Una calle sin artistas

Una calle sin artistas

El Frente de Artistas Ambulantes Organizados (FAAO) denuncia que el Gobierno de Mauricio Macri “criminaliza al artista callejero” debido a la aplicación del protocolo de seguridad para el espacio público, ejecutado por la Policía Federal y la Policía Metropolitana, con el aval de la ministra de Seguridad de la Nación, Patricia Bullrich.

El FAAO denuncia que “el personal policial acosa a los artistas callejeros en parques y plazas, los cachea como si fueran delincuentes y posteriormente les impide realizar su trabajo”, tanto en Capital Federal como en el Gran Buenos Aires. Dentro de este marco de hostilidad, Alejandro Cabrera Britos, presidente del Frente de Artistas, subrayó que “la policía está realizando actos de violencia institucional contra el artista callejero, todos ellos con el aval del Ministerio de Seguridad”.  

Foto: Archivo ANCCOM

El más grave de los hechos denunciados ocurrió en Pergamino, el 12 de febrero de este año: Brian Ismael Ardiles, malabarista callejero, fue increpado por policías e inspectores municipales, quienes lo multaron, le secuestraron sus instrumentos de trabajo, y avalados por la jueza de Faltas de Pergamino, Marcela Fátima Noé, se los destruyeron.

El Frente de Artistas denuncia hostigamientos similares en la Ciudad de Buenos Aires, donde se discute un proyecto denominado “Ley de Artistas Ambulantes”, presentado en diciembre del 2015 por la legisladora Lía Rueda del Frente Cambiemos. Según los trabajadores callejeros, la iniciativa pone en riesgo la labor de los artistas porteños, ya que detrás del objetivo de regular la modalidad, establece que “las actividades artísticas solo podrán llevarse a cabo mediante un permiso de uso del lugar público”. A su vez, fija insólitas restricciones, como la de “permitirle al artista callejero realizar un espectáculo de una hora, estipulando que luego deberá descansar por un periodo de dos horas para luego autorizarlo a retomar la actividad”, describe Cabrera Britos.

“Este proyecto es un acto de violencia institucional que criminaliza al artista callejero”, aseguran desde FAAO y denuncian que la aplicación del protocolo de seguridad para los espacios públicos “tiende a la censura de la actividad artística en la vía pública”.

Frente a los abusos y con la intención de “descomprimir la situación de creciente persecución policial”, Alejandro Cabrera Britos compiló el Manual del Artista Ambulante que incluye una serie de leyes, decretos y artículos que protegen al artista callejero ante el abuso policial y lo distribuye en Ciudad de Buenos Aires. La iniciativa será reproducida en la Provincia de Buenos Aires bajo el nombre de Manual del Artista Ambulante Bonaerense. Ambas acciones son promovidas por el Frente ante la falta de respuesta a sus reclamos del Gobierno Nacional y, sobre todo, por la negativa a considerar un proyecto alternativo para el uso del espacio público presentado por los propios artistas.

 

Actualizado 28/09/2016

 

Abierto las 24 horas

La Asociación Espacios Escénicos Autónomos (ESCENA), conformada por veinte salas teatrales autogestivas de la Ciudad de Buenos Aires, realizó el pasado sábado el festival homónimo que desplegó espectáculos de teatro, danza, ópera, clown, poesía e intervenciones artísticas varias durante 24 horas ininterrumpidas. El objetivo común de esta auténtica maratón artística fue demostrar la resistencia de la agrupación ante las dificultades políticas y económicas que deben enfrentar sus espacios. Desde su creación, en 2006, el colectivo defiende a sus salas de las constantes amenazas de clausura y este año, además,   afronta los tarifazos de los servicios de luz y agua que ponen en serio riesgo la continuidad de sus actividades.

