Dos casos de película

Dos casos de película

El intento por recobrar uno de los siete cines que tuvo La Paternal nació al calor de los movimientos que produjo la crisis del 2001. Durante casi 15 años se han presentado cuatro proyectos de ley en la Legislatura porteña sin que ninguno alcanzara a concretar su meta: reabrir el espacio que funcionó desde 1920 a 1969 y por donde pasaron artistas de la talla de Carlos Gardel, Luis Sandrini, Tita Merello y las hermanas Legrand. En todo este tiempo cambiaron las personas que llevan adelante la pelea y los partidos políticos que la han apoyado, pero el reclamo continúa.

La presentación más reciente en la sede parlamentaria fue realizada a principios de 2015 por Norberto Zanzi, referente de la ONG Grupo Taricco. El proyecto contempla declarar de utilidad pública y sujeto a expropiación el inmueble ubicado en Av. San Martín 2377. En términos financieros, el Gobierno porteño sólo se comprometería a adquirir el edificio de 938 metros cuadrados, tasado en un millón de dólares, mientras que la puesta en valor y los gastos corrientes de administración correrían por cuenta de la asociación vecinal. El gasto para el Gobierno porteño es insignificante. Para hacer las florerías en Chacarita gastaron un millón y medio de pesos. Los beneficios sociales de cada obra son incomparables entre sí. Nuestro pedido es más bien una inversión, indicó Zanzi a ANCCOM.

La programación del recuperado Cine-Teatro sería decidida por una junta honoraria compuesta por un representante del gobierno porteño, uno de la Legislatura, uno de la Comuna 15, tres del Grupo Taricco y cinco de asociaciones del barrio (cooperadoras escolares, medios de comunicación, centros culturales o religiosos, clubes deportivos y asociaciones de comercio). Zanzi admite que no cuentan con los recursos monetarios para afrontar la recuperación. Por eso reconoce que a futuro están abiertos a negociar una explotación temporal compartida con privados. Lo que descartamos es una compra total, como en el caso del Gran Rivadavia, o que intervenga completamente un organismo estatal, como el Instituto Nacional de Cine y Artes Audiovisuales (INCAA) o el Cultural San Martín porteño, que administra el Complejo 25 de Mayo. De cualquiera de las dos formas los vecinos no podríamos participar, adelanta.

Cine Taricco reapertura vecinos Paternal, 30 de Agosto de 2015

Los reclamos por la re-apertura del cine Taricco llevan quince años. La más reciente fue a principio del 2015 y fue presentada por el referente de la ONG Grupo Taricco.

El expediente 933-P-2015 ingresó el 6 de mayo de a la Comisión de Cultura. El PRO cuenta allí con 7 de los 13 integrantes y con la presidencia, a cargo de Lía Rueda. A pesar de que reglamentariamente sus diputados deben reunirse dos veces por mes, apenas lo han hecho en dos oportunidades en todo el año. El martes 1º de septiembre sus asesores acordaron en pedir un informe actualizado del estado del edificio que desde la década de 1990 está abandonado y tapiado.

En 2012, dos arquitectos de la Defensoría del Pueblo de la Ciudad ya habían realizado una inspección técnica. La resolución N° 513 concluyó que resultaba factible reutilizar el lugar para actividades culturales y puso en conocimiento de ello al ministro de Cultura, Hernán Lombardi, al de Desarrollo Urbano, Daniel Chaín, y a la propia Lía Rueda, ya presidenta de la Comisión de Cultura. Tiempo después, la cartera de Cultura realizó una inspección por su cuenta que llegó a conclusiones similares.

El proyecto cuenta con la adhesión de legisladores de todos los bloques, excepto el PRO. El diputado macrista Oscar Moscariello indicó a ANCCOM que su bancada no había podido saldar aún el debate.

Cuando más cerca se estuvo de lograr el objetivo fue en 2005. De hecho, se aprobó en la Legislatura y se promulgó la Ley N° 1837, que establecía la expropiación del predio y tenía un plazo de tres años para ejecutarse. Sin embargo, la medida quedó sin efecto: ninguno de los tres Jefes de Gobierno que hubo desde entonces -Aníbal Ibarra, Jorge Telerman y Mauricio Macri- llevó adelante la medida.

Fue necesario realizar un nuevo agrupamiento, con otras personas, y recién en 2011 los vecinos interesados lograron presentar otra vez el proyecto. En 2013 fue aprobado en la comisión de Cultura y pasó a la de Presupuesto y Hacienda. Pero como la composición de la cámara cambió en diciembre, luego de las elecciones, por reglamento regresó a la comisión de origen, donde no prosperó.

Mientras tanto, los miembros del Grupo Taricco se mueven en el barrio. Realizaron cuarenta actividades en la calle, con talleres de tango, teatro, folklore, murgas, y contaron con el apoyo del trompetista  José Piazza, del periodista Osvaldo Bayer, de la banda Los Parraleños y del cantante Pablo Ruiz. Además, un muralista estadounidense realizó una pintura en la fachada: un yaguareté, especie en extinción, como metáfora de la desaparición de los cine-teatro barriales. Los vecinos ya lograron que el gobierno quitara el cartel de Supercoop, que databa de la época en la que el sitio se había convertido en la sede de un supermercado.

