“Educar en y para los derechos humanos generará mejores niveles de vida”

“Educar en y para los derechos humanos generará mejores niveles de vida”

El Comité de Derechos Humanos de la Organización de Naciones Unidas (ONU)  es el órgano que se encarga de supervisar la aplicación del Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos en los Estados adheridos. Está conformado por 18 expertos independientes en derechos humanos,  que analizan la situación específica de cada país, vigilan el cumplimiento del Tratado y elaboran informes en donde manifiestan sus conclusiones, y posibles soluciones, a las problemáticas más urgentes. Fabián Salvioli, Doctor en Ciencias Jurídicas y Director del Instituto de Derechos Humanos y de la Maestría en Derechos Humanos en la Universidad de La Plata, es miembro del Comité desde el 2009 y a comienzos de este año fue designado como Presidente para el período 2015-2016. Salvioli se considera un militante por los derechos humanos, afirma que estos le pertenecen a las personas por la simple condición de ser personas:   “Los derechos humanos son aquellos que le pertenecen a una persona y el Estado debe, a través de sus políticas, garantizar que esa persona disfrute de los mismos, y lleve adelante su proyecto de vida como quiera”.

– ¿Qué significa que un argentino presida el comité de Derechos humanos?

– En mi caso particular, lo que me genera es una responsabilidad muy grande, teniendo en cuenta que se trata del órgano de tratados de derechos humanos de mayor importancia y prestigio en el sistema internacional global. También es la primera vez que un argentino llega a esa posición, y considerando la trayectoria de la sociedad argentina en esta materia, entiendo que el trabajo a desarrollar no puede defraudar las expectativas de quiénes pensaron en mí para esta tarea y que, posteriormente, me han elegido por consenso.

– ¿Cuál es su tarea como presidente del organismo?  Y cuáles  son las problemáticas principales que le preocupan al Comité

– Se diseña y ejecuta la agenda para los próximos dos años, se representa al Comité frente a los Estados Partes, e igualmente en torno a los otros órganos de Naciones Unidas y regionales. Se dirigen los debates internos intentando llevar al Comité a la mejor toma de decisiones en casos individuales de víctimas de violaciones a los derechos humanos y en la adopción de observaciones finales respecto de Estados Partes en el Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos. Creo que el Comité debe profundizar sus miradas en materia de interdependencia de derechos, perspectiva de género y derechos de las mujeres y mejorar su política de reparaciones en casos individuales.

– ¿Cómo es Argentina según los organismos internacionales?

– Argentina es un Estado que ha ratificado los instrumentos de derechos humanos a nivel universal y regional, y aceptado los mecanismos de supervisión; ello la somete a una permanente revisión. El Comité examinó a Argentina en 2010 y vuelve a hacerlo en pocos meses; las últimas observaciones finales marcaban preocupaciones respecto a la lentitud de los juicios de lesa humanidad, la situación de torturas y/o malos tratos en determinados centros de detención y la falta de debido juzgamiento de dichos hechos. También la falta de presupuesto en materia de violencia de género para poner en marcha la legislación, ciertos aspectos relativos a derechos de pueblos indígenas, y el caso de Julio López.

– ¿Cuál es su opinión sobre Argentina en los últimos tiempos?

– Argentina ha puesto en el centro de su agenda la temática de derechos humanos y ello es muy valioso. Creo que dicha perspectiva tiene que profundizarse, y se revela la necesidad de crear un órgano que monitoree permanentemente el cumplimiento de las observaciones de los órganos internacionales de derechos humanos a nivel Nacional.

– ¿Crees que hay un riesgo, al interior del país, en fijar la atención solamente en los delitos de lesa humanidad?

– Es lógico por nuestra historia; las incalificables violaciones cometidas durante la dictadura nos llevan a vincular violaciones a los derechos humanos con los crímenes más atroces, como las torturas y las desapariciones forzadas graves o sistemáticas.
Sin embargo, hay que profundizar una mirada general de derechos humanos, sin dejar de lado el trabajo de memoria, verdad y justicia por las violaciones del pasado. La salud, la educación, el trabajo, la alimentación, la libertad de conciencia y de expresión, los derechos de los pueblos indígenas, las políticas públicas especiales para garantizar los derechos de las personas con discapacidad, la no discriminación, todos esos aspectos son cuestiones de derechos humanos. Entonces esta temática presenta algo que excede a toda mirada reduccionista, e involucra al conjunto de la sociedad. Educar en y para los derechos humanos generará una mejora de los niveles de vida de la población.

Fabian Salvioli

Fabian Salvioli

– ¿Qué son los derechos humanos hoy?

– Todos los derechos son la base del disfrute del resto de los derechos, además de la obviedad de que a partir del derecho a la vida se disfrutan los demás. Sin dudas yo voy a tener una posibilidad más cierta de desarrollar mi proyecto de vida si se me garantiza la alimentación, la salud, la educación, el vestido y la vivienda; que si no se me garantiza eso. Es decir, voy a tener más posibilidades de disfrutar ampliamente mis derechos políticos si disfruto del derecho a la educación. Así que hoy, la cuestión de las generaciones de derechos se ha superado. Los derechos humanos son aquellos que le pertenecen a una persona y el Estado debe, a través de sus políticas, garantizar que esa persona disfrute de los mismos, y lleve adelante un proyecto de vida como quiere. En definitiva, estos derechos le perteneces a las personas, por ser personas. La teoría de las generaciones clasificaba según derechos de primera generación, de segunda y de tercera. Entonces se dividía a los derechos civiles y políticos como de primera, los derechos económicos sociales y plurales como de segunda generación, y los derechos de solidaridad como de tercera generación. Sin embargo, tomando como ejemplo un típico derecho de solidaridad como es un ambiente sano, no es menos importante que el derecho a la libertad de expresión. Porque si vos no tenés un ambiente sano, no vas a poder desarrollar ninguno del resto de los derechos. Los derechos humanos son absolutamente interdependientes unos de otros.

