La invasión mercantil

La invasión mercantil

Bolsas con material textil en una fábrica

Los últimos cincuenta operarios -sobre un total de quinientos- que quedaban en la fábrica Extreme Gear que producía zapatillas Adidas en el Municipio de Esteban Echeverría fueron despedidos la semana pasada porque la planta bajó la cortina, tras no poder competir con la mercadería que ingresa del exterior ni hacer frente a los aumentos de tarifas y la baja del consumo. Bastante lejos de allí, en Chivilcoy, Paquetá, otra planta que fabrica el mismo producto, decidió licenciar a sus seiscientos empleados por la acumulación de stock que se generó por la misma coyuntura.

La dinámica ascendente en la apertura de importaciones parecería no tener techo. La situación cada vez es más crítica y los números son alarmantes. ”En un contexto caracterizado por la pérdida de poder adquisitivo, tarifazos de gas y electricidad, y aumento de costos financieros, el reemplazo de bienes nacionales por importados generó la destrucción de empleo industrial de manera constante, alcanzando casi los 80.000 puestos de trabajos desde finales de 2015”, detalla el licenciado en Relaciones Internacionales e integrante de CEPA, Juan Cruz Lucero. El aumento desmesurado de la deuda sumado a la devaluación maratónica del peso muestra un escenario cada vez más oscuro. Lucero aclara que “en este sentido, resulta difícil sostener los mismos niveles de importación por su encarecimiento, y por la dificultad de financiar los dólares necesarios para sostener estos volúmenes de compras externas. El gobierno se enfrenta a las propias limitaciones y contradicciones de un modelo que tiene en el frente externo su principal problema”.

En diálogo con ANCCOM, el especialista en macroeconomía Agustín D’Atellis asegura que “el impacto de la apertura de importaciones es totalmente negativo, ya que no se puede competir con los precios bajos, los niveles de salario y el tipo de cambio que manejan los países desde los cuales provienen estos productos, sobre todo China”. En la misma línea, el economista ejemplifica con el sector automotriz el desequilibrio que hay entre importaciones y exportaciones. “El Gobierno está permitiendo el ingreso de vehículos completos e insumos a gran escala, incumpliendo las limitaciones establecidas por el Flex (n.de r.: norma de intercambio) del Mercosur. Esto, sumado a las bajas exportaciones y la producción industrial descendente, genera que tengamos el déficit comercial más grande de la historia”, afirma.

El nuevo mapa macroeconómico de la Argentina no podría haber sido trazado sin una “pequeña ayudita de los amigos”, en este caso el tan mentado factor externo. “En diciembre de 2015 se conjugaron dos hechos: el triunfo de Macri y la prohibición de la Organización Mundial del Comercio (OMC) para implementar las licencias no automáticas, un mecanismo de control comercial e ingreso de mercadería muy utilizado por el gobierno anterior. En este contexto, el Gobierno abrió la economía no solo por vocación ideológica, sino también como un intento de control de precios que finalmente no funcionó”, explica Hernán Letcher, director del Centro de Economía Política Argentina (CEPA). A su vez, identifica las diferentes etapas que atravesó este proceso hasta la actualidad. “En 2016 y 2017 tuvimos un aumento significativo en la entrada de bienes de consumo final, mientras que más acá en el tiempo aumentaron las importaciones de bienes intermedios. Hay economistas ortodoxos que ven al ingreso de bienes intermedios como un repunte en la industria y eso es totalmente falso, están sustituyendo productos que antes fabricaban en el país por mercadería importada”, explica.

Trabajador de espaldas, al lado de una máquina textil

Las víctimas

Si bien los últimos índices muestran una economía en recesión y una baja de producción y consumo a nivel general, hay sectores particularmente afectados por las medidas de apertura comercial. Alberto Espinosa es uno de los pocos empleados que sobreviven en la fábrica Plásticos El Mirador ubicada en la zona oeste del conurbano bonaerense. “Nosotros hacemos artículos para negocios chicos -antes trabajaba el de arriba, el del medio y el de abajo-, ahora de quince personas pasamos a ser cuatro. Yo fui dueño y fundí con Menem por las mismas razones, hoy transito esta etapa como obrero y con el peligro de quedarme sin trabajo. Acá en La Matanza cerraron 7.500 PyMEs”.

Luciano Villagrán (22) fue “amablemente” invitado a desvincularse de Goldmund, una empresa dedicada a la fabricación de electrodomésticos ubicada en Hurlingham. “Hacía tiempo que venían recortando personal, y a quienes tomaban como empleados los despedían al mes. Al haber ingreso de tantas marcas era imposible competir, por eso las ventas empezaron a bajar muchísimo hasta que varios nos tuvimos que ir”, aclara.

