Mucha defensa, pocas respuestas

Mucha defensa, pocas respuestas

“La única verdad es la realidad”. La frase inicial del ministro de Energía, Juan José Aranguren, provocó un irónico corto aplauso entre los diputados peronistas. Y actuó casi como un mantra argumentativo durante su interpelación por el “tarifazo” en el maratónico plenario de las comisiones de Presupuesto y Hacienda, Energía, Consumidores y Obras Públicas de la Cámara baja.

En el reducido espacio del anexo del Congreso Nacional y ante la presencia de unos 130 diputados, el responsable de la cartera de Energía se presentó para explicar -y defender- el “gradual” aumento tarifario dictaminado por el Gobierno y que, por una decisión de la Cámara Federal de La Plata, actualmente se encuentra suspendida y a la espera de una resolución de la Corte Suprema de Justicia.

“Todos los bloques de diputados, excepto el oficialismo, estamos acá para retrotraer el tarifazo”, sostuvo taxativamente  el diputado del Frente para la Victoria y ex ministro de E-Economía Axel Kicillof.

Segundo ruidazo contra el tarifazo de Macri , el 4 de agosto pasado.

Segundo ruidazo contra el tarifazo de Macri , el 4 de agosto pasado.

En las largas mesas ocupadas por los representantes legislativos del kirchnerismo, la protesta contra el gobierno nacional se manifestó en carteles con las frases “Gobierno para ricos, tarifazo para pobres”, “Los servicios públicos son derechos humanos, el tarifazo los vulnera”, “Bajó el consumo de leche, háganse cargo”, “¿Prueba?¿Error? No somos conejillos de Indias”.

El cuestionamiento de todo el arco opositor se unificó sobre la figura de Aranguren como funcionario público por su rol como ex CEO de la multinacional Shell de la que aún forma parte como accionista mayoritario, una clara violación de la Ley de Etica Pública según la oposición.

“La madre de todas las ilegalidades es que usted está ocupando el cargo de ministro, cada decisión que tome, es para beneficio propio”, sostuvo el legislador por Rio Negro  del FPV, Martín Donaite, en unos de los varios tensos pasajes de la discusión.

Entre gritos y aplausos, exposiciones que superaron largamente los tres minutos consensuados y numerosas chicanas, principalmente entre diputados de Cambiemos y del FPV, transcurrió un intenso debate de más de seis horas que se presentó en su arranque, como “respetuoso” y “constructivo”.

Un poco más de 30 minutos duró la fría exposición informativa del ministro Aranguren. El funcionario dio cuenta de los datos que llevaron a que Argentina en estos últimos doce años haya pasado “de tener energía abundante, exportada y barata” a tener “energía escasa, importada y cara”.

“La única verdad es la realidad”, esa fue la frase inicial del ministro de Energía, Juan José Aranguren.

Según sostuvo el funcionario, el actual gobierno recibió un sector que “manifestaba un gran desorden en su funcionamiento, con roles y funciones equivocadas, alta discrecionalidad y falta de transparencia, desabastecimiento y demanda insatisfecha, causada por una distorsión de precios y atraso tarifario, uso ineficiente de energía, caída en la producción y falta de capacidad de generación”.

Entre otras cuestiones, detalló que el aumento de las tarifas se hizo “de la forma más gradual que le permitía la herencia recibida” y remarcó la importancia de la aplicación de la tarifa social, que alcanzó, según el ministro, tres millones de personas en el servicio eléctrico y  un millón en el gas. Sin embargo, evitó explicar los costos de la producción del gas y dar detalles sobre cómo el gobierno construyó los indicadores para diseñar el aumento en el servicio.

Finalizada la exposición, los diputados tomaron la palabra para indagar al ministro.

La  ausencia del ex ministro de Obras Públicas y presidente de la comisión de Energía, Julio De Vido, fue una decisión política. El jefe de la bancada del FPV, Héctor Recalde, leyó una carta del ex funcionario y advirtió que Cambiemos tenía “la clara intención de enfocar el debate sobre lo hecho en doce años en materia energética en su persona en lugar de dar las explicaciones que espera la sociedad, en relación a cuáles fueron los criterios técnicos para determinar el brutal tarifazo”.

