Ago 25, 2015 | inicio
Con el objetivo de celebrar sus primeras tres décadas de vida, la Carrera de Ciencias de la Comunicación de la UBA organizó, la semana pasada, el Congreso Latinoamericano de Comunicación “30 años de Itinerarios Intelectuales”. Participaron docentes, estudiantes, graduados e investigadores que ofrecieron más de cuatrocientas ponencias académicas y decenas de presentaciones de libros, paneles de debates, videoconferencias, proyecciones y muestras de teatro, danza y poesía. Hubo homenajes a los profesores fundadores, invitados extranjeros y una prolífica Feria de Editoriales Independientes que se extendió en la planta baja del edificio de la Facultad de Ciencias Sociales.
El Congreso – que contó con el apoyo del Ministerio de Cultura, la Defensoría del Público y la Facultad de Ciencias Sociales- cerró sus actividades con un panel realizado el pasado viernes en el auditorio Roberto Carri. Allí expusieron Florencia Saintout, decana de la Facultad de Periodismo y Comunicación Social de la Universidad Nacional de La Plata; Jorge Calzoni, rector de la Universidad Nacional de Avellaneda y presidente del Consejo Interuniversitario Nacional; el docente de la UBA y de la Universidad Nacional de Lomas de Zamora, Gustavo Bulla; y el anfitrión del encuentro, Diego de Charras, director de la carrera de Ciencias de la Comunicación de la UBA.

Saintout abrió el debate y resaltó la importancia de la construcción colectiva que llevó adelante el Congreso. Después valoró la institucionalización de los estudios de la Comunicación que se llevó a cabo en toda la región en los últimos 30 años. “Ahora estamos diseñando las próximas tres décadas. Formamos parte de un momento en el que muchos de nosotros sentimos que la historia no solo no se acabó sino que podemos tocarla y está en nuestras manos”, señaló la decana y propuso como ejes para pensar el futuro universitario los conceptos de soberanía, intervención, acceso y masividad. Además, propuso la defensa de la educación superior como un derecho humano. “La universidad –completó- no solo debe ser pública sino también popular, distinta a la que hoy tenemos, tiene que estar en constante transformación a partir de las necesidades del pueblo”.

«La universidad no solo debe ser pública sino también popular, distinta a la que hoy tenemos, tiene que estar en constante transformación a partir de las necesidades del pueblo”, Florencia Saintout.
La decana platense también reafirmó la necesidad de aplicar la Ley de Servicios de Comunicación Audiovisual. “No estamos hablando solamente de medios de comunicación –argumentó-, estamos en un contexto político-histórico en el que los grandes opositores de los gobiernos populares que han hecho tremendas transformaciones en todas nuestra región aparecen travestidos de medios de comunicación. Debemos tener en claro para quiénes y también contra quiénes investigamos”.
A continuación, Calzoni recorrió los cambios que se dieron en las universidades desde la creación de la Carrera de Ciencias de la Comunicación, que coincidió temporalmente con el retorno de la democracia. Mencionó las profundas transformaciones en los modos de vivir y leer la realidad. En ese contexto, mencionó la necesidad de las nuevas alfabetizaciones, la digital y la mediática.
Bulla, por su parte, también marcó como un hito la sanción de la Ley de Servicios de Comunicación Audiovisual. Reveló que tuvo el privilegio de participar coordinando más de veinte foros de discusión, muchos de ellos en las universidades públicas. Así, se encargó de condensar en este hecho la importancia de estas instituciones en la historia del país. En ese sentido, resaltó la creación de catorce nuevas universidades que devolvieron la idea de un horizonte posible a las nuevas generaciones. “Ya no hay vuelta atrás”, sentenció.

Diego Rosemberg, coordinador de ANCCOM, participando del panel «Noticias, periodismo y universidad».
El último orador, Diego De Charras, director de la carrera, más que cerrar el congreso abrió un debate: “¿Hacia dónde vamos?”, inquirió. Tras rescatar las posibilidades que brinda el nuevo edificio y la recientemente aprobada modificación del plan de estudios, respondió él mismo a su pregunta: “Estamos yendo en dirección a saldar este reclamo histórico que se le hace a la Carrera de Comunicación en la UBA acerca de la falta de práctica –subrayó-. Y pasamos de una práctica de formación a una de producción, que ya empieza a ser autónoma de la formación curricular”.
En este sentido, De Charras resaltó la importancia de la reciente puesta en funcionamiento de ANCCOM, la Agencia de Noticias de Ciencias de la Comunicación, a partir de marzo de 2015, vinculada con las exigencias del nuevo plan de estudios y con un contexto que reclama también un nuevo rol a la Universidad: “No sólo se trata de pensar sino de actuar críticamente en la práctica de los medios”, señaló.