Flamante

La lucha por la reapertura del Cine Gran Cuyo es más reciente. Comenzó en junio de 2014 y es impulsada por instituciones del barrio de Boedo, encabezadas por la Asociación Todos por la Plaza de Boedo y por el Club Cultural La Minga. Sus integrantes comprobaron que el edificio se encuentra en perfectas condiciones y en agosto de 2015 empezaron a recolectar firmas para respaldar la iniciativa.

Se han iniciado conversaciones con el Estado Nacional para la recuperación del cine Gran Cuyo.

A diferencia del Taricco, se han iniciado conversaciones de manera directa con el Estado Nacional. Ariel Direse, coordinador del Programa de Digitalización de Salas Cinematográficas del INCAA, confirmó el interés del instituto para ponerse a cargo del rescate de la sala ubicada en Boedo 848 -donde hoy funciona una iglesia evangélica- y darle un uso similar al espacio Gaumont. De todos modos, reconoció que el proyecto recién se encuentra en estado embrionario y que otros funcionarios del gobierno nacional  evalúan el modo en que se harán del lugar.

Otra arista que favorece la cruzada es que los vecinos lograron contactar a los dueños del predio, quienes aceptaron recibir una propuesta estatal. Según comentó Patricia Roselló, miembro de la Asociación Todos por la Plaza de Boedo, las partes están negociando. En este sentido, las áreas que han acogido la inquietud son la Subsecretaría de Promoción de Derechos Culturales y Participación Popular, dependiente del Ministerio de Cultura, y la Subsecretaría de Relaciones con la Sociedad Civil, bajo la órbita de Presidencia de la Nación.

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Hoy funciona una iglesia evangélica en el sitio del cine Gran Cuyo, que cerró sus puertas en 1992.

Inaugurado en noviembre de 1945, el Gran Cuyo fue parte del programa de estrenos simultáneos con las salas del Centro de la ciudad hasta que en mayo de 1992 cerró sus puertas. Desde 1916, el barrio contó con más de diez salas, entre las que se pueden mencionar los cines Los Andes, Alegría, Mitre y Nilo, entre otros.

Las luchas por el Taricco y el Gran Cuyo tienen aún camino por recorrer y su destino es incierto. Cuentan con la inspiración de varios casos exitosos en los últimos años: El Progreso, en Lugano; el Cine-Teatro 25 de Mayo, de Villa Urquiza; el Cine El Plata, en Mataderos; y el Gran Rivadavia, de Floresta. También hay otros barrios que llevan adelante su reclamo por la reapertura del Cine Teatro Urquiza, en Parque Patricios, y el Cine Aconcagua, en Devoto. Un dato que merece ser tenido en cuenta es que en el primer semestre de 2015 se vendieron 25 millones de entradas en las salas argentinas. De mantenerse la tendencia, el total anual superaría a las 47 millones de tickets registrados en 2013 e incluso podría acercarse a las 55 millones de 1986, récord de las últimas tres décadas.

 

Actualización 30/09/2015

La palabra libera

La palabra libera

Mercado Negro es una iniciativa que propone reunir a «editoriales independientes, cooperativas gráficas, revistas autogestivas y emprendimientos culturales». El sábado 12 de septiembre realizó la segunda feria bajo el lema «En libertad» y convocó específicamente a las editoriales que trabajan con obras producidas en contextos de encierro.

El nombre de Mercado Negro «surge a partir de una cita a (Gilles) Deleuze», explica Lucía Buceta, coordinadora del área de Letras del ECuNHi. «En los ’90, le hacen una entrevista y le preguntan si cree que hay una salida posible para la situación a la que estaba sometida la literatura de ese momento, que era una literatura totalmente mercantilizada. Él responde que la única salida es el ‘mercado negro'».

La idea de la feria surge, según Buceta, «como un canal de comercialización y de intercambio» ya que «el Estado es muy eficiente al momento de prestar fondos o brindar capacitaciones para emprendedores», pero «vemos que lo que falta son canales de comercialización. Los emprendedores pueden producir, tienen dinero, máquinas, capacitaciones, pero al momento de la comercialización y distribución de lo que ellos hacen, faltan canales de venta».

«Vemos que lo que falta son canales de comercialización. Los emprendedores pueden producir, tienen dinero, máquinas, capacitaciones, pero al momento de la comercialización y distribución de lo que ellos hacen, faltan canales de venta», cuenta Lucía Buceta, coordinadora del área de Letras del ECuNHi.

Con la idea de «poner en jaque estas categorías que pone el mercado sobre quién es autor, qué es literatura y qué no», la coordinadora del evento subraya que el ECuNHi «apoya ese pasaje de lo individual a lo colectivo y el trabajo de esas editoriales que entienden a la comunicación y a la cultura como un derecho y un bien social».

