Un diario sin patrón

Un diario sin patrón

«Cuidá la limpieza: no hay más patronal, ni maestranza, ni Dios…», advierte un cartel en el ingreso al edificio del diario Tiempo Argentino. Son las siete de la tarde de un viernes. No hay recepcionista en la mesa de entrada, los distintos trabajadores se van turnando para abrir la puerta y mantenerla cerrada con llave. Hay una sola instrucción para el portero de turno: «¡No firmar nada que llegue por correo judicial!» Muchas habitaciones y pasillos están a oscuras en un intento de aliviar los efectos del tarifazo. Recién en el segundo piso aparecen los trabajadores: unos treinta escuchan atentamente a los miembros de Gráfica Patricios, la cooperativa que imprimió los 35 mil ejemplares del diario que se vendieron en el 24 de marzo último, en la Plaza de Mayo.

En las instalaciones del periódico llaman la atención los colchones y las bolsas de dormir en los rincones. Están ahí porque no existe un momento en que el edificio quede solo: a eso le llaman “permanencia pacífica”. Mañana habrá una jornada de limpieza. De esta manera cuidan su espacio de trabajo.

«Todos los días viene a visitarnos alguien: ayer pasaron Pablo Heller y Marcelo Ramal, y también vinieron a hablar los de La Casona Cooperativa, hotel Bauen, y abogados especializados en el tema», comenta Malva Marani, una de las redactoras de la sección Sociedad. Todos vienen a compartir sus experiencias y alentar la iniciativa de estos trabajadores de prensa que, una semana atrás, votaron por convertirse en cooperativa.

Festival No Al Vaciamiento del Grupo 23, en Parque Centenario, el enero pasado

Festival No Al Vaciamiento del Grupo 23, en Parque Centenario, el enero pasado

La charla con los trabajadores de Gráfica Patricios durará casi tres horas, y responderá inquietudes de todo tipo: «¿Es muy diferente el monto del sueldo que cobraban cuando tenían patrón, del que cobran ahora en concepto de ‘retiro’ como socios de la cooperativa?», lanza uno. «¿Cómo se sobrevive como empresa autogestionada en el contexto político actual?», quiere saber otro. «¿Cómo se hace para hacer negocios con Papel Prensa?», pregunta un tercero. «¿Nos conviene hacer juicios laborales o no?», se inquiere una voz femenina. «¿Cuáles son las diferencias entre una cooperativa y una empresa recuperada?», sigue el cuestionario que parece infinito.

Los obreros gráficos llevan adelante su proyecto desde 2003 y apoyan las iniciativas de empleados en conflicto con sus patrones que deciden hacerse cargo de las empresas en que trabajan, como es el caso de los trabajadores de Tiempo Argentino. «Nosotros les imprimimos los 35 mil ejemplares, ustedes véndanlos. Si los venden, ahí recién nos pagan». Así fue el arreglo que les propusieron un mes atrás, y como resultado tuvieron que imprimir una tirada extra de diez mil unidades más para satisfacer la demanda.

Si bien la idea de trabajar sin patrón suena prometedora, sostenerse en ese camino no parece fácil. «La autogestión es el último recurso que tiene el laburante para sobrevivir», explica uno de los socios de la cooperativa gráfica.

Lazos de lucha

Para los trabajadores de Tiempo Argentino, la decisión de convertirse en una empresa autogestionada apareció como la mejor respuesta ante la crisis. «Llevamos desde diciembre sin cobrar sueldo ni aguinaldo, y encontrar trabajo no es fácil, especialmente en los medios, no están tomando personal», explica Marani. En lugar de dispersarse, la mayoría de sus compañeros optó por mantener sus fuentes de trabajo y pensar una solución colectiva. «Quizás suene idílico pero no es tan así, hasta podría decirse que fue una idea que surgió en medio de la desesperación», sostiene la periodista.

Alfonso Villalobos es editor de la sección de Economía del diario y uno de los cinco delegados de la empresa. Se ríe al recordar una anécdota de este verano, de una ocasión en la que se vio obligado a pedirle a uno de sus compañeros que no estaba en la redacción que ayudara a su mujer a matar una rata en su casa, porque él no podía abandonar su puesto en ese momento. «Hace dos años, no me habría animado a pedirle un favor como ese, pero estar luchando juntos cambió el vínculo entre nosotros», afirma y luego agrega orgulloso: «Ese día mi mujer me llamó y me dijo: ‘Siento que esta lucha me sacó un marido, pero me trajo doscientos’».

Además de periodista, Villalobos es sociólogo. Ahora, junto a otros compañeros agrupados en la ‘Comisión de Economía’, se encarga de llevar las cuentas de la empresa. “He escrito mucho sobre economía, pero estoy muy, muy lejos de tener un perfil orientado a la administración de empresas. Ninguno de nosotros se dedica a esto y lo estamos haciendo igual», comenta mientras escribe números en una planilla de Excel que detalla los ingresos y egresos de la compañía.

