Carpani, arte y trabajo

Carpani, arte y trabajo

La exposición “Carpani trabajador. Entre el taller y la calle”, inaugurada el sábado pasado en el Centro Cultural de la Memoria Haroldo Conti, es el inicio de un proyecto de la Universidad Nacional de San Martín que, en convenio con Doris Carpani –mujer del artista y propietaria de los materiales-, comenzó con un proceso de ordenamiento y catalogación para abrir a la consulta pública el archivo del artista. Se trata de un trabajo a largo plazo que consistirá en la investigación interdisciplinaria en profundidad sobre el archivo de Carpani: inventario, conservación o restauración de algunas obras y la reflexión intelectual de las historiadoras de arte Silvia Dolinko e Isabel Plante, encargadas además de la curaduría de esta muestra.

Dolinko explicó a ANCCOM que la muestra es “un recorte que pone en relación la imagen pública de Carpani, que intervino en distintos escenarios políticos y sociales, y esa otra imagen relacionada con su proceso de creación en la intimidad”. El título “Entre el taller y la calle” da cuenta de ese diálogo entre el dibujo como obra única y los afiches como producción múltiple seriada, elementos con los que Carpani trabajó en muy estrecha vinculación con la Federación Gráfica Bonaerense, con los sindicatos de obreros gráficos que potenciaron esa posibilidad de una imagen múltiple.

La muestra, explicó Plante, se centra específicamente en la producción gráfica de Carpani, que se inicia con el afiche “¡¡Basta!!” de la CGT en 1962. Aunque el recorte cronológico es amplio, focaliza principalmente desde los años ’60 hasta el comienzo de los ’70, ya que en 1974 el artista viajó con su esposa a Europa, donde permaneció hasta finalizada la dictadura militar. En la exhibición, sin embargo, también hay materiales de comienzos de los ’80, cuando regresó a la Argentina con el retorno de la democracia, y dibujos de los años ’90. En la muestra pueden verse pinturas, afiches y otros materiales desconocidos hasta el momento como dibujos, bocetos preparatorios y chapas ligadas a la reproducción seriada de impresos.

Gentileza Prensa Centro Cultural Haroldo Conti

Gentileza Prensa Centro Cultural Haroldo Conti.

La muestra está dividida en tres núcleos temáticos. El primero se centra en las figuras de los trabajadores, las masas, los desocupados, las reivindicaciones políticas en torno al 73’, la campaña presidencial de Héctor Cámpora y la denuncia a la masacre de Trelew. El segundo integra un homenaje a personalidades muy diversas y reconocidas de la política nacional e internacional y de la historia, retratos de líderes populares como San Martín, Che Guevara, Perón, Evita y personajes de la cultura muy comprometidos con sus ideologías, como Rodolfo Walsh y Federico García Lorca. El tercer núcleo, llamado “varia” y se vincula con la diversidad iconográfica de Carpani, dibujos de distinta índole que dan cuenta de los múltiples intereses del autor y de la exploración de un amplio abanico de técnicas, soportes y géneros -como el desnudo y las citas a otros artistas-. “Este tercer conjunto es también la ‘sección más intimista’”, apuntó Plante.

Carpani nació en Tigre en 1930. Estudió con Emilio Pettoruti e inició su carrera a mediados de los años ‘50, desarrollando una obra central en la línea del arte social. En 1959 creó, junto con otros artistas, el Movimiento Espartaco que, en 1961, firmó un manifiesto que bregaba por un arte latinoamericano y revolucionario. A través de este género discursivo, los artistas defendían “un único arte posible”: aquel que se producía en la total identificación del artista con la realidad de su medio. Para ellos, toda obra artística como expresión social es una expresión auténticamente nacional y revolucionaria. Y en la medida que el arte despierta el inconsciente colectivo de la humanidad, es un elemento de liberación.

Gentileza Prensa Centro Cultural Haroldo Conti

Gentileza Prensa Centro Cultural Haroldo Conti.