«Esta feria es la trampa que le queremos tender al capitalismo salvaje. Estas editoriales no solamente disputan espacios en la arena simbólica y el imaginario: también disputan un espacio en el mercado».

La feria, que contó con más de 50 expositores, abrió con un show a cargo del músico Lucho Guedes, Luego se desarrollaron una serie de talleres y mesas de debate sobre escritura, narración y la comunicación en contextos de encierro.

«Contextos de encierro» no se refiere solamente a cárceles. La Asociación Civil Cooperanza, por ejemplo, es un colectivo social autogestivo que lleva 30 años trabajando en el Hospital Borda, haciendo talleres literarios, de juegos, de música y de plástica y se presenta como «una alternativa al modelo manicomial».

«Todos los años editamos un libro de poesías que es el resultado de la producción conjunta del taller de plástica y el literario. Es un volúmen artesanal, armado íntegramente en el taller», explica Valeria, de Cooperanza. Según ella, en los talleres se trata de «generar un espacio de encuentro donde sucedan cosas en un lugar como el manicomio, donde no sucede nada. En un lugar donde te regulan cada horario del día, cada una de las actividades Cada día es igual al anterior y al que va a venir. Es un espacio que aplasta la identidad de los sujetos».

Luego de cada taller, realizan una asamblea para compartir las producciones: «Es un espacio donde circula el micrófono y cada uno puede expresar lo que sucedió esa semana. No trabajamos individualmente sino que trabajamos la grupalidad».

Y, ¿cómo es «la poesía de los locos»? «Esa poesía es muy de adentro. Tanto tiempo de soledad y de encierro debe mover otras cosas que estando afuera no se mueven -indica Valeria-. Al ser un hospital de hombres, en la poesía hay mucha referencia a la mujer, al amor que no se puede concretar porque estás encerrado en un hospital, a esos amigos y familia que ya no ves. Hablan de los temas básicos de la vida».

La cooperativa Elba edita una revista con los textos de las mujeres de la unidad 31 de Ezeiza, junto a los jóvenes adultos de la unidad 24, 26 y el Centro de Rehabilitación de Drogadependencia de Marcos Paz.

Los libros del stand de la Asociación La Cooperanza.

Los libros del puesto de la Asociación La Cooperanza, colectivo social autogestivo que lleva 30 años trabajando en el Hospital Borda.

«Lo que trabajamos en los talleres se recopila y sale un número que siempre tiene algún eje temático. Estamos en vías de producción del noveno número, cuyo eje seguramente sea ‘la identidad'», apunta Dana, miembro de Elba. El proyecto ya lleva seis años, aunque formalmente se constituyó como cooperativa recién el año pasado.

«Cuando alguien cae preso, lo primero que se le quita es la palabra. Pierde la voz. Lo que hacemos es visibilizar a esos individuos y devolverselas. Mostramos que existen, que piensan, que sienten, que son personas. Una vez que caen ahí, la sociedad los invisibiliza y, en un segundo plano, los estigmatiza», subraya Dana. «La escritura, aparte de servir para recuperar la voz, tiene un poder muy transformador sobre la vida de las personas: rompe con los estereotipos que se generan sobre los que están en una cárcel».

El objetivo es «llevar la palabra de los que están en la cárcel a los barrios» ya que «para ellos es poderosísimo cuando toman conciencia de que algo que escribieron se lee en algún evento o cuando ven la revista ya publicada y se la pueden dar a sus padres o a sus hijos», señala Dana y agrega: «Los textos están escritos en un formato muy informal, no deja de estar esa característica tumbera de lo que relatan. Son bastante más crudos. Pero también hay muchos que son muy tiernos: la referente del taller de la 31 es Silvina Prieto, la ganadora de Crónicas ‘La Voluntad’, un concurso de la Revista Anfibia, y ella es una poeta de la ostia. Se encuentran publicaciones y textos muy reales que hablan de las vivencias que atraviesan las personas que están privadas de la libertad».

«Nadie conoce mejor que el arma a quien está dispuesto a dispararla», reza la presentación del libro que cuenta con una serie de textos de internos y policías, a partir de un taller de teatro que da Marcos Perearnau».

Los textos que se escriben dentro de las cárceles no se encierran siempre en géneros tradicionales. El volumen uno de Las armas es un trabajo realizado por los internos del penal de San Martín “donde hacían narrar el arma en primera persona», según cuenta Matías Luque, director de la editorial Libretto. «Nadie conoce mejor que el arma a quien está dispuesto a dispararla», reza la presentación del libro que cuenta con una serie de textos de internos y policías, a partir de un taller de teatro que da Marcos Perearnau, también de Libretto. La editorial, que publica textos teatrales, hará un segundo volumen el próximo año. «Lo que hacían los chicos era narrar un determinado hecho utilizando el arma como primera persona. El arma es la que narra».