Los abucheos y gritos de “se han robado todo” de parte de diputados del oficialismo no demoraron en aparecer. Recalde preguntó que si al momento de aumentar las tarifas el gobierno pensó “en lo que podían sufrir miles y miles de hogares argentinos que no pudieron pagar tarifas un aumento porcentual exorbitantes, de 1500 y 1700 %”.

Recalde también sostuvo que el “accionista de la multinacional Shell” realizó una especial “interpretación” de la Ley de Etica Pública al negar que exista incompatibilidad en su cargo.

Aranguren se defendió con un argumento llamativo. “Ninguna de las personas que forman parte y que han estado trabajando en alguna de las empresas en los últimos tres años o tengan participación societaria, tomen decisiones particularmente vinculadas con estas empresas, por lo que “no hay conflicto de intereses”, explicó.

“Durante estos doce años que estuve trabajando en el sector privado traté siempre de apegarme a la ley. Cada vez que desde la administración nacional ha habido una denuncia,  siempre  me presenté en la justicia y he salido eximido”, arremetió.

La diputada Graciela Camaño (Frente Renovador) sostuvo que para las decisiones que tomó el gobierno “había un mínimo de legalidad que tenían que cumplir y no lo hicieron”, ante la falta de la audiencia pública que indica como necesaria la Constitución Nacional para la determinación de nuevas tarifas.

La batería de preguntas de la diputada, que incluía el pedido de números informes al ministro, disparó las críticas del bloque oficialista al demorarse más del tiempo permitido. Camaño refutó afirmando que ella tenía “muchas preguntas como la mayoría de la gente que no tiene la posibilidad de preguntar y que no sabe de dónde se sacó el porcentaje de aumento tarifario”.

“Nosotros hemos hecho una adecuación de los cuadros tarifarios, siguiendo la capacidad que nos da la ley de emergencia pública, la 25,562, que está vigente hasta el 31 de diciembre del 2017 y en partir de un decreto 120, que se firmó del 2003, que le da capacidad al Estado nacional de ajustar el precio del gas en boca de pozo y por lo tanto todo lo que hemos hecho ha sido legal y obviamente la Corte Suprema decidirá en lo particular”, respondió Aranguren.

El legislador sanjuanino  José Luis Gioja (FPV) tomó la palabra y se permitió una de las tantas chicanas de la jornada. Aseguró que se había sentido “casi conmovido” cuando Aranguren comenzó su primera exposición con una de las frases de la liturgia peronista.

El legislador presentó una abultada factura de gas de un trabajador de la provincia de San Juan, fue cuando le consultó directamente al funcionario si sabía realmente “cuál es el costo del gas en boca de pozo en Argentina”.

En el reducido espacio del anexo del Congreso Nacional y ante la presencia de unos 130 diputados, cientos de periodistas cubrían ayer la audiencia.

“Hay distintos valores dependiendo la inversión de la empresa, según la región, me niego a dar un promedio”, respondió Aranguren. Fue uno de los momentos más tensos de la audiencia.

Gioja repreguntó y, ante la falta de respuesta, citó un informe realizado por la Fundación Bariloche que establece un costo promedio de 1,9 dólares el B.T.U de gas en boca de pozo en el país. “¿Por qué esa diferencia de 1,9 a 5,5 dólares que ustedes fijaron para las nuevas tarifas? ¿Por qué los usuarios tienen que pagar ese costo? Doña Rosa, no tiene que pagar esos costos que son excesivos”, interrogó.

También le manifestó la preocupación que le generó el destino de un grupo de trabajadores del Ministerio quienes habían iniciado una medida de fuerza ante el serio riesgo de que los despidan.

En respuesta, Aranguren remarcó que el preció del crudo lo “regula el mercado” ya que la ley argentina lo determina así y si se desea establecer un precio desde el Estado, “hay que cambiar el marco regulatorio desde el Congreso”. Respecto a los trabajadores comentó que se iba a reunir con representantes gremiales para ver que sucederá

“Rechazamos la extorsión del ministro, del gobierno a la Corte Suprema de Justicia, al Congreso Nacional, al decir que la obra pública se va a parar si no se aplica el tarifazo”, dijo el diputado del Frente de Izquierda Néstor Pitrola durante su alocución, en referencia a las distintas expresiones públicas que han tenido desde el Presidente hasta funcionarios públicos en la semana que la que el alto Tribunal fijará posición sobre el tarifazo. Faltaban apenas unas horas para que la procuradora general, Alejandra Gils Carbó, avalara los amparos contra el aumento.

