Sobre el Macrismo: “Quieren imponer una amnesia colectiva”

Sobre el Macrismo: “Quieren imponer una amnesia colectiva”

Victoria Onetto, actriz y secretaria de Cultura y Promoción de las Artes del Municipio de Avellaneda.

La plaza Alsina de Avellaneda tiene el ritmo habitual del mítico distrito industrial, un ir y venir de vecinos con identidad propia. A pocos metros, sobre la calle Sarmiento y cerca del Centro Municipal de Arte, se encuentra el Teatro Roma, declarado Bien de Interés Histórico Nacional en 1997 y reinaugurado en 2015, luego de una serie de refacciones.

La secretaria de Cultura del municipio, Victoria Belloni Onetto, recibe a ANCCOM en ese espacio emblemático. Funcionaria desde julio del año pasado, la mediáticamente conocida actriz -también cuenta con un posgrado internacional de FLACSO-  desanuda la historia que la llevó a incursionar formalmente en la política, reconstruye las marcas de la autogestión y reivindica las políticas públicas que convierten al teatro y las actividades culturales en “herramienta de transformación social”.  

En su escritorio, bordeando una de las lámparas, hay un pañuelo verde de la Campaña Nacional por el Derecho al Aborto Legal, Seguro y Gratuito. También carpetas y papeles entre los que se alcanza a ver un organigrama que traza la compleja estructura del organismo. “Es un trabajo diario enorme, que incluye  tarea territorial con catorce centros descentralizados y 180 talleres”, explica.   

La asunción como coordinadora de Contenidos del Teatro Roma, primero, y luego al frente de la Secretaría implicó visibilizar otras facetas de su vida pública. ¿Cómo vivió el recorrido desde el mundo del espectáculo hacia la gestión?

En realidad, yo soy actriz desde los trece años y tengo una gran pasión por esta profesión.  Luego del nacimiento de mi hija Eva, empecé a entender que el teatro no era solamente una herramienta para entretener, sino también una herramienta poderosa de transformación social, en el sentido de que es un espacio en que el mensaje se transmite de una manera más sensible y también es recibido por el espectador de esa forma. En esa primera infancia de mi hija no abandoné mi profesión, pero empecé a producir mis propios espectáculos. Me di cuenta que así, elegía los temas que me interesaban trabajar. Ahí empecé a entender lo importante que es el teatro cuando llega a la gente, cuando uno logra democratizar la cultura y que los vecinos y vecinas puedan acceder a bienes y servicios culturales.

¿Esa etapa coincidió con la decisión de formarse en gestión pública?

En el 2015, cuando perdió el peronismo y ganó el neoliberalismo, supe que lo que iba a venir no iba a estar bueno y sentí que era el momento de formarme en el marco del conocimiento.  En ese momento me presenté en FLACSO y su director, Alberto Quevedo, me comentó sobre el posgrado en Gestión en Políticas Culturales y Comunicación que tenía un cinco por ciento de cupo para aquellos que sin tener carrera de grado acreditaran un recorrido por lo cultural. Eso fue durante todo 2016 y presenté un trabajo final sobre el teatro como herramienta de transformación social con una mirada específica sobre género.

Cuando tuve aprobado el trabajo final vine a tocarle la puerta a Jorge (Ferraresi, el intendente de Avellaneda). Así, literalmente, buscando el teléfono de la Intendencia. Vine a verlo porque, como peronista que soy, siempre lo consideré y lo considero un dirigente que se distingue por sobre los demás, por su virtud, compromiso político, ético e ideología. En principio le presenté un proyecto para desarrollar un ciclo de teatro con perspectiva de género en el Teatro Roma.

«Empecé a entender lo importante que es el teatro cuando llega a la gente», dice Onetto.

“Roma bien de mujeres”…

– Exactamente. Al poco tiempo me citó y me dijo que iba a asumir como coordinadora de Contenidos del teatro. Lanzamos una convocatoria y se presentaron setenta obras (de cooperativas y también artistas ya consagrados). La respuesta fue contundente y nos dimos cuenta que abordando una problemática social estamos entendiendo al teatro como herramienta de transformación. También pudimos movilizar toda una industria cultural que en el contexto general está bastante detenida. Unos meses después, Ferraresi planteó elevar el rango de Cultura a Secretaría y acá estamos.

