Pocos pacientes recuperados donan plasma

Pocos pacientes recuperados donan plasma

El principal problema a la hora de determinar la eficacia del tratamiento de convalecientes para pacientes de Covid 19 es la necesidad de comparar entre dos grupos de pacientes. Un grupo debe ser tratado y el otro no para poder cotejar los resultados, pero la realidad es que nadie se inclina por no recibir el plasma que puede ayudarlo a curarse. Según explicó el médico infectólogo, Alejandro Fernández Garcés, esto genera un dilema ético: “No hay diez medicaciones para ayudar al paciente y comparar entre todas esas. En Argentina solo podés elegir darle plasma o no darle nada, por eso es éticamente complejo”.

Fernández Garcés está encargado de la atención de Covid-19 en la Clínica de Banco Provincia de la Ciudad de Buenos Aires, explicó que allí entre siete y ocho personas ya han recibido plasma.  “Uno tiene la sensación de que ayuda porque el paciente viene haciendo fiebre todos los días y con bajas en la saturación de oxígeno y al ponerle plasma siente una mejoría y la fiebre calma. Entonces parece haber una utilidad, pero no podemos asegurarlo a ciencia cierta”.

En el campo científico lo novedoso fue el aval de la Administración de Alimentos y Medicamentos de Estados Unidos (FDA). Esta agencia autorizó recientemente su uso como tratamiento terapéutico. Las investigaciones concluyeron que al menos el 35% de los pacientes han evolucionado favorablemente luego de estudiar a 20.000 personas que habían recibido la transfusión de plasma. Antes, el tratamiento era utilizado solo bajo protocolo de investigación y en caso de emergencias.

Lo esencial para recibir el tratamiento es la cantidad de anticuerpos que circulan en el plasma donado y el momento de la enfermedad del paciente que los recibe. Esto es importante porque el objetivo es dar anticuerpos para neutralizar el virus, pero si la etapa viral terminó y el paciente se encuentra en una fase de respuesta inflamatoria, el plasma ya no tiene utilidad. Por eso cuanto antes se realice la transfusión mejor serán los resultados. Luis Cantaluppi, coordinador del Área de Plasma del Ministerio de Salud bonaerense señala la importancia que ha tenido este procedimiento: “Con una donación es posible que tres o cuatro personas puedan no pasar a terapia intensiva y evolucionar favorablemente. Esto es muchísimo, creemos que hemos bajado la mortalidad entre un 15% y un 20% –agrega el doctor-. El plasma evita la progresión de la enfermedad a periodos críticos, por lo tanto permite que el paciente que está con oxígeno no necesite un respirador y que los hospitales no estén colapsados”.

En Buenos Aires, solo se realizaron 700 donaciones y algunas de ellas pertenecen al mismo donante.

Actualmente existe mayor demanda de plasma que cantidad disponible en la Provincia de Buenos Aires. La gran mayoría de pacientes recuperados no dona y esto se ve reflejado en la cantidad de turnos libres para la extracción. Es un recurso escaso y limitado. En la provincia de Buenos Aires se han realizado alrededor de dos mil transfusiones y unas tres mil se concretaron en todo el país. Cantaluppi explica que de los miles y miles de pacientes que han padecido la enfermedad, solo contaron con 700 donaciones y algunas de ellas pertenecen al mismo donante que se ha acercado más de una vez: “Desde que empezamos hasta ahora siempre hubo escasez de plasma, son muchos pedidos y no llegamos a cumplir con todos.  A veces son 60 los pacientes que piden por día y contamos con una producción entre 40 y 50 unidades de plasma”. Un solo donante permite obtener entre tres a cuatro unidades. Cantaluppi añade: “El gran problema es el límite de plasma que tenemos, esto hace que seamos muy racionales y no usemos de más porque si no muchos pacientes no tendrían”.

