Benito Cerati habla de Alien Head, su segundo disco

Benito Cerati habla de Alien Head, su segundo disco

Probablemente, para Benito Cerati la música sea el timón al cual se aferró para transitar y superar la oscuridad, dejando en el camino una inconfesable desesperación que se ha ido desvaneciendo al tiempo que pudo anclar su nave, otra vez, en la realidad. La música, como amuleto con el cual deshizo la tempestad, presagia para él un camino que quiere ser de luz. Así se percibe en Alien Head, reciente material discográfico editado con Zero Kill, proyecto al que Benito ha transformado en una banda para sumar a su experiencia otras compañías en una travesía de sonidos que, asegura, serán siempre el retrato de los paisajes que deba transitar.

De la angustia contenida y exorcizada con Trip Tour al alivio de haber llegado a un puerto de luz con Alien Head, Benito Cerati continúa madurando su joven vida trazando un mapa que desde un tiempo a esta parte lo tiene como protagonista. Emprendió un viaje que se va poblando de recitales, giras y composiciones, un cúmulo de experiencias que seguramente continuarán haciendo de él un hombre más liviano y feliz, capaz de trabajar el dolor para obtener siempre un aprendizaje.

Manifestaste que Alien Head es un disco con más claridad en contraste con Trip Tour, al cual definiste como oscuro, ¿cómo transitaste esa mutación?  

Trip Tour tiene mucho de descarga, de exorcizar un presente difícil, y Alien Head es todo lo contrario, como la celebración de la felicidad, de estar bien, de poder divertirme. Costó pero ahora hay otro plano de vida. En estos tres años pasaron muchas cosas, entre las cuales me integré al planeta tierra. Lo gracioso de esta dualidad es que Trip Tour fue un disco cuya tapa era luz, amarillo, y Alien Head tiene una tapa oscura, negra, entonces es un poco como una ilusión óptica, como si la tapa canalizara la oscuridad y la música la otra parte. Una de las cosas que me sacó adelante fue lo que volqué en el primer disco, a partir de ahí me saqué una mochila y empecé de nuevo. Es como decir: “ahora sí está todo bien”; y si bien pasé por momentos difíciles, un poco hasta agradezco haber pasado por todo eso, es hasta más gratificante estar ahora donde estoy, haber llegado a un lugar bien.

Se percibe en Alien Head un giro más hacia la canción, una estructura un poco más rockera, ¿fue una búsqueda consciente?

Siento que lo que pasó con el primer disco es que era como un demo, un “a ver dónde quiero ir”; también tuvo mucho de querer informar todas la cosas que tenía y fui acumulando hasta ese entonces. Quería demostrar todo lo que fui desde que conocí la música hasta ese momento, en el que tenía 18 años. Terminó siendo una cosa desorganizada, dispar. En este disco sucede que hablo de cosas concretas, tiene que ver con lo que me ha pasado solo en estos tres años que han transcurrido entre ambos discos, entonces es un poco menos de información y a su vez es más concreto. Hay también una maduración, por lo menos yo lo noto también en la lírica, hay temas específicos que estoy abordando. En este disco quise divertirme, hacer una cosa graciosa, hasta absurda por momentos. Es mi humor, como soy en la vida real, y un poco quise reflejar que yo también soy esto, que no está todo mal todo el tiempo.

 

¿Cómo te vinculas con la escritura en el proceso de composición?

Escribo mucho, me gusta generar situaciones y no poner límites en lo que se me ocurre, ni musical ni líricamente. En este disco lo primero que se me ocurrió fueron los títulos, los cuales me dieron pie a todo lo demás, desde una frase iba haciendo todo lo que me pedía en cuanto a letra y música, como un rompecabezas donde acomodás las piezas. Relacionando una cosa con otra, pasaba de tener una frase a tener una canción completamente armada. Es la primera vez que lo hago así; tal vez por eso, en este disco las canciones tengan un poco más de estructura, están todas compuestas en el piano y luego con instrumentos, entonces tienen mucha más naturalidad de acordes.

Fotos Nora Lezano / Gentileza Sony

¿Contribuyó a lograr la estructura de las canciones en Alien Head la formación de una banda estable?

Sí, esa era la idea que tenía: que sea un disco más de banda. Por supuesto, también hay invitados, muchos de los que tocaron en el disco anterior también lo hacen en este, pero quería tener una banda estable para poder tener un sonido. Hasta ahora había tocado dos extremos, uno más claro y atmosférico, y otro más electrónico, más frenético. Para lograr una cohesión entre cosas tan distintas decidí que toquen siempre los mismos. Así se fue armando la banda y, a la vez, generando un vínculo más cercano, personal y musical. Estoy muy agradecido con los chicos que se coparon en tocar, porque cuando salimos en vivo, suena casi como en el disco. Además, yo no me considero muy instrumentista, me considero más compositor y fanático de hacer y de crear, y a la hora del virtuosismo me inclino más en los chicos. Con Alfred está más que cubierta la guitarra, con Dana el bajo es impecable, y con Pedro se toca todo en la batería.

Últimamente Zero Kill participó de festivales convocantes y bien heterogéneos en cuanto a la propuesta de estilos, ¿cómo es la experiencia?

Me encanta porque al final sigue siendo música y, más allá de los estilos, la música es lo que a mí me mueve. Nunca pienso en términos de géneros; siento que encasillan. No entiendo mucho a las bandas que dicen: “Nosotros hacemos rock”. Yo hago lo que me dan ganas de hacer y entonces eso también me da la libertad de compartir con toda la gente que está en la misma que yo, aprendiendo de todo lo que hay alrededor en este ambiente. Me guío mucho con bandas que se reinventan, que cada disco es distinto al anterior, que están siempre en una búsqueda de las distintas cosas que les gustan. Yo tengo mucha música en la cabeza, y este es un tipo, pero no es lo que me representa en totalidad.

En ese sentido, ¿en la última canción de Allien Head se presagie como un nuevo giro?

Está buena esa apreciación, me parece que sí, que puede ser como decir “ya escuchaste todo lo que había acá”. Termina con un gospel, quería meter influencias como Michael Jackson y Stevie Wonder en algún lado, por eso el coro gospel del final. Pero no sé si lo próximo irá por acá, o si será más soul, puede tranquilamente ir por ahí.

¿Cómo percibís que recibe el público este disco?

Este disco es un poco más accesible, tal vez sea más cancionero y no tiene pasajes instrumentales,;creo que al público le entra más fácil. Por otra parte, tuvo una respuesta mucho más inmediata y buena que el primero, que al principio nadie entendía mucho de que se trataba y recién después del año me decían que estaba bueno. Este está diseñado más como singles, “Reencarnar” fue el primer tema que hice de todos éstos y salió en dos minutos, fue salir a hacer algo con un estribillo pegadizo, buscándolo sin perder la aventura que tienen que tener todas las canciones. La recepción de los vivos está buenísima; el otro día, por ejemplo, estábamos tocando en Luján y teníamos una fila de personas adelante, cantando los temas. Es una conexión buenísima, porque ves que está pegando de otro lado. Yo, por ejemplo, siempre tengo la sensación que no te escucha nadie, y cuando salís a tocar ves que hay gente que lo escuchó y canta lo que escribiste, es increíble. Está buenísimo que haya gente que te acompañe en el viaje.

 

¿Y con la exposición cómo te llevás?

