Por Nicole Cohen
Fotografía: Archivo ANCCOM

Los hermanos de las víctimas son quienes brindarían apoyo psicológico a los padres al momento de revelar las imágenes del hallazgo.

“Creemos que es una exclusión totalmente injusta”, plantean las hermanas y hermanos de los tripulantes del ARA San Juan. El próximo 23 de abril se realizará una audiencia para exhibir el material visual que la empresa Ocean Infinity recolectó durante el hallazgo del submarino en noviembre del 2018: será un encuentro de acceso limitado a familiares que, según el Juzgado Federal de Caleta Olivia, incluye únicamente a “madres, padres, esposas/convivientes y/o hijos mayores de edad”.

 Los hermanos y hermanas no figuran en la lista e iniciaron un reclamo ante el Juzgado, pero obtuvieron una respuesta insulsa: no podrán acceder por “una cuestión de espacio”. “No es un motivo valedero porque somos 300 personas, con toda la furia”, dice la hermana del tripulante Daniel Alejandro Polo, Isabel Eugenia Vilca. La jueza federal a cargo, Marta Yáñez, explica que los interesados en concurrir deberán acreditarse para evaluar un número estimado de asistentes y habilitar más lugar en base a ello, pero por el momento no hay novedades que insinúen un cambio.

La hermana del tripulante Luís Leiva, Natalia Leiva, sostiene: “Esta fue una respuesta a los medios, pero nosotros pensamos que no participamos porque jurídicamente no tenemos validez legal para la leyes argentinas”. Agrega que, en caso de que fuera el espacio el inconveniente real, debería resolverse con una sala de mayor capacidad.  

“Nosotros le pusimos el cuerpo a esta lucha”, expresa Natalia. Tanto ella como otros hermanos participaron de la investigación en conjunto desde que se conocieron en la base naval de Mar del Plata, en noviembre del 2017. Hoy se mantienen comunicados a través de un grupo de WhatsApp para trabajar en equipo nuevamente, esta vez, por la búsqueda de un derecho.

La jueza Yáñez argumenta que no hay espacio para que los 24 hermanos presencien la audiencia.

Isabel cuenta que su participación siempre fue activa: buscó apoyo mediático y político, se mantuvo en contacto con el CEO de Ocean Infinity, Oliver Plukket, y participó del acampe en Plaza de Mayo que se realizó desde junio hasta agosto del 2018 en reclamo a un mayor compromiso del Gobierno en la investigación. “Fueron años en que a veces dejé de lado a mis propias hijas y marido para salir a pelearla”, cuenta. Ahora lucha por una invitación al evento. “La señora Yánez sabe que los hermanos somos muy combativos, hemos tenido que salir a pelear aún con el dolor a cuestas -dice Isabel-. Somos sangre de cada uno de los 44 tripulantes”.

Los 24 hermanos y hermanas que lanzaron el comunicado afirman que su participación no se limita al deseo de descubrir la verdad encontrada en el fondo del Océano Atlántico, sino también a que son un pilar fundamental para la contención de sus familiares. La desaparición del submarino ocasionó un duro impacto emocional en los allegados de las víctimas, principalmente a sus padres y cónyuges, y los hermanos son quienes les brindarían apoyo psicológico al momento de revelar las imágenes del hallazgo. La madre de Natalia es mayor, y de no contar con el acompañamiento de su hija deberá ir sola, arriesgando su salud y seguridad. Isabel es la voz de su cuñada Verónica, la motivó desde el día de la desaparición de Daniel Alejandro y desea continuar acompañándola en la audiencia.

El Juzgado determinó, además, que los asistentes “no podrán ingresar con teléfonos celulares, cámaras y/o similares” con el objetivo de “evitar la filtración y divulgación de imágenes”. Los allegados de las víctimas que no tendrán acceso a la reunión quedarán al margen de los resultados que tanto buscaron durante un año. “Necesito ver esas fotos para poder cerrar el círculo”, admite Isabel, y de no posibilitar un espacio acorde, ese círculo, dice,  no se cerrará jamás.