Feb 10, 2016 | inicio
A dos meses de asumir como presidente, Mauricio Macri y su equipo dejaron sin trabajo a más de 25.000 empleados públicos, según el recuento que realiza el “Despidómetro”, un espacio construido en las redes sociales a partir de denuncias directas de los afectados. Esto desencadenó en múltiples movilizaciones populares en defensa de los desempleados, las más emblemáticas fueron las “ñoquiadas” en apoyo a los despedidos del Centro Cultural Kirchner y las movilizaciones hacia el Congreso Nacional.
Ante la consecuente avanzada del Gobierno contra los derechos de los trabajadores, y ante la falta de respuesta a los reclamos, la Asociación de Trabajadores del Estado (ATE) anunció para el próximo 24 de febrero un paro nacional y movilización pidiendo el cese de los despidos, la reincorporación de los trabajadores desvinculados y la apertura a negociar las paritarias por encima del 25%, tal como explicó el secretario general de la gremial, Hugo Godoy, en conferencia de prensa.
En una entrevista para el diario La Nación, el nuevo ministro de Trabajo, Jorge Triaca, expresó: “En los últimos tiempos hubo una incorporación de empleados al Estado sin una función específica. Durante los primeros días hubieron muchos fantasmas que ante este escenario ni siquiera vinieron a reclamar por su condición laboral”. El argumento repetido por los funcionarios de Cambiemos dice querer gobernar con una planta estatal más chica como sinónimo de eficacia, pero según los datos de la Dirección Nacional de coordinación fiscal con las provincias (DNCFP) dependiente del Ministerio de Economía; en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires durante el período 2007-2013 -bajo la gestión de Mauricio Macri como jefe de Gobierno- la cantidad de empleados de la Ciudad aumentó un 38.72%, situando a CABA en el segundo lugar a nivel nacional. El primer lugar corresponde a la provincia de Buenos Aires, con un incremento de 24.81%. Si consideramos que Buenos Aires quintuplica en cantidad de habitantes a CABA, el porcentaje se vuelve menor. En la misma línea, la provincia de Santa fe, con una cantidad similar de habitantes a la Ciudad de Buenos Aires solo incrementó un 15.81% la planta estatal en el mismo período.

Según el licenciado en Economía Andrés Asiain, director del Centro de Estudios Económicos y Sociales Scalabrini Ortiz (CESO), el empleo público durante los gobiernos Kirchneristas creció al mismo nivel que el empleo privado. Analizando los datos del Sistema Integrado Previsional Argentino (SIPA) con los que cuenta el CESO, en 2015 se registraron 3.928.159 empleados más que en 2003, de los cuales 2.805.467 corresponden a empleo privado y solo 1.122.692 son empleados públicos. Este incremento se debió a que los gobiernos de Néstor Kirchner y de Cristina Fernández de Kirchner “plantearon políticas para reducir el empleo informal en el Estado, por ejemplo bajando el cuentapropismo. Hubo más Estado porque creció la economía y hubieron más empleados públicos tanto como hubieron más privados”, agrega Asiain.
La justificación a los despidos que repiten los funcionarios del nuevo gobierno nacional es que durante el Kirchnerismo aumentó excesivamente la cantidad de empleados públicos costándole a la Nación millones de pesos. Sin embargo, tal como analiza Asiain con los datos con los que cuenta su centro de Estudios, en 2003 el 11.5% del presupuesto nacional fue destinado a remuneraciones del plantel estatal y en 2015 este número se mantuvo en un 11.6%.
Sin dar números oficiales, un segundo argumento habitualmente esgrimido por la administración de Mauricio Macri relaciona el aumento de la cantidad de empleados con la incorporación de “ñoquis”. Ante esta situación, quienes aún continúan en la planta estatal transitoria o contratados viven con miedo no solo de perder su empleo, sino también de sentirse vigilados por las nuevas autoridades tanto en el ámbito laboral como en el privado ante la posible estigmatización.
