Ruidazo contra el tarifazo

Ruidazo contra el tarifazo

Pasadas las 19.45 de ayer la llovizna comenzaba a sentirse en la esquina de Scalabrini Ortiz y avenida Corrientes, en el barrio porteño de Villa Crespo. Cinco vecinas se encuentran y preguntan: “¿vendrá alguien más?” Juntas corren al encuentro de otras personas que se van acercando a esta intersección, motivados por la convocatoria en redes sociales, con el objetivo de hacerse escuchar ante el gobierno nacional y reclamando el cese de los aumentos en las tarifas de servicios públicos.

Una  primera pancarta con la leyenda “Macri pará la mano. No al tarifazo” sirve de punto de encuentro para los vecinos que, ya en mayor cantidad, comienzan a acercarse. El compás de algunas bocinas motiva los primeros ruidos y aplausos. Silbatos, cornetas, llaves agitándose, bidones de plástico… todo sirve para hacerse escuchar.

En la esquina de Triunvirato y Monroe, Villa Urquiza, el mal tiempo también conspira contra la convocatoria. Luego de un breve momento de desilusión, pero con el retraso previsto de todos los eventos multitudinarios, comienzan a llegar los carteles, los aplausos, las latas, los redoblantes y algunos bombos. Un hombre trae dos boletas de gas hechas en gigantografía: la previa al aumento, de 700 pesos, y la última, de 5.600.  Otro, que viene caminando con él, menciona el caso de un joven vecino que vive solo a quien le llegó un tarifa de 7.000 pesos: “El pibe trabaja en una pizzería… nadie sabe cómo va a hacer con el sueldo que tiene”. Gran parte de las conversaciones giran en torno a la imposibilidad de poder costear estos aumentos. No se habla de una rebeldía deliberada, sino de una inviabilidad de la realidad concreta.

Centenas se reunieron en Medrano y Corrientes y en Scalabrini Ortiz y Corrientes.

Centenas de personas se reunieron en las esquinas de Medrano y Corrientes y Scalabrini Ortiz y Corrientes.

Mientras golpea con un martillo el poste del semáforo de la avenida Corrientes, bajo una llovizna persistente, Walter relata: “Pasé de pagar 130 pesos de gas a 900. ¡Tienen que retrotraer las tarifas y hacer un verdadero estudio sobre los costos! Los servicios públicos los tienen que subsidiar los que más tienen, no nosotros, los usuarios”.

La convocatoria por redes sociales con el hashtag #NoAlTarifazo #Ruidazo había comenzado hacía un par de días y se esperaba una gran convocatoria, pero la inminente lluvia pronosticada hacía dudar sobre su éxito a los propios asistentes. Sin embargo, pasadas las 20, la avenida Corrientes ya se encontraba cortada en su totalidad por aproximadamente 200 personas. Más pancartas y mensajes hacia el gobierno repetían los reclamos respecto a la suba de los servicios públicos, pero ningún móvil de televisión se acercó a este punto de encuentro en el barrio de Villa Crespo.

A varios kilómetros de ahí, al igual que en el resto de las concentraciones, un cartel expresa uno de los reclamos fundamentales de la manifestación: “Luz – Gas – Agua – No son un negocio. Son un derecho”, mientras una mujer oculta entre múltiples frazadas, personificaba la cotidianeidad de muchos de los presentes, mientras ironiza: “Viste que el presidente ya explicó que no podemos estar en remera y en patas”.

La convocatoria fue movilizada a través de las redes sociales con el hashtag #Ruidazo y #NoAlTarifazo hace pocos días (Foto: Obelisco).

Hacia las 21 la convocatoria en Scalabrini Ortiz y Corrientes logró reunir a más de 400 personas, todas ellas manifestándose con pancartas y cantos respecto a la suba de tarifas. “Che Macri, che Awada: Tiranos una frazada”, se leía en un cartel sostenido por una madre con su hija en brazos, haciendo referencia a las palabras del Presidente en uno de sus últimos discursos donde alentaba a los ciudadanos a moderar el uso de la calefacción en sus hogares para no sufrir los aumentos. Valeria Stagi es empleada de un local que vende artículos de cotillón ubicado en Scalabrini Ortiz 269, a pocos metros de donde se produce el corte de calles. Inesperadamente este comercio se vio beneficiado con algunas ventas en medio de la convocatoria: “Puse algunas cornetas en el mostrador, a la vista, porque varias personas entraron a comprar algo para hacer ruido”, dice. Según cuenta a su local también lo afectó la suba de luz: “Sé que en esta factura vinieron alrededor de pesos 4.000 pesos y el dueño tiene pensado hacer el reclamo a Edenor”.