“Rechazamos cualquier criterio de aumento, queremos ir hasta el hueso de un sistema que fundieron los servicios públicos en los últimos 20 años. ¿Por qué se siguen ocultando las clausulas que heredamos del negocio de (Miguel) Gallucio y Kiciloff con la petrolera Chevron?”, cuestionó Pitrola. Además, denunció que “se están despidiendo miles de trabajadores de empresas petroleras en el norte de Santa Cruz y en Chubut”.

Otro punto de tensión se sucedió con el propio Kiciloff quien fue citado varias veces por el ministro, al explicar el porqué de los precios diferenciales para la producción de gas.

“Esto está mal hecho, hay que hacer tabula rasa”, afirmó vehemente Kiciloff, quien pidió que para salir del atolladero generado por el tarifazo “hay que hacer las audiencias públicas que marca la ley”.

Remarcó que el modelo de “regulación del libre mercado” y “precios internacionales” que tuvo fuerte vigencia durante la década del 90, no es “el modelo que queremos” ya que fueron los causantes de que la cantidad de reservas de gas disminuyeran profundamente, dejando una vez finalizado ese período “reservas de gas para 10 años”.

En contraposición a lo que viene sosteniendo el gobierno nacional, el ex ministro de Economía afirmó que este año “la producción de gas subió un 5%”

Kiciloff pidió que el gobierno nacional “vaya para atrás” respecto a las subas de las tarifas y que luego se discuta “el cuadro tarifario por los próximos cuatro años” y subrayó que  “no sirve la austeridad, porque se  descarga sobre la gente y la gente no puede vivir, no puede comer, y  la industria y la economía inevitablemente se desploma”.

Al finalizar, le preguntó al presidente de la comisión y al ministro interpelado: “¿Van a volver atrás con el tarifazo? ¿Van a escuchar el pedido de las organizaciones sociales, clubes de barrio, sindicatos que ustedes dicen proteger? Porque sino esto es sólo un acto que les permite ganar tiempo para luego continuar con la misma tarifa y a querer cobrar el retroactivo por todos estos meses”.

Aranguren respondió con sequedad: “Este gobierno dio señales de escuchar y por eso están presentes en el salón”. Hubo aplausos de la bancada oficialista.

La férrea defensa del “tarifazo” por parte del oficialismo tuvo al jefe de la bancada de Cambiemos en Diputados, Nicolás Massot, como uno de sus protagonistas centrales.

Sostuvo que “a cualquier Estado le gustaría tener una política de subsidio ilimitado” pero que dicha decisión se tomó “en un momento de crisis” pero que luego se transfomó en una necesidad electoral”, en referencia al sostenimiento de los subsidios que mantuvo los gobiernos de Cristina Fernández.

“Lo peor de todo es que decidimos seguir con esa política cuando perdimos el déficit fiscal”, reafirmó Massot.

 Actualizada 17/08/2016

 

 

Con las tarifas al cuello

Con las tarifas al cuello

Al igual que muchos otros sectores de la economía social, cooperativas de trabajo agrupadas en la Confederación Nacional de Cooperativas de Trabajo (CNCT), la Federación Argentina de Cooperativas y Trabajadores Autogestionados (FACTA) y la Confederación Argentina de Trabajadores Cooperativos Asociados (Conarcoop), entre otras, reclaman desde hace varias semanas a los Ministerios de Energía y Minería y de Trabajo por los aumentos en las tarifas de energía eléctrica, agua y gas. Según los cooperativistas, estas medidas del gobierno nacional ponen en riesgo sus fuentes de trabajo.