Bien, me manejo en un ámbito en el que hago música pero no estoy buscando llenar estadios. Me gusta la imagen en todo lo que es el concepto de la banda, pero soy una persona a la que no le gusta figurar mucho.

¿La etapa más experimental y aventurera de tu padre es una impronta en tu camino?

Sí, creo que de donde más me nutro es de ahí. Toda esa época del 91 al 93, entre Amor Amarillo, Colores Santos, Dynamo, siento que todos esos discos son los más influyentes. Son muy lindas canciones, pudo haber dado pie a algo que no ocurrió, la música argentina podría haberse beneficiado de esa riqueza sonora. No solo en las experimentaciones del sonido, sino que las canciones también eran preciosas. Todo lo de los 80 es más clásico, pero me gusta de las bandas cuando sacan un disco y decís; “¿Qué hicieron?” Valoro la experimentación, admiro cuando buscan salir de la zona de confort sin pensar en lo que puede llegar a querer el que te está escuchando. Toco lo que tengo ganas, no me rijo por la gente que dice “agarrá la guitarra”. He intentado hacer canciones más simples pero las descarto porque me aburro al minuto, tengo que encontrar algo nuevo, algo que para mí resulte original y distinto.

Fotos Nora Lezano / Gentileza Sony

Fotos Nora Lezano / Gentileza Sony

¿Y de qué manera te vinculás con tu papá?

Con los recuerdos. Él siempre fue mi papá, al músico lo descubrí después, son dos personas distintas para mí, aunque igual de admirables. También hubo un momento en que tuve que hacerme cargo de mi vida, porque con todo lo que pasó me dejé de lado a mí mismo. Pasaron cinco o seis años y yo seguía en una burbuja trabado hasta que en un momento me di cuenta de que era súper triste todo lo que estaba pasando, pero que tenía que hacer algo conmigo; si no, me hundía. Costó pero lo logré, y me hizo ben, era lo que tenía que hacer, y ahora estamos parados acá, en un buen momento, por esa decisión.

¿Seguís ordenando las piezas del rompecabezas?

Obviamente, eso pasa cuando uno no tiene al lado a un ser querido, perdiéndolo incluso tempranamente. La verdad es que no lo conocí de grande, siempre fui el hijo, no tuve la chance de conversar maduramente por decirlo de alguna manera, entonces lo recuerdo más como un padre de autoridad a diferencia de lo que ocurre con mi mamá, con quien podemos conversar maduramente. Voy entendiendo el lado maduro de la vida, de una manera más adulta tal vez, y veo que no todo es bueno, que no son todos reyes, que no es todo tan puro, alegre y mágico. Eso le pasa a todo el mundo, y uno es todo lo que uno fue. Aunque algunas veces se reniegue, se es ahora porque hemos sido antes.

¿Conservás materiales inéditos de él?

Hay muy poquito, él siempre compuso lo justo, ahí nos parecemos. En Allen Head son nueve temas; los que quedaron en el medio se eliminaron, los quemamos. No gustó, entonces no lo escucha nadie. Debe haber dos o tres temas inéditos, de hecho Siempre es hoy es un disco largo porque había hecho muchos temas y quería ponerlos todos, solo un par quedaron afuera. Pero no son temas, son bocetos, loops; tampoco vale la pena eso, la obra ya está en el aire.

¿Te lo cruzás en el viaje de tus composiciones?

Sí, de hecho hay muchas experiencias que hemos vivido juntos y que nos han disparado compositivamente. Por ejemplo, la canción “Medium” está inspirada en un viaje que hicimos a Nueva York, donde conocimos un museo de médiums. Y la foto de Alien Head está inspirada en eso. Siempre estoy encontrándome en el camino.

¿Y qué consideración tenés del rock argentino?

Siempre ha sido rico. Argentina siempre ha sido destacada en ese sentido, creo que hoy tal vez falta difusión. En su momento han salido unos monstruos -en los setenta, ochenta, noventa-, que hoy siguen siendo legendarios, pero siento que a partir de ahí han habido cosas buenas y que tal vez no llegaron, hay algo que está mal armado. También puede ser que la gente se quedó un poco, ya no se sale tanto a ver bandas. Yo, por ejemplo, voy a Chile muy seguido y allá cambió un poco la cosa, es casi al revés, está creciendo una movida indie pop que está buenísima, veo mucha gente participando, creció mucho en estos últimos años, pero no es algo que esté pasando en el mundo. Siento que acá hay muchas bandas con potencial que tendrían que ser más valoradas, yo por suerte soy muy melómano, entonces siempre estoy descubriendo bandas y sumando más información, pero estaría buenísimo que las bandas que se esfuerzan y hacen música por amor al arte tengan un lugar más significativo en la cultura. Al margen de eso, creo que el rock, la música nacional, sigue siendo igual de impactante que siempre.

 

Actualizado 15/11/2016

“No encuentro arte sin compromiso político”

“No encuentro arte sin compromiso político”

Vinculado desde siempre al dibujo y las artes plásticas, como así también a las experiencias alternativas y contraculturales, Rocambole es el ejecutor de los trazos que dieron forma y aspecto a los paisajes del alucinante viaje de Patricio Rey, probablemente uno de los periplos con más arraigo en la cultura popular de nuestro tiempo. Su estética e impronta han hecho escuela en el campo del rock nacional, al cual ha aportado experiencias de independencia y resistencia  en los márgenes de la cultura oficial en cada tiempo que ha debido transitar. En 1964 ingresó a la Escuela Superior de Bellas Artes, en la que organizó en 1967 una deserción en masa contra la dictadura de Onganía. Allí nació la comunidad autónoma de La Cofradía de la Flor Solar, un grupo interdisciplinario de jóvenes artistas entre los cuales se encontraban, por ejemplo, Kubero Díaz, Miguel Grinberg y Skay Beilinson, entre otros. Desde 1978 fue quien diseñó todas las ilustraciones, ambientaciones, portadas de discos, afiches, escenografías y videos de Patricio Rey y sus Redonditos de Ricota.  

¿En qué medida considera que se expresa su esencia en la obra de Patricio Rey, y en qué medida Patricio Rey se expresa en su experiencia de vida?

Patricio Rey en principio fue, como muchas otras situaciones en las cuales participé, una creación colectiva. A mí siempre me interesaron las propuestas colectivas, me parecen mucho más enriquecedoras que las individuales. En general tiendo a aburrirme con la propuesta individual, en cambio cuando trabajo de forma creativa con grupos o con otras personas me parece que se enriquecen las posibilidades de tal manera que se puede ir por muchos caminos, y realmente me es más edificante.

¿Qué le aportó Patricio Rey a la cultura popular?

El gran aporte de Patricio Rey y sus Redonditos de Ricota fue mostrar la posibilidad de hacer, que es posible realizar situaciones artísticas o de cualquier índole saltando por sobre las propuestas que nos da el sistema. Ellos demostraron concretamente que una banda podía ser inmensamente popular sin tener que pasar por los condicionamientos que había al respecto: “que tenían que hacer televisión, que tenían que dar notas, que tenían que tener mucha difusión”. Una a una esas propuestas las fueron demoliendo, nunca aparecieron por televisión, daban notas cuando querían. Demostraron que se podía ser independiente aún cuando se consideraba que el sistema era invulnerable, porque cuando empieza el rock nacional había cosas que debían hacerse sí o sí, y si un grupo no tenía un productor, no firmaba con una grabadora multinacional, no era nadie, no existía.

