Ni una menos, capítulo under

Ni una menos, capítulo under

La Plaza de Mayo, cubierta del rocío de un otoño que pronto será  un invierno crudo, se viste del enojo feminista. Mientras la agenda de los medios masivos se ocupa de las muertes ocurridas en la Time Warp, un grupo de personas se reúne en la histórica plaza para  reclamar por justicia. Es el mismo suelo lustrado por los resabios de la memoria colectiva el que ahora se embarra de pisadas feministas. Menos de una semana antes, en las redes sociales comenzó a viralizarse un video de Mailén Frías en el que denunciaba el abuso sexual y psicológico por parte de José Miguel del Pópolo, cantante de la banda under La Ola Que Quería Ser Chau. Ese mismo día, un par de horas más tarde, se dio a conocer el testimonio de Rocío Marquez, otra ex novia del cantante que confesó haber sufrido los mismos abusos por parte del artista. Y como una fila de fichas de dominó en delicado orden y equilibrio, cuando cayó una, comenzaron a caer todas las demás. A las denuncias contra Miguel del Pópolo se sumó un colectivo de jóvenes que armaron un sitio en Facebook para denunciar por abusos a Cristian Aldana, cantante de “El otro yo”, así como los discutidos comentarios de Walas, cantante de Massacre, que sin esperar a que se secaran los pañuelos de las víctimas, esa misma noche en su show de Mendoza dejó dicho: “¿Qué hicieron entre violación y violación? ¿Se fumaron un pucho?”. Las preguntas de Walas se suman al repertorio de frases del sentido común como “algo habrá hecho”, “mirá cómo está vestida”, “si es la novia, no hay abuso”, “¿para qué fue a la casa?”. La denuncia de Mailén en el Juzgado Criminal n° 25 es la visibilización de algo que hace tiempo se sabe y se calla en el mundo del under.

Bajo la consigna "¡Basta de abusos y violaciones, violencia en el rock!" el sábado 23 de abril se realizó en Plaza de Mayo una protesta luego de que victimas de abuso sexual hicieran publicas sus denuncias a través de las redes sociales.

Bajo la consigna «¡Basta de abusos y violaciones, violencia en el rock!» el sábado 23 de abril se realizó en Plaza de Mayo una protesta luego de que victimas de abuso sexual hicieran publicas sus denuncias a través de las redes sociales.

 

No es de sorprender que tanta gente haya ido a la Plaza de Mayo el pasado 23 de abril  a acompañar a las víctimas. Hacer audible sus testimonios, abogar por la justicia y porque las denuncias no mueran en la vorágine de los ritmos de las redes sociales y los hashtags, es lo que preocupa, ahora, a muchos de quienes partciparon, a casi dos semanas de la movida. “No es un contexto de frases vacías como ‘Amor sí, Macri no’, sino que estamos hablando de abusos y violaciones, y lo que sentimos es que necesariamente teníamos que estar organizadas para poder contener a las compañeras, para poder darles un mínimo de seguridad. Estos eventos hay que pensarlos en clave feminista”, expuso a ANCCOM Maruh García, referente feminista, militante por la Campaña por el Derecho de Aborto y una de las organizadoras de la convocatoria que se hizo bajo el polémico título “Basta de abusos y violaciones en el rock. “El título de un evento en Facebook es lo de menos, el nombre es indistinto”, planteó Maruh. “Aunque muchas personas se molestaron porque el rock es o no es o no quieren que sea así, el eje central es que estamos hablando de abusos y violaciones, y eso es lo que nos tiene que molestar”.  

Las nubes negras, detrás de la Casa Rosada, avisan que pronto va a llover. Pero no todavía. Todavía queda algo por decir. Maruh toma el micrófono y habla de Rocío, de Mailén y de muchas otras que no pudieron hacer audible sus voces. Les pide que no tengan miedo. Las invita a contar sus testimonios y verdades, a confiar en que todas las mujeres allí presentes serán una casa y un hogar para su seguridad, porque muchas de ellas han sufrido, aunque sea alguna vez, el peso de ser una mujer en una sociedad estructurada desde fundamentos machistas. Con el micrófono aún en mano, Maruh se proclama feminista y autoconvocada. No se tapa con ninguna bandera. Su cara, su voz y su experiencia como militante es todo lo que le queda. Su voz aleja las nubes. Su lucha viene de mucho antes, desde la concentración frente a la Casa de Mar del Plata en contra de la represión en el Encuentro Nacional de Mujeres del año pasado; de la movilización autoconvocada del #NiUnaMenos; de su propia experiencia como mujer, como militante y como feminista.

Militante de la agrupación "Las Rojas" da su apoyo a la causa.

Militante de la agrupación «Las Rojas» da su apoyo a la causa.

 

Esta tarde, no obstante, Maruh no está sola. Muchos artistas se solidarizaron con las víctimas y decidieron tomar una postura al respecto. La cantante de La Ola que Quería ser Chau, haciendo público su apoyo a Mailén y Rocío, acompañó las denuncias y visitó la plaza. Ya no queda nada de la antigua banda y muchos gritan, a modo de repudio, “La Ola que fue Chau”. A ella se sumaron otros músicos como Nahuel Briones, Mily Star y Jazmín Pimentel, a veces con canciones y otras veces con comentarios y opiniones; algunas activistas trans como Guillermo Celina, una de las organizadoras de la convocatoria que usa un nombre no binario, como su vestido y su barba, y que recuerda que “hay que acostumbrarse a preguntar cómo se autopercibe una persona porque el cuerpo, por sí sólo, no dice nada”;  un gran número de poetas, entre ellos Micaela Barsi que leyó alterada y atravesada por los acontecimientos, una poesía de su propia autoría: “Sonoridad / Empoderamiento / Hoy las pibas todas en movimiento / Porque si tocan a una, saltamos todas / Porque somos muchas y estamos cansada / Porque de ahora en más, el que tiene que tener miedo es el agresor / Porque si te caés, te levanto / Y al machito que te tiró / Entre todas lo aplastamos”.

 

Ya pasado el mediodía, Maruh vuelve a tomar la palabra para cerrar lo que llama “una jornada de visibilización y concientización”. La lluvia espera a que termine su discurso: “Es un camino que recién se empieza a andar. Hay una gran necesidad de acompañar, sabiendo que la Justicia no da respuestas. Hay que acompañar la denuncia y, en forma feminista, ir deconstruyendo y resignificando la cultura de la violación”. Sólo cuando calla, las primeras gotas de la tarde comienzan a caer.