“Nosotros no vamos a bajar la persiana, no le vamos a dar el gusto a nadie”, sostuvo con seguridad Julio César Fuque, presidente de la cooperativa textil Kbrones, que pagaba $800 de energía eléctrica y ahora la factura ronda entre $3.500 y $4000. Kbrones fue creada en 2009 en la Unidad Penal 12 de La Plata con el fin de permitir la reinserción laboral de ex convictos, a los que luego se sumaron personas liberadas de talleres clandestinos. Situada en el barrio porteño de Barracas, hoy la cooperativa produce ropa de trabajo y está compuesta por 24 asociados. Sin embargo, entre los aumentos de tarifas e insumos y la apertura de las importaciones los ingresos han disminuido y algunos integrantes decidieron buscar otras alternativas laborales. “Nosotros los entendemos. Estaban acostumbrados a llevarse un retiro muy bueno y ahora que bajó el trabajo tiene que ser equitativo y llevarnos una monedita cada uno a casa para poder pagar la olla. Hay otros compañeros que no están acostumbrados a eso”, se lamentó Fuque.

En el caso del Hotel Bauen, la factura de luz pasó de los 24 mil a los 100 mil pesos mensuales, mientras que la de agua era de 65 mil pesos bimestrales y ahora es de 218 mil. La factura de gas todavía no llegó. Federico Tonarelli,  presidente de FACTA, dice que desde el Bauen se hicieron gestiones con los directivos de AySA y, de las dos boletas que tienen, van a pagar en cuotas sólo una, a la espera de que salga alguna resolución que revoque los aumentos. Tonarelli asegura que es imposible trasladar este aumento a los precios del servicio del hotel y que los ajustes que han hecho no afectan estructuralmente su situación. Una de las medidas que han tomado fue cerrar el espacio del segundo piso donde servían el desayuno a los huéspedes y atenderlos en el bar abierto al público que da a la avenida Callao.

Las cooperativas presentaron recursos de amparo. Sin embargo, Araceli Ferreyra, diputada nacional del Frente Para la Victoria (FPV-PJ), advierte que la presentación fragmentada de recursos es “jugar con fuego”. “Si el juez no ordena a la empresa prestataria que haga una nueva facturación, vos tenés la factura y si no pagás te cortan el servicio”, advirtió Ferreyra. Respecto a la gravedad de los aumentos, la diputada señaló: “Por primera vez, un tarifazo pone en crisis la situación de la economía. (…) Es la primera vez que los empresarios no pueden trasladar un aumento a los precios por la magnitud”. Ferreyra presentó un proyecto de ley que propone la derogación del esquema tarifario sancionado por el macrismo y que el Congreso establezca nuevos criterios para un aumento del costo de servicios.

Plácido Peñarrieta es impresor y hace 14 años trabaja en la cooperativa Artes Gráficas Chilavert, empresa recuperada y autogestionada desde 2002, ubicada en Pompeya. Peñarrieta aseguró que no se puede trasladar el aumento de tarifas y de insumos al producto:“Quedamos afuera del mercado”. En la cooperativa la factura de luz era de $3.000 y aumentó a $15.000. Con el fin de achicar gastos, tomaron diversas medidas: “Ya no prendemos la luz del galpón, literalmente estamos a media luz. Tampoco damos aumentos desde enero y tuvimos que achicar gastos de terceros, como remises y fletes. Intentamos hacerlo todo nosotros, en la medida de lo posible”. También han perdido clientes. “Esto nos achica la esperanza”, dijo Peñarrieta afligido.

ARCHIVO _ Restaurant La Casona, Ciudad de Buenos Aires.

Restaurant La Casona, Ciudad de Buenos Aires. Foto: Archivo ANCCOM

Para Tonarelli, es fundamental no hablar de “tarifas sociales” porque algunas cooperativas como Bauen, Cerámicas FaSinPat (ex Zanón) o la Gráfica Patricios son empresas muy grandes y quedarían por fuera de ese criterio. “Lo que hay que hacer es decir que va a haber una tarifa diferencial para la industria, que muchísimas veces tiene a cooperativas de trabajo como parte del conjunto. Algunas empresas, como Zanón, son muy grandes y superan la categoría de PyMES por la cantidad de trabajadores y niveles de facturación. Entonces es imposible pensar en una tarifa social para una empresa que gasta lo que gasta Zanón en gas, por ejemplo”.  Y agregó: “Lo que hay que hacer es retrotraer todo y buscar porcentajes de aumento que sean racionales y que las empresas estén en condiciones de afrontar”.

