«Vamos a asegurar que ningún compañero quede en la calle»

«Vamos a asegurar que ningún compañero quede en la calle»

Trabajadores del Ministerio de Trabajo de la Nación, junto con gremialistas de la Asociación de Trabajadores del Estado (ATE), se movilizaron este viernes para realizar un “ingreso masivo” al edificio sobre la Avenida Alem, como forma de protesta ante los nuevos despidos dispuestos por el gobierno de Mauricio Macri. El objetivo –dicen- es “que ningún trabajador quede en la calle”.

Pasadas las 10 de la mañana, la junta interna de ATE-Trabajo pidió a sus compañeros que fuesen ingresando en grupos de a diez personas, para luego realizar una asamblea en el hall del edificio. En la vereda de enfrente, una fila policial observaba, intimidante, la movilización. Si bien hubo algunos forcejeos, los trabajadores pudieron entrar en su totalidad y de manera pacífica. Ya dentro del Ministerio, cerca de mil personas participaron de la asamblea en la que se decidió pedir el diálogo con los funcionarios y continuar con las medidas de fuerza en contra de los despidos.

Cerca de mil personas participaron de la asamblea en la que se decidió pedir el diálogo con los funcionarios.

Sebastián Scarano, delegado de la junta interna, contó a ANCCOM: “Nos dirigimos al piso del Jefe de Gabinete, Santiago Leguizamón, pero no se presentó. Nos dijeron que estaba en una reunión y también dijeron que el ministro (Jorge) Triaca se había ido a la Casa Rosada.  Fuimos atendidos por Esteban Echeverri, un funcionario de confianza del ministro. No nos dio mayores precisiones acerca de los despidos, ni siquiera quiso avanzar en decirnos cuál era la cantidad de trabajadores cesanteados. Solo tomó nota y nos dijo que regresemos en una hora.”

Tras esa breve reunión, los delegados retornaron a la asamblea, que resolvió continuar con las medidas de fuerza. “A la hora volvimos a reunirnos con Echeverri, no nos dijo que accedía a reincorporar a los trabajadores, pero sí que el ministro iba a designar una persona de su confianza, con autoridad política para revertir esta situación, y que nos íbamos a reunir con él para empezar a discutir cuál será la solución”, resume Scarano.

«Nos dijeron que el ministro iba a designar una persona de su confianza, con autoridad política para revertir esta situación», resumió el delegado de la junta interna de ATE, Sebastián Scarano.

Los trabajadores desconocen cuál es la cifra exacta de despedidos, pero los delegados creen que además de los 30 trabajadores cesanteados a principio de año, ahora se sumarían unos 250: “En la sede central no tenemos el numero a ciencia cierta, porque parte de la estrategia de las autoridades es no informar absolutamente nada”, dijo Hernán Izurieta, también delegado de la Junta Interna. Scarano completa: “Pensamos que la respuesta que nos van a dar dependerá del nivel de movilización de los trabajadores, y hoy demostramos que fue verdaderamente contundente. El Ministerio estuvo absolutamente parado y los trabajadores aguantaron todo el día firmes, manifestándose”. Luego concluyó: “Somos conscientes de que esta política de despidos masivos, que lleva adelante este gobierno, tiene por objetivo a todos los trabajadores, no solo a los estatales. Esto queda claro porque ya hubo 30 mil despidos en el Estado pero en el ámbito privado son 80 mil. Claramente, como dijo el ministro de Economía, quieren que dejemos de discutir salarios para que discutamos puestos de trabajo. No vamos a aceptar ese chantaje, nosotros vamos a asegurar que ningún compañero quede en la calle”.

«El Ministerio estuvo absolutamente parado y los trabajadores aguantaron todo el día firmes, manifestándose», declaró Scarano.

Por último, los trabajadores reunidos en la asamblea, decidieron volver a convocarse el lunes próximo para establecer cómo continuar con las medidas de fuerza.