Gladis Garello es jubilada y fue a la convocatoria acompañada por su marido, también jubilado: “No traje cacerola para no evocar a los antiguos cacerolazos, porque esa forma de manifestarse siempre tuvo que ver con la elite”. Argumenta que le gustaría meterse entre la multitud que supera las 400 personas en Scalabrini Ortiz y Corrientes pero no se encuentra bien de salud y prefiere resguardarse del frío y la llovizna bajo uno de los techos de las paradas de colectivo. “Nosotros somos el pueblo, yo solo traje un manojo de llaves para hacer ruido, aunque sea bajo este techo”, explica. Agrega que en su caso la última factura de gas que le llegó fue de 600 pesos, cuando en la anterior había pagado 100: “Esto es una medida dictatorial. La gente se cansó. En vez de que las inversiones las hagan los empresarios ricos quieren invertir con la nuestra plata, con nuestro esfuerzo”, reflexiona.

Los empleados de Metrogas aconsejaron no pagar esta factura hasta tanto no se sepa realmente si corresponden los aumentos o no (Foto: Zona Obelisco).

Osvaldo vive con su esposa en un PH en Villa Crespo y recuerda que hace un par de días tuvo que acercarse a las oficinas de Metrogas para avisarles que no va a poder abonar la última factura  por un monto de 8.200 pesos: “El año pasado para el mismo período pagué 800 pesos. Mi señora y yo trabajamos todo el día y no estamos casi nunca… ¡No puede ser que gastemos eso de gas!”, agrega y completa:  “Yo vine a esta misma esquina en diciembre de 2001 a pedir que se vayan todos. Y ahora estoy acá de nuevo. Esto significa lo mal que está la gente, esto es el comienzo”.  En charla con ANCCOM reflexiona que fueron los mismos empleados de Metrogas quienes le aconsejaron no pagar esta factura hasta tanto no se sepa realmente si corresponden los aumentos o no.

Luego de dos horas de continuos cantos y ruidosa manifestación, la mayoría de los vecinos de Villa Crespo comenzó a regresar a sus hogares, bajo condiciones meteorológicas hostiles. Se alejan del punto de encuentro en Scalabrini Ortiz y Corrientes mientras continúan aplaudiendo y haciendo ruido. En la esquina solo quedan algunos pocos a la intemperie y contados paraguas resisten la fuerte llovizna y el frío de la noche entonando la última canción: “Ole-le Ola-la, si este era el cambio, el cambio no va más”.

Zona Medrano y Corrientes y en Scalabrini Ortiz y Corrientes.

Walter, uno de llos manifestante contó que “Pasé de pagar 130 pesos de gas a 900. ¡Tienen que retrotraer las tarifas y hacer un verdadero estudio sobre los costos!».

En Urquiza, otro jubilado se suma al pogo improvisado entre los más jóvenes: “Vengo pagando los aumentos de agua, luz y gas. Te juro que aunque cobre aguinaldo, las cuentas no las puedo pagar. Porque Macri nos cagó, las tarifas liberó, Aranguren la puta que te parió”. Varios también recuerdan, como el vecino de Villa Crespo, haber estado en esa misma esquina a fines de 2001, pero rescatan que la situación no es la misma. Sin embargo, esta apreciación no se traduce en gran optimismo: “Si esto sigue así, vamos a terminar igual y más rápido que aquella vez”. Esa conciencia estuvo siempre presente y no se diluyó en ningún momento, aunque tampoco lo hizo la fuerza de los cantitos y la presencia sólida de los 400 vecinos y vecinas que estuvieron durante casi tres horas reclamando por sus derechos.

Actualizado 15/07/2016

 

Del autismo al trabajo

Del autismo al trabajo

“Lo que más me gusta hacer en el Taller de Estampados es imprimir y diseñar personajes como Clumby Rose, Super Clumby, Pura o Yoda. Inventar personajes me sirve porque cuando sea grande quiero ser diseñador de videojuegos. Voy a incluir a todos los personajes en un juego para consolas”, cuenta Facundo Ezequiel Boero de 15 años. Trabaja en Estampados Brincar, un taller de aprendizaje de oficios de la Fundación Brincar por un Autismo Feliz que nació en 2013 por la inquietud de un grupo de familias y terapeutas de adolescentes y jóvenes con trastornos del espectro autista (TEA). La organización tiene como objetivo brindarles herramientas que, si bien pueden considerarse parte de una terapia, los preparen para la vida adulta con habilidades profesionales y laborales.

Junto a Facundo trabajan en el taller alrededor de 22 jóvenes de entre 12 y 30 años, quienes participan en todas las tareas de estampado de objetos: desde el diseño y la elección de las imágenes hasta la  facturación y contabilidad que desarrollan quienes tienen mayor nivel funcional. El taller del barrio de Floresta trabaja durante la semana con adolescentes que desarrollan cada una de las tareas necesarias para cumplir con los pedidos que llegan a la estampadora.

De acuerdo a sus gustos y capacidades se les asigna a cada uno una lista de tareas para realizar en el día. “Todos tienen su momento de aprendizaje minucioso sobre cada actividad y luego está el tiempo dentro del grupo, que implica otro nivel de aprendizaje para trabajar la socialización y la tolerancia. Vimos muchos avances en este sentido, logramos que muchos chicos que hacían terapias en solitario pudieran incluirse y poder trabajar en grupo”, recuerda Noelia Soto, terapista ocupacional y Directora de Estampados Brincar.

