Al odio se le gana con amor

Al odio se le gana con amor

El 30 de octubre de 1977 comenzó oficialmente la marcha que todos los jueves llevan adelante las Madres de Plaza de Mayo alrededor de la pirámide central. Esta semana se cumplieron dos mil rondas de aquella fundacional, provocada por las disposiciones de la dictadura cívico militar que se instaló en 1976: “Cada jueves a las 15:30 las Madres venimos a la Plaza. Para nosotras es una cita de honor. Cuando vamos entrando a la Plaza, sentimos el calor, los ojos, las manos, la respiración de nuestros hijos, que nos acompañan y que nos están guiando en este camino” declaró la titular de Madres de Plaza de Mayo, Hebe de Bonafini.

La llegada al aniversario no pasó desapercibida gracias a condiciones exógenas. El pasado jueves 4 de agosto el juez Marcelo Martínez de Giorgi pidió la detención para Hebe de Bonafini lo que despertó la adhesión de centenares de militantes de distintas organizaciones y de numerosas personas que se acercaron a la sede de las Madres para solidarizarse, prestar su apoyo y su enérgico rechazo a la decisión tomada por el juez. Esa misma tarde, decenas de personas colaboraron para que la camioneta de las Madres logre salir y dirigirse a la Plaza. Otro factor fueron los dichos del presidente Mauricio Macri durante una entrevista, en la que evitó hablar de los detenidos-desaparecidos alegando desconocimiento total de la causa, allí también calificó a Bonafini como “desquiciada” y al terrorismo de Estado como “guerra sucia”.

En este contexto desde distintos sectores de la sociedad, se produjo una convocatoria para acompañar a las Madres de Plaza de Mayo, en su ronda número dos mil. Pasado el mediodía el clima de un día histórico comenzaba a sentirse a varias cuadras del punto de encuentro y, una vez ahí, se veían tanto banderas de agrupaciones y partidos políticos, como de sindicatos. Pero más que nada, ciudadanos y ciudadanas congregados por algo más profundo que una determinada identificación político-partidaria. Mientras esperaban, decenas de personas escribieron en hojas que tenían una Casa Rosada dibujada. Esas hojas se unieron unas con otras y formaron una red entre la Pirámide central y las rejas que la rodean. Un joven con una bandera en la mano expresó: “Hoy vine junto a mis compañeros para apoyar esta lucha que llevan las Madres hace años y que hoy, con su ronda 2000, sigue más viva que nunca. Las acompañamos para poder seguir construyendo derechos y una patria más justa”. Una compañera a su lado, agregó: “Estamos viviendo una nueva etapa de revanchismo en la que las políticas de derechos humanos, memoria, verdad y justicia son dejadas de lado por un gobierno que retoma la teoría de los dos demonios y la guerra sucia”.

Cuando llegó la camioneta, el grito fue unánime: “Madres de la Plaza, el pueblo las abraza”. En ese mismo momento, los centenares tuvieron que reacomodarse, para devolverle a las Madres el lugar que ocupan desde 1977. Las Madres estuvieron rodeadas y acompañadas por sus compañeras de Abuelas de Plaza de Mayo, H.I.J.O.S, Familiares de Detenidos Desaparecidos por Razones Políticas, Memoria Abierta y demás organismos de derechos humanos. Delia Giovanola, de Abuelas, recordó: “A nosotras no se nos hubiera ocurrido jamás caminar en círculo alrededor del mástil de la plaza, sino que fuimos obligadas porque no nos permitían, por el estado de sitio, estar hablando. Así que las rondas que hicimos no fueron elección nuestra, sino una imposición del mismo gobierno de facto. Querían que caminemos y caminamos”. Esta vez, la ronda se realizó a bordo de una combi que bordeó la Plaza, mientras a su lado se cantaban consignas como: “Con Hebe no se jode”.

Luego comenzaron varias horas de incertidumbre en el que circulaban cantitos y mates, acompañados de una pregunta fundamental: “¿Y ahora?”. Sin música, sin voces amplificadas, sin señales de una continuidad, la multitud aguardó hasta que, finalmente, cerca de las 17:30, comenzó el acto de cierre. Las Madres entregaron el emblemático pañuelo al diputado Edgardo Depetri, quien desde el escenario, ubicado a la izquierda de una plaza vallada, afirmó: “Las Madres en sus marchas empezaron a abrirnos los ojos y el camino para decir con fuerza en esta Plaza, y en todas las que sea necesario, que no hubo ‘guerra’ o ‘guerra sucia’. Hubo Terrorismo de Estado y aniquilamiento de nuestros compañeros”. Luego se sucedieron tres discursos: uno inicial de Verónica Parodi, directora del ECuNHi; el segundo de Silvina Rivilli, de la agrupación 13 de agosto de Córdoba; y el último, de la periodista Nora Veiras, quien afirmó que “las Madres hicieron realidad lo que parecía inconcebible, transformar el dolor y el miedo, en coraje y por sobre todo, en acción, en lucha. Son genuinas protagonistas de la historia”.