Actualizado 2/04/2016

Vigilia por la cultura del trabajo

Vigilia por la cultura del trabajo

Hoy vencen los contratos de más de 65 mil trabajadores de todas las áreas del Estado y hay inquietud acerca de cuántos de aquellos serán renovados o pasarán a formar parte de la gran cantidad de despedidos contabilizados desde diciembre. Por esa razón, y en defensa de los puestos laborales, la Asamblea de Trabajadores Autoconvocados de Cultura de la Argentina (ATACA) realizó anoche una jornada de vigilia, que se extendió desde las 20 hasta la 1 de la madrugada. El encuentro se llevó a cabo en Plaza de Mayo, frente al Cabildo de la Ciudad de Buenos Aires, contó con una buena presencia de concurrentes.

La tela gigante desplegada, sobre la calle Bolívar, con la leyenda “La cultura no se achica – Todos somos cultura” condensó las consignas de esta reunión: el cese de los despidos y la reincorporación de las personas echadas, la finalización de la precariedad laboral, el pase a planta permanente de todos los precarizados y la convocatoria inmediata a paritarias para todos los trabajadores de la administración pública nacional y provinciales.

Verónica Jeria pertenece a la Asociación de Trabajadores de Museos. Ella explica que, frente a la poca confiabilidad de la información oficial, ATACA comenzó a recolectar datos sobre el verdadero estado de situación de los trabajadores de la administración pública vinculados al área de cultura en todo el país. Conforme a los datos de los miembros de ATACA consultados por ANCCOM desde enero se despidieron a 500 trabajadores del área de Cultura, de los cuales 200 han podido ser reincorporados.

Unas 140 personas han sido cesanteadas de las funciones que cumplían en distintos museos nacionales, 26 de los cuales pertenecían al Programa Ronda Cultural del Centro Cultural Néstor Kirchner, quienes trabajaban en visitas en distintos establecimientos. De estos 140 se ha logrado la reincorporación de 70 compañeros. En el Museo Malvinas hubo 11 reincorporados de las 12 personas que habían sido cesanteadas. Asimismo, han sido dejados sin su fuente laboral trabajadores de los museos Histórico Nacional, Evita, Mitre, Sarmiento, Arte Decorativo, Bellas Artes y Malvinas e Islas del Atlántico del Sur (que funciona en la ex-ESMA).

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En la provincia de Córdoba se han detectado siete despidos en el Museo Nacional Estancia Jesuítica de Alta Gracia y Casa del Virrey Liniers y en la Estancia de Jesús María – Museo Jesuítico Nacional. En Entre Ríos, hubo tres despidos y una reincorporación. En San Juan, reincorporaron a uno de los tres despedidos de la Casa Natal de Sarmiento, que depende del Ministerio de Cultura nacional.

También han sido desmantelados distintos programas que se desarrollaban dentro de la órbita del Ministerio de Cultura de la Nación. Entre ellos, se cuentan cinco trabajadores despedidos en la Comisión Nacional de Bibliotecas Populares, de los cuales se ha podido lograr que cuatro trabajadores retornaran a sus puestos. En tanto, en la Dirección Nacional de Música fueron afectados docentes que dictaban talleres para la comunidad. En tanto, en el Palais de Glace se contabilizaron tres despidos y en la Biblioteca Nacional y en el Museo del Libro y de la Lengua 240 personas quedaron sin trabajo la semana pasada. El recorte de personal también se trasladó a las dependencias del Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires, entre ellas, a la del Centro Cultural Recoleta.

A partir de la aplicación del decreto 227/2016, el Ministerio de Modernización nacional tiene la facultad de renovar o prorrogar contratos según la Ley de Regulación del Empleo Público Nacional. A su vez, desde que rige el 24 de diciembre pasado el decreto 254/2015 (llamado Ley Marco) se les permite a los ministros y a otros altos funcionarios estatales de la Nación revisar los contratos firmados entre 2013 y 2015, y eventualmente despedir al personal designado bajo las figuras de “locación de obra y/o servicios” y “contratados”.