Victor Hugo Morales vendiendo diarios en la marcha por la memoria, la verdad y la justicia el  24 de marzo.

Víctor Hugo Morales vendiendo diarios en la marcha por la memoria, la verdad y la justicia el 24 de marzo.

Trabajadores de prensa

«Patrón rima con ladrón», reza otro de los carteles escritos a mano que cuelga de las paredes de la redacción. Hasta el momento, los empresarios dueños de Grupo 23 no han respondido por la situación de la empresa que abandonaron. «Antes de las elecciones le pedimos a Sergio Szpolski, que era el único con el que teníamos trato, que nos dijera qué iba a pasar con nosotros si ganaba (Mauricio) Macri, y nos dijo que no iban a cambiar las cosas», recuerda Marani.

Para Villalobos, era sabido que esto podía llegar a ocurrir, por el tipo de gestiones que realizaban los empresarios con el gobierno en ese momento, y por el propio currículum de cada uno. «Szpolski quebró Banco Patricios, hizo desastres como tesorero de la AMIA. Sabíamos que esto podía pasar, pero si te ofrecen trabajo como periodista en un diario no lo vas a rechazar», afirma el sociólogo y se ríe cuando recuerda que «desde hace años que nos decimos entre nosotros: ‘¡Mirá el día que ocupemos este edificio!'».

Mientras se asesoran sobre la mejor manera de cobrar los sueldos adeudados y erigirse como cooperativa, los trabajadores de Tiempo Argentino pueden mantener a sus familias gracias a los numerosos aportes que realizan distintos sectores de la sociedad. A los recursos obtenidos a través de un “Fondo de Lucha” que organizaron en el verano se suman los recursos que llegan a través de colectas que organizan los colegas de distintos medios: compañeros que trabajan en Clarín, en Telefé, en Canal Trece, en distintas empresas radiales, y también aportes individuales de periodistas. «Entre nosotros no importa la ideología del medio que te paga el sueldo, todos somos trabajadores de prensa», declara Villalobos, y hace énfasis en la importancia de la creación SiPreBa, el nuevo Sindicato de Prensa de Buenos Aires, que volvió a dar fuerza y dinamismo a los reclamos de este sector.

Gestos solidarios

Hacia la mitad de la charla con los trabajadores de Gráfica Patricios aparecen un par de compañeros para repartir una merienda navideña: turrones, garrapiñadas, maíz inflado. «Tenemos un montón de cajas con este tipo de golosinas, porque es lo que la gente nos mandaba en enero y febrero después de las fiestas», comenta Marani mientras abre uno de los paquetes. Han recibido todo tipo de donaciones: los cooperativistas de Gráfica Patricios les enviaron media res que los periodistas tuvieron que esmerarse en cortar en pedazos y dividirla en heladeras para su conservación; desde el Mercado Central enviaron un camión enorme lleno de alimentos; también recibieron donaciones de sindicatos y de grandes empresas como La Serenísima y Carrefour.

Para el inicio de clases, una amiga de Villalobos organizó una colecta de útiles y gracias a eso pudieron asegurarse de que todos los hijos de los empleados pudieran tener sus mochilas llenas al inicio de clases. «Nos vinieron a traer cosas hasta de la escuela de acá enfrente», comenta el periodista sorprendido. «Pero el caso más raro -agrega- fue el de una chica que vive en México que se enteró de la colecta por Internet e hizo una compra online de un montón de artículos a una empresa en Once para hacernos llegar su aporte».

Los trabajadores de Tiempo Argentino también se organizaron para mantener cubiertas sus necesidades de salud. Realizaron una encuesta a todos los empleados acerca de los medicamentos que necesita cada uno, y a ninguno que tuviera una enfermedad crónica le faltaron sus remedios. «Tenemos todo tipo de medicina, incluyendo cajas y cajas de anticonceptivos», afirma Villalobos, orgulloso de la gestión. También fueron visitados por un médico que atendió las consultas de varios de ellos sin cargo. En otra ocasión, se presentó un fumigador solidario para desinfectar la empresa y hasta recibieron el aporte de una peluquera que se ofreció a cortarle el pelo a quienes así lo desearan.

Mateada en la puerta de la redacción del diario Tiempo Argentino y Radio América en reclarmo al no vaciamiento del Grupo 23, en Colegiales.

Mateada en la puerta de la redacción del diario Tiempo Argentino y Radio América en reclarmo al no vaciamiento del Grupo 23, en Colegiales.

Antes de volver al papel

Mientras se preparan para volver a imprimir el diario en formato semanario, los trabajadores realizan todo tipo de labores excepto salir en busca de noticias. «Antes de poder publicar nuevamente necesitamos tener suscriptores, y para eso creamos una Comisión Comercial que se encarga de llamar a la gente para ver si le interesaría abonarse. También estamos considerando hacer convenios con empresas para que nuestros suscriptores obtengan beneficios por estar abonados», revela Marani. Además, antes de poder volver a las calles en formato papel, hace falta asegurarse la publicidad.