La revista «Tiempo de cambio», a su vez, se edita en el marco de los talleres del programa Centros de Actividades Juveniles (CAJ) del Ministerio de Educación. Nacho, uno de los talleristas que trabaja desde hace dos años en la unidad 21 de Campana, menciona que hicieron «fanzines. “Ya tenemos cinco publicados, además de un cuaderno de actividades para nenes de la escuela, con serigrafía y stencil, y un DVD, con un documental, un programa de radio y la revista digital».

El puesto del programa Centros de Actividades Juveniles (CAJ) del Ministerio de Educación.

La idea de los CAJ, dice Nacho, es «reinsertar a los chicos en el sistema educativo alejado del formato de escuela tradicional». «Nosotros funcionamos dentro de la escuela de la unidad 21 y es una forma de incluir a los que no pueden ir. Trabajamos la autovaloración y la creatividad colectiva. La revista termina siendo una excusa para compartir. No hay violencia en los ámbitos de los talleres, no se manejan los mismos códigos que en el pabellón».

Según Nacho, «los que estamos afuera vemos que las cárceles y los presos son el mal de toda la sociedad. Pero nadie les pregunta y los presos nunca pueden hablar. La revista tiene una función para el afuera, para contar que hay cosas positivas, y hacia el adentro, incentivar a que los mismos pibes en los pabellones le muestren la revista a los otros y los inviten a participar. No somos tan ilusos de pensar que con una revistita vamos a cambiar el servicio penitenciario. Pero en ese momento, que son tres horas, ellos pueden salir. Y poder salir, para un preso, no es poco».

Actualización 15/09/2015

“La Ley de Medios abrió la cancha, pero falta meter más ciudadanos en la pantalla”

“La Ley de Medios abrió la cancha, pero falta meter más ciudadanos en la pantalla”

“La Ley de Medios amplificó la enunciación de mensajes, formó un colectivo audiovisual de emisión, pero falta diversificar estéticas y poner más ciudadanos en pantalla”. El diagnóstico sobre el nuevo territorio de los medios en la Argentina pertenece a Omar Rincón, profesor en la Universidad de los Andes de Colombia y director del Centro de Estudios en Periodismo (CEPER). Ensayista, periodista y crítico de televisión, Rincón formó parte de uno de los paneles destacados del Congreso Latinoamericano de Comunicación que se llevó a cabo en la Facultad de Ciencias Sociales de la Universidad de Buenos Aires (UBA), en el marco de la celebración por los 30 años de la carrera de Ciencias de la Comunicación.  Horas después de su disertación -y antes de su regreso a Colombia- recibió a ANCCOM en el Hotel Castelar. Con simpatía y pasión por el debate sobre los medios, reflexionó sobre los aportes de la Carrera de Comunicación para la producción de un pensamiento crítico “made in Argentina”, sobre el desarrollo de los medios públicos, la televisión en la región y los grandes desafíos del periodismo frente a una mutación irreversible de las prácticas profesionales. “El periodismo del siglo XX está muriendo. Y tenemos que volver a ser lo que éramos antes: narradores de historias para ser útiles a la comunidad y molestadores de los poderes”, señala.

Como invitado al Congreso Latinoamericano de Comunicación y conocedor de la carrera ¿Qué cambios considera que tuvo desde su fundación en 1985 hasta la actualidad?

La Carrera de Comunicación de la UBA tiene 30 años y eso, para un campo académico, es muy poco. Lo fundamental fue que constituyó un campo mucho más complejo y diverso de la comunicación donde antes sólo existían prácticas, sobre todo periodísticas y mediáticas. Entonces creo que la evolución fue, como dijo Stella Martini en el Congreso Latinoamericano de Comunicación, que se pasó de unas prácticas a un campo, del periodismo y los medios al discurso y las políticas públicas. Se le metió política y cultura a la comunicación y se crearon referentes de pensamiento latinoamericano propiamente dicho, como Alicia Entel, Anibal Ford, Nicolás Casullo y Héctor Schmucler, hoy en día considerados autores de referencia. Se ha logrado producir un pensamiento con marca propia, “made in Argentina” para América latina.

¿Qué análisis realiza de los medios públicos en la región?

Juntaría lo mejor de América latina. De Argentina tomaría la lucha que se está llevando por diversificar el lugar de enunciación de los mensajes, desde la producción. La segunda característica que me parece que habría que imitar en otros países es la de recuperar placeres, voces y costumbres populares, como es el caso del Fútbol para todos. Por último, algo bueno de los medios públicos argentinos, fue la creación de polos audiovisuales de desarrollo en las provincias para fomentar la producción local, con equipamiento y saberes propios, para construir un relato efectivo. Por otro lado, del modelo colombiano tomaría el mecanismo de financiamiento. Allí existe un impuesto a los medios privados y, en consecuencia, el 1,5 por ciento de su pauta publicitaria pasa a un fondo de televisión pública. Y de todas las estaciones de cable, un 7 por ciento del valor de la suscripción se destina a ese fondo. Un elemento que es urgente para los medios públicos, a nivel de legitimidad política, cultural y económica, es que hay que meter más ciudadanos en las pantallas. Si estos lugares siguen siendo de gente culturosa que le habla a una manada de ignorantes televidentes a los que se quiere educar, no estamos jugando ninguna legitimidad. Tiene que haber grandes espacios donde la sociedad popular tome lugar, es lo que llamo “ciudadanías celebrities”, donde ésta se celebra a sí misma como estrella de sus vidas para usar los medios públicos. La presencia de este sujeto debe darse no sólo como rostro y gesto, sino también como estética, formato y relato.