“Bien warrior rima con ovarios”

“Bien warrior rima con ovarios”

 Paz Ferreyra nació y creció en la Paternal, más precisamente en la calle Bolivia. Aquella marca de origen resultó tan fuerte, que se constituyó en su verdadera identidad: Miss Bolivia. Antes de subir a escena, se recibió de psicóloga en la UBA, donde también estudió Letras. Trabajó como productora en el Canal de la Ciudad y recién en 2008 -cuando empezó a cantar en fiestas de amigos- se propuso comenzar una carrera de solista. Dos años más tarde editó su primer disco, Alhaja y en 2010 le siguió Miau. En su música fusiona la cumbia, con el rap y distintas variantes de reggae con algunos elementos del dance y un poco de pop.

Con sus ritmos, Miss Bolivia contribuyó a desestigmatizar la cumbia, la hizo sonar en los festivales más taquilleros y hasta la llevó a Hollywood, como banda sonora de la película Focus. Además, compuso e interpretó la canción “María, María”, tema principal de la telenovela La leona. Sus canciones no son pasatistas, se caracterizan por ser combativas y autobiográficas, con un llamado muy fuerte a las luchas reivindicativas feministas, LGBT y de derechos humanos.

En diálogo con ANCCOM, reflexionó sobre el lugar de la mujer en la música, su relación con el público y su punto de vista en la denuncia de Mailén y Rocío, al líder de La ola que quería ser chau, por abuso sexual.

¿Cómo atraviesa tu música tu formación como psicóloga y los años que cursaste la carrera de Letras? ¿Son elementos presentes?

Mi música apunta a hacerse preguntas. Y en la psicología, uno trata de hacerse preguntas. Tanto los libros que leí, como las experiencias que atravesé, no sólo académicamente, sino las experiencias de calle, atraviesan la obra de algún modo. Aunque no seas literal ni te estés refiriendo todo el tiempo a esas cosas, nunca sos el mismo después de leer un libro: te vas transformando; siento que ahí está la carrera. La Psicología es sanar con palabras y yo intento que la música que hago tenga que ver con sanar, con fortalecerse, con empoderarse. El empoderamiento tiene que ver con la salud también. Hay una psicología, quizá no es de diván o de hospital sino un dispositivo distinto que es la pista de baile o el living de tu casa o el auricular donde podés empoderarte o hacerte preguntas.

Los elementos autobiográficos en las letras de Miau generan mucha empatía e identificación, ¿cómo sentís que son recibidas tus historias por el público?

El artista sin el público no es. La gente es muy cálida, muy afectuosa, muy aguanta- trapos, me escribe cartas, me trae regalos, me tira ropa interior al escenario. Me gusta tener un público muy plural, muy diverso, no es que sólo hay una tribu en mis shows, hay gente muy distinta, un oficinista, un heavy, un rapero, un rasta, una señora, y eso está buenísimo. Es una de las cosas que me enorgullece, tener un público plural. Muchas veces, los cantantes o los artistas, los comunicadores en general, tenemos una responsabilidad, o un rol de espejear socialmente o darle asidero al otro. Uno canta sobre eso. En este disco,  canté de ese modo algunas canciones y la gente se apoyó en esas canciones, se vio y se sintió representada. Hace poco me tuve que subir a un bondi porque llovía y no pasaban taxis, y el chabón no me quiso cobrar porque era Miss Bolivia y yo le decía: “¡No, por favor!”. Y puso la música en el colectivo -¡un capo!- y me regaló un chocolate. Son cosas de amor, cosas lindas.

¿Repercute de alguna manera en el ambiente musical tu reivindicación del rol de la mujer y las demandas de género que promovés?

En todos los palos de la música está esto instalado, tengo colegas folcloristas, raperas, cumbieras, del pop, del rock y todas de algún modo hacen foco en esos contenidos y no estamos organizadas, es algo que cada una hace. Está lleno de organizaciones, con las cosas que están pasando hay como una furia y se organizan movidas de repudio o también de empoderamiento.

«Creo hay más conciencia de parte de mujeres y varones antipatriarcales, que hay mayor visibilidad,» declara Paz Ferreyra.

 

Hace unos días se hizo público el testimonio de Mailén y Rocío, dos chicas que denunciaron por abuso sexual al cantante de La ola que quería ser chau. ¿Tenés alguna reflexión al respecto?

Me afectó mucho, me pareció muy duro, vi al video y me pegó un bife. Me pareció que está bien que exista. Las dinámicas de abuso de poder están en toda la humanidad, el humano las puede desplegar en cualquier ámbito, obvio que está el folclore originario de las groupies y de los chabones, pero estos son casos extremos que pueden pasar en distintos espacios de la vida. Estas chicas tuvieron mucha valentía y mucho coraje. Lo que ellas hicieron es una herramienta comunicacional muy importante. Está bueno que si eso sucedió, se viralice, porque tiene que bajar el umbral de tolerancia que tenemos. Hay cosas que hay que cortar la bocha, y se corta así.

Existen  colectivos que tratan de empoderar a las mujeres, y desde la marcha  #Niunamenos esa tendencia se ha acentuado. ¿De eso se trata ser “bien warrior”?

Para hacerla corta, bien warrior rima con ovarios. Es un estado actitudinal, un estilo de vida. Creo hay más conciencia de parte de mujeres y varones antipatriarcales, que hay mayor visibilidad. Bandas femeninas y artistas femeninas hay un montón y siempre hubo un montón, ahora hay más foco, más visibilidad y eso está buenísimo en todos los palos de la música. De algún modo u otro todas hablamos de eso un poco y está bueno que pase.

¿Que nos vamos a encontrar en tu próximo show, el último de esta etapa?

Me van a acompañar algunos invitados del disco y vamos a hacer un adelanto de tres temas del próximo disco.  Miau no es algo que voy a dejar de tocar, sino que es un homenaje. La próxima vez que nos volvamos a ver en Buenos Aires va a ser con otro material.

¿Y en el próximo disco?