Tal es así que varias fuentes consultadas de diferentes organismos estatales -algunos con más de 15 años de antigüedad en su puesto de trabajo- tienen temor de hablar con la prensa para denunciar el acoso laboral que viven día a día. “No somos ñoquis, trabajamos como cualquier otro”, agrega una fuente que pidió no ser revelada por miedo a perder su empleo.

Para Andrés Asiain, esta política de despidos del nuevo gobierno tiene como objetivo el disciplinamiento de los empleados en dos sentidos: “Por un lado, un disciplinamiento político e ideológico para evitar cierta resistencia de los empleados públicos del antiguo gobierno a las directrices nuevas. Y por otro lado, un disciplinamiento económico respecto de las paritarias estatales, para que ante el miedo de perder los empleos los sindicatos no pidan demasiado aumento”. Sin embargo, el disciplinamiento también está dado por la falta de asignación de tareas, tal es el caso de los trabajadores del Programa Conectar Igualdad, dependiente del Ministerio de Educación de la Nación, quienes no tienen tareas ni coordinador desde el 10 de diciembre y sus casi 80 trabajadores del equipo central y los casi 900 en todo el país asisten a sus puestos de trabajo diariamente, aún en medio de la acefalía y la falta de información permanente.
Al ser consultado acerca de cuál debería ser el tamaño razonable del Estado, el director del CESO entiende que esa es una decisión política y no económica. Existen casos de lo más variados en todo el mundo; desde países africanos con un 10% del PBI destinado al gasto público hasta países europeos desarrollados que le destinan el 40%, “la evidencia muestra que el tamaño del Estado no se relaciona con el nivel de desarrollo. Hay países desarrollados con un Estado grande y países desarrollados con un Estado chico. Países pobres con Estados grandes y países pobres con Estados chicos”, agrega Asiain.
Lo que parece quedar de lado en el debate es hacia dónde se orienta este aumento del gasto público, es decir, a qué áreas del aparato estatal beneficia. Por ejemplo el informe “Perspectivas Económicas de América Latina 2012”, publicado por la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL) muestra que para 2008 Argentina ocupaba un 24% del PBI en gasto público (del cual un 6% se destinaba a educación, el 11% a seguridad social, 2% a vivienda y 5% a salud), porcentaje total que se asemeja al 26% presentan en promedio de los países europeos nucleados en la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos. (OCDE), como por ejemplo Noruega, Dinamarca y Alemania. Al respecto, un informe de CONICET elaborado en 2014 entiende que las políticas de empleo público promovidas por los gobiernos Kirchneristas se deben a “las políticas orientadas hacia la recomposición de la infraestructura económica, el desarrollo científico técnico y la inclusión social”. Si se desagregan los datos del informe, éstos indican que en los años ’80, el el 42% del gasto se dedicó a empresas del Estado y universidades y la mayor porción (58%) al sector administrativo. Luego de las privatizaciones de los años ’90, la crisis económica de 2001 encontró al Estado con un gasto en el área administrativa del 67% y sólo el 33% destinado para empresas Estatales y universidades. Finalmente en los años 2010, con un país en vías de recuperación, el gasto público invertido en empresas estatales y universidades correspondía al 50% y la partida destinada al sector administrativo del Estado el 50% restante.

En resumen, el dinero que destina el Estado para su propio funcionamiento puede ser visto como un gasto o como una inversión. Un análisis meramente estadístico basado en conjeturas de cuántos empleados públicos debería haber, cuántos hay o cuántos había antes implica concebir a los trabajadores como un “gasto”. Por eso, como argumentó Asiain, frente a estos argumentos es necesario identificar a qué sectores fueron destinados los incrementos y tomar en cuenta ciertas políticas concretas como por ejemplo la estatización del sistema de AFJP, el 51% de YPF, la inversión pública en investigación y la creación de ARSAT como apuestas de inversión estatal y no un simple “gasto” de recursos.
