“Hoy función: El arte callejero no es delito”

“Hoy función: El arte callejero no es delito”

Esta vez fueron miles los artistas itinerantes que, por segunda semana consecutiva, se manifestaron frente a la Legislatura en contra de la modificación del Artículo 85 del Código Contravencional. Esta reforma agregaría a la figura de “ruidos molestos” aquellos que se originen en el espacio público y daría la posibilidad de realizar denuncias de forma anónima. El proyecto fue presentado a principios de junio por el Jefe de Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires, Horacio Rodríguez Larreta, y actualmente está en tratamiento en la Comisión de Justicia.

En un caballete de madera, un cartel pintado a mano anuncia “Hoy función: el arte callejero no es delito”; a su derecha un escenario improvisado en el que un guitarrista y un violinista tocan para un grupo de personas sentadas en ronda en la vereda. Sobre la calle Perú emergen del asfalto escenarios inventados, solapados uno al lado del otro. Basta caminar dos metros para bailar junto a una murga, escuchar el relato de un titiritero o participar de una improvisación teatral. Una columna de gigantes, vestidos para la ocasión con galeras y trajes de colores brillantes, avanzan por la calle Perú bailando sobre sus zancos al ritmo de los tambores, atrás los siguen un tumulto de brujas que agarran fuerte sus calderos y alzan sus escobas al grito de “no nos van a prohibir”.

“La calle es el recurso principal de mi familia, el sostén de tres hijas. Nos están quitando la oportunidad de trabajar y vivir dignamente”, dice Matías, la sonrisa dibujada con pintura roja sobre su rostro y la nariz de payaso contrastan con su expresión preocupada. Se acercó a la Legislatura junto a su mujer y compañera de trabajo y sus tres hijas, que juegan alrededor del cantero de un árbol e intentan sostener en el aire sus aros de hula-hula. “Ellas aman lo que hacemos. Nos dedicamos a hacer shows callejeros de clown, magia y malabares. Poder trabajar es nuestro derecho”.

Mujer vestida de payaso haciendo actividad con cintas en la calle.

Miles de artistas itinerantes se manifestaron, por segunda vez, en contra de la modificación del Código Contravencional.

Un joven carga sobre su espalda un bandoneón, lleva su cara pintada de colores y deambula junto a una chica por los distintos espectáculos montados sobre la calle. Juan y Camila trabajan hace años haciendo shows itinerantes de música y malabares. “Con el código vigente, a veces la policía nos viene a sacar y nos decomisa nuestros elementos de trabajo –dice ella-. Pero la denuncia tiene que ser de parte de una persona, con su nombre y apellido. Lo grave de esta modificación es que la denuncia puede ser anónima, eso nos quita la posibilidad de defendernos”.

“Este gobierno está en función de los negocios y no de las necesidades reales de la gente. La cultura es una necesidad de la gente”, dice Juan, perteneciente a la agrupación de Artesanos y Artistas de Plaza Houssay, una de las tantas organizaciones de feriantes y vendedores ambulantes que se sumaron al reclamo en apoyo a los artistas callejeros. “Es un proyecto mezquino que estigmatiza al artista callejero y cercena el derecho al trabajo. A los artesanos nos está pasando lo mismo, nos están cerrando los espacios de trabajo de forma compulsiva. Cerraron la feria de Plaza Houssay y estamos trabajando en condiciones poco dignas”. También participaron de la protesta numerosas organizaciones de limpia vidrios y cuida coches quienes se verían afectados por la modificación del Artículo 82 del Código Contravencional que prevé sancionarlos por su actividad con hasta cinco días de arresto en el caso de los primeros y hasta doce días para los trapitos.

Mientras tanto, puertas adentro de la Legislatura, la Comisión de Justicia se encontraba en sesión de asesores por el tratamiento del proyecto. Se convocaron oradores para poder expresar su opinión sobre la reforma y las sillas no alcanzaron. Una multitud de pie escuchaba atenta las palabras de cada expositor y esperaba ansiosa su turno para hablar.