Alerta Pachuca en el cierre del Congreso Latinoamericano de Comunicación.
Ya fuera del estrado, De Charras confirmó que, en poco tiempo más, se sumará a ANCCOM la producción radial de Planeta Sociales, una agencia de publicidad de la Carrera y otra de producción de prácticas comunicativas en organizaciones sociales. “Hay una dinámica de ponderación de la acción y de la participación en la producción que ya no tiene vuelta atrás. Ya no se trata solo de pensar y me parece maravilloso”, concluyó el director de Ciencias de la Comunicación antes de ir a escuchar a Alerta Pachuca, la banda que cerró con música y baile los festejos de cumpleaños universitario.
Ago 4, 2015 | destacadas
El quad rugby llegó a la Argentina en 2005, luego de una clínica realizada por jugadores de EE.UU en el partido bonaerense de Ezeiza. Este deporte, nacido en Canadá a fines de los ´70 y originalmente llamado “murderball” (balón asesino), es practicado tanto por hombres como mujeres que tienen distintos grados de cuadriplejia. En nuestro país son cuatro los equipos que lo juegan y en ellos se formaron los jugadores del seleccionado que del 7 al 15 de este mes intentarán acceder al podio en la máxima competencia continental para atletas con discapacidad.
Fernando Cañumil es jugador del club Tigre y también del equipo nacional. “Yo era buzo de prefectura y me accidenté rescatando a unos pibes que se estaban ahogando el 24 de diciembre de 2002”, cuenta. Muchos de quienes practican este deporte no habían tenido contacto con el rugby antes de sus lesiones. “Luego de rehabilitarme, conocí este juego en 2008 a través de un vecino que era cuadripléjico y lo practicaba. Y ya al año siguiente participé en mi primer torneo con el seleccionado”, agrega Fernando, que fue uno de los creadores de Tigre, nacido en 2009. Hasta entonces, había solo un equipo de quad rugby: Buitres, también de la Provincia de Buenos Aires. Hoy, ya existen otros dos equipos, Dogos de Córdoba y CILSA de Santa Fe, mientras que en vías de desarrollo y consolidación están los representativos de Mar del Plata y Tucumán.

Nicolas Stuppenengo, Fernando Pantin, Juan Foa, Daniel Viega y Ezequiel Ferreira practican rugby.
En lo que respecta a las competencias internacionales, la selección argentina participa oficialmente desde el año 2008. Hasta la fecha, nuestro país ha actuado en varios torneos internacionales con muy buenos resultados. Uno de los más destacados fue el Panamericano de Buenos Aires 2009, que otorgaba tres plazas al Mundial de Vancouver del año siguiente. Al competir con selecciones de mucha más experiencia y desarrollo, como las de EE.UU y Canadá, la Argentina debió disputar la última plaza en un mano a mano contra Brasil. El partido se disputó en el estadio del CENARD “Romero Brest”, a capacidad colmada, con un público que nunca dejó de alentar. Argentina finalmente ganó y se clasificó por primera vez a un mundial de esta especialidad.
Para poder jugar quad rugby, los atletas deben manifestar alguna discapacidad que afecte tanto miembros superiores como inferiores. La mayoría de los atletas tiene lesiones medulares, pero hay otros deportistas con una amplia variedad de condiciones médicas. Los jugadores son clasificados según la funcionalidad en sus cuatro miembros, y se les asigna un puntaje que va de 0.5 (la funcionalidad más baja) a 3.5 (la más alta).
El juego es muy dinámico, con cuatro jugadores por equipo y con cambios ilimitados. Los conceptos que más toma del rugby son dos: el golpe (los choques) y el espíritu de equipo. Se juega en una cancha de medidas similares a las del básquet, con un balón muy parecido en cuanto a peso y tamaño al del vóley, en cuatro cuartos de 8 minutos cada uno. El objetivo principal es llegar con posesión de la pelota hasta la línea de fondo del equipo rival para anotar un punto.
La pelota debe ser picada al menos una vez mientras se traslada y hay una determinada cantidad de segundos disponibles para cruzar la mitad de la cancha y, luego, para anotar un punto. No se permite el contacto físico, pero si el impacto entre las sillas de ruedas, que a diferencia de las convencionales, son más robustas y especialmente acondicionadas para la práctica de este deporte.
Federico Menini es rugbier convencional, juega en la primera división del Club Manuel Belgrano y además es el director técnico de la selección argentina de quad rugby. “Yo entré a desempeñarme en el servicio nacional de rehabilitación, que trabaja con distintas organizaciones deportivas. Una de ellas es la Fundación Rugby Amistad, mediante la cual pude conocer y acercarme a los chicos del quad rugby. Al principio me acerqué por curiosidad, para saber de qué se trataba, ayudarlos a cambiarse, a dirigir los entrenamientos, también fui preparador físico del equipo”, explica.
Según Menini, hay grandes perspectivas del crecimiento de este deporte en nuestro país: “Hoy hemos evolucionado bastante, incorporamos tecnología en lo que respecta a sillas especiales que hemos traído desde Estados Unidos gracias a la ayuda del ENARD, el Ente Nacional de Alto Rendimiento Deportivo”.
En un futuro próximo, Menini espera que el deporte siga creciendo y pueda consolidarse a nivel nacional con la creación de ligas locales. En este sentido, Brasil es un modelo cercano a copiar, donde ya cuenta con la formación de una liga local y también ha recibido un gran impulso económico a partir de la proximidad de los próximos Juegos Olímpicos, en Río 2016.