El Festival constó de tres momentos: “Dar sala”, “Trasnochada” y “Calle”. En el primero, las funciones se desarrollaron en un circuito formado por cinco sedes: Machado, Habitar Gómez, Silencio de Negras, Casa Temenos y Oeste Usina Cultural. Cada una de estas salas exhibió obras propias y de los demás espacios que integran el colectivo ESCENA. De esta forma, se sucedieron sin parar hasta la medianoche, con precios accesibles y a sala llena, piezas de teatro, performance, danza y ópera. Luego, el festival continuó en la “Trasnochada”, que tuvo lugar en El Piso Teatro, donde hasta el amanecer un “escenario caliente” de varieté fue protagonizado por espectáculos de clown, poesía, improvisación, danza, performances e intervenciones. Finalmente, el domingo hubo murga, música en vivo y otras actividades artísticas diversas en el corte de las calles Hidalgo y Díaz Vélez, en el barrio de Caballito.

dos músicos tocando en la calle

El momento «Calle», con la banda Vértigo López.

 

Los espacios que sostienen el Festival Escena ofrecen la oportunidad de inmiscuirse en un mundo artístico no convencional: el del arte independiente. Ante todo, aquí se desarrolla una lógica autogestiva, horizontal y sin fines de lucro, que favorece la emergencia de obras distintas a las que responden a intereses comerciales e institucionales. “Es un honor para nosotros trabajar acá porque se ponen en juego valores compartidos desde el punto de vista poético e ideológico”, señala Sandy Gutkowski, representante del espacio Ventanas y directora de la obra Cupido.net, una de las que se presentó en el Festival.

Los escenarios del colectivo pueden encontrarse en casonas antiguas, terrazas o galpones adaptados a tal fin. Se trata de espacios pequeños -con capacidades que varían entre 30 y 60 localidades- que permiten generar un clima íntimo entre la obra y el público. Eduardo Pérez Winter, director del espacio Silencio de Negras, afirma: “Lo que hacemos está cerca: se puede ver, tocar y transitar”. En tanto Lailén Álvarez, que participó del Festival como asistente de dirección y actriz de Cupido.net, sostiene: “En el teatro independiente, a diferencia del comercial, se entabla un espacio de comunicación con el público”. A esta interpelación, se suma la calidez que describe Analía Slonimsky, integrante de la comisión organizativa del Festival: «Las salas son espacios a los que nosotros asistimos diariamente a trabajar. En cualquiera de ellas te vas a sentir como en casa, porque es lo que son: casas teatrales». Allí no sólo se presentan obras, muchos artistas también se forman. “Constituyen espacios de investigación y de lo emergente. Funcionan como la cocina de grandes artistas”, agrega.

Los espacios que sostienen el Festival Escena ofrecen la oportunidad de inmiscuirse en un mundo artístico no convencional: el del arte independiente, donde según sus protagonistas, se trabaja a pulmón».

 Esta posibilidad de la experimentación es valorada también por Germán Ivancic, director escénico de la ópera Cendrillon, otra de las obras que participó en el festival: “En estos espacios se les da lugar a proyectos de distinta índole, que arriesgan en sus búsquedas”. A su vez, Juan Pablo Llobet Vallejos, pianista y coordinador musical de la misma obra, afirma que esto hace que el Festival Escena sea muy distinto a otros en su oferta: “Aquí pueden verse abordajes que en otros lugares no encontrarías, maneras de hacer que toman una postura frente a los textos y la música, y que consideran lo que siente el espectador”.

Los responsables de estos espacios intentan dar a conocer su trabajo y mostrar que lo que ofrecen es un bien cultural; un servicio a la comunidad que no puede ser abandonado a las leyes del mercado. No obstante, frente a los problemas que los aquejan, no suelen recibir apoyos estatales. Diego Rodríguez, Director Artístico de Machado Teatro, expresa su preocupación: “Tuvimos un incremento de 300% en la tarifa de luz y la cifra superó un 500% en el caso del agua, cuyo consumo en una sala teatral es mínimo: se emplea sólo para la limpieza y el uso de los baños. No podemos pagar según el tamaño de la superficie. Necesitamos una tarifa diferenciada para la cultura”.

“En el teatro independiente, a diferencia del comercial, se entabla un espacio de comunicación con el público”.