Vigilia de trabajadores del Ministerio de Justicia y Derechos Humanos de la Nación.

Vigilia de trabajadores del Ministerio de Justicia y Derechos Humanos de la Nación.

Laura, presente en la vigilia, cuenta que hace siete años que trabaja en sitios de Memoria, que dependen del Ministerio de Justicia de la Nación a través de la Secretaría de Derechos Humanos. “La situación de los trabajadores y trabajadoras siempre fue de mucha precarización laboral. Pero ahora estamos más vulnerables con la firma del decreto de necesidad y urgencia de diciembre Ley Marco. Se habla de que se estaría por firmar con el Estado contratos por tres meses más y eso sería parte de una política de despido por goteo para evitar una gran confrontación”, remarca.

“En la administración pública nacional hay cerca de 450 mil empleados; poco más de 200 mil son fuerzas de seguridad, y de los 200 restantes hay 95 mil en estado de precarización laboral”, denuncia Verónica Jeria.

La Asociación de Trabajadores del Estado (ATE) es una de las tantas organizaciones y agrupaciones que integran ATACA. Nicolás Rodríguez Saá, delegado gremial de la Junta Interna del Ministerio de Cultura de Nación, afirmó que se ha querido imponer el estigma a través de la figura del “ñoqui”, pero “la realidad es que la mayoría de los estatales vamos a trabajar todos los días y se nos puede ver la cara en los distintos organismos”. Asimismo, señaló que está abierto un canal de diálogo con funcionarios del Ministerio de Modernización Nacional debido a que “estas medidas ayudan a visibilizar que estamos en plan de lucha y que tienen la obligación de sentarse a negociar”. En tanto, a 300 metros del Cabildo porteño, otro grupo de integrantes de ATE hacían su propia vigilia donde funciona el Ministerio de Justicia y Derechos Humanos de la Nación, Sarmiento 329.

El ex diputado Luis Zamora acompañó durante un par de horas a la vigilia enfrente del Cabildo, que iluminó los canteros de la plaza con candeleros de plástico reciclados. “A pesar del ocultamiento de los grandes medios, a pesar de la traición de la dirigencia sindical y a pesar del vacío de la resistencia política, el pueblo está peleando cómo puede, porque no hay convocatoria de las organizaciones de las cuáles cree. Por eso hay que iniciar un período de lucha y construir un poder desde abajo, y nos vamos a dar cuenta que el Gobierno no tiene el poder que pretender ostentar”, señaló el líder de Autodeterminación y Libertad.

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Clara, asistente a la vigilia, fue despedida en enero y reincorporada en marzo a las funciones que cumple en el Museo Nacional del Cabildo y la Revolución de Mayo. “Esto tiene que promover el encuentro y la articulación con otros trabajadores de la cultura que se encuentran en conflicto, así cada uno cuenta su situación”, comenta Clara. Otro caso de una persona reincorporada a partir de la lucha es el de Gabriela Inés, que se desempeña como secretaria en la Escuela Nacional de Museología (ENaM). Ella y un compañero fueron reincorporados debido a las jornadas de protesta de ATACA y a la contribución de la secretaria académica de la ENaM Marcela Asprella.

ATACA está integrada por trabajadores de museos nacionales, universitarios y de otras jurisdicciones; por institutos de investigación; y por programas, áreas y organismos que se encuentran en la órbita del Ministerio de Cultura de la Nación. Surgió durante la primera semana de febrero en respuesta a los despidos masivos de fines de enero implementados, en el sector de la cultura, por parte del nuevo Gobierno Nacional a través de su ministerio. Jeria, que trabaja en el Museo de Etnografía de la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad de Buenos Aires, lo define como un “espacio abierto y participativo que espera sumar muchos más trabajadores que todavía no se han enterado de este espacio”.