El cierre estuvo a cargo de la titular de la presidenta de la Asociación Madres de Plaza de Mayo, Hebe de Bonafini, quien aclaró: “No es fácil ver esta Plaza llena de gente alegre, feliz, de gente que vino a conmemorar, a acompañar para decirnos que están dispuestos a seguir el camino de nuestros hijos”. Luego de un recorrido veloz sobre posibles temas para el discurso, en el que se incluyeron los partos y los estudios universitarios, recordó: “Un día mi hijo mayor me dijo que tenía que guardar a un pibe, le dije que le pregunte al padre, él le dijo que me pregunte a mí y yo dije que sí. Y así empecé a entender el maravilloso proyecto de tanto pibe que se jugó la camiseta para que hoy podamos estar acá en libertad. Se jugaron la vida por la patria, por el otro. Nuestros hijos nos decían que teníamos que llenar las calles y las plazas, por eso las Madres nunca fuimos Madres de escritorio, fuimos Madres de las calles”.

Para finalizar, haciendo referencia al contexto sociopolítico pero también a modo de invitación, añadió: “En el año 1981 escribí una carta a mis hijos en la cual decía que yo sabía que un día un hijo nuestro iba a cruzar la Plaza de Mayo e iba a ocupar el sillón de Rivadavia. Cuando vino Néstor (Kirchner) no hicimos más Marchas de la Resistencia porque el enemigo ya no estaba en la casa de gobierno. Pero las retomamos ahora, el 26 y 27 de este mes, porque hace ocho meses, en la casa de gobierno, tenemos otra vez un enemigo”.

Dos potencias se saludan

Dos potencias se saludan

Pasadas las 12 del mediodía del jueves, la sede de la Asociación Madres de Plaza de Mayo se enardece en la espera de la ex presidenta Cristina Fernández. El aglutinamiento de militantes escoltándola se volvió una costumbre en los últimos meses. Los cánticos se encienden a medida que el auto blanco se acerca con balizas. Al vallado metálico se superpone una hilera humana. Cristina no le facilita el trabajo a la seguridad: se acerca a la gente, estrecha las manos tendidas, escucha los susurros de los más afortunados. De cualquier forma no se demora, sabe que las Madres tienen que estar a las 15:30 marchando en su ronda número dos mil. 

“Por los dos mil jueves, por nuestra querida Cristina, para que haga lo que quiera y está bien lo que haga, y para que Macri nos tenga miedo”  proclama Hebe .

“Por los dos mil jueves, por nuestra querida Cristina, para que haga lo que quiera y está bien lo que haga, y para que Macri nos tenga miedo” proclama Hebe .

Hebe de Bonafini la espera adentro de la Asociación con otras madres. Hace 39 años un grupo de 14 mujeres, después de preguntar por sus hijos en hospitales, iglesias, ministerios y hasta morgues, decidieron llevar el reclamo a Plaza de Mayo hasta obtener una respuesta del dictador Jorge Rafael Videla. Como el estado de sitio no permitía reuniones públicas de más de tres personas, un policía les ordenó circular. Ellas obedecieron y, una detrás de la otra, imprimieron una marca eterna alrededor de la Pirámide que se erige en la plaza. Desde ese día, cada jueves, ellas marcharon. Una y dos mil veces.

“Si tuviera que decirte qué es, es un ejemplo”, afirmaba Cristina refiriéndose a Hebe.

“Si tuviera que decirte qué es, es un ejemplo”, afirmaba Cristina refiriéndose a Hebe.

El encuentro con Cristina dura casi dos horas. Terminan con un brindis en el que Hebe proclama: “Por los dos mil jueves, por nuestra querida Cristina, para que haga lo que quiera y está bien lo que haga, y para que Macri nos tenga miedo”. El presidente no fue muy oportuno antes de ayer, en una entrevista con el portal BuzzFeed, cuando declaró: “No tengo idea si fueron nueve mil o treinta mil – refiriéndose a los desaparecidos durante la dictadura-, si son los que están anotados en un muro o son muchos más” Como si fuera poco en vez de hablar de terrorismo de Estado se refirió a “la horrible tragedia que fue esa guerra sucia”. Y sobre Hebe, un emblema de la lucha por los derechos humanos, opinó que “está desquiciada”.  Las declaraciones del presidente fueron apenas una semana después que el juez Marcelo Martínez de Giorgi emitiera una orden de arresto contra fundadora de Madres y que una multitud impidiera que se ejecute.