Martín García, de estampados BRINCAR.

Martín García, de estampados BRINCAR.

A medida que los chicos completan la tarea del día cada uno es recompensado por su trabajo, según sus gustos: Juan Vernon Petre (14) por ejemplo, elige conversar o ver cómo los demás juegan a la Wii; Manuel Santiago Pérez (14) dice que si bien también elige jugar con la Wii la mayoría de las veces pide dinero: “Quiero juntar plata para comprar un viaje a EEUU (Miami). Me gusta la playa y comprar cosas de tecnología como una compu o un Ipad”. De todas formas, más allá de sus elecciones, todos son remunerados económicamente por sus tareas.

En Argentina no existen estadísticas ni registros acerca de la cantidad de población autista y menos aún de  jóvenes  TEA insertos en el mercado laboral. Según la Organización Mundial de la Salud  los trastornos del espectro autista (TEA) “se caracterizan por dificultades en la comunicación e interacción social,  así como por un repertorio de intereses y actividades restringido y repetitivo”. Soledad Zangroniz (una de las fundadoras de Brincar, por un autismo feliz) es mamá de Ramiro de 12 años y explica: “Se trata de un ‘espectro’ porque no hay rasgos idénticos en todas las personas. Cuando conocés una persona con autismo, no conocés a todo el autismo porque la gama es enorme. Todos son distintos aunque compartan similares dificultades. Por ejemplo, algunos  niños no hacen contacto visual o no responden a su nombre, otros tienen dificultades para comunicarse y en general todos son más reticentes a relacionarse con sus pares”.

Estampados Brincar es un taller de aprendizaje de oficios de la Fundación Brincar por un Autismo Feliz nació en 2013.

Varios familiares de personas TEA miembros de Fundación Brincar coinciden en que durante la infancia surgen las primeras alertas. Luego del diagnóstico, los niños junto a sus familias pueden comenzar la terapia que corresponda según las características del paciente, pero al entrar en la adolescencia se abren nuevos interrogantes respecto de cómo será la vida adulta de estas personas conviviendo con diagnósticos tan diversos. Como indica la neuróloga Celica Ysrraelit, madre de Manuel (9): “Este tipo de discapacidades no son evidentes a simple vista. Es decir, vistos desde afuera son adolescentes que hacen un berrinche y se tiran al piso en el supermercado y la gente no termina de entender la situación. Es muy difícil concientizar a la sociedad sobre la inflexibilidad, la ansiedad o las obsesiones que sufren”, reconoce.

Actualmente, la Fundación Brincar lanzó la campaña “Yo Puedo” para concientizar sobre la vida adulta de las personas dentro del Espectro Autista. Como explica Zangroniz: “Queremos instar al Estado para que preste atención a estas personas con autismo que pueden y necesitan una ocupación y también a las empresas para mostrarles todo este costado de aptitudes positivas , virtudes y capacidades que tienen las personas con TEA para que se animen a emplearlas”.  Si bien las características de los pacientes con TEA son muy diferentes, hay ciertos rasgos que comparten y que controlados y trabajados durante la infancia pueden permitirles especializarse en un tipo de oficio o tarea que les de satisfacción personal en un futuro.

En Argentina no existen estadísticas ni registros acerca de la cantidad de población autista y menos aún de jóvenes TEA insertos en el mercado laboral. En la foto, Manuel Santiago Pérez.

A partir de su experiencia como neuróloga, Ysrraelit sintetiza tres aptitudes básicas que, si bien pueden resultar problemáticas en el día a día de los pacientes TEA, controladas y trabajadas en terapia les permitirá en la adultez desarrollar características beneficiosas para ciertas profesiones: “Son muy metódicos, ordenados y rutinarios, por lo tanto para algunas tareas más monótonas que a muchos nos podrían aburrir ellos son excelentes. Ademá, como en general no saben mentir, son muy transparentes y honestos”.  Y agrega: “También tienen mucha capacidad de abstracción y pueden concentrarse mucho en una tarea que los motive aún en un ambiente ruidoso o en el que cualquiera de nosotros se dispersaría con facilidad”. Por último y lo que tanto Celica como los demás familiares miembros de Brincar enfatizan, es la capacidad que tienen las personas TEA para poder desarrollar una mirada alternativa ante cierta realidad. “Hay muchos que tienen coeficiente alto y muchos que no, pero lo que sí comparten es la capacidad de pensar soluciones a partir de una mirada distinta. Pensado dentro de un trabajo, tener a alguien que te pueda ofrecer una solución alternativa te suma un montón. Si todos vemos las cosas igual, todos vamos a dar la misma solución, ellos tienen la capacidad de pensar una solución de manera diferente y allí está la posibilidad de dar un salto cualitativo”, sintetiza Celica.