Artista exponiendo su arte con pañuelos sobre la calle y personas observando.

La Comisión de Justicia de la Legislatura porteña está actualmente tratando el proyecto de reforma.

“De una vez por todas hay que frenar la violencia al trabajador. Estamos cansados de los maltratos de la policía que nos golpea, nos decomisa y no se identifica. Estamos hartos de que nos traten como delincuentes. En Once hay una persecución atroz en contra del trabajador de la calle. Nosotros no queremos que nos regalen nada, queremos que nos garanticen nuestro derecho a trabajar. Pongan un poco los ojos en la gente humilde”, disparó Lusmery, que forma parte de la organización de Vendedores Ambulantes Independientes de Once.

“La vaguedad de la definición de los ruidos molestos en el Artículo 85 tal como está propuesto no es inocente, es peligrosa, porque deja al arbitrio de la policía la intromisión en cualquier espacio para que sean ellos quienes decidan si es un ruido molesto o no”, expresó la organización de Abogados Culturales.

El espacio para los oradores culminó a las 17 y el debate continuó en la mesa de asesores. El proyecto continuará siendo discutido en la Comisión de Justicia para luego ser girado a la Comisión de Asuntos Constitucionales.

Ni se callan ni se van

Ni se callan ni se van

“El arte no es delito” fue el grito que reunió a cientos de artistas callejeros frente a las puertas de la Legislatura porteña este martes, para rechazar el Proyecto 1664-J-18  de modificación del Código Contravencional presentado por el jefe de Gobierno Horacio Rodríguez Larreta, que prevé sanciones por “ruidos molestos” en la vía pública.

“La intención es criminalizar el arte callejero y el trabajo autogestivo. Si nos prohíben la posibilidad de ejercer nuestro trabajo libremente nos obligan a la pobreza”, dispara Gonzalo Giuliano, que vive de sus shows callejeros de clown desde hace cinco años. La calle Perú estalló de narices rojas, malabares, tambores y guitarras que sonaron durante toda la tarde como manifestación del rechazo de más de diez organizaciones de artistas a la posible modificación del Artículo 85 del Código Contravencional que, aseguran, perjudicará el trabajo artístico en las calles de la ciudad. “Creemos que tiene que ver con privatizar aún más el espacio público. Lo que está detrás de esta medida es la venta o alquiler del espacio público en función de capitales privados”, denuncia Ana Clara, perteneciente a la agrupación Músicos Organizados.

El proyecto, que engloba una serie de reformas, fue enviado a la Legislatura el 5 de junio por Horacio Rodríguez Larreta y se encuentra en tratamiento en la Comisión de Justicia. La reforma del Artículo 85 consta del agregado de un párrafo en el que se detalla la penalización por “ruidos molestos” provenientes de la calle. Puede leerse allí: “Cuando el origen de los ruidos provengan de la vía pública la sanción será de dos (2) a diez (10) días de trabajo de utilidad pública, multa de cuatrocientos ($400) a dos mil ($ 2000) pesos o arresto de uno (1) a cinco (5) días».

Artistas manifestándose en la calle.

“El arte no es delito” fue el grito que reunió a cientos de artistas callejeros frente a las puertas de la Legislatura porteña .

Además, la modificación establece la posibilidad de realizar denuncias de forma anónima: “Acción dependiente de instancia privada con excepción de los casos donde el origen de los ruidos molestos provenga de la vía pública”, se especifica. El proyecto de reforma aclara, por último, que “No constituye contravención el ensayo o práctica de música fuera de los horarios de descanso siempre que se utilicen dispositivos de amortiguación del sonido de los instrumentos o equipos, cuando ello fuera necesario”.

Los artistas aseguran que esta propuesta de modificación va de la mano con una actitud vigente por parte del Gobierno de la Ciudad para con el arte itinerante. “Los músicos ya vienen siendo hostigados en su actividad en la calle, lo que corre peligro con esta reforma es que el hostigamiento recrudecerá”, afirma Ana Clara. En el mismo sentido, Gonzalo agrega: “Nosotros nos vemos afectados muchas veces por la policía, que nos echa. Pero el público siempre nos defiende, siempre pone el pecho”.