Un párrafo aparte merece la industria textil, quizás el sector más damnificado por el nivel de laxitud en las reglas de importación. El sitio web Comunidad Textil reveló que, según un informe de la Cámara Industrial Argentina de la Indumentaria (CIAI), en el 2017 cayó un 8 % la cantidad de trabajadores del rubro registrados. “En 2017 el ingreso de ropa creció un 22%, tanto en volumen como en dólares, en relación al año anterior. Este impacto es aún mayor si se toma el acumulado con el 2016: un aumento del 50% en dos años” detalla el informe, explicando una de las principales razones en la caída de la producción nacional. Consultado por este medio, el secretario de la Asociación Obrera Textil (AOT) Hugo Benítez especificó que “en este primer semestre, hemos tenido 1800 despidos, más de 2400 suspendidos y más de 1500 trabajadores con adelanto de vacaciones. Si en el semestre que se inicia el Gobierno no introduce cambios que reactiven el consumo, la situación de la industria se va a agravar”.

 

Letra muerta

Letra muerta

Pese al compromiso firmado el 22 de noviembre pasado entre el gobierno, empresarios y sindicalistas nucleados en la CGT, para evitar el despido de personal hasta el 1 de marzo de este año, el último informe del Centro de Economía Política Argentina -CEPA- revela que hay un promedio de 190 trabajadores por día que son despedidos.

En total ya suman 245.466 los despedidos y suspendidos desde que asumió Mauricio Macri, entre los 74.655 del sector público y los 170.811 del sector privado. Las principales ramas afectadas son la de construcción, metalúrgica y textil, aunque no son las únicas. En tanto, desde la firma del pacto, hace 3 meses, se destruyeron más de 13 mil puestos.

Las cifras del CEPA contabilizan los despidos a partir de la asunción del macrismo en diciembre de 2015 y detallan que el sector más afectado por esta problemática es el de la construcción, con 60.626 pérdidas de fuentes de trabajo. Le sigue la rama de la metalúrgica con 17.567 entre despidos y suspensiones. ANCCOM intentó dialogar con los referentes de la UOCRA y la UOM pero no hubo respuesta desde esos gremios.

Cooperativa Subpga. Foto: Archivo ANCCOM

Cooperativa Subpga. Foto: Archivo ANCCOM

Ola de despidos

Hace una semana, la empresa alemana Mefro Wheels cerró su planta en Rosario y dejó sin trabajo a 170 empleados. A fines de enero, la ensambladora de computadoras Banghó había hecho lo mismo con más de 200 trabajadores, de su fábrica ubicada en Vicente López. Luego de la protesta de la UOM, esos despidos se convirtieron en suspensiones. Por otra parte, también durante enero cerraron dos plantas de la empresa textil Alpargatas, empujando al desempleo a unas 200 personas.

Hernán Letcher, economista y director del CEPA, explica que la situación en la construcción se debe a la paralización de la obra pública a inicios de 2016. En cuanto al sector metalúrgico agrega: “En general es una actividad vinculada a la mayoría de los sectores productivos, como todo se retrajo, esto la afectó por distintos lugares”.

Otra de las ramas más desfavorecidas es la textil, que sufrió, según los registros del CEPA, 3.752 pérdidas de empleo y 11.820 suspensiones. Hugo Benítez secretario general de la Asociación Obrera Textil-AOT- se refiere a las dificultades que atraviesa su sector: “Es todo una cadena, aumentan los insumos porque hay una inflación del 41%, hay recesión en la producción, no hay consumo y eso hace que la industria nacional esté prácticamente paralizada”.

Como la mayoría de la actividad económica, la industria textil fue perjudicada por la apertura de las importaciones y la caída del poder de compra. Al respecto, Letcher señala: “El área textil está íntimamente ligada al mercado interno, al caer el salario real un 6%, se vio afectada y más si incluso parte de los que se compra viene de afuera”. Benítez, de la AOT, alerta sobre la situación: “Si la política económica no habilita la posibilidad de que se reactive el consumo, chau. Todas las empresas que suspendieron y despidieron, si cuando reincorporen a la gente no tienen la posibilidad de sacar el stock, los trabajadores vuelven otra vez a las casas o a la calle”.

En el estudio realizado por el CEPA también se registra la expulsión de trabajadores en otras áreas de la producción que no llegan a ser tan impactantes aún. Es lo que ocurre por ejemplo con el sector de frigoríficos donde se registraron 3.071 despidos. Lo mismo que en plásticos y curtiembres donde hay 406 entre cesantías y suspensiones para el primero y  374 para el segundo.

