Facundo Astudillo Castro tenía 22 años y había nacido en la localidad bonaerense de Pedro Luro. El 30 de abril de 2020 decidió viajar a Bahía Blanca para reencontrarse con su ex novia. En el camino, la policía lo retuvo por no contar con el permiso de circulación en cuarentena y, a partir de ese momento, no se supo más de él. El joven estuvo desaparecido durante 107 días hasta que, finalmente, lo hallaron muerto en un canal de agua en Villarino Viejo. A un año de la desaparición, ANCCOM diálogo con Luciano Peretto -uno de los abogados querellantes- y Mercedes Holzmann -una de las coordinadoras de Semillero Cultural, donde participaba Facundo, quienes ofrecieron detalles del caso y reiteraron el pedido de justicia.
“Mamá, no tenés idea dónde estoy”
Astudillo le había manifestado a sus amigos su deseo de volver a Bahía Blanca para recomponer su relación con Daiana González. Con esa meta, la mañana del 30 de abril de 2020 salió de su domicilio en Pedro Luro y tomó la Ruta 3 para hacer dedo hasta la ciudad donde vivía su ex pareja. “Era la fase más estricta de la cuarentena, los colectivos no funcionaban, los remises no te llevaban si no tenías el permiso para circular. Entre un pueblo y otro, hay 30 kilómetros. Acá es común hacer dedo porque nos conocemos entre todos”, relata Holzmann.
A las 13.33, Cristina Castro -madre de Facundo- se encontraba trabajando, cuando recibió un llamado de su hijo. En ese último contacto, ella le cuestionó su decisión de viajar en ese contexto complicado y, sin poder decir mucho más, se cortó la llamada. Añade Mercedes: “Facundo alcanzó a decirle «mamá, no tenés idea dónde estoy. No me vas a volver a ver más». Cristina, en ese momento, estaba enojada y no volvió a insistir en llamarlo. Igualmente, a ella le pareció extraño que él le dijera «mamá». Siempre le decía «bruja», «loca», pero nunca «mamá» a secas”.
En principio, Cristina pensó que su hijo había llegado a Bahía Blanca y creía que, cuando se le pasara el enojo, volvería a llamarla. Tampoco sus amigos se preocuparon, esperaban que estuviera desconectado por su reciente reconciliación con Daiana González. Continúa: “Pero los días pasaron. Los amigos de Kufa -como le decían a Facundo-, se alarmaron porque él no respondía los mensajes y le avisaron a Cristina”. El 5 de junio Castro radicó la denuncia por «averiguación de paradero» y la investigación quedó a cargo del fiscal provincial Rodolfo de Lucía.
Cristina Castro, la mamá de Facundo, responsabiliza a la Policía Bonaerense.
¿Quiénes vieron por última vez a Facundo?
El 30 de abril, cerca de las 10, en el kilómetro 779 de la Ruta 3, Jana Curruhuinca y Mario Gabriel Sosa -dos policías de la Subestación Comunal de Mayor Buratovich-, detuvieron a Facundo Astudillo por violar la cuarentena. “El protocolo establece que, por incumplimiento del Aislamiento Social Preventivo y Obligatorio, se debe elaborar un acta, notificar a la familia y ordenar al demorado regresar a su domicilio. Pero, según dichos oficiales, a Facundo le labraron la contravención y, seguidamente, le permitieron continuar su trayecto hacia Bahía Blanca”, afirma Peretto.
La agente Siomara Flores -pareja de Sosa y hermana de Curruhuinca- declaró que se ofreció a trasladar a Facundo Astudillo desde Mayor Buratovich hasta Teniente Origone en su vehículo particular. Agrega el abogado: “Ella relató que a las 12.30 lo subió a su auto para llevarlo desde la entrada de Buratovich hasta Origone. Sabemos que esto no sucedió así. A las 13.33, Facundo había llamado a Cristina. Posteriormente, gracias a la geolocalización, se demostró que a esa hora seguía en Buratovich. Estos policías nunca mencionaron la vinculación que hay entre ellos”.
Si bien todavía no hay certeza del horario en que llegó y cómo se trasladó hasta allí, lo cierto es que Facundo Astudillo estuvo en Teniente Origone. “Cerca de las 15, dos testigos vieron a un joven tendido en el kilómetro 755 de la Ruta 3. Él estaba tirado con las manos apoyadas sobre el asfalto, en posición hacia atrás. Facundo no podría haber estado tomando sol. Nosotros interpretamos que, en ese momento, se encontraba golpeado. Los testimonios fueron ratificados en el Ministerio Público Fiscal de la provincia de Buenos Aires y en la Fiscalía Federal”, continúa el letrado.