«Hay que meter más ciudadanos en las pantallas. Si estos lugares siguen siendo de gente culturosa que le habla a una manada de ignorantes televidentes a los que se quiere educar, no estamos jugando ninguna legitimidad».

En la Argentina, desde la sanción de la Ley de Servicios de Comunicación Audiovisual,  ¿cree que existe ese lugar en las pantallas?

La Ley de Medios abrió la cancha, amplificó la enunciación de mensajes, formó un colectivo audiovisual de emisión, pero le faltó diversificar estéticas y poner más ciudadanos en pantalla.

Entonces, ¿los medios públicos son útiles para la ciudadanía?

En este momento lo son en tres aspectos. En primer lugar son una alternativa real para tener una mejor comunicación y enunciación del mensaje, y una diversificación de los contenidos. En segunda instancia son útiles porque en ese sentido dieron posibilidades de mayor laburo para la gente. Hay más trabajo para otro tipo de estéticas y realizaciones. Por último los medios públicos son importantes en cuanto a que hicieron unas estéticas y formatos mucho más elaborados, más complejos y fundamentales, que permiten pensar mejor la sociedad. El déficit actual es que no pudo meter lo popular en pantalla desde su lógica, sino que lo hace desde la culturosa, de las élites. Otra cosa a mejorar a futuro es diversificar estéticas, que cada producto sea distinto en ese sentido, que cada medio de acuerdo a su público, localización y región sea más parecido a su comunidad. Los canales del interior quieren parecerse a Buenos Aires cuando deberían asemejarse a su provincia.

En un artículo reciente señala que las nuevas plataformas o dispositivos, por ejemplo mirar un video por teléfono celular o películas en Netflix, está cambiando lo que es la televisión…

La televisión ha tenido tres cambios fundamentales en el siglo XXI. El primero fue que se modificó la forma de verla. Ya no tenemos que estar a la espera de que lleguen las nueve de la noche para ver un programa. Hoy en día se puede hacer a la hora que se le dé la gana a uno. Esa es la gran revolución de YouTube y Netflix. La segunda gran innovación tiene que ver con que, cuando todo el mundo decía que la televisión estaba muerta, hoy se reinventa y hace el mejor audiovisual del mundo. Las series de televisión son la mejor droga en la actualidad. Es donde se junta lo más positivo del cine y la televisión y produce fenómenos como, por ejemplo, Breaking Bad, Mad Men y House of Cards. El tercer cambio importante es que hoy en día todo el mundo puede hacer televisión con un celular y una grabadora, con lo cual la enunciación se democratizó. Estas tres modificaciones ofrecen tres desafíos para el futuro: ¿Cómo aprovechar este boom mundial para hacer series a la manera nuestra? Colombia, por ejemplo, hizo Escobar, el patrón del mal, bastante buena en la realización -sacando lo ideológico y los contenidos- que compite en audiencias y en calidad con Norteamérica. En segundo lugar, el hecho de ver programas de forma distinta implica que la televisión pública se vuelva plataforma, donde se pueda entrar cuando a uno se le dé la gana y ver lo mejor de allí, como ser los documentales, los programas de análisis y de ficción. Por último, el futuro de la televisión está en los ciudadanos. Hay que abrir la pantalla para que éstos comiencen a crear un activo audiovisual de sí mismos, desde sus voces, estéticas y formatos.

"Estamos en un momento de mutación de las especies mediáticas donde habrá algunas que mueran y otras que sobrevivan.

«Estamos en un momento de mutación de las especies mediáticas donde habrá algunas que mueran y otras que sobrevivan», dice Rincon.

Entonces ¿la televisión tiene futuro? Hay un debate abierto acerca de si va camino a desaparecer o no…

Lo que pasa con el ecosistema de medios es que la llegada de cada nueva tecnología implica una redefinición. La radio significó una reinvención para la prensa y el cine, la televisión lo fue para todos los medios y en este momento, con Internet, lo digital, las aplicaciones y el celular, lo es  para todo del sistema. Todos los estudios demuestran que en la actualidad se ve más televisión en el mundo que antes, pasa que no se la mira ni se hace de la misma manera. Hoy se la consume en YouTube o Netflix, y eso lo que hace es que la vieja televisión muera para transformarse en otra cosa. Pasó con Blockbuster, por ejemplo. Antes íbamos a alquilar la película a su tienda y ahora ya no, porque nos llega en una plataforma a casa. Blockbuster no se innovó y desapareció. Los que sí lo hicieron construyeron otra alternativa. Estamos en un momento de mutación de las especies mediáticas donde habrá algunas que mueran y otras que sobrevivan.