A nivel nacional se han presentado dos proyectos que pretenden resolver específicamente el problema de la suba de tarifas para las cooperativas. Por un lado, el de Myriam Bregman, diputada nacional del Frente de Izquierda de los Trabajadores (FIT), propone que las cooperativas de trabajadores de fábricas o empresas recuperadas no paguen los servicios públicos por un plazo de dos años. Por su parte, Héctor Recalde, jefe del bloque de diputados del FPV-PJ, presentó otro proyecto en el que se propone establecer “tarifas diferenciales” para las cooperativas y empresas recuperadas.

Actualización 21/06/2016

El poeta de los pibes wachos

El poeta de los pibes wachos

La editorial Nulú Bonsai puso en circulación Todas las obras acabadas de Ioshua, la primera antología que reúne diversas publicaciones de este poeta “Queer”, creador del “Cumbia gay”, en cuyos trabajos se reflejan el modo de hablar y la estética de los “pibes wachos”. El libro incluye poemas inéditos compilados en fanzines y plaquetas, dos cómics y bocetos inéditos dibujados por el autor, y seis entrevistas que le habían realizado.

 Ioshua, o Josué Marcos Belmonte —como figuraba en su DNI—, fue más que un poeta del conurbano gay. Fue artista performático, dibujante, deejay, y dejó una obra que visualiza la estética de los pibes “wachos” que florecen en la marginalidad. Murió el 23 de junio del año pasado.

“Hacía performances trasheras –dijo a ANCCOM Sebastián Goyeneche, amigo de Ioshua y editor de Nulú Bonsai-. A veces se maquillaba excesivamente, escupía sangre falsa, o ponía una base de música altísima y leía sin que se pudiera entenderle. Tenía una aceptación intermedia. A algunos les gustaba y a otros les parecía muy extraño”.

El libro incluye poemas inéditos compilados en fanzines y plaquetas, dos cómics y bocetos inéditos dibujados por el autor, y seis entrevistas que le habían realizado.

El libro incluye poemas inéditos compilados en fanzines y plaquetas, dos cómics y bocetos inéditos dibujados por el autor, y seis entrevistas que le habían realizado.

Ioshua pasó su infancia en Libertad, un barrio humilde del partido de Merlo. Solía vestir remeras estampadas por sus propios dibujos, que tenían calaveras mexicanas o dos pibes besándose, y usaba gorras al estilo “cumbierocon la palabra Queer. Se lo suele recordar en distintos lugares, como en fiestas, donde él era el anfitrión de la noche, con una botella de cerveza en la mano, rodeado de personas y tratando muy amable a quienes lo elogiaban. O también solitario, reacio a los halagos y vendiendo sus libros en medio de una multitud, como en la Marcha del Orgullo Gay de Buenos Aires, en el año 2014.

Grau Hertt, otro de los editores, contó que lo vio por primera vez en una noche de lectura de poesía, en un Centro Cultural de Almagro. “Él estaba en un costado con sus libros y se lastimaba la yema de un dedo de la mano para firmarlos con sangre –relató a ANCCOM-. Después subió al escenario para leer, aunque estaba con la presión baja por la pérdida de sangre”. Grau Hertt fue el primero que le propuso publicar: “Lo escuché y me pareció que nos estaba poniendo en un lugar incómodo y poco común al pronunciar abiertamente palabras como ‘pija’, o ‘quiero leche’. Pero el foco no estaba en lo grotesco, sino en exaltar la sensibilidad de sus personajes. Él venía de lugares oscuros, en donde es usual usar ese tono. Él lograba mostrar la belleza de su contexto para sacarla de la marginalidad”.

Mucho del material de Ioshua puede verse en el sitio ioshuahomotrash  Este poeta publicó once libros y una decena de fanzines o plaquetas con sus poemas. También había diseñado comics, que en parte fueron recuperados para Todas las obras acabadas de Ioshua. “Dibujate una pija para la portada”, le pidió Grau Hertt; Ioshua agarró una birome azul y trazó el dibujo sobre una servilleta. Luego la idea mutó a incluir un consolador, y por eso la tapa del libro tiene la foto de uno, dorado y con piedras de colores, bajo un fondo rosa y con su nombre hecho con la tipografía de su firma, como al artista le hubiese gustado. El dibujo original está incluido en el interior del libro.