“No tengo idea si fueron nueve mil o treinta mil –  refiriéndose a los desaparecidos durante la dictadura-, si son los que están anotados en un muro o son muchos más”,  afirmó Mauricio Macri.

“No tengo idea si fueron nueve mil o treinta mil – refiriéndose a los desaparecidos durante la dictadura-, si son los que están anotados en un muro o son muchos más”, afirmó Mauricio Macri.

Cristina no repara en las desafortunadas palabras del presidente, cuando al salir responde a los periodistas arracimados ante las vallas. “Es un día demasiado feliz, me interesa hablar de Hebe”, declara, para luego agregar que: “Si tuviera que decirte qué es, es un ejemplo”.

Durante el encuentro la cantidad de personas en las puertas del edificio de Congreso se multiplicó y así el aliento se hace más vigoroso cuando la ex presidenta se retira. No son muchos los que se quedan a esperar a las Madres. Prefieren sumarse a la multitud que espera en la Plaza.

Encabezadas por Hebe, las mujeres salen en hilera con sus pañuelos, mientras los presentes se terminan de dispersar. La Plaza las espera desbordada para, una vez más, marchar por la memoria de sus 30.000 hijos.

Actualizada 12/08/2016

 

Abuelas pidió 25 años para el dictador Graffigna

Abuelas pidió 25 años para el dictador Graffigna

«La verdad es que estos tipos eran muy pesados. Para encontrar justicia, nosotros estamos tardando 38 años. Todavía no sabemos qué paso con nuestros padres, así de efectivos fueron», afirmó Guillermo Pérez Roisinblit luego de la primera audiencia de alegatos del juicio por la desaparición de sus padres en 1978, que duró diez horas. En la causa se juzga la intervención que le cupo a la Regional de Inteligencia de Buenos Aires  (RIBA) en el secuestro y tormentos  de José Manuel Pérez Rojo y Patricia Roisinblit, por los cuales se encuentran imputados Omar Rubens Graffigna -quien se desempeñaba como Jefe de Estado Mayor de la Fuerza Aérea en 1978 y fue absuelto en 1985 en el juicio a los dictadores que integraron las juntas militares-, Luis Trillo -titular de la RIBA -, y Francisco Gómez, que trabajaba en el lugar y se apropió del hijo menor de la pareja.

«Nosotros solicitamos un pedido de pena de 25 años para Omar Graffigna y Luis Trillo, y 20 años para Francisco Gómez, por privación ilegal de la libertad y tormentos -afirmó Pablo Lachener, abogado de Abuelas de Plaza de Mayo-. Da para más, pero el Código de la época permitía esa pena máxima para esos delitos. La fiscalía planteó que ya por la forma en que estaba detenida Patricia constituía de por sí un tormento psíquico, y eso abrió la imputación hacia esos hechos. No fue una privación ilegal lisa y llana». Las tres querellas que alegaron el lunes coincidieron en reclamar que las condenas se cumplan en establecimientos carcelarios, y no en arresto domiciliario.

Durante su alegato, Pablo Llonto –representante de Mariana Eva Pérez, la hija mayor del matrimonio- solicitó cambiar la carátula y que en vez de privación ilegítima de la libertad se condene a los imputados por desaparición forzada de personas, un delito de lesa humanidad con pena de cadena perpetua. «Eso sería lo correcto -coincide Guillermo Pérez Roisinblit- porque mis padres no están secuestrados todavía. En un secuestro se estima que la persona que está privada de su libertad todavía tiene vida. Este 10 de agosto mi papá cumpliría 63 años. En lugar de ver qué le regalaríamos, que fiesta le organizamos, todavía estamos sin saber qué pasó con ellos, quiénes fueron los responsables de su destino y dónde están sus restos”.

El cambio de carátula conlleva el riesgo de que se declare la nulidad del proceso judicial debido al principio de congruencia (que implica que los imputados deben saber exactamente de qué se los acusa), dado que en un inicio se los responsabilizó solo por privación ilegítima de la libertad. Por eso, el abogado de Mariana Pérez aclaró que formulaba su pedido de manera subsidiaria, es decir que en caso de que el Tribunal no tuviera en cuenta su solicitud se suma al requerimiento de condena original de la Fiscalía. A su vez, solicitó que en el frente del inmueble de la RIBA se agregue una placa con los nombres de ambas víctimas, y que el lugar -que hoy se encuentra en estado de abandono- se mantenga como un sitio de memoria.

