Por Tomás Nielsen Obieta
Fotografía: Pilar Camacho

Sofía González empezó a jugar al rugby a los 13 años.

Los creadores del rugby, más precisamente William Webb Ellis, nombre que lleva la copa mundial, dijo a mediados del siglo XIX: “El rugby es un deporte de caballeros”. Cerrando la puerta -no definitivamente por supuesto-, a que la ovalada, embarrada en muchos casos, pueda estar en manos del sexo femenino.

Sofía González, la capitana de la selección argentina, responde: “Somos sólo chicas que quieren jugar al rugby”, previo a su preparación para el repechaje de Tokio 2020. Pasaje que deberán disputarse con selecciones como Rusia y Canadá. En desuso quedó aquella frase a casi 200 años de su creación.

“Empecé a jugar en Gimnasia y Esgrima de Ituzaingó (GEI)”, recuerda Sofía. Para entonces tenía 13 años, crecía en el seno de una familia que cuenta con 11 hermanos, pero con la ausencia de un padre marcada a fuego desde el nacimiento del más chico. “Mis vecinas, madre e hija, jugaban ahí y me invitaron a un entrenamiento. Me encantó tanto que al otro día dejé vóley, que era el deporte que practicaba desde los seis”, recuerda a sus 24. “No sé bien qué me atrapó, lo que sé es que cuando lo agarré no lo solté”, concluye.

Su carrera profesional está marcada por el club de la Sociedad Italiana di tiro al Segno (SITAS), pero también cursa sus estudios en el CENARD, donde sigue en carrera para convertirse en profesora de educación física.

A fines de 2018, la UAR contabilizó 4.430 jugadoras de rugby. En 2009, apenas había 229.

¿Qué le llamó la atención de este deporte esquivo para muchos por su tendencia al contacto? “Los valores”, acota Sofía. “Me llama mucho la atención que no tengas que ser un gran atleta o un gran deportista para poder ser parte del ámbito del rugby. Cualquiera que quiera venir a probar, puede y se lo incluye”, asegura.

Para fines del 2018, según la Unión Argentina de Rugby, existían 4.430 mujeres que practicaban rugby en la república argentina. Un poco menos de un tercio de los directores técnicos de fútbol recibidos en el país, que se calculan en 15.000 según datos de la Asociación de Técnicos del Fútbol Argentino (ATFA). Lejos están esas más de 4.000, de las apenas 229 chicas registradas que practicaban el deporte para 2009, también según estadísticas de la UAR.

Sofía ni siquiera se esfuerza por aclarar o disipar el estereotipo de la homosexualidad de las mujeres que juegan al rugby. Corta la charla por teléfono diciendo: “Espera que le alcanzo algo a mi novio”. Él es atleta, y corre 400 metros llanos, también en CENARD.

“El rugby femenino se fue sumando solito. Un poco porque nosotras nos hicimos ese espacio y otro poco porque la sociedad fue evolucionando”, analiza. “Más allá de todas las personas involucradas, la difusión, la creación de clubes, creo que la sociedad en general acepta más a la mujer, y eso conlleva que entremos todos en el paquete”, remata González.

“En vez de decirles a las chicas en el colegio que hagan hockey, deberían dejarlas elegir el deporte que les guste».

La organización del rugby femenino no dista mucho de la organización de los varones. Lo único que los distancia es la cantidad de jugadores que saltan a la cancha. En los varones son 15 los que se ponen la camiseta, mientras que las mujeres son apenas 10.  Ahora bien, en lo que se refiere al rugby nacional y bonaerense, ambos cuentan con el torneo de la Unión de Rugby de Buenos Aires, con Centro Naval como último campeón para las chicas y el San Isidro Club (SIC) en el URBA Top 12 para los varones. También Centro Naval fue campeón en el nacional de clubes femenino, venciendo en la final a Universitario de Córdoba, mientras que el mismo campeonato disputado por hombres atraviesa su segunda fecha.

Existe un límite, donde el deporte como tal, se enfrenta al impedimento de seguir creciendo sólo a cuesta de los clubes. “Creo que en vez de decirles a las chicas que jueguen al hockey en el colegio, deberían darles la posibilidad de elegir cualquier deporte que les guste. Eso alimenta el estereotipo”, detalla la capitana de Las Pumas.