El objetivo de Brincar es que las personas con TEA no sean estereotipadas de acuerdo a lo que no son capaces de hacer, sino poner el acento en las cosas que sí pueden hacer y en las cuales son muy buenos debido a las características de su personalidad. “Desde muy chiquitos están frente a la exigencia y la evaluación de lo que no pueden, haciendo montones de terapias, esperando adaptarse. Pero cuando se comienza a trabajar nos damos cuenta que son más capaces de lo que creemos, ellos mismos nos enseñaron a no ponerles un techo porque siempre superaron nuestras expectativas”, recuerda Noelia Soto.

Varios de los familiares miembros de la Fundación Brincar acuerdan en que es muy importante que el entorno familiar esté preparado para encarar con ellos el comienzo de la vida adulta y, en este sentido, el objetivo es trabajar la autonomía y para que sean capaces -de a poco y de acuerdo a sus progresos en el tratamiento- lograr cierta independencia. Tal como agrega Noelia Soto respecto del trabajo en el Taller de Estampados: “Percibir que son útiles les genera seguridad, autoestima y mucho orgullo sobre todo cuando ven a la gente con productos que ellos hicieron. Esas caras no las habíamos visto nunca”.

Sebastian Cuezzo.

«Si bien las características de los pacientes con TEA son muy diferentes, hay ciertos rasgos que comparten». En la foto, Sebastian Cuezzo.

Además del costado terapéutico de las tareas que se realizan como el embolsado, sublimado de prendas, estampado de tazas, entre otras tareas, el trabajo en el taller los acerca a la experiencia de un ambiente laboral, donde deben convivir con otras personas y esto para pacientes como ellos, con dificultades de socialización, es muy importante. Facundo Ezequiel Boero recuerda: “Antes entraba corriendo y ahora puedo entrar caminando. Antes mi lenguaje era horrible, grosero. Al principio quería tocarle los pies a todos y eso lo cambié porque entendí que eso aleja a la gente porque se sienten perturbadas.  Ahora me llevo mejor con mis amigos y tengo más paciencia”.

La comunicación y la socialización con el entorno es una de las dificultades que suelen compartir quienes se encuentran dentro del espectro autista. Por eso, incluirlos en un ambiente laboral donde pueden descubrir las cosas que les gustan hacer y desarrollarlas resulta muy importante para que ellos mismos se piensen como miembros de la sociedad, adviertan que pueden trabajar, planificar un futuro y lograr cierta independencia. Soledad Zangroniz rescata el papel de la familia acompañando el crecimiento de quienes tienen diagnosticado TEA: “Las personas de más alto funcionamiento quizás puedan expresar sus gustos y deseos. En otros casos seremos los padres y los terapeutas quienes prestemos atención a qué los hace felices y allí tener un abanico de posibilidades que ofrecerles. Así trabajamos la parte laboral, sobre lo que les gusta”.

El camino para ser independientes a pesar de las dificultades que presenten y haciendo hincapié en las aptitudes positivas es lo que se intenta desarrollar en el Taller de Estampados Brincar, dejando a los mismos adolescentes que descubran cuáles son sus capacidades y deseos a futuro. Juan Vernon Petre (14), tras pensar unos minutos, comenta: “Dibujar me gustó desde chico. Cuando sea grande creo que quiero ser diseñador de historietas. Ya tengo una historieta propia con un personaje principal llamado Federico. También me gusta contar el dinero y manejar el Google Drive”. Así mismo,  Manuel Santiago Pérez (14) dice cómo se imagina en un futuro: “No sé bien que voy a ser cuando sea grande pero puede ser algo relacionado con la música porque me gusta mucho. Escucho a Los Beatles y a Diego Torres. A veces grabo CD de música para regalar, me piden las canciones y yo las busco”.

 

Actualizada 22/06/2016

Sin manta y sin trabajo

Sin manta y sin trabajo

Luego de una semana de enfrentamientos y manifestaciones, los trabajadores callejeros de la Avenida Avellaneda se movilizaron este lunes hacia las puertas del Ministerio de Ambiente y Espacio Público de la Ciudad de Buenos Aires para reclamar una mesa de diálogo que dé solución al conflicto por el cual hace más de diez días no pueden trabajar en las calles del barrio de Flores.

La marcha hacia el Ministerio había sido anunciada durante un nuevo reclamo, el pasado sábado (día en que más movimiento comercial hay en la zona), y luego de que el Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires (GCBA) los desalojara de las calles desde hace más de una semana. Aquel día, acompañados por dos cordones policiales, cerca de 500 trabajadores marcharon por la avenida para hacer oír sus reclamos.

El pico del conflicto se desató el martes de la semana pasada cuando efectivos de la Policía Federal y Policía Metropolitana desalojaron por la fuerza a los manteros que se encontraban sobre la Avenida Avellaneda. Pasados los días, los vendedores callejeros regresaron varias veces al lugar en acto de protesta, realizando ollas populares y marchas para que el GCBA les dé una alternativa que les permita no perder sus fuentes de trabajo.

Los trabajadores callejeros se movilizaron hacia las puertas del Ministerio de Ambiente y Espacio Público de la Ciudad de Buenos Aires el lunes.