En cuanto a la calificación del delito, en su alegato el fiscal Martín Niklison aclaró los agravantes por ser los autores funcionarios públicos, que secuestraron y torturaron a las víctimas quienes a su vez eran perseguidos políticos, y no solo sufrieron violencia física y psicológica, sino también fueron mantenidos en cautiverio durante más de un mes. A continuación recalcó: «Los hechos aquí juzgados son delitos de lesa humanidad, hechos gravísimos que ofenden la conciencia universal». En el petitorio, solicitó que se investigue la participación del personal de las fuerzas estatales en la detención de Gabriel Pontnau -secuestrado al mismo tiempo que José Manuel- y lo que ocurrió durante las horas que Mariana Eva Pérez fue privada de la libertad junto a su madre. También pidió que se investigue la participación de Graffigna en el delito de sustracción, retención y ocultación de Guillermo, por el cual solo fueron condenados en 2007 sus apropiadores -Francisco Gómez y Teodora Jofré- y el médico que asistió en el parto, Jorge Luis Magnacco.

«Me interesa remarcar la poca resonancia que tiene a nivel local un juicio tan importante, donde estamos llevando a una posible sentencia a un jerarca de las juntas que en 1985 que quedó absuelto -señaló Guillermo Pérez Roisinblit-. A ninguno de los grandes medios locales les interesa, pero sí tiene mucha más trascendencia en distintas partes del mundo: desde Latinoamérica hasta Rumania».

El mes pasado, el periódico The Guardian -vía la agencia de noticias Associated Press- publicó una nota sobre el juicio titulada: ‘Cómo un hombre argentino supo que su ‘padre’ podría haber matado a sus verdaderos progenitores’, que obtuvo gran repercusión y apoyo a la lucha de las Abuelas. «En cambio, acá en Argentina, ni siquiera hubo difusión en radio ni en televisión. Eso nos duele y nos hace sentir como parias en nuestra lucha y nuestra búsqueda», aseguró Guillermo.

Durante los alegatos, Graffigna se mantuvo con la mirada fija en la pared, como en un estado de trance. Trillo, como en cada audiencia, mantuvo firme su vista, intimidante, y de a ratos intercambió una sonrisa cómplice con Gómez, quien se agarraba la cabeza y la escondía entre sus piernas cada vez que algún abogado lo nombraba. «Yo intenté cruzar miradas con él, pero bajaba la vista -afirmó Guillermo-. Yo no necesito que tenga vergüenza, necesito que cuente de una vez por todas qué pasó con mis padres». Durante sus declaraciones en la audiencia previa a la feria judicial, ninguno de los acusados aportó datos acerca del posible destino de Patricia y José Manuel.

La primera audiencia por los alegatos fue el último lunes. Se presentaron la fiscalía y dos de las querellas de la causa: Asociación Abuelas de Plaza de Mayo –por Guillermo y su Abuela Rosa Roisinblit- y Pablo Llonto -por Mariana Eva Pérez, hija mayor de la pareja-. Dada la imposibilidad de extender aún más la jornada, se decidió que las querellas restantes -las Secretarías de Derechos Humanos de La Nación y Provincia de Buenos Aires- se presentarán mañana jueves, 11 de agosto, a partir de las diez de la mañana.

Actualización 10/08/2016

“Todo acto es político, pero no hay una forma política de cebar mate”

“Todo acto es político, pero no hay una forma política de cebar mate”

Boca de Buzón, el dúo compuesto por Paula Maffía, y Mana Bugallo, combina música y poesía en una performance que rompe con las estructuras de cualquier definición y que se reconstruye dinámicamente sobre el escenario que las tenga de pie mientras esquiva cualquier tipo de etiqueta.  Se presenta una vez por mes en Casa Brandon, una casa cultural “heterofriendly”, y tiene un programa semanal en Radio Colmena producido por el escritor Juan Francisco Moretti.

¿Cómo es que se unieron y dieron vida a Boca de Buzón?

Si hubiese un Dios, diríamos que Dios nos cría y el viento nos amontona. Es un ambiente pequeño, somos cuatro, es todo muy endogámico. A mí (Paula) me invitaron a participar musicalmente de una colectiva interesante de arte y performance, que es el SUCEDE, y ahí nos conocimos. Teníamos muchos músicos amigos en común, y a fines de 2014 fue la presentación del libro de mi primo, Juan Moretti, en donde tocamos las dos. Ahí dijimos:  “Bueno, hagamos algo”. A los dos minutos ya teníamos lugar, fecha y estaba todo organizado. Se armó rápido.

¿Cuándo fue su primera fecha como dúo?

En febrero de 2015 en el Centro Cultural Sábato, que queda en las entrañas de la Facultad de Ciencias Económicas. Paula ya venía tocando ahí seguido, ellos tienen un ciclo de verano, y no quería volver a tocar sola. Es una covacha, divina y suena bárbaro, pero llevar gente en febrero a once, a un sótano sin alcohol, era una propuesta difícil. Se sumó Mana, y la idea era que ella hiciera Stand up y que yo hiciera la música, pero bajo la consigna de que siempre estuviéramos las dos arriba del escenario. Cada una iba haciendo un par de poemas, un par de canciones, pero entrados los primeros 20 minutos del asunto, nos dimos cuenta de que nos integrábamos muy bien.

