanas;  los colores, la luz y la oscuridad como dualidades que traemos en nosotros” . El contexto social, político y cultural. El trasfondo ideológico y el seguimiento de acontecimientos relevantes en el Conurbano, tales como las muertes de Sandra Calamano y  Rubén Rodrígruez. y el apoyo a las culturas originarias. Todas esas son características de los trabajos de “Kave”, que es de Moreno.

Por otro lado, este artista es reconocido por ser parte de la gestión de encuentros entre muralistas. “Participo en Pintadas del fin del mundo y Encuentro de expresiones urbanas  junto a compañeros y compañeras en Moreno, también producimos el festival Buena Pinta Social Clu que en el 2020 irá por su tercera edición”, señala. Estos son espacios donde los y las jóvenes artistas emergentes se reúnen a intercambiar expresiones artísticas urbanas tales como el graffiti, con el objetivo de fortalecer y fomentar la cultura propia de los barrios.

La diversidad es una de las características propias de los murales. En este campo varían las técnicas, los colores, y decisiones estéticas propias de cada artista. Emergen constantemente nuevas formas de expresión a través de este lenguaje. Tomas Facio,  de Merlo Norte, que además es estudiante de la Universidad Nacional de las Artes (UNA), afirma: “Creo que el muralismo es una buena herramienta social, un lenguaje visual que siempre está”, y agrega: “Siempre aposté por pintar en Merlo, los que somos del Conurbano sabemos que el arte está centralizado, me parece fundamental que se acerque a la gente y no que la gente tenga que acercarse al arte”

Facio  comenzó a realizar murales en 2014. Pintó en en Merlo pero también en  Valparaíso (Chile) y en Zaragoza y en el País Vasco (España). “Mis obras abarcan distintos medios tales como: murales de pequeña y gran escala, pintura sobre  lienzo y dibujo/ilustración, usando la tinta china, independientemente del soporte. Como recurso utilizo la técnica de grabado, llevándolo a otra dimensión: el muralismo”. También revela que  “actualmente acabo de finalizar una residencia artística en País Vasco, realizando un mural en un pueblo llamado Eskoriatza, que aborda la temática de la relación entre lo tecnológico y lo biológico. Ahora me encuentro trabajando en una serie de dibujos y pinturas, relacionando las imágenes entre sí y buscando generar narrativas”

Con respecto a su trabajo comenta: “Lo que caracteriza a mis murales es la utilización de una pintura monocromática, en la que solo uso la tinta para generar distintos tipos de valores. Esto hace más laborioso el trabajo. Si optara por el látex, y utilizara blanco para crear más valores, estaría agilizando la labor pero no lograría la textura que busco generar al trabajar con líneas”. Siguiendo con las peculiaridades de su producción, agrega: “Otra característica detrás de esto es la tinta china, la piedra angular de las historietas, un medio que considero contracultural, un recurso económico. Por dar un ejemplo, con un litro de tinta china podés pintar cuatro murales, en tiempos jodidos, creo que es un buen recurso”

El muralismo es un arte para todos y  todas. Un arte que con el tiempo se transformó en profesión, en trabajo, en inclusión. Un arte que integra, que muta, que abre nuevos caminos. Un arte con valor, con ideología, con conciencia de clase. Que invita, que implica e interpela. Y el Conurbano tiene mucho que decir (y que mostrar) con sus artistas de los muros.

“Hay una política de distracción a través de la imagen”

“Hay una política de distracción a través de la imagen”

En diálogo con ANCCOM, analiza el lugar relegado del muralismo dentro de las políticas culturales durante el kirchnerismo y su promoción en la variante publicitaria en el gobierno de Cambiemos. Además, frente al escrache sufrido al mural en homenaje a Madres de Plaza de Mayo en Avellaneda, propone la réplica de la obra.

¿En qué corriente se inscribe el tipo de muralismo al que te dedicás?

Está dentro del muralismo latinoamericano, que lo que tiene es la particularidad de que surge de una actitud crítica de un artista frente a un contexto social y político, algo que no se da en el resto del mundo. Lo que empieza a notarse es más la actitud del artista frente a una realidad o a un contexto social, más que la misma obra. Entonces se puede hacer una obra excelente, con todas las cuestiones técnicas y tecnológicas pero si eso no tiene una base de convivencia con ese medio social no cumple el objetivo de arte público.