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Los trabajadores en estado de vigilia en defensa de sus derechos laborales fueron acompañados, a los largo de la noche, por expresiones culturales de artistas que quieren visibilizar la protesta de la ATACA. El disc jockey Villa Diamante empezó a manejar el clima musical, desde su teclado, con versiones diferentes de temas conocidos de Babasónicos, Fito Páez y de la banda del Indio Solari, mientras se proyectaban videos en una pantalla. A las 21 hizo su show, entre melódico y potente, el cantautor Gabo Ferro. Le siguió la enmascarada Sofía Viola y sus sencillas y bellas canciones, y más tarde retumbó la orquesta de tambores Stacatto, que hizo temblar a los edificios históricos que rodean la plaza. Hacia el cierre de la vigilia Informe Bancario realizó una intervención artística.

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Bajo un cielo descubierto sobre sus cabezas, los autoconvocados por la cultura y el trabajo levantaron bien alto sus velas, en una noche desmigajada en puntitos de luz, con la esperanza de que su lucha los mantenga organizados y en posesión de sus fuentes laborales.

Actualizado 31/03/2016

 

Derechos humanos ayer y hoy

Derechos humanos ayer y hoy

Al conmemorarse los 40 años del último golpe militar y ante una multitud, Madres y Abuelas de Plaza de Mayo junto a hijos, nietos, hermanos y otros familiares de desaparecidos leyeron de manera coral un documento muy crítico con la política de derechos humanos que desarrolló el macrismo en sus primeros cien días de gobierno. Subrayaron que la militante social Milagro Sala es una presa política, repudiaron el Protocolo de Seguridad que busca limitar la protesta social, señalaron que los despidos masivos atentan contra el derecho humano al trabajo, denunciaron la represión con balas a trabajadores y a una murga integrada por niños, recordaron que tras sendos fallos judiciales ahora hay que salir a la calle con documentos y que las fuerzas de seguridad pueden utilizar pistolas Tasser, condenadas internacionalmente por ser considerados elementos de tortura. El pronunciamiento cuestionó también el retorno de la Teoría de los Dos Demonios y exigió, además, la renuncia inmediata del ministro de Cultura de la Ciudad, Darío Lopérfido, quien intentó restarle magnitud al terrorismo de Estado con sus declaraciones públicas. Como cada 24 de marzo, la lectura finalizó con el grito colectivo que retumbó en todo el Centro porteño: “30.000 detenidos desaparecidos, presentes”.

Desde el mediodía, distintas agrupaciones y organizaciones fueron llenando las calles y avenidas que rodean la Plaza de Mayo. Organizaciones de derechos humanos, agrupaciones sindicales, partidarias, sociales, barriales, estudiantiles y culturales, llegaban con banderas, remeras y bombos a sus lugares de encuentro, pautados entre la Avenida de Mayo, la Avenida Belgrano y la 9 de julio. Por la mañana, el presidente de Estados Unidos, Barack Obama, de visita en nuestro país, asistió al Parque de la Memoria, en Belgrano, a un acto organizado por el presidente Mauricio Macri. Obama aseguró que “existen polémicas sobre el rol de EE.UU, y es algo que se está trabajando”. Ante la ausencia de los referentes de derechos humanos, y la vaguedad del enunciado, la movilización de esta tarde también se transformó como una respuesta a ese mensaje.

Además de los militantes, y de los que iban con su agrupación o partido, estaban aquellos que decidieron estar presentes por su cuenta, con sus familias o amigos. Los que llevaban en sus remeras las fotos de sus familiares desaparecidos, los que llevaban a sus hijos para transmitirles la importancia de “no olvidar”, y los que, acostumbrados a vivir con miedo, se emocionaban al ver a la juventud militante.

Sebastian Garcia, con su esposa e hija.

Sebastian Garcia, con su esposa e hija.