El quad rugby llegó a la Argentina en 2005, luego de una clínica realizada por jugadores de EE.UU en el partido bonaerense de Ezeiza.
“No es fácil que las personas con lesiones en sus cuatro miembros quieran practicar deportes.Se trata de gente que muchas veces se termina quedando en su casa, no sale por las barreras arquitectónicas que hay en la ciudad”.
El seleccionado argentino, que durante el año entrena tres veces por semana en la sede del Servicio Nacional de Rehabilitación, debutará en los Parapanamericanos de Toronto el sábado 8 contra Estados Unidos. Su segunda presentación será el domingo 9, ante Chile. La tercera fecha será contra Canadá, el lunes 10, mientras que el martes 11 se enfrentará ante Brasil. La quinta y última fecha será al día siguiente, con el duelo Argentina-Colombia. El jueves 13 se jugarán el partido por el quinto puesto y las semifinales, mientras que el viernes 14 se disputarán el encuentro por el tercer puesto y la final.
Actualización 05/08/2015
Jul 29, 2015 | destacadas
Luego de las elecciones porteñas del pasado 5 de julio, la Comuna 9 de la Ciudad de Buenos Aires pasó a llamarse Lisandro de la Torre, el nombre del senador santafesino que se atrevió a denunciar desde su banca las condiciones desventajosas del intercambio de carnes argentinas del polémico pacto Roca-Runciman. El mismo nombre que también bautizó al mítico frigorífico de Mataderos que en el año ´59 fue tomado por sus trabajadores en un verdadero punto de inflexión de la lucha del movimiento obrero contra las políticas de ajuste.
La historia detrás de la decisión colectiva de los vecinos de Mataderos, Liniers y Parque Avellaneda -los tres barrios que técnicamente integran la Comuna 9 y dieron un aval inequívoco al cambio de nombre- tiene mucho de desconocido y sienta un precedente para la historia cívica de la Ciudad de Buenos Aires.
La Ley Orgánica de Comunas, sancionada en 2005, incentiva la descentralización para lograr una mayor participación, promover el desarrollo de una democracia directa y fortalecer la colaboración de la ciudadanía. Entre los mecanismos de participación ciudadana que contempla la norma figuran la audiencia pública, la iniciativa popular, el referéndum y la consulta popular. La Comuna 9 es la primera en ejercer ese mecanismo a pesar de que ya pasaron cuatro años desde que asumieron las primeras juntas comunales.

Basta poner un pie en Mataderos para darse cuenta de que el flamante nuevo nombre de la comuna está íntimamente ligado con la historia de la zona y, sobre todo, de este barrio trabajador. En la esquina de la Avenida Lisandro de la Torre y José Enrique Rodó se puede ver una multitud en constante ir y venir, muchas personas vestidas completamente de blanco y con grandes manchas de sangre en su ropa. Casi todos los que circulan trabajan en oficios relacionados a la explotación de la carne y el barrio se reparte entre frigoríficos y carnicerías. Todos parecen estar inmersos en el intenso día de trabajo.
En esa misma esquina del barrio también se improvisa una feria que mezcla y superpone la verdulería con el bazar y hasta la marroquinería. Los frigoríficos son la fuente de ingresos directa o indirecta para todos, el oficio que le da vida a la zona y también forma parte de la identidad de los vecinos.
La ley 1.777 que rige el funcionamiento de las comunas prevé en su artículo sexto que cada jurisdicción tendrá una denominación numérica hasta tanto los electores definan su nombre mediante consulta popular convocada por la Junta Comunal. Los comuneros consagrados en las elecciones de 2011 tenían entre sus metas políticas la de avanzar con esos nuevos ¿bautismos? La Comuna 9 fue la primera en saldar la deuda.

