Desclausurate

Desclausurate

Bajo el lema “Desclausurate”, artistas callejeros independientes realizaron, la semana pasada, una intervención de protesta organizada por los espacios culturales Construyendo Cultura y Seamos Libres. Los manifestantes buscaron recrear una situación de clausura en la que se pudo ver cómo distintas expresiones artísticas (bailes de tango, shows de música, títeres y circo) eran interrumpidas en su despliegue por el accionar de funcionarios del Gobierno de la Ciudad, representados con caretas de Darío Lopérfido -ex ministro de Cultura porteño y director artístico del Teatro Colón-, Ángel Mahler -actual ministro de Cultura- y el jefe de Gobierno Horacio Rodríguez Larretalograban romper las fajas de seguridad en un acto simbólico de resistencia.

La teatralización dio lugar a un segundo momento, la lectura con reivindicaciones para el sector: “Estamos hoy acá afirmando que existimos. Aunque el Gobierno nos niegue presupuesto, aunque nos hostiguen con inspecciones ridículas, con clausuras ilegítimas, aunque usen al Ministerio como tapadera del negacionismo como si todo diera igual, aunque no apliquen la Ley que salió cuando salimos a la calle. Vamos a seguir existiendo y no van a lograr callarnos. Vinimos por lo que nos corresponde y vinimos porque estamos siempre, porque somos parte de esta ciudad, porque mantenemos viva la cultura. Merecemos respuesta inmediata, no merecemos esperar más”, declararon.

Julieta Hantouch, de la organización Construyendo Cultura, en diálogo con  ANCCOM, recupera las demandas presentadas y sostiene: “Tratamos de que sean lo más amplias posible para que no engloben solamente a los centros culturales.” En este sentido, identifica cuatro puntos:

1- Las clausuras y habilitaciones: “Siguen clausurando los espacios cotidianamente y con una intención persecutoria. Por otro lado, no se termina de implementar la Ley de Centros Culturales lo que impide que éstos puedan habilitarse de manera definitiva bajo esta Ley.”

2- Las tarifas: “Se solicita desde hace mucho una tarifa diferenciada. Los tarifazos de luz, agua y  gas, sumado a la crisis económica, hicieron que disminuya mucho la convocatoria. Hay espacios que están pagando sumas cada vez más elevadas por los servicios públicos.”

3- El presupuesto 2017 del Ministerio de Cultura de la Ciudad de Buenos Aires: “Prácticamente no contempla los espacios culturales independientes y autogestionados. Existe una distribución inequitativa ya que más de la mitad del presupuesto se destina a los grandes espacios como el Teatro Colón, el Teatro San Martín, el Centro Cultural Recoleta; el resto va a lo que queda de la cultura de Buenos Aires.”

4- La renuncia de Darío Lopérfido a la Dirección del Teatro Colón: “No aceptamos, como Sociedad, a un funcionario negacionista”.

Intervención en contra del gobierno que no cumple con la ley de centros culturales, frente al centro cultural Recoleta. Los artistas realizaban sus actividades hasta que inspectores con la cara de funcionarios vinieron a ponerles cintas de prohibición.

Intervención en contra del gobierno que no cumple con la ley de centros culturales, frente al centro cultural Recoleta. Los artistas realizaban sus actividades hasta que inspectores con la cara de funcionarios vinieron a ponerles cintas de prohibición.

Lucía Gerszonswit, de la organización Seamos Libres, asegura que las olas sistemáticas de clausura, sumadas a la necesidad de reconocimiento como Centros Culturales, fue lo que impulsó al Movimiento de Espacios Culturales y Artísticos (MECA) -colectivo del que forma parte Seamos Libres- a presentar el proyecto de Ley de Centros Culturales. Esta normativa, que fue aprobada en forma definitiva en octubre de 2015, flexibiliza los requisitos de habilitación y funcionamiento para los pequeños centros autogestivos, evitando que sean tratados con los mismos requisitos que los grandes espacios comerciales. Define como Centro Cultural, en forma más flexible, al “espacio no convencional y/o experimental y/o multifuncional en el que se realicen manifestaciones artísticas de cualquier tipología, que signifiquen espectáculos, funciones, festivales, bailes, exposiciones, instalaciones y/o muestras con participación directa o tácita de los intérpretes y/o asistentes”. La normativa les permite, así, evitar las clausuras por “desvirtuación de rubros” que es lo que ocurre bajo la figura de “teatros independientes”, en la que muchos se ubican y a la que no terminan de adecuarse. Sin embargo, en diálogo con ANCCOM, Gerszonswit señala que el trámite de habilitación definitiva es muy lento: “Lo que tenemos algunos espacios es la habilitación provisoria”. Por estas desinteligencias y trabas burocráticas este tipo de clausuras sigue teniendo lugar, así como también las clausuras por seguimiento del “Plan de Evacuación”: “El plan te pide una planta fija de ocho empleados -cinco titulares y tres suplentes a la hora de abrir el espacio-, si no, nunca vas a poder funcionar legalmente. Para los centros culturales independientes autogestivos eso es ridículo. Un centro cultural en el que participan hasta 70 personas, difícilmente pueda tener 8 trabajadores”.

Uno de los lugares que sufrió la clausura luego de aprobada la Ley fue Centro Cultural El Sótano, en el barrio de Paternal. Gaspar Badano, uno de sus miembros, afirma: “Contamos con visitas constantes de la Agencia Gubernamental de Control (AGC), que es el organismo que inspecciona que los espacios estén regularizados y cumplan las normas de seguridad. Pero hace un mes, en octubre, vinieron con la clara idea de cerrar, porque se supone que encontraron motivos de clausura, pero no nos dieron tiempo para subsanarlos. Dijeron que había gente bailando (que está prohibido en la Ley de Teatro Independiente), dijeron que había un matafuegos al que le faltaba una oblea, que el Plan de Evacuación (aunque provisorio) no era definitivo. Vinieron claramente con la idea de cancelar las actividades. Lo peor fue que estuvimos dos semanas cerrados y para un espacio como el nuestro, que es 100% autogestionado, en el que las actividades que hacemos son las que nos permiten pagar el alquiler, sueldos, comprar mercadería, la mitad del mes fue perdido. A un atropello, que ya se veía en el plano económico con el aumento de las tarifas y los impuestos, se suma este otro que ayuda poco a seguir fomentando la cultura en la ciudad de Buenos Aires”.