Sigue la cumbia, el rap y el reggae como eje, pero son temas que hablan mucho más de amor, hay militancia pero es mucho más autobiográfico, muchas canciones playeras porque estos últimos años estuve casi la mitad del tiempo en la playa y me pintó más playero.

Actualizado 03/05/2016

El aborto en escena

El aborto en escena

Lucrecia, la protagonista de la obra, tiene que decidir en 60 minutos si seguir o no con su embarazo. Ese es el eje central de Descansa, la historia creada y dirigida por Pilar Ruiz, que plantea el tema del aborto de una manera frontal y propone a cada espectador imaginar su propia decisión.

Cerca de Lucrecia (papel interpretado por Romina Oslé), está su madre ( a cargo de Susy Figueroa),  que le habla acerca de trivialidades mientras ella transita un proceso de aborto con pastillas de Misoprostol. Lucrecia está ensimismada, sentada en el inodoro, con signos de perturbación y una necesidad imperiosa de quedarse sola. Pronto, una voz en off -desencadenada por Verónica Cognioul Hanicq, quién también mantendrá el tempo de la obra a través de sonidos-, proporciona a Lucrecia las voces de su conciencia. Verónica está rodeada de juguetes de cuna, que irá haciendo sonar en diversas ocasiones. Las voz habla desde el sentido común, pero también presenta las contradicciones que la misma Lucrecia atraviesa cuando apenas le falta la última toma para terminar con su aborto.

 Las voces se mueven como pensamientos, revueltos en la cabeza de Lucrecia. Su madre trae regalos para el bebé y le comenta sobre su infancia. Lucrecia solo quiere estar sola, aferrada a ese inodoro, el último testigo de su actuar, que implica una manera de pararse frente a la vida y la sociedad. Lucrecia no eligió ser madre, no quiere serlo. Sufre y se encadena a las pastillas que podrán acabar al fin con su suplicio.

 Según estadísticas de  la agrupación militante feminista Pan y Rosas, en América Latina se realizan cerca de 4,4 millones de abortos al año y más del 90% de ellos se practican en condiciones de inseguridad: abortos clandestinos que recurren a métodos artesanales con alto riesgo de terminar con la vida de las mujeres que lo practican o, al menos, serias secuelas. Muchos de ellos, incluso, son autoinducidos.

La organización señala también que el 70% de los abortos se realiza en barrios carenciados. Cabe recordar que en Argentina no rige la interrupción del embarazo irrestricta, y solamente en algunos casos esa práctica no es punible. Descansa apunta de lleno a esa problemática.

Con respecto a la obra, Romina Oslé cuenta: “Trabajé sin ideas previas, transitando el material y viendo que tono muscular aparece. Sobre todo en un personaje como Lucrecia, que es una mina común y corriente. Hay algo de la vulnerabilidad que te genera estar sola en un baño. Lo que más trabajé fue cómo maneja ella esta sobreinformación que le proporcionan los mensajes que le llegan”.

Descansa le propone a este personaje mucha quietud y, por ende, se puede trabajar desde la mirada, desde la respiración. “Hay algo en lo que ella está muy segura, pero estas fuerzas opuestas, reflejadas en el rol de la madre, como pensamiento del otro, como los sentimientos y pensamientos de la madre, aportan conflictividad porque en algún momento tiene que enfrentar a su madre a sabiendas de lo que iba a pensar”, señala Romina y agrega: “Nosotros trabajamos tratando de no dejar un solo mensaje, sino abrir interrogantes y territorios de pensamientos y posibilidades de acción. Por hacer un reduccionismo hay como tres polos: la sociedad, la madre, el sentido común instaurado, ese triángulo que no deja de ser un binomio porque tanto Lucrecia como la madre están atravesadas por esto y hay un equilibrio casi total en las formas de pensar. Y según como esté parado cada uno de las personas que vienen a ver la obra ven de qué lado pararse, según sus creencias.”

En «Descansa, Lucrecia, la protagonista de la obra, tiene que decidir en 60 minutos si seguir o no con su embarazo

Para la dramaturga y directora Pilar Ruiz,  “la idea no fue escribir a partir de un tema sino a partir de una imagen, que era una mujer encerrada en el baño embarazada y del otro lado una madre. A partir de allí desarrollé diferentes escenas y fue apareciendo la obra. La imagen surgió por un camino personal propio, a partir de pensarme como mujer en la sociedad de hoy”.

Además,  dice Pilar: “En la obra se trató de dar lugar a todas las voces donde el personaje de Lucrecia va decidiendo según sus circunstancias y cada espectador se queda con la voz con la que más empatiza. Sí hay un deseo de mi parte y es que la voz de Lucrecia pueda ser comprendida. Creo que es tiempo de que el debate se encause de una vez, abortos hay y hubo siempre, es una realidad de la que como sociedad no nos estamos haciendo cargo. No solo por el hecho de que no se le permite a la mujer elegir libremente, sino que además mueren mujeres. Con la legalización no es que va a ver más o menos abortos, sino que va a haber menos mujeres que mueren”.

En tanto, en relación a la parte propositiva del tema, la directora señala: “En Uruguay se legalizó y no hay más muertes por aborto. Con una medida que legalice el aborto, tienen que haber otras medidas que acompañen. Una buena Ley de Educación Sexual y mucha más concientización y difusión del hecho de que en los hospitales públicos hay anticonceptivos. Hay muchas instancias antes de llegar al aborto, y deben conocerse, visibilizarse”.

Lucrecia sobrevive a las voces que la acosan y termina contándole a su madre lo sucedido. Su mamá oficia de voz de la sociedad, le dice que es un hecho que nunca olvidará. Lucrecia le grita “mis ovarios son míos” y “con ellos puedo hacer lo que quiero”. Su madre termina consolándola y quedándose con ella a cuidarla. En cierta forma, entiende su decisión, y como ella repite en la obra, el hecho de que los hijos no son lo que queremos de ellos, son lo que son.

A modo de cierre, Pilar agrega: “Esto es teatro y creo que el arte, además de la función de entretener y de conmover, en el sentido de modificarte, también es importante que te deje pensando. Los artistas tenemos la responsabilidad de que el que vea una obra de arte debe irse con dudas, con preguntas, abriendo posibilidades”.