– ¿Tiene límites la justicia internacional en materia de derechos humanos?

– La justicia internacional es independiente, hay una Corte Penal Internacional que juzga crímenes de guerra, crímenes de lesa humanidad o actos de genocidio. Y en la cual, los asuntos le pueden llegar por la vía de los estados que han ratificado el Estatuto de Roma en la corte Penal Internacional, o también por la vía del Consejo de seguridad de Naciones Unidas, o cuando el fiscal de la Corte Penal, por motus propio, decide iniciar una investigación. Luego los estados más poderosos, casi siempre, intentan eludir las reglas del derecho internacional. Pero eso pasa con todo el derecho internacional y ha pasado siempre a lo largo de la historia. Lo que sucede es que ahora es mucho más difícil, los estados están más monitoreados, están permanentemente examinados por estos órganos internacionales y eso permite que no se puedan mover con tanta impunidad. El trabajo que hacen estos órganos es un trabajo enorme que muchas veces no rinde todo el fruto que debería rendir, pero que sin duda es mejor que existan a que no existan. Porque las situaciones son siempre mejor cuando estos órganos existen que cuando no existen.
Los estados tienen los límites que les marcan los Tratados Internacionales en todas las materias, incluidos los derechos humanos. Y los órganos de derechos humanos se encargan de supervisar la aplicación de esos Tratados.

– ¿Cuáles son los países con más violaciones a los derechos humanos?

– Nosotros no hacemos rankings, simplemente visualizamos la aplicación de un Pacto, y en ese sentido marcamos nuestras observaciones finales. No hacemos ranking porque un estado no puede decir que se exime de sus obligaciones porque hay otro Estado que viola más derechos humanos que él. Nosotros le aplicamos el pacto a todos los Estados. El año pasado examinamos a Estados Unidos, hace tres sesiones examinamos a Israel, la sesión pasada examinamos a la Federación rusa y ahora en julio vienen Reino Unido, Venezuela, Francia y España. Todos los estados pasan por el examen de nuestro Comité, y del resto de los órganos de tratados; y nosotros sin hacer comparaciones marcamos cuando hay violaciones a los pactos.

– Siempre hay problemáticas que faltan ser tratadas…

– Por supuesto, porque de lo que se trata es de ir examinando cómo los estados van cumpliendo con ese tratado y cuáles son los déficits que tienen. Entonces nosotros realizamos audiencias públicas, en las cuales los estados se sientan a rendir explicaciones, y finalizamos con un documento en el cual expresamos nuestras preocupaciones. Luego señalamos las medidas que deberían tomar para remediar esas situaciones.

– En el caso de Estados Unidos,  ¿Cuáles fueron las problemáticas más urgentes que les plantearon?

– Fue un documento muy largo el que aprobamos. La cuestión de Guantánamo es algo que ocupó buena parte del debate con el Estado. Naturalmente también la preocupación de la discriminación y la aplicación racial de la pena de muerte, el trato a migrantes, cómo se encara la lucha contra el terrorismo por parte de Estados Unidos y cuáles son los límites que deben existir para que esa lucha se realice conforme a las garantías fijadas en los tratados internacionales de derechos humanos, y algunos aspectos relacionados con derechos de pueblos indígenas.

Fabian Salviol en la Facultad de Derecho UBA

Fabian Salviol en la Facultad de Derecho UBA

– ¿Cómo es la mirada internacional sobre el trabajo hecho en materia de derechos humanos en Argentina? ¿Sentó precedentes?

– El juicio a las juntas militares en 1985 marcó un primer hito de trascendencia, e inédito para la historia. Luego de las leyes e indultos de impunidad, haber retomado el debido camino de juzgamiento de los crímenes cometidos durante la dictadura para profundizar los mecanismos de memoria, verdad y justicia, generaron un reconocido liderazgo de la República Argentina en la materia. También, Argentina ha sido pionera en el impulso de tratados claves de derechos humanos, como la Convención de Naciones Unidas contra la Desaparición Forzada de Personas, y la creación de la relatoría en materia de verdad y justicia. El movimiento de derechos humanos de Argentina siempre ha generado admiración internacional, por su coraje e iniciativa demostrada durante la dictadura, y los liderazgos que han surgido de allí, a los que se les reconoce a nivel mundial. Estela de Carlotto, Adolfo Pérez Esquivel, Nora Cortiñas, Chicha Mariani, Emilio Mignone, son por ejemplo, algunos nombres que representan.

– ¿Pueden correr riesgo las políticas de derechos humanos implementadas, con el cambio presidencial?