¿Ese es tal vez el rasgo por el cual los jóvenes se han apropiado masivamente de la experiencia?

Claro. Hoy tengo mucho contacto con la imprenta con la cual empecé a trabajar cuando hice los primeros envases de Los Redondos, y esa imprenta luego fue como una especie de foco donde concurrieron cantidades de bandas independientes. Hace un tiempo me mostraron un catálogo de miles y miles de grupos y todo eso era impensable antes que Los Redondos demostraran que se podía ser independiente.

¿Cree que puedan volver a darse condiciones como para que del campo del rock surja nuevamente una experiencia contracultural tan masiva?

No creo que un grupo pueda transitar exactamente el mismo camino que Los Redondos porque ellos, como todas las cosas, fueron producto de una coyuntura y de una época. En estos tiempos donde la independencia es moneda corriente no creo que sean los mismos caminos los que conduzcan a un grupo a destacarse. Hay, a su vez, otros caminos que son inamovibles, creo que un grupo que haga buena música, que tenga una poesía fantástica y seductora, que tenga un guitarrista de un perfil y de un gusto tan sutil como el de Skay, que tengan un cantante con una voz como la de Solari y si, finalmente, le sumás algunas imágenes más o menos interesantes, y creo que ahí tenés una cosa imparable. Ante todo, el producto debe ser bueno, ese es el compromiso del artista con la obra. No cualquiera que se crea artista porque pondere alguna ideología política va a ser el más militante o el más comprometido. Yo parto primero del compromiso del artista con la obra.

"No creo que un grupo pueda transitar exactamente el mismo camino que Los Redondos porque ellos, como todas las cosas, fueron producto de una coyuntura y de una época", explicó Rocambole a ANCCOM.

«No creo que un grupo pueda transitar exactamente el mismo camino que Los Redondos porque ellos, como todas las cosas, fueron producto de una coyuntura y de una época», explicó Rocambole a ANCCOM.

¿Desde el inicio de la experiencia pudo advertir el potencial artístico y el compromiso que la obra perfilaba?

No, para nada. Conozco a la mayoría de los que después integraron Los Redondos desde jóvenes, qué me iba a imaginar a los 15 años que la Negra Poli iba a ser la Negra Poli. De todas maneras nos unió un cierto pensamiento, lecturas compartidas, películas que nos gustaban, cultura… Desde amar a la Revolución Cubana hasta ver películas de Tarkovski. Había una comunión de pensamientos culturales que encima se daban en una época en que cierta rebeldía juvenil era como un suceso, porque fueron las épocas a fines de las ‘60 donde todo se conmovió, sobre todo desde el terreno de los jóvenes.

Un momento en el que surge la juventud como un actor social protagonista.

Claro, a fines de los ‘60 la Argentina era buen puerto para toda clase de cosas que llegaban, desde la Revolución Cubana, pasando por el rocanrol, el arte pop, el trotskismo, el foquismo, de todo. Había discusiones constantes en los bares, había mucha cultura de bar, era primordial ir con un libro bajo el brazo y después iniciar una discusión sobre temas políticos, sociales, filosóficos. Había mucha intensidad y no solamente en las clases ilustradas, porque quizás incluso dentro de la universidad no había tanta discusión como en la cultura bohemia. Fueron los inicios de la cultura beat, del hippismo, del orientalismo, mezclado con criterios políticos, era un rico cocktail.

Oktubre es tal vez el arte más representativo en su obra junto a Los Redondos, pero ¿cuál es el arte que más ha disfrutado realizar de toda la discografía?

Del disfrute me acuerdo en el después, en el momento recuerdo la transpiración (risas). Hubo momentos de gran presión, por ejemplo después de Oktubre, cuando nos propusimos hacer un disco y la próxima tapa debía ser mejor que la anterior, era sine qua non. Después vino el Baión, vino Bang Bang, vino La Mosca y La Sopa, y me acuerdo que cuando pintó hacer Luzbelito ya la idea era innovar en el envase, ya no hacer una ilustración o una gráfica, sino pasar del diseño gráfico al diseño industrial. Entonces ahí la propuesta era más ambiciosa porque estábamos pensando que, por un lado, había empezado la piratería con gran fuerza y pensábamos que si se hacía un objeto que tuviera un carácter de pertenencia para el fan iba a propiciar que la gente quisiera tenerlo y, por otro lado, también para esa altura Los Redondos tenían la suficiente capacidad económica como para producir cosas ambiciosas. Entonces, en Luzbelito empezamos a pensar en un disco objeto, donde el envase simulaba un antiguo álbum de música clásica. Después de eso ya vino la presión de hacer otra vez algo mejor, y el Ultimo Bondi ya fue una tarea que estuvo plenamente más dentro del diseño industrial que del diseño gráfico, y luego Momo Sampler… menos mal que se separaron a tiempo porque qué tendría que haber hecho después (risas).

Conocedor de la dinámica creativa de Patricio Rey, ¿considera usted que han quedado cosas en el tintero?

Sí, creo que quedaron muchísimas cosas en el tintero porque un disco es solamente un poquito de toda una situación. Por ejemplo, muchas de las letras de Solari partían de un libro eterno que estuvo escribiendo desde los 20 años y que todavía no terminó de escribir, y que en muchos pasajes de ese libro, el cual he tenido la fortuna de que me permitiera hojear, hay frases que ha usado en muchos casos en muchas letras. Creo que ahora se ha propuesto editarlo, lo escuché manifestarse al respecto, el famoso Delito Americano. Ahí hay grandes tramos donde podemos reconocer el origen de muchos poemas. Y por otra parte yo soy frecuentador de la casa de Skay, y él es puramente músico, se pasa de la mañana a la anoche con su guitarra probando reefs, y no por nada cuando sube al escenario le salen fluidamente, porque los practica constantemente. Nunca vi magia, siempre vi laburo, ensayo. Puede que exista el genio ese al que le cae un rayo del cielo y es genial, pero yo no lo conozco todavía.

Al ser consultado acerca de ciertas críticas prejuiciosas hacia su obra, como si la misma fuera una mala influencia para los jóvenes, usted ha respondió que eran los medios de comunicación que lo inspiraban. ¿De qué manera lo inspiran hoy los medios de comunicación?

Y cada vez más. A veces me han preguntado por el estilo, si me considero expresionista, impresionista, si soy pintor, dibujante, o diseñador, y en algún momento empecé a contestar que yo era paisajista. Que simplemente trataba de expresar lo que veía a mi alrededor y el paisaje de los medios era para mí muy importante, porque muchas de las cosas que me conmueven aparecen en los medios como noticias, e incluso a veces como distorsión. Y de la misma manera que un pintor puede pintar un bodegón, unas cuantas frutas sobre la mesa, u otro puede salir al campo y pintar colinas, llanuras o árboles, yo hago lo mismo respecto de la realidad que me circunda, que me bombardea, y hoy me parece que la agresividad del bombardeo mediático superó todo lo que pueda hacer. Hace poco contaba que me reía mucho con la Revista Barcelona, pero que ahora muchos medios han superado a la Revista Barcelona, he leído algunas Barcelonas últimamente y casi no me causan gracia, y es que son superadas por los hechos más graciosos, paradójicos, aberrantes y complicados que narran los medios de comunicación.