La primera obra que publicó por Nulú Bonsai en el sello Ataque Emocional al Sistema Capitalista fue Pija, birra y faso: una alusión, claro, al filme Pizza, birra, faso, de Bruno Stagnaro, de 1998. En común, los retratos de marginalidad. “Eligió ese título para molestar -señaló Goyeneche-. Para algunas editoriales la estética de Ioshua era mejor mantenerla ahí, en los márgenes. La literatura suele hablar de muchos temas marginales, pero no desde el propio marginal”.

El libro contiene poemas con temáticas de amor, sexo, vicios y marginalidad. Algunos poemas son escritos desde un narrador taxi boy, como “Tigre”:

Por guita siempre es más fácil

Porque así besás sin saber del horror de amar (…)

Porque así no esperás que dure mucho.

 “Él estaba en un costado con sus libros y se lastimaba la yema de un dedo de la mano para firmarlos con sangre –relató a ANCCOM-. Después subió al escenario para leer, aunque estaba con la presión baja por la pérdida de sangre”. dice el editor Grau Hertt.

“Él estaba en un costado con sus libros y se lastimaba la yema de un dedo de la mano para firmarlos con sangre –relató a ANCCOM-. Después subió al escenario para leer, aunque estaba con la presión baja por la pérdida de sangre”. dice el editor Grau Hertt.

Según Goyeneche, Ioshua escribía con un lenguaje coloquial y accesible, pero con contenido profundo y sensible que acercó a muchos jóvenes a la poesía. En cuanto a sus procesos de escritura, Grau Hertt contó que tras plantearse un campo de trabajo, Ioshua iba a la acción. “Involucraba su mirada y su cuerpo  e iba en búsqueda de situaciones y lugares en los que no era habitué –explicó-. Para escribir Campeón, por ejemplo, fue a varios partidos de fútbol, aunque él no era futbolero. Era un modo de construir su imaginario”.

Otro performer underground, Marcelo Arias, alias La Suiti, que compartió con él varias noches de poesía y fiestas, lo recordó así: “Nos hicimos amigos porque nos odiábamos –dijo a ANCCOM-. Con el tiempo me di cuenta de que tenía una coraza. Tenía tanto miedo al otro que lo primero que hacía era bardear”. Grau Hertt matizó ese talante: “Si bien fue conflictivo con sus amigos, era una persona que amaba y mucho –dijo-. Más allá de sus actitudes, él sabía que su obra y su arte vivía en todos nosotros. Muchos van a descubrirlo ahora desde su obra”.

Quizás ese “tener miedo al otro” provenga de su vida y su infancia. Su padre, que era violento con él y con su madre, se suicidó en 1989. Ioshua tenía once años. Pronto su mamá murió; con el tiempo, sus dos hermanas se distanciaron. “En una madrugada junto con él, después de reunir el material para Todas las obras acabadas de Ioshua, nos quedaba pendiente cruzar un límite que no solemos cruzar con los autores, conocer un poco más allá de lo que nos llega como escritos –evocó Grau Hertt-. ‘Goyo’ le preguntó: ‘¿Por qué en tu literatura, siempre planteás situaciones incómodas?’ Recuerdo el rostro de Ioshua. Sus ojos se quedaron fijos y con una sonrisa muy gigante nos respondió: ‘¿Están seguros de que quieren saber?’ Se hizo un silencio. Lo demás fueron cinco horas de escuchar el libro más triste que por suerte jamás fue escrito”.

Ioshua popularizó el amor entre “wachos” a través de poesías que retratan el imaginario de un pibe gay, sensible y de barrio para así, planteó Goyeneche, dejar de lado el estereotipo de pibe del conurbano “que usa gorrita y que sale a robar”. También fue crítico con la sociedad con textos como Clasismo Homo, que reclaman sobre el “Derecho a techo” o  al aborto, con críticas hacia dentro de la comunidad homosexual y a la identidad de género.

