“Malvinas es el día a día”

“Malvinas es el día a día”

Los ex soldados parecían no sentir el frío mientras se empapaban. Unos sostenían una bandera, otros un clavel blanco. Algunos apretaban los párpados como si estuvieran recordando alguna imagen dolorosa, a un compañero, o agradeciendo estar hoy con vida. El acto en La Plata transcurrió durante una hora y media bajo lluvia constante hasta que soltaron 123 globos blancos y celestes al viento: lentamente, entonces, alzaron vuelo a la par y se fueron juntos hacia un cielo que empezaba a ponerse blanco y celeste también. 123 es el número de soldados caídos en la guerra de Malvinas que aún se encuentran enterrados en el Cementerio de Darwin como NN con una placa que reza injustamente “Soldado solo conocido por Dios”. Los Ex Combatientes reclaman, acompañando a las familias de aquellos caídos, recuperar la identidad de cada uno.

La concurrencia, por grupos, fue acercándose al monumento de la histórica Plaza Malvinas de La Plata, donde se realizó el acto en conmemoración, y ofrendó sus flores. Ahí estaba Hugo Robert (54), ex soldado y vicepresidente del Centro de Ex Combatientes de Malvinas (CECIM-La Plata). Robert se saludaba con todos y sus hijos, Alejo y Joaquín, lo escuchaban conversar atentamente con cierta admiración en la mirada. De pie, al lado de la foto de su compañero de trinchera caído en Malvinas,  Robert compartió con ANCCOM su experiencia antes, durante y después de la guerra.

En esta conmemoración se destaca el reclamo por identificación de los 123 soldados enterrados como NN en el Cementerio de Darwin. ¿En qué situación se encuentra esta lucha?

Arrancamos hace muchos años, cuando los primeros contingentes de excombatientes comenzaron a volver a las islas a reencontrarse con los “fantasmas de la guerra”. En las visitas al cementerio de Darwin –que es tremendo como imagen, todos los argentinos la tenemos, incluso quienes no fueron a las islas- nos encontrábamos con la dureza de la muerte porque es muy shockeante para nosotros. Pero además de eso, el inmenso dolor de no poder ponerle una flor en la tumba del compañero. Yo fui con el Regimiento 7 de La Plata y no volvimos todos. Del Regimiento 7 hay sólo seis tumbas identificadas con nombre. Del total de tumbas del cementerio de Darwin, hay 123 que tienen una placa que dice “Soldado argentino sólo conocido por Dios” y eso no es verdad, eso es una mentira que nos quisieron hacer creer durante mucho tiempo, porque a esos 123 los conocen sus padres, sus familiares, sus amigos, la comunidad y los conocemos nosotros, recuerdo los rostros de los compañeros. Entonces a partir de eso, empezamos a preguntarnos si era cierto que los familiares no querían la identificación, nos parecía algo raro.

¿Cuáles son para vos “los fantasmas de la guerra”? ¿Qué imágenes o sensaciones vuelven?

Era muy común en los inicios enterarse que a muchos compañeros les costaba dormir al regreso porque soñaban la guerra. Yo he soñado, pero afortunadamente no en forma repetitiva. Los “fantasmas de Malvinas” son, entre otras cosas, saber que tu compañero no volvió. Como siempre en la vida, tenés alternativas, te podés quedar agarrado a ese fantasma y llorar o tomar el camino de la lucha, de convertirte humildemente en la voz de los que nunca van a tener voz, que son los compañeros que quedaron allá. A mí me parece que ese es el camino más valedero, el que más nos sirve. Nosotros siempre decimos que uno de los mejores homenajes que les podemos hacer a nuestros compañeros es haber hecho una buena vida, una vida para disfrutar, para celebrar, porque nosotros sabemos lo que es la muerte.

¿Cuándo empezaron a ocuparse de identificar a sus compañeros que figuran como NN?

El Cecim fue creado meses después de la guerra. En los primeros años los ex soldados tenían como prioridad luchar por las pensiones, el trabajo y su salud. Con respecto a la búsqueda de identidad de los soldados enterrados, en un principio no tuvimos el tiempo necesario para hablar con los familiares, para acercarnos más a ellos. Sin embargo hoy son más de ochenta familiares los que han prestado su sangre para comparar ADN, y este año ya tenemos programadas más de veinte extracciones.

Se está procediendo judicialmente.

Como ex combatientes acompañamos a las familias que iniciaron una causa judicial en el Juzgado Federal N°10 del doctor Julián Ercolini, pusimos abogados del CECIM-La Plata. La causa tiene un fallo y una sentencia. Ercolini explica que las acciones de amparo de las familias por sí mismas ya están reconocidas constitucionalmente, entonces dijo que el reclamo tenía “admisibilidad”. La búsqueda y reconocimiento de identidad a los cuerpos ya está contemplado por la Constitución Nacional y todos los pactos internacionales que firmó Argentina.

Subrayan además que los cuerpos se han hallado y enterrado, y no fueron desaparecidos…

Tenemos los mejores equipos de antropología forense, los familiares están en el continente y los cuerpos están en Darwin: no falta información, como pasó con los desaparecidos del continente. En 2012 el doctor Ercolini le dio “admisibilidad” al reclamo y le ordenó al Poder Ejecutivo que tome todas las medidas necesarias para devolverle la identidad a los 123 NN. La presidenta Cristina Kirchner en ese momento tomó las medidas incluso con anticipación a la orden judicial. Nosotros no queremos que la causa se duerma, que se sigan muriendo los padres de los pibes que están sin nombre en Darwin, y en eso coincidimos los Centros de ex combatientes de todo el país. El Cecim de La Plata se caracterizó por llevar adelante muchos temas.