Por su parte, los comerciantes que tienen locales en la zona denunciaron a los manteros por realizar una actividad ilegal que les reduce las ventas y además alertaron a las autoridades sobre amenazas directas recibidas por parte de los vendedores callejeros. Miriam L. -quien pidió a ANCCOM no revelar su apellido por temor- es propietaria de un local de indumentaria femenina en el barrio y comenta: “Los manteros nos perjudican porque ofrecen mercaderías similares a las nuestras pero sus precios son más bajos porque no pagan impuestos ni tienen empleados”.

Los manteros también necesitan trabajar para sobrevivir y, ante los continuos desalojos, se organizaron estableciendo delegados por cuadra. “Dicen que quieren libre la Avenida Avellaneda, entonces que nos den un lugar para trabajar, donde entremos todos”, solicita Jorge López, delegado principal de los manteros. Si bien este tipo de venta es ilegal -tal como ellos mismos admiten- la realidad es que muchos ven en esta actividad la única forma para subsistir ya que no tienen otra salida laboral: “Escuchamos a medios de comunicación y fiscales justificando el desalojo, diciendo que están investigando una red delictiva detrás de nosotros. Yo no veo acá delincuentes sino personas honestas que día a día se vienen a ganar el pan. No estamos pidiendo limosna, pedimos trabajo”, declara López.

La movilización fue en reclamo de una mesa de diálogo para solucionar el conflicto que impide la labor de los manteros hace más de diez días.

Como consecuencia de los enfrentamientos de la semana pasada, el Ministerio de Espacio Público informó que la solución más viable sería trasladar a estos vendedores callejeros a un galpón lindero a la estación de trenes del barrio de Once, en la calle Perón al 3000. Pero este espacio -que por otro lado no les fue explícitamente ofrecido- cuenta solamente con 200 puestos, que serían insuficientes según las estimaciones hechas por los mismos manteros. Según sus propios cálculos, sumarían aproximadamente 3.000 las personas que practican la venta callejera en las calles de Flores. El número toma en cuenta tanto a quienes trabajan los días de semana como a quienes lo hacen también los sábados, cuando más compradores se acercan a este barrio comercial.

Pese a que los agentes del Ministerio de Espacio Público habían anunciado el pasado viernes la realización de un censo de vendedores callejeros para reubicarlos en el predio de Once, los manteros ven esto como parte de una persecución y advierten que tienen miedo de dar sus datos ya que algunos compañeros sufrieron allanamientos policiales en sus domicilios en busca de mercadería ilegal: “Nos inscriben para perseguirnos y tenernos fichados, no para darnos una solución. Yo junto mis pesos y voy a La Salada, compro la mercadería y la vendo acá. De lo que gano, una parte la uso para comer y la otra queda para volver a comprar mercadería”, cuenta a ANCCOM Gisela Barrientos, quien hace tres años trabaja en la calle Avellaneda de lunes a sábado. El inconveniente en este punto es que tal como declaran los manteros, a ellos las autoridades del Gobierno porteño les exigen tener alguna factura que acredite la compra de la mercadería que venden. “Nosotros no somos una mafia que vende cosas robadas como dicen los medios, no tenemos factura porque compramos en lugares que son igual de ilegales que nosotros, en La Salada, Once o, incluso, en Avenida Avellaneda. Dicen que tienen todo en regla pero no dan factura a nadie. A ellos no los persiguen, a nosotros sí”, se defiende Barrientos.

El Ministerio de Espacio Público propuso que los vendedores se mudaran a un galpón en Perón al 300, cercano a la estación de tren de Once, pero los puestos no serían suficientes según los cálculos de los manteros.

Ante la ausencia de respuestas, los propios vendedores callejeros propusieron al Gobierno el permiso para ubicarse en un predio lindero a vías del Ferrocarril Sarmiento (a escasas 4 cuadras de la Avenida Avellaneda), donde consideran que entrarían todos si se organizan. Pero las autoridades no se lo permiten: “Pacíficamente pusimos una manta simbólica en las vías de Venancio Flores pero también nos sacaron. En ese lugar entraríamos todos pero nos dicen que le pertenece al ferrocarril.  Actualmente está abandonado, se junta gente que anda en la calle, hay prostitución e inseguridad. Si nos dieran ese lugar nosotros lo cuidaríamos y lo haríamos trabajar”, indica Alejandra D., vendedora callejera desde hace 17 años, quien también pidió reservas sobre su apellido por precaución.

Los manteros manifiestan que son los dueños de los locales los que llaman a la policía y al Gobierno para que los desalojen y les decomisen la mercadería que venden en la vía pública. También revelan que estos comerciantes, quienes acusan a los manteros de ´ilegales´, irónicamente también infringen la ley: “Fíjense arriba de los locales. Esas ventanas son talleres clandestinos. Yo lo sé porque yo trabajé durante un tiempo en uno de estos lugares”, recuerda Gisela Barrientos. “En los locales tienen a la mitad de los vendedores en blanco y a la otra mitad en negro. Si viene la AFIP los mandan a dar una vuelta hasta que se vayan. Pedimos que si quieren blanquear que empiecen por los de arriba, no siempre por los más pobres. Nosotros no tenemos plata para coimear a la policía, por eso nos desalojan”, agrega Alejandra D.