Músicos tocando sus instrumentos.

Los artistas aseguran que esta propuesta de modificación va de la mano con una actitud vigente por parte del Gobierno de la Ciudad para con el arte itinerante.

En diálogo con ANCCOM, Daniel Presti, presidente de la Comisión de Justicia por el bloque Vamos Juntos, argumentó que la reforma no tiene nada que ver con el trabajo de los artistas en las calles. “La génesis del proyecto apunta al ruido que puedan llegar a hacer en la calle una o dos personas a la madrugada, que eso pueda llegar a molestar a terceros –dice-. No tiene nada que ver con los artistas callejeros. Nuestra intención es que ellos sigan trabajando de la misma manera que lo están haciendo ahora”. Presti asegura que la modificación que se intenta realizar al Código, que también enfoca en los llamados “trapitos”, es una política de Estado vinculada con la violencia de género: “Apuntamos a las agresiones diarias que sufren las mujeres en la Ciudad –dice-. Las mujeres se sienten afectadas si, por ejemplo, en una esquina va una persona y le exige plata, o va a estacionar un auto y un cuidacoches le exige plata. Nosotros creemos que estas circunstancias están relacionadas con lo que no se ve, a eso apuntamos”. La carátula de “ruidos molestos” quedará a interpretación del denunciante, a lo que el diputado reflexiona que “en caso de que haya una denuncia contra algún artista callejero yo confío en que el fiscal que lo aborde va a saber que la acusación no tiene ni pies ni cabeza”.

“Los artistas callejeros rompemos con el elitismo del arte, hacemos posible que las personas de la clase obrera, que tienen la plata justa para llegar a fin de mes, tengan la oportunidad de ver un espectáculo. Somos una vacuna al tedio y a la monotonía del día a día en la calle”, expresa Gonzalo sobre la importancia de poder ejercer el trabajo artístico en las vía pública. El próximo martes 10 de julio el colectivo de artistas volverá a manifestarse frente a la Legislatura para exigir la no implementación del proyecto de reforma.

No al 29×1

No al 29×1

Una multitud de docentes y estudiantes marchó este miércoles desde el Palacio Sarmiento hasta la Legislatura porteña para manifestarse en contra del proyecto de la UniCABA, impulsado por el Gobierno, que busca reemplazar los 29 profesorados de la Ciudad por una única Universidad.

El proyecto de Cambiemos, que no fue consensuado ni construido con la comunidad educativa, es rechazado por múltiples cuestiones: no garantiza la diversidad en la formación, atenta contra la vida democrática de las instituciones y pone en peligro cientos de puestos de trabajo, entre otras  cosas.

Con la música a otra parte

Con la música a otra parte

El arte callejero es una actividad con miles de años de antigüedad y que forma parte del paisaje de numerosas calles y medios de transporte en todo el mundo. Actualmente, en Buenos Aires, estas manifestaciones culturales se encuentran en alerta por un proyecto de ley presentado en la Legislatura porteña. En respuesta a esta situación, el Frente de Artistas Ambulantes Organizados (FAAO) decidió realizar una una serie de medidas colectivas y unificadas para alertar sobre el tema

El proyecto de ley 2538, “Ley de artistas ambulantes”, fue presentado en diciembre del 2015 por la legisladora del PRO, Lía Rueda. Según su autora, el objetivo es brindar un marco normativo a los espectáculos que se realizan en espacios públicos, buscando una mejor convivencia con los vecinos y los espectadores que asisten a las funciones. Sin embargo, desde el FAAO denuncian que se trata de un proyecto construido en forma inconsulta y que oculta un reglamento prohibitivo.

“En realidad no es un proyecto de ley, es un reglamento restrictivo, penalizador y de desaliento al arte ambulante. Entendemos que un proyecto que habla del artista callejero no puede estar en cada uno de sus artículos enunciando y desarrollando la posibilidad de penalizar”, señaló Alejandro Cabrera Britos, músico y organizador de la movida.