Es decir, ¿cada una hacía lo suyo en el escenario?

En el momento, entre que un amigo de Mana trajo whisky, que fue un gran lubricante, nos dimos cuenta de que podíamos hacer algo juntas. Íbamos a hacer una especie de picadito, y terminó siendo todo como un gran guiso, y a la gente le re copó. Las personas que me fueron a ver a mí, que no conocían a Paula, quedaron flasheadas con ella, y yo tuve muy buena respuesta de la gente que la había ido a ver a ella. Después de eso, nos juntamos “a ensayar”. El ensayo salió pésimo, y nuestra vida salió genial. Fuimos en bolas al siguiente show, y nuevamente sucedió esa dinámica de que se mezclan las presencias de una y la otra, y respetamos ese formato. El espectáculo es lo que ocurre entre nosotras cuando estamos ahí, entre canción y canción.

«El espectáculo es lo que ocurre entre nosotras cuando estamos ahí, entre canción y canción», dicen Paula Maffía (izq.), y Mana Bugallo.

Empezaron a hacer una fecha por mes en Brandon, ¿están con la idea de que se haga una performance un poco más constante?

Estamos haciendo una franquicia. “La panchería Boca de Buzón” (risas). Nos gusta laburar juntas, las dos estamos medio embarradas de otras cosas, porque en su momento las dos teníamos proyectos que nos exigían muchísimo, y trabajar juntas es como un recreo. No siempre es tan fácil  ni tan cómodo. Hay muchas restricciones, pero entre nosotras dos, hay pocos “no” y le ponemos mucho amor. Hay una confianza de la una en la otra, las dos sabemos de qué va lo que hacemos, y nunca sugerimos algo que pudiera ofender a la otra.

Entonces, ¿van a seguir con más frecuencia?

Es desprolijo. Quedan dos fechas muy juntas, después un mes sin tocar. No tenemos un día fijo. Nos importa muy poco. No es como el ciclo menstrual. Es un beneficio que tenemos nosotras el que nos guste mucho lo que hacemos. Sabemos que funciona. No necesitamos mucho más que eso. Aunque siempre esperamos que venga gente, no creemos, por lo menos para este proyecto, que tengamos que hacer demasiado para que el proyecto funcione. Con juntarnos y llevarnos bien nos alcanza. No especulamos con pensamientos como “bueno, debería ser todos los jueves, sino la gente se confunde”. No subestimamos al público. Si la gente quiere venir, viene. La competencia, en el sentido de la cantidad de cosas que hay para hacer en esta ciudad, es feroz.

Así, desestructurado, sin nada fijo, ¿proyectan hacia el futuro?

MB: Yo estoy esperando que Paula Maffía termine de pegarla y me presente a toda la gente (risas).

PM: Y yo quiero la gloria del viaje de los poetas, fumar opio, alquilar un auto y andar por el desierto. Tocar bongós a la gorra. (Risas). Tenemos pensado, en algún momento, irnos a algún lado, si algún lado está disponible, algún lado, nos puede llamar. Algún lado, allá vamos.  La idea es seguir haciéndolo mientras nos dé el cuerpo, la mente, el material, los horarios y el macrismo.

«Es un beneficio que tenemos nosotras el que nos guste mucho lo que hacemos. Sabemos que funciona. No necesitamos mucho más que eso».

¿Cómo ven la recepción del público?

Da la sensación de que están esperando a ver qué decimos, con qué vamos a salir esta vuelta, y eso nos llena de felicidad. El ojo no está tan puesto en los textos o en las canciones, cosas para las que nosotras trabajamos un montón, y sin embargo, lo que une es lo que no está planificado. Es una buena dinámica. Gran parte del show pasa por los beats entre tema y tema, lectura y lectura, y nunca sabemos lo que va a pasar. A veces nos vamos a la goma, podemos estar hablando 10 minutos enteros, porque no tiene forma. Hay un enfoque en el entretenimiento, a pesar de que el entretenimiento es una palabra bastardeada, como si fuese sólo superficial. Pero Boca de Buzón es ultraentretenido, en el mejor sentido de la palabra.

Ahora también salen los martes por Radio Colmena, ¿hacen lo mismo que en escenario?