Actualmente presenta su libro Arte, Diseño y Contracultura de manera independiente y recorre buena parte del país. ¿Cómo es la recepción que encuentra en las presentaciones? ¿Hay una avidez por la contracultura?

La verdad que es sorprendente. Primero la persistencia del fenómeno de todo lo relacionado con Los Redondos, me parece increíble. Se disolvieron alrededor de 2001, estamos a unos cuantos años y no me puedo explicar ese fenómeno. Y resulta que cuando vamos a presentar el libro, se acerca mucha gente. Vamos por la tercera edición y me alegra porque transitamos el camino de la independencia, hemos trasladado la experiencia vivida con la música a la parte editorial. Y si bien el libro no es masivo, sí se difunde bastante porque también está ligado al aura de Los Redondos. Habría que ver qué pasaría con libros que no tuvieran que ver con la impronta redonda y que se hicieran de una manera también independiente.

¿Es optimista de cara al futuro en lo que respecta a la contracultura y a la resistencia cultural?

Creo que es el camino, se abren y se cierran alternativas. Una gran alternativa que posibilitó que pudiera hacer el libro es la aparición de estos sitios de internet donde se propone un proyecto que puede ser financiado previamente. Este libro se editó por el blog de Panal de Ideas, un sitio donde uno propone un proyecto y se van consiguiendo adhesiones que ayudan a editarlo, y cuando el libro se edita recibís el ejemplar que pagaste previamente y, si no se realiza la edición, recibís nuevamente el dinero. Por otra parte creo que hay más propuestas contraculturales que oficiales, veo líneas de trabajo en el arte callejero, en el área de los grafiteros, en los centros culturales independientes. Sin embargo, hay que considerar con atención que pareciera ser que lo contracultural de alguna manera se ha vuelto una moda, porque sabemos que el sistema tiene la capacidad de absorber toda innovación, cortarla en pedacitos, quitarle la polisemia inherente al mensaje, y luego distribuirlo y venderlo. Ahí está la cuestión y el desafío de estar alertas para cuando aparezcan los centros culturales en Mcdonald’s (risas).

¿El arte despojado del compromiso político está destinado a la frivolidad o es la frivolidad el compromiso político de cierto arte?

Yo no encuentro arte sin compromiso político, para un lado o para el otro. El simple hecho de decir que no se tiene compromiso es una actitud política en sí, y esa actitud la expresará el artista a través de su arte, porque no puede decir una cosa y expresar otra. El arte, incluso, a veces aparece como una cosa más transparente que la palabra sola, aislada. Creo que todo arte tiene compromiso político, pero no creo que todo compromiso político sea arte. No creo que el arte tenga que estar atado a nada, el arte naturalmente surge comprometido cuando vos estás comprometido.

¿Este momento demanda el compromiso para el artista de poner el cuerpo junto a su obra?

Creo que es una demanda para todos. En estos tiempos toda la sociedad está demandada. Es responsabilidad de todos como pueblo hacernos responsables de las situaciones gubernamentales que tenemos. No vamos a romper la democracia, pero hagamos al menos una exigencia a nuestros gobernantes de todo orden. No dejar pasar cosas, estar trabajando con nuestra energía en lo que sepamos hacer para cuando llegue nuestro momento.

"Muchas de las letras de Solari partían de un libro eterno que estuvo escribiendo desde los 20 años y que todavía no terminó de escribir, y que en muchos pasajes de ese libro, el cual he tenido la fortuna de que me permitiera hojear, hay frases que ha usado en muchos casos en muchas letras. Creo que ahora se ha propuesto editarlo, lo escuché manifestarse al respecto, el famoso Delito Americano", contó Rocambole.

«Muchas de las letras de Solari partían de un libro eterno que estuvo escribiendo desde los 20 años y que todavía no terminó de escribir, y que en muchos pasajes de ese libro, el cual he tenido la fortuna de que me permitiera hojear, hay frases que ha usado en muchos casos en muchas letras. Creo que ahora se ha propuesto editarlo, lo escuché manifestarse al respecto, el famoso Delito Americano», contó Rocambole.

Actualizado 25/05/2016

Artistas cartoneros actúan en Suiza

Artistas cartoneros actúan en Suiza

Frida León Bèraud, actriz y titiritera argentina, radicada en Suiza hace más de 15 años, armó un proyecto sociocultural con un grupo de jóvenes recicladores urbanos que trabajan en la cooperativa El Amanecer, en Parque Patricios. En julio de este año estrenaron la ópera Mozart en Moscú en el teatro 25 de Mayo y el mes próximo viajarán a ese país europeo para presentar cinco nuevas funciones en  el Centro Cultural Kulturmarkt de Zürich. ANCCOM dialogó con los principales representantes de una movida que combina cultura con promoción social.

El proyecto de Frida comenzó hace más de dos años, cuando conformó la Asociación de Cooperativas para el Apoyo a Jóvenes Cartoneros de Buenos Aires junto a un grupo de amigos suizos con el fin de trabajar en Argentina con poblaciones juveniles. La idea era que, a través de un taller, los chicos aprendieran a fabricar títeres con los materiales reciclables y, a la vez, que pudieran maniobrarlos con el objetivo final de montar una obra. En el 2014, luego de varios contactos sin éxito con otras cooperativas, la titiritera llegó a El Amanecer.

Durante estos últimos dos años, Frida viajó desde Suiza a Argentina en varias oportunidades, para realizar los talleres en Parque Patricios. Se quedaba una semana en el país y les daba a los chicos un curso intensivo todos los días. Luego, al irse, los dejaba con algún colega y con tareas asignadas, mientras pensaba e iba esbozando los diseños de los nuevos títeres para mostrárselos en la siguiente visita. “Los hicimos todo con el material que encontrábamos acá. Salíamos, mirábamos qué había, los íbamos trayendo y empezábamos a armar”, recuerda sobre la realización de los muñecos que forman parte de la ópera.

Marlene Gómez y Natalí Párraga titiriteras que forman parte del grupo de "Mozart en Moscú" espectáculo lírico teatral. Los títeres de la obra los realiza este grupo que pertenece a la cooperativa "El amanecer" con materiales reciclables.

Marlene Gómez y Natalí Párraga titiriteras que forman parte del grupo de «Mozart en Moscú» espectáculo lírico teatral. Los títeres de la obra los realiza este grupo que pertenece a la cooperativa «El Amanecer» con materiales reciclables.

Mientras viajaba a Suiza, presentaba informes sobre el proyecto a las distintas asociaciones que lo apoyaron. Una de ellas, Avina, aportó el pago por  las horas de trabajo de los chicos en el taller, así como también la de los ensayos y las funciones. “Se trabajó como si fueran profesionales porque la idea era abrir una ventana en Suiza donde digan: ´Ah, el nivel es bueno… ¿pero de dónde vienen?´. No pasa por una cuestión de que acá es el Tercer Mundo, como ellos se lo imaginan, sino que hay gente muy bien preparada, que no tiene una oportunidad”, comenta la actriz.