Una de las políticas que más trabaja el Municipio en lo cultural son las de Memoria, Verdad y Justicia, un tema que conecta con su historia familiar…

Creo que no es casualidad que en esta etapa de mi vida esté transitando esta experiencia, ocupando este lugar. Es parte de un legado. Mi padre fue un luchador, idealista y en ese sentido llevo en mi sangre parte de nuestra historia nacional militante (NdeR: militante de las Fuerzas Armadas Peronistas, Manuel Belloni fue asesinado en 1971 durante la dictadura de Alejandro Agustín Lanusse). Y creo que es la única manera de proyectarnos hacia un futuro en el que la Memoria, Verdad y Justicia vuelvan a ser políticas de los Estados nacionales y provinciales. Cuando veo la forma de actuar de este gobierno, digo que no es casual que ellos quieran imponer una amnesia colectiva negando nuestros símbolos patrios, fechas patrias, no festejándolas, no saliendo a la calle. Entonces me parece importante tenerlo como eje de gestión que atraviesa a su vez a las cuatro Direcciones que dependen de la Secretaría.

¿Cómo conviven desde la gestión con un contexto provincial y nacional de signo político tan diferente?

Avellaneda es una islaPor su historia, por su presente y por su futuro ha sido y seguirá siendo la cuna de la resistencia.  El Teatro Roma es la estrella, lo más visible, porque fue puesto en valor con la gestión de Cristina (Fernández de Kirchner) en 2015 y con el intendente Ferraresi.  Nosotros nos damos cuenta al chequear la audiencia también, obviamente los vecinos y vecinas son los que colman el teatro y nosotros hacemos una gran política territorial para fomentar eso, pero también recibimos muchos espectadores de Capital Federal, o Lanús, o Quilmes donde no hay una política cultural tan activa con la posibilidad de acceder a obras de teatro de primerísimo nivel. Estando a quince minutos del Obelisco, donde hay obras en la calle Corrientes a 800 pesos, acá se accede a esos espectáculos  por 100. También nos pasa con los artistas que se van felices, agradecidos. A nosotros nos alegra ser tan distintos.  

¿Cómo vivió la reacción del mainstream cultural a su designación?

– Yo avisé que iban a saltar (risas).  Nunca imaginé que se iban a enojar tanto. Justamente los mentores de la meritocracia y de acceder a los lugares con merecimientos y capacidades reaccionaron de una manera que hasta se podría analizar como violencia comunicacional. Y el mayor insulto se sugería por ser mujer, actriz. Yo estoy acostumbrada y sé cómo funciona el medio. Lo único que me da miedo, es cuando mi hija tiene fiebre y no se le baja con ibuprofeno. Además, ya me había bancado operetas sin tener un banque, una estructura. En este momento tuve al intendente y todo Avellaneda, compañeros y compañeras que me manifestaron su apoyo. Fueron meses de un aprendizaje enorme. Después nuestro objetivo fue mostrar el trabajo a través de la gestión.

¿Cómo evalúa la perspectiva de género en el ámbito artístico y el impulso de las demandas por mayores derechos?

Soy parte del colectivo Actrices Argentinas, somos casi trescientas actrices que algunas participamos más, menos, tenemos nuestras agendas, nuestros trabajos, pero estamos muy conectadas todo el tiempo. Lo que pasó en 2018 fue un disparador desde la lucha por la legalización del aborto. Ese fue el motivo que nos unió y creo que ahora lo que se formó es muy interesante. La violencia que sufrimos en los ámbitos donde desarrollamos nuestras actividades interpersonales, más allá de nuestras profesiones, es enorme. Toda mujer a la que le preguntes si sufrió acoso en su ámbito laboral te va a decir que sí. Porque está naturalizado. Cuando pasó lo de Thelma (Fardin), actrices de mi generación con las que hablaba, amigas y compañeras, planteábamos que nosotros lo que tuvimos que vivir fue una locura.  Hoy no podría ser eso. Si que Thelma haya hablado sirve para que actores, productores y directores no naturalicen la violencia y el ejercicio del poder cuando tienen ese lugar sobre alguien subordinado, y que encima es una mujer, ya es algo que estamos ganando. Antes no se podía ni hablar. El programa de Francella con la nena, hoy no se podría hacer. Entonces son muchos los avances y derechos que hemos logrado. Yo me considero feminista, pero no soy especialista, seguramente cometeré un montón de errores, porque uno a veces también se encuentra diciendo alguna palabra que después piensa que no la debería decir. O mi hija de doce años me marca cosas. Todos somos víctimas, tanto mujeres como varones de una cultura machista/patriarcal porque estamos formateados de esa manera. Lo que tenemos que lograr es cambiar esa estructura. ¿Cómo? Para mí, a través de la educación y la cultura. 