– Las políticas de derechos humanos tienen que ser de Estado no de gobierno, y deben profundizarse cada vez. Mayor democracia implica mayor respeto a los derechos humanos, y ningún gobierno tendría que postular políticas regresivas en la materia. Si así se hiciera, Argentina incurriría en responsabilidad internacional frente a los órganos internacionales de supervisión. Creo que toda la sociedad argentina ha adquirido como un bien valioso la necesidad de no ir hacia atrás en estas materias, independientemente de quienes gobiernen al país.

Trabajar rejas adentro

Trabajar rejas adentro

“Generalmente toda organización de presos tenía que ver con un motín, con la sangre y el quilombo. Nosotros llegamos a una forma nueva de organizarnos, un día nos dimos cuenta de que estábamos en mesas de diálogo con jefes de la unidad y del Servicio Penitenciario negociando nuestras condiciones de trabajo. Actualmente, llegamos a una situación de casi pleno empleo en el penal de Devoto y todavía queremos que más personas trabajen”, explica Fabián Manrique, el Secretario General del Sindicato Único de Trabajadores Privados de la Libertad Ambulatoria (SUTPLA), el “sindicato de los presos”, una verdadera novedad para universo carcelario argentino. El trabajo en la cárcel  implica “que, pese a todo, todavía sos sujeto de derechos. Que estas privado de la libertad, porque hiciste algo, pero que todavía sos un ciudadano y que podes por ejemplo ayudar a tu familia y sentir que estás haciendo algo en este tiempo que estas encerrado”, explica Manrique.

SUTPLA está integrado por 12 comisiones y su sede central se ubica en el espacio físico del Centro Universitario de Devoto (CUD) aunque también  tiene delegaciones en Ezeiza, Santa Fe y Tierra del Fuego. La sede está en el CUD porque “ahí nació, en el marco de  un proceso colectivo de reflexión y proyección de lo que sería un gremio que proteja a los trabajadores en contexto de encierro”, cuenta Jaime Eduardo García Rivera, Secretario de Extranjería del sindicato.Esta secretaría es una novedad de SUTPLA que contempla las condiciones de aquellos “muchos” extranjeros que están en contexto de encierro alejados de sus hogares y sus familias. “Entre otras cosas, conseguimos que se incluya en el menú un plato típico del lugar de donde proviene el extranjero y el acceso a los canales de televisión de su país”, explica Jaime.

Carcel de Devoto. Noelia Pirsic | ANCCOM

Vista de la cárcel de Devoto.

Manrique cuenta que desde la sanción de la nueva ley de trabajo “empezó a venir un abogado  al CUD que con 63 estudiantes logró firmar el acta constitutiva del Sindicato en julio de 2012, apoyado por la CTA que conduce Hugo Yasky. Cuando se creó el Sindicato sólo había 630 trabajadores de una población de 1600, actualmente nos acercamos a los 1400: casi pleno empleo”, dice.

En las últimas elecciones la comisión directiva del SUTPLA fue electa para el período 2014/2018 con Roberto Fabián Manrique como Secretario general y Cristian Reyes como secretario adjunto.

Todos los días hábiles, un equipo del sindicato, en el que casi siempre está Fabián, recorre un módulo por día para escuchar a los entre 70 y 80 ocupantes de los cinco pabellones de Devoto y enterarse “si los laburantes tienen trabajo, ante todo, algún reclamo laboral, si están cobrando y si van a poder trabajar”. “La primer defensa  que hace el sindicato es el derecho al trabajo, la idea es sacar al laburante el tiempo de tránsito interino para llegar al taller: se ponen muchas trabas para llegar a los talleres. También peleamos para que haya pleno empleo porque eso es lo que más ayuda a la reinserción social. El trabajo dignifica y eso en la cárcel se nota”, subraya.

Un derecho

SUTPLA trabaja como cualquier sindicato ligado a la ley de Asociaciones Sindicales y hace todo con ese basamento legal pero, a diferencia de otros, abarca en sí mismo a todos los rubros de trabajo y es una de las únicas experiencias de asociación sindical en la cárcel.

“Desde el año 2006 y con la ley de trabajo 20.744, el peculio se volvió sueldo. Se implantó que todo trabajador debe tener el Salario Mínimo Vital y Móvil y eso incluye a aquellos en la cárcel”, explica Marique.  El trabajo en contexto de encierro se rige por la ley de Ejecución Penal 24.660 que no diferencia las condiciones laborales en la cárcel de las del medio libre. Según aclara García Rivera, trabajar en prisión  “es un derecho para el detenido procesado y un derecho/obligación para el detenido condenado. Si el detenido no trabaja, es considerarlo como un muerto civil”.

Según García Rivera, “el trabajo suele ser en talleres internos y externos al cordón de seguridad. Los internos son los talleres de mantenimiento, armado de bolsas, capacitación en mecánica de motos y panadería (la mayoría busca sumarse a este último para poder comer mejor).

Generalmente aquellos con buena conducta y más cercanía a cumplir la condena, suelen estar en los talleres externos al cordón, que incluyen sastrería, carpintería, carpintería metálica, talleres mecánicos, chapa y pintura, detergente y lavandina (que se hace en conjunto con el INTI) y electrotécnica.