Las Abuelas y las Madres de Plaza de mayo estaban presentes, como hace 40 años, en las calles. Junto a una larga bandera con las fotos de todos los jóvenes desaparecidos, estuvieron hasta las tres de la tarde sobre la Avenida de Mayo, y al comenzar la marcha subieron a una camioneta que las llevó hasta el escenario en el centro de la Plaza, porque sus piernas, ya no les permiten caminar. Durante la espera, una mujer observaba desde la vereda con su beba en brazos: “Estamos en un momento difícil del país, y siento como que todo esto se olvida. Entonces no queremos eso, no queremos que se olviden que hubo 30.000 desaparecidos, y que existieron”, dijo Mariana Bouzada. Luego se acercó su marido con su otro hijo de unos 5 años y Bouzada recordó: “Cuando yo era chica, mis padres en mi casa comentaban algunas cosas, pero en general se hablaba poco. En el colegio ahora se involucran más, los docentes están más involucrados, la familia se involucra más”.

Ya iniciada la movilización, un hombre canoso, de la mano de su mujer y junto a su hija adolescente, caminaba llevando en su remera la foto de un hombre en tono sepia: “Silvano José García era mi papá, era delegado en la Granja San Sebastián de Pilar”, dijo orgulloso, Sebastián Andrés García. Cuando su padre desapareció, Sebastián tenía 4 años, y no le quedó ningún recuerdo. Durante muchos años no se interesó por saber lo que había pasado. “Fue duro, recién cuando nació mi hija y quiso saber del abuelo, fue cuando realmente empecé a tomar conciencia y a involucrarme con los temas de derechos humanos”, aseguró, y admitió estar “arrepentido por haber perdido esos años”. A diferencia de García, Mónica Aguilera tenía 15 años cuando su hermano desapareció en 1978, durante el Mundial: “Salió de casa a juntarse con unos amigos para estudiar, porque tenía al otro día un examen, un domingo a las 3 de la tarde, y nunca más apareció”, dijo la mujer que llevaba una foto en sus manos. Desde ese momento toda la familia lo buscó incansablemente. Su madre falleció hace 12 años sin saber lo que pasó.

Marcha por la memoria, la verdad y la justicia , 24 de Marzo de 2016

Entre cánticos y bombos, las calles y veredas se fueron apretando. Para las cinco de la tarde la Plaza estaba colmada, y aún faltaban las columnas de La Cámpora, Nuevo Encuentro, Miles y otras agrupaciones que esperaban desde la 9 de Julio. Frente a la multitud que continuaba llegando, las calles paralelas internas se volvieron más accesibles. En una de esas veredas, un hombre de 39 años jugaba con su hijo con una bandera argentina. Los dos llevaban la misma remera con un dibujo “anti-derecha”: “Mi hijo es la primera vez que viene a una marcha del 24, pero nosotros, con mi mujer, generalmente venimos. Nosotros nacimos en plena dictadura, y el recuerdo que tenemos es el que nos transmitían nuestros padres, momentos de horror que nadie desearía que volvieran a pasar”, contó Martín Casabelos.

Más adelante, tres amigos que iban conversando, llevaban colgadas varias fotos de chicas y chicos en blanco y negro. “Nosotros nos acordamos de todo, lo que pasó antes y lo que pasó después de la dictadura”, dijo la mujer del grupo, Susana Seremis. Los tres habían sido militantes del Partido Socialista de los Trabajadores en Mar del Plata, y las fotos eran de sus compañeros desaparecidos y asesinados. Seremis militó hasta 1984, luego lo abandonó por una fuerte depresión: “Cuando empecé a ver que no aparecía ningún desaparecido. En el inconsciente, yo esperaba que alguno apareciera. No le dábamos el carácter en ese momento, sí de desaparecido, pero que realmente nadie iba a aparecer, no lo esperábamos”. “Lo recordamos como un día que ya se veía venir, que cada vez la cosa estaba más difícil, pero un día concreto se produjo el golpe, y a partir de ahí la represión fue cada vez mayor”, dijo otro de los amigos, Gabriel De Lavalle, y después aclaró: “Igual creo que nunca nos hubiéramos imaginado que la represión iba a llegar a donde llegó”. De Lavalle estuvo un tiempo secuestrado, mientras que Seremis y Guillermo, el tercero del grupo, pudieron exiliarse. Todos los 24 de marzo tratan de asistir a la marcha, ya sea en Mar del Plata o en Buenos Aires.

