«Las ideas de otros repercuten en mí»

«Las ideas de otros repercuten en mí»

Nacido en el barrio de Flores en 1958, al catalogado “no músico” Daniel Melero le corresponde un lugar muy significativo dentro de la historia de la música argentina. Fundador del primer grupo techno del país, Los Encargados, compositor y notable productor de discos, cuesta ubicarlo en un solo rol.  

En medio de la pandemia lanzó La Ruta del Opio, junto a Diego Tuñón, tecladista de Babasónicos y fue editado por Bultaco Discos, el sello discográfico creado por esa banda.

Melero habla sobre su nuevo lanzamiento, su trayectoria, su trabajo con Gustavo Cerati y el efecto que está produciendo la cuarentena en el sector cultural.

¿Cómo fue el proceso del nuevo disco y trabajar con Tuñón?

Fue un proceso larguísimo. Me sorprende que hayamos podido sostenerlo: durante 6 años estuvimos desarrollándolo. Tal vez el andamiaje está construido, está fundado en nuestra relación personal de tantos años, de tanta música que escuchamos juntos. Creo que por eso uno puede seguir elaborando cosas. Más algo que en un comienzo hacíamos sin la necesidad de pensar que iba a ser editado necesariamente, sino que era más por la misma experiencia de hacer música juntos, de vuelta.

¿Cómo trabajó los sonidos del álbum? Principalmente el tema “Tres Mujeres”…

El tema “Tres Mujeres” es de un video que una vez me mandó de su casa Diego Tuñón. El sonido que tiene, si uno pretende hacerlo o lograrlo en un estudio, sería imposible. Por el efecto de la grabación, tenía esa cosa de maquinola que parece casi como un piano moviéndose como con engranaje y, después, superponiéndose consigo mismo.

¿Cómo lo caracterizarías al nuevo disco?

Por empezar, no lo denominaría de “ambient” como uno mismo a veces lo hace. Yo creo que es un disco que invita a escuchar. Invita a crear un espacio musical de verdad para quien lo percibe.

Más allá de que se relanzó Travesti, por el 25° aniversario, ¿por qué se decidió lanzarlo en el soporte vinilo?

 En ese álbum, el soporte que faltaba era justamente el vinilo. Aparte es una elaboración que sobre todo fue de Rodrigo, mi manager, en el sentido de la oportunidad interesante que planteaba ese disco de volver a ser visto y a mí me parece que fue muy curioso ver como ese disquito, pequeño, olvidado, se exhibió ahora como un pequeño clásico.

La Ruta del opio, además de lanzarse en formato digital, también fue en vinilo.

La Ruta del opio está también en vinilo y, además, es muy bello ver también la tapa en tamaño grande. El arte de Gabriel Rud es realmente notable. También la tapa juega un rol importante en la aceptación de la música que uno tiene al escucharla, y es curioso eso, aún en digital mucha gente me señala qué potencia tiene esa imagen.

Teniendo en cuenta tu trabajo con otros artistas como Tuñón o Gustavo Cerati, en el caso de Colores Santos, ¿cómo es ese proceso de producción?

Colores Santos fue un disco muy lúdico. En gran medida tuve la suerte de ser colaborador de “Canción Animal” más o menos para esa época y luego también Gustavo vino y con Diego,  que era un chico muy joven, fuimos a Los Ángeles en donde grabamos los tres un disco mío que se llama Cámara. Y ahí ya también teníamos más claro que era inevitable que íbamos a seguir jugando a la música. Yo siempre digo que me encanta la ventaja que tiene el lenguaje, en vez de tocar música, estar jugando la música, “play music”. Fue realmente muy lúdico. Con los años, he desarrollado la colaboración como una forma de arte y me parece que es también la co-elaboración lo que existe en este tipo de proyectos. Me ha pasado ya con muchos otros artistas y también es muy grato esto. Supuestamente un solista parece ser un aparato autónomo, que es su propio jefe y da instrucciones. Pero como solista, yo puedo estar definido, en gran medida, por mis colaboraciones. Lo interesante de todas estas cosas es que uno tiene que salir cambiado de cada experiencia y eso me parece que es indiscutible. Me paso a mí y le pasó a Gustavo y ahora estoy cambiado por mi experiencia con Diego también.

¿Qué lugar ocupa en tu historia Los Encargados, tu primera banda?