En una situación similar, el Centro Cultural El Surco -en el barrio de Boedo- se encuentra hace cuatro meses clausurado. Gonzalo Iñiguez, explica a ANCCOM: “Nosotros nunca nos acomodamos a la Ley de Teatros Independientes. Si bien varios centros estamos habilitados bajo esta figura, le estamos pidiendo una ley distinta. Por nuestra propia naturaleza caemos en la ilegalidad, ya que no nos contiene. Entonces nuestro reclamo es que cesen las clausuras hasta que se articule como corresponde la ley de centros culturales”.  Y agrega: “Necesitamos poder hablar, además, de sobrefomento: ¿Por qué no hay presupuesto para la cultura en los territorios? ¿Por qué no están contempladas en el presupuesto del año que viene las asignaciones que tenían, por ejemplo, las escuelas del sur de la ciudad, si hay una suba del 27% en general para cultura? Todo queda para los megaeventos culturales, para la centralidad y para una élite artística que solamente pueden consumir unos pocos. Entonces, creo que está claro hacia dónde apunta la política cultural del Gobierno de la Ciudad. Nuestro reclamo, en ese sentido, es demostrar que somos un montón de centros culturales que venimos de distintas experiencias políticas, sociales y hasta comunicacionales. Demostrar que estamos unidos  y que queremos una respuesta que pueda integrar lo que nos está pasando a todos juntos. No vamos a esperar a que sigan cerrando centros”.

 

Actualizada 01/12/2016

“Todas somos Caperucita”

“Todas somos Caperucita”

Con el sol de frente, Defensa y Avenida de Mayo se tiñen de rojo y negro. Los colores cambian la fisonomía del centro de la Ciudad en una tarde de sábado. Los turistas miran sorprendidos. Son los preparativos de la “Marcha de las Putas”, la expresión anual de un movimiento que toma el habitual “insulto” contra las mujeres y lo resignifica como arma de pelea contra el sexismo, los estereotipos y la violencia de género a través de la denominada cultura del acoso y la violación.

La iniciativa -que el fin de semana cerró en Buenos Aires su quinta edición- nació en Toronto, Canadá. Las crónicas indican que, en el marco de una charla universitaria, el policía Michael Sanguinetti recomendó a las mujeres “dejar de vestirse como putas” para evitar violaciones. Las estudiantes reaccionaron con una movilización que, en poco tiempo, comenzó a replicarse en otras partes del mundo. México, Nicaragua, Brasil, Inglaterra, India, Francia y Estados Unidos, forman parte de esa lista y dan carnadura a la genealogía de la “SlutWalk”.   

La nueva marcha argentina se desarrolla entre la Plaza de Mayo y el Congreso e incluye un festival musical con la actuación de Sudor Marika y Malena D´Alessio, entre otros artistas. Las rejas que rodean el paseo frente a la Casa Rosada se cubren de fotografías, dibujos y gráficas. “Si ser puta es rebelarse ante el canon impuesto de lo que una mujer debe ser y hacer, ser puta es ejercer nuestro derecho a la libertad”, es una de las consignas del encuentro de este año.

En el acto central frente al Parlamento no hay oradores.  El colectivo fija posición a través de un documento que exige  “capacitación de todos los funcionarios públicos involucrados en la atención a la víctimas (de violencia); la correcta aplicación del programa nacional por la Educación Sexual Integral; el desmantelamiento de las redes de trata y el encarcelamiento de todos las partes involucradas”.

Llamar la atención ciudadana es uno de los objetivos. Stands con carteles de protesta y las consignas escritas en el cuerpo de las manifestantes son algunos de los recursos para concientizar sobre la violencia machista y la lucha de la mujer. También la alegoría de Caperucita Roja, el tradicional cuento infantil. “El lobo se la comió por desobedecer, por no cumplir con el mandato, por salirse del camino. Todas nosotras somos Caperucita. Todas nosotras debemos poder elegir nuestro propio camino sin que ningún lobo nos toque sin nuestro consentimiento”, explica el colectivo.

La movilización llama la atención de quienes toman un café sobre la Avenida de Mayo. Los clientes del Tortoni miran con curiosidad. No hay adhesiones de fuerzas políticas de peso ni de organizaciones que luchan contra la violencia de género. “El nombre (de la marcha) tiene toda una connotación al que, en general, las organizaciones le tienen mucho miedo. Participar de una marcha que tiene la palabra “puta” le genera una contradicción moral”, interpreta una de las manifestantes en diálogo con ANCCOM.

Araceli es una de las organizadores de la marcha. Pide ser identificada sólo con su nombre y explica las razones de la ausencia: el colectivo resiste el vínculo con organizaciones político-partidarias. “Esto no es un cambio que se dé con gobiernos de turno, sino que se tiene que dar de manera social”, explica.

Actualizada 23/11/2016

Bibliotecas en peligro de extinción

Bibliotecas en peligro de extinción

Como pasó en la primera mitad del año, 480 bibliotecas populares de la Provincia vuelven a quedar en jaque porque el Gobierno bonaerense hace seis meses que no les paga el subsidio que les corresponde por ley. La deuda, que asciende en total a $ 22.690.899, las afecta seriamente ya que el 90 por ciento de ellas cuenta con ese dinero para abonar el salario del personal. “El atraso compromete la subsistencia de los bibliotecarios o genera demoras en el depósito de las cargas sociales”, explica el presidente de la Federación de Bibliotecas Populares de la Provincia de Buenos Aires, Luis Zurueta.

Pero el problema es aún mayor: a la vez que la Dirección de Bibliotecas Populares no les deposita el dinero, la AFIP y el Ministerio de Trabajo intiman y amenazan con embargos a sus directivos cuando contraen deudas o se atrasan con el sueldo del bibliotecario. “A la AFIP no le importa si la Provincia te pagó o no: te envían un inspector, te intiman y te demandan”, sostiene Zurueta. Además, aunque los miembros de la comisión directiva sean vecinos que colaboran ad honorem en una institución sin fines de lucro, “para el Estado legalmente son empleadores, entonces la situación no es fácil para ellos”.

