Por Yolanda Escalada
Fotografía: Deborah Valado

El movimiento obrero cuenta entre sus filas un nuevo sindicato: la Unión Informática (UI), agrupa a los trabajadores de la industria tecnológica, y desde 2013, ha  ganado presencia en las principales multinacionales de todo el país como IBM, Accenture, Atos Origins y NCR. El sindicalismo informático irrumpe así en el mundo del trabajo para aggiornar las prácticas tradicionales e imprimirle su impronta.

Los trabajadores informáticos del siglo XXI  se enfrentan con nuevos y viejos problemas: empresas multinacionales que contratan fuera de convenio, un Estado que busca crecer con inversiones extranjeras, sindicatos históricos que no quieren ceder poder y vacíos legales que permiten la explotación laboral. Estas condiciones tienen como marco de referencia una cultura neoliberal – nacida en los 90 -, impresa a fuego en las relaciones laborales con un alto grado de fragmentación de tareas, trabajo a distancia y desactivación de la capacidad de organización de los empleados. La historia de Unión Informática comenzó en 2010 cuando un grupo de  trabajadores decidió defender sus derechos en una de las compañías más antisindicales del planeta: IBM.

En vísperas de los festejos del Bicentenario, Pablo Dorín, Ignacio González Lonzieme y Christian García, junto a otros empleados de la multinacional tomaron la iniciativa de enfrentar la leyenda corporativa que contaba que si escribían la palabra sindicato en un correo electrónico, al día siguiente vendría un OVNI y los abduciría. En momentos en que su salario se igualaba con el de un vendedor de ropa, la necesidad de mejoras salariales fue determinante para dar el primer paso a pesar de los temores. González Lonzieme, secretario gremial, señala que para la empresa no existía el sindicalismo ni reconocía la existencia de la organización de los trabajadores: “La gente más antigua de la empresa comentaba que siempre había algún sindicato dando vueltas y en cuanto te afiliabas, al día siguiente te llegaba el telegrama de despido”.

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La primera puerta que golpearon fue la de la Central de Personal Telefónico (CEPETEL), histórico sindicato que fue desguazado con la llegada de las privatizaciones y que tras la crisis del 2001 se reorganizó y se unió a la Central de Trabajadores Argentinos (CTA).

Por primera vez en 85 años, este grupo de informáticos logró una elección abierta de delegados en todas las sedes de la multinacional. Sin embargo, la representación gremial no era suficiente ya que los IBMers veían que sus demandas no eran escuchadas y no encontraban respuestas a sus necesidades: «(En CEPETEL) no nos vimos representados, no compartíamos la forma de construcción que tenían. Entonces, decidimos abrirnos y hacer lo nuestro porque queríamos un sindicalismo distinto, fundamentalmente desde  lo desde  lo comunicacional”, cuenta Ignacio, profesional IT de 31 años, estudiante de Derecho, y recuerda las primeras reuniones hasta tarde en Norcenter porque no tenían un espacio propio.

El primer traspié no los detuvo sino que les dio fuerza para golpear la segunda puerta, esta vez en Azopardo 802, y encontrarse en el Edificio de los Trabajadores con Facundo Moyano, diputado nacional y dirigente del Sindicato Único de Trabajadores de Peajes y Afines (SUTEP). “El entendimiento ffue muy rápido. Facundo tiene 30 años, compartimos los códigos y las vivencias. Nos impulsó a tener un sindicato de la actividad dirigido por nosotros y nos puso en contacto con su hermano abogado”, destaca Ignacio en las nuevas oficinas de la calle Estados Unidos, en pleno trabajo de pintura con la ayuda de los afiliados.

El proceso de oficialización implicó más tiempo del esperado. Habitualmente, el Ministerio de Trabajo tarda noventa días en  otorgar la inscripción gremial. Sin embargo, tras varias presentaciones judiciales y manifestaciones en la calle Alem, el trámite llevó dos años y medio. Las razones son varias, según esgrime González Lonzieme: “El gobierno sistemáticamente niega las inscripciones gremiales. En aquel momento el vínculo del gobierno con el moyanismo era positivo y luego cambió, lo cual es probable que haya influido. Pero más decisivo fue el lobby de las empresas que de ninguna forma querían un sindicato».

Unión Informática se caracteriza por sus manifestaciones frente a las empresas con el fin de visibilizar el reclamo con todo el Consejo Directivo presente, huelga, acampe y bombos al mejor estilo del sindicalismo combativo. El 28 de octubre de 2013 recibieron la inscripción gremial y su Secretario General, Pablo Dorín, sentenció en un acto en la CGT que se había acabado la fiesta informática. Un mes después, pararon durante tres semanas en Parque Patricios, la planta de Tata Consultancy Services, una multinacional de origen hindú, hasta conseguir un acuerdo con la empresa para llevar al salario mínimo a $5.000. Actualmente, un sueldo básico en la industria IT ronda los 8000 pesos y a esto se suma presentismo, antigüedad y título, que en muchas empresas antes de UI no eran considerados. Por ejemplo, los empleados de las principales consultoras de software son contratados mientras estudian, se les paga bajos sueldos y se les ofrece «rewards por performance»,  al mejor estilo Mc Donalds. Se trata de  recompensas por efectividad en el trabajo que pueden consistir en vouchers en restaurants y casas de ropa o  gimnasio pago, nutricionista y días de spa. Estos nuevos ingresantes al mercado laboral tienen poco o nulo conocimiento político. Muchos de ellos sueñan con ser Bill Gates pero terminan haciendo testeos de software cuando estudiaron para crearlo. En pocos casos, negocian sus condiciones laborales de manera individual a sabiendas de que en ciertas áreas IT el conocimiento que poseen se cotiza alto por su escasez, razón por la cual trabajan seis meses en un proyecto y luego mudan a otra empresa. “Es una cuestión cultural que está relacionada con el predominio de una cultura individualista que fue ganando terreno en los 90, cuando eestas empresas se hicieron más fuertes. Es difícil que la gente participe, se afilie y realice una medida de fuerza», dice González Lonzieme mientras hace un alto en su trabajo remoto, otra forma de precarización laboral aun no legislada. El hecho de estar bajo el ala del moyanismo los ayudó, pero no les dio ninguna ventaja práctica. “Tratamos de aggiornarnos a las ideas, a la comunicación, a la forma de militar. No es la misma forma de participación que había antes. A veces discutimos la palabra compañero porque es parte de la mística pero no es propio de nuestra disciplina. Si  bajamos con la doctrina peronista no se suma nadie y además está fuera de tiempo. Tratamos que se vayan los fantasmas y el miedo que tiene la gente sobre el sindicalismo. En general, lo que conduce a los jóvenes a meterse en el tema sindical son las ganas de querer cambiar las cosas».

Unión Informática forma parte de Juventud Sindical, la agrupación dirigida por Facundo Moyano que nuclea a los nuevos rubros, tales como Peajes, Jerárquicos de Comercio y Call Centers.  Estos gremios reconocen los defectos históricos del sindicalismo como proscribir a un compañero porque no es peronista o prohibir las elecciones libres, ya que lo consideran prehistórico. El desafío que tiene por delante la UI es el de crear conciencia en los trabajadores IT y empoderarlos para realmente reiniciar el sistema, como postulan desde su eslogan,  con objetivos tan básicos como lograr un Convenio Colectivo de Trabajo y una categorización real según disciplinas y especialidades.