«Lo que empieza a notarse es más la actitud del artista frente a una realidad o a un contexto social, más que la misma obra».

¿Qué es el “arte público”?

Todo producto estético y cultural en donde el artista interactúa con el medio social y le da significado a la obra. Y en el muralismo, de lo que uno quiere hacer a lo que queda en la pared hay un trayecto. Lo nuestro varía por el tiempo, puede variar porque nos equivocamos en el mensaje, porque la gente al final se arrepintió y quiere otra cosa. Hay que estar dispuesto a entender que lo que se está iniciando es un punto de comunicación con la gente.

¿El muralismo aporta en la lucha por el sentido?

En verdad, una cosa es lo que uno puede pensar que puede brindar el muralismo y otra cosa es la realidad, porque el muralismo no ocupa el lugar que se pretende y en las políticas culturales no está contemplado. Yo adherí al proyecto nacional de Néstor y Cristina en su momento, pero el muralismo no se benefició en nada, se lo metía dentro de proyectos de desarrollo social,  ni siquiera educativos. Cuando la gente no tiene un micrófono, se apropia de un pincel o de un aerosol, y si eso aparte del mensaje tiene un contenido estético, es revolucionario. Esto no se lo contempla como un hecho cultural que necesita de educación y de un proceso de aprendizaje, y menos que al mismo tiempo pueda ser una fuente de trabajo. Entonces, la disputa de siempre no es tanto por los significados, sino por los proyectos culturales, por la inclusión del muralismo en ellos. La derecha siempre lo tiene, lo entendió mejor.

pinceles

«En general, en casi todos los municipios donde ganó el macrismo hay una política de distracción a través de la imagen, se podría decir de embellecimiento urbano».

¿Y cuál es la política pública de Cambiemos frente al muralismo?

En general, en casi todos los municipios donde ganó el macrismo hay una política de distracción a través de la imagen, se podría decir de embellecimiento urbano. Como diciendo: “Nosotros embellecemos, no decimos nada, no estamos tratando de convencerte de nada ni que vos hables a través de nada, estamos haciendo más bella nuestra ciudad”. En ese punto, lo que se hace es tratar de buscar individualidades que traten de no agruparse, de no pensar en lo que es el trabajo con el vecino, sino ir con un proyecto ya armado. Entonces lo que le importa al Gobierno es que pintes la pared y ya está. Y te paga, te da una súper máquina para que pintes solo, salís en los diarios y te promueve a otros festivales parecidos en el mundo. De ahí sale el muralismo publicitario, porque llegás a una exposición en una galería, vendés la misma imagen que hiciste  en una tela y ya está. Pero no es un hecho que tenga que ver con la organización social, tiene que ver con vos, nada más. Eso son los proyectos de la derecha: desmovilizar.


En Avellaneda hubo un escrache al mural de las Madres y un año atrás también un mural de Mariano Ferreyra había sufrido un ataque parecido. ¿Qué es lo que hay por detrás de estos ataques?

Siempre va a ver iconoclastas de la imagen, gente que se la agarre con las imágenes como valor simbólico. Es una puja de sentido constante, lo que hay que tratar de hacer es o mejorar los lugares donde se los hace o tratar de hacerlo más veces. Hay que tratar de reforzarlo desde la actitud, no quedarse con una sola obra, hay que hacerlos por todos lados y que se tomen el trabajo de ir a taparlos. O sea que tenemos que entender que en este punto, los detractores siempre van a estar.

¿Alguna vez te pasó con alguna obra tuya?

Hice un trabajo de Paco Urondo en Guaymallén y lo tapó la gente de la misma municipalidad. Después desbordó el Facebook de mensajes hacia el intendente y me tuvo que llamar para que vaya de nuevo. Y les dije: “Hice el mural pero ustedes tenían que cuidarlo, no me puedo estar lamentando porque no hicieron su trabajo”. Entonces les planteé que el mismo mural no iba a hacer,  que podía hacer otra cosa, redoblarles la idea, si antes no les había costado nada ahora sí, cuando lo hice por primera vez fue parte de un proyecto de desarrollo social y ahora no. Entonces lleve cinco muralistas más, hicimos muchos más muros y le doblamos el lugar.

«El arte público es todo producto estético y cultural en donde el artista interactúa con el medio social y le da significado a la obra».