Elena Atienza.

Elena Atienza.

 

Junto al recuerdo de los 30.000 desaparecidos, y contra la visita del presidente Obama, hubo también pancartas, remeras y banderas con críticas hacia las medidas tomadas durante estos primeros meses por el gobierno de Macri: “No puedo dormir con las cosas que están pasando en el país, no por mí si no por mis hijos y por los que vienen. Porque cómo van a tener un lugar en esta sociedad con lo que estamos viviendo”, dijo Ruben Atienza indignado. Luego, junto a su mujer Elena, recordaron con tristeza, los años vividos durante la dictadura. Cuando él vendía estanterías metálicas y ella estudiaba abogacía y trabajaba como administrativa: “Nos habíamos casado hacía poco, pero yo tuve que dejar de estudiar porque la Facultad de Derecho era de terror. Se apagaba la luz y todos teníamos miedo. Nos hacían dejar los documentos y la libreta estudiantil en la entrada y pasabas a buscarlos a la salida. Cerraban la puerta principal de la escalinata y abrían una al costado. A veces no se podía retirar, y si te ibas sin documento también era peligroso”, contó Elena y agregó: “Así que era todo muy difícil, nada que ver con el día de hoy. Es triste y me emociona, venimos a la marcha para recordarlo y que nunca más suceda”.

Cada tanto, en alguna cuadra alguien empezaba a cantar “Vamos a volver”, a lo que se sumaban los que pasaban, y los aplausos. Muchos llevaban en la mano ejemplares de La Poderosa, o de Tiempo Argentino, que hoy retomaba su publicación, después de más de un mes de no ser impreso, por iniciativa y autogestión de los propios trabajadores. Lo vendían canillitas de lujo, como los periodistas Víctor Hugo Morales y Roberto Caballero.

Mónica Aguilera.

Mónica Aguilera.

Para cerrar el acto, las principales organizaciones de derechos humanos leyeron su documento consensuado. Estela de Carlotto, presidenta de Abuelas de Plaza de Mayo remarcó también las críticas a las que la gente refería en la calle: “A 40 años del golpe genocida, nos sentimos nuevamente convocados y convocadas a defender la democracia, porque el cambio de gobierno está significando a diario la vulneración de derechos: miles de personas despedidas en el Estado y el sector privado, la criminalización de la protesta, la profundización de prácticas de violencia institucional y la persecución ideológica”, dijo. Y con respecto a la promesa de Obama sobre la desclasificación de archivos, Carlotto leyó: Es obligación de todos los Estados y gobiernos aportar a la memoria, la verdad y la justicia. Por eso, esperamos que se cumpla el anuncio y que finalmente podamos acceder a toda la información que tiene ese país, que fue partícipe de los delitos de lesa humanidad que se cometieron en las dictaduras de la región”.

Recién a partir de las 19, la multitud empezó a desconcentrarse. Entre los que iban en retirada, una docente, que había asistido por primera vez con su hija y acompañada de una amiga, re afirmó la idea de la mayoría: “Decidimos venir porque esto hay que pasarlo de generación en generación, yo estuve trabajando con mis alumnos porque hay que enseñarle a los chicos lo que pasó”, dijo Gabriela Vanore. Por otro lado, Alfredo Vázquez, psicólogo y artesano, expresó claramente su conclusión sobre la marcha: “En esto hay una cosa muy notable, y es que creo que todos los que estamos acá, en lo más importante, pensamos igual. O sea, para todos nosotros el otro es importante, y por eso estamos acá, porque estamos tratando de cuidar al otro”.