Alrededor de las 15, en el kilómetro 750, Alberto González retuvo a Facundo Astudillo en cercanías de la Subcomisaría de Teniente Origone. El oficial aseguró que, luego de verificar que el joven ya había sido detenido, lo dejó seguir su camino hacia Bahía Blanca. Asevera Peretto: “En su declaración, sostuvo que no presentaba DNI, sólo carnet de conductor. Sobre la manera en que se retiró, dio tres versiones: primero, que lo vio subirse a un Renault Duster Oroch, luego, que el vehículo podría tratarse de un Toyota SRV y, por último, que Facundo se marchó a pie”, dice Peretto.
Por otra parte, hay tres testigos -sin ningún tipo de relación entre sí- que declararon haber visto a Facundo Astudillo en cercanías de Mayor Buratovich. “Entre las 15.30 y las 16, ellos pasaron por Buratovich y alcanzaron a ver a Facundo subiendo a la parte trasera de un patrullero. Sus declaraciones fueron detalladas y totalmente concordantes. Todo lo que dijeron pudo ser ratificado. Mediante la geolocalización de sus teléfonos celulares, se pudo corroborar que estuvieron en el lugar exacto en el que dijeron haberlo visto”, expresa el abogado.
El cuerpo de Facundo apareció el 15 de agosto en un cangrejal, en el kilómetro 714 de la Ruta 3.
Hallazgos
Los peritajes de los celulares de los cuatro policías se realizaron mediante el sistema de análisis Universal Forensic Extraction Device (UDEF) y revelaron que Facundo Astudillo sí presentaba su documento de identidad el día que desapareció. “En el teléfono de Jana Curruhuinca se encontró la difundida foto de Facundo de espaldas, custodiado por Sosa, junto al patrullero N° 23360. Pero, también se hallaron dos fotos del DNI (frente y dorso) apoyado sobre el capot del patrullero. Así, quedó demostrado que él no sólo viajaba con carnet de conductor”, sostiene Peretto.
A su vez, el sistema UDEF permitió observar parte de la comunicación entre los agentes durante la jornada del 30 de abril y los días posteriores. Detalla el letrado: “Extrañamente, ese día el oficial Alberto González mantuvo una hiperactividad comunicacional con altos mandos funcionarios distritales y seccionales, situación que no pudo explicar nunca. Por otro lado, en el teléfono de Jana Curruhuinca el registro de llamadas estaba vacío. En WhatsApp figuraban sólo ciertos mensajes y audios, pero una gran cantidad fueron eliminados y son imposibles de recuperar”.
Por su parte, “Yatel” -perro del perito Marcos Herrero-, detectó rastros de la presencia de Facundo Astudillo en tres vehículos policiales. Señala Peretto: “En el móvil N° 23360 de Mayor Buratovich, marcó la parte izquierda, justamente, donde el joven fue fotografiado. En el patrullero N° 27788 de Teniente Origone, se concentró en la caja trasera, la rueda de auxilio y el asiento trasero, encontrando manchas hemáticas. En el Toyota Etios N° 20610 de Bahía Blanca, encontró un fragmento de piedra turmalina en el baúl, coincidente con un colgante que le habían regalado a Facundo en su trabajo”.
El perro rastreador también halló elementos de Facundo Astudillo en la subcomisaría de Teniente Origone. “En esa dependencia, específicamente en un calabozo, encontró un amuleto que su abuela le había regalado (una sandía con una vaquita de San Antonio en su interior). También descubrió manchas hemáticas, concretamente, en las paredes, en el piso, en un colchón y en un pedazo de caño, que están siendo analizadas con su ADN. Recientemente, en ese mismo lugar, el perro encontró otro trozo de turmalina que podría ser parte de la piedra hallada en el patrullero Etios”, expone el querellante.
El cuerpo
El 15 de agosto por la tarde, un pescador dio aviso a la policía sobre el hallazgo de un cuerpo esqueletizado en un cangrejal de difícil acceso, una zona pantanosa ubicada en el kilómetro 714 de la Ruta 3, entre Cabeza de Buey y General Daniel Cerri, límite entre los partidos de Villarino y Bahía Blanca. “Ese mismo día, con el DNI de Facundo activaron un chip Claro comprado en Mar del Plata”, afirma Peretto.