Al salir de Descansa a cada espectador se le entrega un flyer, con pastillas dibujadas en él, que lleva la leyenda: “De acuerdo con la Organización Mundial de la Salud (OMS), el Misoprostol es un medicamento seguro y eficaz para el aborto hasta la semana 12° de embarazo. No se acumula en el cuerpo de la mujer ni causa daño o infertilidad. Se usa en hospitales para el tratamiento del aborto incompleto, para ayudar a inducir el parto y para tratar y prevenir la hemorragia post-parto. Debido a todos sus beneficios, el Misoprostol está incluido en la lista de medicamentos esenciales para la humanidad según la OMS, por lo tanto todos los países deberían tenerlos en sus planes de salud “.

La obra puede verse todos los domingos a las 20:30 horas en La Pausa Teatral, Av. Corrientes 4521.

Actualizado 05/04/2016

La (in)justicia de género

La (in)justicia de género

“Una relación tormentosa lindante con lo enfermizo”, “nada sucedió esa noche diferente a lo que venía sucediendo hace treinta y ocho años”, “una relación patológica”, “se sintió desbordado”, estos son algunos de los argumentos que miembros del Poder Judicial han utilizado para disminuir las penas en las condenas de varones acusados de femicidio. Sin embargo, cuando las imputadas son las mujeres, no sucede lo mismo. Ellas no son escuchadas, su discurso se vuelve objeto de duda y se ignora la violencia previa que han sufrido. Estas reacciones son ejemplo del sesgo sexista en el accionar del Poder Judicial, que se da tanto en la elección de las figuras jurídicas como en los juicios y en las condenas. A estas conclusiones ha llegado la investigación “Homicidios conyugales y de otras parejas. La decisión judicial y el sexismo”, realizada por la abogada Marcela Rodríguez y la socióloga Silvia Chejter, quienes analizaron 144 sentencias de homicidios (consumados y en grado de tentativa) entre cónyuges y otras parejas durante el período 1992-2010. ANCCOM dialogó con Rodríguez, Master of Law por la Universidad de Yale y responsable del Programa de Asesoramiento y Patrocinio para las Víctimas del Delito de Trata de Personas de la Defensoría General de la Nación.

¿Qué fue lo que las motivó a realizar la investigación?

Nos interesaba explorar cuál era la respuesta judicial ante los casos de femicidios y de homicidios de varones por mujeres. Partimos de una premisa: la justicia quiere mostrarse con “los ojos tapados”, como una observadora imparcial, neutral y objetiva. Sin embargo, los y las operadoras del derecho están atravesados por una cantidad de factores, entre ellos, el sexo, el género, la clase, etcétera. No es una cuestión biológica. Es decir, hay mujeres que tienen un discurso y un punto de vista que no necesariamente difiere del punto de vista de los varones como clase dominante. El sistema social está estructurado en históricas jerarquías y relaciones de dominación y subordinación entre los géneros. Esto es legitimado por el Poder Judicial, que a su vez lo refuerza. Quienes están en la Justicia (como en otras esferas de poder) tienen su mirada construida desde un punto de vista masculino, pero ello está ocluido bajo un velo de neutralidad. Cuando el paradigma de lo humano es un determinado grupo de varones, heterosexuales, sin discapacidades, blancos, de religiones dominantes, ello se esconde en la neutralidad y objetividad del derecho; este ángulo de visión por ser dominante no se identifica como un punto de vista sesgado. Y esto claramente se expone en las sentencias, las prácticas y los discursos judiciales. Buscamos indagar sobre estas cuestiones. No se trató de un análisis cuantitativo. Lo que nos interesaba era distinguir el impacto diferencial de la respuesta judicial en relación con varones y mujeres. Vos podés tener una norma, en apariencia neutral, pero que tiene un resultado diferencial y su aplicación perjudica a las mujeres en relación con los varones. El feminismo ha detectado que mujeres y varones son percibidos como entidades del ser, ontológicas y no como construcciones epistemológicas. Esto también estaba en juego. Además, en algunos casos había discriminación no solo por género sino también por clase social y etnia porque las categorías se cruzan. Había que leer mucho entre líneas, la discriminación no siempre aparece manifiestamente en una pena, o en el resultado favorable o desfavorable de una sentencia.

¿Cuál fue la metodología?

Nos concentramos en el discurso y en las resoluciones que toman los jueces para llegar a las condenas, las absoluciones, los tipos jurídicos elegidos, las penas aplicadas. Pero fundamentalmente  en los argumentos que desarrollan los jueces. Hicimos esta investigación antes de la reforma del artículo 80 del Código Penal. Por lo tanto, lo que teníamos originalmente como objeto era la identificación y recolección de homicidios agravados por el vínculo conyugal para su posterior análisis. La forma de recolección de las sentencias no fue seleccionar determinados casos especiales, en el sentido de buscar casos paradigmáticos de discriminación porque eso te da una muestra sesgada desde el punto de partida. Recolectamos todas las sentencias de homicidios de varones a mujeres y de mujeres a varones porque esa es la manera de detectar los sesgos discriminatorios del sistema. Fuimos viendo que muchos casos que surgían en nuestro relevamiento tenían que ver con otro tipo de parejas, las que no estaban casadas y que era un número mayor que las que tenían vínculo conyugal y decidimos que no podíamos excluir esas sentencias de la investigación. En la medida que seguíamos haciendo este relevamiento, detectábamos que había otras situaciones en las que no había homicidio consumado pero había tentativas de homicidio, que también eran relevantes para la investigación. En estos casos también se observaba discriminación, por ejemplo, esto se evidenciaba al conducir el caso al tipo de lesiones en vez de mantenerlo como tentativa de homicidio.

¿Era una manera de minimizar la violencia?

Exacto. La violencia era minimizada, invisibilizada, pocas veces se le otorgó su real dimensión y relevancia en los casos en estudio. Esto es una cuestión que surge de aplicar una metodología feminista, que consiste en mirar la realidad de la vida de las mujeres (o en este caso las muertes), cuáles son las experiencias, las respuestas del sistema y a partir de allí hacer teoría. No se puede hacer teoría de la nada y tratar a la fuerza de insertarla en la realidad. Una tiene incorporada esta metodología y de la misma manera que una debe decir desde dónde está parada, la metodología también tiene que ser expuesta.

El Poder Judicial tiene una concepción totalmente diferente del lenguaje de la que tiene el feminismo, para el cual el lenguaje es vehículo de estereotipos de género y de percepciones diferenciadas de los géneros.