Los vendedores callejeros propusieron al Gobierno el permiso para ubicarse en un predio lindero a vías del Ferrocarril Sarmiento.

El principal reclamo de los manteros es que ante los continuos desalojos puedan ser reubicados pero no en cualquier lugar, “Pedimos una solución para los trabajadores de Flores en Flores. En esta semana le pedimos solidaridad a los comerciantes de nuestro barrio, porque ellos tienen que entender que si acá viene tanta gente a comprar es también gracias a los trabajadores de la vía pública”, reclamó Jorge López. La gran mayoría de los manteros no solo trabajan Flores sino que también son vecinos del barrio y un traslado a Once, dicen, les traería más complicaciones: “Les pedimos un espacio en Flores porque todos vivimos cerca de acá. Nuestros hijos van a las escuelas del barrio y los sábados, si no tenemos con quien dejarlos, tenemos que traerlos a trabajar con nosotras”, comenta Barrientos. Por estas razones, explican, solicitan un lugar donde puedan trabajar en condiciones dignas y de alguna manera salir de la “ilegalidad”, Varios consultados por ANCCOM opinaron que si se les diera la oportunidad aceptarían estar inscriptos impositivamente y poder desarrollar su trabajo con tranquilidad: “Estamos dispuestos a pagar el monotributo, no queremos que nos regalen nada. Si se pactara una suma que podamos pagar, lo haríamos. Nosotros tampoco queremos evadir impuestos”, resume Alejandra D.

Actualizada 19/04/2016

Un día azul

Un día azul

Cientos de familias vestidas de azul se concentraron en Plaza de Mayo el sábado último para hacerse visibles y demandar que el Autismo y los Trastornos dentro del Espectro Autista sean tomados en cuenta por las autoridades, así como también por la sociedad en general. Esta masiva concentración busca -como explicaban una y mil veces desde el escenario “derribar el mito de que los chicos con autismo están en otro mundo.  Los chicos con autismo están en este mundo, están en esta sociedad, entre nosotros”.

En 2008 Naciones Unidas declaró el 2 de abril de cada año como el Día Mundial de Concientización sobre el Autismo para “aumentar la conciencia pública sobre este trastorno que representa una crisis de salud global de gravedad creciente y a la vez generar actividades de difusión sobre la importancia del diagnóstico precoz y la intervención temprana”.  A su vez  para “propender a la inclusión social de las personas con autismo, sus habilidades y talentos distintivos”.

Según la OMS los trastornos del espectro Autista (TEA) “se caracterizan por dificultades en la comunicación e interacción social,  así como por un repertorio de intereses y actividades restringido y repetitivo”. Este espectro abarca afecciones tales como el autismo, el trastorno generalizado del desarrollo (TGD)  y el síndrome de Asperger. Según una estadística del mismo organismo en 2013, a nivel mundial un niño de cada 160 padecía alguna forma de autismo y esta tendencia sigue en aumento. Respecto a las causas del autismo el mismo informe aclara: “existen diversos factores, tanto genéticos como ambientales que contribuyen a la aparición de trastornos del espectro autista, influyendo en las primeras fases de desarrollo del cerebro”.

Según la OMS los trastornos del espectro Autista (TEA) “se caracterizan por dificultades en la comunicación e interacción social, así como por un repertorio de intereses y actividades restringido y repetitivo”.

Un terapeuta miembro de la fundación Brincar consultado por ANCCOM durante la jornada explicó que se trata de un “espectro” porque no presenta rasgos idénticos en todas las personas, sino que cada grado dentro del espectro puede tener características muy diversas. Por ejemplo, algunos  niños con un grado más severo no hacen contacto visual ya desde pequeños, otros no responden a su nombre y tiene dificultades para comunicarse, también en un grado más leve algunos niños son más reticentes a relacionarse con sus pares y presentan problemas de aprendizaje, son obsesivos y repetitivos como es el caso del TGD y del síndrome de  Asperger. A causa de este gran abanico de puntos a tener en cuenta para un primer diagnóstico, el TEA resulta difícil de identificar y a lo largo de los años puede confundirse con otras dificultades propias del aprendizaje. Es por esto que uno de los objetivos de esta movilización es también brindar información para que los padres estén atentos y puedan observar en los niños  algunos patrones de conducta que los inciten para consultar a los especialistas.

Así como es difícil el diagnóstico también se torna difícil su tratamiento, debido a que las formas más leves del autismo suelen identificarse cuando el niño ingresa a la escuela resulta complicado acceder a un diagnóstico fehaciente en el corto plazo. Las familias con niños diagnosticados como TEA suelen encontrarse con otros diagnósticos antes de este.