¿Cómo fueron las relaciones entre el Cecim de La Plata y los últimos gobiernos democráticos?

Con el gobierno anterior tuvimos muy buena relación, en el sentido en que hubo muchas coincidencias  respecto a las banderas y luchas que llevamos adelante durante treinta años, como el reclamo permanente de soberanía, preguntarnos por qué los ingleses estaban en las islas… Con las actuales autoridades del Poder Ejecutivo nacional vemos, por lo que demuestran, que hoy por hoy Malvinas no es un tema prioritario. Esperamos que en el corto plazo el tema ingrese a la agenda gubernamental. Sin embargo, a nivel local, hemos tenido buenas conversaciones con las actuales autoridades, hemos sido recibidos en la intendencia y estamos empezando a transitar una nueva etapa. Pero a nivel nacional vemos con preocupación que Malvinas pareciera no ser parte de la agenda. No vamos a dejar que esta causa quede dormida en distintos estamentos del gobierno: la vamos a pelear mientras tengamos fuerzas. Cecim La Plata es una organización de Derechos Humanos y el reclamo que hacemos, acompañando a los familiares de los caídos, es exigir la identidad a aquellos enterrados en Darwin.

JÓVENES DE AYER Y DE HOY

“Malvinas es un sentimiento donde el orgullo y el dolor arden juntos”, decía algo antes Mario Volpe, presidente del Cecim La Plata, cuando tomó la palabra en el acto de conmemoración.  El frío y la lluvia no impidieron que, como cada año, cientos de personas se reunieran en la plaza Malvinas ubicada en el centro de la ciudad. Se realizó una vez más el acto organizado por el CECIM  local para conmemorar el día de los caídos y ex soldados de la Guerra. “La usurpación de una tierra amada y la paradoja de jóvenes combatiendo al imperialismo más poderoso de la tierra, la OTAN -completaba Volpe-, enviados por un gobierno ilegítimo, genocida y pro imperialista. Ese gobierno que ejerció el terrorismo de Estado y fue una dictadura civil, militar, clerical, empresarial, que debemos nombrar así para reflexionar qué nos pasó como sociedad”.

A las once y media del 2 de abril  familiares de los caídos y sobrevivientes, estudiantes, representantes de clubes deportivos, sindicalistas, organizaciones políticas y las –nuevas- autoridades municipales, fueron rodeando con sus paraguas a los protagonistas del acto: los sobrevivientes de la cruenta guerra que duró desde el 2 de abril al 14 de junio de 1982, y fue utilizada por la última dictadura argentina como último intento para legitimarse en el poder en un contexto de incipiente crisis política, económica y social, cobrándose la vida de 649 argentinos. “Los represores que estuvieron en el continente no se sacaron el traje de represores para ponerse el traje de héroes cuando pisaron las islas”, dijo a los presentes Manuel Giordano, hijo de un ex soldado que milita en Guará, la organización de los hijos de Malvinas. Y concluyó: “Por ello es que reclamamos juicio y castigo a todos los responsables de la dictadura y de las torturas cometidas en las islas. Defendamos la verdad, la justicia, la paz y la soberanía”.

Los hijos de Hugo Robert, Alejo y Joaquín, también forman parte de Guará. Para él es importante que sus hijos, y todos los que lo rodean, continúen con esta causa, se interioricen. “En estas fechas –cuenta- intento recordarles el tema Malvinas a todos los grupos sociales con los que me muevo por fuera del Cecim también, por ejemplo al equipo con el que juego al futbol. Hace algunos años les mandé una carta sobre mi compañero de trinchera, Rolando, y un amigo la mandó a otro y se terminó publicando en Página/12”.

“El 14 de junio es para los ex combatientes una fecha especial. Perdimos la guerra. Y, la mayoría de nosotros, perdimos algo más. El fin de nuestra adolescencia. Algunos, algunas partes de su cuerpo. Perdimos amigos. […] Mi compañero se llama Rolando. Debo confesar que, aún hoy, me cuesta hablarlo o escribirlo en pasado. Como todos nosotros, Rolando está lleno de vida. Lo veo todos los días de mi vida charlando junto a la piedra que nos cobijaba allá, cerca del Monte Longdon, riéndose con ese vozarrón que le salía franco, con los diecinueve recién cumplidos”.

(Fragmento de la  carta escrita por Hugo Robert y publicada en Pagina/12 el domingo 4 de julio de 2010 en suplemento Radar)

LOS OJOS PARA VER MALVINAS

Cuenta Robert que, de a poco, trabaja en un libro. “Desde hace un tiempo se me ocurrió que estaba bueno contar lo que me había pasado en la guerra, para dejarlo escrito: contar el pedacito que me tocó ver a mí –dice-. A poco de empezar a escribir, me di cuenta que habían pasado 34 años y que mi memoria no alcanzaba, hay muchos detalles y cosas que yo creía que sabía, pero a la vez surgen dudas y falencias. Entonces, se me ocurrió que podía contar el pedacito de guerra que vivimos yo y mi compañero de trinchera, pero incluyendo la mirada de otros que habían estado cerca. Les dije a algunos compañeros del Cecim y otros que estuve rastreando que son de la zona de La Plata, que quería escribir lo que nos había pasado a nuestro grupo, que era la tercera sección de la Compañía C  del Regimiento 7. Éramos 10 soldados que prácticamente estábamos conviviendo ahí. Les encantó la idea y los estoy entrevistando y empecé a unir anécdotas, miradas, experiencias. No tengo plazos, lo voy haciendo de a poco”.