Marlene Gómez (18), Natalí Párraga (20) y Facundo Gómez (21) son los tres titiriteros de la ópera Mozart en Moscú. Los tres trabajan en la cooperativa El Amanecer y en el marco de otro taller aprendieron a diseñar carteras, delantales, cuadernos, cartucheras y otros elementos con el plástico reciclado. Actualmente tienen su propia marca llamada Trasplástico y se dedican a comercializar estos productos. Natalí Párraga vive en la Villa 31, donde conoció a Facundo Gómez, que la acercó a la cooperativa. La joven recuerda sobre el estreno de la ópera: “Era ensayar y ensayar lo mismo todo el día.  En la primera función  hubo nervios pero salió todo bien. Fue una experiencia nueva, aparte que venga tu familia y que vea lo que hiciste”.

Por su parte, Marlene, de Villa Fiorito —Lanús—, comenta su experiencia arriba del escenario: “Al principio no me gustaba la idea de tener que estar delante de mucha gente. Después fui a los ensayos, me fue gustando y me terminaron convenciendo”. El 20 de enero, los chicos viajarán junto a otros cooperativistas a Zurich: David Aguirre (21) -que participó en el armado de los títeres junto a sus compañeros- y Cristina Montiel (36) ex cartonera que ayudó en la confección del vestuario y también estuvo en los talleres que dictó Frida sobre la realización de los títeres. Ambos van a ser los tramoyistas de las funciones.

Productos que realizan en el taller de Trasplástico.

Productos que realizan en el taller de Trasplástico.

Además viajará Roberto Díaz, quien realizó parte de la escenografía con cartón reciclado en la versión de la obra en Buenos Aires y que dará una charla en Suiza sobre su trabajo. También lo hará Matías Tarando, que es el administrador de la cooperativa y volará para apoyar a los chicos. Durante la estadía en Zürich, se alojarán en la casa de conocidos de Frida en Suiza. “Vamos a estar dos en cada lugar. Me intriga estar en la casa de un suizo. Además, es la primera vez que me separo de mi familia”, explica Marlene Gómez.

Por otro lado, también viajan cinco cantantes que son estudiantes provenientes de la Universidad Nacional de las Artes —UNA—, el director musical, Sergio Ratti y el actor que personifica a Mozart, Francisco Lumerman. Los cantantes tendrán la posibilidad de audicionar en uno de los teatros de ópera más reputados del mundo, como es la Scala de Milán. Francisco Lumerman comenta sobre la experiencia de formar parte de la Mozart en Moscú, junto a los chicos de El Amanecer: “Me siento muy afortunado de poder participar de un proyecto que tiene una parte social tan valiosa. Hay algo específico de la ópera, que en general es un mundo de alta cultura, y me parece que está bueno hacerlo para todos, y  eso está en el espectáculo. Todos estamos tirando para ese lado, creo que los distintos lugares de los que venimos lo hace mucho más rico en el intercambio.”

En Mozart en Moscú se da la particularidad de que confluyen distintos tipos de experiencia con el arte. El director de la ópera, Jorge Arbert, es uno de los encargados de  nivelar estos factores para que no repercuta negativamente en el escenario. “Por un lado, está el desafío de que la obra tenga un valor artístico alto pero otra cosa muy importante van a ser las experiencias personales que cada uno se va a llevar. Tanto los chicos del reciclado urbano, para los que va a ser un gran paso, como para los solistas, que son jóvenes semiprofesionales, que a lo mejor se les van a abrir otras puertas estando allí.”, sostiene.

 La puesta en escena de la ópera en el Centro Cultural Kulturmarkt de Zürich sería el resultado de un largo trabajo iniciado por Frida León Bèraud, que volvió a  Argentina con el objetivo de contribuir y enriquecer la vida de distintas personas. Frida señala sobre el recorrido transitado: “Para mí es como un sueño hecho realidad, lo loco fue plantar una semillita, traer una idea que se contagió. De repente todos estaban laburando por esto, y todos estaban felices, nadie perdió nada. Todos salieron ganando de alguna u otra forma”. Luego sentencia: “Esas sinergias se dan a través de iniciativas de gente común, desde abajo, yo creo que la única forma es esa.”

  Además de la aventura del estreno de la ópera en Buenos Aires en julio pasado y el viaje que los espera a Suiza, todas las vivencias del grupo de recicladores son registradas por las documentalistas Victoria Piczman y Britta Shoening. Las cineastas también van a ir a Suiza para documentar  audiovisualmente la experiencia del viaje.  Piczman reflexiona al respecto: “Para mí les va a cambiar las vidas, el choque cultural va a ser muy fuerte. Me interesa mucho y quiero filmar sus caras, cómo van a ver ese otro mundo. Son chicos que su realidad de vida es muy distinta, y ya fue un primer escalón ponerse en contacto con un teatro con lo que eso implica. Es muy distinta esa relación con el arte”.

Para poder llevar la ópera a Suiza y lograr financiar la estadía de todo el grupo allá es necesario juntar 25 mil dólares.  Piczman inició una campaña llamada Mozart reciclado, con el fin de recaudar fondos, ya que hoy en día no tienen el dinero suficiente como para poder costear el viaje. Se aceptarán donaciones hasta el 28 de diciembre a la cuenta corriente del Banco Provincia a nombre de Juan Belvis,  Nº 4001-50389/5  CBU 01400014-01400105038952.

Cristina Montiel, Natalí Párraga, Marlene Gómez, Héctor Romero y Frida León Béraud.

Cristina Montiel, Natalí Párraga, Marlene Gómez, Héctor Romero y Frida León Béraud.

 

Actualizado 20/12/2016

“Patrimonio moral de nuestro país”

“Patrimonio moral de nuestro país”

En un mes de conmemoraciones por los 39 años de la conformación de Abuelas de Plaza de Mayo, con el regalo de haber reencontrado al nieto 121, el sábado se realizó el Festival Aniversario «Cantando con las Abuelas» en el Espacio Memoria y Derechos Humanos (ex ESMA). Allí los artistas de Nonpalidece, La Delio Valdez, Pléyades y Malena D’Alessio en Bandada quisieron homenajear al organismo defensor de los derechos humanos y seguir haciendo visible la lucha por la búsqueda de los nietos y nietas apropiados durante la última dictadura cívico militar. La iniciativa nació de los músicos, que en colaboración con el Centro Cultural de la Cooperación Floreal Gorini (CCC), el Espacio Memoria y la Asociación Abuelas de Plaza de Mayo lograron concretar una celebración que juntó a más de diez mil personas en la plaza de los Derechos Humanos de la ex ESMA. La conducción estuvo a cargo de Conrado Geiger y Eduardo De La Puente y como invitado sorpresa se sumó Juanse, el líder de Los Ratones Paranoicos, quien aportó el espíritu rockero al festival.

Los artistas Nonpalidece, La Delio Valdez, Pléyades y Malena D’Alessio en Bandada quisieron homenajear a las Abuelas.

El predio de la ex ESMA se fue llenando de a poco desde temprano, los grupos que iban llegando se apropiaban de cada rincón, frente al escenario, en las veredas, los que buscaban un poco de sombra, más cerca de los edificios que hace 40 años funcionaban al servicio de la tortura y exterminio del pueblo argentino. Los jóvenes abrazaron la plaza de los Derechos Humanos a lo largo de toda la tarde y las Abuelas sintieron el afecto al subir al escenario, casi al final del homenaje: «Si ustedes supieran el espectáculo que se ve desde acá arriba, el amor y el calor que viene para este lado. Nos hace tan bien para esta lucha que sigue y le falta tanto», dijo Estela de Carlotto, acompañada de las Abuelas Buscarita Roa, Delia Giovanola y Berta Shubaroff,  y de un numeroso conjunto de hijos de desaparecidos y nietos restituidos. «Esta lucha comenzó por algo: el amor por los hijos, los nietos y todos los que lucharon para tener un país mejor. Tenemos la democracia más larga de nuestra historia, y eso es por ellos. La democracia es una palabra sagrada», agregó la presidenta de Abuelas de Plaza de Mayo.