Para el derecho, el lenguaje es una forma de poder, tiene sus jergas propias y los operadores no abren este discurso. Pasa lo mismo, muchas veces, con el discurso médico. Mantener la distancia, el poder. El derecho es muy cerrado en este sentido, sólo abogados y abogadas tenemos la facultad de cubrir determinados roles, nadie más. Las facultades de Derecho no ayudan a abrir el lenguaje, a exponer sus sesgos discriminatorios. Este es un lenguaje que resulta ajeno para quienes son víctimas de un delito o de un crimen de género.  Los jueces dicen que analizan hechos, como si los hechos les vinieran dados objetivamente por la realidad, cuando lo que sucede es que los jueces construyen los hechos, los fijan, los eligen, determinan cuáles van a ser relevantes y cuáles no. Y cuando constituyen determinados hechos como relevantes, esto define la resolución del caso.

Y en esa construcción pueden dejar de lado hechos importantes…

Si, por ejemplo, cuando hay violencia previa contra las mujeres y la desconocen o tergiversan, esto distorsiona absolutamente el resultado. La tentativa de homicidio puede ser conducida a lesiones. Si hay un caso donde una mujer mata al marido en una situación de legítima defensa, el historial de violencia previa debería ser expuesto y tenido en consideración a los fines de cómo van siguiendo los distintos pasos de la investigación y de la propia resolución del caso. Si desde el comienzo se desconoce, o se excluye un historial de violencia, ya no se investiga. Negar determinadas situaciones de violencia o del contexto puede cambiar el resultado del caso. Del mismo modo, cuando el historial de violencia previa desencadena el femicidio, con una larga culminación de hechos violentos que los jueces ignoraron y así aplicaron circunstancias extraordinarias de atenuación. Una aclaración relevante: el artículo 80 del Código Penal tenía el inciso 1 de agravados por el vínculo. El último párrafo del artículo dice que en aquellas circunstancias extraordinarias de atenuación el juez puede aplicar la sentencia de ocho a veinticinco años de homicidio simple. Esto ha sido argumentado y aplicado de un modo absolutamente desigual en relación a mujeres y a varones. La otra cuestión es cómo los jueces eligen y cómo valoran las pruebas. Quizás el ejemplo más obvio son los testimonios de las mujeres; sean víctimas o imputadas, lo habitual es falta de credibilidad por parte de los jueces. Existía la categoría de “mujer mendaz”, ahora la versión más moderna es averiguar si es “fabuladora”. Sin embargo, respecto de ningún varón que va a denunciar el robo del estéreo del auto se va a pensar que está fabulando o que pretende engañar al seguro.  

¿Es un concepto que está solo asociado a las mujeres?

Sí, y sobre todo en delitos de género, como violaciones o violencia en el ámbito familiar. No solo los testimonios de las mujeres son desvalorizados sino que cuando otra persona da testimonio a favor de lo que sostiene esa mujer cae en los mismos mecanismos, se cree que es una mentirosa. Ahora, cuando el testimonio es de una persona que atestigua a favor de un varón, le creen. Hay un caso que es increíble. Dos hijas de una mujer escucharon lo que sucedía en la pieza de al lado, los gritos y alaridos de la madre cuando la estaban asesinando. Los testimonios son justamente lo que se puede percibir con los sentidos. Sin embargo, en el juicio dijeron que eran testimonios de oídas. O no dan valor a testimonios de familiares de las mujeres. Pero a los familiares de los varones siempre les creen. Una de las cuestiones en las que nosotras nos centramos es en el tipo de argumentaciones y muchas veces esas argumentaciones toman como probanzas aquello que dictaminan los peritos. Aún en casos en que obviamente esas pericias presentan problemas graves, las toman igual en consideración para justificar el resultado al que quieren arribar. El otro punto significativo es la selección de la norma que van aplicar los jueces; por ejemplo, si es tentativa de homicidio o lesiones, si deciden que es un homicidio atenuado o agravado. Esta selección puede dar lugar a una gran arbitrariedad, lo que hemos identificado en un número significativo de sentencias. Así, se consideraba que no se aplicaba la norma que agrava el homicidio cuando hay un vínculo conyugal porque la pareja estaba separada de hecho, aunque en la práctica el marido casi viviera en la casa. La última de las etapas es la interpretación que hacen los jueces de las normas. Y ahí se desarrollan estereotipos y respuestas discriminatorias. Se muestra el paradigma de cómo se construye el derecho desde un punto de vista del poder dominante en una sociedad de supremacía masculina, oculto en los velos de la neutralidad y objetividad. El problema es que este punto de vista, por ser dominante, es muy difícil que sea confrontado por otro punto de vista porque al ser dominante se vuelve ontológico.

¿Cuáles fueron los principales sesgos sexistas que encontraron?

Entre las cuestiones que se reiteraban en casi todas las sentencias -ya fuera homicidios de varones a mujeres o de mujeres a varones-, se destaca la existencia de un historial de violencia previa. En algunos con condena previa, en otros con medidas de prevención y en otros donde no había ninguna respuesta ni constancia judicial pero era traído en el juicio por la declaración de los testigos. Ahora bien, los tribunales, en general, ignoraban la violencia, la minimizaban, la invisibilizaban o la tergiversaban. Incluso la han utilizado para atenuar la pena aplicable al homicida. Por ejemplo, le aplicaron circunstancias extraordinarias de atenuación porque era violento. Esto trajo como consecuencia que los casos agravados por el vínculo pasaran a tener la pena del homicidio simple. Había muchas situaciones en que se desplazaba la culpa a la víctima. Por ejemplo, un varón que tenía una amante, ella le dijo que iba a hacer pública la relación y él la mató. Y dijeron que ella iba a arruinar una familia cuando el que la arruinó fue el marido al tener una amante. Es una discriminación manifiesta. Otra situación típica es justificar al hombre por la mera creencia de infidelidad o que mató a la mujer porque sentía que se le iba algo propio. En los casos en que las imputadas eran mujeres esto no pasaba. Cuando se trataba de varones, cualquier tipo de situación que los hiciera temer la pérdida del control y el dominio sobre las mujeres era un desencadenante posible para el homicidio. Cuando las mujeres cometían homicidio eran situaciones de autopreservación, de protección. Otro de los puntos salientes que revelan las sentencias es la falta de la obligación de actuar con la debida diligencia del Estado. Uno de los deberes que tiene el Estado es actuar para prevenir, reparar y sancionar las violaciones a derechos humanos y en los casos de violencia contra las mujeres eso está reforzado por la Convención de Belém do Pará y por la Convención Interamericana de Derechos Humanos. Es un deber estricto, específico, pero no se cumple. En las sentencias ni siquiera se mencionaban estos instrumentos.  Esto ha cambiado un poco en los últimos años. A partir de una mayor visibilización de casos, estos instrumentos se mencionan más en las sentencias. Esto es, se aplica en los casos que llegan en instancias más graves, pero todavía la prevención no es una de las prioridades. La efectiva vigencia del cumplimiento de la obligación de debida diligencia es una de las grandes deudas.