Marcas de memoria

Marcas de memoria

“La memoria es un fenómeno individual, pero la memoria colectiva es una construcción social. Las baldosas sirven para conquistar un poco de esa memoria colectiva”. Alicia Le Fur formula el diagnóstico en una plaza de Boedo donde este sábado encabezó el acto de colocación de baldosas para recordar a 43 víctimas de la dictadura que vivieron, trabajaron o estudiaron en ese barrio porteño. Desde hace una década pertenece al colectivo “Baldosas por la memoria” que, junto al movimiento “Barrios por la Memoria y la Justicia”, busca dar testimonio y recordar la vida de los detenidos desaparecidos a través del emplazamiento de baldosas conmemorativas en calles y avenidas.

En el marco del 40 aniversario del golpe cívico-militar, el sábado 19 de marzo se realizó el acto de colocación de baldosas para recordar a detenidos desaparecidos del barrio de Boedo, en la plaza de las calles Carlos Calvo y Sánchez de Loria. El acto contó con la presencia de Rosa Roisinblit, vicepresidenta de Abuelas de Plaza de Mayo y madre de Patricia Roisinblit desaparecida en 1978. Patricia es una de los 43 vecinos del barrio recordados en estas baldosas.

Autodefinida como “baldosera”, Le Fur recuerda en charla con ANCCOM cómo surgió el colectivo “Baldosas por la memoria”. “Primero las empezamos a hacer en Almagro, con un listado bastante desordenado y luego empezaron a llegar un montón de pedidos de familiares de desaparecidos” subraya.

Le Fur intenta explicar el objetivo de la organización con un relato en primera persona. Y confiesa que el emplazamiento de la baldosa recordando a su hermana Beatriz Le Fur en Medrano y Corrientes le resultó reparador. “Algunos familiares nos dicen que luego de poner la baldosa se sienten ´distintos´, no sabemos bien por qué. Yo por ejemplo sentí que socialicé el duelo por mi hermana”, grafica.  

Esta forma de rendir homenaje no surge desde un lugar solemne, silencioso y paralizante por el recuerdo de quienes ya no están. El movimiento “Baldosas por la Memoria” celebra la vida cotidiana de esos compañeros y a su vez deja huella de su ausencia en el cemento de nuestra ciudad. Recuerda los lugares por donde pasaron, donde vivían, donde trabajaban y estudiaban, donde militaban; “Nosotros recordamos 768 nombres de vecinos de Almagro en 270 baldosas, pero hay muchas más en otros barrios. La función barrial que tienen es muy importante porque de alguna manera ´marcan´al que pasa, queremos que las baldosas produzcan algo al vecino que las ve”, agrega Le Fur.

María Eugenia Borsani, investigadora de la Universidad Nacional de Comahue,  en su artículo “Memoria, intemperie y refugio” entiende a este tipo de emplazamientos como ´andamiajes de la memoria´  que no tienen la forma de monumentos sino que funcionan como dispositivos de la memoria colectiva. “Cuando la memoria generacional expire, estos andamiajes perdurarán en el paisaje urbano”, explica.

Se trata de dejar huella, como hace años las marchas de los jueves las Madres de Plaza de Mayo sellaron con su presencia la Plaza por medio de los pañuelos blancos pintados en torno a la Pirámide, un vivo antecedente de la necesidad de convivir con la memoria.

El acto en Plaza Boedo resignifica la tarea de dejar una huella. Gerardo agradece el recuerdo de su cuñada Patricia Faraoni: “Por arriba está la superficie que vemos cotidianamente, pero por debajo corre el río de la historia. Estas baldosas son el río de la historia, están llenas de colores y vida. Ojalá que los que quedamos acá nos merezcamos algún día a estos compañeros”, subraya.