En ese mismo sentido, respecto al furor actual de las redes sociales, ¿qué desafíos implica para el periodismo? ¿Cree que de algún modo el periodismo tradicional está muriendo?

El periodismo del siglo XX está muriendo. Cambió totalmente. Los medios de comunicación dejaron de hacer periodismo y se dedicaron a hacer sensacionalismo, farándula y entretenimiento. Los buenos periodistas abandonaron estos espacios y están tratando de sobrevivir de relacionistas públicos, como escritores de libros o profesores de comunicación. Eso demuestra que el periodismo ya dejó de existir como era y que hay que reinventarlo. La gente sabe que no sucede nada si no está enterada de lo que pasa. Es más, puede considerar que su vida es más feliz porque no ve tanta estupidez de los periodistas y tanta mala información. En cambio, en nuestra época, no estar informado era salir desnudo a la calle. Por otro lado, al gobierno les molestan los periodistas, a las empresas también y ya nadie quiere acostarse con nosotros. Pero estas dos cosas hacen que sea necesario el periodismo. Volvemos a ser lo que los éramos antes, narradores de historias para ser útiles a la comunidad y molestadores de los poderes. Para eso tenemos que volver a reinventar el oficio y la forma de hacerlo es crear nuevos formatos, nuevas narrativas y maneras de conexión con la ciudadanía. Las redes sociales están en la infancia, viendo en que se convierten. El Twitter, por ejemplo, ha sido exitoso porque reemplazó a los periodistas y los medios, y eso se da porque ellos no están haciendo su oficio. Los políticos ya no dan ruedas de prensa ni entrevistas sino que mandan Tuits y, en esa medida, los de la farándula hacen lo mismo. Otra razón de su triunfo es porque tiene mucha relación con la oralidad latinoamericana. Somos una sociedad a la que le gusta decir frases, no pensamientos profundos. Por último, es efectivo en periodismo porque genera escándalo, ya que los Tuits casi siempre son sensacionalistas. Con muy poco se genera una conversación pública.

Respecto a la discusión entre medios electrónicos y medios gráficos, ¿considera que uno prima por sobre otro?

Dependiendo el universo donde te ubiques. Si estás en el mundo de la política y empresarial, obviamente triunfan los medios impresos porque son los propios de esta cultura. Si estás en la comunicación popular, ganan la radio y las redes sociales. En la familia, en general, prima la televisión.

¿Qué le diría a los futuros periodistas y comunicadores?

Yo vivo repitiendo el evangelio de Jesús Martín-Barbero que dice que hay que pensar con la propia cabeza, tener qué decir y ganarse la escucha. Para pensar con la propia cabeza hay que formarla, llenarla -más allá de las redes sociales- de arte y de literatura, para tener qué decir hay que investigar y para narrar, saber contar historias en el medio en el que estén.

 

Una mirada crítica al hombre contemporáneo

Una mirada crítica al hombre contemporáneo

La muestra Impresiones de un hombre moderno recopila en los grabados de Víctor Rebuffo una mirada crítica respecto del hombre contemporáneo de su época. Barrios marginales, la villa, La Boca y el tango, los cafetines, la noche, el mundo urbano y el rural, los movimientos sociales, las manifestaciones estudiantiles, los cañeros en Tucumán, el hombre en la multitud, el trabajador en su medio: todas las escenas que componen sus trabajos dan cuenta de un fuerte compromiso social al problematizar la vida cotidiana y la política desde el arte.

Nacido en 1903 en Turín, Italia, Rebuffo se instaló en Argentina junto a su familia desde muy pequeño. Fue un importante representante del grabado social argentino. En 1926 egresó de la Academia Nacional de Bellas Artes y al poco tiempo comenzó con sus prácticas como xilógrafo. Se desempeñó como docente en la Universidad Nacional de Tucumán, participó del movimiento de artistas antifascistas, estuvo en diálogo con artistas contemporáneos como Antonio Berni y Lino Enea Spilimbergo -con quienes compartió arte y militancia- y enroló su obra dentro del arte social, inscribiéndose en la tradición de los Artistas del Pueblo. En los años 30’, 40’ y 50’ hizo intervenciones muy específicas sobre la situación de incertidumbre y opresión que el individuo vive en su contexto, con una mirada muy atenta sobre los sectores populares de donde él también provenía.

En 1978 escribió en su libro Contra Luz: “El relato gráfico (…) ha permitido en todas las ocasiones que se lo ha utilizado, ampliar el conocimiento histórico-social de un pueblo, de sus costumbres más arraigadas y de los acontecimientos del medio en que se desarrolla. Socialmente cumplió una función de vínculo y difusión de ideas de contenido popular que reivindicaba los derechos más urgentes de las masas”.