El infectólogo Fernández Garcés afirma que siempre que fue solicitado hubo donaciones disponibles en la clínica donde trabaja. Esto puede estar relacionado con que todos los pacientes recuperados son invitados a donar. Gabriela Soncin, abogada y donante, atravesó la enfermedad con algunas complicaciones que la llevaron a padecer neumonía bilateral y permanecer internada durante cinco días en el Hospital Güemes, en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires. Después de ser dada de alta, investigó e insistió para donar plasma, porque entendía la situación crítica, pero nunca fue contactada desde ningún organismo del Estado para hacerlo. Entonces, cuarenta y cinco días después del hisopado positivo, se presentó voluntariamente en la Fundación Infant de la Ciudad de Buenos Aires para donar: “Mientras esperaba el resultado en el hotel no tenía nada para hacer salvo mirar tele y ahí hablaban de la utilidad del plasma. Decidí donar porque lo único potable de esta situación era poder ayudar a otros”.

Soncin se había contagiado junto a sus dos hijos. Su hija se acercó a donar, pero su hijo no quiso porque el año pasado sufrió un neumotórax y no se sentía cómodo “por supuesto nadie le insistió, es una decisión muy personal, pero no sabemos si tiene o no anticuerpos”. Esto se debe a que al donar plasma se realiza un análisis para determinar la cantidad de anticuerpos con los que cuenta cada persona. Cuando recibieron los resultados se sorprendieron: “Mi hija donó como yo, pero ella no tenía anticuerpos y yo tenía un montón. Menos mal que insistimos con tener los resultados porque si confiás que tenés inmunidad, capaz te descuidas un poquito”.

Cantaluppi señala que cerca del 20% de los pacientes que se acerca a donar no cuenta con anticuerpos. También explica que esto no significa necesariamente que puedan volver a contagiarse inmediatamente, ya que existen dos tipos de inmunidad. Una que se mide con el nivel de anticuerpos en sangre y otra que es de tipo celular, que no es medible porque se ubica en las células. Cantaluppi expresa: “Cuando el organismo se expone a un virus ya conocido se desencadenan dos respuestas, una inmediata que es la celular y otra más tardía, la de los anticuerpos. El virus entra por la nariz y si existió un contacto previo con la enfermedad probablemente las células de la mucosa nasal actúen rápidamente e inactiven el virus, pero esto no se puede medir”.

Aún no hay evidencia certera sobre si es posible que una persona se reinfecte, ni cuánto dura la inmunidad. Cantaluppi expresa: “Hay pacientes que poseen anticuerpos por cuatro meses y otros que han bajado rápidamente. El paciente que se acerca a donar tiene una cierta seguridad sobre si cuenta con una cantidad de anticuerpos circulante o no”. El doctor Fernández Garcés afirma que ya hay estudios que certifican la reinfección de pacientes con otras  mutaciones que tuvo el virus a lo largo del tiempo: “Si pensás en la cantidad de millones  de infectados que hubo en el mundo es difícil creer que no hubo reinfecciones, pero no lo podemos asegurar objetivamente todavía”. Fernández Garcés agrega: “Aunque el paciente se reinfecte algún grado de inmunidad generó anteriormente entonces seguro cuenta con algún tipo de protección”.

«A veces son 60 los pacientes diarios que piden plasma pero contamos con 40 o 50 unidades por día”, dice Cantaluppi.

Para donar no existe ningún tipo de contraindicación ni riesgo. Solo es necesario contar con  una hora para responder un cuestionario y realizar la donación. No hay peligro de bajas de presión, ni se deben recuperar glóbulos rojos ya que el procedimiento solo extrae el plasma que es la parte liquida de la sangre, el vehículo que transporta a los glóbulos rojos, blancos y plaquetas. A la hora de donar las mujeres son mayoría, Cantaluppi estima que es cerca del 65% y a su vez los hombres son quienes más necesitan del plasma siendo aproximadamente el 70% de los tratados.