Entre sus principales artículos, el proyecto establece que las actividades artísticas solo podrán llevarse a cabo mediante un permiso de uso del lugar público. Además, se fijan restricciones temporales y espaciales para la realización de los espectáculos, con sanciones y multas para quienes incumplan la normativa. En una  asamblea de la que participaron alrededor de un centenar de artistas, se discutió sobre cuál es el camino para enfrentar a una ley que consideran perjudicial. “La salida es colectiva y en base a esto presentamos un proyecto alternativo, que simplemente tiene un espíritu despenalizador. Cuenta con 16 artículos pero no habla de permisos sino de posibilidad de registros, no habla de zonificación. Buscamos que no borren lo que se hizo durante más de 30 años, o mucho más, con los artistas callejeros, artistas que ya han dejado historia en la ciudad”, expresó Cabrera Britos.

El proyecto de los artistas es apoyado por el legislador del Frente para la Victoria Pablo Ferreyra, quien define su fin como proteger, propiciar y fomentar la actividad artística en la vía pública, los espacios públicos y subterráneos. “La actividad que desarrollan no requiere de ningún permiso, proponemos la creación de un registro a cargo del Ministerio de Cultura de la Ciudad que no exige requisito alguno para inscripción y no puede ser exigido como permiso para el ejercicio de la actividad”, explicó.

Asamblea artistas callejeros - CTA - Foto: Melisa Molina /Anccom

La legisladora Rueda sostiene la necesidad de una ley al tratarse de actuaciones que no se encuentran reglamentadas. “Creemos que es importante que estén contemplados dentro del ordenamiento legal a fin de que la actividad que se realice en la vía pública tenga en cuenta la vida de los vecinos y las demás actividades que se desarrollan normalmente en una ciudad. Los artistas están y conviven con vecinos, organizaciones, instituciones y comercios. Todos deben respetarse entre sí y no generar molestias o interrupciones a las demás actividades”, expresó.

Al respecto, Cabrera Britos desmintió acusaciones sobre conflictos o inconvenientes con vendedores y comerciantes. “No son enemigos. Cuando hubo algún roce o algo lo resolvimos entre nosotros. Quieren usar eso para reglamentar también un supuesto enfrentamiento en los subtes con los vendedores ambulantes y en la calle con los manteros. Nosotros sabemos que lo podemos resolver entre nosotros”, señaló. Sin embargo, aclara que son actividades incomparables: “Nosotros no somos los manteros del arte. Son nuestros primos pero lo nuestro es muy distinto, eso es lo que hay que entender. Es como una contracultura, algo que está desde siempre. Primero estuvo eso y después todo lo demás”, sintetizó el humorista Fernando Chacovachi Cavarozzi.

En la asamblea se invitó a los participantes a apelar a la simpatía social del público y a advertir sobre la real magnitud del problema que se enfrenta. En ese marco, el malabarista German Welchli remarcó el rol que los artistas cumplen en la cultura y que de aprobarse la ley 2538 no sólo se les quitaría el derecho a trabajar sino que se perjudicaría a la ciudadanía en su totalidad. “Tenemos tres argumentaciones importantes: la primera es que somos trabajadores de la cultura y tenemos derecho a trabajar. La segunda es que somos una de las pocas líneas de acceso a la cultura que tienen los sectores desfavorecidos. Y la última es que tocar a los artistas es tocar los derechos del niño. ¿Cómo el Estado le va a sacar un músico, un malabarista, un mimo, a un niño? ¿Les preguntaste a los niños?”, sentenció.