¿Cómo repercutió la reforma del artículo 80 del Código Penal?

El inciso 1 del artículo 80 es una de las reformas más importante porque alcanza la mayor cantidad de situaciones de femicidio. Se incorporan vínculos, no sólo de cónyuges sino ex cónyuges, parejas de cualquier índole, con o sin convivencia, novios, amantes, etc. Al comprobar el vínculo ya es aplicable la agravante. Y, además, acotamos la discrecionalidad del último párrafo del artículo,  que explícitamente se dispone que no se pueden aplicar las circunstancias extraordinarias de atenuación en aquellos casos en que hubo violencia previa. Y ahí se evita la reconducción a la pena del homicidio simple. Si el hombre fue violento no es una circunstancia extraordinaria sino habitual. Estos suelen ser conocidos como femicidios íntimos. El inciso 11 es lo que se conoce más habitualmente como femicidio, es el homicidio a una mujer perpetrado por un hombre cuando mediare violencia de género. Diana Russell identificó la naturaleza política del femicidio, que es un concepto antropológico, social, político, cultural. Por ello no se puede reducir a un mero tipo penal. Es una dimensión política y social, no son hechos aislados, insulares, cometidos por hombres psicópatas, enfermos, sino que es un continuum de violencia de género y alcanza diversas situaciones que finalmente terminan en el femicidio. En síntesis, es la muerte de una mujer por razón de su género.  La Convención de Belén de Pará marca que la violencia de género es producto de la desigualdad histórica y estructural entre varones y mujeres, hay un desbalance de poder. No estamos hablando de un varón más grande, más robusto, que mata a una mujer físicamente más pequeña. Es una cuestión social, un sistema estructural de relaciones de poder. Por eso no se trata de una desigualdad que deba probarse caso por caso. El inciso 12 es el que contempla el homicidio que se comete sobre otras personas con el objeto de hacer daño a la mujer, son femicidios vinculados. En el momento de la sanción de la ley, hubo varios casos de varones que habían matado a los hijos o a los familiares. Existió una discusión respecto de poner la palabra femicidio o no. El potencial político, social, cultural, antropológico que tiene el concepto de femicidio cae en un reduccionismo si hay que traducirlo  en un tipo penal. Finalmente, el artículo 80 tiene impacto en los artículos de lesiones, donde también se aplican los agravantes del artículo 80. Esto es sumamente importante a los fines de intentar prevenir la violencia, porque la justicia debe responder más adecuadamente en los historiales de violencia previa, en los episodios previos que suelen constituir lesiones, antes de que llegue a un resultado letal.

¿Qué se debería hacer para que la gente que compone el Poder Judicial tenga una perspectiva de género más amplia?

A mediados y fines de los años 90 yo trabajé con la Asociación Internacional de Mujeres Juezas en capacitaciones a juezas y jueces de nuestro país y diversos países de América Latina y el Caribe. La experiencia me permitió aprender que se requiere no solo de la transferencia de conocimientos sino del cambio de actitudes, de sensibilización, lo cual es más difícil aún. En ese momento algunos jueces no conocían los tratados internacionales de derechos humanos. Ahora esto cambió, se han difundido, existieron cursos diversos. Pero las cuestiones más complejas que identificamos en la investigación tienen que ver con un problema de prejuicios mucho más acentuado. Esto obliga a abordar el problema desde diversos ángulos, que implique trabajar con equipos interdisciplinarios, y no sólo trabajar con los jueces y juezas sino con quienes son funcionarios y empleados en el Poder Judicial. Algunas de estas medidas se están tomando. Creo que se debe evaluar los resultados de esas medidas y en su caso aplicar las reformas que sean necesarias. La difusión de las sentencias, sus responsables, las argumentaciones, también tiene un rol importante si es tomado seriamente en cuenta y no a los fines de meras medidas reactivas que no abordan los problemas de fondo. Quizás en algunos casos habría que ser más proactivos en relación con sancionar a quienes actúan cometiendo determinado tipo de faltas graves sistemáticamente  respecto de los derechos humanos de las mujeres. Los jueces tienen un enorme poder sobre la vida, la libertad, y en este caso los derechos más fundamentales de las mujeres, incluido el de una vida libre de violencia. Este inmenso poder conlleva una inmensa responsabilidad de la que deben ser conscientes. Además, las universidades también deben incorporar entre sus materias una perspectiva de género, y no solo mediante algunos cursos aislados.

¿La investigación va desde 1992 a 2010, la tendencia se mantuvo siempre?

Llegó un punto en el cual la lectura de sentencias era reiterativa, encontrábamos los mismos patrones, las mismas respuestas. Efectivamente, percibíamos que si leíamos diez sentencias más iban a repetirse muchas de las cuestiones que analizábamos, más impacto diferencial, más invisibilización o minimización de historiales de violencia, más discriminación en detrimento de los derechos de las mujeres.

 

No son solo una cara bonita

No son solo una cara bonita

Se saben minoría. Forman parte  de un universo gobernado históricamente por los hombres pero su pasión y su vocación fueron más fuertes que los prejuicios y los  estereotipos. Pero a pesar de todas las dificultades, las mujeres  están ganando cada vez más espacio en los principales medios periodísticos deportivos del país y quieren hacer oír su voz, su opinión, y también, que se las valore por su capacidad y no por sus cualidades estéticas.