La propuesta de achicar la inversión del Estado mediante despidos en el sector público que sostiene el gobierno de Macri a sólo dos meses de asumir la conducción del país, no puede separarse de otras iniciativas como la liberación del dólar, el cese de las retenciones al campo y los aumentos de tarifas que parecen indicar en el futuro una desvinculación del Estado respecto de su rol social. Como explica Asiain: “Cambiemos representa un Estado que no quiere involucrarse en las actividades productivas y financieras sino simplemente dedicarse a la administración, la justicia y la represión. Responde a la bien conocida lógica liberal que dice: todo lo que pueda hacer el privado no lo tiene que hacer el Estado”.
Actualizado 10/02/2016
Feb 10, 2016 | destacadas
En una de las tardes más calurosas del año, los trabajadores y trabajadoras de Tiempo Argentino se concentraron en Amenábar 23 para continuar visibilizando el conflicto salarial que los afecta desde hace dos meses. La consigna original era llevar a cabo una mateada, con merienda incluida, cerca de las 16 para extenderse hasta entrada la noche. Durante la actividad, protagonistas del periodismo y de la política local se acercaron para expresar su solidaridad y apoyar el reclamo: Víctor Hugo Morales, Cynthia García, Pedro Brieger, Daniel Tognetti, entre otros. Cada uno de ellos contó con algunos minutos para expresar sus ideas en la radio abierta que se llevó a cabo en la vereda y que también fue el escenario para la música en vivo.
En la puerta de la redacción una mesa con facturas, galletitas, mate, limonada y magdalenas amenizaban el encuentro. Quienes se acercaban a la manifestación podían, si así lo querían, colaborar con algo de dinero en unas cajas ubicadas al costado, destinadas a recaudar fondos para los nuevos desocupados y aquellos que aún deben cobrar sueldos retrasados. Alejandro Wall, delegado del diario, contó a ANCCOM: “En Tiempo Argentino no cobramos sueldos desde diciembre, ni cobramos el aguinaldo. El supuesto nuevo dueño, Mariano Martínez Rojas, decidió no imprimir el diario en un lockout patronal clarísimo, como lo caracterizamos y lo denunciamos. Ese día decidimos quedarnos en el diario para hacer guardias nocturnas, permanecer de forma pacífica en la redacción y sostener la defensa de nuestros puestos de trabajo”.
Por el momento, no han recibido ninguna novedad y su causa no parece avanzar. Javier Schurman, subeditor de la sección Política, expresó que esperan que la empresa aclare cuándo y de qué manera van a pagar los salarios adeudados. Destacó la importancia de la visibilización de los conflictos: “Hay muchas plazas de catarsis por lo que está pasando. Tenemos que mostrar el conflicto y la mejor manera de hacerlo es salir a la calle y convocar personalidades que nos ayuden a hacerlo más visible”. En relación a esto, agregó que mientras los puestos en la redacción no se mantienen con la normalidad de meses atrás, sus integrantes realizan un boletín para dar a conocer su situación: “En vez de hacer un diario con noticias nacionales, hacemos uno con información de lo que nos pasa a nosotros, del saqueo que está sufriendo el diario o de las movilizaciones. Porque el cierre de un medio implica mayor precarización para el resto de los colegas”.
Wall argumenta que el vaciamiento del Grupo 23 tiene como dirigentes a Martínez Rojas, Sergio Szpolski y Matías Garfunkel: “Hay 200 trabajadores que trabajaron para sacar el diario a la calle. En los últimos, años, el gobierno nacional les pagó 814 millones de pesos. Como todo empresario, aprovechan la situación del país, con un gobierno que aplica ajuste y que despide en el Estado. Pero acá hay trabajadores que quieren cobrar su salario. Reclamamos la intervención del Ministerio de Trabajo, y que el gobierno nacional (que es deudor porque todavía mantienen deudas con la pauta publicitaria) no le pague a estos empresarios, para que seamos los trabajadores los que cobremos esa deuda”. Liliana Mazure, diputada por el Frente para la Victoria, remarcó: “El negocio de los medios está en el monopolio porque, si no, no se tiene el poder completo. No nos dejemos desvalorizar. Tenemos que encontrar herramientas para reaccionar, para seguir garantizando la libertad de expresión y la pluralidad de voces”.