Malena D´ Alessio, música rapera e hija del desaparecido José Luis D´ Alessio, hizo referencia al desprestigio que algunos sectores pretenden verter sobre los organismos de  Derechos Humanos: «La campaña de desprestigio llegó hasta nuestras Madres y Abuelas, patrimonio moral de nuestro país, que nos representan en el mundo como símbolo de lucha y amor. Por eso les hacemos este homenaje, para mimarlas y decirles que el día que no estén físicamente, hay juventud, hay músicos, hay nietos y hay hijos que vamos a tomar la posta de su lucha».

Dentro del edificio Cuatro Columnas –emblemático por ser la cara visible de la Escuela de Mecánica de la Armada desde la avenida Del Libertador-  se concentraban los músicos y aguardaban las Abuelas para ser homenajeadas. Allí todos se sacaron fotos y cantaron espontáneamente el Feliz Cumpleaños. Estela colocó sus manos sobre sus mejillas ruborizadas mientras sonreía. Luego apareció entre la gente Juanse y saludó afectuosamente a cada una de las Abuelas. «Gracias a Dios cada vez hay más chicos que se reencuentran con la identidad», dijo el líder de los Ratones Paranoicos.

Mientras la música continuaba sonando en la plaza, en una de las oficinas del edificio Cuatro Columnas la banda Nonpalidece tuvo un momento íntimo con Abuelas y nietos. El cantante Néstor Ramljak recordó la participación de su banda en el primer concierto de «Reggae por la Identidad», en el 2006. Allí pudo conversar con Horacio Pietragalla, restituido en 2003, quien desde el Área de Prensa y Difusión había organizado el festival. Hoy se volvían a encontrar: «Me contaste que vos con la mamá que te había criado sentías algo que no entendías bien qué era, pero que no era lo que vos suponías respecto a una mamá. Y que después te cerró todo». Hubo risas cuando Horacio agregó lo imposible que hubiese sido que fueran sus padres por la gran diferencia de altura. Durante la charla, los integrantes de la banda estaban sentados en el piso y las Abuelas alrededor, en sus sillas. Cuando los fotógrafos comenzaron a retratar el encuentro, la abuela Delia Giovanola sonrió y dijo a sus compañeras de lucha: «¿Ustedes pensaban que iban a tener a tantos hombres a sus pies?». Siguieron las risas, las palabras de afecto, los recuerdos.

«Nos hace tan bien para esta lucha que sigue y le falta tanto», dijo Estela de Carlotto, acompañada de las Abuelas Buscarita Roa, Delia Giovanola y Berta Shubaroff.

En la plaza la atmósfera que atravesaba a todos los artistas, a las Abuelas, y a muchos de los concurrentes era la ambivalencia. La ex ESMA había sido entre 1976 y 1983 un centro clandestino de detención y exterminio, y ahora es un espacio de celebración: «Todo esto nos rodea de gente joven y de alegría. Es un premio que hoy un lugar como la ex ESMA esté lleno de música. Lo hemos logrado entre todos. Nunca estuvimos solas. Siempre tuvimos apoyo de grupos de la música, de la poesía, del teatro, entre otros. Esto no termina acá, esto sigue», dijo Giovanola en diálogo con ANCCOM. La abuela Buscarita Roa reflexionó: «Es un lugar que me provoca mucha angustia, aun hoy no me gusta venir. Pero me gusta que se hagan eventos acá, que se llene de música, de comedia, los jóvenes no tienen la culpa de lo que sucedió en este espacio. Esto lo llena de vida».

Los artistas también dialogaron acerca de lo que significó festejar allí. Tomás Aristide, integrante de La Delio Valdez, recordó que ellos habían tocado en otros festivales y que quizás la primera vez que una banda toca música tan alegre en un lugar como ese puede resultar chocante. Fueron los trabajadores del Espacio de Memoria y Derechos Humanos quienes les decían que era una manera de resignificar el espacio, de sacar lo oscuro que sucedió. El cantante de Pléyades e integrante del CCC, Luis «el Chino» Sanjurjo dijo: «Propusimos este espacio porque queríamos generar un hecho político cultural en un lugar donde todavía queda por saber qué pasó con los compañeros desaparecidos. Queremos celebrar la vida donde nos quisieron imponer la muerte. Queremos transmitir la memoria de la lucha de las Abuelas». La voz de Nonpalidece, en diálogo con ANCCOM señaló que el festival funciona como un disparador: «Que la banda venga a tocar al 39º aniversario de Abuelas a este lugar donde pasaron cosas horribles es un mensaje muy claro que le estamos dando a nuestro público. Mucha gente que quizás sólo vino a ver la banda, de repente estando en este lugar escucha lo que pasó, escucha a otros hablar, y eso genera que la historia siga viva para no repetirla».

Actualizado 1/11/2016

“Los músicos tienen que luchar por los espacios públicos para la cultura y el trabajo”

“Los músicos tienen que luchar por los espacios públicos para la cultura y el trabajo”

Hernán De Vega, popularmente conocido como El Cabra, forjó en su paso por frigoríficos y fábricas una conciencia de clase que con el tiempo se convirtió en su principal herramienta para emprender el oficio de cantautor. Poseedor de una lucidez y un sentido de la ironía amasados al calor de sus años como artista callejero, se inició en la música conociendo apenas tres acordes y poniendo en palabras la cristalización de un clima de época, actividad que marcaría su carrera artística. Junto a Gabriel Hemo, en 1992 fundó Las Manos de Filippi, una propuesta musical con alma de rock pero capaz de fusionar distintos estilos musicales, desde el ska hasta la cumbia pasando incluso por el tango. También ha explorado el tango y la cumbia con proyectos paralelos que, en muchas ocasiones, han agudizado sus críticas e ironías en nuevos compases. Tal es el caso de Che Chino, proyecto de tango, como de Agrupación Mamanis, conjunto de estirpe cumbiera con el que despliega una faceta más tropical y festiva.

Con Las Manos de Filippi atravesaron distintas etapas políticas del país. Ahora lanzaron M.A.C.R.I para estar en sintonía con el cambio de gestión, ¿cómo surgieron tan rápido las composiciones?

Fue mutando mi manera de componer, en un momento me cansé de componer si no estaba el plan de grabar, entonces anoto ideas y pequeñas frases que se me ocurren, y cuando está la idea de grabar el proyecto me conecto con todas esas ideas. Para este disco la idea fue hacer cuatro canciones que hablaran de actualidad, porque el disco tenía que salir en un mes ya que si se demoraba más cuando saliera íbamos a estar descontextualizados, hablando de cualquier cosa. Metimos toda la artillería enfocados en ese momento.

Este primer capítulo tiene canciones muy coyunturales, ¿qué es de esperar para el próximo capítulo?

Ese ya no va a ser de un estilo tan actual ni contestatario como M.A.C.R.I, quizás va a ser un capítulo más irónico. Se llamará Descomposición y seguramente salga para marzo, van a ser como personajes descompuestos de la sociedad, cantados como en primera persona, un estilo de canciones de las que tenemos muchas.