Claudio Blanch, secretario general adjunto de la Federación Gremial del Personal de la Industria de la Carne y sus Derivados, señala que en su sector donde el 20% de la producción se exporta, los conflictos se dieron en el área comercial debido al impacto en las ventas de la caída del consumo de carne vacuna. El sindicalista destaca que su gremio no sufrió grandes despidos aunque reconoce que hay mermas en la cantidad de horas de trabajo, lo que en definitiva influye en los sueldos: “Tenemos una herramienta fundamental que es la garantía horaria, son 140 horas mensuales garantizadas que si no se llega a cumplir esa cantidad las tienen que pagar igual. Es una instrumento que están utilizando mucho los empresarios y por eso no hay tantos despidos”, puntualiza.

En curtidores,  las características de la industria, que exporta el 93% de la producción, también minimiza el impacto de los conflictos. Sin embargo, Walter Correa, Secretario General de la Federación del Cuero admite dificultades para la pequeña empresa: “Las pymes están muy expuestas al cierre debido a que la industria consume mucha agua, energía y gas. Estos factores indispensables son los que están sufriendo los tarifazos y es lo que termina afectando los puestos de trabajo.” Además, Correa advierte que la combinación de “las importaciones, el tarifazo y que se haya detenido el consumo local, son las tres causas que detonan la pérdida del empleo”.

Letcher, en la misma línea que Correa, agrega: “De las tres razones, la más importante es la caída del salario real, es la que más ha afectado la producción interna”. Y aunque analiza que no se prevé que en el 2017 vayan a mantenerse los mismos niveles de destrucción del empleo que los del año 2016, alerta sobre las importaciones: “Todavía no han llegado a su techo, lamentablemente van a hacer estragos incluso todavía más adelante.”

Cooperativa Subpga. Foto: Archivo ANCCOM

Cooperativa Subpga. Foto: Archivo ANCCOM

Desde las bases

Actualmente, dentro del gremio liderado por Correa, trabajadores de la curtiembre Espósito en Avellaneda, mantienen un conflicto con la fábrica, que estuvo cerrada durante un mes en octubre del año pasado. Al reabrir en noviembre, de 108 trabajadores que había, despidieron a 58. Aún hoy esos empleados aguardan una audiencia en el Ministerio de Trabajo para llegar a un acuerdo con los dueños de la empresa que ni siquiera presentaron una propuesta de pago por las indemnizaciones correspondientes. Daniel Flores, delegado en Espósito,  advierte que: “Ya veníamos con una baja de trabajo pero no como para que despidan así a 58 compañeros”.

Correa se muestra escéptico respecto al rol del Estado: “El Gobierno echa gente desconociendo los propios acuerdos que firma. Y el viceministro de Trabajo (nota de la r: Miguel Ángel Ponte) les responde a los compañeros gráficos que no puede hacer nada porque la situación está superada”. Recordemos que a fines de enero el Grupo Clarín despidió a 300 trabajadores de su  planta de impresión del barrio porteño de Pompeya.

Otra empresa en donde hubo conflicto durante el último mes fue Mascardi, perteneciente al sector del plástico. En enero hubo 42 cesantías, que fueron reincorporadas por la conciliación obligatoria dictada por el Ministerio de Trabajo. En febrero al vencer la medida se volvió a despedir a los mismos empleados y a otros ocho, originando la toma de las instalaciones de la fábrica. “La toma se decidió levantar porque dieron marcha atrás con los despedidos, los nuevos y los viejos, y se comprometieron a pagar el 100% las indemnizaciones”, comenta Emmanuel Kommers, delegado en Mascardi y agrega: “Están siguiendo una línea general. ¿Quién les va a decir algo?. Es un ajuste a todos, no solamente acá, hay miles de lugares que están iguales o peor”.

 

Marcha Federal a Plaza de Mayo; 02 de Septiembre de 2016; Foto: Nicolas Parodi / ANCCOM

Marcha Federal a Plaza de Mayo, septiembre 2016. Foto: Archivo ANCCOM

Perspectivas

“En lo que tiene ver con la industria los despidos crecen todos los meses a una tasa relativamente uniforme”, señala Letcher y en base al acuerdo antidespidos firmado por el gobierno y empresarios el 22 de noviembre pasado señala: “No tuvo efecto básicamente, las grandes empresas que lo firmaron también despidieron.” Efectivamente, el cálculo realizado por el CEPA marca que desde la firma del compromiso se produjeron 13.291 nuevos despidos, lo que se traduce en un promedio de 190 por día.

Sobre esta cuestión, Benítez, de la AOT, opina: “Las empresas que habían firmado el compromiso de no despedir, son las mismas que salieron de la Casa de Gobierno y lo que hicieron al llegar a sus empresas fue hacer todo los contrario.” En cuanto a la recuperación de los puestos de trabajo Letcher concluye: “En el sector industrial, claramente los despidos no se han repuesto. Pero en términos generales, a cualquiera que echen de cualquier actividad, está en problemas porque no tiene dónde conseguir trabajo”.

 

Actualizado 22/02/2017