Actualizada  15/06/2016

Dos casos de película

Dos casos de película

El intento por recobrar uno de los siete cines que tuvo La Paternal nació al calor de los movimientos que produjo la crisis del 2001. Durante casi 15 años se han presentado cuatro proyectos de ley en la Legislatura porteña sin que ninguno alcanzara a concretar su meta: reabrir el espacio que funcionó desde 1920 a 1969 y por donde pasaron artistas de la talla de Carlos Gardel, Luis Sandrini, Tita Merello y las hermanas Legrand. En todo este tiempo cambiaron las personas que llevan adelante la pelea y los partidos políticos que la han apoyado, pero el reclamo continúa.

La presentación más reciente en la sede parlamentaria fue realizada a principios de 2015 por Norberto Zanzi, referente de la ONG Grupo Taricco. El proyecto contempla declarar de utilidad pública y sujeto a expropiación el inmueble ubicado en Av. San Martín 2377. En términos financieros, el Gobierno porteño sólo se comprometería a adquirir el edificio de 938 metros cuadrados, tasado en un millón de dólares, mientras que la puesta en valor y los gastos corrientes de administración correrían por cuenta de la asociación vecinal. El gasto para el Gobierno porteño es insignificante. Para hacer las florerías en Chacarita gastaron un millón y medio de pesos. Los beneficios sociales de cada obra son incomparables entre sí. Nuestro pedido es más bien una inversión, indicó Zanzi a ANCCOM.

La programación del recuperado Cine-Teatro sería decidida por una junta honoraria compuesta por un representante del gobierno porteño, uno de la Legislatura, uno de la Comuna 15, tres del Grupo Taricco y cinco de asociaciones del barrio (cooperadoras escolares, medios de comunicación, centros culturales o religiosos, clubes deportivos y asociaciones de comercio). Zanzi admite que no cuentan con los recursos monetarios para afrontar la recuperación. Por eso reconoce que a futuro están abiertos a negociar una explotación temporal compartida con privados. Lo que descartamos es una compra total, como en el caso del Gran Rivadavia, o que intervenga completamente un organismo estatal, como el Instituto Nacional de Cine y Artes Audiovisuales (INCAA) o el Cultural San Martín porteño, que administra el Complejo 25 de Mayo. De cualquiera de las dos formas los vecinos no podríamos participar, adelanta.

Cine Taricco reapertura vecinos Paternal, 30 de Agosto de 2015

Los reclamos por la re-apertura del cine Taricco llevan quince años. La más reciente fue a principio del 2015 y fue presentada por el referente de la ONG Grupo Taricco.

El expediente 933-P-2015 ingresó el 6 de mayo de a la Comisión de Cultura. El PRO cuenta allí con 7 de los 13 integrantes y con la presidencia, a cargo de Lía Rueda. A pesar de que reglamentariamente sus diputados deben reunirse dos veces por mes, apenas lo han hecho en dos oportunidades en todo el año. El martes 1º de septiembre sus asesores acordaron en pedir un informe actualizado del estado del edificio que desde la década de 1990 está abandonado y tapiado.

En 2012, dos arquitectos de la Defensoría del Pueblo de la Ciudad ya habían realizado una inspección técnica. La resolución N° 513 concluyó que resultaba factible reutilizar el lugar para actividades culturales y puso en conocimiento de ello al ministro de Cultura, Hernán Lombardi, al de Desarrollo Urbano, Daniel Chaín, y a la propia Lía Rueda, ya presidenta de la Comisión de Cultura. Tiempo después, la cartera de Cultura realizó una inspección por su cuenta que llegó a conclusiones similares.

El proyecto cuenta con la adhesión de legisladores de todos los bloques, excepto el PRO. El diputado macrista Oscar Moscariello indicó a ANCCOM que su bancada no había podido saldar aún el debate.

Cuando más cerca se estuvo de lograr el objetivo fue en 2005. De hecho, se aprobó en la Legislatura y se promulgó la Ley N° 1837, que establecía la expropiación del predio y tenía un plazo de tres años para ejecutarse. Sin embargo, la medida quedó sin efecto: ninguno de los tres Jefes de Gobierno que hubo desde entonces -Aníbal Ibarra, Jorge Telerman y Mauricio Macri- llevó adelante la medida.