¿Cómo le contaste a tus hijos que estuviste en Malvinas?

Mis hijos ya son grandes, nacieron escuchando Malvinas, yendo al Cecim de chiquitos; han viajado conmigo a las islas en el año 2014, junto con otros grupos de hijos. Yo hice dos viajes, uno en el 2007 y otro en el 2014. Hay un documental de Sandra Di Luca del viaje que hicimos en 2007. No es que un día los senté y les conté, lo mío fue diario, y con montones de anécdotas….

¿Qué anécdota recordás?

Hay anécdotas muy dolorosas y las hay muy divertidas, porque éramos pibes que en lugar de haber ido a un viaje de egresados estábamos en Malvinas; de eso nos reíamos, decíamos “somos la primera clase que hace servicio militar como viaje de fin de curso”. Una anécdota, de las más tragicómicas, es que yo estaba de guardia el 1° de mayo, el día del primer bombardeo, porque hasta ese día estábamos en Malvinas y no pasaba nada. El 1° de Mayo nosotros estábamos en un corredor donde entraban aviones, los famosos Hércules. La idea de la “guardia” de 5 a 10 soldados era hacerlo a 800 metros para delante de donde estaba la posición de la Compañía para registrar si había algún movimiento de tropas y eras la carne de cañón, pero para nosotros era parte de estar ahí, si te tocaba “la avanzada” –como se llamaba a esa posición de guardia- tampoco pensabas que te ibas a morir esa noche. Estábamos acostumbrados a escuchar sin ver –porque era de noche- el ruido de un avión entrando porque estábamos en un corredor aéreo. Yo estaba por terminar la guardia y se escuchaba el avión pero a diferencia de otras noches escuchamos más de un avión pasar, muchos. Eso nos llamó la atención pero no se veía nada, los aviones entraban con la luz apagada justamente. La cuestión fue que esos aviones eran ingleses y se dirigieron al viejo aeropuerto que estaba a 20 kilómetros de las posiciones donde estábamos nosotros y lo bombardearon. Era un bombardeo infernal. Ninguno de mis compañeros, ni yo habíamos estado en un bombardeo antes,  y de tan fuerte que fue sentíamos que nos estaban bombardeando a nosotros. La orden era que debíamos avisar en caso de percibir algo, gritando, o avisando de alguna manera… pero esa noche esto se escuchó en toda la isla, obviamente no sabíamos qué gritar y todos se despertaron a los bombazos. Ese fue el día en que despertamos todos a la guerra y es la primera anécdota de otras tantas, pero también hay que pensar que en ese bombardeo murieron compañeros.  Nosotros en Malvinas no sabíamos nada acerca de lo que pasaba en el continente, no estábamos al tanto de las negociaciones, estábamos aislados completamente y en realidad confiábamos que se iba a llegar a un acuerdo, esos eran los rumores. Estábamos a 15 km de Puerto Argentino. Las noticias llegaban a cuentagotas al puerto y después por teléfono descompuesto se iban transmitiendo a las tropas. La información, poca o casi nula, era la resolución 502 de la ONU, o de la OEA, que “estaban trabajando para ponerse de acuerdo”, y nosotros confiábamos que se iban a poner de acuerdo. Ese primero de mayo fue el despertar a la guerra, asumir que esto iba en serio.

¿Cómo fue volver a las islas después de tanto tiempo?

En lo personal, yo siempre digo que a Malvinas es muy fácil ir, el problema es volver, siempre me pasó lo mismo: en 1982, en 2007 y en 2014. Cuando voy, sé que es una semana –porque vas de sábado a sábado-  de emociones violentas, muy intensa desde lo emotivo, lo espiritual, caminando y recordando los lugares donde estuviste y estuvieron tus compañeros que no volvieron a sus casas después de la guerra, te quedás agarrado a las historias que viviste. Nosotros vamos a Puerto Argentino, que está en la isla Gran Malvina, pero también conocimos otros campos de batalla donde muchos soldados entregaron la vida, como el Monte Longdon, donde estuvo la compañía B del Regimiento 7; yo estaba en la C, a un kilómetro de ahí. En el Longdon, con uñas y dientes y con lo que podían, los soldados argentinos defendían la posición ante el ataque del tres o cuatro veces más en número de gente de los ingleses. Nosotros en el 82’ fuimos espectadores prácticamente de esa masacre, esa locura que es la guerra…

¿Por qué pudieron volver recién en 2007, es decir 25 años después de la guerra?

Los primeros compañeros que fueron lo hicieron en 2001 y decían que era difícil, no es un viaje que vayas disfrutándolo, es bravo. Era todo un proceso interno volver a las islas, saber que te ibas a encontrar con cosas movilizantes. Y por otro lado, es un viaje muy costoso.

¿No hubo políticas públicas que los financiaran?