«Aceptan que una mujer entreviste a los jugadores, pero no admiten que opine sobre fútbol. Si hacés eso, es punto final. Cuando se trata de opinar sobre fútbol: no te dejan. Puedo ir y preguntarle a un tipo ¿cómo fue tu gol? ¿Estás contento? ¿Terminaste cansado? pero no preguntarle por qué estuvo parado todo el partido. Creo que el comentario irrita a los hombres”. Esta declaración fue hecha por Eglis Giovanelli , la primera periodista deportiva mujer que tuvo nuestro país. Entre fines de los años setenta y comienzos de los ochenta Eglis trabajaba en la prestigiosa tira radial “La Oral Deportiva” por Radio Rivadavia junto a José María Muñoz.  Sin duda, fue una pionera que tuvo que luchar sola contra el prejuicio constante de una sociedad que aún al día de hoy no logra aceptar que las mujeres puedan opinar libremente en los medios de comunicación masivos deportivos. ANCCOM entrevistó a tres periodistas de la actualidad para saber cómo es la vida de las mujeres en esta profesión predominantemente masculina.

Los orígenes

Ángela Lerena, al menos hasta el año pasado, era una de las pocas mujeres que trabajaban en la transmisión de “Fútbol Para Todos”. Hacía campo de juego, donde entrevistaba a los protagonistas de los partidos que le toca cubrir. Pero su pasión por el deporte nació junto a ella: “El Fútbol  ya me gustaba  desde muy chiquita. En esa época, cuando no había tantos partidos televisados por la televisión de aire, se escuchaba mucha radio y me encantaba. Luego, empecé a hacerme amigos para ir a la cancha, en el tren, en el colectivo, hasta en las vacaciones. De esa manera ya tenía un montón de conocidos que veíamos los partidos juntos desde la tribuna”.  Ángela también estudió en Ciencias de la Comunicación  en la UBA y le faltó hacer sólo la orientación, pero las obligaciones laborales le impidieron terminar la carrera ya que entró a trabajar en TyC Sports desde muy chica, a los 19 años.  

Ayelén Pujol es periodista deportiva desde hace once años y la mayor parte de su trayectoria la realizó en la prensa gráfica: “Desde muy chica me gustan los deportes, en particular el fútbol, y también me gustaba jugarlo. Y eso que no vengo de una familia futbolera, donde se respirara ese aire”, dice y agrega: “Mi familia tenía un puesto de diarios y yo me enganchaba con las publicaciones y eso me fue marcando para el futuro”, agrega.

Gabriela Previtera también lleva una importante trayectoria en medios de comunicación masivos deportivos. Últimamente se la pudo ver en tele en la TV Pública y en DeportTV: “Siempre fui muy curiosa , muy preguntona. Mi mamá me decía que iba a ser periodista. Desde chica, desde los 8 años, ya sabía que quería ser periodista. Además, veía que había muy pocas mujeres en el periodismo deportivo y eso también era algo que me entusiasmaba”, cuenta.  “Estudié en Deportea, también locución y Abogacía pero las terminaba dejando  porque trabajaba full time. Hice cursos de redacción, fotografía, y hasta de relato deportivo. Aunque creo que nuestra sociedad aún no está preparada para escuchar un partido de futbol relatado por una mujer”, señala.

Luchar contra el prejuicio

“Cuando entré a TyC Sports era una de las pocas mujeres que había en el canal trabajando de periodista, y en mi puesto que era cronista yo era la única”, cuenta Ángela que agrega: “Siempre noté una subestimación dentro del periodismo con varios colegas, a mí me costó mucho que me manden a cubrir partidos de fútbol, al comienzo me enviaban a cubrir otros deportes, que también me gustaban, pero a mí lo que más me gustaba cubrir era fútbol hasta que me empezaron a dar un lugar de a poco en los partidos del ascenso”.

El caso de Ángela no es para nada aislado y parece ser una constante. Ayelén cuenta sobre sus primeros años: “En  mis comienzos en Clarín podía observar el trato que había respecto a las mujeres. Simplemente por una cuestión de género y sin  medir  la capacidad que podíamos tener respecto a los hombres, a nosotras se nos mandaba a cubrir otros deportes o tareas no tan predominantes”. Y no fue el único lugar donde notó estas diferencias: “En la producción de ESPN éramos solo dos chcicas y teníamos un jefe que no le gustaba trabajar con mujeres. Si había ascensos o cargos importantes vacantes las mujeres era más difícil acceder”.

Y así fue la llegada de Gabriela a los medios: “Entré a la tele por esas cosas del destino. Estaba por cerrar un casting en TYC Sports y llegue con lo justo a enviar el cv y presentarme. Por suerte quedé entre 10 y esas 10 tuvimos que ir al programa y la gente nos tenía que votar para ver quien quedaba, hasta que finalmente quedé yo”. Desde su óptica, también tiene un punto de vista cercano al de las chicas sobre el prejuicio y la valorización de la mujer en este ámbito: “Respecto al trato que veo para la mujer dentro del periodismo ni siquiera te voy a decir que lo vi solo en los primeros años, hasta el día de hoy es como que en muchos lugares se la cosifica y se la ve como una figura decorativa”.

El rol actual

Una de las consecuencias del prejuicio hacia la mujer dentro del periodismo deportivo se ve reflejada en los puestos que ocupan en los distintos medios de comunicación. Al respecto, ésta es la mirada de Ángela: “Hoy se avanzó mucho en la cantidad de mujeres en medios deportivos, pero no tanto en la calidad del espacio que nos brindan, que es siempre secundario en comparación al de los hombres. Por suerte tenemos el ejemplo de Viviana Vila que comenta paridos en FPT y ése es un espacio puramente de opinión, privilegiado para los hombres”

La periodista añade: “La mayoría de las mujeres aún hoy ocupan en su mayoría un rol decorativo o secundario respecto a los hombres. Siempre los roles principales son asignados a ellos, independientemente de la calidad y capacidad que puedan tener las mujeres periodistas”.

Ángela va un poco más allá y agudiza su análisis, extendiendo esta situación a los medios en general, extrapolando esta situación por fuera del periodismo deportivo exclusivamente: “Esto pasa en  la televisión en general, no busca mujeres con alta capacidad intelectual, sino que los requisitos son más estéticos, físicos.  Allí es cuando se tiende la trampa y se refuerza el prejuicio: cuando la mujer quizás no sabe tanto de deporte, y la hacen opinar, quizás realiza un comentario equivocado y esto termina repercutiendo en que se genere una ola de críticas machistas pidiendo la expulsión de mujeres  del periodismo deportivo para que vayan a lavar los platos. Por esto, es que cada lugar que logramos conseguir por méritos propios, debemos cuidarlo, ser lo más profesionales que se pueda y de ésta manera, tratar de ser un ejemplo para las demás chicas que vienen detrás de nosostros”.