La mañana del 16 de agosto, a 30 metros del lugar donde encontraron el cuerpo, hallaron una zapatilla que Cristina Castro, rápidamente, reconocería. Así lo expresa su abogado: “Era la zapatilla derecha de Facundo, la misma que se ve en la foto y estaba en condiciones casi intactas, es decir, no coincidentes con el tiempo que llevaba allí. Este calzado fue lo único que apareció cerca del cuerpo ya que éste no presentaba ningún tipo de prendas”.
Según el informe emitido por el Equipo Argentino de Antropología Forense (EAAF), los restos óseos pertenecían a Facundo Astudillo y la causa de muerte fue «asfixia por sumersión». En ese análisis se estableció que no se trató de una muerte natural, sino una muerte violenta pero, por el avanzado estado de descomposición del cuerpo, no se pudo determinar si fue «accidente, suicidio u homicidio».
El 12 de septiembre, a 4 kilómetros del lugar donde hallaron el cuerpo, hacia la zona de Bahía Blanca, apareció la mochila de Facundo Astudillo. “En circunstancias similares, antes de que el pescador la encontrara, esa zona ya había sido rastreada. En la mochila estaban los dos teléfonos de Facundo y la ropa que llevaba puesta el día 30 de abril. Lo que nunca se encontró: el DNI, la tarjeta de débito y la zapatilla izquierda”, revela el letrado.
Desaparición forzada
Tanto la querella particular -Cristina Castro y sus abogados-, como la querella institucional -Comisión Provincial de la Memoria- apuntan contra la policía de la provincia de Buenos Aires y su accionar. “Por ejemplo, el día del primer rastrillaje sobre la Ruta 3, con Cristina llegamos a Buratovich y nos encontramos con cinco patrulleros bloqueando la entrada al pueblo e impidiendo nuestro paso. Justo en ese momento, apareció Siomara Flores con sus declaraciones, lo que provocó que el lugar del operativo cambiara”, recuerda Peretto.
En principio, la causa fue caratulada como «averiguación de paradero», pero la policía bonaerense estaba cada vez más comprometida por sus contradicciones y la carátula cambió a “desaparición forzada”. Sigue el abogado: “Las declaraciones de los policías fueron testimoniales que dieron en la comisaría, ante sus propios jefes. Nosotros tuvimos obstáculos y demoras y ellos tuvieron tiempo suficiente para autoproducir pruebas, incluir datos absolutamente mendaces, enmendar, borrar y armar todo un programa de encubrimiento. Hasta hemos recibido amenazas por parte de ellos”.
Ante el pedido constante de las querellas, el fiscal provincial Rodolfo De Lucía apartó a la policía bonaerense y renunció aduciendo «incompetencia» en el caso, por lo que la investigación pasó a manos del titular de la Fiscalía Federal Nº 1 de Bahía Blanca, Santiago Ulpiano Martínez. Amplía Peretto: “También, al fiscal Martinez lo recusamos dos veces de la investigación. Finalmente, entregó el fuero porque era casi insostenible su inacción y su acción contra los intereses de la víctima”.
La jueza federal María Gabriela Marrón -actualmente de licencia- también fue ampliamente cuestionada. “Al igual que Martínez, ella jugó un rol importante en la dilatación del esclarecimiento de la causa. Nosotros tenemos causas federales y en el Colegio de Abogados, de parte de ella. A un año de la investigación, las denuncias contra la querella son su único mérito”, cierra Peretto.
Semillas que florecen
Facundo Astudillo tenía interés por construir una sociedad más justa a través de la cultura. En palabras de Holzmann, de Semillero Cultural: “Facundo era un chico solidario, inquieto, siempre feliz y con ganas de aprender. Nos conocimos en 2011, durante la jornada «Villarino grita». Él formaba parte de ese grupo de artistas. Con el tiempo, consiguieron un espacio físico al lado de la estación del ferrocarril y ahí nació el Semillero Cultural. Yo me incorporé en 2012 como coordinadora del taller literario y bibliotecaria. Facu iba todos los días, era el primero en llegar y el último en irse. Él estaba en todo y para todos, él era todo en el Semillero”.