“El atraso compromete la subsistencia de los bibliotecarios o genera demoras en el depósito de las cargas sociales”.

Además de los $ 7.887 mensuales del Estado provincial –que en noviembre debería actualizarse a $ 8.481–, los ingresos de una biblioteca popular se componen de la cuota de sus socios, entre 30 y 40 pesos, una partida de dinero a principio de año de la Comisión Nacional de Bibliotecas Populares (CONABIP) cuyo monto se determina según la cantidad de socios, libros y préstamos de cada una, y en algún momento pueden recibir donaciones de ciudadanos o empresas. Los gastos corrientes incluyen salarios, compra de libros, mantenimiento y pago de servicios. Sobre este punto, Zurueta declara que todavía no pudieron acceder a las tarifas sociales, “igual que los clubes de barrio”.

La última vez que la Provincia pagó fue, justamente, porque descubrió que estaban queriendo embargar a las bibliotecas y ahí se dieron cuenta que la falta de pago desataba un caos”, señala María Virginia de Torres, presidenta de la Biblioteca Popular Alberdi de Remedios de Escalada, en referencia a julio, cuando les depositaron cinco meses adeudados de enero a mayo de este año. “Ahora pasa lo mismo –afirma–, nos deben de junio a noviembre ”.

Zurueta se remonta al origen de las históricas deudas: “Desde la segunda mitad de la década del 90, el recorte de subsidios fue brutal. En 2001, la crisis redujo en un 80 por ciento la cantidad de socios y nunca más pudimos recuperarlos. En parte, porque los avances tecnológicos reemplazaron a las bibliotecas en la búsqueda de información, y en parte, también, porque comenzamos una carrera por subsistir”.

En 2003, las bibliotecas pasaron de la órbita del Ministerio de Educación, que realizaba los depósitos en tiempo y forma, a la del Instituto Cultural bonaerense, cuyo presupuesto se distribuye entre teatros, museos, festivales artísticos y otros destinos. La ley provincial N° 13.056, que creó el Instituto y determinó el traspaso de las bibliotecas, hacía énfasis en la eficiencia y en la desburocratización. Sucedió todo lo contrario.

Leandro De Sagastizábal, presidente de la CONABIP

Leandro De Sagastizábal, presidente de la CONABIP

Patear la pelota

Rocío Giaccone es diputada provincial y desde 2012, todos los años, se encarga de impulsar leyes que prorroguen por doce meses la ejecución de sentencias sobre bienes de asociaciones civiles y así retrasar posibles embargos. “Debido a su funcionamiento burocrático –explica– la administración pública se toma entre tres o cuatro meses para que un expediente recorra su camino y los fondos lleguen a destino. Por lo cual, hasta noviembre de 2015, las bibliotecas recibían un ingreso mensual pero desfasado unos meses”.

 Al asumir la gobernadora María Eugenia Vidal, se congelaron los pagos. “No tendría que haber demora con un dinero que se venía dando y que es un derecho de las instituciones. El problema es que no tienen una política clara respecto a las bibliotecas populares”, opina Giaccone. “A principio del año, nos dijeron que estaban poniéndose al día con la actualización de firmas de los responsables. Pero los pagos se suspendieron. Luego, con muchas presiones y pedidos de informes en la Legislatura, logramos que en julio se pagaran cinco meses atrasados, hasta mayo”.

Ariel Guallar, presidente de la Biblioteca Popular de Haedo, denuncia que, por su cuenta y junto a otras instituciones, ha llamado “mil veces” a la Dirección Provincial de Bibliotecas para hablar del problema. “Pero te bicicletean o ni siquiera te atienden. No sabemos la causa real de por qué se siguen retrasando”. ANCCOM intentó comunicarse con la responsable del organismo, Natalia Hidalgo, pero sólo pudimos establecer contacto con dos de sus secretarias y con su jefe de prensa, Manuel Balut, que no brindaron respuestas.

Lo paradójico, remarca Zurueta, es que “las bibliotecas con mayor riesgo de cierre son aquellas que más se esforzaron por enmarcar en la ley a su personal, tener buenos bibliotecarios y brindar un servicio de calidad, y así ser reconocidas por el Estado provincial para acceder al subsidio”. Hoy cada una hace lo que puede con lo que tiene para autosustentarse, pero “muchas están tendiendo a reducir los horarios de atención, luego dejan de hacer asambleas y de a poco van cerrando”, se lamenta Zurueta.

Mirta Pérez Díaz, profesora del Instituto Superior de Formación Docente y Técnica N° 35 de Monte Grande.

Mirta Pérez Díaz, profesora del Instituto Superior de Formación Docente y Técnica N° 35 de Monte Grande.

Modos de supervivencia

En la fachada de la Biblioteca Popular de Haedo resalta un cartel amarillo: “Todos los problemas de nuestra patria son, en el fondo, problemas de educación. Sarmiento”. “Si querés espantar a cualquier posible lector, esa es la frase justa”, comenta Ariel Guallar, su presidente. “No podemos tenerla en la puerta, no conjuga con la energía de la biblioteca”, cuya patrona es, curiosamente, Rosario Vera Peñaloza, descendiente del caudillo “Chacho” Peñaloza, asesinado por orden de Sarmiento.

La idea es que artistas del barrio realicen un mural más colorido y atractivo: “Darle vida”, dice Guallar, quien además cree que los cargos directivos deben ser ocupados por gente joven y con equidad de género en su composición. Hoy, la institución realiza campañas a través de redes sociales para sumar socios. “Caímos en la cuenta de que muchos ni sabían que existía”, reconoce. Mientras, admite Guallar, tuvieron que “considerar una medida profundamente impopular que fue aumentar la cuota a 60 pesos para mantener la supervivencia de la biblioteca y el rango horario”.

La Biblioteca Pública y Complejo Cultural Mariano Moreno, de Bernal, una de las más grandes de la provincia, hace tiempo que ha decidido “alquilar todo lo que sea alquilable”, cuenta su coordinador Evaristo Rodríguez. Así, alquilan espacios al Municipio, a una biblioteca comercial y a una empresa teatral. “También extremamos la oferta de cursos arancelados y, si bien seguimos mal, no pensamos en cerrar”, dice Rodríguez.