 

Y la tercera entrega se completa con los 25 años, sumando la edición de un libro y un DVD.

Sí, estamos haciendo un documental. Queremos mostrar todas esas gráficas: cuando la banda todavía no sonaba pero tenía un logo, panfletos, todo el arte… Desde que se sumó a la banda Gaspar (Benegas, en el 2007), entramos en un ritmo más normal de sacar temas o discos, él hace la producción, la dirección musical, él define, nosotros tiramos y él hace el mapa.

¿Cómo es la recepción del disco que tenés en los vivos?

Muy buena, al público le gustan mucho los temas nuevos, hay una energía muy buena. Por suerte también nos estamos dando cuenta que los temas de Marginal y Popular salen como relajados, pero estos temas de M.A.C.R.I son nuevos hasta para nosotros y no podemos desconcentrarnos. Todo lo que solemos variar en once temas ahora lo comprimimos en cuatro, entonces está como estallado.

¿Cómo se da tu vínculo con la música?

Arranqué como a los 17 años. Ninguno tocaba en la barra, entonces le pedí prestada la guitarra a un amigo y empecé a investigar con las revistas Canta Rock -editada entre 1983 y 1988-, ahí empecé a entender lo que quería decir esa figurita y empecé a tocar. Con lo poco que aprendí, ni bien supe tres acordes me entusiasmé en hacer canciones, porque con esos mismos acordes creo que solo podía hacer las de Pastoral. Así fue que me enganché y a medida que iba aprendiendo un acorde nuevo trataba de componer una canción que lo incluya. Vi esa veta y me enganché más en la letra y la composición, de hecho con la guitarra sigo casi al mismo nivel que en ese momento.

¿Desde los comienzos notaste que tenías vocación para las canciones de protesta?

En realidad más que de protesta comencé con el humor, humor negro sobre todo; todas intentaban llamar la atención chicaneando al que escuchaba. Cuando tuve seis canciones empecé a tocar en Villa Gesell, primero, y en invierno en la calle Florida. Así fui adaptando un estilo que venía descubriendo y que se terminó de crear en la calle, donde se impone llamar la atención de alguna forma. Y llama la atención un chabón puteando. Por otra parte, siempre me atrajo escuchar canciones que no chicanean al que escucha, y pensaba qué bueno debe ser tener esa paz para hacer esos temas; yo siento que tiene que haber algún justificativo, que en algún lado tiene que estar chicaneando, así se formó ese estilo de protesta o más irónico.

¿En esos inicios que referentes tenías?

Estaba muy influenciado por Rodolfo Zapata. De chico curtí la dictadura y para encontrar un cassette de Zapata había que hacer prácticamente un trabajo de inteligencia, era algo recontra prohibido. También me gustaba Moris, Piero, todo lo que se decía que era prohibido me interesaba, y además era fanático de Los Beattles, pero de John Lennon sobre todo. Con el tiempo me di cuenta que el tipo ponía al servicio de la lucha su música, y eso tenía mucho que ver con lo que después defendí.

Y tu carácter de conciencia de clase, ¿desde dónde y cuándo te acompaña?

Desde los 12 años empecé a laburar, y a partir de los 13 trabajé en fábricas, siempre tuve muy clara el lugar del patrón y me llamaban la atención esos temas que hablaban de las patronales, la cosa gaucha, como Larralde, Cafrune, por ejemplo. Ya cuando empecé con la música tenía 7 años de laburo en una fábrica.

¿Cómo se dio en tu carrera la transición de ser artista callejero a la formación de una banda estable como Las Manos de Filippi?

Toqué todos los veranos desde el 86 al 92 en Gesell y esa fue un poco mi carrera. Para mucha gente que conocí en esa época era el hippie de la Avenida 3, de eso me enteré hace poco que un pibito me dijo “uh… cuando yo era chico íbamos con mi familia e íbamos a ver al hippie de la 3”. Y yo creía que era Larralde… Después en un momento empezamos a escuchar Mano Negra, Maldita Vecindad, bandas que tenían letras parecidas a las que yo hacía con la guitarra, y se nos ocurrió con Gabriel Hermo, un amigo de mi primer intento de hacer el secundario y que era artista plástico, la idea de una banda pero con mucha más gráfica que música. Teníamos logo, volantes, y decidimos juntar una banda, empezamos con Bernardo Hoffman, un amigo que sabíamos que tocaba con gente y fue quien se encargó de traer a la primera banda: Pichono, Edu Lobo, Toti…

¿Sintieron la presión y el peso de la industria por el rumbo elegido con Las Manos?

Sí, pero no nos sorprendió, estábamos decididos en ir hacia adelante. Tampoco buscábamos ofertas, siempre nos fue conveniente hacerla de manera independiente. Pero en su momento, con la aparición de productores artísticos se nos hizo un poco más jodido, porque hasta entonces las bandas hacían sus discos, los llevaban a las disqueras y la compañía los difundían. Cuando la compañía empezó a venir con el productor artístico que te hacía el disco, entendimos que eso no estaba bien, que estaban haciendo lo que nos gustaba hacer, las canciones, decidir sobre qué tema tratan, cómo es el disco. Ahí sí hubo que remar contra la corriente, pero con el tiempo te ganás el espacio, nosotros hace 25 años que estamos, siempre decimos que cualquier oficio que uno lleve adelante te abre un camino. Ahora hace años que somos parte del sello Rock y Reggae, que nos da la libertad total de crear los discos que hacemos y ellos se encargan de editar y de llevarnos a tocar a algún lado.

 

Cerca de los 2000 comenzás junto a Berni en Che Chino y se da el acercamiento de Korneta  y Eli Suárez, de Los Gardelitos, ¿cómo se dio el encuentro?

A Eli le gustaban Las Manos, y tiempo después me contó que una vez lo llevaron a Korneta a un show nuestro casi a los empujones, que no quería saber nada. Ahí no fue que nos conocimos, pero después tengo la imagen que las primeras veces que nos vimos con Korneta fue en Cemento, en la barra, no sé si tocaban ellos o nosotros, y nos conocimos por medio de Eli. Me acuerdo también que en esa época en que nos estábamos conociendo nosotros tuvimos una fecha en Gesell, y yo volvía a la tierra de mis inicios pero ahora re agrandado, con la banda, ya no era el hippie de la Avenida 3. O tal vez todos decían “el hippie de la 3 se armó una banda, se llenó de hippies”. Nos faltaba una batería y nos enteramos que estaban tocando Los Gardelitos en Gesell, entonces fuimos y nos prestaron la batería. Después, cuando empecé con el tango junto a Berni, con Eli ya tenía una relación de vernos y a él le gustaba tocar e investigar en el tango, entonces lo invitamos a tocar. Cuando grabamos el primer disco no tocó, pero si tocaron una versión de “El borracho”, que me fui con una portaestudio a la casa del Korneta y ahí cantaron todos, estuvo buenisimo. Después, en cada show donde tocaba Eli, el Korne siempre se cantaba un tema, todo eso pasaba fundamentalmente en el Abasto, en el bar El Amanecer, ahí hicimos un ciclo todos los lunes.

¿Y cómo lo recordás a Korneta?

Lo recuerdo cuando veo lo bien que está Eli, cómo salió adelante con su proyecto, cómo hizo su vida. Ahí me doy cuenta de la grandeza de su padre, porque es jodido tener un papá tan groso, al que todos aman, y a su vez tener la cabeza tan ubicada como Eli.