Su caja de pinceles.

Actualizada 27/06/2017

 

 

 

“El muralista es un comunicador social”

“El muralista es un comunicador social”

Marcelo Carpita, autor y colaborador de más de cincuenta obras de arte urbano en distintas regiones del país, da a conocer su más reciente iniciativa: el 1º Congreso Nacional de Muralismo y Arte Público “Ricardo Carpani”, a realizarse el viernes 30, sábado 31 y domingo 1 de noviembre en el Centro Cultural Kirchner (CCK). El encuentro, cuenta, surgió de la necesidad de profundizar el debate sobre el rol del arte público y la ausencia de un marco legal que reivindique a los realizadores como trabajadores. El artista plástico dialogó con ANCCOM sobre el papel del muralismo en la vida política y social de la Argentina, definiéndolo como una disciplina de la comunicación social y en consecuencia de las Ciencias Sociales.

¿Cómo surge la idea de este Congreso?

Es una propuesta que surge de un foro que organizamos en el espacio político cultural al que pertenezco, Muralismo Argentino Contemporáneo (MAC), formado por diferentes grupos independientes comprometidos con llevar a cabo un proyecto nacional que empezó a tener un poco más de cuerpo con este gobierno. A partir de la propuesta de formar el MAC, empezamos a reunirnos y organizar un foro en el Centro Cultural de la Cooperación en 2013. Tenía como objetivo empezar a debatir sobre el rol del creador del arte público, del muralista que participa de muchos proyectos de desarrollo social, proyectos culturales y educativos, pero no está contenido dentro de un marco legal o institucional que nos considere como trabajadores. Siempre pasa como una cuestión de voluntarismo, de militancia y no como un trabajo específico. A partir de ahí, los participantes propusieron que esta discusión se debía dar en un marco mucho más participativo y  salió la primera idea del Congreso. Pero no se hizo, seguimos trabajando, haciendo nuestras actividades como siempre. Hasta que este año tuvimos una entrevista con la ministra de Cultura de la Nación, Teresa Parodi, y salió de nuevo la idea del Congreso, como una actividad de corto plazo en el CCK. Con el tiempo queremos lograr que se incluya al muralismo dentro de lo que son las políticas culturales,.

¿Cuáles es el objetivo del encuentro?

El principal objetivo es hacer visible nuestra actividad, que la gente se entere que el muralista en sí, aparte de ser una persona que se dedica vocacionalmente a pintar una pared, a embellecer, es un comunicador social. El muralismo pasa de ser una producción estética por encargo a una disciplina de la comunicación social o de las Ciencias Sociales. Porque, a partir de esa actividad concreta, se desarrollan muchas actividades colaterales que hacen que el objetivo final no sea en sí el muralismo sino la organización popular, la reconstrucción del tejido social, la capacitación laboral, la integración de personas con diferentes tipos de capacidades, la inclusión social de chicos o de personas que están en grados de marginalidad. Es decir, hay muchas cuestiones que no son necesariamente las de la pintura mural. Sin embargo, ese muralista no cobra por ese trabajo, no tiene un seguro social, no tiene una participación como docente.

¿Quiénes participarán y qué actividades se desarrollarán?

Del Congreso van a participar casi 300 muralistas de todo el país, habrá paneles que desarrollarán ejes temáticos: muralismo y trabajo, muralismo y educación, la función social del muralismo, muralismo y militancia política. También habrá disertaciones de especialistas que no necesariamente son muralistas, como Fernando Buen Abad Domínguez, filósofo mexicano, un doctor en Comunicación muy comprometido con los derechos humanos. Estuvo trabajando en la conformación de contenidos de Telesur. Posiblemente estará el cineasta Tristán Bauer y también Carlos Carpintero que es un diseñador y comunicador a partir de la imagen que es muy importante. El Congreso será en homenaje a Ricardo Carpani, quién es nuestro paradigma de artista y militante. Habrá paneles, disertaciones, talleres participativos. La idea es que se elaboren documentos generales para dárselos a la ministra en forma de manifiesto. Habrá también proyecciones de documentales, va a estar Discursos Murales, que es una producción audiovisual que hicimos junto con la Universidad Tres de Febrero. Yo fui el productor artístico, donde se toman diferentes discursos de líderes latinoamericanos y a la par se va haciendo un mural por diferentes muralistas. También se proyectarán Los próximos pasados, que es una película que hizo Lorena Muñoz sobre el mural de David Alfaro Siqueiros que está en el Museo del Bicentenario y la película Carpani, vida y obra.