Carcel de Devoto, 5 de mayo de 2015. Noelia Pirsic | ANCCOM

 

 

Un ejemplo

La Cooperativa Kabrones es un ejemplo de organización laboral que comenzó en contexto de encierro en La Plata, con la ayuda de algunos profesionales de la salud. El emprendimiento trabaja en el rubro textil y da capacitaciones al interior de las cárceles además de realizar sus tareas con gente que ya salió en libertad y busca reinsertarse socialmente. Según Julio César Fuque, presidente de la cooperativa, “nosotros buscamos construir  donde antes destruíamos. Dotarnos de herramientas para encarar el afuera porque cuando uno sale lo primero que necesita y le falta es dinero para no volver a caer en la misma.”  El emprendimiento se proyectó en un contexto de encierro. Desde 2010 y ya en libertad, Julio y sus compañeros empezaron a buscar insumos para poner en práctica la cooperativa de trabajo. “El laburante que sale del encierro, tiene un sentido del trabajo muy apasionado. Esto se debe a que entiende la importancia de ser trabajador y poder valerte por tus propios medios. Actualmente, vamos a las cárceles para ayudar a más gente a formar cooperativas, ya tenemos más de 400 compañeros recuperados que pudieron reinsertarse socialmente a través del trabajo y 9 cooperativas conformadas en distintos puntos del país”. “El trabajo es la mejor manera de recuperarse y volver a pensar en el futuro”, concluye Julio.

Un taller

Todos los miércoles de 9 a 13, Ana Camarda entra al CUD para dar el “Taller de formación sindical y derechos laborales.  Hay decenas de inscriptos pero en total logran asistir unos 15 porque existen muchas trabas burocráticas para el estudio. El taller, que ya transita su tercer año, se armó con la Universidad de Filosofía y letras y “busca apuntalar la formación del sindicato. Poder acompañar el fortalecimiento de los trabajadores para conocer sus obligaciones y defender sus derechos” relata Ana.

Cada semana, los talleristas encuentran un espacio donde discuten su condición de trabajadores porque, más allá del lugar en que se encuentran, “tienen los mismos derechos que cualquier persona al trabajo y a todo derecho humano” reflexiona.

 

La opera proletaria

La opera proletaria

Son las tres de la tarde de un martes. En la planta baja de una fábrica, donde se exhibe maquinaria industrial que se ha vuelto obsoleta, trabaja un grupo de personas vestidas de operarios. Sus herramientas de trabajo no son martillos ni destornilladores, sino instrumentos musicales, entre los cuales se incluyen voces. Voces que cantan, y voces que realizan marcaciones a intérpretes sobre cómo ejecutar una nota o cómo deben moverse en ese extraño escenario-máquina. La escena es curiosa: el dorado estridente del corno francés sobresale dentro de un contexto de metales oxidados, el sonido de la orquesta de a ratos se mezcla con el traqueteo del tren Sarmiento que pasa por ahí nomás, a media cuadra, en el corazón de Almagro.

En 1998, un grupo de trabajadores del IMPA (Industrias Metalúrgicas y Plásticas Argentinas) ocupó la fábrica  de envases para recuperar las fuentes de trabajo que les había quitado el neoliberalismo. Además de poner las maquinarias en marcha, los obreros crearon un bachillerato popular y gestaron, entre otras cosas, «La Fábrica Ciudad Cultural», un complejo en el que conviven diversas disciplinas artísticas, incluida la ópera.

A medida que cada artista-operario llega a su puesto de trabajo se van descubriendo sus roles. Entre ellos se encuentra el director musical, lleva en su mano una batuta que lo deschava. Su nombre es Camilo Santostefano y es uno de los cofundadores de esta agrupación de ópera denominada Lírica Lado B. Ahora ensaya –con el objetivo de estrenar en mayo-una obra inédita en Latinoamérica, «Curlew River», del inglés Benjamin Britten. El otro fundador de esta compañia es el barítono Alejandro Spies. Se lo ve de acá para allá, acomodando sillas, minutos antes de encarnar uno de los personajes principales de la pieza en cuestión.

«Se me ocurrió ponerle Lirica Lado B para dar a entender qué es lo que hacemos. Por un lado está todo lo que representa la palabra ´lírica’ y, a su vez, es una forma musical de definir aquello que queda un poco relegado: en el lado B de los discos iban los temas de relleno.  Nos dimos cuenta de que en inglés es B-Side the opera, que significa al costado de la ópera. Está bueno, se arma algo interesante. Y el nombre es mucho», cuenta Santostefano.

Germán Ivancic, codirector escénico, en la jerga operística régisseur, junto con Diego Rodriguez.

Desde 2007, Lírica Lado B ha montado producciones en distintos espacios no convencionales de Buenos Aires, a veces incluso bajo las estrellas.  Sus integrantes se organizan bajo la figura de una cooperativa. En el grupo no hay privilegios ni el divismo esperable en un ambiente como el operístico. «Decidimos no figurar con nombres propios en las portadas de las gráficas, solamente va el nombre del grupo y de la obra. En ese sentido, también queremos corrernos del sistema. Nuestros programas están ordenados por rubro y por orden alfabético.», explica Germán Ivancic, co-director escénico  -en la jerga operística, régisseur– de Lírica Lado B, junto con Diego Rodriguez.

El móvil principal de los integrantes de la compañía está vinculado con la noción de trabajo que descubrieron en la fábrica. Así lo explica Santostefano: «Los trabajadores del IMPA están poniendo en valor algo que la sociedad dejó de lado. O sea, cuando en los 90 las políticas socio-culturales-económicas que rigieron este país se llevan puesta la industria nacional, los tipos de adentro resistieron y pudieron armar otro formato y encontrarle la vuelta para ponerlo otra vez en valor».