«Que Thelma haya hablado sirve para que actores, productores y directores no naturalicen la violencia y el ejercicio del poder»,

«Vamos de una Casa Rosada que mira al FMI hacia otra que mira a la Plaza de Mayo»

«Vamos de una Casa Rosada que mira al FMI hacia otra que mira a la Plaza de Mayo»

«La movilización y el debate político son una necesidad para el desarrollo de nuestros derechos», advierte Ofelia.

Mayo fue quizás el mes clave de las contiendas electorales de 2019. Entre la lista de novedades y armados hubo uno que fue particularmente celebrado en las redes sociales: con 19 años, Ofelia Fernandez competiría en la lista del Frente de Todos por un lugar en la Legislatura porteña. ANCCOM fue hasta la sede céntrica del Frente Patria Grande para entrevistar a la candidata que, según todos los pronósticos, se convertirá en la legisladora más joven en la historia de América Latina.

El ritmo de campaña es incesante y a nivel mediático se expresa claramente en la visibilidad de Ofelia. Medios internacionales se vienen haciendo eco de la posibilidad histórica que implica su candidatura, la más notoria entre los posibles legisladores de la coalición en CABA.  El local partidario, ubicado en pleno microcentro porteño, parece funcionar como una estación, en la cual detenerse solo lo necesario para retomar la nutrida agenda: banderas sobre algunos costados, sillas apiladas listas para ser usada en alguna presentación, un cuarto que refleja el trabajo militante de base, y anotaciones con números que diagraman la parte operativa.

A tono con el ritmo incesante del microcentro, habitado por correntadas de personas que trazan un ir y venir permanente, llega a paso apurado la ex presidenta de uno de los Centros de Estudiantes secundarios más afamados del país (Carlos Pellegrini). Ofrece sus disculpas por la demora y se sienta a dialogar.

¿Qué balance de campaña haces y cómo llega el Frente de Todos?

En lo más personal, es una experiencia nueva, sin dudas, de mucho compromiso y disponibilidad. Pero yo siempre tuve esa filosofía con la militancia de que hay que poner el cuerpo, convencer. Me permitió humanizar a personas que para mí eran una imagen, que aparecían en la tele y ver como esa construcción es profundamente humana. Hay decisiones, una convicción y compromiso muy fuerte sobre todo en este momento que la elección carga una épica. En lo colectivo, a nivel nacional no hay que sacarle valor a lo que se logró. Porque no es que Macri perdió tanto porcentaje de apoyo, no hay que reducir nuestros logros a un mal gobierno de ellos sino también a nuestra capacidad de generar resistencias en estos cuatro años y dejar mezquindades para armar un gran frente opositor. Y en la Ciudad se pudo romper un techo histórico, en la línea de no jugar a la rosca sino a tratar de ganar. Hay condiciones para llegar al ballotage y si seguimos teniendo la posición que venimos mostrando, de demostrar que es posible una ciudad que sea linda pero también justa, vamos bien.

¿Cuáles serían las primeras medidas que debería tomar el Frente de Todos, en caso de imponerse en la Ciudad?

Hoy hay siete mil personas en situación de calle, cosa que no debería poder ser eludible por el gobierno de la Ciudad. No es un problema menor. Hay algo a rever ahí. No solamente tener una política de construcción de paradores, que además no existe. Hay dos paradores de varones, uno de mujeres que te verduguean, te maltratan, hay malas condiciones. Hay que tener una política de construcción de vivienda social. No es solamente regalar vivienda sino acompañar en un proceso de reinserción laboral, educativo. Igual que en la problemática del consumo, no pasa por decir “déjate de drogar”. El Estado tiene que estar ahí para que se dejen de drogar porque están matando a los pibes, pero también para que accedan a la educación, al trabajo. Para generar una reinserción real.  El tema educativo también me parece importante.

¿Esas serían las prioridades?

Hay miles de cosas. Para mí la Ciudad tiene muchísimos problemas. Se empezará por todo a la vez y en consonancia con el Estado que nos dejen en la Capital y en el país. Hay problemáticas que atañen a los dos lugares y en la Ciudad la gente tiene que poder comer, trabajar. Estamos también con un proyecto de casas de juventudes.

