Por Angie Tovar
Fotografía: TELAM

El Papa cumple 10 años desde su unción y se mostró con una retórica aperturista y comprometida con lo social. ¿Hasta dónde se convirtió en hechos? La agenda del medioambiente, la inclusión a la diversidad y la guerra de Rusia y Ucrania.

El 13 de marzo de 2013 Jorge Mario Bergoglio, Arzobispo de Buenos Aires y teólogo argentino, se convirtió en el primer papa jesuita y el primero proveniente del hemisferio sur. Hace diez años, el hasta entonces cardenal Bergoglio había salido de la Plaza de Mayo hacia el cónclave. Y un día como hoy se asomó al balcón en la Plaza San Pedro a decir que los otros cardenales tuvieron que ir a buscar un sumo pontífice casi hasta al fin del mundo. Una década en la que se produjeron muchos cambios en todo el planeta.

Néstor Borri, comunicador social católico, referente de la ONG Nueva Tierra, y fundador de la organización “Factor Francisco”, expresó: “Se han agravado muchas de las situaciones que estaban presentes cuando él comenzó su papado; creo que la pandemia y la guerra han marcado tendencias que ya estaban. En ese sentido, Francisco, diez años después, sigue planteando unas posiciones diferenciales respecto a lo que pasa en el mundo, a lo que pasa en la Iglesia, que lo hacen un referente muy singular, muy escuchado, muy citado, pero respecto a sus propuestas todavía, incluso dentro de la Iglesia, hay dificultad para responder de manera práctica a lo que está proponiendo”. 

Por su parte, Pablo Andiñach, teólogo, docente en la Universidad de Buenos Aires y la Universidad Católica y pastor de la  Iglesia Evangélica Metodista, dijo: “La elección del papa Francisco inició una nueva etapa en la Iglesia Católica, porque históricamente los papas han sido italianos; por primera vez el papa es latinoamericano y esto abre la puerta a que haya papas de otras partes del mundo. También ha puesto en evidencia que hay cosas que pueden cambiar y que hay temas que tradicionalmente no se discuten, que es necesario poner en agenda. Por ejemplo, la homosexualidad, el divorcio, la ordenación de la mujer. Francisco abrió la puerta a la inclusión de estos temas que antes ni se mencionaban”.

Sin embargo, Fortunato Mallimaci, doctor en Sociología, docente e investigador de la sociología histórica del catolicismo, dijo que a pesar de que reconoce que la llegada de Francisco representó un papado de apertura, diálogo y puentes frente a los otros, que fueron “de clausura, de denuncia y quiebre”, también aseguró: “Al interior de la Iglesia Católica el panorama es un poco más complejo; los años de Juan Pablo II y Benedicto XVI fueron difíciles, de mucho enfrentamiento y persecución, moldearon a mucha gente y estas cuestiones siguen presentes con respecto a lo moral y lo sexual. Fueron años de enfrentamiento a la sociedad y Francisco intenta presentarse de forma distinta al mundo, aunque no ha habido ninguna reforma profunda” .

Mallimaci agregó: “El panorama es relativo entre lo que se dice y lo que se hace. Hay una palabra que acoge, que amplía, pero el papa no deja de decir que todo acto sexual fuera del matrimonio es pecado, en eso hay un retroceso. Entonces, hay una tensión entre lo que se enuncia de inclusión y lo que no se hace institucionalmente en la Iglesia Católica”.

“El papa Francisco aporta una mirada no eurocéntrica, mira la sociedad desde el lugar de los pobres, por eso su primer viaje fue a Brasil, es un aliado central de los movimientos sociales. Hace la elección de cambiar la lógica de la Iglesia ‘romana céntrica’ por una más participativa; él dice: ‘Una iglesia en camino sinodal’. También sumó un protagonismo importante a la difusión de los temas político-sociales como: la economía, la deuda externa, y el medio ambiente”, dice, por su parte, Washington Uranga, periodista, docente e investigador en comunicación.

De igual forma, mencionó los reclamos que se le hacen al papa, y sostuvo: “Falta más integración de las mujeres en El Vaticano y otras cuestiones en las que la Iglesia difícilmente va a avanzar, como la doctrina sobre el aborto. Falta mayor decisión incluso en las aperturas que inició. Los cambios pueden llegar, pero no solo por decisión del papa, sino porque la apertura a una iglesia sinodal participativa hace que estos temas se instalen. Por ejemplo, la no exigencia del celibato sacerdotal para pertenecer al orden ministerial, o que también a las mujeres no se les exija ser célibes para ser ministras”.

Respecto al rol de las mujeres en la iglesia Católica, Borri dijo que hubo cambios notables y sostuvo: “Francisco está en contra del clericalismo femenino, quiere otro tipo de roles. Ha designado al frente de muchos organismos y en la organización central de la Iglesia a mujeres, y ese es un paso importante que se ha dado. Seguramente deberían ser más, y le seguirán reclamando”.