Los trabajadores convocaron para esta tarde a una marcha desde el Congreso al Ministerio de Trabajo (Callao y Mitre). Allí estaba previsto una audiencia para exigirle a la empresa que se comprometa con un plan de pago para los trabajadores.
Actualizado 10/02/2016
Feb 1, 2016 | inicio
“Resistir es seguir conectado con la vida”, asegura Horacio, de pelo blanco y anteojos. Se encuentra en Parque Centenario, en el Festival en apoyo a los empleados del Grupo Veintitrés (G23), realizado por los delegados y representantes de los trabajadores junto con el nuevo Sindicato de Prensa de Buenos Aires (SiPreBa). Desde la organización, aseguran que son veinte mil las personas reunidas en el predio.
Unidos y organizados
La gente comienza a acercarse a las 14 del domingo. Con treinta grados de térmica, llegan madres con sus bebés en brazos, señoras en sillas de ruedas, personas de todas las edades con sus reposeras y termos para tomar mate, parejas de enamorados y enamoradas. Hacia las 19 resulta difícil transitar por el parque sin pedir permiso para pasar. La presencia de SiPreBa se hace notar: todos los trabajadores del G23 llevan puestas pecheras con el logo del gremio, que también está impreso en telas que cuelgan del escenario. Alrededor del parque flamean decenas de banderas de distintas agrupaciones políticas de izquierda, peronistas y kirchneristas, como también otras como la de la Facultad de Filosofía y Letras de Buenos Aires, los trabajadores de Télam y despedidos del Centro Cultural Kirchner y el Ministerio de Cultura de La Nación.
Además de concientizar sobre el cese de pago de sueldos en la empresa de Sergio Szpolski y Matias Garfunkel, ahora en manos del grupo empresario correntino M de Luxe, el Festival tiene el objetivo de recaudar fondos para repartir entre los nuevos desocupados y quienes tienen el cobro de sueldos atrasados. En el buffet organizado por los trabajadores, los productos tienen dos tipos de precios: uno oficial y otro solidario, para contribuir con la causa. Una segunda carpa anexa al puesto de comidas lleva escrita en aerosol la palabra “donaciones”, a la que gente de todas las edades se acerca con bolsas de supermercado llenas de alimentos no perecederos que son rotulados y guardados en cajas por mismos trabajadores.

El Festival tenía el objetivo de recaudar fondos para repartir entre los nuevos desocupados y quienes tienen el cobro de sueldos atrasados.
El domingo también se trabaja
Malva Marani, una de las redactoras de Tiempo Argentino en la sección Sociedad, camina por el parque como muchos de sus compañeros llevando una urna verde en sus manos con un cartel que dice “Fondo de Lucha, #NoAlVaciamientodelG23?. Cuenta que desde que la empresa fue adquirida por sus nuevos dueños, ya incumplieron cinco veces la promesa de pagarles los sueldos de diciembre y el aguinaldo. La última noticia que recibió es que este martes abonarían los sueldos, mientras tanto sigue a la espera.
A las cuatro de la tarde se lo ve llegar a Ignacio Montoya Carlotto, a pie, por una de las entradas del parque. A último momento se anuncia su presencia junto a la de otros músicos y bandas que ya estaban confirmados como Las Manos de Filippi, Acorazado Potemkin, Liliana Herrero, Chango Spasiuk, Flopa y Bersuit Vergarabat. Los que no llevaron gorra al festival se ven obligados a improvisar una visera con las manos para ver a los intérpretes a medida que cae el sol por detrás del escenario. Liliana Herrero enuncia una propuesta antes de comenzar a tocar: “Hay que hacer nuevas músicas, nuevas poesías y nuevas palabras para que podamos pensar lo que nos está pasando hoy en día”.
Todas las voces
En los intervalos entre cada número musical se oyen mensajes grabados por distintas personas del mundo artístico y cultural en apoyo al festival, y a la vez otros colegas se hacen presentes por medio de saludos que son leídos por los delegados. Uno de ellos es un mensaje de solidaridad de parte de los trabajadores de Clarín, La Nación, Telefé y TN. Ante los silbidos de algunos asistentes, llega la aclaración desde el micrófono: “Todos somos trabajadores”.