Pujol también nos da su punto de vista sobre este tema: “Las chicas que ves en los medios es como que tienen que cumplir con ciertos requisitos físicos para estar. Es un factor que juega y las chicas que vemos parecen cumplir con estas condiciones y estereotipos”.

Previtera, desde un punto de vista cercano al de Lerena, es más crítica con las personas encargadas de buscar, seleccionar y poner en el aire a mujeres que quizás no estén tan capacitadas para trabajar en un programa de deportes: “Yo no cuestiono a las chicas que actualmente ocupan puestos en medios deportivos y no están quizás muy preparadas para hacerlo; en todo caso, la culpa es de aquellos productores que las tomaron en lugar de darle el puesto a otra periodista mujer que esté más capacitada para hacerlo y se preparó para hacer eso”.

Y también introduce el concepto de “cosificación”: “A la mujer  en el periodismo se la cosifica cuando sólo importa que esté buena aunque no sepa decir tres palabras de corrido. Se la cosifica porque al que la contrató  no le importa si no sabe nada de ningún deporte sino solo que esté buena y tener más rating en base a eso”. Y agrega: “Yo no quiero ponerme en ese lugar, quiero que se me valore por mi capacidad y no por si tengo buen físico o por si soy linda o fea. Considero que provocar desde mi imagen obligaría a que presten atención a mi imagen y no a lo que yo quiero contar o la noticia que voy a presentar”.

De esta manera, Previtera piensa que muchas veces las periodistas que realmente están capacitadas para llevar adelante su trabajo terminan viendo perjudicada su imagen por este tipo de situaciones o consecuencias colaterales. Si bien esto pasa también en los hombres (periodistas que no ejercen bien su profesión) se diluye en la cantidad que hay, entonces es mucho más evidente cuando pasa con las mujeres. “Muchas veces te terminan juzgando por las chicas que están en los medios, lindas, atractivas pero que no saben mucho de deportes, entonces terminan  metiéndonos a todos en la misma bolsa y perdemos”, resume Previtera.

El periodismo deportivo

Nuestro país está fuertemente atravesado por la pasión por el deporte (sobre todo por el fútbol) y el negocio que está a su alrededor. Por esa misma razón, existe una enorme producción de programas televisivos y radiales, además de diarios y revistas deportivas. Dentro de ella, aparece una creciente tendencia a la creación de programas que apuntan más a la espectacularización del deporte y sus protagonistas que a la información y el análisis sobre él. “El periodismo deportivo actual tiene muchos vicios. Está muy dedicado al show, al impacto, más al espectáculo que al análisis del juego en sí. Me gustan poco los programas que hay, eligen temáticas polémicas, cosas vacías, que no dejan nada. La televisión cada vez es menos interesante. Quizás la gráfica es más interesante pero las condiciones en las que se trabaja no son las mejores.”

Y una de las consecuencias de que este tipo de programas y periodistas tengan tanto rating y protagonismo termina repercutiendo en sus audiencias: “Finalmente se alimenta el exitismo de la gente: sirve, no sirve, ganador, fracasado. Esto es algo destructivo, a mí me gusta hacer pensar a la gente, debatir ideas y no centrarme en polémicas baratas, sin contenido. Por ejemplo, me gusta dar el ejemplo del rugby, un trabajo a largo plazo, con esfuerzo, conciencia, trabajo en equipo y respeto por los procesos. De todas formas creo que se puede lograr un periodismo mejor y mucho depende de nosotros, de los periodistas”.

Pujol –cuya trayectoria en el periodismo deportivo estuvo más vinculada a los medios impresos- aporta un nuevo punto de vista: “En la gráfica creo que se labura más seriamente que en la tele, donde reina más el amarillismo, la espectacularización “.

Previtera, por su parte también es crítica con el periodismo deportivo actual, y encuentra otros aspectos desde donde cuestionarlo. Pero también  rescata y valora a aquellos que  son dignos representantes de esta profesión: “Hoy en el periodismo actual vemos una mezcla de todo; por un lado vemos lo que la sociedad quiere y que vos entendés que vende y está más vinculado a cierto amarillismo, y por otro lado hay cierto ´amiguismo´ de periodistas que se hacen amigos de los jugadores y luego no pueden medir con la misma vara ciertas situaciones. En televisión tenés a Ángela Lerena, Viviana Vila, Verónica Brunatti  que entendemos como es el juego de la televisión, sabemos poner límites e hicimos que en el periodismo deportivo se nos respete. Esperemos hacer escuela en  este sentido”.

Tiempo de descuento

La charla con Lerena deja la sensación de haber hablado con alguien que hace mucho que está en este  medio y conoce muy bien cómo es su dinámica de funcionamiento actual. También, que tiene muy en claro cuál es el rol que ocupa dentro de este mundo: “Soy parte de una generación de periodistas deportivas mujeres que queremos hacernos valer por nuestra capacidad, y que se nos reconozca por ello.“ Pujol, por su parte, está momentáneamente alejada de los medios deportivos. Actualmente trabaja en el equipo de prensa de un legislador pero no descarta volver a ejercer el periodismo deportivo, su pasión, en cualquier momento.

Previtera también es muy consciente de su rol dentro de los medios y de cómo funcionan estos hoy en día: “Yo como tantas otras mujeres del periodismo deportivo actual soy de las que luchamos para demostrar que la belleza externa no tiene nada que ver con los conocimientos. Algunas mujeres pudimos avanzar en el periodismo deportivo y demostrar que no hace falta ser modelo para ejercerlo.”

Son pocas pero pese a todas las dificultades que aún hoy enfrentan no se dan por vencidas y quieren seguir dando pelea, sumando nuevas compañeras que desean ser elegidas y valoradas por su capacidad y no por su apariencia. Que puedan y se les permita un espacio mayor,  también hablará de una sociedad que está creciendo y evolucionando en búsqueda  de mayor igualdad.