Las subas excesivas de los servicios no son el único problema que afronta ESCENA: “Todos nuestros espacios -subraya Pérez Winter- están en regla y son seguros. Aun habiendo legislaciones específicas que nos protegen, recibimos inspecciones que desconocen la ley o la interpretan de forma arbitraria y nos clausuran injustamente”. Antes de empezar cada función del Festival, Rodríguez le cuenta al público la situación de Machado Teatro: “Hace años inicié el trámite de habilitación y al día de hoy sigo sin obtenerla de manera definitiva”. Slonimsky sintetiza el reclamo: “Nosotros no somos improvisados, tenemos mucha trayectoria y responsabilidad. Queremos trabajar tranquilos. Necesitamos que nos den la habilitación definitiva de nuestros espacios y que el Estado entienda que nuestro trabajo es genuino y que es parte del quehacer cultural de la Ciudad de Buenos Aires”.

  Una nueva edición del Festival se ha ido, pero el colectivo artístico que lo organizó continúa en plena resistencia de la estrangulación de sus salas, llevando a cabo lo más vital que tienen: su arte. “El Festival es una invitación a contactarse con lo que sucede todo el año en los veinte espacios que lo integran: nuestras obras, nuestros cursos y muchas otras actividades que siguen esta forma autogestiva de producción”, invita Pérez Winter. Respecto a los peligros que acechan su supervivencia, Gutkowski afirma: “Aquí estaremos presentes de pie y con la luz encendida en todas las salas. Ninguna amenaza nos va a apagar”.

 

Actualizado 28/09/2016

 

Desde las redes sociales a la galería

Desde las redes sociales a la galería

Con más de 200 imágenes recopiladas a través de convocatorias abiertas al público, en la Fototeca Latinoamericana se presenta la sexta edición del Nano Festival, una muestra que desde su origen promueve exclusivamente la fotografía emergente. Nacido en las redes sociales como un sueño por realizar, este encuentro se propone acompañar las nuevas formas de presentar y hacer fotografía. Inserto en un paradigma digital, el festival es una propuesta accesible para quienes recién comienzan y buscan darse a conocer. Daniel Merle, fotógrafo, editor y fundador del Nano, explica que los expositores “tienen la posibilidad de mostrar sus trabajos por primera vez en un ambiente profesionalizado”.

Las convocatorias publicadas en las redes sociales recopilan imágenes bajo las temáticas “Padre”, “Las mujeres son hermosas” -homenaje al estadounidense Garry Winogrand- y “Nano busca un Autor”, que reúne diez fotos de un mismo participante. Merle, que craneó el proyecto junto a Fernando De la Orden, Manuel Fernández y Mateo Heras, explica: “Cuando se cierra la convocatoria, se realiza una curación colectiva que es el resultado del parecer de todos los integrantes, no del gusto de uno”.   

Como novedad, este año se otorgarán dos premios adquisición a los participantes, uno por parte de FoLa y el otro por Foto Doc, el taller de fotografía documental de Merle, que como un pequeño mecenas le da dinero a un artista para contribuir en su carrera sin otro compromiso, dice, que su gusto personal. “La elección es fácil, porque afortunadamente el nivel y la calidad de los participantes viene mejorando año a año”, celebra Merle.  

Esta edición también incluye los trabajos de dos autores invitados: Ariadna Lasser, que expondrá imágenes impresas por primera vez, y el finlandés radicado en Buenos Aires, Henrik Malmström, que mostrará “Sistemas de Basura”, una serie que retrata en primer plano objetos utilizados por cartoneros porteños para sostener las tapas de los contenedores callejeros para residuos.

La curaduría y convocatoria del festival pone en valor la sangre nueva del arte y, como consecuencia, en la selección dialogan distintas modalidades. Las convocatorias en homenaje a algún maestro realzan una imagen de cada participante, mientras que «Nano busca un autor» valora la continuidad en un mismo tema o tendencia estética. En esta edición podrá verse por primera vez “Recuerdos especulares”, un trabajo de Juan Pablo Librera, que lleva quince años de labor en el campo fotográfico.

En un contexto de producción visual masiva, donde “lo fotográfico” cada día es más difícil de definir, el Nano procura desentrañar los problemas de un ámbito con múltiples posibilidades. Con una impronta global y contemporánea este año se podrán comprar las obras exhibidas a un precio accesible -en comparación con el resto de las artes visuales-. “Tratamos de fomentar que la gente compre fotografía porque es una manera de ayudar a que los artistas puedan seguir produciendo”, dice Merle.