También se sube al escenario Horacio Gonzalez, ex-director de la Biblioteca Nacional. Llama a una “reflexión acerca de las pautas publicitarias a quienes tuvimos conexión con el gobierno anterior”, y agrega que “este conflicto salarial tiene adosadas varias capas de un conflicto nacional profundísimo que involucra tanto al gobierno anterior como a este gobierno”. Por último, advierte que “sobre las espaldas de los trabajadores de este grupo periodístico que ha quebrado voluntariamente, se deposita una gran voluntad social y política”.
Como representante de Madres de de Playa de Mayo se presenta Taty Almeida, quién recuerda que “sin trabajo, hay hambre”. “Mejor ejemplo de lucha que las madres no existe”, murmura uno de los asistentes al evento. Se llama Marcelo y es el delegado de la dirección de música del Anfiteatro del Parque Centenario. Comenta orgulloso acerca de la solidaridad entre compañeros: “Los trabajadores ofrecimos nuestra ayuda para armar el escenario y también colaboramos poniendo a disposición los equipos para la organización del Festival”.

Contra el apagón informativo
En el festival solidario también están presentes representantes de medios alternativos. Entre ellos, Ezequiel, de La Izquierda Diario, explica que es difícil para los partidos minoritarios comunicarse con sus votantes, ya que sus luchas no se ven fielmente representadas por ningún medio grande. Por eso, además de tratar de armar sus propios medios de comunicación, considera que es imprescindible que no se abandone la calle y el contacto con las personas. En este sentido, el Chino, que está a cargo del puesto de la revista La Negra del Sur, advierte que es importante el contacto físico además del mediático y está seguro que, organización mediante, la capacidad de los distintos grupos sociales de representarse a sí mismos puede vencer al poder de los medios hegemónicos.
Susana y Héctor Preci están sentados hace horas a la sombra en reposeras con su perrita. Ellos vivieron el primer gobierno de Perón, y aseguran que recobraron la sensación de felicidad que recuerdan de aquellas épocas con la aparición del kirchnerismo. En cambio, el estado de cosas actual los encuentra en un estado de pesadumbre. “Igualmente yo sigo levantándome todos los días 45 minutos antes para comprarme Página/12 y poder seguir informado sobre lo que está pasando”, afirma Héctor y como consejo a la juventud asegura que hay que seguir luchando. Marcela Barrionuevo, que se encuentra en la plaza junto a su hija y a su nieta recién nacida, dice estar lista “para la revolución si hace falta”. Ella elige informarse por medios alternativos en Internet.
Dos vecinas de Caballito de cincuenta años toman mate, sonrientes, sentadas sobre el césped. Aseguran que parte de su conciencia sobre la manipulación de los medios sobre las personas tiene que ver con la influencia de sus hijos. Una de ellas se queja: “No hay más 678, no hay más Victor Hugo, ya no queda ningún medio que nos represente, ¡y los que opinan como ellos siguen todos funcionando! Yo me entero de lo que pasa gracias a las redes sociales”.
En distintas ubicaciones del Parque también se hacen presente otras agrupaciones, como la revista Enfoque Rojo, de divulgación de fotografías militantes que muchas veces no tienen lugar en los medios comerciales. También tiene su puesto la CORREPI, la Coordinadora Contra la Represión Policial e Institucional, acercando su informe antirrepresivo 2015. En él se puede acceder a información acerca de casos de violencia institucional que tienen escasa o nula difusión.
Otro invitado sorpresa
A las ocho de la noche sigue llegando gente al Parque. En la entrada sobre Leopoldo Marechal se mezclan la tradicional feria del fin de semana con los trabajadores que llevan las urnas verdes para recaudar fondos, mesitas para afiliarse a distintos partidos políticos, puestos donde se venden DVDs de documentales de temáticas sociales y remeras con la consigna «Clarín Miente». De fondo suena «Los métodos piqueteros» cantado en vivo por Las Manos de Filippi.