Las hijas de Osvaldo Balbi, otro vecino recordado en el acto, leen un  poema de su padre dedicado al barrio de Boedo. “Este es el mejor lugar donde podríamos recordar a papá, ya que no tenemos su cuerpo. Acá vamos a venir a tomar mate y a recordarlo”, señalan.

Como señala Borsani en su artículo, las baldosas conmemorativas “no pretenden ser hechos artísticos, ni monumentales sino que son austeros y dejan al desnudo la tragedia vergonzante incrustando en la cotidianidad el ayer que se evoca”. Estos sellos de memoria se funden con el pavimento cotidiano para dar un mensaje diferente al que se acostumbra en las calles de los barrios porteños.

“Almagro por ejemplo es un barrio de consumo puro, el shopping es el centro del barrio. A veces ven que estamos reunidos en la calle y preguntan ´¿que venden?´ y me causa gracia porque el mensaje de nosotros haciendo baldosas es otra cosa pero convivimos con esa realidad. Proponemos pensar algo diferente, algo que empezamos nosotros y queremos que lo sigan los jóvenes. Por eso dejamos la huella”, concluye Le Fur.

Imágenes para la memoria

Imágenes para la memoria

 

 

 

 

 

 

 

 

A 40 años del golpe de Estado cívico-militar de nuestro país, el sábado se llevó a cabo la Jornada Arte y Memoria en el predio de la ex ESMA, donde se realizaron visitas guiadas especiales por todos los organismos que componen Espacio Memoria y Derechos Humanos, hubo talleres participativos de arte, muestras de fotografía, obras de teatro, música y charlas.

El evento, que es parte de los homenajes oficiales, inauguró este espacio como sede de actividades especiales hasta el 23 de marzo, ya que en la fecha del aniversario las organizaciones de derechos humanos realizarán marchas hacia la Plaza de Mayo y diversos actos conmemorativos.

Con una jornada de sol a sol, las rejas del predio de avenida Libertador permanecieron abiertas de par en par. Familias completas con chicos, abuelos, turistas y grupos de adolescentes fueron los protagonistas esta vez de un día que abarcó expresiones de vida y color, para recordar la muerte y el horror de la época más negra de nuestra historia. El Centro Cultural Haroldo Conti ofreció actividades de todas las disciplinas. Un coro compuesto por casi 30 cantantes se desplegó en la explanada de ingreso, al lado de los murales colectivos en donde decenas de chicos dejaban el sello con sus manos empapadas de témpera en afiches que rezaban un “Nunca más”.

“La ESMA no se USA, fuera Obama”, rezaba una bandera en la puerta del edificio de la agrupación HIJOS, que empapeló las calles internas con carteles en repudio a la visita del presidente estadounidense. En la Casa de la Militancia, correspondiente a esa agrupación, se realizó una jornada que denominaron “Wilkilesa”, en la que voluntarios se acercaban a editar en la plataforma virtual Wikipedia los perfiles de represores y actualizar información sobre los juicios de lesa humanidad.

En el Galpón de la Mujer Originaria artistas plásticos realizan obras en relación a los pueblos autóctonos de nuestro país, abrió sus puertas e invitó al público a ver los procesos de trabajo artístico y a donar llaves para la construcción del monumento de bronce que el escultor Andrés Zerneri está realizando en homenaje a los pueblos indígenas.

La Jornada, además de recordar el último golpe de Estado cívico militar, fue una clara demostración de que la cultura y el arte también son formas de política. De que las paredes en donde alguna vez se perpetró el horror en su máxima expresión, hoy pueden transformarse en cuna de una memoria que recupera, preserva y difunde. Una memoria que invita a la reflexión y al debate, que resiste. Para construir un presente que no borre las huellas del pasado y que manifieste la vida para no callar, para no olvidar.