En cambio, para Mallimaci, hay cuestiones a nivel institucional que se mantienen igual, y declaró: “El rol de la mujer no ha cambiado absolutamente nada, acaba de condenar fuertemente en Alemania la idea de las mujeres en el sacerdocio. Aquí hay un conflicto fuerte porque desde el conjunto de la Iglesia alemana sinodal se piden cambios, participación de la diversidad sexual, etcétera. En otros cargos que se dieron casi todas las mujeres renunciaron y sobre el matrimonio para los sacerdotes tampoco hubo consenso”.

La guerra por la invasión de Rusia a Ucrania no solo ha causado sufrimiento y una fuerte crisis humanitaria, sino también ha repercutido en la economía mundial. Sobre el actual contexto global y el rol de la iglesia, Borri indicó: “Desde hace ya bastantes años él ha dicho que estamos ante una tercera guerra mundial en cuotas, ahora con el conflicto de la OTAN y Rusia, que se manifiesta en Ucrania. En ese marco, Francisco, no ha dejado de intervenir con mucha claridad, ha recibido críticas y ha manifestado disponibilidad para ir a Kiev y a Moscú, pero además, este mismo año, hace unas semanas, estuvo en el Congo y en Sudán del Sur, mostrando que los conflictos en el mundo no solo están en los países centrales. Las armas, la industria de la guerra, los conflictos, el tráfico de droga siguen existiendo y ese es un fenómeno de cambio de mundo, o sea el papa del fin del mundo fue elegido en un momento de cambio del mundo”.

“Francisco ha mantenido una postura que es normativa en la Iglesia Católica de oposición a la guerra, de favorecer la paz, de levantar la voz para en lo posible llamar a la conciencia. Es importante que lo haya hecho, es la voz del líder de la iglesia cristiana más grande del mundo y lo celebramos”, expresó, por su parte,  Andiñach.

Otro de los puntos en agenda es la causa por el medio ambiente. Uranga sostuvo: “Él promueve la idea de trabajemos por la casa común” a la que estamos afectando por el sistema económico, por las decisiones económicas que se toman. Hay críticas fuertes a la propiedad privada. Él dice que la propiedad privada es un derecho que está limitado al bien común, que es una potestad de toda la sociedad. Habrá que ver cuál es su herencia, está tomando medidas en dirección de garantizar que algunos de los cambios que él impulsa no desaparezcan inmediatamente”.

Tras 10 años de papado Francisco no ha venido a la Argentina y es muy difícil que este viaje se concrete. Al respecto, Uranga agregó: “Este sería un acontecimiento político, cultural muy importante y él no quiere estar en el medio, además, de un tironeo entre sectores. Su aspiración es ser prenda de unidad y no división. En estas condiciones de la situación política argentina, veo muy difícil que el papa venga”.

Con respecto a esto, Ardiñach dijo: “La sensación que muchos argentinos tenemos es que si él viene va a quedar marcado por las cuestiones políticas internas del país. Yo creo que no sería bueno ni para él ni para la Iglesia. Hay mucho feligrés católico que puede no coincidir con la postura que él pueda llegar a asumir y se va a sentir frustrado porque él es un líder espiritual. Es difícil ponerlo en la horma de lo político. No es justo y a la vez es inevitable que quede entrampado en esa discusión”.

“Mientras el papa no venga, hay mucho por hacer en cuanto a captar su mensaje más universal, su mensaje religioso, pero también su mensaje geopolítico. Él hace poco dijo explícitamente en una entrevista: “Yo hago política, me ocupo de cómo se compone lo colectivo”. Ahí su reflexión sobre la política argentina respecto de las ‘acusaciones’ que se le hacen de ser peronista. “Y si yo tuviera una concepción política más cercana al peronismo, ¿cuál sería el problema?», ha dicho. Todavía es factible que generemos las condiciones para que Francisco nos visite”, expresó Uranga.

Por otra parte, Mallimaci comentó: “Hay gente que está a favor y hay gente que está en contra. El rechazo al papado en el mundo católico era poco visto y hacerlo público mucho más invisible. Desde hace poco, en América Latina ya se ha visto este cambio de actitud. Las críticas son muy fuertes hacia su figura. Seguramente a las celebraciones no vayan muchos porque hay gente ‘desconquistada’, gente que está en otra y quienes no les parece necesario hacerlo”.

El sociólogo agregó: “Desde el punto de vista estructural es un papado de reforma y hay un mensaje inclusivo, amable, cercano, hay una renovación en el lenguaje. Es importante el discurso en una institución carismática como la Iglesia católica. Tiene un efecto, pero no necesariamente el efecto de liderazgo carismático se refleja en la institución”.

“Para transformar estructuras y consolidarlas en el largo plazo son necesarios actores formados y organizados. ¿Quiénes son, dónde están, cómo se nuclean, quién los convoca, en cuáles estructuras participan y están insertos hoy esos actores y esas actrices que puedan y quieran producir cambios liberadores junto a Francisco? ¿Habrá un nuevo espacio ‘consagrado’ para mujeres, para matrimonios, para la diversidad sexual, con un Dios del goce y el sufrimiento y con diversos géneros y sexualidades? Lo que está en juego es si persisten o no las estructuras de poder y dominación creadas durante siglos en y por la curia romana. No es solo un problema de personas, sino también de los mecanismos que le dan continuidad en el largo plazo. Una vez más, el futuro es una aventura incierta”, cerró Mallimaci.