Con el mismo objetivo estará presente el colectivo La Incubadora, que expondrá sesenta y dos imágenes de grandes figuras de la fotografía argentina. Además se proyectarán catorce entrevistas a colegas coleccionistas -Juan Travnik y Afredo Srur, por ejemplo- en las que cuentan por qué valoran y atesoran fotos. Dentro de un cronograma de actividades que contempla el valor y la construcción de la autoría, el sábado se realizará una charla  debate titulada “Fotografía argentina actual. Entre el plagio y la apropiación”, con figuras como María José Herrera, directora general del Museo de Arte Tigre, o Juan Peraza Guerrero, autor e investigador de la imagen, entre otros.

Merle caracteriza al artista como alguien que “naturalmente busca reconocimiento” y plantea que este encuentro es un buen espacio para que muestre su trabajo y “conozca los mecanismos que rigen el mercado del arte”. Concluye Merle: “Hacer el festival es una tarea crítica”.

La muestra se puede visitar hasta el 18 de septiembre en Godoy Cruz 2620. La entrada es gratuita con inscripción previa vía web.

 

Actualizada 14/09/2016

 

La resurrección de Tosco

La resurrección de Tosco

Es 1972 y por la ventana de la cárcel donde Agustín Tosco pasa sus días, ingresa un bichito de luz. Especie de faro esperanzador, el bichito transmuta en hombre -en una bellísima interpretación de Cristian Thorsen- y le pide a Agustín consejos sobre cómo deliberar en una asamblea. Y en ese momento, un Tosco más político emerge para darle la lección tan esperada. Una lección de supervivencia, que emana de su historia como sindicalista de Luz y Fuerza y de su participación clave en el Cordobazo.

“Hicimos una puesta con realismo mágico. Como esto es teatro y es difícil crear esos efectos especiales, decidí utilizar mapping: proyecciones sobre objetos. Y como también me parecía que a la obra le faltaba tramar quién era Tosco, hicimos como una especie de documental de tres minutos que con imágenes y audios de la Junta Militar y periodistas,  contábamos un poco qué llevo a Agustín Tosco a estar encarcelado”, dice Sebastían Berenguer, el director de la obra, y agrega: “Después hay otros recursos que utilizamos,  como una atmósfera de ensueño que tiene Tosco con un croto que le enseña a leer libros que lo van a marcar: Dickens, Balzac, José Ingenieros. Después aparece un tren en el medio de la escena, deja de ser una cárcel para a ser un sueño; y para el final aparece la imagen  con los 19 masacrados de Trelew,  porque me pareció que era importante verlos no solo nombrarlos “.

Daniel Dibiase, representa a Tosco.  Tosco, La obra teatral se esta llevando a cabo en el Centro Cultural de la Cooperación, todos los viernes de abril y mayo a las 20 hs. Dirigida por  Sebastián Berenguer y  representada por Daniel Dibiase y Cristian Thorsen. La obra trae a escena dos momentos de particular gravitación en la vida política argentina de las últimas décadas: "El Cordobazo" y "La masacre de Trelew". La historia transcurre en el penal de Rawson el 15 de agosto de 1972 y vincula ambos momentos a través de un encuentro entre el líder sindical Agustín Tosco (Daniel DIbiase) y un bichito de luz cordobés (Cristian Thorsen) que viaja cruzando el país para verlo.

Daniel Dibiase, representa a Tosco. 

Para Daniel Dibiase, quien interpreta a Agustín Tosco, “fue muy complejo, muy difícil ponerme en papel. He realizado teatro épico, personajes clásicos, en ese sentido hay una dramaturgia mucho más vasta y completa. Con Tosco fue diferente porque es un personaje contemporáneo, de una estatura ética increíble y eso a mí realmente me paralizó por momentos”. El actor agrega: “Siempre uno busca los opuestos para trabajar y armar la humanidad, pero él es tan humano que es difícil humanizarlo. De entrada dije: no lo voy a imitar, no lo hice cordobés, tuve que lograr cierta cotidianeidad en el trato, porque lo que se conoce son sus discursos y enfrentamientos políticos, también uno pone lo de uno, pero una forma de romper con ese molde tan duro que tiene Agustín es poner cosas propias y que me ayuden a conectarme con el compañero, lo que nos da más libertad para trabajar.”