PM: Sin música. Laburamos con Juan Francisco Moretti. Es un programa de una hora, entonces no queremos caer en el formato tradicional de “programa de radio invita músicos a tocar y los entrevista con las mismas preguntas de siempre”, porque a nosotras también nos hartó hacer esas entrevistas, así que lo vemos como otra oportunidad para pasar tiempo juntas. La génesis del programa fue medio esa. Ahora a ser un canal de expresión muy interesante, hay columnas fijas y otras móviles, nos cagamos en el formato todas las veces que se nos da la gana. Viene Juan con una grilla, con el horario perfectamente armado, y nos golpea la pecera pidiéndonos que por favor vayamos a la tanda, es como el preceptor, él siendo mucho más joven que nosotros, y nosotras no queremos. Además, Matienzo es un templo muy interesante para la cultura independiente. Tuvimos la suerte de confluir todos en una cumbre en Río de Janeiro el año pasado y ahí colaboramos por primera vez con Radio Colmena, en donde hay muy buenos programas, y nos dan el espacio para tener un programa feminista.

La cuestión de género es algo que se repite en sus proyectos, ¿cómo lo explicarían?

No podríamos hacer un programa juntas que no fuera feminista, como no podríamos hacer un show que no fuera feminista. Nuestro día a día tiene que ver con eso, sin caer en un lugar acartonado del feminismo y tratando de no estancarnos en un encasillamiento. Nuestra concepción del feminismo no carece de sentido del humor, que es una visión del enemigo. Muchos piensan que el feminismo tiene que ser un embole, que tiene que ser aburrido. Pero la realidad es lo suficientemente absurda como para reírse. Sabemos que no vamos a poder cambiar todo de un día para el otro, así que hay que tomarlo con un poco de paciencia.

¿Sienten que la gente espera de ustedes esa conciencia de ser feministas?

A veces sentimos la responsabilidad, sobre todo en la coyuntura, pero no nos parece que seamos el estandarte de nada. No somos representantes de un feminismo fino, educado, intelectual. Posiblemente le ponemos los pelos de punta a más de una feminista. Posiblemente seamos muy políticamente incorrectas. Eso es importantísimo, no replicar otro lugar, permanecer elásticas todo el tiempo. Las dos hablamos desde nuestra experiencia de mujeres comprometidas que le ponen el cuerpo al día a día, y eso es un acto de militancia enorme, el de exponerse como mujeres en la calle y decir: “No, no quiero ésto”. Esa es la praxis más grande que va a superar a cualquier tipo de teoría. No sé si leímos todos los libros que deberíamos, ni si hablamos con todos los términos indicados, tampoco sé si conocemos a todos les autores, y así como cansa hablar con la “e” todo el tiempo, también nos parece terrible dejar gente afuera cuando no usamos la “e”. Hacemos lo que podemos, y no creemos que haya, del otro lado, una exigencia. Las personas a las que les gusta lo que hacemos no necesitan que no cometamos errores. No podemos imaginar un mundo así de inflexible, porque si no, no aprenderíamos nunca, ni deberíamos subirnos a un escenario. La responsabilidad que una persona tiene, la tiene con ella misma.

«No podríamos hacer un programa juntas que no fuera feminista, como no podríamos hacer un show que no fuera feminista. Nuestro día a día tiene que ver con eso».

¿Creen que es posible separar el arte de lo político?

Todo acto es político, pero no hay manera política de cebar un mate, por ejemplo. Si estás metida en el tema y tenés amigues trans, si conocés chicas maltratadas y te das cuenta de que eso es moneda diaria, no remitirte a eso es ser cómplice. Muchas de las cosas que pasan, pasan porque nadie dice que están pasando, por un ocultamiento sistemático de la violencia de género. Nosotras no podemos cambiarlo todo de golpe. Nos pasó tocar uno o dos días después del asesinato de Diana Sacayán – militante trans asesinada en circunstancias todavía no aclaradas – y fue oscurísimo. Estábamos muy tristes, estábamos dolidas, estábamos enojadísimas. No se puede vivir adentro de una burbuja. Las cosas pasan, y nosotras vamos a laburar y tenemos que hablar adelante de gente, y ese nivel de exposición es difícil. Pero hay personas que ni siquiera saben quién era Diana Sacayán. Es político hablar de Diana Sacayán, pero nos parece mucho más político haber sabido quién era. Habernos rodeado de gente que nos pudo contar. Estamos en la era de la replicación. Hoy todo el mundo toma un partido cómodo desde las redes sociales. No nos gusta meternos en esa discusión ridícula del que hizo su acción liviana y política del día cambiando su foto de perfil por la de Charlie Hebdo, ni del que lo único que hizo fue criticar esa acción por redes, porque ninguno de los dos está haciendo nada al respecto.

¿Cómo incluyen adentro de estos temas al componente lúdico?