Soncin duda seriamente volver a donar por miedo a perder todos los anticuerpos que generó: “Como no la pase bien con la enfermedad me da temor bajar la cantidad de anticuerpos, aunque no sé si está bien lo que estoy pensando”. Al respecto Cantaluppi asegura que esto no es posible: “Cada persona cuenta con 5 litros de sangre circulante de las cuales tenemos cuatro litros de plasma. Al donar solo extraemos 400 centímetros cúbicos, o sea un 10% del torrente sanguíneo total. El cuerpo velozmente lo recupera y los glóbulos blancos, que son los responsables de producir los anticuerpos neutralizantes, rápidamente lo hacen. Nadie se queda sin anticuerpos porque le saquemos una porción de plasma”.  

El Gobierno Nacional promulgó en agosto la Campaña Nacional para la Promoción de la Donación Voluntaria de Plasma Sanguíneo. A partir de ella, el traslado de los donantes que no cuenten con transporte está garantizado y se les otorga una licencia especial a quienes estén bajo relación de dependencia. Quienes deseen donar pueden hacerlo comunicándose con el CUCAIBA al 0800-222-0101 en la Provincia de Buenos Aires. Y en la Ciudad de Buenos Aires existen varios hospitales habilitados que figuran en la página del gobierno porteño.

La donación de plasma es necesaria para poder mantener el sistema de salud sin saturarse y ayudar a los pacientes con el único tratamiento disponible. Cantaluppi enfatiza: “Donar es un gesto solidario y depende de que la gente se acerque, done su tiempo y su plasma. Si todos pensásemos que estamos en riesgo, que podemos cambiarle la vida a otra persona y supiésemos el valor que tiene donar, la historia y la cantidad de donantes sin duda seria otra”.

La donación de plasma: una esperanza en medio de la pandemia

La donación de plasma: una esperanza en medio de la pandemia

Raimundo Vigo Murga, jefe del servicio de Cirugía Plástica del Hospital Fiorito, dado de alta tras su tratamiento con plasma.

“En medicina no hay milagros, la medicina es una ciencia, pero para mí esto fue un milagro. Volví a vivir, el plasma me devolvió la vida”. El testimonio es de Reimundo Vigo, médico jefe del Servicio de Cirugía Plástica del Hospital Fiorito, quien habló con ANCCOM tres días después de haber sido dado de alta y ocho luego de recibir la transfusión de plasma. Cuando comenzó el aislamiento, el 20 de marzo, Vigo dejó de concurrir al Fiorito, en el que trabaja hace más de 35 años, por ser considerado persona de riesgo debido a su edad -68-. Si bien solo salía de su casa en Avellaneda para hacer alguna compra en el barrio, contrajo covid-19. Empezó a tener una tos seca que no pasaba. Se hizo el hisopado, que dio positivo el 6 junio, día en que se internó en el Fiorito. Además, se le detectó una pulmonía. Recibió antibióticos (azitromicina, hidroxicloroquina, enoxaparina) pero cinco días más tarde sentía que no podía respirar. “Una médica me preguntó si aceptaba que me pusieran plasma: le dije que en ese momento aceptaba todo”, relata Vigo. La pulmonía había empeorado. “A la tarde me llegó el plasma de convaleciente, y dos o tres horas después de que me terminara de pasar me sentía un poco aliviado, podía respirar un poco mejor. El viernes me sentía bien, el sábado mejor y el domingo fue uno de los mejores días de mi vida porque podía respirar bien otra vez”, cuenta el médico. “Hoy estoy en casa, tranquilo, recuperándome bien”.

Vigo fue tratado en el marco del protocolo terapéutico que lleva adelante la provincia de Buenos Aires, de los más grandes del país, por el que ya se trataron con plasma a más de 210 personas en toda la provincia, con una tasa de mortalidad del 11 por ciento. Entre los recuperados se destaca un caso emblemático. El doctor Luis Cantaluppi, coordinador del área de Plasma en el Ministerio de Salud bonaerense, contó a ANCCOM que se trató de “un caso único en el mundo, un neonato que contrajo covid-19 porque su madre estaba con la enfermedad sin saberlo. A sus tres días de vida, el bebé estaba con una neumonía bilateral típica del covid, que requirió de asistencia respiratoria mecánica, con un cuadro clínico muy complejo, en el Fiorito. Decidimos  pasarle plasma de convaleciente, con una dosis adecuada a él. Evolucionó favorablemente, rápidamente mejoró el cuadro pulmonar, se le sacó el respirador, salió de terapia intensiva y ya se encuentra recuperado, en su casa con su madre”. También se trató a dos niños de 12 años, a otra de tres, y a una beba de dos meses, todos con casos graves de covid.