Fue necesario realizar un nuevo agrupamiento, con otras personas, y recién en 2011 los vecinos interesados lograron presentar otra vez el proyecto. En 2013 fue aprobado en la comisión de Cultura y pasó a la de Presupuesto y Hacienda. Pero como la composición de la cámara cambió en diciembre, luego de las elecciones, por reglamento regresó a la comisión de origen, donde no prosperó.

Mientras tanto, los miembros del Grupo Taricco se mueven en el barrio. Realizaron cuarenta actividades en la calle, con talleres de tango, teatro, folklore, murgas, y contaron con el apoyo del trompetista  José Piazza, del periodista Osvaldo Bayer, de la banda Los Parraleños y del cantante Pablo Ruiz. Además, un muralista estadounidense realizó una pintura en la fachada: un yaguareté, especie en extinción, como metáfora de la desaparición de los cine-teatro barriales. Los vecinos ya lograron que el gobierno quitara el cartel de Supercoop, que databa de la época en la que el sitio se había convertido en la sede de un supermercado.

Flamante

La lucha por la reapertura del Cine Gran Cuyo es más reciente. Comenzó en junio de 2014 y es impulsada por instituciones del barrio de Boedo, encabezadas por la Asociación Todos por la Plaza de Boedo y por el Club Cultural La Minga. Sus integrantes comprobaron que el edificio se encuentra en perfectas condiciones y en agosto de 2015 empezaron a recolectar firmas para respaldar la iniciativa.

Se han iniciado conversaciones con el Estado Nacional para la recuperación del cine Gran Cuyo.

A diferencia del Taricco, se han iniciado conversaciones de manera directa con el Estado Nacional. Ariel Direse, coordinador del Programa de Digitalización de Salas Cinematográficas del INCAA, confirmó el interés del instituto para ponerse a cargo del rescate de la sala ubicada en Boedo 848 -donde hoy funciona una iglesia evangélica- y darle un uso similar al espacio Gaumont. De todos modos, reconoció que el proyecto recién se encuentra en estado embrionario y que otros funcionarios del gobierno nacional  evalúan el modo en que se harán del lugar.

Otra arista que favorece la cruzada es que los vecinos lograron contactar a los dueños del predio, quienes aceptaron recibir una propuesta estatal. Según comentó Patricia Roselló, miembro de la Asociación Todos por la Plaza de Boedo, las partes están negociando. En este sentido, las áreas que han acogido la inquietud son la Subsecretaría de Promoción de Derechos Culturales y Participación Popular, dependiente del Ministerio de Cultura, y la Subsecretaría de Relaciones con la Sociedad Civil, bajo la órbita de Presidencia de la Nación.

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Hoy funciona una iglesia evangélica en el sitio del cine Gran Cuyo, que cerró sus puertas en 1992.

Inaugurado en noviembre de 1945, el Gran Cuyo fue parte del programa de estrenos simultáneos con las salas del Centro de la ciudad hasta que en mayo de 1992 cerró sus puertas. Desde 1916, el barrio contó con más de diez salas, entre las que se pueden mencionar los cines Los Andes, Alegría, Mitre y Nilo, entre otros.

Las luchas por el Taricco y el Gran Cuyo tienen aún camino por recorrer y su destino es incierto. Cuentan con la inspiración de varios casos exitosos en los últimos años: El Progreso, en Lugano; el Cine-Teatro 25 de Mayo, de Villa Urquiza; el Cine El Plata, en Mataderos; y el Gran Rivadavia, de Floresta. También hay otros barrios que llevan adelante su reclamo por la reapertura del Cine Teatro Urquiza, en Parque Patricios, y el Cine Aconcagua, en Devoto. Un dato que merece ser tenido en cuenta es que en el primer semestre de 2015 se vendieron 25 millones de entradas en las salas argentinas. De mantenerse la tendencia, el total anual superaría a las 47 millones de tickets registrados en 2013 e incluso podría acercarse a las 55 millones de 1986, récord de las últimas tres décadas.

 

Actualización 30/09/2015