El primer viaje me lo pagué yo en 2007. Después el Cecim-La Plata firmó un convenio con la Municipalidad –que lo viene cumpliendo y esperamos que este año también se cumpla con el nuevo intendente-. En 2008 logramos que el municipio otorgue 16 viajes por año para ex combatientes de la ciudad. Nuestra ciudad tiene más de 400 ex combatientes, por eso fue un Centro que siempre fue fuerte, por la cantidad.

¿Qué edad tenías cuando estuviste en la guerra?

Veinte años, y era grande comparado a los demás combatientes. Es muy movilizante, emoción pura, cuando voy a las islas la semana se me pasa volando. Lo bueno es ir en grupo a Malvinas. No conviene ir solo porque es demasiado. Un compañero decía que había que ir en grupo porque “no iban a alcanzar los ojos para ver Malvinas”. Y es la verdad.

¿Cómo fue el regreso a tu casa con la edad 20 años después de vivir la guerra?

Antes de Malvinas yo ya había cursado el primer año de Ingeniería. Después, cuando volví de la guerra estuve 20 días encerrado en mi casa, no hacía otra cosa que dormir y mirar Pepe Biondi. Yo no hablaba. Al tiempo empezaron a venir dos compañeros míos de la facultad a insistirme que tenía que cursar, y yo no quería saber nada, quería tomarme todo el año, pero la verdad es que estos dos compañeros me insistieron, me trajeron los apuntes, me llevaron de prepo a la facultad, hablaron con los profesores, y bueno… a mediados de julio yo ya estaba reincorporado a mis tareas de estudiante universitario de la facultad de Ingeniería, además yo trabajaba vendiendo diarios. Una de las formas de salir de una gran conmoción es ocupar la cabeza en otras cosas, y yo creo que pude hacer eso. Durante mucho tiempo mi preocupación fue el laburo y la facultad y jugar al futbol, que era lo que me gustaba.

¿Qué consecuencias y secuelas te dejó haber estado en Malvinas?

En La Plata, la falta de Estado al regreso de Malvinas costó vidas, eso es lo más doloroso. La falta total de Estado, el mismo que te había mandado a la guerra, se desentendió de sus soldados, los dejó librados a su suerte, sin asistencia médica, sin una contención en lo laboral con el discurso de “den vuelta la página, la guerra ya pasó”. El Cecim, como muchos otros centros de ex combatientes del país, cumplió el rol que no cumplió el Estado, se consiguió laburo para los compañeros, funcionó y funciona para la contención de los ex soldados. En La Plata, que fue junto con Berisso y Ensenada una de las regiones que más ex combatientes tiene, hubo un solo caso de suicidio. Eso habla a las claras de la importancia que tuvo el Centro –gracias al compromiso de muchos- como contención. Todos sabíamos que cuando se nos venía “el fantasma de la guerra” ibas en el Cecim y le podías contar a un compañero, a todos nos pasaba que en las familias no nos gustaba hablar mucho al principio. Particularmente, en mi caso, pasaron muchos años para que yo pueda hablar con mi familia sobre este tema.

Actualmente, ¿cuál es la posición del Cecim sobre el fallo de la ONU favorable a Argentina en Plataforma Continental y la lucha por la soberanía?

El fallo es un granito de arena más en la lucha por la recuperación y la soberanía. No es vinculante, no es que es un fallo que emitió el Comité de Seguridad o la Mesa central de Naciones Unidas, pero es una presentación más que avala el reclamo, es un paso más. Acá hasta que no se logre que los ingleses se sienten a  una mesa de negociación no se puede hacer otra cosa que ir así, sumando cada granito de arena. Los ingleses están desde 1833 en las Islas, desalojaron a una población por la fuerza, son usurpadores, lo que pasa es que son una de las potencias que mandan en el mundo. La guerra es un punto más en esta discusión.

¿Qué significa Malvinas en tu vida?

Malvinas es el día a día. Nosotros nos sentimos atravesados por Malvinas y cada uno lo manejó como pudo: muchos prefirieron el silencio y “dar vuelta la página”, frase que no se ajusta a lo que piensa Cecim La Plata. Nuestro logro en común con los demás compañeros es el Cecim y es mi mayor orgullo, después de cuestiones personales como el nacimiento de mis hijos. No es que hable todos los días de este tema pero en días como el 2 de abril se vuelve inevitable.

La misión de salvar vidas durante la guerra de Malvinas

La misión de salvar vidas durante la guerra de Malvinas

La guerra por Malvinas no fue sólo la imagen prepotente del dictador Leopoldo Galtieri, los aviones volando rasantes sobre las posiciones argentinas y las bombas dejando su marca de por vida en los jóvenes soldados. En esta nota los médicos y enfermeros cuentan la historia desde otro lado a 33 años de aquella aventura militar.

El combate armado entre Argentina y el Reino Unido se desarrolló en las Islas Malvinas, Georgias y Sándwich del Sur entre el 2 de abril y el 14 de junio de 1982, fecha del cese de hostilidades entre ambos países, lo que conllevó la reconquista de los tres archipiélagos por parte del Reino Unido. El conflicto se originó luego de que un grupo de operarios que habían desembarcado en las Georgias del Sur, para trabajar en el desmantelamiento de una factoría, izaran la bandera argentina. Gran Bretaña inició una protesta y en el mismo momento en que se intentaba llegar a un acuerdo, movilizó un buque que ocasionó el quiebre de relaciones diplomáticas con Argentina y se desencadenó una disputa por la soberanía del archipiélago.