Tal vez Los Encargados se parecía más a un proyecto solista a pesar de tener nombre de banda,  aunque creo que la formación que consolidó el único álbum editado era verdaderamente muy potente. Hemos dado muy buenos shows, no tocábamos muy seguido, era también una banda muy pequeñita pero también con el tiempo se produjo un efecto de lupa sobre aquello que hicimos y tuvo una cierta repercusión. Pero afortunadamente no se trató de construir una carrera y entrar en la gran farsa del negocio del rock.

Al escuchar el tema “Expreso Moreno” me intrigó saber cómo surgió o qué es lo que se registra al momento de escribir …

 El tren es algo que usé mucho, decidí hacer el recorrido de la línea saliendo desde Once. Hice ese recorrido que conocía prácticamente de memoria. Recuerdo que en Merlo había una casa cuyo tanque de agua se veía desde la estación. Era como un mate gigante con bombilla y todo. Cuando años después hice ese recorrido pensando en hacer esa canción alrededor de eso, fue muy duro. La bombilla de ese mate estaba quebrada y el mate estaba totalmente desvencijado y vi una cantidad de edificaciones que nunca fueron terminadas a las que ya les crecían arboles encima. Ese paisaje me hizo pensar que se veían ruinas de ensueño todo el tiempo, cosas que estaban ahí, que habían quedado en una postergación infinita, y ahora casi eran devoradas por un paisaje que simula ser natural pero que no lo es.

¿Qué influencias musicales tenés al momento de componer canciones?

No hay nada que yo haya hecho que no esté inspirado en cosas que hizo otro. Son las ideas de otros que repercuten en mí. La mayoría de las veces no tiene ninguna similitud a eso que las disparo y sí, hay música que sigo escuchando de cuando era joven y también hay mucha música nueva que escucho actualmente y se me sigue agregando cosas a mis clásicos personales.

¿Qué grupos o músicos actuales escuchás?

Me gusta mucho a mí un músico que se llama Kevin Martin, es una música que tiene discos en colaboración, me parece notable. Me gusta mucho Kiki Hitomi, cantante y tecladista. Ariel Pink siempre está presente. Y yendo para atrás, Bowie, Beatles, Zeno. Y el rock nacional de fines de los ‘60 y comienzo de los ’70 que como niño lo pude vivir yendo a recitales. Pude ver en vivo a Almendra, Los Gatos al primer Vox Dei…

¿Qué opinás del documental Retrato incompleto de la canción infinita, que detalla tu trayectoria y está dirigido por Roly Rauwolf?

Justamente es un documental incompleto.

¿En qué sentido?

La intención es que alguna vez llegue a ser más completo. Estoy muy agradecido a Roly,  el director, es una persona encantadora. Pero por lo que veo ha caído de una manera muy interesante.

¿Cómo te está tratando la cuarentena?

Para mí es verdaderamente muy triste no tener contacto con personas, sobre todo en los últimos años con las que estaba habituado a juntarme a hacer música, asistir al estudio de grabación. Yo extraño mucho el contagio que recibo de otros en la interacción y la interacción para mí a distancia, no representa lo mismo. Empezamos todos a ser un universo de cabezas parlantes y no ves las reacciones físicas. Es muy contraproducente para mi forma de ser, pero al margen de eso respeto la cuarentena.

¿Esta situación va a tener un impacto en la producción artística?

 

Sí, ya lo tiene, es innegable. Además, el impacto psicológico desde el punto de vista de las relaciones humanas y el efecto que el distanciamiento produce. Ahora seríamos como avatares.

 ¿Y cómo creés que seguirán los shows en vivo después de esta pandemia?

Algo que parecía natural te puede generar hasta fobia. Yo hace meses que no salgo más de 500 metros de mi casa, como una prisión domiciliaria donde salgo a hacer lo mínimo y todo se ha transformado en un protocolo. Verdaderamente yo pensé que no me iba a tocar a mí, a mi generación,  ser parte de algo que estaba en el imaginario de la monstruosa ciencia ficción. De repente llegó como un tsunami y creo que ha arrasado a todas las actividades culturales. Para mí lo que va a haber o ya hay, una “nueva anormalidad” no una “nueva normalidad”. Yo no la acepto como normalidad, la considero anormal.

¿Qué recuerdo te queda de Rosario Bléfari y el grupo Suárez? Vos fuiste parte de la producción de los discos de la banda?

Una gema pequeña que se agiganta en su ausencia, pero una gema y aparte una persona que vivió en el arte y muy buena persona. Era una persona muy digna.