“La familia de Rebuffo tiene un cuidado por la obra notable. No les preocupa tanto venderla como que esté en las mejores colecciones posible, en los museos», dice al curadora de la obra

La obra de este grabador moderno tiene la singularidad de que es, en promedio, bastante pequeña, ya que trabajó principalmente ilustrando revistas como Unidad y libros como el Martín Fierro, Don Segundo Sombra y el Fausto. “Eso supone una dificultad para una muestra: ¿Cómo hacer que el grabado llegue al público en un soporte que no es para el que fue pensado?”, reflexionó Diana Wechsler, directora de la Maestría en Curaduría en Artes Visuales de la Universidad Nacional de Tres de Febrero y diseñadora del Programa de ensayos y curaduría de investigación a cargo de esta exposición. Sin embargo, la escasez de obras no fue impedimento para que hoy se exhiban en el MUNTREF más de 35 trabajos del artista, incluyendo el libro digitalizado Contra Luz, que contiene 130 de sus xilografías. “Como en general la producción de los grabadores está bastante desatendida de los circuitos de exhibición de arte, nos pareció que era una ocasión para mostrar la obra de un artista que es muy bueno, que tiene una producción muy interesante, que trabajó de una manera poco común, muy artesanal y que además no tenía prensa”, comentó la directora en diálogo con ANCCOM.

Wechsler -junto al equipo formado por los estudiantes de la maestría Belén Catalano y Jonathan Feldman y la tutora-docente Cristina Rossi- trabajó sobre el artista y su archivo. “La familia de Rebuffo tiene un cuidado por la obra notable. No les preocupa tanto venderla como que esté en las mejores colecciones posible, en los museos. A raíz de eso, y con la vocación de proyección del arte argentino en la escena internacional, Aníbal Jozami, el rector de la Universidad, realizó gestiones y facilitó la obra de Rebuffo al Museo Reina Sofía de Madrid y al Centro Pompidou de París, donde estuvo exhibida durante más de un año en la muestra «Modernidades plurales». Lo que nos seguía faltando era hacerla aquí”, señala la curadora.

Diana Wechsler, Directora de la Maestría en Curaduría de Artes Visuales UNTREF Rebuffo en MUNTREF. Caseros, lunes 3 de agosto de 2015. Fotos: Rocío García/ ANCCOM

Diana Wechsler, directora de la Maestría en Curaduría de Artes Visuales UNTREF.

Si bien es la toma de conciencia la principal búsqueda del arte militante de Rebuffo, el artista no descuidó por eso la estética en sus trabajos. Al respecto, Wechsler refirió que “en sus obras más tempranas se ve un planteo blanco y negro muy potente del grabado tradicional, y después vemos los trabajos de los ´60 donde trabaja otras tramas y colores por superposición que tiene que ver con la experimentación estética de esa época”.

Sus grabados tienen una función social innegable en la medida en que hablan sobre una realidad muchas veces dolorosa y opresiva, y que se hace carne en las expresiones de sus personajes. El papel, como vehículo que facilita transportar la imagen, permite la difusión de contenidos sociales y políticos, al multiplicar su llegada a los públicos populares y a lugares donde tal vez de otra forma no llegaría. Pero al mismo tiempo, “esa multiplicidad suele condenar al grabado a una zona lateral, ya que despierta menos interés en el mercado del arte o de un circuito que presta más atención a objetos más valiosos en términos económicos”, explicó la curadora a ANCCOM. Sin embargo, artistas como él, que se inscriben en la tradición del grabado social, “extreman esta condición y violentan el mercado. En general, no numeran los grabados. Si los numeran, hacen varias series y nunca se sabe cuántas han hecho. Hacen de la imagen múltiple un culto.” Frente a la unicidad de la obra, condición que muchos en el mundo del arte buscan preservar, este artista comprometido con su tiempo consideraba que la imagen podía seguir siendo reproducida, de ahí que sus tacos estén en perfecto estado.

El libro de Rebuffo «Contra Luz», escrito en 1978 y digitalizado para la muestra.

 

Hoy, la democratización de la cultura que defendía Rebuffo está más vigente que nunca con la exhibición de su obra en espacios como éste. Para Wechsler “lo que sostenemos con el programa «Arte para todos» que lleva adelante el Museo, es la idea de que artistas como él permiten que un espacio de exposición se convierta en un espacio de pensamiento, y que la gente encuentre estas otras vías para pensar su realidad”.

La muestra podrá ser visitada hasta el 18 de octubre en el Centro de Artes Visuales del MUNTREF, en Valentín Gomez 4838, Caseros, Buenos Aires, de lunes a domingos de 11 a 20 horas.

 

Acordes sanadores

Acordes sanadores

“Vamos a escuelas, instituciones de educación especial, geriátricos, psiquiátricos, cárceles”, dice Jorge Bergero, el fundador de Música para el Alma (MPA), un proyecto solidario, gratuito e independiente conformado por un millar de músicos de diferentes orquestas del país que este mes cumple tres años en la Argentina. “La idea es llevar la música de orquesta sinfónica a lugares donde de otra manera no llegaría”, explica Bergero, cellista de la Orquesta Estable del Teatro Colón.