Arriba del Lanchon que los llevaba al Bahia Paraiso. Fondo Miguel Lucarelli.

Arriba del Lanchon que los llevaba al Bahia Paraiso. Fondo Miguel Lucarelli.

El 5 de abril llegó a Puerto Argentino en la isla Gran Malvina el grupo Conejo Alado en Operaciones (CAEO) de la Fuerza Aérea Argentina con el propósito de armar un puesto sanitario. Estaba a cargo de Fernando Espinella, médico mayor e integrado por el mayor Roberto Estultequi, odontólogo, el primer teniente Alberto Fernández, bioquímico, el mayor Juan Martín, médico, los suboficiales enfermeros: el auxiliar Carlos Ortiz, el cabo principal Daniel Quiroga y el cabo principal Miguel Lucarelli quien se encontraba en la isla con anterioridad. Se organizaron rápidamente y a quinientos metros del aeropuerto levantaron una carpa sanitaria para atender a 50 heridos, con 50 camillas, medicamentos, dos consultorios y dos ambulancias Ford Houston. “Era la primera vez que armaba una carpa, nos dimos maña y duró toda la guerra”, recuerda Daniel Quiroga. Al lado de la carpa también construyeron un refugio ante la posibilidad de tener un ataque aéreo. Carlos Ortiz explicaba que realizaron una excavación de un metro y medio de profundidad, le cruzaron planchas de aluminio de 70 centímetros de ancho por 5 metros de largo y le pusieron pedazos de tierra con pasto llamados turba. Además, el refugio sirvió de protección contra las esquirlas y la onda expansiva. Entraban de 15 a 20 personas. “Cuando sonaba la alarma por bombardeos aéreos o de fragatas corríamos hacia él”,  dice Quiroga.

Carlos Ortiz izq. cuando cayeron prisioneros de los Ingleses.

Carlos Ortiz izq. cuando cayeron prisioneros de los Ingleses.

El objetivo del grupo de sanidad era ir en busca de los heridos en combate, cuya ubicación era informada a través de la radio, les brindaban los primeros auxilios para luego trasladarlos a la carpa sanitaria y desde allí al hospital que se encontraba a 7 kilómetros del lugar. Quiroga cuenta que salían a toda hora, aún en pleno bombardeo, y que atendieron a muchas personas ya que fue allí donde más se combatió porque el objetivo principal de los ingleses era romper la pista de aterrizaje para cortar el puente aéreo donde bajaban los aviones Hércules en Malvinas. Por las noches, con un mate en la mano, esperaban al avión Vulcan que dejaba caer un reguero de doce  a diecisiete bombas perfectamente alineadas; parecía un terremoto. A esto se agregaba el concierto de las fragatas, que duraba cerca de cuatro horas, las que tenían como objetivo principal el aeropuerto. Las bombas no destruyeron las pistas, pero sí dieron grandes sustos. Una semana después de instalada la carpa sanitaria, los integrantes del equipo de sanidad se enteraron que en  las proximidades de Puerto Argentino se encontraba otra unidad perteneciente al Ejército Argentino que, afirman, no tenía el equipamiento necesario. “Una noche habíamos salido a rescatar a los heridos, cuando nos vimos sorprendidos una luz roja que titilaba sobre la ambulancia en la que íbamos. Era un avión Harrier, Dios sólo sabe por qué en ese momento no perdimos la vida”, Quiroga recuerda y cuenta lo sucedido con un mate en la mano.

“Cierto día llegó un Hércules a buscar heridos, el capitán Dovichi fue llevado por otros para ser embarcado. Cuando estaban por subirlo, sonó la alarma roja y súbitamente quedó solo. Dejó caer la cabeza hacia atrás en la camilla y vio a un Harrier entrando. Se encomendó a Dios. En ese instante escuchó la voz del suboficial auxiliar Ortiz que le decía: ´Jefe, no se haga problemas que a ésta la vamos a aguantar juntos. A su alrededor explotaban las bombas, pasaban junto a ellos sin tocarlos. Una vez pasado el bombardeo cargaron y despegó el avión. Sin palabras”, el capitán Carvallo relata de está forma el accionar de Ortiz.

Monumento a los caidos en la Guerra de Malvinas. Plaza de Mayo.

Monumento a los caidos en la Guerra de Malvinas. Plaza de Mayo.

La noche del 11 y el 12 junio de 1982 fueron sobrepasadas por la acción ofensiva del enemigo y a la misma hora en que el Papa llegaba a Ezeiza arrojaban un misil que impactó sobre Puerto Argentino: “Fue escalofriante descubrir que teníamos al enemigo a nuestras espaldas”, recuerda Quiroga pensativo. Todo finalizó el 14 de junio cuando los ingleses entraron en Puerto Argentino y estos combatientes cayeron prisioneros durante 7 días, en los cuales padecieron sed y hambre hasta ser trasladados junto a los heridos al buque hospital argentino Bahía Paraíso rumbo a Punta Quilla, provincia de Santa Cruz. Allí embarcaron en un Boing hasta llegar a la Base Aérea del Palomar. Luego fueron asistidos en la Escuela de Suboficiales de Ezeiza. Este acontecimiento marcó el paso no solo de la isla al continente, sino también, un antes y un después en la vida de cada uno de los protagonistas de este hecho histórico que cobra actualidad a más de treinta años de su inicio.