Tenía 37 años cuando murió, tras casi tres años de intensos dolores, internaciones y operaciones por un tumor en la médula. Dos días antes de su muerte escribió en Facebook: «Seis días en cama. Débil. Alucinando de fiebre y dolor. Ver gente, amigos, hablar y todo es mi mente. Parece que ya calmo. Y aquí no hay nada ni nadie». Recibió cuatro “Me gusta” y ningún comentario. Su obra, sin embargo, es vibrante e inspiradora para futuras generaciones. “Me parece que estamos ante una potencia que deja mensajes universales y atemporales, que nos identifica como sociedad y que requiere de toda la visibilidad que le podamos dar”, concluyó Grau Hertt.

Cuando cargar la tarjeta es gratis, pero no tanto

Yamila vive en Moreno; cada vez que quiere cargar la tarjeta en su barrio, debe ir al único kiosco en diez cuadras a la redonda que existe. En el local hay un cartel que dice: “Estimado cliente, cada vez que usted carga $10 yo recibo la irrisoria suma de $0,1. Esto es menos que un caramelo. Por lo que me veo en la obligación de cobrar $2 de recargo”.  Lo mismo que vive Yamila, es lo que viven miles de usuarios que habitualmente van a hacer uso de este servicio, que es gratuito, y se encuentran con que el comerciante decide cobrar de 0,50 hasta 5 pesos de sobreprecio contradiciendo la ley. El vecino puede elegir no cargar en el kiosco, pero no todas las localidades tienen más de un punto de carga cerca.

Según la Comisión Nacional de Regulación del Transporte (CNRT), el sistema lo provee Nación Servicios S.A., con la Red de Carga SUBE. En carácter de retribución por el servicio de carga, Nación deberá abonar al proveedor un 3 por ciento más IVA del valor total de las operaciones efectuadas mediante la red de carga y, en caso que la carga se realice mediante canales electrónicos que requieran otra instancia de transferencia de valor,  -el caso de los comercios-, la retribución será de 1,5 por ciento más IVA del valor de la carga.

La Unión de Kiosqueros de la República Argentina (UKRA) es el único organismo que nuclea a nivel nacional a todos los kioscos asociados y vela por los intereses de estos pequeños comerciantes. El presidente desde hace un año, Néstor Adrián Palacios, vincula los sobreprecios a la poca rentabilidad que resulta de proveer el servicio de carga. Desde la organización, hay una propuesta para lograr un mayor beneficio en las cargas virtuales: “No alentamos los sobreprecios desde la Cámara, pero somos conscientes de que las empresas intermediarias, cuando dejan los insumos, lo hacen una sola vez y nunca más;  cosas como el tiempo, Internet y otros, llevan un sistema de trabajo que en rentabilidad es el 1 por ciento, que es lo que estamos tratando de trabajar con el Estado. Propusimos que cada kiosquero tenga una cuenta en el Banco Nación donde cargue un determinado monto. Hoy en día el intermediario es Nación Servicios, las empresas entregan al kiosquero los insumos, que antes debe hacer un depósito de 5.000 pesos. A veces se tarda más de 48 horas en cargar el saldo por lo cual el dinero queda atrapado en la cuenta”. Palacios agrega además que “Nación Servicios contrata empresas y estas reciben un 3 por ciento, por lo cual aducen que no pueden dar mayor rentabilidad a los comerciantes. De esta forma se recae en el kiosquero que queda en el medio entre el servicio y el usuario de la SUBE, volviéndose la cara visible de este sistema de competencia desleal”.

Proveer el servicio de carga no es obligatorio. Sin embargo, son muchos los kioscos que solicitan tener recarga SUBE. Palacios explica que “los kiosqueros lo tenemos como un servicio porque atrae clientela. Pero a veces hay mucha cantidad de gente y poner un empleado dedicado a la carga no es rentable para un comercio chico. Tanto en las cargas de SUBE como de telefonía, el porcentaje de ganancia es bajo, cercano a cero. Nosotros anhelamos que el sistema SUBE lo pueda manejar el banco Nación o Provincia, esto generaría blanquear la plata, la obtención de tarjetas de crédito y débito, la inserción del kiosquero en el sistema bancario. Igual, comprendemos que se trata de un sistema nuevo y que tiene que ser mejorado, y nos sentimos parte de este servicio, porque somos quienes facilitamos la carga de la tarjeta. La idea es que del Estado llegue al kiosquero y de allí al usuario”.