Como nos sentimos representadas ideológicamente por la otra, no nos medimos en escenario, sino que somos desmesuradas porque hay algo muy lúdico y fresco. El humor nos salva siempre. Si tuviéramos que rendirle tributo a muchos lugares de seriedad y de tragedia de las que habla el feminismo, no estaríamos cumpliendo nuestra función. Hay otras personas que cumplen esa función, y lo hacen súper. Tenemos amigas que ejercen una militancia que les toma todo el cuerpo y todas las horas de su vida, y estamos orgullosas, pero nosotras elegimos otro camino. Le ponemos el cuerpo a las cosas que creemos que son importantes. La militancia es cotidiana y la responsabilidad, repetimos, es con una misma.

¿Por qué Boca de Buzón?

Porque somos una jetonas. Y porque hay un tango de Tita Merello, que no es de ella sino que ella lo interpretó, que es “Se dice de mí”, y hay una historia que dice que es un tango lesbiano, que se cantaba lesbianamente, aunque no por Tita, sino en sus orígenes. Una parte de su letra decía algo como “si yo le gusto a Mimí, y a Fufi, los tipos me envidian, dicen que soy fea”. Onda “se dice de mí todo esto, pero las minas están conmigo” y en un momento dice: “Y mi boca es un buzón”. Es una expresión, boca floja, boca grande, que no puede dejar de hablar, y nos pareció una descripción atinada para nosotras.

 

Actualizada 26/07/2016

Ruidazo contra el tarifazo

Ruidazo contra el tarifazo

Pasadas las 19.45 de ayer la llovizna comenzaba a sentirse en la esquina de Scalabrini Ortiz y avenida Corrientes, en el barrio porteño de Villa Crespo. Cinco vecinas se encuentran y preguntan: “¿vendrá alguien más?” Juntas corren al encuentro de otras personas que se van acercando a esta intersección, motivados por la convocatoria en redes sociales, con el objetivo de hacerse escuchar ante el gobierno nacional y reclamando el cese de los aumentos en las tarifas de servicios públicos.

Una  primera pancarta con la leyenda “Macri pará la mano. No al tarifazo” sirve de punto de encuentro para los vecinos que, ya en mayor cantidad, comienzan a acercarse. El compás de algunas bocinas motiva los primeros ruidos y aplausos. Silbatos, cornetas, llaves agitándose, bidones de plástico… todo sirve para hacerse escuchar.

En la esquina de Triunvirato y Monroe, Villa Urquiza, el mal tiempo también conspira contra la convocatoria. Luego de un breve momento de desilusión, pero con el retraso previsto de todos los eventos multitudinarios, comienzan a llegar los carteles, los aplausos, las latas, los redoblantes y algunos bombos. Un hombre trae dos boletas de gas hechas en gigantografía: la previa al aumento, de 700 pesos, y la última, de 5.600.  Otro, que viene caminando con él, menciona el caso de un joven vecino que vive solo a quien le llegó un tarifa de 7.000 pesos: “El pibe trabaja en una pizzería… nadie sabe cómo va a hacer con el sueldo que tiene”. Gran parte de las conversaciones giran en torno a la imposibilidad de poder costear estos aumentos. No se habla de una rebeldía deliberada, sino de una inviabilidad de la realidad concreta.

Centenas se reunieron en Medrano y Corrientes y en Scalabrini Ortiz y Corrientes.

Centenas de personas se reunieron en las esquinas de Medrano y Corrientes y Scalabrini Ortiz y Corrientes.

Mientras golpea con un martillo el poste del semáforo de la avenida Corrientes, bajo una llovizna persistente, Walter relata: “Pasé de pagar 130 pesos de gas a 900. ¡Tienen que retrotraer las tarifas y hacer un verdadero estudio sobre los costos! Los servicios públicos los tienen que subsidiar los que más tienen, no nosotros, los usuarios”.

La convocatoria por redes sociales con el hashtag #NoAlTarifazo #Ruidazo había comenzado hacía un par de días y se esperaba una gran convocatoria, pero la inminente lluvia pronosticada hacía dudar sobre su éxito a los propios asistentes. Sin embargo, pasadas las 20, la avenida Corrientes ya se encontraba cortada en su totalidad por aproximadamente 200 personas. Más pancartas y mensajes hacia el gobierno repetían los reclamos respecto a la suba de los servicios públicos, pero ningún móvil de televisión se acercó a este punto de encuentro en el barrio de Villa Crespo.

A varios kilómetros de ahí, al igual que en el resto de las concentraciones, un cartel expresa uno de los reclamos fundamentales de la manifestación: “Luz – Gas – Agua – No son un negocio. Son un derecho”, mientras una mujer oculta entre múltiples frazadas, personificaba la cotidianeidad de muchos de los presentes, mientras ironiza: “Viste que el presidente ya explicó que no podemos estar en remera y en patas”.

La convocatoria fue movilizada a través de las redes sociales con el hashtag #Ruidazo y #NoAlTarifazo hace pocos días (Foto: Obelisco).