El museo Malvinas un lugar para evitar la fragmentación de la memoria

El museo Malvinas un lugar para evitar la fragmentación de la memoria

Amables árboles le dan la bienvenida al visitante que pasea por los caminos del predio de la ex Escuela de Mecánica de la Armada (ESMA), en Avenida del Libertador 8151, uno de los mayores centros clandestinos de detención, tortura y exterminio que funcionó entre 1976 y 1983 en el país. Inmóviles y apacibles fueron testigo de los horrores vividos hace más de tres décadas, durante la última dictadura cívico-militar en la Argentina. Bajo sus ramas, pasaron alrededor de cinco mil personas llevadas a la fuerza, desaparecidas y, el 90 por ciento, asesinadas por razones políticas.

Desde 2003, la recuperación del predio fue asumida como política de Estado y desde 2004 conforma el Espacio para la Memoria y para la Promoción y Defensa de los Derechos Humanos (Espacio Memoria). Desde ese momento es dirigida de manera conjunta entre el Gobierno Nacional, el Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires y los Organismos de Derechos Humanos. Muchos de ellos cuentan con su espacio de trabajo en el predio: la Casa de la Militancia de H.I.J.O.S.; la  Casa por la Identidad de Abuelas de Plaza de Mayo; el Ecunhi de Asociación Madres de Plaza de Mayo, entre otros y existen otros espacios promovidos por el Estado como el Archivo Nacional de la Memoria, el Centro Cultural de la memoria Haroldo Conti o el flamante Museo Malvinas e Islas del Atlántico Sur, inaugurado el 10 de junio de 2014.

El museo

Jorge Giles, director del Museo Malvinas, asegura: “El sentido que tiene la instalación del museo en el Espacio Memoria y Derechos Humanos es el de evitar definitivamente que la memoria popular se siga fragmentando. Nosotros queremos colaborar, queremos aportar a la unidad de todo el campo popular y a la unidad de esa memoria colectiva de nuestro pueblo”.

Por su parte, Valeria Barbuto, integrante del Órgano Ejecutivo y en representación del directorio de Organismos de Derechos Humanos en el Espacio Memoria, explica el sentido que tiene la construcción del Malvinas dentro del predio: “Para nosotros es muy importante que todas las instituciones que están en el predio sean parte de un trabajo conjunto en donde todo el Espacio, pero también cada una de ellas, tengan como objetivo pensar que a partir de situaciones de nuestro pasado podamos debatir, reflexionar y generar conciencia sobre situaciones de nuestro presente”.

Museo Malvinas e Islas del Atlántico Sur está ubicado en el Espacio para la Memoria y Derechos Humanos (Ex ESMA).

Museo Malvinas e Islas del Atlántico Sur está ubicado en el Espacio para la Memoria y Derechos Humanos (Ex ESMA).

Para llegar al Museo Malvinas hay que recorrer las nueve cuadras que lo separan de la entrada. En medio de los clásicos edificios de techos altos se descubre imponente el Museo Malvinas e Islas del Atlántico Sur, con grandes y brillantes ventanales. Su construcción se realizó considerando las características de los museos modernos, interactivos y educativos.

En la entrada un hombre muy amable invita a pasar. En cuestión de segundos una mujer brinda una guía para realizar el recorrido a seguir. “El museo está pensado en cuatro estaciones: La estación de la vida donde conocemos las riquezas naturales de nuestras Islas; La estación de la pasión donde presentamos a aquellos personajes que han influido con su pasión en la historia de Malvinas; La estación de la muerte donde se cuenta el contexto de la guerra (en 1982) así como el homenaje a los caídos; La estación de la resurrección donde a partir del regreso de la democracia Malvinas se convierte en una causa regional latinoamericana. Luego tenemos la mediateca donde hay mucha información acerca de imperialismo británico y descolonización a través de grandes pantallas táctiles. El recorrido termina en El Puente de la Soberanía donde van a poder ver las Islas Malvinas en el espejo de agua y el crucero General Belgrano que fue hundido por los ingleses y ocasionó la muerte de la mitad de los caídos. Finalmente hay una sala de juegos de Zamba -el personaje del canal educativo Pakapaka- para los niños, y un capítulo visitando el museo muy didáctico”.

Al caminar sobre el reluciente piso de mármol de planta baja lo primero que se ve es la Sala Prólogo. Un espacio circular donde a través de una pantalla de 360 grados se recrea en algunos minutos la historia y ambiente de las Islas. Al salir, sobre las paredes de la misma se expone una línea de tiempo con la historia del descubrimiento y usurpación de las Islas que va del año 1520 hasta nuestros días. Las Islas fueron codiciadas por ingleses, franceses y holandeses, pero fueron los españoles quienes ejercieron en ellas una jurisdicción permanente desde 1774. La Revolución de Mayo y la declaración de Independencia dieron fin a la dominación española y permitieron que las Malvinas pasen a ser territorio nacional. Hasta que en 1833 fueron ocupadas por la fuerza por Gran Bretaña hasta el día de hoy.

Y es que la Independencia de España se logró en 1810 y es ahí donde Malvinas debió recuperar -como todo el resto del territorio- su soberanía argentina. En este sentido el director del museo explica que “el nacimiento de la patria tiene más de 200 años, por lo tanto Malvinas tiene también la misma historia (…) nuestra memoria popular y nuestra memoria colectiva se debe remontar a ese nacimiento y desde allí seguir el paso a paso de Malvinas”.