Sin embargo Carpani se alejó muy pronto del Grupo Espartaco porque consideraba que debía apartarse del circuito artístico institucional de las galerías para vincularse con la acción política y la difusión militante a través de sus obras. En 1962 comenzó a producir afiches para la CGT, en simultáneo con una importante obra mural que a principios de los años ‘70 estuvo muy vinculada al movimiento obrero. “Tanto en el Manifiesto como en sus libros contemporáneos, aparece en Carpani una referencia muy marcada al muralismo mexicano como ideal de un arte de intervención pública y muy ideológico”, explicó Dolinko. Plante agregó que “si uno lee los escritos de Siqueiros, Rivera, Orozco, que son de los años ‘20 y ‘30, el problema de la pintura de caballete como arte burgués estaba claramente planteado”.

A medida que avanzaban los ’60 Carpani fue radicalizando su posición, sus vínculos y sus espacios de intervención. Realizó obras para la Federación Argentina de Trabajadores de las Artes Gráficas, el Sindicato de Obreros de la Alimentación, la Central de Trabajadores y para la CGT de los Argentinos. Colaboró con agrupaciones políticas y partidarias vinculadas sobre todo al peronismo y con organismos de derechos humanos. Hasta sus últimos días, en 1996, trabajó en un afiche de homenaje a los periodistas desaparecidos cuya imagen central es un retrato de Rodolfo Walsh. “La carrera, las imágenes y los discursos de Carpani son una voz relevante en ese campo de problemas en torno a la relación entre el arte y la política”, explicó Dolinko. No obstante, nunca dejó de exponer en el circuito artístico de galerías. En la muestra, incluso, se exhiben dos afiches de anuncios de sus exposiciones a principios de los ’70, una en la Casa de las Américas en La Habana y otra en la tradicional Galería Van Riel de Buenos Aires. De todos modos, el tema no dejó de ser para él “un punto conflictivo”, señaló Plante.

Isable Plante y Silvia Dolinko, curadoras de la muestra "Carpani trabajador. Entre el taller y la calle" (Centro Cultural Haroldo Conti - Espacio Memoria y Derechos Humanos Ex - ESMA) Agosto de 2015, Ciudad de Buenos Aires. Foto: Daniela Yechúa / ANCCOM

Isabel Plante y Silvia Dolinko, curadoras de la muestra «Carpani trabajador. Entre el taller y la calle» en el Centro Cultural Haroldo Conti situado en Espacio Memoria y Derechos Humanos.

Para las curadoras, ambas investigadoras del Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas, hay algo en la obra de Carpani muy significativo: cómo fue retomando una misma imagen en distintos soportes y técnicas que permiten distintas posibilidades gráficas y de género. En la muestra está la pintura “Desocupados”, de 1964, que Carpani también editó en litografía y en una carpeta de dibujos reproducida en offset, y así la misma imagen fue retomada en distintos tamaños y fue circulando en distintos espacios. También realizó obras en aguafuerte y serigrafía.

“Carpani es siempre Carpani”, sostuvo Plante en referencia a la imagen impregnante que construyó el artista, una imagen muy personal y muy reconocible. Dolinko enfatizó “la fuerte impronta que su imagen dejó en términos de una conformación de una cultura visual fuertemente vinculada a esos años ’60 y ’70, a ese momento de lucha y de denuncia. Una imagen que circulaba, que era pública, que la gente reconocía porque estaba en el imaginario”. En esa época los obreros de Carpani trascendieron los espacios sindicales y alcanzaron las puertas de las casas, de las facultades, incluso la carpeta de un alumno de primaria. “En ese sentido, la imagen pública implica una clave de la cultura visual de la época muy fuerte”, continuó Dolinko. “Las figuras de Carpani migraron de un cartel que tenía que ver con una coyuntura específica a figuras más simbólicas para un horizonte más amplio, no estrictamente militante y de distintas generaciones”, explicó Plante.

Montaje de la Muestra "Carpani trabajador. Entre el taller y la calle" (Centro Cultural Haroldo Conti - Espacio Memoria y Derechos Humanos Ex - ESMA) 2015, Ciudad de Buenos Aires.  - GENTILEZA PRENSA CENTRO CULTURAL HAROLDO CONTI

Montaje de la Muestra «Carpani trabajador. Entre el taller y la calle»en el Centro Cultural Haroldo Conti. Foto gentileza Prensa Centro Cultural Haroldo Conti.