Este sábado 1º de mayo, familiares, amigos y artistas del partido de Villarino se reunieron en el Semillero Cultural para realizar el primer aniversario conmemorativo por Facundo Astudillo. Las actividades comenzaron a partir de las 10.30 y se transmitieron en vivo por el canal de YouTube «Mil flores para Facu Castro». “La mejor manera de recordarlo es pacíficamente y compartiendo lo que a él le gustaba. Pintamos un mural, tocamos la guitarra, leímos poesías e interpretamos las canciones que nos enviaron artistas de todo el país. Fue una jornada muy emotiva, para recordar que nos falta Facundo. Seguimos pidiendo verdad y justicia”, cierra Holzmann.
«La causa de Facundo atraviesa todas las miserias de nuestra sociedad donde nadie queda bien parado», dice Aparicio.
El 30 de abril Facundo Astudillo Castro salió de su casa, en Pedro Luro, con dirección a Bahía Blanca para encontrarse con su expareja. Pero durante el camino, el joven de 22 años fue detenido por la Policía bonaerense y nunca llegó a destino. Luego de más 100 días desaparecido, el pasado miércoles se confirmaron las peores sospechas: los restos hallados el 15 de agosto en un cangrejal de Villarino Viejo coincidió con su ADN, información que fue confirmada por la jueza federal María Gabriela Marrón. La autopsia se realizó el 25 de agosto bajo los protocolos de Minnesota, aplicado para los casos de muertes ocurridas en custodia de fuerzas de seguridad y el resultado final puede demandar entre 30 y 60 días.
Durante los últimos días se detectó, a través de informes de geolocalización, que un patrullero Toyota Helios estuvo el 8 de mayo en el lugar donde se encontraron los restos óseos del joven de 22 años. El patrullero en cuestión fue peritado hace dos días por el especialista Marcos Herrero y su perro ‘Yatel’ siguiendo las tomas de olor de Astudillo: “El perro destrozó la parte trasera del Toyota Helios, el resultado del procedimiento fue positivo”, confirma Leandro Aparicio, el abogado de la familia Astudillo Castro.
Para el futuro de la causa será clave el rol que tengan aquellas personas que vieron por última vez a Facundo: “Hay testigos amenazados, testigos aterrorizados que no pueden salir de la casa. Se lo dijimos al Presidente, al Gobernador, ya no sabemos a quién más decirle. Es preocupante el poder que tiene la Policía bonaerense”, advierte Aparicio.
El pasado lunes, además de dialogar por 40 minutos con Alberto Fernández, la madre de Facundo, Cristina Castro, Aparicio y Luciano Peretto –el otro abogado de la querella– se reunieron con otras autoridades nacionales y provinciales: “A Sabina Frederic le expusimos todos los pormenores de la causa. También conversamos con el Procurador General de la Nación, Eduardo Casal, y con el secretario de Derechos Humanos, Horacio Pietragalla”. El balance de las reuniones fue positivo para Aparicio: “Volvimos desde Buenos Aires con la designación de dos fiscales que van a intervenir junto con el fiscal que ya recusamos dos veces”. El abogado defensor de Cristina Castro en más de una ocasión hizo pública su disconformidad con el accionar del fiscal federal a cargo del caso, Santiago Ulpiano Martínez.
Castro se reunió con el presidente Alberto Fernández, el gobernador Axel Kicillof y la ministra de Seguridad Sabrina Frederic.
¿Cómo continuará desarrollándose la causa tras la aparición sin vida de Facundo? ¿Por qué desde la querella continúa la firme convicción de que hubo una responsabilidad directa de la Policía bonaerense en la muerte de Facundo?
A partir de la aparición de los restos de Facundo, la causa está tomando un ritmo vertiginoso con situaciones que no imaginábamos. Durante los últimos días continuamos tomando testimonios vía Zoom, los cuales confirmaron nuestra hipótesis de que Facundo Castro fue víctima de una desaparición forzada a manos de la policía. El cuerpo que apareció el 15 de agosto fue plantado en ese lugar: Facundo de ninguna manera pudo caerse de un puente o ir por un río. La zona donde fue hallado el cuerpo no tiene forma de explicarse racionalmente. Era un esqueleto sin rastros y con una zapatilla intacta a 20 metros. Ya no sé si es una torpeza más de este protocolo de encubrimiento o si es un mensaje de la Policía bonaerense para nosotros, para el Presidente o para el Gobernador.
Se sabe que el hallazgo del cuerpo fue parcial, ¿hubo nuevos indicios en la zona de la aparición de los restos?