“La Moreno” es un caso extraordinario: un golem cultural declarado de interés nacional con un edificio de cuatro pisos y dos subsuelos. En su interior funciona un teatro para 300 personas, una radio y un jardín de infantes. Además, dispone de un “bibliomóvil”, una camioneta con capacidad de llevar 700 libros a las escuelas de la zona que lo soliciten, una pequeña parte de los 80.000 que guarda la institución.

Rodríguez explica que desde sus inicios, en 1938, “este es un proyecto educativo con múltiples facetas, que nuclea la vida social tanto de Bernal como de los barrios aledaños”. Actualmente, ofrece más de cincuenta cursos para mil alumnos: animé y manga, historia del arte, astronomía, coro, nutrición, kung-fu, yoga, meditación y taller de búsqueda de vida inteligente extraterrestre, entre otros. Y si bien la biblioteca “ha sentido el efecto de Internet y los dispositivos móviles, sobre todo en los jóvenes, sigue prestando más de 15 mil libros al año.

A unos 15 kilómetros de allí, en Remedios de Escalada, se encuentra la Biblioteca Popular Alberdi. Virginia de Torres, su presidenta, puntualiza que el municipio de Lanús, al cual pertenece, es uno de los ocho de la Provincia que cuenta con una ordenanza que ayuda mensualmente a las bibliotecas. No obstante, se ven obligados a alquilar dos cocheras y un salón de usos múltiples para complementar sus ingresos.

La institución tiene 500 socios, aunque antes de la crisis de 2001 llegó a tener dos mil. Hoy alcanzar ese número resulta imposible, y Torres lo atribuye a que en las escuelas no se difunde su existencia. Pero también reconoce que es difícil que la biblioteca salga a la calle: “De los que estamos, ninguno se preparó para esto. Y muchos de los directivos son personas grandes, reticentes al cambio. Para ellos, las bibliotecas no tienen nada que ver, por ejemplo, con recitales de música. Pero hay que entender que si no te transformás, no sobrevivís”.

En la misma dirección, el presidente de la CONABIP, Leandro De Sagastizábal, afirma que “desde la sociedad se está reclamando un nuevo rol a la biblioteca, articulando su rico pasado con un futuro que, si bien es incierto, pareciera ser el de un paso de centro exclusivo de libros a centro cultural”.

 

Evento de "Bibliotecas Humanas",en el marco de los atrasos en la recepción de subsidios y del aumento de tarifas que sufren las 500 bibliotecas populares de la provincia de Buenos Aires.

Evento de «Bibliotecas Humanas»,en el marco de los atrasos en la recepción de subsidios y del aumento de tarifas que sufren las 500 bibliotecas populares de la provincia de Buenos Aires.

Bibliotecas humanas

Daniel Canosa, bibliotecólogo, docente e investigador, sostiene que “las bibliotecas populares históricamente se tuvieron que adaptar a los cambios” y que “es imposible saber en qué se van a transformar en unos años”. Pero alerta sobre el momento que atraviesa la carrera de Bibliotecología: “El foco está en lo técnico, en la digitalización de documentos, y está perfecto. Pero si se descuida el aspecto humanístico de la carrera, las bibliotecas populares pierden su sentido”.

Esta impronta es la que quiere recuperar la Biblioteca Florentino Ameghino de Luis Guillón, en Esteban Echeverría, donde al visitante, en la puerta, le preguntan: “¿Con qué libro querés conversar?” Los títulos que ofrecen son: “Familiar de niño autista”, “Adicto recuperado”, “Portador de HIV”, “Probador de videojuegos”, “Persona privada de la libertad”. Adentro, esperan para charlar “los libros humanos”, personas que viven o vivieron esas situaciones y se acercan para compartir sus experiencias con la comunidad.

El proyecto de las Bibliotecas Humanas, surgido hace 16 años en Dinamarca y retomado por estudiantes de bibliotecología del Instituto Superior de Formación Docente y Técnica N° 35 de Monte Grande, es un intento por derribar prejuicios sobre temas sensibles en la sociedad a través del diálogo directo con los protagonistas. La pregunta que se hace Mirta Pérez Díaz, profesora del instituto, es: “¿Qué nos está pasando que para conocer otras historias de vida y problemáticas hace falta planificar un encuentro y no surge espontáneamente?”

Según Daniel Canosa, “en nuestra rutina diaria no tenemos oportunidad de escuchar lo que piensan otras personas con experiencias diferentes. A lo que accedemos, muchas veces, es a estereotipos de los medios de comunicación. Y lo peor que nos puede pasar, ya lo decía el filósofo Walter Benjamin, es que se destruya la experiencia humana por medio del combo de la información más opinión”, reflexiona.

La iniciativa atrajo la atención de 300 vecinos de Luis Guillón que días antes habían votado los temas que querían conocer a través de encuestas hechas por alumnos del Instituto. A partir de los resultados, los estudiantes realizaron un trabajo documental para complementar los relatos de los protagonistas. “Lo interesante, entonces, es que hay dos colecciones que se enfrentan, generando una intertextualidad entre la colección humana y la bibliográfica”, explica Canosa, para quien “la riqueza de las bibliotecas populares está en que ofrecen documentos que no se encuentran en ningún otro lado, principalmente conocimientos sobre la historia local” que permiten fortalecer la identidad de la comunidad.

La docente Pérez Díaz argumenta que “tienen la oportunidad de ser un espacio de innovación” pero para ello deben romper con “un estereotipo conservador, custodio, cancerbero, residual del siglo XIX, que hace un culto al libro y a la propiedad que ya no encaja”. Para ella, el futuro está relacionado con “bibliotecas totalmente dinámicas y desestructuradas, que pasan del paradigma de la información al de la comunicación, y donde los contenidos, además de recibirse, se generan”.

Con la soga en el estante

Más allá de los debates, lo concreto es que las bibliotecas siguen regidas por el decreto-ley 9319, elaborado en 1979, durante la última dictadura militar, que  no reconoce el derecho a la lectura, tampoco su trayectoria histórica, al punto de llamarlas “bibliotecas públicas de instituciones privadas”, y que prevé la pérdida total de fondos en caso de “atentar contra los valores que hacen al sentimiento nacional y nuestra esencia occidental cristiana, o desarrollar actividades totalmente ajenas a la misión específica de la biblioteca” (sic).