Así es como los periodistas de Tiempo Argentino van adquiriendo nuevas destrezas en distintas áreas ajenas a su profesión, algo que suele ocurrir en el camino hacia la autogestión. A la vez que se ocupan de cuidar sus fuentes de trabajo, están atentos a las changas que aparecen, porque hasta que el diario no vuelva a salir impreso, no habrá dinero para sueldos. “Me ofrecieron escribir diez notas por mes en un medio, a 280 pesos por nota, y lo tuve que agarrar”, comenta un periodista.

«Algo que les puede pasar, cuando sean una cooperativa, es que muchos de los socios van a creer que están trabajando en relación de dependencia «, les adelantan los compañeros de Cooperativa Gráfica y se escuchan risas. Por el momento, en la redacción de Tiempo Argentino son conscientes de que se están vinculando de una manera muy distinta a cuando tenían un patrón. «En un momento venir a la empresa empezó a significar otra cosa, se convirtió en un lugar de contención, porque acá estábamos todos en la misma», dice Marani y reflexiona: «La lucha nos hermanó».

Actualización 12/04/2016

“Este diario está por la lucha de los trabajadores”

“Este diario está por la lucha de los trabajadores”

En una de las tardes más calurosas del año, los trabajadores y trabajadoras de Tiempo Argentino se concentraron en Amenábar 23 para continuar visibilizando el conflicto salarial que los afecta desde hace dos meses. La consigna original era llevar a cabo una mateada, con merienda incluida, cerca de las 16 para extenderse hasta entrada la noche. Durante la actividad, protagonistas del periodismo y de la política local se acercaron para expresar su solidaridad y apoyar el reclamo: Víctor Hugo Morales, Cynthia García, Pedro Brieger, Daniel Tognetti, entre otros. Cada uno de ellos contó con algunos minutos para expresar sus ideas en la radio abierta que se llevó a cabo en la vereda y que también fue el escenario para la música en vivo.

En la puerta de la redacción una mesa con facturas, galletitas, mate, limonada y magdalenas amenizaban el encuentro. Quienes se acercaban a la manifestación podían, si así lo querían, colaborar con algo de dinero en unas cajas ubicadas al costado, destinadas a recaudar fondos para los nuevos desocupados y aquellos que aún deben cobrar sueldos retrasados. Alejandro Wall, delegado del diario, contó a ANCCOM: “En Tiempo Argentino no cobramos sueldos desde diciembre, ni cobramos el aguinaldo. El supuesto nuevo dueño, Mariano Martínez Rojas, decidió no imprimir el diario en un lockout patronal clarísimo, como lo caracterizamos y lo denunciamos. Ese día decidimos quedarnos en el diario para hacer guardias nocturnas, permanecer de forma pacífica en la redacción y sostener la defensa de nuestros puestos de trabajo”.

Por el momento, no han recibido ninguna novedad y su causa no parece avanzar. Javier Schurman, subeditor de la sección Política, expresó que esperan que la empresa aclare cuándo y de qué manera van a pagar los salarios adeudados. Destacó la importancia de la visibilización de los conflictos: “Hay muchas plazas de catarsis por lo que está pasando. Tenemos que mostrar el conflicto y la mejor manera de hacerlo es salir a la calle y convocar personalidades que nos ayuden a hacerlo más visible”. En relación a esto, agregó que mientras los puestos en la redacción no se mantienen con la normalidad de meses atrás, sus integrantes realizan un boletín para dar a conocer su situación: “En vez de hacer un diario con noticias nacionales, hacemos uno con información de lo que nos pasa a nosotros, del saqueo que está sufriendo el diario o de las movilizaciones. Porque el cierre de un medio implica mayor precarización para el resto de los colegas”.

Wall argumenta que el vaciamiento del Grupo 23 tiene como dirigentes a Martínez Rojas, Sergio Szpolski y Matías Garfunkel: “Hay 200 trabajadores que trabajaron para sacar el diario a la calle. En los últimos, años, el gobierno nacional les pagó 814 millones de pesos. Como todo empresario, aprovechan la situación del país, con un gobierno que aplica ajuste y que despide en el Estado. Pero acá hay trabajadores que quieren cobrar su salario. Reclamamos la intervención del Ministerio de Trabajo, y que el gobierno nacional (que es deudor porque todavía mantienen deudas con la pauta publicitaria) no le pague a estos empresarios, para que seamos los trabajadores los que cobremos esa deuda”. Liliana Mazure, diputada por el Frente para la Victoria, remarcó: “El negocio de los medios está en el monopolio porque, si no, no se tiene el poder completo. No nos dejemos desvalorizar. Tenemos que encontrar herramientas para reaccionar, para seguir garantizando la libertad de expresión y la pluralidad de voces”.

Los trabajadores convocaron para esta tarde a una marcha desde el Congreso al Ministerio de Trabajo (Callao y Mitre). Allí estaba previsto una audiencia para exigirle a la empresa que se comprometa con un plan de pago para los trabajadores.

Actualizado 10/02/2016