Magdalena Lamenza, la donante de plasma. minutos después de la donación

El plasma es la parte líquida de la sangre, que contiene los anticuerpos que el sistema inmunitario genera para combatir un virus, en este caso el SARS-CoV-2. El pico de generación de anticuerpos contra el covid se da alrededor del día 40 de la enfermedad,  cuando la persona ya se recuperó, por lo que un paciente que contrajo coronavirus recientemente aún no cuenta con las inmunoglobulinas necesarias para defenderse. Al transfundirle plasma de una persona curada, que ya contiene en su sangre los anticuerpos –las inmunoglobulinas G, que se suman a las M-, se mitiga la acción del virus, impidiendo que lesione los tejidos, sobre todo el pulmonar. Se trata de una inmunización pasiva, por la cual se acelera la recuperación del paciente.

La obtención dell plasma se realiza a través de un procedimiento de extracción con un equipo similar al utilizado en una donación de sangre común. Nora Etchenique, directora del Instituto de Hemoterapia de la Provincia de Buenos Aires, explica que “cuando se conecta, la máquina extrae sangre, la centrifuga, manda el plasma a una bolsa y el resto se reinfunde al donante. Con eso podemos obtener entre tres y cuatro dosis de plasma, y cada paciente recibe una sola dosis”.

“Es un ratito”, asegura Magdalena Lamenza, la donante que proveyó el plasma que se le transfundió al doctor Vigo. “La máquina estipula cuánto vas a donar según tu altura y peso, yo dono, como máximo, 500 ml. La última vez tardé media hora, un trámite. Los chicos te explican todo, lo único que hay que hacer es apretar una pelotita. La realidad es que no duele. Te dan una manta por si te da frío, mientras estás acostado, y hasta te dan un cafecito”. 

Lamenza, de 28 años, atravesó el coronavirus con síntomas leves, sin necesidad de internarse. “Una vez que me curé me enteré de la donación de plasma”, cuenta a ANCCOM. “Como médica siempre entendí la importancia que tiene la donación, pero además en este momento, es lo único que tenemos para combatir a la enfermedad. Una vez que me había curado y podía ayudar a los demás fui sin dudarlo, doné plasma las dos veces que pude hasta ahora”.

Un estudio de la Clínica 25 de Mayo señaló que menos del 1% presentó problemas vinculados con la donación de plasma.

La implementación del plasma de convaleciente en medicina no es nueva, ya se había utilizado con éxito para tratar la Fiebre Hemorrágica Argentina. “También con el SARS, el MERS, la fiebre aviar, y en medio del pico de la pandemia (de covid) en Estados Unidos, Canadá, Israel, España e Italia. Hicimos un protocolo en base a sus experiencias y nuestras características”, señala Etchenique: se trata del Protocolo Provincial de Investigación sobre Plasma de Convaleciente de Covid-19. “Por ahora ha demostrado ser  lo que produce mayor efectividad”, añade la médica al frente del Instituto de Hemoterapia. “Lo fundamental es que se al paciente que se le transfunde antes de que ingrese a terapia, nunca ingresa; y al paciente que había ingresado hace pocas horas a terapia, rápidamente sale. Eso contribuye a no colapsar las terapias intensivas”.