Carpani marcó un imaginario del latinoamericanismo combativo y libertario que trascendió el medio artístico. Toda su obra, íntimamente ligada a la experiencia social y política de la Argentina, constituyó una marca de época que persiste hasta la actualidad. Una vez expresó que hay que recuperar la memoria colectiva, porque un país sin memoria toma memorias prestadas y eso es la colonización cultural.

Su obra estará disponible en el Centro Cultural Conti, con entrada libre y gratuita, hasta el 11 de octubre. A partir de septiembre las curadoras organizarán actividades en el marco de la muestra y una serie de charlas con distintos artistas e investigadores en torno a la obra de Carpani, con el objetivo de sumar otras voces y miradas.

Actualización 12/08/2015

“Iluminaciones” de la cárcel

“Iluminaciones” de la cárcel

Una virgencita de porcelana. Un teléfono de línea. Una ventana. Bebés. El jardín y los juguetes de sus hijos e hijas, que convivían con ellas en la unidad 31 del penal de Ezeiza. Esas son algunas de las imágenes que eligieron mostrar. Los fotógrafos con cámaras marca Nikon, Canon y Sony, se acercan para retratar las fotografías hechas con cajitas de fósforos. «Cámara fragata» se lee en los epígrafes de las fotos en exposición, haciendo referencia a la tradicional marca de fósforos. «Cámara de madera», dice otro epígrafe.

El sábado 18 de julio se presentó en el Centro Cultural de la Memoria Haroldo Conti, ex ESMA, la muestra «Iluminaciones», con fotografías con cámaras estenopeicas hechas en la cárcel por mujeres privadas de la libertad. La exposición, que se podrá visitar hasta el 23 de agosto, fue realizada por la asociación civil y cultural YoNoFui en el marco del taller de fotografía «Luz en la piel», uno de los tantos proyectos que lleva adelante la organización, con apoyo del Haroldo Conti.

La organización YoNoFui surgió en el 2007 durante un taller de poesía en la cárcel de mujeres en Ezeiza. Desde ese año, realizan una importante cantidad de actividades artísticas y culturales en las cárceles de mujeres. El taller de fotografía comenzó en 2008, mientras que el de fotografía estenopeica empezó en 2009. Allí, las participantes aprendieron a construir sus propias cámaras fotográficas con cámaras hechas de madera o de cajas de fósforos.

Cuando presentaron el libro «Luz en la piel», un compilado de las fotografías tomadas en la cárcel, se acercó Cristina Fraire, coordinadora del área de fotografía del Centro Cultural Haroldo Conti, para proponerles un proyecto en conjunto. Entre 2013 y comienzos del 2014, el equipo de fotografía del Conti estuvo acompañando y apoyando a las mujeres de YoNoFui. «Colaboramos teniendo la idea de siempre apoyar aquellos emprendimientos que tienden a mostrar lo que trata de ser invisibilizado», explica Fraire.

En ese sentido, una de las ideas principales era hacer fotografías que retraten el día a día de la cárcel. Pero eso era imposible por las restricciones de las propias normas de estos complejos. Según relata Fraire, el director del Haroldo Conti, Eduardo Jozami, tuvo que presentar notas en el servicio penitenciario para que se habilitaran las entradas a otros ámbitos del penal para hacer las fotos que hoy pueden apreciarse en la muestra.

«Gracias a que el Conti se sumó al proyecto, pudimos entrar en otras partes del penal donde no teníamos acceso», explicó Alejandra Marín, la coordinadora del taller de fotos de YoNoFui, durante la presentación de la muestra. «Trabajábamos siempre en un patio muy reducido del área de educación y lo que empezamos a retratar fue la vida cotidiana de las chicas en distintos espacios. Pudimos ingresar a los pabellones, al área de trabajo, al jardín de infantes», añade Marín.

Liliana Cabrera, poeta y actual docente de YoNoFui, participó del taller de fotografía desde el año 2008. «Fue impresionante para nosotras ver que se podían hacer fotos desde una caja de fósforos, nos parecía lo más elemental para poder hacer arte».