La Ley N° 14777, que creó el Sistema Provincial de Bibliotecas, fue aprobada por unanimidad en la Legislatura bonaerense en octubre del 2015, pero nunca fue reglamentada por el Poder Ejecutivo. La diputada Rocío Giaccone afirma que la norma –de su autoría– venía a saldar una deuda con las bibliotecas en cuanto a su historia y función. “Cuando la trabajamos junto a bibliotecarios de toda la provincia teníamos como objetivo una actualización general desde el aspecto tecnológico, generar una mayor protección y reconocer su papel en la comunidad como ámbito de consulta permanente, intercambio de ideas y de comunicación”.

 La ley dispone un aumento del 33% del subsidio y que el dinero debe surgir del 0,5% de lo recaudado por los juegos de azar. “Esto ayudaría a la administración interna, ya que, cuando se dispone de  fondos especiales específicamente asignados, llegan más rápido, algo primordial para terminar con los atrasos”, sostiene Giaccone. Pero transcurrido más de un año de su aprobación, no sabe qué detiene su reglamentación. La nueva falta de pago del gobierno provincial la desanima: “Si la sociedad y los legisladores no nos seguimos moviendo, directamente van a dejar de financiar a las bibliotecas”.

 

Actualizado 15/11/2016

Del fotógrafo a su público

Del fotógrafo a su público

La Feria de Libros de Foto de Autor (FELIFA) abre este miércoles y durante cuatro días exhibirá libros producidos, en su mayoría, de manera independiente. Por primera vez, este año, se realiza en la Fototeca Latinoamericana (FoLa) y, como en ediciones anteriores, concentra el quehacer y el saber de editores, fotógrafos y críticos. Julieta Escardó -fotógrafa, docente, directora de la editorial La Luminosa y de la feria- cuenta que la convergencia de las actividades supone un «espacio de formación, intercambio y difusión que nuclea a quienes hacen».  

La exposición reúne a los productores con el público, ya que los encargados de coordinar la consulta de libros son los mismos autores. El evento engloba la actualidad fotográfica mostrando quiénes realizan y cómo. Además, con talleres y charlas, se presta atención a la variedad de proyectos vigentes acercando figuras reconocidas a nivel mundial a Buenos Aires. FELIFA se creó alrededor del fotolibro. Este soporte físico con diseños personalizados se orienta a contar específicamente a través de imágenes ajustando la mecánica de cada volumen a las necesidades de las obras.

Desde hace siete años se entrega un premio, a través de convocatorias abiertas al público, que da la oportunidad de editar y publicar fotolibros. Este año se presentarán los dos seleccionados en 2015 para el Premio Latinoamericano: Donde la luna es ronda, de Agustina Tato, y Sobre la falla, de Martín Estol. Sobre el proceso de edición, Estol cuenta que hasta llegar a la versión final «el libro fue mutando porque tenía la mitad de tamaño y la mitad de fotos». Con imágenes en blanco y negro, impreso con páginas acaballadas, similar a una revista, la publicación no presenta puntos de descanso. Las doce imágenes que componen el volumen se ubican al corte de todas las hojas para que el espectador «no tenga vía de escape», sintetiza Estol. Sobre la falla surgió a través de la lectura de la novela rusa titulada Sobre el error. Estol fotografió espacios silenciosos y solitarios pensándolos, dice, como “posibles escenarios para la historia”. La sucesión de fotos supone un recorrido concreto de escenas frías e inhabitadas donde el hilo conductor es una forma determinante de narrar. Sobre el armado y la particularidad del formato explica que «cada trabajo busca su forma y, si se elige el libro, todos los detalles tienen que estar con la misma tensión, fuerza y tirando para el mismo lado».   

Julieta Escardó en la Feria de Libros de Fotos de Autor.

Julieta Escardó en la Feria de Libros de Fotos de Autor.

Otra obra que se podrá conocer en Fola es Luz Mala. Esta serie de fotografías realizadas por Melisa Scarcella combina tomas color y blanco y negro obtenidas con un teléfono celular. La autora recopiló imágenes que empezó a capturar hace dos años y medio con la motivación de «sacar afuera el dolor, para curarme, para llorar a lágrima viva, para morir», cuenta Scarcella. El libro está compuesto por fotos de 15 x 21 centímetros, con tapa de papel de lija, e intenta remitir al «sentimiento universal de dolor que ocasiona una perdida, de manera poética». La sucesión de imágenes en papel blanco texturado juega con los límites de lo abstracto y lo real, lo plástico y lo etéreo. Esta compilación de fotos es el testimonio de la vida cotidiana contada con colores fuertes, planos incómodos, rostros cortados y paisajes desdibujados. Las imágenes, que al principio pueden parecen inconexas, se unen a través de texturas y guiños compositivos que ilustran un mundo interno en conflicto.  Con una paleta estridente, Scarcella habla del cuerpo y del tiempo sembrando curiosidad sobre algo que parece estar detrás.

Las Máscaras, de la fotoperiodista platense Helen Zout, editado por Plata Negra, es otro de los libros que podrán apreciar los visitantes. Este ensayo incluye textos de Anne Tucker y Juan Travnik y relata fotográficamente la vida de niños con HIV internados en el hospital Romero. La obra recopila 24 retratos en blanco y negro, en donde los pacientes aparecen con sus rostros cubiertos. También puede verse Embalse, de Agustina Triquell, editado por Asunción Casa Editora: este trabajo, realizado en las sierras cordobesas, combina el registro actual de los complejos hoteleros construidos entre 1942 y 1957 con material de archivo de esos mismos lugares en forma de “inserts”. El ensayo de 72 páginas une dos tiempos distintos y mezcla lo documental y lo ficticio con imágenes a color, blanco y negro, algunas de ellas desplegables.

Melisa Scarcella con su libro Luz Mala

Entre las actividades del encuentro, la fundadora de la editorial Riot Books, Verónica Fierias, y el músico y fotógrafo Martín Bolatti dictarán un taller titulado “Proyectos fotográficos: Formatos y soportes”, en el que analizarán las múltiples formas que toma hoy la fotografía. El italiano Walter Costa -creador del grupo de discusión e investigación fotográfica TRAMA- propone con  el taller “Rising Cards: Barajar fotos para editar libros” pensar la edición desde lo lúdico. Además, Claudi Carreras Guillén –curador, editor y gestor cultural español-  dará clases bajo la consigna “Escuchar imágenes”, también orientado a quien esté por editar su trabajo.