Luego de varios años de lucha por parte de los organismos afines, en Argentina se promulgó en el año 2014 la Ley 27043, la cual declara de interés nacional el abordaje integral e interdisciplinario de las personas que presentan Trastornos del Espectro Autista (TEA), su investigación y la formación profesional tanto en su detección como tratamiento así como también  la difusión de este. Pese a la promulgación de la ley muchos de los familiares de personas con autismo insisten en que aún falta la implementación en las instituciones que deben cobijar  a los niños. Marisa, mamá de Brandon Bandera (de 10 años) quien tiene un diagnóstico de TGD  dice  al respecto: “La ley declara el interés pero aún no brinda una solución completa respecto a las escuelas y las obras sociales. Por eso la marcha es para concientizar a la sociedad, porque solo así vamos a lograr que se implemente. Cuando la sociedad nos vea y se sume a nuestro reclamo la ley se va a cumplir”.

en Argentina se promulgó en el año 2014 la Ley 27043, la cual declara de interés nacional el abordaje integral e interdisciplinario de las personas que presentan Trastornos del Espectro Autista .

Como muchos otros niños dentro del espectro autista, Brandon comenzó teniendo algunas dificultades a los 3 años cuando ingresó al jardín. Según comenta su papá Oscar “el jardín no era el lugar para él porque las maestras no lo entendían, él deambulaba mucho y no lograban que preste atención. Luego pudimos mandarlo a un colegio con maestra integradora y ahora como avanzó bastante empezó el año en la Escuela Alas de Avellaneda, que trabaja específicamente con alumnos dentro del espectro autista” y agrega “ahora es la primera vez que lo veo salir de la escuela con una sonrisa”.

Esta es una historia que las familias con niños TEA conocen muy bien. Sumado a las dificultades del aprendizaje los niños con rasgos autistas presentan limitaciones para socializar, con lo cual el constante cambio de colegios no solo desgasta su rutina sino que además perjudica las relaciones de estos niños con sus pares. “Son niños a los que les cuesta hacer amigos pero como son muy cariñosos quizás no tienen tantos, tienen pocos pero buenos, porque ellos tienen muy buena memoria y a alguien con quien se llevan bien no lo va a olvidar nunca”, sostiene Oscar Bandera.

Otro punto es la situación de los tratamientos. Tanto los niños diagnosticados con autismo como aquellos que presentan rasgos dentro del espectro autista tienen características sumamente diversas, se hace necesario que existan tratamientos diferenciales para cada uno. Es por esto que las familias reclaman al Estado para que implemente las medidas necesarias, que garanticen a todos los niños y niñas con estos trastornos un tratamiento rápido y accesible que sea acorde con las necesidades particulares de cada uno. Por ejemplo en el caso de Brandon, además de cumplir el horario escolar debe asistir a musicoterapia, natación, terapia ocupacional, terapia conductual y psicopedagoga. “Esta plaza azul sirve para concientizar y que la sociedad entienda que convivimos juntos, que hay que ayudarlos y entenderlos porque si bien tienen características bastante comunes también cada uno de ellos es diferente en algo”, agrega Bandera.

Se reclama al Estado para que garanticen a todos los niños y niñas con estos trastornos un tratamiento rápido y accesible que sea acorde con las necesidades particulares de cada uno.

El encuentro contó con actividades familiares donde los niños y adolescentes TEA fueron los protagonistas. Espectáculos con burbujas gigantes, mesas de arte, juegos de feria, todo en compañía de sus familias. Marisa, mamá de Brandon rescata: “el mayor esfuerzo lo hacen ellos, trabajan mucho porque quieren estar mejor. Nosotros acompañamos siempre”. El apoyo se manifiesta con los juegos y la gran cantidad de banderas, remeras con leyendas del estilo “yo amo a una persona con autismo”, “tus pequeños pasos son los grandes frutos de mi vida” y “hablemos de autismo, somos muchos y no estamos solos”.

Uno de los momentos más emotivos ocurrió cuando se proyectaron fotos de las familias dentro de la campaña “Yo estoy”, mientras de fondo podía escucharse “Soy igual que tu”, una canción en alusión al Día Mundial del Autismo. Tal como puntualiza uno de los volantes que circularon en el encuentro “una educación inclusiva apunta a que todos los estudiantes de una determinada comunidad aprendan juntos. Es una búsqueda permanente de la mejor manera de responder a las diferencias”. Si bien el acompañamiento de las familias es fundamental, a la tarea de concientizar a la sociedad sobre el tema se le suma la de  demandar que las instituciones acompañen y garanticen la inclusión para que los niños disfruten de una infancia plena. Como resume Oscar Bandera: “Mi mayor deseo para Brandon es que cuando sea grande sea una persona independiente y sobre todo feliz. Sabemos que lo va a lograr y estamos orgullosos de cada pasito que da”.

Si bien el acompañamiento de las familias es fundamental, a la tarea de concientizar a la sociedad sobre el tema se le suma la de demandar que las instituciones acompañen y garanticen la inclusión para que los niños disfruten de una infancia plena.