Hernán Míguez, comunero saliente del Frente para la Victoria (FPV) e impulsor del cambio de nombre, traza la genealogía de la iniciativa que logró la adhesión del 79,80 por ciento de los vecinos que fueron a las urnas en la primera vuelta de los comicios de la Ciudad. “Una de las cosas que debíamos hacer los primeros comuneros era ponerle nombre a la comuna y elegir un escudo y la bandera. Esa era nuestra premisa. En marzo llevamos la propuesta al Tribunal Superior de la Justicia de la Ciudad para cumplir con ese viejo objetivo”, recuerda.
El trámite no fue sencillo. Según Míguez, existieron intentos del macrismo para evitar la consulta. “Desde el PRO empiezan a presionar (el flamante jefe de Gobierno electo, Horacio) Rodríguez Larreta y (el secretario de Atención Ciudadano, Eduardo) Macchiavelli al presidente de la comuna (Néstor Dinatale) para que no hagamos la consulta”, subraya.
Uno de los supuestos principales argumentos del PRO era que la categoría adicional para definir el cambio de nombre podía derivar en una confusión para los electores en el promocionado debut de la aplicación de la boleta electrónica.

La oposición sospechó otras razones. “Lo que no querían era lo que iba a venir después. Acá, en la Ciudad de Buenos Aires, la última consulta popular que hubo fue en 1984 por el conflicto del Canal de Beagle, se votó por el sí o por el no, entonces esto dejaba un precedente: los juntistas podemos convocar a una consulta popular para definir un tema”, afirma el delegado del FPV.
¿Qué temas pueden llevar a una consulta popular? Eso dependerá de cada barrio y está en el corazón de los ya nombrados objetivos de la división en comunas: el aumento de participación y la descentralización de la gestión política de la Ciudad. “Acá, por ejemplo, está abierto el debate del Mercado de Hacienda, si vamos a trasladarlo a la provincia; también la discusión sobre el destino de los terrenos del ferrocarril en Liniers ¿Qué vamos a hacer? Todos los temas latentes de todas las comunas pueden ser motivo para convocar a una consulta popular”, señala Míguez.
Y agrega: “El Ejecutivo de la Ciudad miente cuando dice que quiere descentralizar; quieren definir todas las cosas ellos. Al haber una consulta popular después de 21 años dejaste un precedente. Queríamos ponerle un nombre, era nuestra tarea. También dejar constancia que para cualquier problema que tenga esta comuna los vecinos lo pueden elevar a la Junta Comunal y que la Junta puede impulsar una consulta popular, no que estemos discutiendo en foros vecinales qué hacemos con esto o lo otro y quede en la nada”.

ANCCOM contactó a los representantes comunales del PRO, pero no obtuvo ninguna respuesta sobre las acusaciones de un supuesto boicot al proceso de participación ciudadana.
La elección del nombre tiene recorrido propio. Aunque integra a los barrios de Mataderos, Parque Avellaneda y Liniers, los impulsores del cambio nunca dudaron de jugarse por la denominación de Lisandro de la Torre. “No hay un hecho más histórico en esta Comuna, en este barrio, de lo que significó el Frigorífico Lisandro de la Torre, fue un hecho muy importante para la Comuna. La lucha de los trabajadores marcó la acción colectiva para defender el patrimonio nacional, fue histórica, marcó un hito”, subraya.
El frigorífico Lisandro de la Torre fue estatizado por el presidente Juan Domingo Perón durante su primera presidencia y bautizado así en nombre del senador que fundó el Partido Demócrata Progresista. Pero el cambio de nombre va más allá: es además un homenaje a los trabajadores que lucharon en contra de la privatización del establecimiento con la toma del año 1959, durante el gobierno de Arturo Frondizi y como un preámbulo de la plena aplicación del Plan Conintes que luego amenazaría a miles de trabajadores. Todo un símbolo.

Hoy, cerca de donde funcionaba el frigorífico que terminó de dar sentido a la historia del cambio de nombre, resuena la frase de un graffitti callejero: “República de Mataderos: Bienvenido”.