Mientras que los principales teatro de ópera de Buenos Aires repiten los mismos títulos año a año (Werther, La Traviata y Carmen) Lado B solo ponen en escena obras que no hayan sido estrenadas en el país, a veces ni siquiera en la región, como es el caso de Curlew River. Diego Rodriguez explica por qué esta propuesta es única, muy distinta a la ópera comercial y también a la estatal: «Generamos un sentido diverso a una experiencia burguesa del teatro. Los sillones no son de pana, el hall no es confortable, la temperatura no es la ideal. Es otra elite, porque esos obreros del IMPA son elite. No cualquiera recupera su espacio de trabajo, se apropia de él y lo salva de la ruina.»

La puesta en escena de Curlew River en el IMPA obliga a repensar la relación entre arte y trabajo. Los integrantes de Lírica Lado B se toman en serio su labor. El trabajo del músico de ópera requiere un nivel de rigurosidad muy alto. Durante el ensayo casi no hay pausas, salvo cuando los directores realizan correcciones a los músicos y bailarines. Son tres horas de trabajo intensas. Y en el transcurso de la jornada, otros integrantes de la compañía se encargan del armado de luces y cableados.

«Para mí» -dice Diego Rodriguez-,»el arte se divide por lo menos en dos grandes conjuntos que no tiene que ver con diferentes escuelas sino posiciones políticas. Están aquellos que piensan al arte como un bien de consumo más y están quienes lo piensan como un bien de movilización social. No digo que vamos a hacer la revolución con el arte, pero si lo pensás desde ahí vas a ser otro tipo de artista. Seguramente no vas a solucionar el mundo pero tampoco vas a alimentar aquello que el mundo tiene, desde mi punto de vista, errado.»

La posición política de un obrero que elige recuperar una fábrica y gestionar puestos de trabajo para otros compañeros tiene mucho en común con Lírica Lado B que, en ese sentido, también hace su aporte: en esta compañía autogestionada muchos músicos jóvenes dan sus primeros pasos y aprenden de otros colegas experimentados.

 

Lírica Lado B abre un nuevo canal y demuestra que se puede ser parte del ambiente operístico por fuera de las reglas del circuito comercial y, a su vez, generar transformaciones: «Al que es fanático de la ópera, melómano, al  que tiene su butaca en el Avenida, en el Argentino y en el Colón , al que es habitué de saco y corbata, le va a picar. Va a querer ver esto porque Britten es un compositor que a este tipo de personas los va a atraer. Entonces, no le queda otra que arremangarse y embarrarse un poco», explica Camilo. Y a esto hay que agregarle un detalle: no se cobra entrada

Las versiones de las óperas que realiza Lírica Lado B son con orquesta y puesta en escena completas. ¿Cómo obtienen los recursos? «Ponemos con creatividad lo que otros ponen con dinero», explica Diego Rodríguez. Y completa Germán Ivancic: «Eso se articula nuevamente con IMPA, porque fundacionalmente el valor es nuestro trabajo. Y la creatividad con la cual salimos adelante es nuestro capital. Como es nuestro capital el valor del trabajo, eso es lo que va por delante y es lo que nos sostiene.»

El director musical Camilo Santostefano es uno de los co-fundadores de Lírica Lado B.

Cualquier público, habitué o no de la ópera, podrá ir a ver Curlew River en mayo. La propuesta abre la puerta simultáneamente a dos mundos poco frecuentados por los espectadores: el de la ópera y el del trabajo cooperativo en el IMPA. Hace algunos años, cuando por primera vez surgió la idea de hacer esta óbra, Lado B había pensado montarla en el Centro Cultural Haroldo Conti, pero la idea no prosperó. Cuenta Camilo: «Después reflexionamos y dijimos: ‘Che, va a ser muy fuerte hacerlo ahí’. La verdad es que está bueno pero va a ser muy fuerte. Y la verdad es que acá en el IMPA y con el argumento de Curlew River, se cruza esta cuestión de la búsqueda de la verdad. Esos trabajadores buscando una resolución definitiva de expropiación a favor de la cooperativa del espacio, algo del habeas corpus, de la búsqueda del conocimiento y de la verdad sobre la situación, también eso es fuerte. La obra es interesante para cualquiera que tenga ganas de ir a ver un espectáculo que se corre de la linealidad comercial.»

 

Las funciones de Curlew River serán el domingo 10 y sábado 30 de mayo, y los sábados 6 y 13 de junio, en el Museo del IMPA (Querandíes 4290). También se encuentra vigente una colecta virtual para quienes estén interesados en colaborar con el proyecto, disponible en su espacio web (ingresar aquí). 

 

La lucha campesina en América latina

La lucha campesina en América latina

Como en los rituales originarios, miembros de la comunidad escenifican los mensajes más importantes para el pueblo. Mientras en la mística iniciática del VI Congreso de la Coordinadora Latinoamericana de Organizaciones Campesinas – Vía Campesina (CLOC), las semillas fueron veneradas como la fuente de vida, la lluvia cayó en Ezeiza en símbolo de buenos augurios. Así, entre las representaciones del campo asediado entre agrotóxicos y alambres, la pacha y las semillas nacientes, las personas con disfraces y vestimentas típicas cantaban y bailaban al ritmo de las voces indias, mientras la platea de 1200 delegados y delegadas de organizaciones campesinas e indígenas de la región acompañaron la ceremonia alternando aplausos y respetuosos silencios.