Minutos después, antes del cierre del Festival en manos de Bersuit Vergarabat, aparece sorpresivamente Victor Hugo Morales en el escenario y realiza un breve discurso: “Estamos resistiendo, dando la cara, abrazándonos, en la plaza, democráticamente, respetando lo que siempre hemos dicho: hay que bancarse la democracia aunque nos duela”.
Ene 23, 2016 | inicio
Mesitas improvisadas daban la bienvenida al Espacio Memoria y Derechos Humanos, todavía más conocida como la ex ESMA, la tarde del sábado 9 de enero. El día anterior el secretario de Derechos Humanos de la Nación, Claudio Avruj, había confirmado que se apartaría al director del Archivo Nacional de la Memoria, el nieto restituido Horacio Pietragalla. En respuesta, los organismos defensores de los Derechos Humanos convocaron a un abrazo simbólico a través de las redes sociales con el hashtag #ElArchivoNoSeToca.
Charly García sonaba desde los parlantes del predio ubicados sobre los centenares de asistentes que se mezclaban con la venta de remeras estampadas con las caras de Néstor y Cristina Kirchner. Los militantes lucían remeras que formaban más un arco iris que un todo parejo: las violetas del Espacio Solidaridad e Igualdad, las celestes del Nuevo Encuentro, las verdes de Kolina y de la Asociación de Trabajadores del Estado (ATE), las blancas de La Cámpora y de H.I.J.O.S.
El edificio donde funciona el Archivo Nacional de la Memoria supo ser -hasta el 24 marzo de 2004- la Escuela de Guerra Naval. En su puerta, Antonio Cepeda daba comienzo al acto con su versión de “Barro tal vez”. Más tarde, el Negro Fontova exclamó que estaban protegidos y levantó una fotografía del pianista Osvaldo Pugliese hacia el cielo. Por atrás de la construcción avanzaba una columna de La Cámpora que con sus redoblantes y bombos estrenaba canción al grito de “Esta casa es de Perón”.
Cerca de las 18:30, salieron ante los micrófonos y un público cada vez mayor, los organismos de Derechos Humanos y los funcionarios del Archivo. Taty Almeida de Madres de Plaza de Mayo -Línea Fundadora- expresó: “Este archivo tiene que quedar para nosotros, no podemos aceptar que no sea de nuestra confianza total el que esté al frente de este Archivo. En este encuentro estamos demostrando, una vez más, al Presidente Mauricio Macri que los derechos humanos no somos un curro”. A su vez, Angela “Lita” Boitano, la presidenta de la Asociación de Familiares de Desaparecidos y Detenidos por Razones Políticas, recordó que los registros de los juicios que se hicieron en Francia e Italia también se encontraban en el Archivo. “Siempre entendimos que una verdadera política de derechos humanos debía contar con el compromiso del Estado. Pero continuarla sin los organismos no es cambio de paradigma, sino es ir en contra de ella”, dijo.
La titular de Abuelas de Plaza de Mayo, Estela de Carlotto, sostuvo: “Nos tienen miedo porque se han encontrado con un pueblo que nunca entregó su dignidad. Cómo no va a haber pasividad, no va a haber silencio, vamos a doblegar a quién – lejos de decir que hay que hacer – debe hacer lo que nosotros queremos que haga”.
Para Horacio Pietragalla, hay una clara intención detrás de su desplazamiento: “Parte de esos grupos económicos que se favorecieron con la dictadura, hoy son gobierno. Gran parte de la información que está acá puede jugar en contra de eso. Para la Comisión Bicameral del año pasado, fuimos fuente de entrega de información. Obvio que quieren venir por eso”, aseveró.
Consultado por ANCCOM acerca del pedido de audiencia que se le hizo al Presidente, Pietragalla explicó: “Avruj dijo que los organismos de derechos humanos se tienen que acostumbrar que son una ONG como cualquier otra y la verdad que no opinamos lo mismo. Nosotros vamos a tener muchas más campañas por delante, pero nuestras Madres y Abuelas no y vamos a defender el rol que ellas tienen en la sociedad”.
¿Qué es el Archivo Nacional de la Memoria?