¿Dónde ubicaría al muralismo dentro de la esfera artística? ¿Y qué relación tiene con la esfera política?

El muralismo es parte del arte público. El arte público lo contiene, porque también incluye a una obra de arte callejera o una murga, a una acción urbana, a una performance. Es un hecho estético, cultural, al que la gente le da múltiples sentidos y hasta lo puede resignificar para incorporarlo a su vida cotidiana. El arte público es político, entendiendo que la política es lo que me relaciona con el otro. En la comunidad, lo que cohesiona, es el hecho político, entonces este arte también lo es. Ahora que uno lo ligue o no a un hecho partidario es una cuestión de coyuntura y de elección del muralista.

¿Cree que el muralismo argentino tiene una tradición propia?

Nosotros tenemos una tradición heredada de otras culturas que son hermanas, no tenemos tradición muralística. No somos un territorio cultural en donde tengamos grandes pirámides o edificios precolombinos llenos de murales. La tradición es contemporánea, se podría decir decimonónica. Nosotros tomamos el muralismo de la Revolución Mexicana como un puntapié o como un punto bisagra para empezar a discutir la función social y política del muralismo. Anterior a eso, había algunas expresiones más ligadas al realismo social, decorativos, con un anecdotario de la Revolución Industrial o ligado a diferentes aspectos de lo que fue la Revolución Rusa, pero nada más.

¿Y cuál es la función social del muralismo?

La de comunicar. Para mí está dentro de las materias humanísticas y de ciencias de la comunicación. Es un reto la comunicación por imágenes, estamos compitiendo con la publicidad. Creo que el muralismo es una de las alternativas pedagógicas que tenemos para generar otro tipo de discurso, otro tipo de diálogo con las imágenes en la vía pública.

¿Existe una política pública que fomente al muralismo como una expresión artística?

Hay pequeños intentos aislados, pero no una política pública. Ese vendría a ser uno de los objetivos del Congreso. Lo que estamos tratando de hacer es que el Estado se haga cargo del desarrollo de planes educativos, de planes culturales o del trabajo del muralista. Pero el Estado nunca lo asumió como algo organizado, siempre fueron expresiones individuales. Queremos lograr que desde el Estado se asuma la importancia de las actividades del  trabajador muralista dentro de ciertos tipos de políticas culturales. Si lo asumió desde el cine, desde la música, desde la danza, también lo puede asumir desde el muralismo.

Carpita, muralista. Ciudad de Buenos Aires, 13 de octubre de 2015. FOTOS ROCÍO GARCÍA/ANCCOM

«Tenía como objetivo empezar a debatir sobre el rol del creador del arte público, del muralista que participa de muchos proyectos de desarrollo social, proyectos culturales y educativos, pero no está contenido dentro de un marco legal o institucional que nos considere como trabajadores», relata Carpita.

 

¿Hay alguna política pública de conservación y protección de los murales existentes?

Lo que hay son políticas sobre la restauración patrimonial, no de preservación y conservación, es uno de los temas que se tocarán en el Congreso. Existen muchísimos murales históricos que se están deteriorando y no hay una política centralizada sobre eso. ¿Por qué llegar al punto de la restauración? Hoy la gente que está en esa materia habla de conservación, de preservación y no de restauración. Y cada vez hay más murales hechos y grandes inquietudes por saber cómo se mantienen, cómo se preserva y si se necesita de una escuela para eso. Gente de conservación patrimonial dice que ahora hay nuevas técnicas, nuevos abordajes estéticos y no hay una actualización hacia los conservadores. El conservador sigue trabajando con herramientas viejas, con edificios viejos, con técnicas viejas y no cuenta con nuevas tecnologías, con acrílicos, polímeros, aerosoles. Ya hay obras muy importantes hechas así. De esto también tiene que hacerse cargo el Estado. Cuando hablo de Estado, habla de una comunidad organizada, no quiere decir que el Estado tiene que hacerse cargo de todo. Porque cuando ponemos eso frente a las empresas sabemos  que pasa: restauran lo que a ellos les importa; lo demás se deteriora. La gente le da importancia a cierto tipo de obra y por ahí no es necesariamente estéticamente bella, pero tiene mucho significado, como podría llegar a ser el mural de un nene que murió en un accidente o un pibe víctima de gatillo fácil. Tal vez ese mural es mucho más importante para la comunidad que un mural al estilo mexicanista; eso también necesita preservación. El Estado debería empezar a pensar en un instituto de muralismo que pueda nuclear todas esas problemáticas.