En la previa, bajo la consigna “Juventud del campo y la ciudad, luchando por la soberanía popular” se realizó la IV Asamblea Continental de la Juventud en donde debatieron sobre los propios procesos organizativos a lo largo de Latinoamérica y el Caribe, sus fortalezas, sus debilidades y sus aportes. Según Sayra Ticay, integrante de la Organización Trabajadores del Campo de la región Centroamérica y de la CLOC a nivel general,uno de los desafíos de la agenda de la juventud es: “La permanencia en las comunidades desde las organizaciones, aportándole a las luchas para construir nuevas alternativas y desarrollarnos, reivindicando nuestros derechos en la madre tierra”. También la agroecología, la formación y la migración formaron parte de la nómina de temas que los jóvenes impulsaron.

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En tanto, las mujeres campesinas e indígenas también tuvieron su propio espacio de encuentro y debate en el marco de V Asamblea de Mujeres. “Cuando una mujer avanza, ningún hombre retrocede”, exponían a coro cientos de mujeres de diversas edades y procedencias cada vez que había ocasión, a la vez que en el congreso afirmaron que “con la mujer en la casa, la reforma agraria se atrasa”, consigna en la que radica uno de los más grandes desafíos de la lucha de las organizaciones del campo en su construcción de un “feminismo campesino y popular”, ya que en virtud de las experiencias socialistas se evidencia “el error histórico de considerar la cuestión de las mujeres como secundaria, como si todo se resolviera por la centralidad de la clase”, manifiesta el documento. Allí se plantea además la necesidad de avanzar en un feminismo que retome otras luchas pero que sea expresión de las mujeres del campo, indígenas de la región con los problemas de clase que esos territorios y no otros, atraviesan.  En las conclusiones también se remarcó el rol de las mujeres del campo en estos 20 años de lucha de la CLOC – Vía campesina y se afirmó: “Cualquier lucha construida sin la participación efectiva de las mujeres es una lucha por la mitad”.

Algunos funcionarios de organismos públicos argentinos que facilitaron la organización y desarrollo del Congreso estuvieron presentes en la apertura: Emilio Pérsico, Secretario de Agricultura Familiar y Desarrollo Rural; Javier Rodríguez, Secretario de Coordinación Político Institucional y Emergencia Agropecuaria; Martín Fresneda, Secretario de Derechos Humanos y Cynthia Ottaviano, Defensora del Público de Servicios de comunicación Audiovisual. La mesa inaugural se completó con las presencia de la ministra de Desarrollo Rural y Tierras de Bolivia, Nemesia Achacollo; Deolinda Carrizo y Diego Montón, quienes están a cargo de la Secretaría Operativa de la CLOC; la coordinadora general de Vía Campesina, Elizabeth Mpofu de Zimbabwe y el representante de la Organización de Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura de Argentina, Valdir Welte. Pero el momento de mayor emoción se vivenció cuando la locutora invocó a Eduardo Galeano, escritor y cronista uruguayo fallecido el día anterior. En ese instante la pantalla del salón mostró su imagen y su voz se filtró por las venas latinoamericanas y caribeñas de las cientos de personas presentes.

La organización de los debates durante el congreso estuvo distribuida en distintos tópicos: Minería, Asalariados y migrantes, Soberanía alimentaria, Reforma agraria, Formación, Comunicación, Represas y Derechos humanos y campesinos. En tanto, se trataron con reconocidos referentes de la región temas como la coyuntura política y agraria, la cuestión de la tenencia de la tierra, la soberanía alimentaria, los derechos humanos, la agricultura campesina e indígena sostenible, la migración y los trabajadores rurales, y formación y paridad de género. Entre otros, expusieron Joao Pedro Stédile y Atilio Borón, quien retomando al pensador italiano Antonio Gramsci planteó a su nutrida audiencia: “la existencia de un optimismo de la voluntad, nos expresa que es posible derrotar las formas capitalistas actuales”.

Martín Fresneda (Secretario DD.HH.), Cynthia Ottaviano (Defensora del Público), Deolinda Carrizo (CLOC), Diego Montón (CLOC), Elizabeth Mpofu de Zimbabwe (Via Campesina), Eberto Diaz (Fensuagro), Nemesia Achacollo (ministra Desarrollo Rural y Tierras de Bolivia), Emilio Pérsico (Movimiento Evita), entre otros.

Hacia el final del congreso, Itelvina Masielli del Movimiento Sin Tierra de Brasil, también miembro de la CLOC – Vía Campesina, evaluó: “concluir este congreso en el Día Internacional de la Lucha Campesina es un acierto político. En este día de lucha campesina en el mundo volvemos a demostrar que tenemos claridad de nuestro papel, del rol que nos toca y por eso ya este congreso ha declarado que no vamos a dar respiro a las transnacionales, ni a los tratados de libre comercio que nos atacan en nuestro continente”.