Escardó explica que la feria comenzó en el 2002 con la intención de «reivindicar la especificidad del libro» en un contexto local en el que, dice, «había mucha deuda editorial, aunque entre los fotógrafos hicieran algunas publicaciones muy artesanales y rústicas, pero muy entrañables». La modalidad de la Feria, agrega, surgió a partir de pensar «cómo uno disfruta de ver libros, y entonces la armamos, invitando a todos los amigos en la galería del Espacio Ecléctico”. Las ediciones siguientes fueron realizadas en Central Newbery: de a poco fue aumentando la cantidad de volúmenes en exposición y también la cantidad de concurrentes interesados.

En esta edición se agrega como novedad un premio internacional para libros publicados entre 2015 y 2016 en el extranjero, para el cual se seleccionó a un autor entre más de 200 que participaron. Los jurados que eligen a los ganadores -que se anunciarán en la feria- están compuestos por grupos multidisciplinarios de artistas, periodistas, críticos y docentes, entre ellos el fotógrafo, periodista y gestor cultural chileno Luis Weinstein  y la música compositora y poeta Rosario Bléfari.

La feria se desarrolla como un espacio que incorpora a todos los agentes que participan de un mismo circuito de producción y critica fotográfica. Con una estructura laxa y permeable, año a año incorpora nuevas temáticas y abre el juego a la producción e intercambio local y latinoamericano. El domingo a las 18 el equipo de Sideluck Buenos Aires proyectará una serie de trabajos fotográficos multimedia seleccionados por ellos mismos. También habrá lugar para publicaciones independientes como Proyecto Haluro, una revista sobre fotografía emergente que se imprimió este año a través de financiamiento colectivo. Según puntualiza Escardó, uno de los objetivos es ampliar la audiencia, ya que, dice, «no tiene sentido que haya únicamente fotógrafos hablando entre fotógrafos».

Sobre el contexto actual de producción en formato físico, Escardó destaca: «Antes hacer un libro era mucho más caro y había que hacer necesariamente mil ejemplares. La gran revolución, en términos económicos, fueron las imprentas digitales. Los libros de fotografía están viviendo un momento muy vital porque empodera mucho la idea de autor y se suman a la resistencia a tanta virtualidad y a la necesidad de volver al objeto fetiche». Como curadora y fotógrafa, resume: «El libro es el mejor soporte para desarrollar una idea de principio a fin, con el agregado de que viaja lejos y nos sobrevive en el tiempo».  

 La Feria de Libros de Fotos de Autor se desarrolla en FoLa, Godoy Cruz 2620, desde el 24 al 27 de noviembre.

Actualizada 23/11/2016

Salir del molde

Salir del molde

«¿Así te sentas en tu casa?», «no uses el celular», «ponete el uniforme reglamentario», «atate el pelo», «no llegues tarde». «No contestes.» «no me subas el tonito», «ya estás grande, hacelo». «Respetá a los mayores que saben más que vos», «portate bien», «dame el asiento», “si sos varón, no llores”, “sos demasiado chico para opinar”. Lejos de todas estas frases hechas que los jóvenes suelen escuchar día a día, el propósito que los reunió era el de cuestionar esos mandatos sociales que muchas veces suelen potenciar o funcionar a costa de sus verdaderos deseos o expectativas. Ellos, “demasiado chicos”, se tomaron el espacio, para opinar -por suerte- demasiado.

El martes 11 de octubre, a primera hora del día, alrededor de cien alumnos y alumnas de colegios secundarios se mostraban entusiasmados con su excursión poco habitual: todos estaban muy motivados por participar de Juventear (en sus tres jornadas tuvo un total de cuatrocientos participantes), un proyecto pensado como una serie de congresos que se propone revisar la realidad, visibilizar problemáticas y abrir puntos de fuga para el desarrollo de un pensamiento crítico.

La cita era a las nueve de la mañana en el Centro Cultural Paco Urondo de la Facultad de Filosofía y Letras (UBA). Y a esa hora, bien puntuales, todos se encontraban listos para presentar las ponencias que habían estado preparando desde hace tiempo.

El lugar elegido no fue librado al azar. La idea también representó una oportunidad para acercar la Universidad a la Escuela, “potenciando las expectativas de construcción de futuros posibles”, en palabras de Lara Purita, docente y una de las organizadoras del evento.

La consigna que los chicos recibieron era la de elaborar un documento como los que se preparan para los congresos académicos, que problematizara mandatos sociales de su preocupación o recurrencia, para hacerlo público y luego, con ello, generar un debate enriquecedor y de interacción, con variados puntos de vista.

El lugar elegido no fue librado al azar. La idea también representó una oportunidad para acercar la Universidad a la Escuela.

El lugar elegido no fue librado al azar. La idea también representó una oportunidad para acercar la Universidad a la Escuela.

Mandatos

Entre el deseo y el saber fue el lema que guió al Congreso que, en la primera de sus jornadas, tuvo como protagonistas a alumnos y alumnas de los últimos años del secundario del Instituto Inmaculada Concepción (Parque Patricios), del  Instituto Canto a la Vida (Villa Lugano) y de la  Escuela Técnica de la UNDAV (Avellaneda).

Pasadas las diez de la mañana comenzaron las exposiciones: las estudiantes “voceras” del Instituto Inmaculada Concepción rompieron el hielo cuando les llegó el turno de tomar el micrófono y lanzarse a hablar: “Los jóvenes nos encontramos encerrados en una maraña de expectativas  que los demás tienen respecto de nosotros, por el sólo hecho de ser jóvenes. La sociedad también hace su aporte y nos pone por delante estereotipos, a los cuales se espera que nos acomodemos”.

La primera ponencia tuvo como principal tópico destacar que los mandatos sociales, que denotan un deber ser, son mandatos culturales, ya que atraviesan la sociedad civil en sus diversas instituciones. “Entendemos a la cultura como un entramado simbólico  que organiza y da sentido a la realidad de una época y en un determinado espacio geográfico”. Además, manifestaron que “los mandatos culturales son problemáticos porque ponen en riesgo nuestra identidad individual”.