Hacia las 21 la convocatoria en Scalabrini Ortiz y Corrientes logró reunir a más de 400 personas, todas ellas manifestándose con pancartas y cantos respecto a la suba de tarifas. “Che Macri, che Awada: Tiranos una frazada”, se leía en un cartel sostenido por una madre con su hija en brazos, haciendo referencia a las palabras del Presidente en uno de sus últimos discursos donde alentaba a los ciudadanos a moderar el uso de la calefacción en sus hogares para no sufrir los aumentos. Valeria Stagi es empleada de un local que vende artículos de cotillón ubicado en Scalabrini Ortiz 269, a pocos metros de donde se produce el corte de calles. Inesperadamente este comercio se vio beneficiado con algunas ventas en medio de la convocatoria: “Puse algunas cornetas en el mostrador, a la vista, porque varias personas entraron a comprar algo para hacer ruido”, dice. Según cuenta a su local también lo afectó la suba de luz: “Sé que en esta factura vinieron alrededor de pesos 4.000 pesos y el dueño tiene pensado hacer el reclamo a Edenor”.

Gladis Garello es jubilada y fue a la convocatoria acompañada por su marido, también jubilado: “No traje cacerola para no evocar a los antiguos cacerolazos, porque esa forma de manifestarse siempre tuvo que ver con la elite”. Argumenta que le gustaría meterse entre la multitud que supera las 400 personas en Scalabrini Ortiz y Corrientes pero no se encuentra bien de salud y prefiere resguardarse del frío y la llovizna bajo uno de los techos de las paradas de colectivo. “Nosotros somos el pueblo, yo solo traje un manojo de llaves para hacer ruido, aunque sea bajo este techo”, explica. Agrega que en su caso la última factura de gas que le llegó fue de 600 pesos, cuando en la anterior había pagado 100: “Esto es una medida dictatorial. La gente se cansó. En vez de que las inversiones las hagan los empresarios ricos quieren invertir con la nuestra plata, con nuestro esfuerzo”, reflexiona.

Los empleados de Metrogas aconsejaron no pagar esta factura hasta tanto no se sepa realmente si corresponden los aumentos o no (Foto: Zona Obelisco).

Osvaldo vive con su esposa en un PH en Villa Crespo y recuerda que hace un par de días tuvo que acercarse a las oficinas de Metrogas para avisarles que no va a poder abonar la última factura  por un monto de 8.200 pesos: “El año pasado para el mismo período pagué 800 pesos. Mi señora y yo trabajamos todo el día y no estamos casi nunca… ¡No puede ser que gastemos eso de gas!”, agrega y completa:  “Yo vine a esta misma esquina en diciembre de 2001 a pedir que se vayan todos. Y ahora estoy acá de nuevo. Esto significa lo mal que está la gente, esto es el comienzo”.  En charla con ANCCOM reflexiona que fueron los mismos empleados de Metrogas quienes le aconsejaron no pagar esta factura hasta tanto no se sepa realmente si corresponden los aumentos o no.

Luego de dos horas de continuos cantos y ruidosa manifestación, la mayoría de los vecinos de Villa Crespo comenzó a regresar a sus hogares, bajo condiciones meteorológicas hostiles. Se alejan del punto de encuentro en Scalabrini Ortiz y Corrientes mientras continúan aplaudiendo y haciendo ruido. En la esquina solo quedan algunos pocos a la intemperie y contados paraguas resisten la fuerte llovizna y el frío de la noche entonando la última canción: “Ole-le Ola-la, si este era el cambio, el cambio no va más”.

Zona Medrano y Corrientes y en Scalabrini Ortiz y Corrientes.

Walter, uno de llos manifestante contó que “Pasé de pagar 130 pesos de gas a 900. ¡Tienen que retrotraer las tarifas y hacer un verdadero estudio sobre los costos!».

En Urquiza, otro jubilado se suma al pogo improvisado entre los más jóvenes: “Vengo pagando los aumentos de agua, luz y gas. Te juro que aunque cobre aguinaldo, las cuentas no las puedo pagar. Porque Macri nos cagó, las tarifas liberó, Aranguren la puta que te parió”. Varios también recuerdan, como el vecino de Villa Crespo, haber estado en esa misma esquina a fines de 2001, pero rescatan que la situación no es la misma. Sin embargo, esta apreciación no se traduce en gran optimismo: “Si esto sigue así, vamos a terminar igual y más rápido que aquella vez”. Esa conciencia estuvo siempre presente y no se diluyó en ningún momento, aunque tampoco lo hizo la fuerza de los cantitos y la presencia sólida de los 400 vecinos y vecinas que estuvieron durante casi tres horas reclamando por sus derechos.

Actualizado 15/07/2016