En esa línea, las conclusiones del congreso acompañan “el avance de los procesos regionales y continentales de integración como UNASUR, ALBA, MERCOSUR y CELAC, el VI Congreso saluda la contundente solidaridad y unidad entre las organizaciones y países de América Latina y el Caribe, que respaldaron la posición de Cuba y su denuncia sobre el bloqueo norteamericano”, a la vez que levantan la bandera de mujeres: “el feminismo campesino y popular es parte de nuestro horizonte estratégico de transformación socialista”. También reafirman “la Reforma Agraria Integral y Popular, la agricultura campesina e indígena de base agroecológica como componentes imprescindibles de nuestro camino hacia la Soberanía Alimentaria (…) Debemos derrotar el modelo agrícola impuesto por las corporaciones del agronegocio que apoyado por los capitales financieros internacionales (…), es el principal responsable de las crisis alimentaria, climática, energética y de urbanización”.

El 17 de abril en conmemoración del Día Internacional de la Lucha Campesina y en consonancia con las conclusiones finales del VI Congreso, se realizó una marcha desde la Sociedad Rural Argentina, hasta la embajada de Estados Unidos.  En la sede porteña de los ruralistas se denunciaron las consecuencias del modelo del agronegocio en los pueblos rurales; y en la embajada estadounidense se realizó el acto de cierre que pretendió dar reconocimiento a las luchas campesinas en todo el continente, a la vez que cuestionó la injerencia norteamericana en Venezuela. Más de 3000 personas de toda Latinoamérica y el Caribe hicieron oír sus voces en las calles porteñas al grito de “alerta, alerta, alerta que camina, la lucha campesina por América latina”.

El debut electoral

El debut electoral

La Ley 26.774 de Ciudadanía Argentina, más conocida como la Ley del Voto a los 16, promulgada el 1 de noviembre de 2012, se verá reflejada en las urnas el próximo 26 de abril en las elecciones Primarias Abiertas Simultáneas y Obligatorias (PASO)  porteñas donde se elegirá a los candidatos de cada partido para los cargos a Jefe de Gobierno, Legisladores de la Ciudad y Comuneros de cada una de las 15 comunas que conforman la Ciudad Autónoma de Buenos Aires (CABA).

Malena Rosemberg, militante no agrupada del Centro de Estudiantes de la Escuela Superior de Comercio Carlos Pellegrini, considera que la ley del voto a los 16 “fue más una respuesta a una necesidad de los jóvenes de salir un poco de la militancia del Centro de Estudiantes, entender un poco más la política nacional y empezar a participar”. Cuenta que ya existía un número grande de chicos de 16 y 17 años organizados que militaban desde los Centros y que daban clases de apoyo y querían que se viera su militancia reflejada en las urnas.

En el mismo sentido, Verónica Lorenzo, Coordinadora de Parlamentos Juveniles del Mercosur del ministerio de Educación de la Nación explica: “Nosotros podemos definir desde el Ministerio de Educación que la sanción del voto a los 16 puso un piso a una ampliación de derechos que empezaba a ser una inquietud desde los jóvenes. Lo veníamos percibiendo a través de los foros de debate, del parlamento juvenil, de las reuniones de Centro de Estudiantes y varias cuestiones que veníamos trabajando. Estos debates constituían un tema de época con lo cual la ley vino a cerrar y a ponerle letra a la ampliación del derecho al voto”.

Con respecto a los cambios en la participación política de los jóvenes desde la sanción de la Ley de Ciudadanía Argentina, Rosemberg reflexiona sobre la necesidad de los jóvenes de prepararse más para la elección de un candidato. En lo personal asegura: “Todavía no sé a quién voy a votar, estoy en duda, estoy leyendo más el diario, buscando más información de cada uno en particular y no tan en general o tan cerrado en lo que es el ámbito del secundario”.

Si bien esta Ley amplía el derecho a voto de los ciudadanos desde los 16 años, por otro lado -según denuncian algunos jóvenes dirigentes- en ocasiones se ve limitada por acciones que el Gobierno de la Ciudad o las autoridades de los colegios ejercen sobre la actividad política dentro de los colegios secundarios.

Ignacio Ibáñez, militante del Partido Obrero y Consejero Graduado del CER (Consejo Escolar Resolutivo) de la Escuela Superior de Comercio Carlos Pellegrini denuncia en este sentido: «Hay una gran cantidad de trabas frente a las cuales se encuentran los compañeros secundarios para poder desarrollar las actividades políticas en los colegios, porque tanto las autoridades como incluso la propia burocracia sindical docente está en contra de la organización política de los chicos y bloquean el desarrollo de las actividades, principalmente porque el movimiento estudiantil secundario se ha organizado históricamente por sus propias reivindicaciones y esto no se le escapa a las autoridades de los distintos gobiernos que ha tenido la Ciudad”.

Soledad, presidenta del Centro de Estudiantes, Colegio Nacional de Buenos Aires.

Soledad, presidenta del Centro de Estudiantes, Colegio Nacional de Buenos Aires.

 

Por su parte, Sol Verónica Gui, militante de Oktubre (UJS/PO + Independientes) y Presidenta del Centro de Estudiantes del Colegio Nacional de Buenos Aires declara: “Los partidos políticos que se presentan en estas elecciones tienen que llevar a cabo una campaña al interior del movimiento secundario yendo a los colegios, piqueteando, pasando prensa, volantes, haciendo carteles, haciendo que las agrupaciones que integran los colegios traigan candidatos”. Y agrega que esta labor se dificulta porque “el macrismo lleva adelante una política de regimentación que impide a los partidos realizar actividades dentro de los colegios».