La obra, escrita por Alejandro Finzi, rescata dos momentos épicos en la historia argentina: el Cordobazo, ocurrido en 1969, y la Masacre de Trelew, sucedida en 1972, momentos en los que el pueblo salió a la calle. En esos sucesos, trabajadores y estudiantes estuvieron codo a codo pidiendo y lamentablemente corrió sangre. “Agustín Tosco es el dirigente sindical más importante del siglo XX y, además, resultó una figura muy importante como referente social. Sus convicciones,  su humildad,  el hecho de ser incorruptible, de luchar por los derechos de los trabajadores en pos de una sociedad más justa y en contra de la  avanzada represiva de Onganía partir del 66’ son ejemplos imposibles de olvidar. Tosco se hace una figura muy importante en el país. Lo que ocurrió en el 69’ es un ejemplo para los jóvenes de hoy, militantes o no militantes, y  para cualquier argentino que quiera entender por qué luchar por una patria mejor”, cuenta  Berenguer.

En la obra, mientras Tosco está en la cárcel, habla con sus compañeros, detenidos por un gobierno sumamente violento. Se hacen señas: están tramando lo que iba a ser su salida. Sin embargo, Agustín decide seguir en la cárcel, resistiendo, como líder sindical.

Sebastián Berenguer, direcctor de Tosco. Tosco, La obra teatral se esta llevando a cabo en el Centro Cultural de la Cooperación, todos los viernes de abril y mayo a las 20 hs. Dirigida por  Sebastián Berenguer y  representada por Daniel Dibiase y Cristian Thorsen. La obra trae a escena dos momentos de particular gravitación en la vida política argentina de las últimas décadas: "El Cordobazo" y "La masacre de Trelew". La historia transcurre en el penal de Rawson el 15 de agosto de 1972 y vincula ambos momentos a través de un encuentro entre el líder sindical Agustín Tosco (Daniel DIbiase) y un bichito de luz cordobés (Cristian Thorsen) que viaja cruzando el país para verlo.

Sebastián Berenguer, direcctor de Tosco. 

Según Berenguer, “para realizar la obra buscamos antecedentes históricos, yo lo conocía como un tipo que había estado en el Cordobazo,  un cordobés que tenía un mameluco. Me parecía que era sorprendente y, cuando me topé con el texto, empecé a investigar y me enamoré de su personaje, porque era Secretario Adjunto de Luz y Fuerza, pero a su vez era un operario. Cuando alguien lo iba a ver a Agustín Tosco, tenía que ir al taller, no al sindicato. Él iba a la noche al sindicato, de 8 a 8 trabajaba; decía que el ejemplo había que darlo en la calle con los trabajadores, por eso fue muy importante analizar el contexto histórico donde transcurre la obra: en el 72, el día previo a la fuga de Trelew”. El director añade que buscaban “entender cómo era Tosco en su casa,  con sus hijos, con sus amigos, porque nosotro, a partir de videos, conocíamos esa figura del sindicalista, del político, del combativo  pero queríamos humanizarlo porque nuestro Tosco iba a estar dentro de una cárcel”.

Dentro de esa investigación,  el director y los actores se encontraron con Malvina y Héctor, los hijos  de Agustín, quienes les brindaron cartas  y material audiovisual inédito. Cristian Thorsen, quien hace el personaje de Saturnino, el bichito de luz, cuenta: “La obra nos llevó a investigar. Tuvimos que meternos a estudiar teóricamente a Agustín, debimos ir descubriendo y referenciando la magnitud de semejante líder sindical”.