El plasma se transfunde al paciente  que está agravando su cuadro. “En 24, 36 horas, cambia clínicamente, mejora la oxigenación, le baja la fiebre, se siente mucho mejor y termina de reponerse”, señala Cantaluppi. Sobre el protocolo, el médico asesor del gobierno bonaerense detalla que “lo empezamos a armar en marzo y lo comenzamos a aplicar entre los últimos días de abril y los primeros de mayo”. A continuación explicó que “con la experiencia que hay en el mundo alcanza para proponer un ensayo terapéutico, y no uno de investigación en el que comparamos una rama con placebo y otra con plasma; nosotros le pasamos a todos los pacientes plasma. La bibliografía en el mundo señala que el plasma en el covid es seguro y potencialmente terapéutico. La enfermedad tiene siete meses de evolución, por lo que ningún ensayo terapéutico puede asegurar que el plasma es efectivo totalmente. Pero si nos quedamos esperando, no estaríamos tratando pacientes con los resultados positivos que tenemos. Al tener un producto terapéutico biológico  y exento de efectos adversos, lo podemos aplicar con seguridad. Esto no lo inventamos acá, pero la provincia de Buenos Aires sí fue pionera (en el país), somos los únicos que tenemos pacientes tratados en cantidad y con un protocolo de seguimiento diario, con una logística y una estructura que están funcionando”.

Una investigación masiva sobre el tratamiento de covid con plasma se hizo ya en Estados Unidos; la Clínica Mayo realizó un estudio con más de 20.000 pacientes tratados con plasma de convalecientes, con una mortalidad del 8.6%, y en donde menos del 1% presentó complicaciones serias relacionadas a la transfusiones.

Aquí, mientras tanto, se dio media sanción por unanimidad en la Cámara de Diputados al proyecto de ley presentado por Máximo Kirchner, que propone crear una Campaña Nacional para la Donación de Plasma Sanguíneo de pacientes recuperados de coronavirus. El propio gobernador, Axel Kicillof, salió en sus redes sociales a pedir a los pacientes recuperados que sean donantes de plasma. El caso más resonante hasta ahora de un paciente tratado con plasma tal vez haya sido el de Martín Insaurralde, quien se recuperó en el Hospital Municipal de Llavallol. “A las 24 horas ya me sentía bien”, aseguró el intendente de Lomas de Zamora.

En la Cámara de Diputados se presentó un proyecto de ley para crear una Campaña Nacional de Donación de Plasma.

Cómo donar

Quienes estén en condiciones de donar plasma deben comunicarse con el CUCAIBA al 0800 222 0101. Pueden hacerlo las personas entre 18 y 65 años que estén clínicamente recuperadas, con resultado PCR negativo, entre otros requisitos. “Los llamados telefónicos de personas que quieren donar han aumentado, además los municipios están saliendo en forma territorial a preguntar a quienes tienen registrado que fueron dados de alta si quieren donar –comenta Etchenique-. Nosotros los llamamos, preguntamos una serie de cuestiones que tienen que ver con los criterios de donación y los derivamos para donar de acuerdo a la cercanía de su casa”. A los donantes se los va a buscar, se los lleva a donar al centro más cercano (hay en General Rodríguez, La Plata, Mar del Plata y Bahía Blanca) y luego se los devuelve a sus hogares.

“Donar es un acto de enorme generosidad, cada paciente que ya sufrió la enfermedad y se curó tiene que donar plasma, porque cada vez que se dona se está ayudando a cuatro personas a evolucionar favorablemente, a que no tenga una estadía prolongada en terapia intensiva, a que no colapse el sistema de salud, y eso es muchísimo”, explica Cantaluppi. Ya desde su hogar, Vigo, su colega del Fiorito tratado con plasma, repite estar “eternamente agradecido”: “Son momentos muy difíciles, lo mejor que puede pasar es que la gente tome conciencia para ayudar a quienes pasan por esa situación”, dice. Los requisitos a la hora de donar, sumado a la compatibilidad que debe haber con el receptor, hace que sea fundamental que cada vez sean más los donantes. En ese sentido, Lamenza, la médica que desde La Plata donó su plasma, destacó que “necesitamos que todos los que fueron dados de alta vayan a donar, porque los casos son cada vez más”.