Una cámara estenopeica exhibida en la Muestra «Iluminaciones»

En la presentación, Cabrera se emocionó al expresar que «lo que yo soy hoy, ahora, se lo debo al taller de poesía y de fotografía. Es muy importante en los contextos de encierro poder contar con estos espacios de libertad que si no estuvieran, quién sabe dónde hubiéramos terminado muchas de nosotras».

Ana Fernández, quien estuvo detenida 7 meses en la unidad 31 junto con su bebé, que en ese momento tenía 6 meses, agregó que «el trabajo de YoNoFui abre espacios liberadores para toda la gente detenida. El arte es motivador y ayuda a aquellos que están en situación carcelaria a tener una esperanza».

Marco Bufano, del equipo de fotografía del Centro Cultural, filmó y registró en un corto la experiencia, en diálogo con ANCCOM cuenta que «pudimos entrar a los pabellones, la cocina, algunos patios. Supuestamente no podés filmar cerraduras o rejas. Teníamos una mujer del servicio penitenciario controlando todo el tiempo».

«¿Por qué los reglamentos no permiten generalmente que quienes se alojan en los institutos carcelarios puedan tomar fotografías?», se pregunta Jozami en el texto que abre la muestra. «La fotografía es un modo de apropiación: documenta un momento, una situación, el mismo lugar de encierro. El detenido, de alguna forma, se adueña de lo que registra con su cámara y -bien saben quienes sufren las requisas- a las presas y presos el estatuto del penal no les reconoce, en definitiva, ninguna propiedad».

Liliana Cabrera, poeta y actual docente de YoNoFui

Liliana Cabrera, poeta y actual docente de YoNoFui

Durante la presentación, el director del Centro Cultural manifestó que «la posibilidad de desarrollar actividades sin limitaciones y que ingrese el arte a la cárcel es un elemento fundamental para ayudar a transformar una situación y un régimen carcelario que todavía deja mucho que desear».

«Las políticas de memoria, verdad y justicia, el respeto por los derechos humanos no se refieren solamente a los años ’70. Una de las asignaturas pendientes dentro de este presente argentino que tantas cosas ha cambiado, es precisamente la situación de las cárceles. El arte y la cultura en general tienen un rol fundamental en el proceso de memoria».

Asimismo, María Medrano, fundadora de YoNoFui, señala que «si bien son épocas distintas, hay mucho de la realidad que se vive adentro de una cárcel que permanentemente se actualiza con situaciones como el traslado de los genocidas a la cárcel de mujeres». En entrevista con ANCCOM, Medrano reflexiona que la muestra «Iluminaciones» podría servir para «iluminar» las paredes del espacio «que formó parte de la historia más negra de nuestro país».

Durante el transcurso del taller, hubo un hecho que entrecruzó ambas historias. A principios de 2014, las autoridades tomaron la decisión de trasladar a las mujeres que estaban en la unidad 31 a otro complejo para que en Ezeiza se pudieran alojar hombres detenidos por delitos de lesa humanidad, que se quejaban de las condiciones de salud del Complejo Penitenciario Federal II de Marcos Paz.

Alejandra Marín, coordinadora del taller de fotos de YoNoFui, junto a Eduardo Jozami, director del Centro Cultural Haroldo Conti.

Alejandra Marín, coordinadora del taller de fotos de YoNoFui.

Ese movimiento puso en riesgo la continuidad del taller, Medrano explica que «tuvimos que mudar el taller a la otra unidad, porque la mayoría de las participantes se fueron del taller». Finalmente y a través de la intervención del Centro Cultural, se logró reubicarlo. Actualmente, el taller de fotografía estenopeica funciona en la Unidad IV de Ezeiza.

«Adentro de la cárcel, en este momento tenemos talleres de carpintería, tejido y telar, poesía, fotografía estenopeica, fotografía digital. Afuera tenemos talleres de textil, serigrafía, encuadernación artesanal, diseño de calzado, dibujo y de periodismo, con el que hacemos una revista», enumera Medrano. Los proyectos de YoNoFui son muchos. El nombre de la revista, que ya tiene una segunda edición, es elocuente: «Yo soy».