La obra aparece en el contexto histórico actual, como necesaria puerta de entrada a la reflexión, ya que como Daniel Dibiase dice “los actos de la derecha se repiten. Onganía tomó decisiones que se parecen mucho a las que toma el gobierno actual”. En este sentido, Berenguer afirma que “ el teatro es un arte de comunicación, de revolución. Desde el teatro, estamos resucitando a Tosco, a los 19 masacrados de Trelew y a todo un accionar que nos parece simbólico y muy importante para los jóvenes de hoy. El arte es siempre un lugar de resistencia. La gente va al teatro a encontrarse con otro, es  un lugar de encuentro. Cuanto más aprieta el zapato más aparece el teatro off, de vanguardia. Cuanto más apretado te sentís, buscas un refugio. Hay  una manera de hacer catarsis que pasa por decir y comunicar lo que nos está pasando y que  tiene que ver con la violencia institucional disfrazada de alegría”.

Cuando la obra llega a su fin, las fotos de los 19 masacrados  en Trelew aparecen en escena y un Daniel Dibiase, devenido en Agustín Tosco liberado y empoderado, dice unas palabras: “Carlos Alberto Astudillo, Rubén Pedro Bonet, Eduardo Adolfo Capello, Mario Emilio Delfino, Alberto Carlos del Rey, Alfredo Elías Kohon, Clarisa Rosa Lea Place, Susana Graciela Lesgart de Yofre, José Ricardo Mena,  Miguel Ángel Polti, Mariano Pujadas, María Angélica Sabelli, Ana María Villareal de Santucho, Humberto Segundo Suarez, Humberto Adrián Toschi, Jorge Alejandro Ulla presentes, ahora y siempre”
La obra puede verse todos los viernes a las 22:30 horas en el Centro Cultural de la Cooperación, ubicado en Av. Corrientes 1543.

 

Actualizada  19/05/2016

Casa pintada

Casa pintada

El domingo 10 de abril fue la tercera intervención de Proyecto Persiana, una organización de artistas callejeros, muralistas y graffiteros que tienen por objetivo convertir las deslucidas persianas de los comercios del centro de la ciudad de Buenos Aires en un espacio visual donde los caminantes se sientan interpelados por el arte urbano.

En esta oportunidad la temática definida fue “selva” y la actividad contó con la participación voluntaria de 64 artistas que cubrieron dos cuadras completas de comercios de la calle Libertad, entre Teniente Juan Domingo Perón y la avenida Corrientes.

Milagros Avellaneda tiene 24 años y oficia de organizadora general de la propuesta. Su propuesta es transformar la ciudad a través del arte y darles valor a los artistas graffiteros y muralistas. Por eso, el colectivo admite una variedad de estéticas completamente heterogénea, aunque predomina lo figurativo.

Las persianas pintadas en los locales de la calle Libertad por los integrantes del Proyecto Persianas, modifican el paisaje urbano de esa región de la Ciudad de Buenos Aires.

Las persianas pintadas en los locales de la calle Libertad por los integrantes del Proyecto Persianas, modifican el paisaje urbano de esa región de la Ciudad de Buenos Aires.

La elección del espacio surgió de la impresión que producen calles como Libertad y Talcahuano, por ejemplo, que de día son conocidas por la aglomeración de negocios dedicados a la venta de elementos para iluminación, joyas y relojes e instrumentos musicales, pero que por la tarde-noche, al cerrar los locales, se convierten en un compendio de persianas despintadas o vandalizadas, que no invitan a transitar por la zona.

Santiago Cavanagh, de 29 años, es el fundador de este movimiento artístico y como vecino del barrio de San Nicolás solía caminar a diario estas veredas en horarios en los cuales los comercios ya estaban cerrados. Fue desde su propia experiencia de desagrado que se le ocurrió esta intervención. Además, busca romper con la idea negativa que se tiene del graffiti, asociado a escraches y al deterioro edilicio. “Nosotros hacemos esto desde el lugar del respeto, por eso pedimos permiso a cada uno de los comerciantes. No nos parece correcto que un laburante llegue a su negocio y se encuentre con una pintada por la que nunca se le consultó”. Por otro lado el grupo juega con el pasaje de un mundo comercial y diurno a un submundo artístico y nocturno.

El trabajo para convencer a los comerciantes comienza dos meses antes de la acción. Algunos dueños se han negado pero, con el paso del tiempo, la aceptación mejoró de manera notable: la profesionalidad del trabajo terminado en los locales vecinos atrajo a muchos que al principio se oponían al proyecto.