La experiencia de Agrupación Mamanis es prácticamente en simultáneo a Las Manos de Filippi y a Che Chino, ¿cómo se dio esa articulación de estilos?

Siempre compuse en la calle y desde mis primeros seis temas ya había una variedad total de estilos. En un momento me di cuenta que con Las Manos… podíamos hacer un estilo más bien rockero, y si bien yo ya tenía algún tango compuesto, no daba para explorar con eso en una banda de rock. Ahí decidí juntarme con Berni e investigar en el tango, paso doble, milonga. Con Mamanis fue parecido, cuando participamos con Las Manos… del disco Alta Tensión junto a Los Tintoreros, Actitud María Marta, Las Plantas de Shiva, y Virulana y sus Petzales, dentro de los tres temas que hicimos metimos El himno del cucumelo, y como DBN era más bien un sello cumbiero lo vieron y explotaron el tema por todos lados. En ese momento lo hacían un montón de bandas, incluso hasta el día de hoy recibo en las planillas que el tema se hace en un montón de países.

Luego de Cromañón participás de la creación de MUR (Músicos Unidos por el Rock), ¿actualmente sigue siendo un espacio para nuclear bandas?

Claro, ahora el MUR es Músicos Organizados, y no solo hay músicos sino también artistas plásticos. Es el espacio con el que se armó una lista para presentar candidaturas en las últimas elecciones de SADEM (Sindicato Argentino de Músicos); el año que viene hay elecciones nuevamente y también vamos a presentar lista. Esa lucha que arrancó después de Cromañón está hoy canalizada más a lo gremial, yo no estoy participando pero hay asambleas de músicos.

 

A más de una década de Cromañón, ¿cómo ves la escena?

Creo que ahora se intenta meter otra vez la lógica previa a Cromañón, donde hay bolicheros copados y cada banda se consigue su lugar. Lo que nosotros hacemos desde un primer momento con el MUR, y luego con el MO, es llevar un reclamo al Estado para que le brinde espacios a las bandas nuevas, para que apoye a la cultura, que haya un circuito para que las bandas nuevas puedan tocar y que la gente no pague entrada, que los músicos puedan cobrar algo, un apoyo, que no quede todo librado a la privatización, porque si no, lo único que le queda a un pibe que recién arranca es buscar un bolichero copado. Se trata de un negocio gigante y el Estado se lava las manos sin brindar otra opción de acceso a la cultura a los jóvenes.

¿Sobre qué estructura te sentís más cómodo componiendo, el rock, el tango, o la cumbia?

Creo que si no tengo el proyecto agarro la guitarra y hago tango, es lo que más me gusta hacer, lo que más me entusiasma. Si no trato de meterme en lo que haya que hacer y empiezo a activar la cabeza las 24 horas buscando la frase, cómo cerrar, en eso soy medio obsesivo.

¿Y la inspiración?

Sale de oficio, sé que si lo tengo que hacer lo hago, y si tengo la idea sobre lo que quiero escribir me relajo y dejo que aparezca el tema, pero lo que más me tortura siempre es no tener sobre qué escribir, sucede que tengo tantas opciones que no puedo elegir ninguna, El Pecho (Germán Anzoátegui) siempre me tira títulos y ahí me mentalizo como los perros cuando les muestran el hueso.

Como referente del arte callejero, ¿estás al tanto de las movidas de resistencia de, por ejemplo, Frente de Artistas Ambulantes Organizados?

Conozco a los chicos de Jamaicaderos, que no sé si están en esa organización pero que hace poco hicieron una movida de artistas pidiendo espacios, los músicos de Mamanis XL, empezaron a tocar en Florida y recibo noticias por ellos… Calculo que la hostilidad no cambió nunca, yo laburé veinte años en la calle y siempre fue así, nunca sentí que estaba trabajando tranquilo y doy por hecho que sigue siendo así, que no es fácil. Está la gente que quiere vivir de la música y la calle es una gran opción, y antes de Cromañón el que iba a la calle era porque le gustaba. Después de Cromañón muchas bandas salieron a las calles, por eso un poco decidí abrirme, porque yo seguía con mi guitarrita y mi parlantito y de repente caían dos por lado, con batería y todo, eso también demuestra la falta de lugares para tocar. Esa es la lucha que tienen que encarar los músicos. Como los médicos, los pacientes y los enfermeros luchan por la salud pública, los docentes por la educación pública, los músicos y los artistas tienen que luchar por esos espacios públicos para la cultura y el trabajo.

¿Cuál es tu visión de la coyuntura actual no solo de Argentina sino de la región?

Lo tomo como la caída de los gobiernos nacionales y populares que demostraron la incapacidad para llevar un proyecto popular y las conquistas de los trabajadores adelante. En cada lado rebotó diferente, acá particularmente veo al kiechnerista desmoralizado que te dice que la gente no entiende nada. Creo que la gente está mucho más a la izquierda que el Presidente y que el desmoralizado, y que no va a ser fácil para ningún gobierno imponer el ajuste que no pudo hacer Cristina y que quiere hacer Macri, creo que se le va a complicar. Depende mucho de cómo se dan las cosas en los gremios, hay unas experiencias de gremios recuperados en los que se echaron burocracias, los de los neumáticos, por ejemplo. Son experiencias de lucha que van marcando el camino. Se van cayendo las burocracias en los sindicatos, yo veo que hay un movimiento, que no hay quietud en la gente. Tenemos un montón que antes apoyaban al kirchnerismo y hoy están quizás más acercados a una lucha.

¿Qué es el rock para vos?

Podría ser todo lo que se hace con batería, es como un estilo. Para nosotros nuestra banda es rockera, pero hacemos desde ska hasta cumbia, la actitud de una banda de rock es eso: tener una banda y salir a tocar, porque cuando salgo con Che Chino hacemos exactamente lo mismo que hacemos cuando vamos con Las Manos, no hay nada que nos diferencie. El rock supongo que también es poder encasillar lo que haces para venderlo mejor. Pero, a su vez, también es la actitud de querer meter el dedo en la llaga. Creemos que somos rock por esa forma de interpelar al que te escucha, después habrá bandas que se creerán de rock por otras cosas. Nosotros no creemos que todo el mundo tenga que hacer música de protesta ni que todo el que haga música de protesta tenga que luchar. Hay que correr de lado lo artístico e integrarlos a la lucha, porque lo que nos une a todos no son ni nuestros estilos ni gustos musicales, sino un interés de clase porque somos trabajadores, músicos, y juntarnos por eso a discutir sobre nuestros derechos y nuestras reivindicaciones.

¿Conociste bandas que sean parte de la industria y el mercado y que a su vez tengan una conciencia de lucha?

Si, por ejemplo los chicos de Airbag, con quienes compartimos un montón de asambleas y son unos capos. Cualquiera podría decir que son unos caretas, pero justamente ahí está el cambio que pueden aportar los músicos en esta era, porque lo de la música de protesta estaba bueno tomarlo como una herramienta de lucha en los 70 cuando la música todavía no era un comercio gigante, pero hoy que todo es comercio y que resulta un gran negocio, incluso hacer una canción de protesta, hay que sacarle esa importancia a la música, porque los músicos hoy ya tienen más conciencia y sobre eso hay que trabajar.

 

Actualizado 25/10/2016