Actividades

Para visitar la primera estación hay que subir al primer piso y se recorre un gran espacio que contempla actividades culturales programadas o muestras temporarias. Este jueves 2 de abril al conmemorarse el Día de los Veteranos y Caídos en la Guerra de Malvinas se desarrollarán actividades libres y gratuitas a partir de las 17 horas. Estará la obra teatral Malvinas, un amor soberano a cargo del equipo de guías del museo, la presentación del grupo de música de la Secretaría de Niñez, Adolescencia y Familia del Ministerio de Desarrollo Social, Sinfonía Popular, la realización de un mural a cargo de Aníbal Cedrón y finalmente un recital de León Gieco, Raúl Porchetto y artistas invitados, promovido por el movimiento Arte por la Paz.

Vida

Al subir por las escaleras eléctricas aparece la sala Geografía, flora y fauna de Malvinas con un gran lobo marino disecado y variedad de aves. Al lado, una gran pared contiene una pantalla que simula ser un acuario, muestra la vida debajo del agua, la diversidad marina así como la riqueza de los recursos naturales usufructuados en las Islas. Allí se exponen los argumentos geográficos por los cuales las Malvinas son parte de la Patagonia.

Más adelante se proyecta el documental Soberanía y Geopolítica. Explica como la pesca es la principal fuente de ingreso de los isleños gracias a las ilegítimas licencias que el Reino Unido otorga a grandes empresas extranjeras. Denuncia que los ingleses han explorado la zona en busca de hidrocarburos desde los años setenta hasta hoy y han licitado su exploración a empresas que no podrían hacerse responsables ante cualquier desastre ecológico. Expone que las Malvinas son para los británicos el camino a la Antártida, la mayor reserva de agua dulce del mundo. Señala también a Monte Agradable, como la principal base militar británica en las Islas. “La Argentina denuncia permanentemente ante la ONU los ejercicios militares británicos en las Islas Malvinas. La sola presencia de una base militar constituye una exhibición de fuerza belicista en una región de paz: América del Sur”, concluye el documental.

Paradójicamente el 25 de marzo último, un día después del día Día Nacional de la Memoria por la Verdad y la Justicia el Ministro de Defensa británico en el Parlamento de su país declaró el aumento del gasto militar en las Islas a razón de una presunta “amenaza argentina”. El Gobierno argentino reiteró que el único camino para resolver la cuestión es el diálogo y no las armas.

Museo Malvinas e Islas del Atlántico Sur está ubicado en el Espacio para la Memoria y Derechos Humanos (Ex ESMA).

Museo Malvinas e Islas del Atlántico Sur está ubicado en el Espacio para la Memoria y Derechos Humanos (Ex ESMA).

Pasión

Raymundo Gleyzer, desaparecido durante la última dictadura y primer cineasta argentino en viajar y filmar las Islas, tiene su propia sala. En ella se reproduce desde un antiguo proyector sus películas sobre Malvinas donde muestra la vida de los isleños así como su entorno natural, narrado con su voz en off.

Luego, desfilan el gaucho Antonio Rivero, un peón rural que se rebela en defensa de la soberanía argentina; Miguel Fitzgerald, el primer piloto civil argentino en volar allí e izar la bandera nacional, entregar una proclama y regresar al continente, a riesgo de perder la vida. El avión original cuelga del techo de la entrada principal.

Más adelante, Arturo Illia y la Resolución 2.065 donde Argentina en 1964 presenta ante la ONU las razones históricas y legales de su soberanía y propone el diálogo con el Reino Unido. Al año siguiente fue aprobada e invitó a ambos países a iniciar negociaciones. La dictadura militar con su decisión bélica y la actitud colonial británica destruyeron este avance pacífico hacia el entendimiento.

Finalmente, Dardo Cabo y la Operación Cóndor, el joven peronista que en 1966, junto a otros 17, secuestraron un avión de Aerolíneas Argentinas. Al llegar a Malvinas y al igual que Fitzgerald izaron siete banderas argentinas y entonaron el Himno Nacional. Una de ellas la encontramos en una gran pared de vidrio. Luego fueron capturados y encarcelados por la dictadura de Onganía.

Al llegar al final de la sala está el sector Mujeres de la Patria donde se destaca el papel de distintas luchadoras que se resistieron al colonialismo. Entre ellas: Juana Azurduy, Manuela Pedraza y Martina Céspedes entre otras y Mujeres en Malvinas como María Sáez de Vernet, Matilde “Malvina” Vernet, María La Grande, María Cristina Verrier y las seis enfermeras que auxiliaron a los heridos durante la guerra, entre otras.

Muerte

Una pasta de dientes Kolynos deformada, una crema Gillette, una máquina de afeitar, un pedazo de cepillo de dientes, unas botas negras que se desintegran tras el vidrio, una guitarra, uniformes y cascos son algunos de los objetos personales que demuestran las duras condiciones en que combatieron los valientes soldados en la sala La vida en la guerra. Junto a ellos, la revista Gente titula “Estamos Ganando”, o muestra una gran portada del rostro del Papa Juan Pablo II que promete llegar a la Argentina en guerra para lograr la paz. Frente a esta sala hay una gran cantidad de televisores de los años ochenta uno encima del otro, que reproducen los programas periodísticos de la época, algunos sólo muestran la lluvia de una transmisión sin señal.