¿Cuáles son los espacios en donde se enseña muralismo en la Argentina?

Tuvo unos primeros inicios en la Escuela Superior de Bellas Artes de la Nación Ernesto de la Cárcova, con un taller de oficios, donde se enseñaba el desarrollo de algunas técnicas. Se le daba un encuadre pseudo socia. Más que nada se practicaba la técnica en pequeños murales. Pero el abordaje en un territorio para poder colaborar y participar de un desarrollo social y educacional no estaba dado. Poco a poco, esos talleres se transformaron en un poquito más participativos. Algunos se transformaron en carreras y después los fueron cerrando cuando los diferentes gobiernos, golpes y dictaduras vieron la capacidad organizativa que tiene el taller de mural. Recién en esta etapa democrática, a partir del 83, se volvió a trabajar sobre la idea de los talleres de formación. Uno de los primeros fue el de la Escuela de Bellas Artes ‘Manuel Belgrano, que se creó en 1990. La realización de mural está incluida también en las currículas de Educación Inicial y Primaria, lo que no tienen son profesores capacitados. Uno de los problemas que estamos abordando es que el muralismo cada vez se complejiza más como para poder realizarlo como cualquier actividad porque, previamente, se necesita ver cómo se aborda la problemática espacial. Hay muchísimas cosas que un profesor común de Plástica no sabe; piensa que solamente pintando en la pared con chicos es suficiente. Es necesario trabajar con ciertos elementos didácticos y metodológicos, como para poder ayudar a la dimensionalización de la imagen, del traspaso de lo chiquito a lo grande, al poder estructurar el campo compositivo. Hay muchas cosas que no saben y eso lo tienen que estudiar.

¿Qué es lo que busca expresar en sus murales?

Es como una especie de promedio entre lo que yo quiero contar, lo que necesito contar y  la forma en que lo cuento. No me ato a una sola forma de realización, estoy muy atento a las nuevas imágenes, a cómo se involucra la gráfica o cómo se involucran los diferentes aspectos de la comunicación a través de la imagen. Puedo decir que lo que busco no es expresar, sino tratar de interpretar ciertas características del momento en el que vivo. No soy muy retardatario, como para que me digan “te quedaste en el 45”, ni muy novedoso como para decir: “Lo que hacés no se entiende nada”. Me dirijo a un sujeto común, no está dirigido a públicos eruditos ni a amantes del street art, ni de la galería. Es para la gente común y en ese promedio está el no subestimar el gusto ni el nivel de complejidad de lo que es la comunicación a través de la imagen. No les estoy vendiendo productos ya fagocitados, ya deglutidos, trato de incentivarlos a que partan a través de la mancha, a través de una figura que está sugerida y que al mismo tiempo, todo junto va describiendo algo.

Cuando los muros unen en vez de separar

Cuando los muros unen en vez de separar

Una tarde de diciembre la vorágine de la cotidianeidad acelera a los pasajeros de la línea C de subte en la estación Moreno. Como si fueran muñecos a cuerda, suben y bajan de las formaciones sin mirar alrededor, sin darse cuenta que España los invita a recorrer sus paisajes en los muros del andén. La línea de los españoles, como la bautizaron alguna vez, regala desde 1934 imágenes de Bilbao, Santander, San Sebastián, Alava y Navarra sobre el lado que va a Retiro y de Santiago, Lugo, Asturias y Santander del lado que va a Constitución.

Murales en Cerámica en la estación de subte Linea C Mariano Moreno.

Murales en cerámica en la estación de subte Línea C, Mariano Moreno.