Con un público joven expectante, se empezaba a generar un espacio para la escucha,  la reflexión, y el intercambio de ideas: “El Estado, con sus políticas, también nos dice qué espera de los jóvenes. Cuando se compran computadoras para poblar escuelas, cuando pone en agenda la discusión acerca de la edad mínima para establecer penas a los que delinquen , o cuando permite que la policía demore a las personas por su aspecto físico”.

Así comenzaba Juventear, con las consignas “Pensamiento crítico” y “Juventud debate”, promoviendo además el uso de las redes sociales con sus respectivos hashtags. “La idea -señaló Purita- es la de fortalecer una mirada que entienda a la cultura como una construcción colectiva de potencial transformador y que se piense a los jóvenes como un sector de producción simbólica fundamental para las actualizaciones que el presente nos exige”.

El rol de los medios de comunicación y su capacidad de propaganda fueron otros de los asuntos clave que se trataron en relación a la construcción de los mandatos sociales vinculados a la imagen: “Estamos todos enterados de que la chica debe tener un cuerpo apto para pasarelas, un pelo que no tenga frizz, una cara angelical y todas esas cuestiones que poco tienen que ver con su formación académica o su gusto por el arte”, continuaban las expositoras de la primera escuela disertante.

Esta temática también fue tratada por el Instituto Lengüitas, el día miércoles: “La prensa es la única ventana a la realidad que casi todo el resto de la población ‘no pobre’ tiene. Esto le facilita a los medios de comunicación, la manipulación de la realidad. Y así es como pintan  la imagen de los llamados ‘pobres’, como cachorros sin salvación, incapaces de valerse por sí mismos, ni en su cuidado, ni en su bienestar; un grupo de personas del que hay que cuidarse, y, de vez en cuando, sentir lástima”.

La mirada estaba siempre puesta en una misma cuestión: animarse a cuestionar la realidad y a quebrar las reglas.

Estudiantes de la Escuela Técnica UNDAV en plena ponencia.

Estudiantes de la Escuela Técnica UNDAV en plena ponencia.

Violencia institucional

“Hoy nosotros, acá, con todos ustedes, queremos dejar una marca, un testimonio de la realidad que nos atraviesa día a día”. La segunda ponencia estuvo a cargo de las estudiantes de la Escuela Técnica de la UNDAV, quienes pusieron el foco en la violencia institucional iniciando su exposición con una mención a Ezequiel Demonty (joven que fue torturado por la Policía y arrojado al Riachuelo en 2002). “Nos conmovió este caso porque habla del abuso de las fuerzas policiales, algo que ocurre cotidianamente a nuestro alrededor; tenemos amigos y familiares que han sido víctimas de esto. Sin ir más lejos, a algunos de nosotros, cada mañana, camino a la escuela, nos palpan para ver si estamos armados o para ver si tenemos drogas, sólo por portación de cara, ¿nos pararían si tuviéramos una apariencia diferente?, ¿nos dejarían entrar a todos lados si nos vistiéramos de otra forma?”.

Las chicas, que viven en los barrios de Isla Maciel, Villa Azul e Itatí destacaron la cuestión de los mandatos ligados al origen de una persona que se vinculan, además, con la vestimenta o la manera de hablar: “Se espera mucho de nosotros como sociedad. Que dejemos de cometer delitos, que trabajemos, que no seamos vagos. Sin embargo, nos nos dan posibilidades de progresar o estar a la altura de los otros. Hay veces que queremos buscar trabajo y otros, siguiendo estereotipos, nos niegan esa oportunidad”.

Para concluir con su ponencia, leyeron una poesía de su autoría, que continuaba el tema planteado:

“Quieren ahogar nuestras ganas de progresar.

No estamos en la agenda de los poderosos porque ellos nos creen pequeños y débiles.

Frenan nuestra educación como si lo que hacemos fuera ilegal.

Nos quieren borrar del mundo como si fuéramos basura.

Poco a poco vamos demostrando con fuerza y humildad que somos mejores de los que ellos creen”.

Y los aplausos colmaron el salón principal del Urondo.

Los chicos, colgando los carteles manuscritos que respondían a la pregunta: «¿a qué le decís basta?»

Las familias no-tipo

Luego de que las alumnas de la UNDAV se levantaran, llegó el turno de los estudiantes del Instituto Canto a la Vida, de Villa Lugano, quienes consideraron, desde los inicios de su exposición, que los mandatos están a menudo naturalizados y que deberíamos cuestionarlos: “Cada mandato está sostenido por diversas organizaciones, se transmiten de generación en generación y los incorporamos todo el tiempo mediante publicidades, películas, redes sociales y otros medios de comunicación en general”.

La idea de la ponencia del colegio de Lugano fue centralizarse en los mandatos relacionados con las familias tipo: “Esas en las que hay un padre que trabaja y administra el dinero, una madre que se encarga de la limpieza, de mantener a sus hijos. Los hijos, que estudian en un colegio privado no se pueden relacionar con gente diferente, y tienen una carrera elegida. Todos comparten la misma casa, mamá, papá y los hijos, que comparten los domingos, se van de vacaciones y tienen un auto y un perro”. Las chicas plantearon que ese ideal, hoy, prácticamente es insostenible, ya que existen diversos tipos de familias y diferentes personas pueden cumplir variados roles: “En muchos casos se lleva a las familias a forzar una relación cuando ya no funciona o te hacen desear ser reconocido por un padre que nunca se interesó por verte y en creer que esa es la única posibilidad de estar bien. En otros casos, este modelo es engañoso y nocivo, te hace creer que perdonar a tu familia, pase lo que pase, es un deber, que está mal dejarlos de lado, aún cuando tengas que soportar maltratos y malos momentos. Y eso te hace sentir sofocado, estresado, angustiado en silencio, por no poder cortar con relaciones que no van”.

La exposición de las estudiantes llevó a preguntarse: “¿Queremos vivir nuestra vida de esta manera?, ¿vale la pena? Y si no existe este ideal, ¿por qué lo seguimos buscando?”

Concluyeron exclamando a dúo: “Somos hijos de padres separados, hijos de la violencia, hijos de padres solteros; somos hijos de padres separados que viven juntos, somos objetos de nuestros padres”.