Sí, escalofriantes. Anteayer unos pescadores se acercaron y dijeron que nuevamente había restos humanos: encontraron un maxilar y llamaron al Equipo de Antropología Forense. Les dijeron que ese maxilar no se correspondía con el de Facundo. O sea que en ese lugar ya tenemos dos cuerpos. Uno es de Facundo y el otro no sabemos de quién es. Todavía no sabemos si hay más cuerpos. Quizás estemos en presencia de un cementerio clandestino de la Policía bonaerense.
Usted ha cuestionado en varias ocasiones las respuestas estatales con respecto al caso ¿Qué diálogo han tenido en los últimos días con el Gobierno nacional?
Cristina Castro tiene una comunicación permanente con el Presidente. Como es de público conocimiento, estuvimos reunidos con él en la quinta de Olivos. Habló con Cristina durante 40 y 50 minutos. En este gobierno hay un matiz distinto con respecto a la gestión anterior. El gesto de un presidente de invitar a la mamá de un desaparecido que pide la renuncia del ministro de seguridad de la Provincia de Buenos Aires no es un gesto casual. Sin embargo, desde quienes integran hoy el Frente de Todos salieron desesperados a pedir por Santiago Maldonado y en este caso se quedaron callados. Facundo no era anarquista, ni socialista: era del Frente de Todos. Si no salen a pelear por los desaparecidos de su movimiento, están condenados al fracaso.
¿Qué opina del ministro de Seguridad de la Provincia de Buenos Aires?
Berni era carapintada en 1987. Durante el menemismo, en los noventa, fue espía de los mineros de Río Turbio. Después, se jactó de tener el “desalojamiento más pacífico de la historia” con un saldo de tres muertos. Berni está camino a ser el nuevo Bolsonaro.
«Vamos a mostrarle a todo el mundo que la policía está relacionada con la Justicia y con el narco», dice la querella.
¿Cómo analiza el rol del periodismo en este caso?
Algunas esferas del periodismo son vergonzosas. Hay un sector del periodismo muy vinculado a los servicios y a la policía. Tenés a Pablo Duggan, Paulo Kaplan, Javier García. Ellos son funcionales para que haya desaparecidos. Y se los dije en la cara. Para que hayan desaparecidos también tiene que existir ese tipo de periodismo. La causa de Facundo atraviesa todas las miserias de nuestra sociedad donde nadie queda bien parado: ni la Justicia, ni la política, ni la policía, ni los periodistas.
Argentina tiene una historia reciente muy ligada con la violencia institucional. ¿Por qué esto sigue ocurriendo y qué ha aprendido en este caso?
La mamá de Facundo me ha enseñado muchas cosas. Ella siempre dice que hay que tener fe y que las cosas se van a solucionar. No solamente el caso de Facundo, sino que se van a aclarar otros casos impunes como el caso de Katherine Moscoso, que la desaparecieron; y después, 300 policías plantaron el cuerpo. Encamino mis esfuerzos y lo que yo pueda aportar en esta causa con la creencia de que junto a ella no solo vamos a descubrir lo que pasó con Facundo; también vamos a mostrarle a todo el mundo la mugre que hay en esta zona, donde la policía está relacionada con la Justicia y está relacionada con el narco. Yo creo en Cristina Castro, no soy religioso pero sí creo en ella. Estoy en esa cruzada acompañándola a que lleguemos a buen puerto por Facundo y por tantas otras personas.
El jueves 19 de marzo a la noche, el presidente de la Nación, Alberto Fernández, anunció que se pondría en marcha a partir del día siguiente el aislamiento social, preventivo y obligatorio, con el fin de evitar un colapso del sistema de salud a causa de la pandemia que el Covid-19 había provocado. A partir de entonces, los ciudadanos de todo el país solo podrían salir de sus casas para comprar alimentos, medicinas o alguna urgencia sanitaria. Las fuerzas policiales quedaban a cargo de asegurar que la cuarentena se cumpliera.
Lo que siguió a esa decisión fueron cuatro meses de abuso de autoridad por parte de las fuerzas de seguridad de diferentes distritos, dejando como resultado un estimado de 92 casos de muertes a casua de la violencia estatal, según el último conteo realizado por la Coordinadora contra la Represión Policial e Institucional (CORREPI).
“Sabemos, por la experiencia acumulada en casi tres décadas de militancia antirrepresiva, que estos datos son parciales y probablemente sean apenas una pequeña muestra de las cifras reales, que tardaremos mucho en conocer. Aún así, impacta el número, que no es simple estadística, sino que refleja en qué medida la decisión de ampliar las facultades de las fuerzas de seguridad en esta etapa de excepción resulta en más muertes de hijos e hijas del pueblo a manos del aparato estatal”, reza uno de los últimos informes de esa organización.