El 17 de diciembre de 2003 se creó con el decreto 1.259/2003 el Archivo Nacional de la Memoria, como custodia de los registros de la CONADEP. Sus objetivos son obtener, analizar, clasificar, duplicar, digitalizar y archivar informaciones, testimonios y documentos sobre violaciones de los derechos humanos y las libertades fundamentales con la responsabilidad del Estado Argentino y sobre la respuesta social e institucional.
Entre su patrimonio, cuenta con 530 horas de grabación del Juicio a las Juntas militares, 600 horas aproximadas de material histórico audiovisual, 20.000 fotografías, casi 3.000.000 de imágenes de la Fototeca ARGRA, más de 2500 legajos SDH de testimonio, 272 cajas de fondos CONADEP, más de 2500 legajos SDH de testimonios de víctimas del terrorismo de Estado, más de 3800 cajas con material gráfico de la colección Secretaría de Medios, 853 documentos de instituciones que trabajaron junto con la CADHU, 400 cajas aproximadamente conteniendo documentación de la Comisión Nacional de Responsabilidad Patrimonial creada por la última dictadura cívico-militar.
Ene 23, 2016 | inicio
“El periodismo es libre o es una farsa” escribió Rodolfo Walsh, quien fuera asesinado por la última dictadura cívico-militar en 1977. Décadas más tarde, el 11 de enero de este año, Víctor Hugo Morales, quien conducía los programas La Mañana y Competencia por Radio Continental, fue despedido. La noticia le fue dada cuando se presentó en su puesto de trabajo como lo hacía todos los días, desde hacía treinta años. En apoyo al periodista -que fue sumado a la montaña de despidos estatales y privados del último mes-, su audiencia y distintas agrupaciones políticas convocaron a una manifestación en la Plaza de Mayo para repudiar el hecho.
Las columnas de Nuevo Encuentro, La Cámpora, Peronismo Militante llegaron desde temprano y, entre otras agrupaciones, se ubicaron detrás del escenario montado frente al Cabildo. La multitud autoconvocada se ubicaría sobre Avenida de Mayo y las diagonales Norte y Sur. La invitación había circulado por las redes sociales con un horario centralizado que indicaba el inicio a las 17.
Dos horas más tarde, cuando se complicaba caminar o avanzar, Victor Hugo Morales subió al escenario para dirigirse al pueblo, acompañado de múltiples referentes defensores de los derechos humanos, la cultura y la comunicación: Martín Sabbatella, Gabriela Cerruti, Mónica Macha, Eugenio Raúl Zaffaroni, Andrés “el Cuervo” Larroque, Daniel Tognetti, Anibal Ibarra, Teresa Parodi, Horacio Pietragalla, Cynthia García, Horacio Fontova, entre otros. Y comenzó: “Un pueblo en la plaza es un pueblo que merece la atención y el respeto del periodismo. Es la demostración más alta y más maravillosa de la expresión de la democracia”.
A pocos minutos, resaltó la importancia de la Ley de Servicios de Comunicación Audiovisual (o Ley de Medios) como garante de la pluralidad de voces y freno a los monopolios mediáticos. Aprovechó el momento para destacar que el llamado de Sabbatella fue el primero que recibió, seguido por Graciana Peñafort y Cerruti: “Aquí estamos para pelear por el periodismo y, detrás de eso, por la Ley de Medios, que apuntó a asegurarnos más democracia y nos despertó”. Paloma López, una estudiante de Villa Crespo que escuchaba atenta entre el público, explicó a ANCCOM por qué se encontraba en la concentración: “El manejo político del gobierno de Macri es propio de un gobierno neoliberal, de derecha, que tiene intereses puramente especulativos y responde a la lógica del mercado. A partir de esa base, se puede entender cualquier cosa. Víctor Hugo es una voz más que se plantó frente a un monopolio y están queriendo silenciar esa posición ideológica que no tiene que ver con la lógica mercantil, sino con una posición mucho más humana. Eso es lo que estamos defendiendo de fondo, y es lo que quieren callar y censurar a toda costa”.