Recientemente, se labraron multas a algunos de los kioscos que cobran recargo por proveer el servicio en la Ciudad de Buenos Aires y otras localidades. Las denuncias suelen ser asentadas por el usuario que ve encarecer este servicio y mediante distintas vías, lleva adelante su reclamo. No existe una asociación de consumidores que trabaje este tema de manera específica, pero la gran cantidad de demandas terminaron con varias multas por parte de la Defensoría del Consumidor en la Ciudad y, en ocasiones, por diferentes municipios.

Frente a esto, el presidente de la UKRA sostiene: “El tema de las denuncias descansa en las ganancias, todo se solucionaría con mayor rentabilidad. Por ahí no se genera tanto conflicto porque se difundió bastante, el usuario entiende que el kiosquero tampoco es que gana tanto. Que hay mucha incertidumbre como comerciante. Queremos mejorar para que no pase más esto. Cuando hay aumentos de tarifas o transporte el monto para el kiosquero sigue siendo el mismo“.

La existencia de sobreprecios en numerosos lugares, genera el interrogante acerca de si es posible lograr terminar con algunos intermediarios a la hora de realizar las recargas de SUBE. Sin embargo, la solución que encuentran algunos comerciantes realizando el cobro de un importe adicional por proveer el servicio es ilegal; pese a los riesgos de inversión, el kiosquero puede elegir reemplazar sus carteles de recargo por un “No cargamos SUBE”.

¿Qué hacer en caso de sobreprecios?

Por ley, en la Ciudad de Buenos Aires todos los comercios que proveen el servicio de carga de crédito virtual en tarjetas SUBE deben exhibir un cartel con la siguiente leyenda: «Sr/a Usuario/a: cobrar adicionales o exigir la compra de un producto por la prestación del servicio de carga de crédito en teléfonos celulares o en la tarjeta SUBE es una práctica abusiva que transgrede lo establecido en el Art 8º bis de la Ley Nº 24.240 de Defensa del Consumidor».

El servicio de carga SUBE es totalmente gratuito. Todo usuario que detecte alguna irregularidad puede comunicarse con la Comisión Nacional de Regulación del Transporte  – CNRT –  al 0800-333-0300 o al call center de SUBE, que funciona en el 0810-777-SUBE (7823) o mediante una denuncia en línea, con el domicilio del kiosco al que se busca denunciar. Para ello, puede realizarse a través de Internet ingresando a la web www.sube.gob.ar.

Por otra parte, si un usuario presenta la tarjeta en una línea o estación habilitada que no tiene la máquina o está fuera de servicio, viaja gratis. Si no le permiten viajar, puede presentar el reclamo en la CNRT. En esos casos, es importante tomar nota del interno o dominio de la línea, fecha y horario del incidente.

Alternativas para la recarga de la SUBE

La recarga de la SUBE puede hacerse en los cajeros automáticos correspondientes a bancos adheridos en todo el país, home banking y celulares que cuenten con la aplicación Link celular. Esta opción convive con la ya tradicional modalidad de recarga con dinero en efectivo en los centros de carga SUBE.

Los montos permitidos para recargar son $50, $80, $100, $120, $150, $180, $200. La suma del monto a acreditar y el saldo de la tarjeta no debe superar los $300. El servicio no tiene costo adicional.

Para utilizar este sistema hay que realizar los siguientes pasos:

1) Asociar la tarjeta SUBE a través de un cajero automático perteneciente a la Red Link y correspondiente al banco del usuario.

2) Realizar una carga.

3) Validarla en una Terminal Automática SUBE (TAS). Para conocer la ubicación de las TAS: www.sube.gob.ar

Los bancos adheridos, por ahora, son:

Banco de la Nación Argentina

Banco de la Provincia de Buenos Aires

Banco Ciudad de Buenos Aires

Banco Credicoop