Ariel Cohen tiene 44 años y atiende el negocio que adquirió su padre en 1967. Al principio no le pareció buena idea, cuando una empleada le comentó que unos chicos le pedían permiso para pintar su persiana. “A mí las pintadas en las calles me parecen lo peor, sobre todo porque en general son insultos y firmas raras. Pero después, el relojero que está al lado de mi local me contó que la idea era pintar paisajes y cuadros y que pensaban hacerlo con muchas persianas de la cuadra. Entonces les dije que sí”.

Otros dueños comentan que lo aceptaron porque es un trabajo que los chicos hacen gratis y que si bien es algo que se puede apreciar sólo cuando ellos cierran, les gustó la idea de destacarse entre otras calles de la zona.

Todo a pulmón

La forma de contactarse entre los artistas y de organizar el trabajo es a través de las redes sociales. Como no tienen sponsors de ningún tipo, ni colaboración del Gobierno de la Ciudad, los integrantes aceptan la tarea como una labor a pulmón. El año pasado consiguieron que la marca Kuwait donara aerosoles y gracias a eso redujeron el gasto. Milagros agrega: “La consigna en cada jornada es: ‘Una persiana – un artista’, y hasta ahora lo hemos mantenido. Como así también la propuesta de trabajar contra reloj, empezando y terminando las obras durante las 24 horas del domingo, que es el único día en que la calle de las joyerías tiene todos sus comercios cerrados”.

El objetivo inmediato del Proyecto Persiana es lograr que esta intervención adquiera una regularidad bimestral y tener el apoyo del Gobierno de la Ciudad, tanto en la difusión, como en el reconocimiento del trabajo de los artistas. “Pero nuestro fin último es crear pulmones estéticos en calles que son muy oscuras y muy sucias”, remata la dibujante.

En cuanto a los riesgos de lo efímero del arte urbano, a la intemperie, los responsables del colectivo aportaron una mirada optimista: sostienen que el arte es respetado, incluso por aquellos que hacen pintadas con aerosol por hobby. Hasta ahora han mantenido la única regla de no hacer obras vinculadas a equipos de futbol, símbolos religiosos o partidarios, y los resultados han sido satisfactorios, sin ninguna obra arruinada.

“El arte –asegura Cavanagh- tiene un efecto transformador, porque por un lado transforma el exterior y por el otro transforma a quien lo mira. En el caso del arte en la vía pública, esa fusión entre lo urbano y lo artístico se da a la vista de todo el mundo, cualquier persona que está pasando es permeable a esa obra que está en la persiana. Nosotros lo vivimos con los vecinos que nos felicitan por el trabajo que hacemos, los comerciantes nos agradecen, nos hacen regalos. Nos divierte y nos apasiona poder generar eso”.

Animales y océanos

La primera irrupción de Proyecto Persiana fue en 2015, bajo la temática “océano”. Participaron diez artistas con intervenciones en una cuadra de la calle Libertad, entre la avenida Rivadavia y Bartolomé Mitre. En diciembre pasado realizaron la siguiente pintada, con la consigna: “Animales”, entre Mitre y Lavalle, y en esa ocasión crecieron a treinta participantes. Desde la organización explican que estas temáticas fueron elegidas porque traen la naturaleza a la ciudad y así se crea una suerte de dualidad de ecosistemas, un choque entre lo urbano y lo natural. En cuanto a lo que esperan provocar en la gente, el fundador arriesga: “Es importante lograr ese doble efecto de sorpresa y contemplación, en que el espectador es transportado a otra realidad, al océano o a la selva. Lo efímero habita en este tipo de arte, y no le tenemos miedo, también en lo efímero de la mirada se aprecia el arte”.

Los integrantes del Proyecto Persiana.

Los integrantes del Proyecto Persiana.

El grupo apuesta a la idea de usar lo artístico como herramienta de transformación urbana y de integración social y les gustaría poder llevar su labor a los barrios más marginados de la Ciudad. Todos los trabajos pueden verse en el grupo de Facebook que usan para la convocatoria.

Actualizado 03/05/2016