Si bien el acompañamiento de las familias es fundamental, a la tarea de concientizar a la sociedad sobre el tema se le suma la de demandar que las instituciones acompañen y garanticen la inclusión para que los niños disfruten de una infancia plena.

Actualizado 06/04/2016

Marcas de memoria

Marcas de memoria

“La memoria es un fenómeno individual, pero la memoria colectiva es una construcción social. Las baldosas sirven para conquistar un poco de esa memoria colectiva”. Alicia Le Fur formula el diagnóstico en una plaza de Boedo donde este sábado encabezó el acto de colocación de baldosas para recordar a 43 víctimas de la dictadura que vivieron, trabajaron o estudiaron en ese barrio porteño. Desde hace una década pertenece al colectivo “Baldosas por la memoria” que, junto al movimiento “Barrios por la Memoria y la Justicia”, busca dar testimonio y recordar la vida de los detenidos desaparecidos a través del emplazamiento de baldosas conmemorativas en calles y avenidas.

En el marco del 40 aniversario del golpe cívico-militar, el sábado 19 de marzo se realizó el acto de colocación de baldosas para recordar a detenidos desaparecidos del barrio de Boedo, en la plaza de las calles Carlos Calvo y Sánchez de Loria. El acto contó con la presencia de Rosa Roisinblit, vicepresidenta de Abuelas de Plaza de Mayo y madre de Patricia Roisinblit desaparecida en 1978. Patricia es una de los 43 vecinos del barrio recordados en estas baldosas.

Autodefinida como “baldosera”, Le Fur recuerda en charla con ANCCOM cómo surgió el colectivo “Baldosas por la memoria”. “Primero las empezamos a hacer en Almagro, con un listado bastante desordenado y luego empezaron a llegar un montón de pedidos de familiares de desaparecidos” subraya.

Le Fur intenta explicar el objetivo de la organización con un relato en primera persona. Y confiesa que el emplazamiento de la baldosa recordando a su hermana Beatriz Le Fur en Medrano y Corrientes le resultó reparador. “Algunos familiares nos dicen que luego de poner la baldosa se sienten ´distintos´, no sabemos bien por qué. Yo por ejemplo sentí que socialicé el duelo por mi hermana”, grafica.  

Esta forma de rendir homenaje no surge desde un lugar solemne, silencioso y paralizante por el recuerdo de quienes ya no están. El movimiento “Baldosas por la Memoria” celebra la vida cotidiana de esos compañeros y a su vez deja huella de su ausencia en el cemento de nuestra ciudad. Recuerda los lugares por donde pasaron, donde vivían, donde trabajaban y estudiaban, donde militaban; “Nosotros recordamos 768 nombres de vecinos de Almagro en 270 baldosas, pero hay muchas más en otros barrios. La función barrial que tienen es muy importante porque de alguna manera ´marcan´al que pasa, queremos que las baldosas produzcan algo al vecino que las ve”, agrega Le Fur.

María Eugenia Borsani, investigadora de la Universidad Nacional de Comahue,  en su artículo “Memoria, intemperie y refugio” entiende a este tipo de emplazamientos como ´andamiajes de la memoria´  que no tienen la forma de monumentos sino que funcionan como dispositivos de la memoria colectiva. “Cuando la memoria generacional expire, estos andamiajes perdurarán en el paisaje urbano”, explica.

Se trata de dejar huella, como hace años las marchas de los jueves las Madres de Plaza de Mayo sellaron con su presencia la Plaza por medio de los pañuelos blancos pintados en torno a la Pirámide, un vivo antecedente de la necesidad de convivir con la memoria.

El acto en Plaza Boedo resignifica la tarea de dejar una huella. Gerardo agradece el recuerdo de su cuñada Patricia Faraoni: “Por arriba está la superficie que vemos cotidianamente, pero por debajo corre el río de la historia. Estas baldosas son el río de la historia, están llenas de colores y vida. Ojalá que los que quedamos acá nos merezcamos algún día a estos compañeros”, subraya.

Las hijas de Osvaldo Balbi, otro vecino recordado en el acto, leen un  poema de su padre dedicado al barrio de Boedo. “Este es el mejor lugar donde podríamos recordar a papá, ya que no tenemos su cuerpo. Acá vamos a venir a tomar mate y a recordarlo”, señalan.

Como señala Borsani en su artículo, las baldosas conmemorativas “no pretenden ser hechos artísticos, ni monumentales sino que son austeros y dejan al desnudo la tragedia vergonzante incrustando en la cotidianidad el ayer que se evoca”. Estos sellos de memoria se funden con el pavimento cotidiano para dar un mensaje diferente al que se acostumbra en las calles de los barrios porteños.

“Almagro por ejemplo es un barrio de consumo puro, el shopping es el centro del barrio. A veces ven que estamos reunidos en la calle y preguntan ´¿que venden?´ y me causa gracia porque el mensaje de nosotros haciendo baldosas es otra cosa pero convivimos con esa realidad. Proponemos pensar algo diferente, algo que empezamos nosotros y queremos que lo sigan los jóvenes. Por eso dejamos la huella”, concluye Le Fur.