Desde la labor docente, Lucrecia Lobo, Profesora de la Escuela Nº 7 DE Nº 9, María Claudia Falcone, expone que existe un tema de temor dando vueltas. Al respecto opina que cualquier impedimento a la militancia dentro de los colegios secundarios depende de sus directivos y no tanto del Gobierno de la Ciudad: no está bien vista la militancia orgánica.

Desde el Centro de Estudiantes de la escuela donde trabaja Lobo, las actividades políticas, como pasar por las aulas, se realizan con total normalidad con la excepción de que algún directivo, bajo su libre criterio, decida su restricción en cualquier momento. Expresa que desde su experiencia no hay ningún tipo de censura y que la práctica política facilita la organización de los jóvenes.

Opina, de cualquier modo, que la mirada del Gobierno de la Ciudad incide pero que los estudiantes no se dejan amedrentar y piensa que cualquier restricción no tiene ningún asidero legal. Explica que el Gobierno porteño intentó, en algún momento, intervenir en la estructura de los Centros de Estudiantes pero no lo logró y que los jóvenes siguen con su estructura, con un Presidente y con la Asamblea, donde participan todos los jóvenes.

Ignacio Ibáñez, con respecto a las dificultades que encuentran los jóvenes militantes en su práctica política cotidiana expresa: “Es muy importante que en todos los colegios secundarios se pueda dar un debate profundo, real, de las alternativas políticas que se presentan en esta elección. Es importante que todos los jóvenes intervengan activamente, cosa que hoy es bloqueada por parte de las autoridades y por parte incluso del gobierno en los colegios».

Sol Verónica Gui denuncia además que en las elecciones se desarrolla una fuerte regimentación política del conjunto de los Centros de Estudiantes de toda la Capital, ya que “no sólo se aprobó el ‘0 800 buchón‘ -pese a que sea inconstitucional y básicamente permita a quién quiera, llamar anónimamente para denunciar que tal o cual militante desarrolla actividad política en los colegios- sino que no nos dejan pasar por cursos o pintar carteles, y las autoridades nos amenazan con sancionarnos».

Ya habiendo pasado por la experiencia del voto a los 16, y desde una militancia no partidaria, Paula García Strauss, de 18 años, se manifiesta a favor del voto joven, aunque confiesa que la sanción de la ley no influyó mucho en ella porque no tenía una posición formada ni una idea clara por quién votar dos años atrás. “A los 16 fui a votar, pero debo admitir que fui más por tener la experiencia de haber votado que por el interés en sí, no porque no me interesen las elecciones sino porque no tenía una idea específica de a quién votar y la militancia en sí no me interesa mucho”.

Estudiantes Colegio Nacional de Buenos Aires en asamblea.

Estudiantes Colegio Nacional de Buenos Aires en asamblea.

Piensa que la militancia es una práctica muy positiva para la juventud porque a través de ella se puede ejercer la toma de decisiones y la expresión del pensamiento propio, pero le molesta cuando ésta se convierte en un discurso de guión donde no cabe la crítica y se cae en el fanatismo: “Prefiero militar a través del arte que es lo que hago, que es otra forma”.  Sin embargo, cuenta que en sus compañeros que militaban partidariamente la Ley resultó significativa: “Para ellos fue un cambio porque eran militantes y tenían una idea bien formada, les interesaba formar parte de la democracia y decidir quién podría estar en el gobierno”.

En este sentido, García Strauss observa que la Ley es optativa justamente para que los jóvenes que militan puedan expresar sus ideas en las urnas. “Hay jóvenes que eligen vivir su vida militando y pensando en la política y hay jóvenes que eligen posponerlo para cuando supuestamente sean adultos, es darle la oportunidad a esos jóvenes que eligen vivir su juventud de esa forma”.

Por su parte, Malena Rosemberg deja ver algo de la implicancia de la Ley en la actitud de aquellos jóvenes que no militaban o no les interesaba el Centro de Estudiantes a través de la experiencia con sus propios compañeros: “Ahora que tienen que votar, si lo hacen, lo van a hacer porque les parece que es algo que está bueno para el país y tienen inquietudes más grandes, preguntan, ya no les causa tanto rechazo”.

La funcionaria Verónica Lorenzo agrega que dentro del Ministerio, si bien no hay un programa específico relacionado con el voto a los 16, sí se tomaron el trabajo de incluir componentes que dieran a conocer la Ley mediante cuadernillos, talleres, acciones concretas y espacios de debate propiciados por el Ministerio, así como también la Ley de Centro de Estudiantes. “Nosotros sentimos como Estado que debemos acompañar y hacer visibles estas dos leyes para que los jóvenes puedan tomar sus propias decisiones, más allá de los colores políticos, pero que definan con conocimiento de causa la decisión que van a tomar. Y en vista del crecimiento en el ejercicio democrático que han tenido nuestros chicos, creemos que ellos pueden decidir a quién votar. El debate que se viene y que ellos están proponiendo en este momento es que también tienen derecho a ser elegidos. Un desafío que se dará en los debates venideros”.

Sin duda, la ley del voto a los 16 amplió la participación política de los jóvenes que ya militaban en los colegios secundarios pero también generó un espacio de debate entre los que no lo hacían, además de promover desde el Estado una campaña de concientización ciudadana en el conocimiento de sus derechos políticos que ha logrado un alto nivel entre los jóvenes. Este domingo 26 de abril será el comienzo desde la Ciudad de un agitado calendario electoral que dará a conocer si la participación joven hará o no la diferencia.