Es una mañana fría de invierno en el Hospital de Clínicas “José de San Martín”. Algunas personas esperan ser atendidas, otras sacan turno, o acompañan a familiares enfermos, cuando por la entrada de Avenida Córdoba al 2300 aparecen cautelosamente decenas de violines, chelos, clarinetes y contrabajos, que se congregan en el hall. Pacientes, médicos, enfermeros, administrativos y residentes, preguntan: “¿Qué van a hacer?” “¿A qué hora tocan?” “¿En qué piso?” Mientras los 74 músicos se dividen en grupos para lograr visitar en una hora ocho pisos y más de 20 salas de internación, llegan 19 clowns profesionales y la alegría adormecida comienza a despabilarse en las salas de espera de esta planta baja. Quince minutos después comienza la recorrida. “Esto es lo que llamamos concierto para acompañar –cuenta Bergero a ANCCOM-. En un pasillo al que dan las habitaciones nosotros nos ponemos en fila india, y entonces los chicos internados y sus familiares abren las puertas para escuchar música en vivo”.

La incorporación de clowns a los conciertos empezó en noviembre del año pasado, cuando Patch Adams –el médico estadounidense conocido como el Doctor de la Risa- visitó Buenos Aires y junto a 50 actores acompañaron a MPA a tocar en el Garraham. “Lo conocimos mediante Vanina Grossi, su única discípula argentina –señala Bergero-. Ese día él nos iba dirigiendo, fue muy emocionante. Acá, en el Clínicas, Vanina organizó toda la parte de clowns”.

“Vamos a escuelas, instituciones de educación especial, geriátricos, psiquiátricos, cárceles”, dice Jorge Bergero, el fundador de Música para el Alma (MPA).

“Vamos a escuelas, instituciones de educación especial, geriátricos, psiquiátricos, cárceles”, dice Jorge Bergero, el fundador de Música para el Alma (MPA).

La gestora y mentora de MPA fue María Eugenia Rubio, flautista de la Orquesta Nacional de Música Argentina Juan de Dios Filiberto: en 2011 los médicos le diagnosticaron una enfermedad terminal. “Ella era mi novia en ese momento –dice Bergero- y nos encontramos ante la situación de tachar los días del almanaque hasta que llegara el momento final. La Fundación Salud, donde se atendía Eugenia, nos dio herramientas para transitarlo, y ahí empezó todo este proyecto”. Desde el primer momento que tocaron en este sitio, asegura Bergero, el resultado fue fantástico: “Lo mágico de la experiencia es la conexión, el disfrute, las miradas, las sonrisas de los pacientes, tomar conciencia de lo que estamos haciendo, de qué transmitimos, y de lo fuerte que es esta magia de hacer música”.

Inspirados en la Asociación Musique et Santé (Música y Salud) de Francia -que surgió en 1998 y promueve la música en vivo en los hospitales, así como incorporar a los artistas al sistema de salud-, los músicos de MPA advierten: “Primero hay que pedir permiso, porque quizás hay gente recién operada, que pasó toda la noche sin dormir, que tienen dolor o que sencillamente quieren tener silencio. Hay que prestar atención a si la gente quiere recibir la donación”.

MPA es un proyecto solidario, gratuito e independiente conformado por un millar de músicos de diferentes orquestas del país que este mes cumple tres años en la Argentina.

MPA es un proyecto solidario, gratuito e independiente conformado por un millar de músicos de diferentes orquestas del país que este mes cumple tres años en la Argentina.

Los intérpretes de MPA –que está en camino de convertirse en una asociación civil- no se juntan a ensayar: se encuentran unos minutos antes en el lugar en el que van a tocar, practican una o dos veces y empiezan sus recorridos. “Funcionamos en red, todas las partituras que usamos las escaneo, las subo y las dejo a disposición de los músicos que se registren en la página –explica Bergero-. Cualquier país puede arrancar con toda nuestra experiencia, de hecho ya se está haciendo en Uruguay y Chile. Hacemos obras cortas, conocidas, simples; cada músico que quiera participar debe estudiar su parte, y lo único que pedimos es que tengan experiencia de orquesta”. El repertorio es elegido en función de la cantidad de músicos que respondan a la convocatoria. Además de los mil músicos inscriptos en la Argentina, hay otros 400 entre Chile, Israel, Italia y Uruguay.

Una hora después de la recorrida por las salas, los grupos de músicos se reúnen en Pediatría para un concierto en conjunto. “Lo que nos importa es que la música sea un medio, no un fin –subraya Bergero-. Tratamos que el nivel sea alto en lo musical pero no es lo más importante: la prioridad es que un paciente que está esperando su turno o está en una situación difícil, internado, pensando en lo peor, de pronto se ponga a cantar la Oda a la Alegría, o que baile con nosotros”.

El próximo concierto de Música para el Alma en la Ciudad de Buenos Aires será el lunes 31 de agosto a las 10.30 horas en el Hogar de Ancianos San Martín. “Se trata de abrazarnos todos con la música –concluye Bergero-, de darnos cuenta que lo que hacemos puede tener un alto impacto social”.

Actualización 19/08/2015