Museo Malvinas e Islas del Atlántico Sur está ubicado en el Espacio para la Memoria y Derechos Humanos (Ex ESMA).

Museo Malvinas e Islas del Atlántico Sur está ubicado en el Espacio para la Memoria y Derechos Humanos (Ex ESMA).

La exposición exhibe el rol que jugaron los medios de comunicación al ocultar información y estimular un triunfo falso sobre las expectativas sociales y con ello mejorar la imagen de los militares ante la sociedad. En paneles exponen los titulares más relevantes de ese momento: La Nación del 15 de junio de 1982 titula “Se ha producido un alto al fuego y deben acordarse sus condiciones” y Clarín el 18 de junio con un simple “Cayó Galtieri”.

Detrás de una gruesa cortina negra está La sala de los caídos. En ella se expone una gran foto del Cementerio de Darwin en Malvinas donde yacen algunos de los cuerpos de los 649 soldados argentinos que murieron durante la guerra. Además hay pequeñas pantallas digitales en movimiento que muestran el rostro, nombre y rango del soldado caído. También aclaran que a todos no se les rinde homenaje pues algunos Generales cometieron violaciones a los derechos humanos durante la guerra.

Al final se encuentra La Sala de las tres plazas donde se proyectan las movilizaciones populares hacia Plaza de Mayo como respuesta a la guerra en tres episodios: 30 de marzo de 1982; 2 y 10 de abril de 1982 y 14 y 15 de junio de 1982.

Este recuerdo doloroso de la guerra es parte de la historia de Malvinas y está presente para rendir homenaje a quienes murieron allí. “Más allá de haber distintas memorias, hay una sola que es la del pueblo y la Nación argentina y no una memoria de lo bélico como quiso instalar la dictadura”, dice Jorge Giles. “Nosotros tenemos que romper con ese paradigma, nosotros tenemos que volver a recuperar la causa Malvinas como parte de la historia larga de la patria”.

Resurrección

La última estación trata de expresar el retorno de la democracia en 1983. El Informe Rattenbach, desclasificado y difundido en 2012 por orden de la presidenta Cristina Fernández de Kirchner es el inicio de este camino. En él se narra cómo en diciembre de 1982 la Junta Militar para limpiar su imagen designó una comisión de militares que debía elaborar un informe sobre el conflicto Malvinas presidido por el teniente general Benjamín Rattenbach. El informe deja clara la responsabilidad de los dictadores sobre el pésimo manejo de la guerra y el daño hacia la diplomacia argentina en su lucha de más de un siglo por recuperar su soberanía, así como la violación de derechos humanos que sufrieron los soldados por parte de sus superiores. Desde entonces dicho informe permaneció oculto como “secreto de Estado”.

En esta línea Valeria Barbuto cuenta de qué manera los organismos que ella representa apoyan las denuncias sobre violación de derechos humanos durante la guerra: “Nosotros acompañamos actualmente el reclamo de muchos de quienes se vieron forzados a estar en esa guerra, como los conscriptos, que denuncian graves y sistemáticas violaciones a los derechos humanos. Creo que lo que compartimos es el desafío de construir colectivamente un espacio que sirva al presente y al futuro y que una el reclamo de soberanía, al reclamo de memoria, verdad y justicia”.

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Museo Malvinas e Islas del Atlántico Sur está ubicado en el Espacio para la Memoria y Derechos Humanos (Ex ESMA).

Finalmente, la sala Malvinas y Democracia abre con una frase de la presidenta Cristina Fernández de Kirchner: “Hoy Malvinas ha dejado de ser solamente una causa de los argentinos para transformarse en una causa global de América latina”. Un corto muestra el recorrido histórico que comienza a partir de 2003 donde Malvinas se convierte es una causa nacional, regional y global con el primer discurso del entonces presidente Néstor Kirchner ante la ONU en reclamo por la resolución pacífica del conflicto. En 2009 la UNASUR se pronuncia en Quito, Ecuador por la defensa de la soberanía argentina en la cuestión Malvinas. En 2011, la causa por la soberanía argentina sobre Malvinas recibe un apoyo histórico de todos los países de América latina y el Caribe representados en la CELAC. En 2012, la presidenta ordena la desclasificación del Informe Rattenbach. En 2013 jefes de Estado de África y América del Sur reunidos en Guinea Ecuatorial, África, declaran su total apoyo a la Argentina en la cuestión Malvinas.

El director del museo también acompaña esta misma idea de causa global: “Cuando hablan de la causa y la memoria Malvinas hablan de los derechos humanos que también fueron violados durante la guerra y debemos ayudar a comprender que la causa Malvinas no es solamente argentina, es una causa regional y latinoamericana, una causa universal de paz. Nosotros queremos romper con ese estigma de la guerra”.

Hasta el día de hoy Gran Bretaña continúa su proceso de depredación de los recursos naturales y de ocupación y militarización nuclear en las Islas, y desconoce el constante llamado a dialogar con la Argentina según establece la Resolución 2.065 de la ONU, ratificada 40 veces desde 1965 hasta 2012. Argentina, como históricamente lo ha demostrado, seguirá firme en su reclamo sobre la recuperación de su soberanía. Como expresa el director del museo: “Malvinas no es un anexo de la patria, Malvinas es la patria”.