Estos murales hechos de cerámica, impulsados por Rafael Benjumea y Burín, un ministro de Miguel Primo de Rivera, quien fuera presidente del Consejo de Ministros de España entre 1923 y 1930, se ven deteriorados por las filtraciones de agua que desde la plataforma superior caen sobre los dibujos, dejando manchas grisáceas. El muralismo es una disciplina artística que busca dejar de lado el caballete e intenta poner el arte en la vía pública; su objetivo es dejar una marca significativa que sea vista por todos los que pasan por ahí, como ocurre con las regiones de España. Muchas son las paredes de la Ciudad de Buenos Aires que cobran sentido con estas expresiones cuyos orígenes pueden remontarse al arte rupestre. Sin embargo, estas obras también sufren los pormenores de estar expuestas a una ciudad descuidada y acelerada. Para muestra un botón es más que suficiente. En 2007, Santiago Pusso vio el peligro que corrían estos murales debido a la remodelación y ampliación que estaba llevando a cabo Metrovias, la concesionaria de los subterráneos de Buenos Aires. Después de un tiempo dio con un funcionario, Nicolás Gallo -ex secretario de Producción y Servicio de la ciudad- quien consiguió que la Ciudad declarara monumentos históricos a las estaciones. Así nació Basta de demoler, una organización civil que con 20 miembros activos y más de 150 voluntarios trabaja a pulmón para cuidar el patrimonio de los porteños y evitar la demolición indiscriminada, hija de la actitud compulsiva a construir de la modernidad. A casi siete años de su formación, Basta de demoler enfrenta una demanda por parte del Gobierno de la Ciudad por 24 millones de pesos. El reclamo se basa en los daños y perjuicios que esta asociación habría provocado al detener vía judicial las obras en la futura estación Plaza Francia en los comienzos de 2012 cuando su intención era preservar el patrimonio natural e histórico de la plaza, incluidos los árboles que ya habían sido removidos por los contratistas.

Murales del Grupo Espartaco ubicados en el hall de la sede central de SOIVA (Sindicato del Vestido)

Murales del Grupo Espartaco ubicados en el hall de la sede central de SOIVA (Sindicato del Vestido)

A lo largo de la historia del muralismo como trabajo artístico en el espacio urbano, la preponderancia de lo estético en una primera etapa – como en el caso de “La Casa de los lirios” en avenida Rivadavia 2031– dio paso en el período de entreguerras a una búsqueda por vincularse con lo socio-político. Diego Rivera y David Siqueiros postularon desde México la necesidad de un arte público y ornamental basado en sus propios orígenes, dejando la influencia europea. Ellos exaltaban las luchas sociales y el combate a los privilegios de clase. Si por el calor de la tarde, se decide dejar el subte y salir a la superficie en la estación Lavalle, al caminar hacia el 737 de la calle Tucumán se pueden ver los murales en relieve “1ª de Mayo” y “Dirigentes en Asamblea” del Sindicato de los Obreros del Vestido como testimonio de este tipo de representación política. Fue realizado por el Grupo Espartaco, un colectivo de artistas surgido en 1959, cuyos principales exponentes fueron Ricardo Carpani y Pascual Di Bianco, quienes en su primer manifiesto resaltaban la relación entre el arte, el mundo del

Mural "Educación o Esclavitud" en Paseo Colón y Garay.

Mural «Educación o Esclavitud» ubicado en Paseo Colón y Garay.

trabajo y las luchas sociales: “El arte revolucionario latinoamericano debe surgir como expresión monumental y pública. El pueblo que lo nutre deberá verla en su vida cotidiana”. El grupo logró darle sentido a esos rostros duros con puños en alto que hoy identifican al trabajador que lucha por sus derechos. A fines de siglo XX, este guante fue tomado por los artistas del Taller Muralista de la Unión de Trabajadores de la Educación. Caminando por San Telmo, al llegar al cruce de las avenidas Garay y Paseo Colón, “Educación o Esclavitud”, un mural de 300 metros cuadrados, obliga al transeúnte a levantar su mirada para ver retratado el enfrentamiento en Plaza de Mayo entre los educadores y las fuerzas de seguridad. Todos ellos han logrado sobrevivir al tiempo, la humedad y los funcionarios de gobierno.

Los murales forman parte del paisaje urbano; transforman los muros silenciosos y grises en testimonios de imaginación, memoria y cultura. Sin embargo, dependen de los ciudadanos que los protegen con un trabajo minucioso y detectivesco encontrando recursos legales frente a un Estado que se preocupa más por la rentabilidad económica que por el patrimonio cultural que pertenece a todos los ciudadanos.