¿Como imaginas la agenda de la juventud en la gestión?

Alberto dice algo que a mí siempre me conmueve, después de cómo se trató a la juventud en el último tiempo y la política represiva permanente. Ante nuestras expectativas dice “tienen que estar movilizados, expresándolo, no quiero una juventud que esté anestesiada y domesticada”. Yo siempre aclaro, si alguien me corre por izquierda, que no necesito su permiso (risas) pero igual es muy esperanzador para mí que un posible presidente entienda a la movilización y el debate político como una necesidad para el desarrollo de nuestro pueblo y nuestros derechos. Y creo que, sin duda, tenemos que estar a la altura de ese pedido. Y es importante porque no es una agenda tan propia de la política tradicional la que trae la juventud, no es la política que se viene hablando en las campañas. Tiene que ver, por un lado, con el feminismo que tiene mucha historia, pero también una dosis de novedad, al menos en el carácter de esa agenda y la masividad. La agenda ambiental que también es una novedad para la política, el modelo productivo en argentina es destructivo, es extractivista, es de megaminería. Después de una crisis económica como esta, ¿de dónde saldrán los dólares? Pienso en el campo, Vaca muerta, pero hay que poder pensar que sustentabilidad tiene ese proceso. Hay que entender la importancia de esa inyección después de cinco millones de nuevos pobres, pero no hay que perder el largo plazo. Hay que anular la incineración de basura que se votó, que está prohibida en muchas partes del mundo (se refiere a la ley 5966 aprobada por la Legislatura porteña en 2018). No hay que ser importadores de basura y es necesario entender a la justicia ambiental como una cuestión de justicia social. Se expresan desigualdades en las que unos generan ganancias y, en esa ambición, ignoran la destrucción de los recursos naturales y otros la sufren.

Antes mencionaste a la educación…

Sí: la educación pública, su defensa y reformulación. Si podemos dejar de discutir que se nos caen los techos en la cabeza, que hay ratas, que no hay viandas, podremos discutir qué educación queremos, que no es esta porque es vetusta sin dudas. La educación es un derecho real, no un privilegio de algunos.

«La Ley de Educación Sexual Integral es una prioridad clara», subraya Ofelia.

¿Y cuál es la agenda del feminismo?

La Ley de Educación Sexual Integral es una prioridad clara que nos hace pensar otras sociedades, otros vínculos, otras percepciones, que sean diversas, consentidas. El aborto tiene que ser legal, seguro y gratuito. El Protocolo de Interrupción Legal del Embarazo (ILE) debería estar cumpliéndose hace un tiempo: eso el primer día tiene que estar garantizado. Tiene que haber promotoras territoriales contra la violencia de género, más presupuesto para la atención de casos de violencia. La violencia económica termina siendo el mayor de nuestros problemas. La agenda feminista es muy amplia e implica una óptica para ver la política. No tenemos las feministas que reducirnos a una agenda porque el poder real es ese, el que no están queriendo ceder, el tema esta en que podamos discutir todo lo demás porque impregnarle de una perspectiva feminista a la economía es importante ya que la crisis nos golpeó a todes pero principalmente a las mujeres. La pobreza esta feminizada y la riqueza completamente masculinizada. De hecho, las 26 personas mas ricas del mundo son todas varones.

¿Cuál será el rol del Frente Patria Grande dentro de un eventual gobierno del Frente de Todos? ¿Cómo imaginas esa convivencia de diferentes espacios en la coalición en caso de llegar al gobierno?

Tenemos un recorrido diferente, muy específico. Nosotros nos propusimos generar representaciones políticas. Las bancas que conquistamos expresan a un sector que no está representado en la política: en mi caso la juventud. Tuvimos la intencionalidad de que no entren personas particulares que no hacen la diferencia, no por subestimar a nadie sino para aportar y sumar voces desde otro lugar, con otras lógicas. En el caso de Natalia Saracho de las excluidas: ella es cartonera, promotora de salud en su barrio, Villa Fiorito. Fede Fagioli que es de Glew y armaron un barrio de cero, que trae la experiencia y las demandas de los movimientos sociales (ambos son candidatos a diputados nacionales por la provincia de Buenos Aires). A nosotros nos interesó hacer esa apuesta. Nuestra prioridad es el programa para esos sectores, que el próximo gobierno tenga un programa de tierra techo y trabajo, una perspectiva feminista, juvenil, educativa, de salud pública. Muchos ejes para los cuales nuestros ámbitos de pelea no suelen ser los institucionales y no vamos a abandonar nuestros espacios de organización.

