Por Gilda Casalino
Fotografía: Debora Valado, Noelia Pirsic

El Sindicato de Vendedores de Diarios y Revistas (SIVENDIA) reclamó una vez más el pago del 40 por ciento del precio de tapa de las periódicos, con un plan de lucha que el lunes último se hizo sentir con un paro de los puestos de diario de la Ciudad de Buenos Aires y el Conurbano.

Martín Cruz Bargas, secretario de Prensa del gremio, comentó al respecto a ANCCOM que “la medida de Capital Federal y del Gran Buenos Aires resultó muy fuerte, tuvo una adhesión masiva, de un 95 a 97%. Nosotros no somos de hacer muchas medidas de fuerza, pero cuando se hace un paro, el gremio responde porque hace mucho tiempo que reclamamos que las editoriales se sienten en la mesa de negociación”.

Los canillitas exigen recuperar el ocho por ciento del precio de tapa -del 40% que historicamente cobraban- y que perdieron por decisión unilateral de las compañías periodísticas. Pero hasta el momento, la demanda ni siquiera escuchada por la mayoría de los diarios pertenecientes a las dos cámaras empresarias que operan en el país: la Asociación de Diarios de Buenos Aires (ADBA), que agrupa, entre otros, a los matutinos Clarín y La Nación, y la Asociación Federal de Editores de Diarios de la República Argentina (AFERA), donde se encuentran Ámbito Financiero, Crónica y Diario Popular.

Nahuel Dotto, canillita y miembro del gremio, explicó a ANCCOM que así recuperaran los ocho puntos perdidos, éstos ya no tienen hoy el mismo valor sobre su salario: “Antes para comprar un kilo de carne se necesitaba vender diez diarios, ahora se tienen que vender muchísimos más”. Y agregó: “Las cosas ya no tienen el mismo valor por un hecho objetivo, antes La Nación y Clarín tenían miles de obreros gráficos. La Nación, para hacer una tirada de domingo, unos trescientos mil diarios, necesitaban dos mil personas, ahora sólo treinta. Y en dos horas imprimen trescientos mil ejemplares”.

Puesto de diario cerrado en el barrio de Villa del Parque.

Puesto de diario cerrado en el barrio de Villa del Parque.

 

Un poco de historia

La actividad de canillita ya cumple más de cien años y setenta de regulación con el Decreto ley 24.095 de 1945, a través del cual el entonces presidente Juan Domingo Perón reglamentó la distribución y venta de las publicaciones, además de proyectar un régimen legal para los vendedores en la vía pública.

Muchas cosas han pasado desde entonces. La ola neoliberal, con su impronta desregulatoria sobre muchos ámbitos de la vida económica, política y social dejó sus frutos. “El conflicto comienza en los noventa, cuando a la mayoría de los trabajadores empiezan a sacarnos  derechos adquiridos. La desregulación económica también afecta a la actividad. Antes teníamos la exclusividad de venta de diarios y revistas en los puestos y lo primero que hicieron las editoriales fue fomentar la venta en las estaciones de servicio, en las farmacias”, cuenta el canillita Dotto.

Los derechos laborales de los canillitas fueron eliminados a fines de los noventa, primero con la derogación del decreto ley del peronismo, durante el gobierno de Carlos Menem, y luego en el año 2000, con el Decreto 1.025 del gobierno de Fernando De La Rúa, mediante el cual pasó de actividad laboral en el ámbito del Ministerio de Trabajo como actividad comercial al Ministerio de Economía. Amparándose en ese decreto, desde 2001 -y en el marco de la crisis económica vivida en el país-, los editores dispusieron la reducción del salario del canillita: “El golpe económico más fuerte lo recibimos en 2001, que fue la quita del porcentaje histórico que tenía la actividad sobre el precio de tapa, que era del 40%. En forma unilateral, las editoriales decidieron bajarlo al 32%, esos ocho puntos significan el 20% del salario de los canillitas”, explica Dotto.

A su vez, hay otra situación que cambió con el tiempo: a diferencia de los años cuarenta, hoy el principal ingreso de los diarios es a través de la pauta publicitaria. “Ahora las editoriales reciben mucho dinero de la publicidad, antes todo lo que recaudaban era por el precio de tapa. Entonces, si un diario o una revista valía diez pesos era por ese era su precio. Actualmente, un diario vale diez pesos pero en realidad su valor real es de treinta o cuarenta pesos. La diferencia la compensa la publicidad, pero nuestros ingresos quedaron atados al precio de tapa”, explica el canillita.

Los vendedores de diarios continuaron perdiendo derechos, incluso los feriados y el Día del Canillita, que recién pudieron recuperar en 2007 cuando se logró establecer el Día Nacional de Descanso del Vendedor de Diarios y Revistas de la República Argentina, fijado el 7 de noviembre de cada año. Así lo establece una ley aprobada por unanimidad por ambas cámaras. “Durante tres años, cada 7 de noviembre hacíamos paro, después del tercer paro salió la ley. De todas formas, tuvieron que pasar dos años más para que las editoriales dejaran de editar los diarios ese día”.

Las medidas de fuerza

Desde noviembre de 2014, las cámaras empresariales no se sientan en la mesa del Ministerio de Trabajo a negociar las paritarias: “Se llamó tres veces y no acudieron, después se hizo un acta pidiendo la presencia de la parte editorial y luego se llamó a dos reuniones más que tampoco vinieron. A partir de ahí se genera una asamblea multitudinaria en el Sindicato donde participaron todos los vendedores y se tomó la determinación que a partir del 17 de agosto y todos los feriados nacionales no se iba a trabajar hasta tanto las editoriales no se sienten a la mesa paritaria”, expresa Cruz Bargas, el secretario de Prensa del gremio.

Por su parte, Dotto cuenta cómo vienen desarrollando las medidas de fuerza: “Hace dos semanas empezamos con el quite de colaboración durante el sábado y el domingo a las empresas que no respetan el porcentaje, hay editoriales que sí lo hacen como Crónica, Tiempo Argentino, Herald y Bae. Ya empezamos con Perfil.

Luego de la adhesión masiva por parte de los canillitas al paro del lunes último, Cruz Bargas se mantiene escéptico con respecto a la respuesta que puedan tener las editoriales: “Nunca La Nación y Clarín han tenido una predisposición al diálogo. Ellos tienen ese doble estándar: en sus editoriales reclaman diálogo, consenso en la sociedad, pero después, con el sector del trabajo que están interrelacionados nunca se sientan, siempre quieren imponer”. Y agrega: “No estamos dispuestos a que nos impongan nada. Es una falta de respeto y un desconocimiento, no solamente al Ministerio de Trabajo, sino de la propia Constitución Nacional, que en su Artículo 14 bis habla de los derechos laborales”.

Durante el paro del lunes 17, se colocaron mesas junto a los puestos de diarios que cerraron para dar explicaciones a los lectores sobre las razones de la medida: “Lo que buscamos siempre -subraya Dotto- es que el lector comprenda que el problema no es solamente de los canillitas. Nosotros lo llamamos paro activo, queremos charlar con la gente y explicarle por qué paramos y contra quién peleamos, eso lo hicimos en todos los paros”.

Otro puesto de diario cerrado en la Ciudad de Buenos Aires.

Otro puesto de diario cerrado en la Ciudad de Buenos Aires.

Actualización 19/08/2015