Tres policías están detenidos por el asesinato del adolescente Valentino Blas Correas, en Córdoba.
Uno de los primeros casos en ganar notoriedad fue el de Florencia Magalí Morales, la mujer de 39 años que apareció colgada el 5 de abril en una de las celdas de la comisaría de la localidad de Santa Rosa del Conlara, en la provincia de San Luis. Morales se encontraba detenida por haber violado la cuarentena. La hipótesis inmediata que se manejó fue que había sido un suicidio pero esa conclusión no convenció a la familia de Morales ni a varias agrupaciones feministas. Tres meses después, la causa aún no ha podido avanzar.
Si bien el abuso de poder por parte de la policía en nuestro país tiene una larga tradición, el contexto del aislamiento social parece ser un elemento que potenció el problema. “Las fuerzas de seguridad salieron a hacer cumplir el aislamiento, en muchos casos lo hicieron correctamente, en otros abusaron de sus facultades. Algunos integrantes de las fuerzas de seguridad se consideraron empoderados para actuar violentamente. Y las víctimas, en general, fueron los sectores más vulnerables de la sociedad”, declara Guillermo Torremare, co-presidente de la Asamblea Permanente por los Derechos Humanos (APDH).
Otro caso que tuvo un impacto mediático aun mayor fue el de Luis Espinoza, un tucumano de 31 años que vivía en Rodeo Grande y que el viernes 15 de mayo salió de su casa y no se lo volvió a ver, hasta que su cuerpo fue encontrado una semana después en un barranco en la provincia de Catamarca, envuelto en una bolsa y con un tiro en el omóplato izquierdo. El disparo, según se determinó, provenía de un arma reglamentaria de la policía provincial. Diez fueron los uniformados encarcelados con prisión preventiva, de distintos rango: el subcomisario de la zona, dos sargentos, tres cabos, dos agentes, un auxiliar y el vigía de la comuna. El 6 de agosto, en tanto, policías cordobeses mataron al adolescente Valentino Blas Correas, cuando este se dirigía a un bar junto a un grupo de amigos. Tres efectivos están detenidos por el asesinato.
“En la provincia de Buenos Aires se registraron 40 casos, en Santa Fe 10, en San Luis 6, en Córdoba 5, en Tucumán 4, en Mendoza 3, además de algunas provincias con un promedio de un caso cada una. Las fuerzas federales estuvieron involucradas en ocho casos, las fuerzas provinciales en 68, la ciudad de Buenos Aires en 7”, comenta Ismael Jalil, integrante de la CORREPI, y agrega: “Este aumento de casos durante la cuarentena tiene que ver innegablemente con que, de algún modo, lo que se ha hecho es resolver una situación de crisis con un mayor poder para la policía, un mayor poder represivo por parte del Estado, y esto se ve graficado en los números”.
Cristina Castro, la madre de Facundo, espera los resultados de la autopsia del cuerpo hallado en la localidad de Villarino.
En estos días emergió el caso de Facundo Astudillo Castro, el joven de 22 años de Pedro Luro que salió de su casa el 30 de abril a hacer dedo en la Ruta 3, rompiendo la cuarentena y que, hasta el momento, más de 100 días después, continúa desaparecido. En el medio, testimonios que declaran haberlo visto siendo detenido por la policía bonaerense en la localidad de Mayor Buratovich, irregularidades y contradicciones de esa fuerza, la aparición de un objeto que podría ser de Facundo en una comisaria y denuncias de aprietes hacia familiares y la ex novia del joven. El sábado pasado por la noche se encontró un cuerpo en la localidad de Villarino y se aguardan los resultados de la autopsia para saber si efectivamente es el de Astudillo Castro y cómo se produjo su muerte.
“Las actividades de las fuerzas de seguridad, en gran medida, están fundadas en un ideario de control social autoritario y suponen la práctica de muchas acciones que implican violencia institucional. Una gran cantidad de policías tortura. Y la mayoría de los y las policías que no lo hacen, no censuran ni denuncian su realización. En Argentina rige un modelo policial militarizado, punitivista, arbitrariamente discriminador, que exalta la mano dura y los procedimientos violentos, que naturaliza los abusos de poder y encubre los delitos propios. Urge reorientar ese modelo policial”, advierte Torremare.