¿No corren riesgo de institucionalizarse?

La apuesta electoral que hacemos es parte de un proceso superador, tanto en el feminismo como en los movimientos sociales que seguirán peleando en las calles por todos los derechos que siguen faltando ahí.  En muchos casos son estructurales y de larga data y es prioritario resolverlo. Y vamos a estar peleando por esos programas desde adentro, en esas Cámaras, desde afuera con nuestras organizaciones y también con la confianza de que vamos a una etapa que va a ser receptiva. Lo sintetizo así: vamos a una etapa de una Casa Rosada que mira a las oficinas del Fondo (Monetario Internacional) hacia una que mire a la Plaza de Mayo. Desde un lugar de acompañamiento sin perder esas herramientas que son la política más transformadora. Hay una recepción en el gobierno que se viene, de todas estas demandas, de una sensibilidad, esa es la diferencia. Hay un modelo meritócrata que se está contraponiendo con uno de oportunidades. Se pueden venir grandes cosas. Nuestro aporte va a ser en ese marco, darle voz a los reclamos que se gestan en nuestros espacios, que no suelen ser esa realpolitik pero que sin embargo tienen fuerza y demandas más que urgentes.

Una de las características que más se te reconoce en redes sociales es tu locuacidad y capacidad argumentativa, si tuvieras que describir de modo general, ¿cuáles serían las lecturas o autores que más te identifican? 

Y hay distintas. No soy la persona más leída del planeta. Leo igual. En materia feminista está Rita Segato que para mí es la más importante o la que más discusiones habilitó en mi cabeza. Silvia Federici tiene muchos libros que están buenos. Acá hay muchos interesantes de economía feminista. El otro día me regalaron “Una lectura feminista de la deuda” de Luci Caballero y Veronica Gago que me gusto. Hay muchas cosas, pero a mí me pasa con los libros que a veces me falta la sistematización. Una compañera el otro día decía algo de que las feministas van más al grano, no juegan tanto al pedantismo, no dan tanta vuelta. En un momento leía mucha filosofía que no se si tiene tanto vuelo en lo que hago hoy o si esa influencia es más inconsciente. Spinoza me interesó mucho, Hobbes también. Y más reciente, Vida de perro de Horacio Verbitsky, Diego Sztulwark  y La larga marcha de Cambiemos, de Vommaro.

Una marea blanca de Congreso a la Rosada

Una marea blanca de Congreso a la Rosada

Enfermeras y enfermeros posando frente al Congreso con carteles en el Paro de profesionales de la enfermeríaMientras el sol comienza su recorrido habitual que lo llevará, cerca del mediodía, a
proyectar treinta y cinco grados, los ambos y guardapolvos de miles de trabajadores de la salud poco a poco van ocupando el frente del Congreso. Los contingentes y grupos se suman de todos lados, aunque se destacan las columnas que vienen desde la Avenida Callao y las que van acercándose, a paso un poco más lento, desde la Avenida Entre Ríos. En pocos minutos estará armada la radio abierta y el asfalto porteño será testigo de una movilización “histórica” para las enfermeras –y también instrumentadores y radiólogos- de la Ciudad de Buenos Aires.

Los trabajadores del sector protagonizaron este miércoles una masiva movilización entre el Congreso y la Plaza de Mayo para rechazar la nueva Ley de Profesionales de la Salud, aprobada por la Legislatura porteña el pasado 1 de noviembre. Esa normativa no los reconoce como trabajadores de la salud e implica una nueva categorización como “personal técnico” que limita tanto el nivel salarial como la carrera profesional.

“Somos una marea blanca que hoy reclama desde CABA hacia todo el país el pase a la carrera profesional de salud de enfermeros, instrumentadores y radiólogos que han obtenido con mucho sacrificio su título de grado en universidades”, arengaron desde la radio abierta.

Mujer de espaldas a la cámara con un pañuelo blanco que tiene una cruz roja y encima de ella escrito "Profesionales"

“La enfermería es uno de los pilares más importantes de la salud porque abarca a más de una profesión», dijo Andrea.