Desde los altoparlantes, la voz de Morales defendía la discusión y se contraponía a la propuesta de un discurso univoco que no conlleve confrontaciones: “No quieren que haya un periodismo desobediente, pero no sirve que no haya voces contrarias. La grieta existe en todas partes del mundo, porque el mundo está discutiendo cómo se quiere organizar. O alrededor de la posibilidad de que todos quepan o alrededor de la elite que se queda con todos los beneficios. Si hay una división de opiniones, lo que hay que hacer es trabajar fuertemente en esa división. Pero no le tengamos miedo a la discusión”. Fabio Muente, psicólogo de Alvivir, sostuvo en el medio de la Plaza: “Es importante que se puedan dar estas manifestaciones ante un avance tan fuerte contra la libertad de expresión y contra las pocas voces que quedan con una opinión y una visión distintas a la del actual gobierno. Lo de Víctor Hugo fue absolutamente sorpresivo. Esta es una plaza alegre y comprometida, pero que se da en el marco de despidos, de represión, de avance sobre derechos adquiridos, de recortes económicos y aumentos. En el marco de todo eso, los que estamos acá sentimos que, encima, nos quitan las voces, como si fuera poco”.
Morales, sin conocerlo, expresaba lo mismo: “Este mes de la derecha ha superado las expectativas. Sabíamos de qué eran capaces, pero no sabíamos que iban a llegar con tanta crueldad”. Se refirió, entonces, a los miles de trabajadores que están siendo despedidos de la órbita estatal, entre los que incluyó a los del Centro Cultural Kirchner, Arsat, el Senado y a quienes fueron reprimidos en La Plata. Respecto de esto, advirtió: “La gente no votó a los CEOs de las doce o trece empresas más importantes. Al Estado se lo han devorado las corporaciones. Se terminó el lobby, porque los que hacían el lobby ahora están adentro del Estado y no precisan ir a convencer y presionar a políticos y periodistas”.
Lorena Davila, de Villa Urquiza, contó: “Vine porque quiero seguir escuchando la radio que se escuchó por muchos años en mi casa, pero también por la cantidad de gente que están dejando sin laburo. Para que no haya un blindaje mediático, para que la libertad de expresión siga como en el gobierno de Cristina y no como una mentira para ganar elecciones. Macri demuestra, día tras día, para quién va a gobernar. Y ahí estaremos, en cada plaza, para no convertirnos de nuevo en colonia”. María Luz Cerone, su amiga y vecina, sumó: “Vine no sólo por Víctor Hugo, sino también por la amenaza a los derechos y logros del gobierno anterior. No quiero vivir lo que muchos otros me contaron que vivieron. Me prometí el 9 de diciembre que iba a apoyar en todo lo que pudiera el proyecto nacional y popular. Macri es un testaferro de los grandes grupos y nosotros vamos a tener que luchar contra eso”.
Para finalizar, Morales agradeció el apoyo de sus compañeros de Radio Continental e instó a la multitud a mantenerse activa y alerta: “Sigamos luchando. Luchar es estar informados y estar informados es trabajar de ciudadanos, es nuestro mecanismo de defensa. Si no hay información, está la locura de la mentira de los medios”.
En la desconcentración, Silvia de Caballito –así se identificó, como lo hacen los oyentes de las radios- repartía volantes dirigidos a los votantes de Macri: “Hace un mes –se leía-, yo me levantaba y escuchaba a Víctor Hugo. Vos te levantabas y escuchabas a Lanata. Yo almorzaba escuchando a Dady Brieva. Vos almorzabas escuchando a Majul. Yo cenaba mirando 678. Vos cenabas mirando Los Leuco. Antes de dormir me gustaba mirar Duro de domar. Como a vos seguramente te gustaba mirar A dos voces. Si los sábados no salíamos, yo podía ver TVR y vos podías ver a Mirtha Legrand. Un mes después ya no puedo escuchar a Víctor Hugo, ni a Dady, ni ver 678, ni Duro de domar ni TVR. Y, sin embargo, vos seguís teniendo la misma libertad para ver los programas que pudiste ver ininterrumpidamente durante todos estos años. ¿Te acordás cuando decían que TN iba a desaparecer?