La última ponencia de la primera jornada tuvo un enfoque claramente dirigido a pensar que para lograr una transformación colectiva y para dejar de sentir que hay vacíos que llenar, porque hay un modelo que nunca se alcanza, hay que empezar a revisar estas ideas, reflexionarlas, cuestionarlas y enfrentarlas. Y, sin duda, para eso estaban allí.

La primera jornada tuvo al Grupo artístico Beso como performance de cierre.

No me callo nada la boca

Cerca del mediodía, y finalizadas las exposiciones, de la mano de los conductores del evento se abrió el debate. Fue ahí cuando el público empezó a activar mucho más que su capacidad de escucha. El micrófono pasaba de lado a lado, generando así una riqueza de opiniones: “Vivimos en una sociedad en la cual quien usa remera rosa es homosexual y la que usa la remera corta es una trola”, “los mandatos están super vinculados al consumismo”, “confesé que era gay, pero antes pensaba que estaba mal decirlo”, “habría que hacer una campaña de concientización para los más grandes”, “esto hay que llevarlo a los demás, para que no existan más mandatos para las futuras generaciones”, “las diferencias no nos hacen ni mejores ni peores, solamente nos hacen diferentes”, “hay que salir de la idea de que hay que matar al ladrón porque te quiso robar”, “no da responder con más violencia”, “en mi barrio muchos chicos salen a robar porque no les dan la posibilidad de trabajar”, “no podemos pensar en que si me matan a algún familiar, tengo que matar, lo que tenemos que pensar es que hay un Estado ausente, nosotros no podemos hacer justicia por mano propia”.

Desde sus inicios, Juventear, -que el año pasado resultó ser el trabajo con que las organizadoras concluyeron la Diplomatura en Producción Cultural- busca acortar las distancias entre el nivel de educación medio y el superior, promover lazos entre estudiantes secundarios y generar una oportunidad para acercar la Universidad a la Escuela, visibilizando y democratizando prácticas que a ella la constituyen, volviéndola accesible. Purita, en este sentido, agregó: “El pasaje de la secundaria a los estudios superiores no suele ser nada fácil para los chicos. Muchas veces piensan que no van a poder.  Hay en ellos desconocimiento, inseguridad y falta de estímulos que los terminan inhibiendo. Por eso Juventear cumple un rol muy importante”.

Muchos de los comentarios que surgieron del debate tuvieron que ver con con la elección de futuras carreras: “Quiero estudiar algo que el día de mañana me pueda mantener”, “hay que estudiar lo que te dé felicidad independientemente del dinero”. Y las reflexiones seguían colmando la sala, generando así un ambiente de atención y -en algunos momentos- algo tensos, entre los mismos jóvenes, como así también entre los organizadores y el público en general que se acercó a participar del evento.

Estudiantes del Instituto Inmaculada Concepción (Parque Patricios), del Instituto Canto a la Vida (Villa Lugano) y de la Escuela Técnica de la UNDAV (Avellaneda).

Los poderosos

Finalmente llegó el turno de la invitada motivadora, otro de los ejes del Juventear. En esa ocasión fue Alejandra Díaz, miembro de La Garganta Poderosa, quien hizo aportes en relación a la violencia institucional: “A mi hijo lo mató la policía,  fue eso lo que me hizo militar; pero nunca busqué venganza, yo no quiero causarle el dolor que me causaron a mí, porque esa madre no tiene la culpa”. La juventud escuchaba atenta el relato  de Alejandra, quien tocó uno de los temas más recurrentes de la mañana.

“Creemos que la figura del invitado motivador es clave, porque aporta una perspectiva constructiva sobre los ejes del debate que las escuelas propusieron para cada jornada, dispara nuevos modos de reflexión, aporta herramientas para seguir pensando”, comenta la productora. También contaron con la presencia de Genoveva Purita, una especialista en Comunicación en la era digital, y con Azul Lombardía, actriz y co-guionista de la serie Según Roxy. “La idea partió de que puedan contarles sus experiencias a los chicos sobre la búsqueda del deseo y la vocación, la capacidad de reinventarse y sortear obstáculos, la identificación de las presiones y la pregunta por las expectativas a la hora de terminar la escuela y tomar decisiones sobre sus futuros”, aclaró.

Durante los días que continuaron se realizaron más de diez ponencias que tuvieron como eje principal del debate a los mandatos de género, maternidad y el legado del “cuerpo perfecto”. También se puso en cuestionamiento el asunto de la discriminación que sufren las mujeres en el deporte y en el mundo laboral, y el mandato del éxito ligado a la felicidad. A su vez, se problematizó respecto de la futura elección de carreras universitarias. Los protagonistas fueron, entonces, los estudiantes del Instituto Glaux, de la Escuela Argentina del Oeste y del Instituto Nuestra Señora del Huerto.

El cierre del día martes estuvo a cargo del grupo Beso. Integrado por más de veinte artistas, protagonizó una performance ligada al contacto con el otro, generando así un momento de suma atención por parte de los chicos y chicas del público, y de tensión y descontento por parte de las organizadoras del Ciclo. A puro beso y abrazo, los intérpretes – descalzos y vestidos con ropas claras- crearon un clima totalmente inesperado.

Finalmente, Ricardo Manetti, director de la Carrera de Artes y del Centro Cultural Paco Urondo, cerró el ciclo motivando a los concurrentes a perseguir siempre sus deseos. Por su parte, los “jóvenes referentes” participantes del Juventear del año anterior (ya egresados del colegio secundario) siguieron el mismo camino.

Con el entusiasmo y la fuerza de la juventud se dio por terminado el segundo año de este ciclo, el cual promete continuar creciendo cada vez, para seguir fortaleciendo los lazos entre los estudiantes secundarios que se encuentran en la búsqueda de Instituciones para desarrollar sus capacidades. Una vez más, los jóvenes fueron el centro de atención, construyendo un espacio de debate hecho por y para ellos.

La finalización del Congreso se coronó con una consigna entre aplausos y gritos: “La peor lucha es la que no se hace; ¿estamos dispuestos a luchar?”. Y la juventud protagonista, nuevamente, prometió seguir dando que hablar.

Actualizado 15/10/2016