Fue la segunda gran marcha de los trabajadores del sector luego de los debates en el recinto de la Legislatura porteña y la posterior aprobación de la norma que empujó y sancionó la mayoría del oficialismo a través de su bloque “Vamos Juntos”.

Sobre la plaza, los miles de trabajadores siguen de cerca los discursos pronunciados en el palco que la organización montó sobre la vereda del Congreso. El blanco es el color que tiñe toda la jornada y hay mayoría de mujeres. “La ley es discriminatoria no sólo porque nos excluye de los profesionales, sino también porque el 80% de las enfermeras son mujeres, contando el sistema público y privado”, explica Leandro Baltazar, licenciado en Enfermería del Hospital Piñero. Ivonne Álvarez toma la posta de ese argumento y asegura: “Esta ley implica  otra forma de violencia de género”.

“Esto viene de la mano de las políticas que el FMI le exige al gobierno. Si bien es en la Ciudad de Buenos Aires, todos entendieron que la iniciativa se puede replicar en otros distritos”, completa Baltazar.  

Grupo de enfermeras reclamando en el Paro de enfermeras e instrumentistas

“Esta ley implica  otra forma de violencia de género”, dijo Ivonne Álvarez.

Otra trabajadora se suma al diálogo con ANCCOM y subraya nuevas implicancias y contexto de aprobación de la resistida normativa. “En principio hay  un tema salarial, pero también una brecha en cuanto acceso a cargos de gestión y días de licencia. Esto se suma a que faltan insumos en algunos hospitales, personal, salas que están completas pero no se pueden habilitar porque faltan recursos”, explica.

Hay escenas de reencuentros y abrazos, con la complicidad propia de los colegas. A medida que avanza la mañana van llegando trabajadores de distintos centros y hospitales: Durand, de Clínicas, Alberto Duhau, Fernández, pero también del sector privado como la Fundación Favaloro, el Sanatorio de la Santa Trinidad, el Italiano o el Alemán. Todos son recibidos con aplausos y ovaciones. 

Andrea trabaja en una clínica privada y decidió marchar porque considera que la ley implica un agravio a todo el sistema de salud. “La enfermería es uno de los pilares más importantes de la salud porque abarca a más de una profesión, implica conocimientos de nutrición, kinesiología. Es holística; así que tendría que ser más valorada como en otros países del mundo”, puntualiza.

Cartel que dice "Somos enfermeros no administrativos. Clínica los Virreyes".

“La ley es discriminatoria porque nos excluye de los profesionales», dijo Leandro Baltazar.

A medida que el sol del mediodía aumenta la temperatura del ambiente, los miles de manifestantes emprenden la marcha hacia la Plaza de Mayo. Allí, los clásicos oficinistas del microcentro en hora de almuerzo se encontraron con una marea blanca que colmaba la zona y se extendía más allá de la calle Bolívar o del otro lado, sobre Diagonal Norte.

Cerca del Cabildo, de espaldas a la Casa Rosada y de frente a la columna que se extendía por Avenida de Mayo, los organizadores de la Mesa de Coordinación de Unidad leyeron el documento de la jornada. “Cada 21 de noviembre en nuestro país se conmemora el Día de la Enfermería. Esta vez es distinto: Enfermería se levanta y hace honor a su día no callándose más”, argumentaron.

A su vez, en una constante de la movilización, repudiaron la actitud de los gremios, principalmente el Sindicato Único de Trabajadores del Estado de la Ciudad de Buenos Aires (SUTECBA). “Bajo coacción de sindicatos entregadores de nefastas asociaciones municipales deciden olvidarse de los pilares de la salud”, subrayaron.  

De la movilización también participaron algunos de los legisladores que resistieron la iniciativa impulsada por el gobierno de Horacio Rodríguez Larreta. “Desde el bloque del Frente de Izquierda planteamos un proyecto de ley que contiene el reclamo de los trabajadores. Igual, hay una posibilidad de incorporar a los profesionales, a través de un artículo de la ley que ya se aprobó, que sería una forma de subsanar ese error. Nosotros, de todas maneras, pensamos que Larreta va a resistir esto y va a ser necesario mantener la lucha”, le dijo Gabriel Solano a esta agencia.

La movilización y el reclamo, contó además con las adhesiones de Victoria Montenegro de Unidad Ciudadana y de Luis Zamora en representación del partido Autodeterminación y Libertad.